La estación de tren abandonada

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LA ESTACIÓN DE TREN DE SANTA MARÍA LUCÍA DE LAS LORENAS Surgen muchas leyendas sobre esta antigua estación de tren de cercanía de Cádiz. Esta estación de tren fue fundada en 1985 como la primera estación de tren de Cádiz, en sus principios fue la estación de tren más popular de España.

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Pero mientras pasaban los años la estación iba perdiendo pasajeros y cada vez tenía menos dinero para poder mantener los trenes y pagar a los empleados. En el año 1990 tuvieron que cerrar, aparte de que no tenían ni pasajero ni dinero, también era porque era la mayor zona de asesinatos y la gente no era capaz de ir allí por el miedo a los asesinos, y cuenta la leyenda que el propietario de la estación sigue encerrado en ella y preparó toda la estación con trampas y pasadizos para enconderse de los asesinos y esconder con él el dinero recaudado de la estación (Que era muy poco). Llegado el año 1998 tres niños llamados Elías, Juan y Pedro pensaron que si seguía el propietario encerrado en la estación, podrían enfrentarse a los asesinos y a las trampas y salvar al maquinista, para que este le diera un poco de dinero a los tres niños y poder comprarse la nueva PS4, todos los niños estuvieron de acuerdo.


Al día siguiente fueron todos a reunirse a la casa de Elías para planear cómo iban a entrar y matar a los asesinos para salvar al propietario de la estación. Prepararon todo tipos de armas para combatir con los asesinos. Prepararon armas con cosas que encontraban en la casa de Elías, armas de perdigones, armas de electricidad hechas con cables y un interruptor, hasta armas de fuego. Al día siguiente los tres niños salieron hacia la estación. Cuando llegaron se encontraron a dos asesinos reunidos en la entrada de la estación, Elías el que llevaba el arma de electricidad se acercó cuidadosamente y les disparo de manera que les dio a los dos a la vez. Al entrar se encontraron un pequeño hilo de un extremo de la sala al otro extremo, no sabían lo que pasaría si lo rozaban o lo cortaban, solo sabían que era algo malo. Juan, que era el que llevaba el arma de fuego disparo continuamente al hilo para quemarlo y que no activara la trampa, y pudieron seguir su camino. Al pasar a la otra sala se encontraron a un guarda que protegía la habitación donde estaba el propietario de la estación. Para poder pasar sin que el guarda les vieran tuvieron que dar la vuelta pasar sorprenderle por la espalda y poder salvar al propietario. Al dar la vuelta vieron, antes de sorprender al guarda por la espalda, que había un enorme agujero en el suelo de no sé cuántos metros de profundidad, la única forma de pasar era activando un botón que te ponía un puente para poder pasar. Pedro, que era el que llevaba el arma de perdigones, le disparo al botón, se activó el puente y pudieron pasar. Al llegar le pegaron en la cabeza al guarda y cogieron las llaves y entraron. Al entrar se encontraron al propietario en una esquina abrazando su bolsa del dinero de la estación. Más tarde llevaron al propietario a su casa, y este les dijo a los tres que por su buena gratitud le iba a dar una pequeña parte del dinero recaudado. Los niños al final consiguieron lo que querían reunir suficiente dinero para comprarse la PS4, pero el problema era, ¿en cuál de las 3 casa de estos niños se iba a quedar la PS4?

Elías Muñoz Muñoz 3ºB

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EL MISTERIO DE LA ESTACIÓN DE TREN Tres amigos deciden hacerle una fiesta de cumpleaños a un compañero en una antigua estación de tren porque, además, al día siguiente era Halloween. Invitaron a varias personas para que colaborasen en una broma para el cumpleañero. Al llegar la noche quedaron todos en el banco del andén número 6. El cumpleañero estaba solo y pasaron los minutos; y llegó a pasar hasta una hora cuando él, ya desesperado, cogió una piedra y la tiró al reloj viejo y roto de enfrente. En ese mismo instante escuchó un grito de una niña en el túnel de salida del tren. El joven se quedó superpálido y decidió ir a ver lo que pasaba. Mientras andaba despacio por las viejas vías del tren se escuchó una campana y a la vez la sirena del tren. El niño salió corriendo de las vías, pero pensándolo bien se dio cuenta de que el tren no pasaba por allí hacía muchos años. Entonces sospechó que podría ser una broma y gritó: ¡vale chicos, buen trabajo, me habéis asustado!.

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Algunos segundos después de decir eso salieron todos y gritaron: ¡felicidades!. Empezaron a comer en los bancos (comida basura) hasta que terminó la fiesta y todos se fueron a sus casas. El cumpleañero miró a la estación desde su ventana y se encontró a una niña colgada por el cuello del palo de una de las banderas. Alonso Cano 3º C


La estación de Chamberí Leamsy paseaba por los pasillos del metro de Madrid asombrado ante todo. Donde él vivía no se veían muchos metros y mucho menos se escuchaban esos armónicos instrumentos de músicos callejeros que tanto le gustaban. Leamsy venía de Albania con su madre buscando fortuna en un país como España, que probablemente tenía más problemas económicos que su lugar de origen aunque, según decía se madre, cualquier cosa era mejor que Albania. Pero Leamsy sabía que no era por eso por lo que iban a ir a vivir a España. Su padre cuando él era pequeño había partido hacia Madrid para encontrar un trabajo mejor remunerado y poder mandarles algo de dinero a Leamsy y su madre. Pero… su padre según el informe policial desapareció como si nada. No llegó a pisar la estación de Atocha pero sí llegó a entrar en el andén del metro que se dirigía a ese lugar. Precisamente, ese mismo andén. -Leamsy, hay mucha gente por este sitio, no sueltes mi mano. Le dijo su madre en tono severo. Ella tenía razón, en cuanto soltase su mano, la marea de gente que iba en dirección contraria lo arrollaría. En ese momento, Leamsy vio una señal en un pasillo del metro bastante deteriorado que decía “PROHIBIDO EL PASO”. -¿Qué habría allí? Pensó el muchacho. Con un impulso sobrenatural y sin saber por qué, soltó la mano de su madre y se dirigió al pasillo.

