Revista convivio nacional 2017

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dificultades para salir adelante”. Es por ello, que como Movimiento de Encuentros Conyugales tenemos el reto de seguir trabajando por la familia, de tal manera que ésta pueda influir en hacernos mejores ciudadanos y mejores cristianos. Este Secretariado dedicó mucho tiempo en revisar el funcionamiento de nuestro querido movimiento en todas sus áreas, con la finalidad de fortalecer los objetivos, la mística, la misión y visión con los cuales fue creado; asegurándonos así, su continuidad de una manera actualizada de cara a la problemática del matrimonio y de la familia que atraviesa en estos tiempos.

Queridos Hermanos Encuentristas: Qué alegría poderlos saludar nuevamente, no hay duda que el tiempo pasa rápido y cuando vemos hacia atrás, podemos recordar todas las metas que hace casi dos años nos propusimos realizar encaminados a fortalecer nuestro querido Movimiento; el cual, durante el presente año ha cumplido sus primeros 40 años de fundación, evento que pudimos celebrar todos los Encuentristas durante el mes de julio, eventos que se vieron engalanados con la asistencia de nuestros queridos obispos, como también con los sacerdotes que fungen como Asesores Espirituales de las diferentes comunidades. No hay duda que los frutos que en estos 40 años ha dado nuestro Movimiento en pro del matrimonio y la familia, es producto del poder del Espíritu Santo; ya que son miles de familias las que se han beneficiado en todo este tiempo al haber podido conocer a nuestro Señor en el Encuentro Conyugal y perseverando en su proceso de conversión y su compromiso misionero. Así como también, haber perseverado en la asistencia a las Asambleas y Grupos de Crecimiento, pilares que conforman la metodología de formación. El Papa Francisco nos dice “Prefiero una familia con cicatrices, muestra de amor y fidelidad, que una familia maquillada y que no ha sabido de ternura y compasión. No existe el padre perfecto, la madre perfecta, la familia perfecta. Pero los integrantes de una auténtica familia manifiestan su amor en la voluntad de afrontar juntos sus

Es por ello, que se desarrolló un Plan de Fortalecimiento cuyo objetivo es renovar el MEC para afrontar los retos de los próximos años, enfocándonos en dos de sus principales áreas: el método de crecimiento y formación (Reordenamiento de la Escalera de Crecimiento, revisión y actualización del contenido de todos los retiros, Formación de Servidores, Fortalecimiento de los Grupos de Crecimiento y masificación del Curso Básico de Formación, Renovación de las Asambleas), así como también un mayor acercamiento con las Comunidades Filiales y con las autoridades de nuestra querida Iglesia. Queremos agradecer en primer lugar a Dios por habernos permitido servirle durante estos dos años en los cuales tratamos de poner toda la pasión y amor en toda nuestra gestión. También agradecer a nuestro gran equipo del Secretariado Nacional quienes fueron los grandes artífices de todas actividades realizadas, así como a todo el grupo de servidores de la Sede Central cuya misión permite la realización del plan de evangelización de nuestro querido Movimiento, a todos los Secretarios de Comunidades Filiales por su gran apoyo y a toda la comunidad Encuentrista en general. Queremos también hacer un agradecimiento especial a todos nuestros Asesores Espirituales, quienes sin su colaboración y apoyo no podríamos llevar a cabo nuestra labor evangelizadora. Que el Señor santifique sus matrimonios y bendiga a sus familias, les de fuerza para perseverar en su camino y les permita fortalecer su compromiso misionero. Saludos y bendiciones, Roberto y Gilda Rivas Secretarios Generales Movimiento de Encuentros Conyugales - MFC


Estimados Hermanos Encuentristas: La Santísima Trinidad es la primera y principal familia de la cual todos aprendemos a ser familia. Jesús, al iniciar su vida pública, ha vivido unos treinta años en familia y empieza a formar la comunidad de discípulos y apóstoles, es hermano mayor que comparte alegrías y dificultades, mostrando siempre el Amor de Dios. Jesús visita varios hogares, cura la suegra de Pedro, hace fiesta en la casa de Zaqueo, disfruta la compañía de Marta, María y Lázaro. Al final de éste año y en la vivencia del Convivio Nacional del Movimiento de Encuentros Conyugales, presento la acción de gracias porque nos ha acompañado con su Misericordia. Ha estado en nuestros hogares dándonos su ternura

cuando hemos orado y dialogado en familia; ha estado en los retiros de la escalera de crecimiento, dándonos su enseñanza; por nuestra vida ha sido buen samaritano cuando hemos sido misericordiosos; nos ha acompañado en las alegrías y tristezas, dándonos consuelo; ha estado en nuestra vida parroquial, haciéndonos crecer en fraternidad. Ha estado siempre con nosotros. Le agradezco a Dios todas las bendiciones derramadas en nuestras vidas. Le pido que siga haciéndose presente para que cada Encuentrista viva y transmita el Amor de Dios. Fraternalmente, P. Fray Edgardo Hernández o. c. d.


