Nomastique # 48 - Rota

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rota

#48


Ciudad de México octubre 2019

nomastique.org info.nomastique@gmail.com

Nomastique # 48, Nueva Temporada, octubre de 2019, es una revista digital en línea, de periodicidad trimestral. Es una plataforma de creación artística. Los textos e imágenes son propiedad de sus autores, los contenidos de textos e imágenes son responsabilidad de sus autores. Se autoriza la reproducción total o parcial de esta revista, siempre y cuando se cite la fuente y sea sin fines de lucro. Nomastique es editada por: Pilar Morales Lara, Susana T. Santoyo y Pablo Martínez Zárate

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Editorial Rota

Hace muchos años, Virginia Woolf escribió que las mujeres han servido de espejo deformante de los hombres para que estos se vean agrandados. Ante las propuestas de este número de Nomastique bien podría completarse esa afirmación con una ironía como la que sigue: “sin embargo, ellas son las que se rompen”. Lo roto, la rota, los pedazos, se presentan en espacios como La Casa y otros escenarios domésticos donde voces femeninas ocultan o disimulan sus zonas de derrumbe. En cambio, las voces masculinas —para las que también guarda un significado profundo el espacio de La Casa— se muestran rotos frente a la soledad expresando una necesidad y dependencia del Otro. En un afortunado encuentro entre la palabra proveniente de esas dos voces son valiosos, interesantes y complejos los significados que los espacios coincidentes encierran en las propuestas aquí contenidas: la casa representa principios, criterios, juicios, valores, hábitos. Y todo eso puede romperse. 3


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A la señora que en mí dormía le ha dado por llorar

Eugenia Naborski

mientras hace el súper.

Culpa a Kenny G animando los pasillos. Cae en la trampa del carrito de las llantas malas. Es una pena elegirlo.

Es otra más regresarlo. No lo regresa.

No quiere dos penas. Empuja más fuerte.

¿Podrían ser sus ganas de llamar la atención el uso del subjuntivo:

llevara o llevase?

Los Lucky Charms no.

El kiwi importado menos.

El fabuloso si es de marca propia.

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Estamos en recesión.

Significa ir para atrás.

Como las llantas canallas. Leche jamás,

porque las hembras sobreexplotadas en el sistema capitalista opresor.

Ante todo soy una feminista unida llorando en el departamento de salchichonería.

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Que la casa se caía.

(Igual que el pastel de las hadas). Se derrumbaba.

Lo dijeron las gotas. ¿Quién sostenía los cuadros con las puras yemas

como pidiendo un deseo dentro de una pestaña?

La explosión de harina. Antes el crujido. Casa cascarón. Adentro

los dientes perdidos

hacían ruiditos de marimba vieja. Casa maraca.

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Eugenia Naborski


Las moronas sin hormigas andaban.

Casa galleta.

La noche no podĂ­a dormir.

Las gotas le contaron un secreto: soĂąamos que la casa se caĂ­a.

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Torrente

Vicky Cozzarin

De manera instantánea intenté desenfocar lo que nunca antes había estado en foco, pero fue, pensándome como ser humano, imposible. El foco no se desvanecía, y tu mirada tampoco. Claro, el foco estaba puesto ahí, ese fue, es y será el problema. Problema. Asunto. Sal. Las miradas en foco no se pierden, quedan grabadas en el tiempo y el espacio por toda una eternidad demarcada por nuestra energía que dibuja algo que sale de un nodo color azul. A veces violeta. Sé que tu mirada estuvo en foco. En foco de conexión, más allá del plano focal y todas las cuestiones fuera de lo espiritual que podamos pensar. Pensar. Deducir. Acabar. Todo esto es algo incomprensible, ahí es donde caigo si te pienso. El magnetismo es así. Está lejano a todo lo difuso, no nos confundamos. Lo difuso está por fuera de todo esto, acá no hay aberraciones. Solo mímesis. Solo caricias desde lo más profundo, caricias desde lo más lejano que se podría pensar. Esa es la caricia más poderosa y suave. Suave. Sutil. Peligrosa. Era irremediable intentar dejar de incluirte de manera intermitente, por momentos continua, en un pensamiento, aunque no quiera reconocerlo, en un pensamiento de un estilo bastante difícil de definir. ¿Cómo sería todo si la continuidad no existiera?… creo que seríamos un cráter gigante, tieso y con interior hueco lleno de aire inmóvil. Inmóvil. Asfixiante. Real.