Cuando se adentró en el andén prohibido, vislumbró unas letras en lo alto que decían “ESTACIÓN DE CHAMBERÍ’’ y unas cuantas cabinas de metal abandonadas. Se escuchaban susurros y las pisadas de pequeñas patas en el suelo. -Ratas… Dijo Leamsy con asco. No le gustaban mucho los bichos y mucho menos las ratas de las que había estudiado que hacía mucho llevaron la peste a

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Europa. Aún así Leamsy, continuó su camino y se coló en uno de los vagones del metro. Al entrar en el vagón se le heló la sangre. Intentó gritar pero no pudo. Tiró unos cuantas sillas de plástico arrancadas del tren por algunos gaberros en juergas anteriores y las tiró contra aquel ente fantasmagórico sin cara. Aquella cosa con forma de persona llevaba un traje negro y zapatos negros. Tenía la cara blanca aunque no se podía decir que tuviese cara pues carecía de rostro. Sus brazos llegaban a sus rodillas y eran alargados y delgados. En sus manos portaba unos guantes blancos. Con un movimiento lento, el monstruo se acercaba a Leamsy, que paralizado del terror, no se podía mover. Cuando los guantes del mostruo estaban a tan solo a unos milímetros del muchacho, una especie de arpón atravesó a la cosa y lo derribó hacia atrás. -Slenderman... dijo la persona que portaba el arma. Era un hombre alto, de alredor de un metro ochenta de altura, con una barba descuidada y un cuerpo magullado de luchas anteriores contra algo. Leamsy suponía que debía ser contra Slenderman. -Tú… El hombre se acercó a Leamsy y le escrutó el rostro como si estuviese mirando algo asombroso. –Has crecido mucho hijo. Leamsy extrañado comprendió todo. Su padre no llegó a coger el metro dirección Atocha porque decidió entrar en aquella estación… ¿Pero por qué? Su padre lo estaba abrazando y Leamsy solo se dio cuenta cuando terminó de deducir todo aquello. El muchacho sin soltar a su padre preguntó: -¿Por qué te adentraste aquí padre? -Es una historia bastante larga hijo… Digamos que cuando llegué a Madrid vi que no todo iba a salir como esperaba y que probablemente no encontraría trabajo porque no sabía nada de español y mucho menos tenía conocimiento alguno de alguna materia. Un hombre me ofreció ir en busca de Slenderman a cambio de mucho dinero y así fue como acabé viviendo aquí para perseguir a Slenderman y darle caza. Al final conseguí mi objetivo. Después de decir todo aquello, el padre de Leamsy soltó a su hijo, cogió el móvil y llamó a alguien.

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A los meses Leamsy se encontraba en un piso de una calle de la Gran Vía con todo tipo de lujos. Su padre había recibido una cantidad de dinero por aquel asesino en serie increible. No podía ni imaginarse en su momento cuantas atrocidades había cometido ese mostruo. Leamsy no sabía por qué pero estaba con su familia al completo por fin y ya nada de eso le importaba.

Ismael El Bakali 3º C

La historia de Eleanor y sus hermanos -¡Hermanita Isa! vamos a jugar al patio que luego no nos van a dejar -dijo Eleanor. -Lo siento Elena, hoy no tengo mucho tiempo. -Oye Isa no me llames así que no me gusta. Llámame Eleanor o Ellen. -¿Porque siempre te da coraje?-Preguntó Isabel.

6 Ella decía siempre que ese nombre fue puesto por su padre, que era de Inglaterra y que murió en una guerra y su madre llamada Lisa era española. -Bueno, ¡felicidades que hoy es tu cumple! Hoy cumples 15 años -dijo Eleanor. -Venga te dejo que te arregles pero antes te cepillaré el pelo. Isa tenía el pelo tan rubio que parecía de oro y luego, Isabel se lo cepilló a Ellen. Ellen tenía el pelo castaño y muy suave. Ellen se fue y dijo: -Ya le pediré a Dani o a Miki que jueguen conmigo. Ellen escuchó como alguien se acercaba; era su madre que decía que dejara de usar diminutivos, que una familia rica se llama por los nombres. - Vale mamá, diré Daniel y Miguel – dijo Ellen Eleanor no se llevaba muy bien con sus hermanos porque a veces peleaban, pero siempre jugaban con ella. Pasaron 5 horas e Isa fue a la habitación de Eleanor.


