Veinte poemas d eamor y una canción desesperada

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PABLO NERUDA Veinte poemas de amor y una canci贸n desesperada

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LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 4º E.S.O.

GUÍA PARA ALA LECTURA DE VEINTE POEMAS DE AMOR Y UNA CANCIÓN DESESPERADA DE PABLO NERUDA (Adaptación del estudio realizado por Fernando Lázaro Carreter y Vicente Tusón)

Veinte poemas de amor y una canción desesperada es el tercer libro de Pablo Neruda y, sin duda alguna, la cima de su etapa juvenil. Su composición corresponde a la época en que Neruda estudia en la Universidad de Santiago de Chile, adonde se había trasladado, desde el Temuco de su infancia, en 1921. En realidad, entre 1923 y 1924, Neruda escribe poemas inspirados por diversas experiencias amorosas. En un determinado momento, decide repartir dichas composiciones en dos poemarios distintos: El hondero entusiasta y Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Los Veinte poemas... constituyen un conjunto unitario que podríamos definir como “crónica de un amor”. ¿Un amor? En realidad, se sabe que estos poemas fueron inspirados por varias muchachas, especialmente dos, a las que Neruda recordaría más tarde con los apelativos de Marisol y Marisombra. La primera es una joven de Temuco y la segunda, una estudiante de la capital. Aunque la “materia” de muchos poemas procede de historias reales, el libro tiene mucho de “montaje”, de construcción literaria. De tal modo que podríamos decir que, a la manera de ciertos cancioneros amorosos de otros tiempos, desarrolla una concepción del amor y de la mujer con evidente carga de tradiciones literarias, lo cual no disminuye la autenticidad emocional y poética. Concepción del amor En los Veinte poemas..., el amor presenta varios planos que van desde lo más concreto y físico a lo que podríamos calificar de metafísico. Lo primero que percibimos, ya desde el primer poema, son los


aspectos físicos: el cuerpo, las caricias, la unión carnal. Todo ello es evocado con una fuerza y una sensualidad que chocó por su audacia, respuesta a un inconformismo moral del poeta. A partir de este plano corporal, se salta -desde el arranque del libro-a un plano superior, donde el amor cobra un alcance telúrico: a través del impulso erótico, el amante entronca con la tierra, con la vida. Así, podemos observar la intensa unión de las experiencias amorosas con elementos de la naturaleza como el mar, el viento, el cielo, la niebla, las montañas, los pinos... Hay todavía un tercer plano, el metafísico, en el que el amor es un camino para salvarse del desarraigo existencial, de la angustia de vivir. Así aparece en la “Canción” que cierra el poemario: “Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta./ Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro.” El libro además, nos presenta un amor concebido como una historia: al comienzo, la consumación del amor recién descubierto, con referencias a una desgraciada época anterior. Los momentos de júblio alternan con los momentos tristes, pero estos últimos se van haciendo más frecuentes a partir del poema 15, con abundantes referencias a la incomunicación, al distanciamiento. El amargo desenlace se recoge en el poma 20 y en la “Canción desesperada”. Es el final del amor y, de nuevo, la noche, el naufragio de toda esperanza. La mujer También en la visión de la mujer amada podemos establecer las tres dimensiones señaladas en la concepción el amor. La amada se nos presenta en su dimensión más carnal, atendiendo a detalles concretos de su cuerpo: El pelo, los ojos... Pero, además, es fundamental la fusión de la mujer con los elementos de la naturaleza. Así, en el poema 3, se confunde con el paisaje: “...en ti la tierra canta...”. Por último, en relación con el tercer plano, la amada es la salvadora (o podría serlo). “Para sobrevivirme te forjé como un arma” (P.1), “Última amarra, cruje en ti mi ansiedad última/en mi tierra desierta, eres la última rosa” (P. 8).


La expresión poética En la lectura de los poemas podemos apreciar una gran variedad de tonos, que se adaptan a la expresión de la sensualidad o de la ternura, del júbilo o de la melancolía, de la exaltación vital o de la desesperación. Las imágenes son, sin duda, el aspecto central de la lengua poética de Neruda. El autor muestra su enorme capacidad para forjar poderosas y originales imágenes. Muy frecuente es el uso de símiles y de metáforas deslumbrantes. Podemos destacar además la abundancia de símbolos y la continua presencia de repeticiones, bimembraciones y paralelismos. Métrica En esta obra, se dan cita dos conceptos métricos diferentes. Por un lado, hay un núcleo importante de poemas que responden a una métrica regular, en los que destaca el uso del verso alejandrino. En otros poemas, encontramos gran libertad con la utilización del verso libre.

Si deseas ampliar esta información, puedes consultar: http://www.juntadeandalucia.es/cultura/opencms/export/download/bibhuel va/20-poemas-de-amor.pdf http://www.iesarucasdomingorivero.org/mediapool/72/724171/data/lengua /document.pdf

Profesora: Mar Quintas García


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