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Quererte es con toda la piel. Si no, para qué te voy a querer. Te quiero con toda la piel, y con todo lo que roza mi piel. Lo que toca mi piel, te quiere. Por eso el aire que me circunda te habla. Te llama. Te nombra. Te invoca. Y te quiere, siempre. Podría decir y escribir tantas veces que te quiero que se volvería incontable. Porque los torrentes son así, indomables y difíciles de definir. Se le escapa la forma, porque está fervoroso de simplemente ser. No puede tener forma porque no puede establecer algo que sea racional y no imperativo, sensacional, insondable. El quehacer de mis días se transforma en algo parecido a eso. Se vuelve todo un torrente de agua ácida que quiere corroer. Corroerme. Corroe a mi cuerpo, esa agua ácida y mutable, que me transfiere propiedades allegadas a lo diabólico. Hubo momentos pasados en los cuales esas propiedades eran deseadas por mí, y mi cuerpo las absorbía abierto, sediento, convirtiéndose en todo diablo. Pero ya mi cuerpo no quiere volver a nadar en esas profundidades que nombradas se vuelven innombrables, pero se vuelven carne en este mundo virtual. Lo que se vuelve carne es lo que importa. Como un ojo que observa apuntando, un ojo que observa pero no mirando, sino disparando. Un ojo que mira hacia afuera. Porque hacia adentro ya se cansó de mirar.

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¿No puedo yo? ¿O no puede mi cuerpo? ¿Acaso no soy mi cuerpo? ¿Acaso no todo es mi cuerpo? Lo diabólico, lo sagrado, lo privado, lo imposible, lo narrable, lo intocable, lo efímero… el transcurso, lo rugoso, lo brillante. Lo que tiene textura de algodón mojado, mis pies. Todo lo que existe es mi cuerpo, soy todos los cuerpos, todas las cosas. Mi corazón partido en mil pedazos. Al deshacerse, mi cuerpo todo se desvanece. No poder reconocerme por partes, mucho menos reconocerme una, entera. Ni rota, ni íntegra. Asfixia interna, ahogo circular, recurrente, destructivo... Aunque tan familiar, tan propio. Ya es tan mío que tiene mi color. O ese color tiñó mi sangre. Mi piel. Mi yo. A veces quisiera que mi cuerpo se transformara en un punto. Mi cuerpo todo resumido en un solo punto. Ser una partícula voladora, tan pequeña y volátil… Y desde ese punto poder sentir todo lo que siento. Siendo un punto, podría viajar y meterme en vos. Estar donde quiera estar siempre. Siendo un punto gritaría tan fuerte, y sería tan libre. Siendo un punto dormiría dentro de una flor, me metería en la corteza de un árbol, me tiraría en un río y me dejaría llevar, llevar, llevar. Pero siempre volvería a vos, siempre podría volver a vos, por eso viviría siendo un punto, pequeña, volátil, juguetona, distraída, ansiosa y transparente. Un punto, para que me respires.

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Rota

Airlyn Vázquez

La palabra es rota no hueca ni vacía

Es rota porque duele

siempre

Y resulta de una injuria Contundente

Como una puñalada despiadada

o como un grito histérico y brutal Rota, quebrada

Resumida en fragmentos inconexos

Y abrazada a la nostalgia de otros tiempos, algo mejor, más vivo, más coherente, Uno, yo. Yo que ahora estoy rota

Olvidándome a mi misma

Y al recuerdo de la mujer que fui.

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Bucle infinito

Ana Gabriela Morales Rios

Caminaba pausada, lentamente… Intentaba recordar a qué lugar debía dirigirse. Palabras que como un eco parecían venir de su interior, un número, tal vez el nombre de una calle o de una persona, no lo tenía claro. 43… … Refugio Kali… …¡ah! duele… Alzó la vista tratando de ubicar una casa, un edificio, algo que le diera sentido a sus pasos, pero el hilillo de sangre que caía constante sobre sus ojos le estorbó y de forma instintiva bajó de nuevo la cabeza. Por alguna razón que no tenía tiempo de analizar, no deseaba que las pocas personas que se atravesaban ante ella se percataran de que sangraba y peor aún, de que su mente estaba tan rota como su frente y que no recordaba en qué lugar estaba, ni su nombre, ni su pasado… ¿Por qué una voz en su interior le gritaba que huyera de ahí? Era de noche, una incipiente luz rojiza afuera de un bar… ¿A dónde se dirigía a esas horas? ¿Qué horas? … ¡Nunca más …–¡Ven ahora! te espero–… Alguien, una mujer aguardaría por ella en algún sitio. O tal vez eso que recordó en frases desarticuladas sucedió en otro momento y el archivo muerto de su cerebro le lanzaba falsas carnadas. Confundida se detuvo un momento, los pies le punzaban. Buscaba sentarse cuando sus ojos chocaron de frente con lo que podría ser el reflejo distorsionado de su imagen en el cristal roto de una casa 18