La celebración fue estupenda, un gran banquete, muchos regalos y amigos de mis padres, aunque Ellen se aburrió un poco ya que sus amigos no asistieron. -Ya sabes por qué Ellen; es porque son del pueblo y no dejan que gente pobre se mezcle con nosotros. -Venga-dijo Isabel, -vamos a la fiesta, aún no ha terminado. De repente mandaron silencio y su madre Lisa, anunció que se casaría con Enrique, la persona con quien estaba saliendo. Eleanor se puso triste, ya que Enrique nunca le dio buenas vibraciones y veía siempre en su cara una risa forzada; algo se traía entre manos, pero nadie la creería , porque ¡quién haría caso a una niña de 14 años! Eleanor se alegró porque también Isa y sus hermanos pensaban igual y descubrirían lo que trama. Pasaron los meses y la celebración se llevó a cabo. Después de la boda, ya dejaron de pensar eso, a lo mejor sí que quería a Lisa, pensó Ellen. Pasaron otros 4 meses cuando una noche Ellen se despertó por un ruido, salió de su habitación y vio a Isa fuera, porque también había oído algo. Isa se asomó por la ventana de la habitación de su madre, pero como Ellen no era alta, no pudo ver nada. Solo vio cómo su hermana la cogía de la mano y empezaron a correr. Isa la dejó en la habitación de Dani y Miki e Isa salió de allí y de repente... vio una estación abandonada de donde salía una voz que decía: ¡búscame soy...! ¡Elena! ¡Elena! Despierta. Notó como su tía Marisa la intentaba despertar. No me digas que estabas soñando otra vez lo que pasó la noche de hace 1 año,...de la muerte de tu hermana y de tu madre. Intentó decirlo sin herirla. Efectivamente soñaba muy a menudo esa noche donde una persona acaba con la vida de su madre y su hermana. Ellen no lo recordaba muy bien pero sabía que Isa a través de la venta vio al asesino y el asesino al verla la mató. Ella al no poder ver la ventana se salvó gracias a su hermana aunque en su último sueño apareció una estación abandonada, pero no sabía que significaba. A partir de ese momento sus hermanos y ella

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estuvieron más unidos. Ese sueño lo empezó a tener al año siguiente, en el cumpleaños de su difunta hermana y se volvió más frecuente, que ya lo tenía cada semana. - Te he hecho el desayuno - dijo Marisa. Hoy es tu cumpleaños y Enrique se está encargando de todo. - ¡Tía Marisa! ¿A ti no te parece raro que el día del asesinato Enrique estaba trabajando, y que ningún día se quedaba hasta tarde?- preguntó Ellen a su tía. La tía no quiso recordar el suceso. Se mantuvo en silencio y se fue. Parecía apenada porque ella quería mucho a sus sobrinos. Ellen se fue a tomar el aire al pueblo y sus hermanos la acompañaron. Ellos eran muy queridos en el pueblo. Era un pueblo en el norte de España. Ellen se convirtió en una chica alta de pelo castaño y ojos azules a la que todo el mundo caía bien. Hoy cumplía 15 años. Su hermano Dani era dos años mayor que ella; tenía 17; era alto, rubio, de ojos marrones y muy carismático. Y Miki era de estatura media, pelo castaño y ojos azules y tenía un año más que Ellen, tenía 16 años. Isa y Dani se parecían más a la madre y Eleanor y Miki, más a su padre. Al atravesar el pueblo escucharon hablar a unos niños diciendo que había una estación abandonada muy cerca de allí. Entonces Ellen fue corriendo y efectivamente era la que aparecía en sus sueños. No tardó mucho en contárselo a sus hermanos, y pensaron que su hermana quería comunicarse con ellos. Buscaron por todos sitios pero lo único que vieron fue chatarra y suciedad Todo estaba en completo abandono. Lo único que se mantenía en pie era un tren. Se metieron y, rebuscando, vieron una pertenencia de Isa, el colgante que le regalaron Miki y Dani por su cumpleaños. Ellen le había regalado unas semillas de su flor favorita, la azucena. Ella y sus hermanos empezaron a rebuscar, pero no había nada más. Seguramente alguien la había llevado allí sabiendo que esa estación estaba abandonada. Dentro del tren encontraron una pequeña llave, la cogieron y ella y sus hermanos se fueron, ya que habían pasado 3 horas y su fiesta estaba a punto de empezar. Al llegar, Enrique empezó a gritar a ella y sus hermanos por llegar tarde y empujó a Ellen al

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suelo haciéndole una herida en la mano, donde se apoyó al empujarla. Sus hermanos no pudieron hacer nada, ya que era su padrastro. Durante la celebración, Ellen mandó a sus hermanos a la habitación de Enrique para encontrar alguna pista, porque su principal sospechoso era él. Ella entretuvo a Enrique lo que pudo y fue suficiente para encontrar una carta, que era el testamento de su madre. En dicho testamento dejaba a sus hijos todo lo que tenía y sería efectiva cuando uno de sus hijos llegara a tener 18. Ellos no sabían nada. El cumpleaños de Dani era la semana siguiente. Por la noche, Ellen volvió a soñar lo sucedido y volvió a ver la estación abandonada. Vio a su hermana, pero estaba diferente, estaba ensangrentada y le decía: -Volverá a matar, los siguientes seréis vosotros, volved a la estación, allí está la clave, es la flor.

9 Eleanor se despertó bruscamente y corriendo fue a la habitación de Dani y Miki y se lo contó. Por la mañana fueron a la estación, pero no sabían que hacer. Ellen movió unas palancas y el tren empezó a moverse. De repente cuando se movía, vieron por delante la silueta de Isa. Empezaron a gritar y la atravesaron. Sin duda, era ella, y entonces pararon el tren y empezaron a buscar en el sitio donde vieron el fantasma de Isa. Allí lo único que había era el techo por arriba derrumbado, se podía ver el sol alumbrando esa zona, pero lo único que encontraron fue... ¡Una flor! -Justo como dijo Isa en mis sueños- dijo Ellen. Pero no sé cómo es que esa era la clave de todo. Anteriormente el inspector de policía dijo que encontró el cuerpo de su madre en su habitación ahorcada y que seguramente Lisa mató a su hija y el cuerpo lo incineró. Todo esto se dedujo porque escribió una carta de suicidio, pero Lisa y sus hermanos no lo creían, su madre era muy buena para hacer una cosa tan terrible.