Renovar la esperanza de saber que Dios sigue actuando en medio de nuestras familias Congreso Diocesano sobre el tema “La Alegría del Amor, el camino de las familias a Roma” Papa Francisco, 16 de junio de 2016, Basílica de San Juan de Letrán

Quisiera, junto a ustedes recuperar algunas de las ideas claves que fueron surgiendo durante el camino sinodal que nos ayuden a comprender mejor el espíritu que se refleja en la Exhortación. Una Exhortación que pueda orientar nuestras reflexiones y diálogos, y “ofrezca así aliento, estímulo y ayuda a las familia en su entrega y en sus dificultades”. Me gustaría hacerlo con tres imágenes bíblicas que nos permitan tomar contacto con el paso del Espíritu en el discernimiento de los Padres Sinodales. “Quítate las sandalias, porque el suelo que estás pisando es una tierra santa” (Ex 3,5). Esta fue la invitación de Dios a Moisés ante la zarza ardiente. El terreno a pisar, los temas a abordar en el Sínodo, exigían una actitud determinada. No se iba a analizar cualquier asunto; no estábamos frente a cualquier situación. Delante teníamos los rostros concretos de tantas familias. Este darle rostro a los temas – por decirlo de alguna manera exige un clima de respeto capaz de ayudarnos a escuchar lo que Dios nos está diciendo al interno de nuestras realidades. No un respeto diplomático, o políticamente correcto, sino un

respeto cargado de preocupaciones y preguntas honestas que buscaban cuidar las vidas que estamos llamados a pastorear. ¡Cuánto ayuda ponerle rostros a los temas! Nos libra de apresurarnos para lograr conclusiones bien formuladas pero muchas veces carentes de vida; nos libra de hablar en abstracto, para poder acercarnos y comprometernos con personas concretas. Nos protege de ideologizar la fe con sistemas bien armados pero que desconocen la gracia. Y esto, solo puede hacerse en un clima de fe. Es la fe, la que nos mueve a no cansarnos de buscar la presencia de Dios en los cambios de la historia. Cada uno de nosotros ha tenido una experiencia de familia. En algunos casos brota con mayor facilidad la acción de gracias que en otros, pero todos hemos vivido esta experiencia. En ese contexto Dios salió a nuestro encuentro. Su Palabra vino a nosotros no como una secuencia de tesis abstractas sino como una compañera de viaje que nos ha sostenido en el medio del dolor, nos ha alentado en la fiesta y nos mostró siempre la meta del camino (AL, 22).


Esto nos recuerda que nuestras familias, las familias en nuestras parroquias con sus rostros, historias, con todas sus complicaciones “no son un problema, son una oportunidad”. Oportunidad que nos desafía a despertar una creatividad misionera capaz de abrazar todas las situaciones concretas, en nuestro caso, de las familias. No sólo de las que vienen o están en las parroquias, sino poder llegar a las familias de nuestros barrios. Esta reunión nos desafía a no dar nada ni nadie por perdido, sino a buscar, a renovar la esperanza de saber que Dios sigue actuando en medio de nuestras familias. Nos desafía a no abandonar a nadie por no estar a la altura del deber ser. Y esto nos exige salir de las declaraciones de principios para adentrarnos en el corazón del palpitar de los barrios y, como artesanos ir plasmando en esta realidad el sueño de Dios, cosa que sólo lo pueden hacer las personas de fe, las que no le cierran el paso a la acción del Espíritu. Reflexionar sobre la vida de nuestras familias, así como son y así como están, nos pide descalzarnos para descubrir la presencia de Dios. Esta es la primera imagen bíblica: Dios está allí. Ahora la segunda imagen bíblica. La del fariseo, cuando rezando le decía al Señor: «Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano» (Lc 18,11). Una de las tentaciones (cf. AL, 229) a la que continuamente estamos expuestos es tener una lógica separatista. Creemos que ganamos en identidad y en protección cada vez que nos diferenciamos o aislamos de los demás, especialmente de aquellos que están viviendo en una situación diferente. La identidad no se hace en la separación, sino en la pertenencia, mi pertenencia al Señor. No separarme de los otros para que no me contagien. Considero necesario dar un paso importante: no podemos analizar, reflexionar y menos rezar con la realidad como sí nosotros estuviéramos en bandos o veredas diferentes, como si nosotros estuviéramos fuera de la historia. Todos necesitamos convertirnos, todos necesitamos ponernos delante del Señor y renovar una y otra vez Su alianza y decir como el

