Traducción de mi autoría del fragmento de La habitación mínima, de Karel Taige.

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La habitación mínima

Karel Teige

Original: 1932. Publicación MIT: 2002.

Trad. Mariana Ures

Del prólogo del traductor (…) Teige pensó originalmente esta publicación como una contribución a las deliberaciones del Congreso Internacional de Arquitectura Moderna, así como un tratado teórico de las ventajas de la habitación colectiva. En su traducción se ha metamorfoseado como un documento histórico de una era turbulenta del "primer hall" del siglo XX, en tanto los sueños utópicos de Teige fueron arrasados por eventos que terminaron casi en el opuesto de sus esperanzas: el Reichstag de Speer en Berlín, el Iofan Palace de los Soviets en Moscú, y, en lugar de la poesía de la vida, el comunismo sin rostro humano en Praga.

Cap. 13. Hacia nuevas formas de habitar (P.323-394) (P.346-359) P.346 La habitación mínima en una vivienda colectiva debe ser concebida como una célula de vida individual, o sea, un cuarto por adulto. Estas células deben de ser ordenadas en una gran casa “colmena”. Dado el estilo de vida de la clase trabajadora, el hogar (household) basado en la composición de la familia tipo debe ser desterrado, y deben ofrecerse facilidades para la crianza comunitaria de los niños.

Los modelos existentes como los hoteles, “bachelor flats”, y otros, son un buen comienzo, pero inadecuados, ya que cada uno de estos edificios está diseñados específicamente para su propio uso y en muchos de ellos, la distinción entre los requerimientos de los servicios privados y colectivos, así como las facilidades culturales, no están bien definidos. En la vivienda colectiva esta distinción está rigurosamente impuesta por la centralización y la mecanización de todas las tareas domésticas y el alojamiento de las funciones culturales de la comunidad en los edificios públicos. Por estas razones, la fórmula de la habitación mínima, es una colmena de cubículos habitacionales, cada uno alojando una persona adulta. Teniendo esto en mente, no habría razón por la cual un espacio habitable como un cubículo, no pudiera ser reducido al mínimo: así es como definimos la habitación mínima, todo lo que no está directamente relacionado con las funciones privadas de la habitación se elimina del plano: no hay dining room, ni "parlor", ni habitación de los niños: es un lugar para dormir, para descansar en privado, para estudiar en privado, en suma, un lugar para disfrutar de la vida privada intelectual y emocional. Termina a su vez, con la cohabitación permanente de dos personas en una misma habitación.


Asignando una célula mínima a cada adulto -hombre o mujer- alcanzamos no sólo a reducir el régimen de hogares basados en familias tipo, sino a la eliminación de la producción al por mayor de programas de casas y hogares basados en modelos tradicionales. El resultado es un cambio de cantidad a calidad; de todos los cambios ocurridos desde los castillos, palacios, casas señoriales, a la casa burguesa del siglo XIX, incluyendo la reducción del apartamento lujoso a las dimensiones reducidas del diseño de viviendas, estos cambios fueron esencialmente cuantitativos. Es más, al presente, estos cambios cuantitativos, mejor ejemplificados por las diversas reformas y selectas innovaciones fueron provocados, en general, por progresos técnicos en arquitectura (racionalización de la habitación y sus dimensiones). Ahora, hemos alcanzado un punto en el que ocurre un corte radical: la cantidad cambia por la calidad con la intervención de un nuevo contenido social que hace del apartamento burgués algo obsoleto, y la célula habitacional es despojada de todas sus funciones domésticas, las cuales subsecuentemente empezaron a transformarse en servicios colectivos.

La célula de vida ofrece un santuario para la vida espiritual y emocional de un individuo. En contraste, un apartamento mínimo del "housekeeping" o incluso un apartamento tipo de, digamos, 20 a 70m2 de área, diseñado para alojar de 2 a 8 personas, nunca será totalmente capaz de satisfacer todas las necesidades culturales de sus habitantes, por la inevitable distancia psicológica que tiende a desarrollarse entre individuos de distintos sexos, edades, y estilos de vida que comparten el hogar.