Entonces Ellen recordó que ella le regaló las semillas de azucena, que florecía una vez al año. Se acercaron, y efectivamente era una azucena y no hacía mucho desde el cumpleaños de Isa. Como el techo estaba derrumbado empezaron a quitar piedras y vieron tierra removida y supieron de inmediato que su hermana se encontraba allí. Todo esto, aunque fuera cierto, no tenían pruebas y de repente Miki tuvo la idea de buscar la carta de suicidio de la madre. Fueron a preguntarle al inspector y este se negó al principio, pero no podía decirles que no, ya que era la carta de su madre y tenían derecho a verla. Dani sacó la carta de invitaciones que su madre redactó para el cumpleaños de Isabel, la letra parecía igual, pero algo fallaba. De repente Miki de acordó que su madre las “aes” las escribía diferentes en la carta de suicidio aparecían de esta forma: “a”, pero en la de su madre así: “a”. Solo escribía la “a” así... ¡Enrique!, dijo alterada Eleanor. Aunque ya sabían quién era el asesino, seguían sin tener pruebas, ya que ese tipo de “a” lo podría escribir quien fuese. Pero podían hacer algo más. Dani recordó lo del testamento y sabía que él intentaría matarlos para quedarse con el dinero, ya que fue ese su primer objetivo. Se lo contaron todo al inspector, pero dijo que aunque fuera cierto, no era prueba suficiente para inculparle. Entonces le contaron el plan y después de tantas súplicas, el inspector aceptó quedarse esa noche con ellos para comprobar si Enrique intentaría matarlos. Llegó la noche y el inspector se escondió en el armario de la habitación de los hermanos de Ellen, donde esa noche también dormiría ella. Pasaron horas y horas y el inspector se inquietó y justo cuando iba a salir, alguien entró, encendió la luz y antes de que pudieran hacer nada, dejaron que les ataran, porque era parte del plan.

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Los hermanos empezaron a decirle a Enrique que él fue el que mató a su madre y a su hermana y preguntaron por qué. Enrique no confesó porque algo le pareció extraño, el hecho de que supieran todo y no hubieran huido de allí. Entonces de repente salió el inspector y le arrestó. Entonces los hermanos le pidieron al inspector llevarlo a la estación. Explicaron que si el cuerpo estaba muy bien escondido, es que había alguna prueba de su culpabilidad. Fueron con el inspector y Enrique esposado. Fueron hasta donde estaba la flor y dijeron que esa era la prueba de que Isa estaba allí. Enrique empezó a reír y ellos contaron que el día de su cumpleaños Ellen regaló a Isa semillas de la flor de azucena y allí estaba, sólo florecía una vez cada año. Además la tierra estaba removida. Empezaron a cavar y allí estaba su esqueleto junto con un cuchillo. Además el esqueleto estaba deformado como si algo pesado lo hubiera aplastado. Enrique finalmente confesó y lo metieron en la cárcel. Desde ese momento derrumbaron la estación y únicamente dejaron la zona con la flor. Desde entonces las flores como la azucena o parecidas son llamadas la flor de lilium, en honor a Isa. Desde entonces, estos tres hermanos fueron a vivir con su tía Marisa, Ellen dejó de tener pesadillas y Eleanor, Daniel y Miguel vengaron la muerte de su madre y de su hermana.

Miriam Roque Yáñez-Barnuevo 3º C

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UNA HISTORIA EN UNA ESTACIÓN ABANDONADA

Hace muchos años esta estación tuvo mucho tránsito de trenes y pasajeros. Los trenes solían pasar a cada hora, la gente iba y venía. El jefe de estación salía siempre a recibirlos, con su uniforme y su silbato. Los maquinistas los saludaban con entusiasmo. En esta estación ocurrieron muchas historias, desde reencuentros de padres e hijos hasta despedidas de enamorados. Como la que voy a contar a continuación. Una pareja se despedía en este mismo sitio ya que él se marchaba lejos para buscar fortuna, mientras que ella lo esperaría aquí. Al poco tiempo de su marcha Belinda iba a esperarlo cada día, deseando que Fernando bajara de algunos de esos trenes, pero eso no pasaba. Tras muchos años de esperar Belinda estaba tan triste que decidió quitarse la vida poniéndose delante de un tren, al ver que su amor nunca volvía. Hoy por hoy esa estación ya no es la que era, ya no pasan trenes, ya no hay jefe de estación, ya no hay que gente que va y que viene, solo hay una estación abandonada donde nadie pasa por allí. Solo Belinda es la que aún sigue allí esperando día a día el regreso de Fernando. Ahora ella es un espíritu que jamás encontrará la paz y seguirá en esa estación eternamente esperando que llegue su amor aunque nunca llegará porque esa estación no funciona. A la gente del lugar le da miedo ir por allí porque dicen que aquel lugar está encantado por lo cual solo pasan perros abandonados, pájaros y algún que otro gato. Yo me pregunto si algún día llegará Fernando a encontrarla. Noelia Martínez 3º AB No bilingüe