publicano: ¡Dios mío, ten piedad de mí que soy un pecador! Con este punto de partida, quedamos incluidos en el mismo “bando” y nos ponemos delante del Señor con una actitud de humildad y escucha. Justamente, al mirar nuestras familias con la delicadeza con la que Dios las mira, nos ayuda a poner nuestros sentidos en su misma dirección. El acento en la misericordia nos posiciona frente a la realidad de una manera realista, pero no con cualquier realismo sino con el realismo de Dios. Nuestros análisis son importantes y necesarios y nos ayudarán a tener un sano realismo. Pero nada se compara con el realismo evangélico, que no se detiene en una descripción de las situaciones, de las problemáticas – menos en el pecado – sino que siempre va más allá y logra ver detrás de cada rostro, de cada historia, de cada situación, una oportunidad, una posibilidad. El realismo evangélico se compromete con el otro, con los otros y no hace de los ideales y del “deber ser” un obstáculo para encontrarse con los demás en la situaciones en las que se hallan. No se trata de no proponer el ideal evangélico, al contrario, nos invita a vivirlo al interno de la historia, con todo lo que implica. Esto no significa no ser claros en la doctrina, sino evitar caer en juicios y actitudes que no asuman la complejidad de la vida. El realismo evangélico se ensucia las manos porque sabe que “trigo y cizaña” crecen juntos, y lo mejor del trigo siempre – en esta vida – estará mezclado con algo de cizaña. «Comprendo a quienes prefieren una pastoral más rígida que no dé lugar a confusión alguna. Pero creo sinceramente que Jesucristo quiere una Iglesia atenta al bien que el Espíritu derrama en medio de la fragilidad: una Madre que, al mismo tiempo que expresa claramente su enseñanza objetiva, “no renuncia al bien posible, aunque corra el riesgo de mancharse con el barro del camino”». Una Iglesia capaz de «asumir la lógica de la compasión con los frágiles y evitar persecuciones o juicios demasiado duros o impacientes. El mismo Evangelio nos reclama que no juzguemos ni condenemos (cf. Mt 7,1; Lc 6,37)» (AL, 308).


Me llegó a las manos una imagen que está en Santa María Magdalena, al sur de Francia donde comienza el camino de Santiago: que de una parte está Judas ahorcado con la lengua afuera y de la otra parte Jesús buen Pastor que lo lleva sobre los hombros. Lo lleva con él. Es un misterio esto. Estos medievales que enseñaban el catecismo con las imágenes entendieron bien el misterio de Judas. Don Primo Mazzolari, un sacerdote italiano, tiene un discurso muy lindo sobre el viernes santo, él entendió bien esta complejidad de la lógica del evangelio. Y aquel que más se ensució las manos fue Jesús. No era un “limpio”, sino que estaba entre la gente y los aceptaba como eran. No como debían ser. Volviendo a la imagen Bíblica: Te agradezco Señor porque soy de la Acción Católica o de Cáritas u otro movimiento o de esto y de aquello, y no como estos que habitan en el barrio, ladrones y delincuentes. Esto no ayuda a la pastoral.

“Los ancianos tendrán sueños proféticos” (Joel 3,1). Tal era una de las profecías de Joel para el tiempo del Espíritu. Los ancianos tendrán sueños y sus jóvenes verán visiones. Con esta tercera imagen quisiera subrayar la importancia que los Padres Sinodales le dieron al valor del testimonio como lugar donde se encuentra el sueño de Dios y la vida de los hombres. En esta profecía contemplamos una realidad impostergable: en los sueños de nuestros ancianos muchas veces está la posibilidad de que nuestros jóvenes vuelvan a tener visiones, vuelvan a tener futuro, mañana, esperanza. Es hermoso encontrar matrimonios, parejas, que en la ancianidad se siguen buscando, mirando; se siguen queriendo y eligiendo. Es tan hermoso encontrar “abuelos” que muestran en sus rostros cuajados por el tiempo la alegría que nace de haber hecho una elección de amor y por amor. A