Arquitectónicamente, el término “célula de vida” (living cell) se define por un diseño total del espacio de vida, pensado hasta el último detalle: los logros de la arquitectura moderna y la civilización técnica (por ej. La cocina de Frankfurt, Railroad dining car kitchens, etc.) demuestran cuán detallada puede llegar a ser la reducción del espacio funcional, cuando el problema es abordado racionalmente.

El único punto en disputa es la cuestión de las dimensiones óptimas de la célula de vida. Sin embargo, soslayando la respuesta a esta pregunta, la suposición básica en relación a su carácter tipológico es la siguiente: todos los elementos funcionales de la célula están estandarizados y diseñados de acuerdo a normas antropológicas determinadas y son iguales para cualquier persona adulta trabajadora, hombre o mujer. Cada célula estará ocupada por un solo adulto, por lo tanto su diseño y equipamiento específico diferirán sustancialmente de otras áreas de vida, ocupadas por más de una persona. En la ausencia de la distinción de clase anterior, no hay necesidad de diferenciar entre células de vida individual por tamaño o confort. En otras palabras, no habrá una primer, segunda, tercera clase, como en los trenes. Siendo todo igual, una célula podría mejor compararse con un compartimento con todo el confort de la primera clase pero sin lujos superfluos, como en la tercera clase. Debería darse por sentado que las dimensiones de esta célula deberían ser tan modestas como sea posible. En la URSS, la norma sanitaria fue fijada como sigue: 8.2m2 y 20m3 por adulto, permitiendo espacio para ventilación mecánica. Un equipamiento apropiado consiste en: una cama plegable, mesas, sillas, y otros. Estas dimensiones pueden bajarse aun más, si pudieran proveerse ventanas grandes (posiblemente, una pared entera de vidrio). Esto ayudaría a superar ópticamente la sensación de espacio ajustado. En definitiva, la pregunta de las dimensiones es realmente una pregunta sobre las especificaciones de la célula: (1) Si la célula individual se va a utilizar únicamente como cubículo para dormir, entonces las funciones de la labor intelectual individual, deberían de alojarse en espacios de trabajo separados, pequeñas cámaras, y así. (2) Si la célula se considera como un espacio individual de habitación, debe satisfacer las funciones siguientes: dormir, leer, estudiar, y otras actividades educativas e intelectuales; descanso privado, almacenamiento de objetos para la vida diaria (ropa, sábanas), un baño, y facilidades que atiendan a las necesidades elementales de la higiene privada y la vida íntima.

En una primera instancia, el área, un espacio cúbico, y el equipamiento de la cabina, pueden ser diseñados en el modelo como un compartimento de dormitorio de un tren (Railroad car) o una cabina de un barco (cruise ship): un área de 3 a 5 m2 sería suficiente. En la URSS, donde la cuestión de las dimensiones y las cuestiones de tales habitaciones ha sido ampliamente discutida, y donde se ha decidido que el tamaño de los espacios colectivos no debería reducirse a expensas de las células


individuales, la opinión de la mayoría coincide en que 5m2 son suficientes, la minoría reclama 6m2, pero nadie propone más que eso. Asumiendo que la célula se


concibe como espacio de vida privado, debería ser diseñado para alojar las siguientes funciones: (el autor reitera lineas anteriores) “dormir, leer, estudiar, y otras actividades educativas e intelectuales; descanso privado, almacenamiento de objetos para la vida diaria (ropa, sábanas), un baño, y facilidades que atiendan a las necesidades elementales de la higiene privada y la vida íntima”.