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Esta es la historia de dos niños de 12 años llamados Alex y Robert. Estos chicos eran de Mingala, América del Norte. Alex era hijo de Alice y Tom. Eran una familia de un nivel social medio. Robert, por otra parte era hijo de Dylan y Adele, su mascota era una gran perra llamada Kira. También de nivel social medio ya que sus trabajos no daban demasiado dinero. Ambos chicos estudiaban en la escuela que se conocieron de pequeños, Hobsbawm. Un 23 de Junio como cualquier otro día, Robert después de comer caminó hacia la casa de Alex. Al salir a la calle, Alex le propuso a Robert ir a recoger a Kira a su casa para sacarla de paseo. Emprendieron camino hacia la casa de Robert. Al llegar allí, Robert puso una correa a su perra y salieron de la casa. El paseo a Kira siempre tenía el mismo recorrido pero esa tarde Alex tuvo ganas de cambiar de recorrido y el otro niño aceptó. Al llegar a la otra a parte de la ciudad, Robert soltó a Kira para que corriese por el campo. De pronto Kira se metió en un sitio que había a lo lejos. Cuando los dos niños se acercaron se dieron cuenta de que aquel sitio no era normal, no era muy bueno y sobre todo no era nuevo. En esos momentos, se acordaron de las sabias palabras de sus padres. Los padres de ambos les habían dicho que jamás fueran a aquel sitio pero estos chicos no pensaron que ese lugar fuera a ser malo así que decidieron entrar a

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buscar a Kira. Nada más entrar pudieron observar que era una estación de trenes abandonada. La estación era muy grande. Se componía de 6 grandes columnas muy vistosas y muy pintadas también. La estación estaba bastante vieja ya que, llevaba 10 años sin ningún tipo de uso. La estación se componía también por dos plantas. Al mirar arriba, los niños comprobaron que Kira se encontraba allí, en la segunda planta. La perra había subido por una escalera que había a la derecha de Alex. Como no podía ser de otro modo, Robert llamó a Kira. El animal bajó rápido por las escaleras ya que había escuchado un ruido. Este ruido no lo escucharon los niños porque ocurrió en la parte de arriba de la estación abandonada. Al salir del sitio se escuchó un nuevo ruido que, al parecer, era un gran golpe de una puerta contra su quicio. Los niños no le dieron ni la menos importancia ya que pensaron que fue a causa del aire así que partieron hacia sus casas. Al día siguiente, a la misma hora que el día interior, decidieron volver a ir. Al llegar allí, al estar la estación en medio del campo, Robert soltó a Kira que no decidió hacer otra cosa que ir a la estación a buscar la pelota que le había lanzado Alex. Al llevar tanta fuerza la pelota se metió en la estación. Kira fue como un tiro detrás de la pelota pero ese día no hizo lo mismo que el anterior, ese día salió disparada de allí. Claro está, ella había visto algo terrorífico en el interior. Alex y Robert que eran dos niños valientes entraron al interior de ese sitio. Ambos se asustaron al oír un fuerte grito que salía de una puerta de un tren. De pronto esa puerta del vagón se empezó a abrir muy lentamente. ¡AAAAAAAH! Cuidado Robert, puede ser un fantasma...- Gritó Alex Los dos chicos se quedaron sin palabras al ver aquella escena. Kira subía lentamente hacía el techo y parecía estar muerta en el aire. La estación estaba poseída y los niños se dieron cuenta de este hecho. Al bajar el animal, empezó a dar vueltas sobre sí misma, estaba poseída. Alex y Robert corrieron todo lo que pudieron para salir de aquel terrorífico sitio. Los niños volvieron a casa con Kira pero con mucho miedo porque creían que ésta seguía poseída.

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Al llegar a casa lo primero que hicieron fue contar el hecho que habían vivido a sus padres. Ellos muy preocupados llamaron al veterinario para mirar los daños que había sufrido la perra. A la mañana siguiente, mientras que los niños estaban en el colegio, los padres se reunieron y fueron al ayuntamiento. Al contar el suceso al alcalde se preocupó mucho. Éste llamó un especialista en fenómenos paranormales. Al cabo de 1 mes, después de estudiar muy bien el especialista la estación y afirmar la presencia de fantasmas en aquel sitio, el alcalde después de otros 2 meses mandó derribar aquella estación sin uso. Los niños no volvieron a pisar aquella parte de la ciudad en mucho tiempo y volvieron a retomar la ruta que hacían anteriormente. Alejandro Martínez- Mena Bernal 3º C

La estación de Jaisenguer

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Esto era una vez, hace no mucho tiempo, en la estación de un pueblecito, el pueblo de Jaisenguer. Allí todos eran felices, tenían sus buenas casas, una buena iglesia y una gran plaza. Pero un día, todo cambió, hubo un gran incendio que arrasó con todo el pueblo, y solo sobrevivieron unos pocos. Estos aseguraban haber visto una gran sombra que se tragaba a todas las personas mientras huían de las llamas, también cuentan que el gran incendio se inició en la estación del pueblo, donde moraba el alma inmortal de una niña que murió allí. La gente de los demás pueblos se reía de esas historias, pero


cuando alguien demasiado curioso se acercaba a esa estación, desaparecía y nadie lo volvía a ver. Aún, la gente se santigua cuando escucha el nombre de esta estación, la estación maldita de Jaisenguer.