en ruinas. Se miró despacio, intentando encontrarse. Su ropa estaba sucia, maltratada y roída por andar entre los gatuños. Pese a ello, el esbozo de una sonrisa apareció en su rostro, seguramente era su blusa favorita. La alisó con las manos, se sacudió el polvo acumulado, se recogió en una trenza el hirsuto cabello. Tomó fuerzas y observó a las personas que circulaban cerca de ella. Sobrecogida se dio cuenta de que ellos, ellas, la conocían, la reconocían. –¿Quién soy, eh? Tú, dime, ¿Quién soy? – La miraban con lástima pero nadie contestó, murmuraban entre ellos y en un par de segundos volvieron a ignorarla. Decían por ahí que enloqueció cuando él se fue. Que perdió la razón cuando su amante la dejó por otra mujer… Si supieran… si alguien le dijera que aquel sujeto una noche enfureció cuando ella le gritó que ¡Nunca más!, que se iría lejos. Una conocida se había ocupado de encontrarle un lugar donde estaría a salvo. Escaparía de esa prisión y de su carcelero. Había llegado al fin su noche. Suspiraba emocionada cuando de súbito un golpe seco en la cabeza cimbró por completo su cuerpo y le aturdió las ilusiones. Como pudo abrió la puerta de aquella miserable mazmorra y corrió… Ahora despierta asustada, se yergue sin memoria, camina cansada, lentamente, cada noche, todas las noches, intentando recordar a qué lugar debía dirigirse. Nuevamente la confusión, las miradas… esa, su noche interminable, se repite en su mente y otra y otra vez. 19


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Palabras Rotas

Ernesto Solano León

Hay una palabra en el centro de todos nosotros. ¿Cómo se rompe una palabra? No lo sé. Sé que a veces se rompen.

Sé que los hilos

de las cometas, los corazones

de los hombres solos, se pueden romper, las botellas, los adornos de la casa, los silencios

de las mujeres solas, se pueden romper, la brújula y las velas en pleno altamar. las palabras por las que vives se pueden romper y lo hará

como cualquier dictadura

tu armadura impenetrable. Nadie nació para entenderte. Si tanto lo anhelas, hazte entender aunque tengas

hechas pedazos

las palabras por las que vives. 21


No miento

Alberto Sánchez Martínez

Rompecabezas de pies a cabellos cicatrices de mamá y papá,

y una que otra por mi propia mano, lunares de nacimiento

y cambios por envejecimiento así, ante ti, me presento

con harapos trastocados por los días rompe mi piel y ármala si puedes más rota no puede quedar

ponle un corazón en la frente por cumplir

por rompecabezas chueco

rompecabezas contorno de cielo rompecabezas hecho de arena rompimiento de la esfera cabeza de una estrella rompe el un i verso

y repósalo en la almohada

porque juguete roto no puede armarse no puede amarse no puede amar

ser rotamente incorrecto.

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Rompecabezas de pies a cabellos cicatrices de mamรก y papรก,

y una que otra por mi propia mano, lunares de nacimiento

y cambios por envejecimiento harapiento

hambriento rota

no miento.

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Texto

Eugenia Naborski páginas 6-9

Vicky Cozzarin

instagram.com/cuerpossobrecuerpos páginas 12-14

Airlyn Vázquez página 16

Ana Gabriela Morales Rios facebook.com/amo.rios.10 páginas 18-19

Ernesto Solano León

youtube.com/watch?v=aAQlkQXbP4I página 21

Alberto Sánchez Martínez páginas 22-23

Imagen

Marisol C. Guzmán instagram.com/msolsss portada, páginas 15 y 24

María Victoria Fernández páginas 4-5

Sinclair Castro

sinclaircastro.tumblr.com páginas 10-11

Kristoff

instagram.com/ recorte_cruzado página 17

Pedro Gaspar página 20

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Nomastique es una publicación sin fines de lucro que busca

ser una plataforma de creación

Siguiente número:

artística donde imagen y texto

convivan de manera inteligente.

Nomastique es trimestral, virtual, en blanco y negro.

enero 2020 - cría

Cada número propone trabajar

bajo un tema abierto sugerido por una palabra.

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