Santa Marta vienen tantas parejas que cumplen 50, 60 años de matrimonio. Yo los abrazo, les agradezco el testimonio y les pregunto quién de ustedes es el que ha tenido más paciencia. Siempre responden “los dos”. A veces bromeando alguno dice: “yo”, pero después dice “no, no, era una broma. Pero una pareja respondió algo muy lindo: “Todavía seguimos enamorados”, que bello, los abuelos que dan testimonio. Y yo les digo: “háganselo ver a los jóvenes que se cansan rápido”, porque después de dos o tres años: “regreso con mamá”. Como sociedad, hemos privado de su voz a nuestros ancianos, los hemos privado de su espacio; le hemos privado de la oportunidad de contarnos su vida, sus historias, sus vivencias. Los hemos arrinconado y así hemos perdido la riqueza de su sabiduría. Al descartarlos, descartamos la posibilidad de tomar contacto con el secreto que los hizo andar adelante. Nos hemos privado del testimonio de matrimonios que no sólo han perdurado en el tiempo sino que siguen sosteniendo en su corazón la gratitud por todo lo vivido (cf. AL, 38). Esta falta de modelos, de testimonios, esta falta de abuelos, de padres capaces de narrar sueños no le permite a las generaciones jóvenes “tener visiones”. No les permite proyectarse, ya que el futuro genera inseguridad, desconfianza, miedo. Sólo el testimonio de nuestros padres, de ver que fue posible pelear por algo que valió la pena, los ayudará a levantar la mirada. ¿Cómo queremos que los jóvenes vivan el desafío de la familia, del matrimonio como un don si continuamente escuchan de nosotros que es una carga? Si queremos visiones, dejemos que nuestros abuelos nos cuenten, que compartan sus sueños, para que podamos tener profecías de mañana. Tres imágenes que nos recuerdan como «La fe no nos aleja del mundo, sino que nos introduce más profundamente en el» (AL, 181). No como aquellos perfectos e inmaculados que creen saberlo todo, sino como aquellos que han conocido el amor que Dios nos tiene (1 Jn 4,16). Y en esa confianza, con esa certeza, con mucha humildad y respeto, queremos acercarnos a todos nuestros hermanos para vivir la alegría del amor en familia. Con esa confianza renunciamos a “encierros” «que nos permiten mantenernos alejados de la tormenta humana, para que aceptemos de verdad entrar en contacto con la existencia concreta de los otros y conozcamos la fuerza de la ternura» (AL, 308).


Construyendo el futuro en los Jóvenes y la Familia El valor nace y se desarrolla cuando cada uno de sus miembros asume con responsabilidad y alegría el papel que le ha tocado desempeñar en la familia, procurando el bienestar, desarrollo y felicidad de todos los demás. Así mismo, se conoce que la familia es la base fundamental de la sociedad, no obstante tener una familia es un don especial y magnífico. Pero ¿será que este valor sigue siendo principal para las personas? Ahora, en nuestra sociedad los valores se están tergiversando, ya no se dignifica a la familia sino más bien, se reduce a una concepción de un grupo de personas que pueden ser reemplazables, donde sus funciones se minimizan a la simpleza de ocupar un espacio en esta tierra. Te invito a que reflexiones esta pregunta, ¿será que mi familia puede ser reemplazable? Quiero invitarte a que recapacites, si es la situación que tú estás viviendo en este momento. La vida es tan corta y puede cambiar en unos instantes o minutos, valora a las personas que están contigo: padres, hijos, abuelos, hermanos, tíos…todos; acércate a ellos y diles que los amas, ellos son el futuro querido padre o madre. En la familia suceden las alegrías más enriquecedoras, ahí encontramos el mejor lugar para crecer como personas y como hijos de Dios. También, es donde aprendemos a sobrellevar las situaciones difíciles que suceden en la vida. Por eso, quiero invitarte a que reflexiones, a abrir tus ojos y des gracias por la familia que Dios te dio. Tal vez no sea la familia perfecta, tal vez no sea la familia que tú quisiste; pero recuerda, cada una de ellos son las personas que más te aman y son quienes estarán en las buenas y en las malas. Si algún familiar no se encuentra contigo por diferentes motivos, recuerda que esa persona te ama y tú lo amas. Quiero decirte que Dios fue el autor de tu familia, fue Él quien puso a esas bellas personas a tu lado, disfrútalas, amalas, diles lo importante que son ellos en tu vida, ríe con ellos, llora con ellos, goza con ellos, nunca sabrás cuando será el último momento de decir adiós.

La familia es lo más importante que cada persona puede tener, es por esa razón que en mi vida he percibido como el Movimiento de Encuentros Conyugales ha ayudado tanto a mis padres, de manera que ellos han tenido una transformación tanto moral como espiritual; fruto de la perseverancia, oración y servicio, pilares importantes para su crecimiento. Así mismo, la Secretaría Infanto Juvenil ha aportado muchísimos cambios en mí, siguiendo el ejemplo mis padres, tratando de perseverar y servir de la manera en la que ellos lo hacen, recordando siempre que a quién servimos es a nuestro Padre Celestial. Y sin duda, un regalo especial es servir en familia. Dios nos llama a cada uno de nosotros a “Amar, valorar y dar gracias por nuestras familias”. Tenemos el ejemplo de la Familia de Nazaret, que en la humildad y en la sencillez, trabajó, soportó, evangelizó y amó en unidad; es nuestro trabajo abrirnos a la acción del Espíritu Santo para dejarnos transformar y renovar por El. Ahora depende de nosotros que juntos como familia doblemos nuestras rodillas ante Dios y le encomendemos todos nuestros anhelos y proyectos, y sane aquellas heridas que vamos llevando. Recuerda la verdadera felicidad en esta tierra es servirle a Dios y la manera más linda, es hacerlo en familia.