La norma de 5m2 por persona es definitivamente más alta que la que prevalece en las casas obreras superpobladas de hoy en día. El argumento más poderoso avanzado por los soviets en respaldar la idea de que la célula debería considerarse meramente como el lugar del dormir del individuo, es que un espacio más grande sería una influencia negativa en el desarrollo futuro de la vida colectiva y las actividades comunes, y que los trabajadores tenderían entonces a dejar sus clubes y se aislarían en sus hogares.

En una segunda instancia, si la célula fuera designada como un espacio para vivir, (general living) y no meramente como un lugar para dormir, (combinando los espacios de tocador, (boudoir), estudio, cubículo de dormir, y living room, sería necesario aumentar sus dimensiones hacia una norma más generosa, próxima a los 7m2 a 9m2 y eventualmente hasta los 15m2, además, aumentando su inventario de equipamiento, así como otros servicios. Una célula de habitación completamente equipada debería contener los siguientes ítems: una cama plegable o sobre de dormir, una mesa de trabajo (en lo posible plegable) o “secretaire”, un armario con una biblioteca y otros ítems para el trabajo intelectual, una mesa pequeña, dos o tres sillas, armarios empotrados con un guardarropa y receptáculos para el guardado de la ropa de cama, un lavabo, un gabinete de la vanidad y un espejo. La célula de habitar o jacejka, como se la conoce en la Unión Soviética, por lo tanto, unifica en un solo espacio las siguientes funciones: dormitorio, rincón para el trabajo intelectual, espacio para la vida privada. Pero incluso en este caso el área de la planta es más pequeña que aquella del apartamento mínimo, porque las especificaciones espaciales de la jacejka se basan en un cálculo más eficiente. N. A. Miliutin, sugiere las siguientes dimensiones como adecuadas para todas las funciones mencionadas arriba:

2.8m x 3m = 8.4 m2 ; 8.4m2 x 2.6m= 21.84m3

Algunos arquitectos soviéticos consideran estas dimensiones mínimas (7 a 9m2) como temporarias, justificadas solo por la aguda escasez actual de vivienda de la URSS; insisten en que el tamaño debería eventualmente aumentarse para proveer una norma más generosa para un estándar más alto de vida más saludable. Proponen construir células habitacionales más grandes en el futuro, aumentando las superficies de las plantas de 9m2, a 12, 15, 18 e incluso 25m2. Sugieren incluso que


un aumento gradual de las normas de habitar es necesario dadas las dificultades de la economía soviética en proveer un cuarto para cada ciudadano adulto a su estado de desarrollo actual. Por el contrario, proponen que células disponibles sean ocupadas por más de una persona como medida temporaria. Esto reconoce la imposibilidad de la economía actual de proveer dimensiones más generosas, y significa una cierta cantidad de superpoblación temporaria. También creen que una solución interina, sería más aceptable para aquellos miembros de la sociedad que aún no desean abandonar el modelo de vida de familia tradicional. También significa que nadie sería obligado a una vida colectiva contra su voluntad.

El camino correcto para promover la vida colectiva es por la vía de la lucha ideológica y la propaganda cultural, lo cual expone los atavismos y prejuicios de maneras obsoletas de vivir. En términos concretos esto significa: resistir el plan de proyectos de células habitacionales demasiado grandes a ser ocupadas por más de una persona, una pareja de casados, o una familia con niños; resistir la cohabitación de dos o más generaciones bajo el mismo techo, así como la distinción sinsentido entre gente soltera y casada en la asignación de espacio habitacional.

