nunca, como si mis terribles sueños y mis presagios oscuros no fueran más que tonterías… Domingo reía, con esa risa suya que lo inundaba todo. “Que no madre, que no. Que son miedos infundados que tiene usted. Nosotros no le hemos hecho daño a nadie. Es verdad que tenemos nuestras ideas y que nuestras ideas no les gustan a todos los del pueblo, pero eso es todo. Ya verá como no llega la sangre al río.” Y ahora, con el tiempo pasado, yo me pregunto: ¿cuánta sangre puede llegar a contener un río sin