Secretaría Infanto Juvenil Movimiento Encuentros Conyugales Redactado por: Diego Alejandro Durán Domínguez


Nuestra Historia

Movimiento de Encuentros Conyugales, 40 años Renovando Familias mi “experiencia” en unas pocas hojas de papel, que luego pasé a cada una de aquellas parejas que me habían inspirado, para que dieran al escrito la dimensión de su experiencia matrimonial cristiana, inasequible para mí. Así, de pronto, encontramos en nuestras inquietas manos una pequeña semilla que nos quemaba. Se la ofrecimos al Autor de todas las cosas, y con una gran esperanza y coraje nos lanzamos a sembrar.” (Padre Gabriel Calvo. Roma. Diciembre 1973.)

El Nacimiento del Movimiento Conyugales en El Salvador

El Nacimiento del Encuentro Conyugal El Encuentro Conyugal nació en Barcelona, España, por el año 1962. Su fundador, iniciador y promotor es el Sacerdote Operario Gabriel Calvo y este es su testimonio personal: “Muchas veces me preguntan: ¿cómo fue que pensaste el Encuentro Conyugal? En realidad, respondo siempre, fue una simple intuición, un flechazo, un regalo, una “gracia”. Personas infelices en su matrimonio llamaban a mi puerta, me confiaban sus problemas y al marcharse para sus casas, dejaban clavado dentro de mi corazón el aguijón de una angustiosa pregunta: ¿Yo qué puedo y debo hacer por ellas?. Al mismo tiempo, una serie de jóvenes parejas, marcadas por el carisma de la unidad conyugal, se cruzaban en mi camino ministerial, dejándome profundamente impresionado. Con sentimientos de angustia y esperanza, llamé a la puerta de las casas de aquellas parejas que estaban descubriendo el “camino” que las personas infelices en su matrimonio buscaban y no encontraban; quienes me abrieron su casa de par en par, más aún, tomaron confiadamente mi mano y me invitaron a penetrar hasta lo más íntimo y sagrado de su vida matrimonial y familiar. Fue una experiencia apasionante y única, una auténtica revelación, una gracia del Señor, que me empujó a plasmar

de

Encuentros

Todo inició, cuando en 1976 fueron a Guatemala tres matrimonios salvadoreños a recibir su Encuentro Conyugal para profundizar en el desarrollo del mismo. El 30 y 31 de julio 1977, un equipo del MFC de Guatemala dio el Encuentro Conyugal, que la historia ha llamado “ENCUENTRO CERO”. Asistieron 12 matrimonios de los cuales, 9 quedaron muy entusiasmados y decidieron estudiar el esquema y prepararse para servirlo a otros matrimonios.

Desde sus inicios, el Movimiento de Encuentros Conyugales fue acogido por la comunidad de Frailes Carmelitas Descalzos, de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen de la Colonia Roma en San Salvador, definiéndose desde entonces como la Sede Central del MEC, desde donde se fue extendiendo al resto del país, creándose Comunidades Filiales en todas las Diócesis.


El Beato Monseñor Óscar Arnulfo Romero motivó la misión evangelizadora de las familias y reiteró todo su apoyo al Movimiento de Encuentros Conyugales. El 11 y 12 de febrero de 1978 se realizó el Encuentro Conyugal, que se conoce en la historia como el “ENCUENTRO 1”, en la Casa del Maestro Jubilado, con un equipo de El Salvador formado así: Julio y Lidya Pineda, Ricardo y Arabella Aguilar, Jorge y Ana Córdova (del Encuentro cero) , y como Asesor Espiritual el Padre José Antonio Gimeno Lamuela. Como dato curioso, el Encuentro Conyugal No.9, fue el 9º mes, del año 1979 y asistieron 9 matrimonios.