En cualquier caso, si asumimos una semana de 5 días de trabajo, tomando en cuenta incluso el tiempo pasado en el club, reuniones, cuartos de estudio, y el gimnasio, entonces, de acuerdo con nuestro programa de tiempo, una persona pasará aproximadamente la mitad de su vida en su espacio privado “todo propósito”, el jacejka: por esta razón, no sería aconsejable fijar sus dimensiones muy pequeñas. Nuestro interés es encontrar no cualquier mínimo sino aquel que sea satisfactorio desde los puntos de vista sanitario así como desde el biológico.: en otras palabras, un mínimo que sea a la misma vez, adecuado y esencial. Una célula habitacional para una persona, que mide entre 8.2 y 9m2, ofrece un estándar más alto de alojamiento que aquél ofrecido por un pequeño apartamento convencional de entre 20 y 45m2 ocupado por entre 3 y 6 personas. Mejoras futuras podrían llevar a mejores loteos de metros cuadrados, pero el cambio vendrá seguramente, en forma de proveer más confort agregando un “toilet” y un baño privado, a cada habitación, más que aumentando el área de habitación en sí. Mientras tanto, los Soviets decidieron proveer cocinas auxiliares para cada piso de sus colmenas habitacionales (una cada 25 a 50 células); esto podría adaptarse luego fácilmente a otros usos, (baños, salas de lectura, salas de reuniones, salones de té, o incluso nuevas células habitacionales, una vez que no se usen más. Lo que esto implica para el diseño es una flexibilidad y variabilidad máxima del diseño general de estos edificios.

Una y otra vez, los sistemas de esqueleto “abierto” de acero, madera u hormigón, deben ser usados. La célula habitacional representa como tal, la forma más madura de la célula mínima. No para ser considerada como un mero mínimo de emergencia: es un mínimo y un máximo a la misma vez. La experiencia demostrará lo suficientemente pronto si las normas espaciales (aún a ser aceptadas en la URSS) deberían


incrementarse de 8.2m2 a 9m2, y eventualmente a 15m2 o más. De acuerdo a nuestro propio juicio, incluso si tal aumento fuera posible, sería en el fondo no deseado. ¿Por qué los habitantes de estas células querrían asumir la carga de tener que mantener un apartamento más grande de aquel que fuera suficiente para sus necesidades, especialmente cuando tendrán a su disposición todos los servicios modernos y confort en el reino colectivo? Una célula de vida de entre 8 y 10m2 es una habitación que nunca más hará a alguien esclavo de su propia casa. Entonces, ¿por qué una habitación que podría ser como un equipaje acompañando nuestro periplo de vida, sería arrastrada como una pesada carga? ¿Por qué sería tan difícil de reducir a un tamaño razonable?1 Por ejemplo, en los casos donde las ventanas enfrentan un espacio abierto eliminando así la sensación de estar adentro de una caja, la preferencia sería la de darle a ese apartamento un área menor (siempre y cuando mantuviera su área habitable mínima). Por supuesto esto también presupone una disposición bien diseñada de los muebles funcionales, el cual incluya elementos plegables y empotrados, así como sillas y puertas plegables para ahorrar más espacio. El principio que valida estos argumentos establece que cuando el espacio está funcionalmente coordinado con la globosidad de la performance y el confort de la habitación, puede reducirse radicalmente. En efecto, una justificada reducción racional del espacio llevará a un aumento de la funcionalidad y el confort de un apartamento: esto también debe ser considerado uno de los principios subyacentes del concepto de la habitación mínima. Por eso también, la célula habitacional debe ser considerada la unidad primaria y esencial del espacio proporcionado para cada adulto trabajador. Reduce el espacio de todas las funciones de la casa dedicadas a propósitos privados a una sola habitación. La célula de vida es un elemento estrictamente estandarizado: las necesidades comunes básicas de habitación y vivienda para las masas.