Kevin Arias rias 3º AB No Bilingüe

LA ESTACIÓN ABANDONADA

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Esta estación se ve que lleva mucho tiempo abandonada y se han oxidado los restos de la maquinaria. En ella ocurrió una historia hace muchos años: La estación llevaba muchos años abandonada. Un día Pepe con sus cinco amigos fue a investigar a esta estación; en la entrada tenían un poco de miedo por lo que pudiera haber, pero entraron. Allí buscaron herramientas y objetos que les pudieran servir. Pero no encontraron más que herramientas oxidadas y maquinarias muy antiguas. Se pasaron toda la tarde buscando buscando algo de valor. Cuando se iban a ir Pepe encontró una


puerta enorme en una habitación. Pensó que habría algo de valor allí dentro ya que se fijó que tenía raíles que seguían por debajo de la puerta, llamó a sus amigos para que vinieran rápido. Cuando ya estaban todos, intentaron abrir la puerta, pero al ser tan vieja estaba oxidada, no se abría. Investigaron una forma de abrirla dado que encontraron una cerradura. De repente Pepe se tropezó, Pepe miró con qué se había caído. Era una llave y pensó que podría abrir la cerradura. Cogió la llave y la metió en la cerradura, se dio cuenta de que encajaba e intentó abrir la puerta, pero no tenía fuerza para lograrlo, así que pidió ayuda a sus amigos pero seguían sin conseguirlo. Hicieron un último esfuerzo y fueron capaces de abrirla. Cruzaron la puerta y se quedaron boquiabiertos de asombro encontraron un lugar con trenes nuevos en un pabellón increíblemente grande. Los trenes se veía que eran nuevos pero tenían marcas de haberse puesto en marcha hace poco tiempo. Exploraron y al cabo de un rato empezaron a escuchar pisadas. Empezaron a correr pero se encontraron las puertas cerradas. No tenían otra cosa que hacer que esconderse. Al cabo de un minuto aparecieron unos hombres sospechosos que hablaron sobre que estos trenes habían sido robados. Y sin que Pepe y sus amigos se dieran cuenta les cogieron por detrás. Después de aquello no se volvió a saber de Pepe y sus amigos y durante dos meses se hizo una investigación en la estación pero no se encontró nada.

Sergio Rosales Rey 3º C ESTACIÓN ABANDONADA Invierno del 2013, Diana estaba, como cada día, ensayando ballet frente al espejo antes de ir a las clases de la Sra. Anastasia. Sonaba de fondo Wolfgang Amadeus de Mozart. Diana era capaz de olvidar todo lo que le rodeaba y sentir la música mientras bailaba. Su madre abrió la puerta pero estaba tan metida en el baile que ni se dio cuenta, Se quedó mirándola embobada sin decir una palabra hasta que la canción terminó. -Vamos, Diana, coge tus cosas y vete a las clases o llegarás tarde- dijo su madre

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sonriente, Diana no dijo nada, besó a su madre en la mejilla y se dirigió a sus clases. Todos los días de camino a las clases pasaba por una estación abandonada, tenía una ventana rota y se podía ver una gran sala vacía muy oscura y sucia, ella se imaginaba cada día cómo seria antes de que la abandonaran y entre pensamiento y pensamiento llegó a las clases. Estaban preparando una actuación que haría el próximo mes, El lago de los cisnes, Diana estaba muy emocionada por la representación además ella sería la protagonista. Cuando terminó cansada volvió a su casa y al pasar por la estación escuchó un ruido, se paró de golpe y se quedó pensando si sería mejor asomarse o seguir su camino, decidió que la segunda opción era más sensata, podía ser cualquier cosa y no quedaba mucho para que anocheciera no se iba a arriesgar. Pero, a los dos pasos volvió a escuchar un ruido y de pronto comenzó a oírse una canción “¿Pero qué?” pensó, era el lago de los cisnes de Chaikovski, no pudo evitarlo y se dirigió a la ventana rota para mirar, no podía ser, toda la estación estaba iluminada, la manta que cubría las vidrieras estaba quitada, entraba una luz naranja del atardecer y allí estaba en medio de nada bailando, un chico con un bonito cuerpo tonificado y con una melena cobriza. Ella no pudo evitar quedarse maravillada ante el talento de aquel misterioso chico. No se lo podía creer, qué hacía un chico como ese en un sitio así. De pronto paró y apagó la mini-cadena miró a Diana y con una sonrisa dijo -¿Me estás espiando?- Diana corrió avergonzada sin decir una palabra hasta llegar a su casa. Se duchó y luego cenó pero no podía quitarse de la cabeza a aquel chico “¿Quién era?”, “¿Qué hacía allí?”. Al día siguiente al volver de su clase diaria de ballet otra vez escuchó música clásica en aquel antro esta vez El Danubio azul de Johann Strauss Pero al asomarse no vio nadie, la sala estaba iluminada, con la música sonando pero vacía. No se lo pensó dos veces y entró con cuidado por la ventana, e inspirada por la canción y la luz de atardecer entrando comenzó a improvisar un bonito baile, al acabar la canción se escuchó un aplauso -Buena actuación, mirona- dijo con una sonrisa, y qué sonrisa… Diana se quedó bloqueada y, como siempre, cuando se avergonzaba se puso tan colorada que los mofletes le ardían. -¿Nada que decir? Primero me espías y luego te cuelas en mi zona de ensayo- le dijo burlón