Después de algunos Encuentros, se vio la necesidad de involucrar a los hijos para continuar la formación en la fe del hogar y el compromiso cristiano; fue Carlos y Ruth Marín quienes prepararon el “Encuentro Juvenil”. Al principio los equipos estaban formados por los papás para los niños y las mamás para las niñas, pero convencidos de que la cuña para que apriete tiene que ser del mismo palo, se formaron los equipos con jóvenes y se creó el Retiro de Adolescentes y el de Pre-adolescentes. La misión evangelizadora del MEC se fue expandiendo a las diferentes Diócesis del país, iniciando en Santiago de María en el año de 1979; Luego en San Miguel y Zacatecoluca en 1980; Sonsonate en 1982; Santa Ana y San Vicente en 1983 y Chalatenango en 1995. A nivel internacional, se ha expandido en Honduras, Nicaragua, Nueva York, Estados Unidos y Panamá. El MEC depende por jerarquía a la Conferencia Episcopal de El Salvador y en cada diócesis del Obispo correspondiente, de acuerdo al Derecho Canónico canon 300 y 301, Decreto de Aprobación del 30 de enero de 1984. Sus estatus jurídicos fueron aprobados el 1 de septiembre de 1989. Actualmente está afiliado al Movimiento Familiar Cristiano de Latinoamérica y además es miembro de la Conferencia Internacional de Movimientos Familiares Cristianos (CIMFC). El método de evangelización que propone el MEC para el crecimiento espiritual de los matrimonios y sus familias incluye: Grupos de Crecimiento, Asambleas, Misas, Convivios y Jornadas de Formación, para instruirse y fortalecerse espiritualmente a la luz del evangelio. Además, incorporó la metodología del Ciclo Básico de Formación, basada en el modelo del VER, JUZGAR y ACTUAR. Posee

una escalera de retiros que a medida los matrimonios perseveran en la fe, son preparados para prestar servicios, no sólo dentro de las parroquias, sino también, en las comunidades donde tiene presencia. El Movimiento de Encuentros Conyugales celebra este año su 40 aniversario de renovar a las familias, mediante la evangelización y formación de las personas, capacitándolas para cumplir con sus propósitos de ser formadora de personas, educadora de la fe y promotora del bien común; por medio de las bases doctrinales de la fe Católica, para que participen en el desarrollo de la sociedad y en la misión de la Iglesia.


Construyendo en familia el Reino de Dios Valladares, mientras que responsable de la Pastoral Buen Pastor, y ambos son Ministerio de Alabanza Espiritual.

Somos Herbert y Deisy González, en el mes de marzo del año 2002 realizamos nuestro Encuentro Conyugal número 31 en la comunidad El Carmen - Santa Tecla. Tenemos dos hijos, Jairo y Gabriela quienes tenían 6 y 4 años respectivamente cuando iniciamos este caminar como familia. Era algo completamente nuevo para nosotros, pero estábamos en la completa disposición de dejarnos guiar por el Señor en la que ha sido nuestra comunidad por más de 15 años.

A lo largo de este caminar hemos tenido la bendición de servir en diferentes secretarías, y a través de cada una de ellas el Señor nos ha permitido ir fortaleciendo cada vez más nuestra unión familiar. De igual manera, en este período el Señor nos ha bendecido asignándonos la misión de ser Secretarios de Comunidad, una misión que no podríamos realizar sin estar siempre de la mano de Dios y de la Virgen María. Acompañados de una bella comunidad, llena de servidores

comprometidos, alegres y sobre todo, dispuestos a poner su granito de arena para la construcción del reino de los cielos aquí en la tierra. Para nosotros Encuentros Conyugales es la alegría de servir en familia, una bella oportunidad de hacer vida la palabra de Dios, como lo dice el libro de Josué, capítulo 24, versículo 15: “Yo y los míos serviremos al Señor”. Servir en familia es la oportunidad de evangelizar poniendo al servicio del Señor los dones que nos ha confiado. Nosotros, no nos cansamos de ser agradecidos con el Señor por todo lo que nos da, y a pesar de lo difícil que sea, siempre tratamos de apegarnos al plan que Dios tiene para cada uno de nosotros. Actualmente, Jairo y Gaby tienen 22 y 20 años respectivamente, con una experiencia de más de 10 años al servicio del Señor en diferentes áreas: Gaby es representante de la Parroquia San Juan Pablo II en la Pastoral Juvenil Vicarial; en la vicaría Monseñor

Jairo es Juvenil El partes del Dirección

Como mencionamos antes, este caminar no ha sido fácil, todo ha sido un proceso de lucha diaria, el cual no podríamos sobrellevar sin el apoyo de nuestros dos asesores espirituales, nuestro querido padre Chambita S.J. y el padre Julio César Sosa S.J. quien orgullosamente pertenece al encuentro número 32. Y por supuesto, sin el apoyo de toda la comunidad de Encuentros Conyugales que siempre han estado para nosotros en los momentos más difíciles que hemos pasado, gracias a ese tipo de situaciones hemos podido ver la misericordia de Dios reflejada en cada uno de ellos, y no tenemos forma de agradecerles todo lo que han hecho por esta familia. Este año, bajo la dirección del padre Julio César hemos estado trabajando como comunidad en el cultivo de la sanación interior, proceso en el cual hemos estado aprendiendo a descubrir la presencia de los ángeles que el Señor pone en nuestro diario vivir. Como lo enseña “El ángel de la comunidad” el cual guía nuestros pasos en esta experiencia de vida feliz y comprometida al servicio del señor. No nos queda más que agradecer a Dios por siempre llevarnos de su mano, y a todos los que han estado ahí para nosotros en este hermoso caminar. “Ningún éxito en la vida justifica el fracaso en la familia”