Tomando como premisa que la vivienda popular es un problema de masas, los estándares técnicos para dichas habitaciones son de fundamental importancia. No solo deben conformar las necesidades de las masas sino que al mismo tiempo tienen que satisfacer necesidades individuales. Para hacer eso, válidos y pragmáticos requerimientos y principios deben ser formulados. En términos de habitación, todo el mundo civilizado tiene las mismas necesidades biológicas, los mismos requerimientos de aire, iluminación, confort y salud. Incluso aquellos que viven en niveles de subsistencia, representados hoy en día por el proletariado, de buen modo “La habitación mínima es muy importante y debería ser una opción bienvenida para toda persona trabajadora. Una persona trabajadora intentará simplificar su apartamento y condiciones de vida para que su mantenimiento y cuidado (unkeep) requieran del mínimo esfuerzo y expensas, resolviendo sus condiciones habitacionales de una forma tal que en lugar de darle protagonismo a un siempre nuevo artilugio, simplemente tirarán los artículos obsoletos por la borda. Cuánto más rápido y sencillo puedan hacer el trabajo necesario para mantener su existencia, más placentera será la vida” (Mart Stam). 1


acuerdan en cuáles serían los requerimientos para una vivienda social viable. En la práctica, dicho acuerdo implica que estos requerimientos uniformes deberían ser satisfechos por la vía de la estandarización. También implica que no hay razón por la cual la habitación debería ser diferente , en tanto no hay diferencia entre equipajes, cabinas de tren o barco o "sleepers". La primer y más

importante tarea es, por lo tanto, diseñar una habitación a medida humana: así, proveer muebles tan estandarizados como los bulbos de las lámparas de luz. De hecho, la estandarización consistente es un buen indicador del nivel que ha alcanzado la propiedad pública.


La uniformización y estandarización a gran escala promoverán una sensible reducción en las expensas de la producción y operación industrial.

Porque sus componentes funcionales están estandarizados, la habitación proletaria es el tipo ideal para aprovechar los beneficios de tal estandarización y producción de masa; en contraste, el apartamento burgués variará de acuerdo con el tamaño de cada familia, posición social, estatus de propietario, preferencias culturales y otros, y además, deberá esforzarse por alcanzar la representatividad de cada individuo, excentricidad, y originalidad de los requerimientos y caprichos de cada cliente. Por el contrario, el proletariado es “la clase que creará una nueva sociedad aboliendo todas las otras clases, superando la división del trabajo y las barreras de clase creando una sociedad humana de un carácter internacional y universal. Unida por el sufrimiento común, por lo tanto no reclama ningún privilegio …(I) No podrá ganar su propia libertad a menos que se libere a sí misma de la regla del dominio de todas las demás clases, y por ese acto alcance su liberación también; en suma, fallar en la liberación de todas las clases sería perder su propia humanidad y por lo tanto su única chance de redimir a la humanidad toda.

(Marx, Economic and Philosophical Manuscripts of 1844)


El proletariado es una clase que no reclama derechos especiales pero centra su fuerza desde su humillación (debasement) para avanzar la evolución de la humanidad, una clase que estará contenida con uniformidad completa en todas las partes de la vida, desde la ropa hasta la vivienda.

Desde un punto de vista ideológico, los aspectos estandarizados de la célula de vida para un individuo, ayudan a subvertir las nociones de “hogar”, “patria” (native land en el original) y “familia” y prepara las condiciones para la emergencia de un nuevo tipo de psicología humana. Como una célula estandarizada, el espacio habitacional es transformado en su forma más auténtica por cada habitante con la preciosa libertad espiritual y paz adquiridas en sus horas de descanso. Este es un aspecto que ninguno de los tipos de apartamentos convencionales de Europa aún ha alcanzado. Además de desasociar las relaciones eróticas de las consideraciones materiales, la eliminación de la habitación conyugal en un cuarto, no solo ofrece una medicina efectiva contra la mezquindad parroquial del casamiento burgués, sino que también impacta poderosamente en la estimulación de un más amable florecimiento y enriquecimiento trascendente de los genuinos instintos y sentimientos humanos. La eliminación del tipo de habitación burguesa significa terminar con las


incongruencias del nido burgués y envía un viento mortal a la psicología burguesa y a su despótica mentalidad individual.