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-¿Quién eres?!- Dije sin pensarlo antes, -¿Eso debería preguntártelo yo a ti no?- se rio – Soy Erick, vivo en Colina del sur ahí al lado, vengo aquí de vez en cuando para bailar- Sabía dónde estaba Colina del sur, era una barriada muy pobre, pero cómo ese chico podía vivir allí, todos los que eran de allí eran ladrones, incultos y gente sucia, o por lo menos eso pensaba ella, ¿pero él? No podía ser. Se quedaron hablando hasta bien entrada la noche, era un chico muy simpático y decidieron verse ahí todos los días al acabar Diana sus clases para bailar juntos. Y así fue todos los días al finalizar su ensayo Diana y Erick bailaban en aquella estación abandonada. Ella le enseñó a bailar el recital del lago de los cisnes y mucha técnica, además aprendieron mucho el uno del otro, ella era una chica del barrio rico que iba a una escuela privada y podía tener cuanto quería mientras que él era un chico pobre de una familia humilde y tuvo que dejar los estudios para ayudar a su padre en el taller, pero a pesar de la gran diferencia y de ser dos personas muy distintas en el baile eran uno, conectaban perfectamente. Pasaron tres semanas y un día Diana se le hizo tarde y llegó a su casa mucho más tarde de lo que sus padres le permitían. -¡¿Dónde has estado Diana?!- Chilló su padre mientras abría la puerta, Diana no tuvo otra opción que contárselo todo, sabía que no les gustaría que estuviera con un chico así, pero Diana lo quería, se había enamorado de él y no podía dejar de verlo, sus padres tenían que comprenderla. Por desgracia de ella no la entendieron y le prohibieron que volviera ver a Erick su padre se encargaría de recogerla cada día. Una semana después era el gran día, su actuación pero al llegar a la escuela la Sra. Anastasia entre lamentos le comentó a Diana que su acompañante se había lastimado la pierna y que no podría actuar ese día, no podía ser no podía ser peor aquellos últimos días, primero le prohíben ver a Erick y ahora esto. De pronto se le ocurrió una idea. -Sra. Anastasia ¿dejaría actuar a cualquier persona que supiera bailarlo con tal de hacer la actuación?- dije sin pensármelo dos veces. – Claro que si Diana, llevamos muchísimo tiempo preparándolo para esto, pero eso es imposible querida, otro año será- Dijo muy triste -Tengo la solución Sra. Anastasia, no se preocupe, confíe en mí, y que todos entren a vestuario y se arreglen para actuar- Anastasia me miró sorprendida y luego me dedicó una sonrisa esperanzadora. Sabía dónde encontrarlo, lo difícil sería explicárselo todo,

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no pude volver a hablar con él después de lo que pasó, se preguntará por qué no he vuelto a ir y posiblemente esté enfadado. Corriendo pegué un salto y entré directamente en la estación y allí estaba bailando, los rayos del sol le hacían brillar su cabello, estaba bailando El lago de los cisnes ¡Qué gran casualidad…! me dirigí al antiguo mostrador en el que posiblemente venderían los tiquets para montar en el tren y apagué la mini-cadena que estaba encima, Erick me miró y se quedó mirándome durante unos segundos. -Tengo tantas cosas que explicarte…- Dije apenada. –No tienes nada que explicarme Diana, lo supuse al no verte volver al día siguiente, se nos hizo tarde y tus padres te pedirían explicaciones, ellos no querrían que estuvieses con un chico como yo, no deberías estar aquí.- dijo muy serio. – Ahora eso no importa Erick, ¿recuerdas el baile que te enseñé del lago de los cisnes, el que representaría?-. –Claro que me acuerdo, y también que era hoy y ya deberías estar allí.- contestó otra vez serio diría que un poco enfadado. –Erick necesito que vengas conmigo es muy importante- Le cogió por la mano y se lo llevó hasta la escuela por el camino se lo explicó todo. Todo oscuro, un solo foco en el escenario, Diana llevaba un bonito vestido blanco y él unas mallas celestes y una camiseta blanca muy ajustada; empezaron a bailar y a pesar de toda la gente que los veía ellos bailaban como si estuvieran solos en aquella estación de trenes, hicieron una trabajo precioso entre los dos. Al acabar la Sra. Anastasia, asombrada por el talento del chico, decidió darle una beca para la escuela de danza a Erick; no podía desaprovechar aquella capacidad. La Sra. Anastasia tenía muy buen ojo, y nadie más prohibió que Diana y Erick siguieran viéndose y bailando juntos. María Burgos Toja 3º C

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Había una vez un niño que fue con su madre a comprar; cuando se estaba mirando al espejo del vestuario vio que estaba doblado, fue a ponerlo bien y cuando se dio cuanta, el niño se encontraba en un lugar sucio, con ratas y animales como ratas y serpientes, empezó a dar vueltas, observándolo todo, el niño con tan solo 11 años no sabía que se encontraba en una estación de tren abandonada. Trepando llegó hasta la puerta, creyéndose que como entró por ahí, también saldría por ahí. Cuando fue a salir la puerta pasó de estar encajada a estar completamente cerrada. El niño se encontró atrapado en la estación abandonada. Tan pequeño, pequeño no era consciente de que se había quedado atrapado. Él notaba cómo mo amanecía y oscurecía, pensaba que los días pasaban y en cualquier momento podría salir de ahí. Se hizo amigo de una serpiente y le contaba todo lo que se le ocurría, le contaba cuentos todas las noches, le contaba sus anécdotas del colegio, la chica que le gustaba, cómo c mo era, le contaba cosas sobre su familia... Un día, cuando Javier despertó, se encontró una llave tirada en el suelo, empezó a buscar por toda la estación y encontró en el suelo una cerradura, metió la llave y abrió una loseta, colgando de unas escaleras entró en un sótano, salió por una puerta y se encontró en una casa, una casa de una familia, paseó por donde podía y vio una familia comiendo, los padres y dos hijos, parecía ser que ninguno le veía, era como si no existiera, decidió volver, cuando llegó lleg otra vez a la estación, se encontró algo nuevo, nada interesante, o eso pensaba pensaba Javier, era una mochila, Javier, como si

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fuera un regalo, abrió la mochila con entusiasmo y encontró otra llave que lo llevó hasta una pieza del tren abandonado, lo abrió y encontró una carta que decía: Hola, esta es la estación de tren abandonada, si todavía estas aquí es porque no puedes salir, si lo deseas, haz lo que pone en esta carta. 1. Intenta salir por el hueco de la ventana y trepa hasta el techo. Javier obedeció y cuando llegó al techo encontró otra carta que decía que había superado la primera prueba, solo le queda la segunda, luchar contra “su amiga la serpiente”. Volvió a entrar y se encontró a la serpiente aumentada por lo menos 10 veces, y en la mano de Javier una espada. No se sabe cómo fue, pero la serpiente quedó tumbada en el suelo, y en un abrir y cerrar de ojos, Javier se encontró en el probador del vestuario, probándose su camiseta de cuello alto, y con su madre a su lado, le dio un gran abrazo, la madre no se lo esperaba.