Renovados para crecer en familia Somos el matrimonio de Abdón y Marisol Machado, hicimos nuestro encuentro conyugal el 25 y 26 de octubre del 2008, llevamos 9 años de pertenecer al MEC y 19 años de casados. Tenemos 3 hijos: Linda Gabriela, José Abdón y Armando Enrique. Actualmente, somos Secretarios de la Comunidad de San Miguel, servimos como Rectores de Encuentro. Y desde hace 8 años, Dios nos encomendó la misión de acompañar a las familias como animadores del grupo “Mensajeros de Jesús”. Nuestra vida antes del Encuentro se caracterizó por llevar cada quien su camino, como en las vidas paralelas, no había diálogo y el ambiente era muy difícil, tenso; con facilidad había pleitos y gritos, nunca se llegó a los golpes, pero si hubo ofensas que no permitían tener una vida tranquila – Jesús no estaba ni siquiera como invitado especial, no era el centro de nuestras vidas. Vivir el Encuentro Conyugal marcó grandemente nuestro matrimonio, salimos “locos de contentos”, y con el firme propósito de cambiar, de ser una familia nueva, que nuestros hijos estrenaran nuevos padres y a la vez, que nuestra relación de esposos fuera mucho mejor. Comenzamos a perseverar y realmente no fue fácil dejar los amigotes, los vicios y cambiar el carácter, pero con la ayuda de Jesús y nuestra madre la Santísima Virgen María, hemos salido adelante. Como matrimonio nos hemos fortalecido en todos los aspectos, en las dificultades sabemos que acudiendo a Dios

Todopoderoso la carga se vuelve liviana, todo esto ha sido inculcado a nuestros hijos. El Señor nos confió ser animadores de un grupo de crecimiento, con 8 matrimonios que actualmente perseveran en todas las actividades del movimiento. Muy poco tiempo después, también fuimos incluidos en equipos de Encuentro: servimos como enlace interno, campaneros, charlistas, administradores y desde hace 3 años, somos Rectores de Encuentro. Al mismo tiempo, fuimos llamados a pertenecer al Secretariado, un periodo como los encargados de la Secretaría Administrativa y Finanzas, otro periodo como parejas de apoyo a los Secretarios Generales y estos últimos 2 años, como los Secretarios Generales de la Comunidad de San Miguel. El trabajo en la viña del Señor a través

de este bendito movimiento nos ha hecho crecer como familia, y a la vez nos ha regalado muchísimas bendiciones: ver crecer a nuestros hijos sanos y felices, concretar un negocio en el cual trabajamos juntos, nuestra hija mayor es de los jóvenes líderes de la juventud MEC, ver superarse a nuestros animados, ser testigos de la conversión de las parejas en los retiros que servimos; en fin son tantas las bendiciones del Señor, que no ajustaríamos a pagarle nunca. Por eso, nuestro compromiso con Dios es servirle todas las veces que Él nos lo pida, estar siempre atentos a colaborar en cualquier servicio que seamos llamados y, a no olvidar que Dios a través del MEC “rescató nuestra familia”, cada día queremos que nuestro hogar se asemeje a la Sagrada Familia de Nazaret.


quienes han aprendido de sus propios padres lo que es un matrimonio cristiano, donde ambos se han elegido sin condiciones, y siguen renovando esa decisión. En ese sentido, todas las acciones pastorales tendientes a ayudar a los matrimonios a crecer en el amor y a vivir el Evangelio en la familia, son una ayuda inestimable para que sus hijos se preparen para su futura vida matrimonial. 218. Por otra parte, quiero insistir en que un desafío de la pastoral matrimonial es ayudar a descubrir que el matrimonio no puede entenderse como algo acabado. La unión es real, es irrevocable, y ha sido confrmada y consagrada por el sacramento del matrimonio. Pero al unirse, los esposos se convierten en protagonistas, dueños de su historia y creadores de un proyecto que hay que llevar adelante juntos. La mirada se dirige al futuro que hay que construir día a día con la gracia de Dios y, por eso mismo, al cónyuge no se le exige que sea perfecto. Hay que dejar a un lado las ilusiones y aceptarlo como es: inacabado, llamado a crecer, en proceso. Cuando la mirada hacia el cónyuge es constantemente crítica, eso indica que no se ha asumido el matrimonio también como un proyecto de construir juntos, con paciencia, comprensión, tolerancia y generosidad. 207. Invito a las comunidades cristianas a reconocer que acompañar el camino de amor de los novios es un bien para ellas mismas. Los que se casan son para su comunidad cristiana «un precioso recurso, porque, empeñándose con sinceridad para crecer en el amor y en el don recíproco, pueden contribuir a renovar el tejido mismo de todo el cuerpo eclesial: la particular forma de amistad que ellos viven puede volverse contagiosa, y hacer crecer en la amistad y en la fraternidad a la comunidad cristiana de la cual forman parte». 208. Aprender a amar a alguien no es algo que se improvisa ni puede ser el objetivo de un breve curso previo a la celebración del matrimonio. En realidad, cada persona se prepara para el matrimonio desde su nacimiento. Todo lo que su familia le aportó debería permitirle aprender de la propia historia y capacitarle para un compromiso pleno y defnitivo. Probablemente quienes llegan mejor preparados al casamiento son