La multipropósito jacejka, es la que mejor ejemplifica el corte radical con las condiciones de la familia burguesa, es la materialización de este nuevo tipo de habitación de forma técnica. Aquí, la familia deja de existir como la unidad económica básica de un todo social, y el casamiento tradicional es reemplazado por un modo más elevado: una relación libre entre dos personas, unidas la una a la otra meramente a través del vínculo sexual, parental, o una relación similar. Las relaciones íntimas entre personas se tornan asuntos estrictamente privados. Las personas pueden ser liberadas de sus relaciones de dependencia anteriores en el esquema de hogar de familia tradicional, solamente eliminando las divisiones subyacentes de trabajo y negando la lucha de clases entre hombres y mujeres, niños y padres, así como los conflictos entre generaciones. La multipropósito jacejka reproduce el alojamiento proletario al más alto nivel de la cultura socialista. Es una versión moderna del barril de Diógenes, y, como Le Corbusier, acertadamente observa, “es el sumum de la sabiduría, la utilidad, y la creación arquitectónica”. Fue Diógenes quien viviendo en un barril, fue capaz de renunciar a todo lo superfluo y quien se atrevió a gritarle al gran Alexander frente a su barril: “Córrete de mi sol”. Así, dejemos todas las cosas superfluas ideadas por arquitectos y la industria del lujo del pasado a un lado, que se corran de nuestro sol, también! O - si lo desean- sigamos el consejo de Buddha: libertad significa salir de casa. Aplicado a nuestro propio tiempo, esta frase se traduce a despojarse del peso muerto del apartamento tradicional. La célula de vida para una persona, se vuelve un barril de Diógenes moderno, un lugar real para la habitación privada; cada individuo se provee solamente de lo que es debido, mientras que la relación entre hombre y mujer queda liberada de tener que soportar el estrés de los malestares comunes en un apartamento compartido.
 Frecuentemente, las funciones y dimensiones de la jacejka como un nuevo tipo de vivienda son vastamente discutidas en la URSS, bajo el encabezado de obshchezhitie (vida colectiva) versus el dom-komuna. La casa colectiva es vista como una solución interina, diseñada para lograr la transición del tipo de barracas de alquiler hacia un modelo de habitación superior. Estas casas colectivas estaban destinadas para proveer alojamientos para más de una persona, y a veces incluso familias enteras compartían una habitación. Los apartamentos no tenían cocina, sino que se proveía una cocina común para varias unidades de apartamentos. En algunos casos comedores públicos se proveían en su lugar. La dom-komuna representa una solución más auténtica para la vivienda colectiva. Es una casa diseñada para un gran número de habitantes -una gran estructura sin cocina, pero con hogares para niños incluidos, clubes, etc. Una colectivización total de los servicios habitacionales impli-


ca que es posible desarrollar dos tipos de casas: la habitación colmena, o la habitación combinada. Uno de los más abocados a la dom-komuna es Sabsovich, autor del libro, La URSS en quince años (1929), donde se propone una versión mucho más desarrollada que aquellas ejemplificadas en las tempranas comunas habitacionales de Moscú. Su madura dom-komuna, visualiza complejos para 2 a 10 mil habitantes. Cada comuna es concebida como una comunidad distinta, una ciudad, que incluye lugares de reunión, un club, habitaciones de estudio, un teatro, cines, centros de atención de salud, salas de emergencia, salas de ejercicios, etc. Se prevén además otros espacios para las oficinas de la administración del Soviet local. Muchas de estas Dom-komuna, pueden ser combinadas para lograr una ciudad residencial para adultos. Los niños serían educados criados afuera de la ciudad, en distritos especiales.

Las teorías de Sabsovich fueron implementadas en un cierto grado en el bien conocido proyecto arquitectónico de la gran comuna de M. Barshch y V. Vladimirov, miembros del Comité de Construcción del soviet de Economía. (Stroikom), con la diferencia que en este proyecto la casa de los niños y la escuela fueron incluidas como una parte integral del proyecto para impedir la segregación de la vida de los niños en distritos especiales.




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