¡Hay tanta gente! ¡Tantos rostros que un día se quedaron atrás, detenidos, callados, en la sombra fugaz, en el gris sempiterno de una fotografía! “Rosita, ¡si eres tú! Soy Benigna, la “Beni”. ¿No te acuerdas?” …” ¿Y qué fue de Conchita? ¿Y Suceso? ¿Y Amparo? ¿Qué sabéis de Teresa? ¿Y Lola? …Carmen murió… ¡qué pena!” Sonríen como muchachas, hablan, gritan, se abrazan. Parece que no hubieran pasado tantos años, tantas vicisitudes, tantas penas. Entre la muchedumbre, los familiares, las autoridades, la