321. «Los esposos cristianos son mutuamente para sí, para sus hijos y para los restantes familiares, cooperadores de la gracia y testigos de la fe». Dios los llama a engendrar y a cuidar. Por eso mismo, la familia «ha sido siempre el “hospital” más cercano». Curémonos, contengámonos y estimulémonos unos a otros, y vivámoslo como parte de nuestra espiritualidad familiar. La vida en pareja es una participación en la obra fecunda de Dios, y cada uno es para el otro una permanente provocación del Espíritu. El amor de Dios se expresa «a través de las palabras vivas y concretas con que el hombre y la mujer se declaran su amor c conyugal». Así, los dos son entre sí reflejos del amor divino que consuela con la palabra, la mirada, la ayuda, la caricia, el abrazo. Por eso, « querer formar una familia es animarse a ser parte del sueño de Dios, es animarse a soñar con él, es animarse a construir con él, es animarse a jugarse con él esta historia de construir un mundo donde nadie se sienta solo».


periódicamente para que la radio pueda continuar al aire, participando en eventos a beneficio, emitiendo publicidad, entre otros. Radio San José se distingue en su labor gracias al apoyo de conductores, voluntarios, coordinadores, donantes, servidores, entre otros, quienes con gran amor y entrega forman parte de este proyecto inspirado por Dios, con el único fin de llegar cada vez más cerca al corazón de todas las familias.

Radio San José, "Voz de la Sagrada Familia", ha cumplido 5 años de estar al aire llevando la Buena Nueva de Salvación a la familia salvadoreña a través del 930 AM y del sitio web www.radiosanjose.org

En esta nueva etapa, como todo proyecto en crecimiento enfrenta retos mayores, que continúan siendo apoyados por el Movimiento de Encuentros Conyugales, pero que requieren el trabajo y colaboración conjunta de toda la comunidad católica, todos sin distinción, desde los diversos carismas y dones pueden enriquecer esta obra. Contamos con un nuevo Director, el Pbro. Ulises Mendoza, quien con su genuino liderazgo evangelizador junto al equipo de servidores del MEC, se plantean el reto de llevar a la radio a ser un referente en temas de matrimonio, familia, educación de los hijos y defensa de la vida. Para llevar adelante esta obra y generar su autosostenibilidad, hemos trabajado en la difusión y creación de la red de Obreros de San José, que es un grupo de donantes permanentes, quienes desde sus condiciones propias, colaboran

Reconocemos el papel protagónico que juega la familia en la cruel batalla que se libra contra el mundo, ésta requiere de la escucha constante del mensaje de Dios a través de todos los medios. Te invitamos como Encuentrista a ser fiel oyente de Radio San José, "Voz de la Sagrada Familia" y apoyar a que este medio de evangelización pueda llegar a más familias, siendo parte de los Obreros de San José. Llámanos al teléfono 2298-5673.




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h Dios, de quien procede toda paternidad en el cielo y en la tierra, Padre, que eres Amor y Vida, haz que en cada

familia humana sobre la tierra se convierta, por medio de tu

H

az que el amor, corroborado por la gracia del sacramento del matrimonio, se demuestre más fuerte que cualquier

debilidad y cualquier crisis, por las que a veces pasan nuestras

Hijo, Jesucristo, "nacido de Mujer", y del Espíritu Santo, fuente

familias.

de caridad divina, en verdadero santuario de la vida y del amor

H

para las generaciones porque siempre se renuevan.

H

az que tu gracia guíe a los pensamientos y las obras de los

H

az que las jóvenes generaciones encuentren en la familia un

az finalmente, te lo pedimos por intercesión de la Sagrada Familia de Nazaret, que la Iglesia en todas las naciones de la

tierra pueda cumplir fructíferamente su misión en la familia y

esposos hacia el bien de sus familias y de todas las familias

por medio de la familia. Tú, que eres la Vida, la Verdad y El

del mundo.

Amor, en la unidad del Hijo y del Espíritu santo.

fuerte apoyo para su humanidad y su crecimiento en la

verdad y en el amor.

Oración a la Familia San Juan Pablo II


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