Teresa Albarrán 3º C Un día de lluvia Valentina y Lorenzo, que eran dos vagabundos, estaban buscando un sitio para refugiarse, y a través de la lluvia vieron un edificio. Conforme se iban acercando se dieron cuenta de que era una estación de tren abandonada, una vez dentro pensaron que era un sitio muy bueno para poder refugiarse. Valentina y Lorenzo estaban mojados y tenían mucho frío, dentro de la estación había leña e hicieron fuego para calentarse y poder secar su ropa. Valentina y Lorenzo, sentados frente al fuego, pensaron que era un buen sitio para darles refugio a muchas personas sin hogar. Al día siguiente cuando ya dejó de llover decidieron arreglar la estación y avisar a muchos amigos suyos vagabundos ya que allí no pasarían frío y sería un gran sitio para poder vivir.

Cristina Llamas 3º C

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Aventuras en Canfranc

Canfranc es una estación en la cual pasaban trenes que unían Francia y España. Esta estación abandonada es la casa de varios espíritus los cuales, con la decisión del gobierno de la reapertura de la estación quedarían sin lugar en el que habitar. Un día los espíritus se reúnen para idear un plan para no ser desalojados de la estación. Cole es el líder de los espíritus el cual ha ideado todos los planes para evitar su desalojo. Día 1: Hoy ha llegado a la estación un hombre raro, llevaba un cuaderno en el cual iba escribiendo cosas mientras paseaba por la sala principal de la estación. Este se ha detenido en las columnas en peor estado y ha empezado a redactar algo. Los chicos y yo, después de hablar detenidamente sobre este señor creemos que es un perito , el cual viene a tasar el coste de la reforma. Día 2: Si este hombre es el perito tenemos que conseguir que se marche y así no podrán empezar la reforma les dije a los chicos. Hoy ha vuelto to el perito y nos hemos dispuesto a asustarlo, Martins situado en la planta baja ha a empezado a hacer sonar unas cadenas antiguas, lo cual llamó llam la atención del perito que con mucha cautela

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bajó las escaleras. Una vez en la planta baja, la cual estaba muy oscura, empezamos nuestro plan. A lo largo de los años hemos descubierto galerías secretas las cuales usaríamos para asustar a este señor. Martins seguía emitiendo eso ruidos, los cuales cada vez inquietaban más al señor paso a paso, lentamente el señor seguía el ruido. Martins ya había terminado su parte del plan ahora tenía que entrar en el pasadizo y dejar vía libre para Richards (la canina) para los amigos, él tenía la labor más importante la de asustar al perito. Si os preguntáis por qué esta tarea es asignada a él os lo contesto fácilmente; es el único de nosotros que es visible para los humanos. El perito se acercaba cada vez más hasta la entrada al pasadizo y Canina el cual era muy cobarde estaba nervioso, no se veía capaz de asustar al perito. Justo cuando iba a girar la esquina que conducía a la entrada !le llaman¡ sí, le llaman, este afortunado hombre fue salvado por su compañero. Estas fueron sus palabras!: Frank cojon... llevo 10 minutos esperándote en el bar no te acuerdas habíamos quedado para hablar del presupuesto¡ Frank cuelga e inmediatamente echa a correr como si la vida le fuera en ello. El plan se ve aplazado un día más. Día 3: Son las 12 de la mañana, Frank no da señales de vida por eso decido reunir a los chicos. Canina por favor no estropees el plan esta es tu casa y la de todos, tenemos que conseguir que se marchen, que podamos pasar nuestra infeliz vida de muertos en paz. Canina se marcha pensativa y yo me quedo charlando con los demás. Justo cuando creíamos que no iba a ocurrir nada en lo que quedaba de noche, nos despierta un fuerte pitido, era un coche. Sí chicos era Frank y venía acompañado por un hombre gordo con una linterna, me levanté rápido y avisé a Richards, Martins. !Chicos están aquí corred cada uno a su puesto¡. Rápidamente se empezaron a escuchar las cadenas de Martins, yo empecé a sonreír convencido de que hoy conseguiríamos nuestro objetivo, como hoy Frank venía acompañado decidí unirme al plan. Una vez en la planta baja me dispuse a poner todos los obstáculos posibles para que el gordo amigo de Frank tropezara y su linterna quedara inutilizable pero no me hizo falta mucho empeño nada más empezar a bajar las escaleras ya había tropezado y rodado escaleras abajo.

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Ya estaban en el pasadizo, era muy estrecho tan estrecho que llegado a un punto el gordo no podía avanzar. Frank decidió avanzar sin él entonces fue el momento perfecto para asustarlo. Empecé a soplarle en el oído y a cantar una melodía pegadiza y fúnebre, el gordo inmediatamente salió horrorizado, uno menos. Frank era más valiente, estaba decidido a encontrar el que provocaba ese horrible sonido, al llegar al final del pasadizo había una pequeña abertura en la pared, el que era tan delgado como Canina pudo entrar y quedó impresionado por nuestra sala de tesoros, en la cual destacaba un ataúd de oro con muchos diamantes y piedras preciosas. Frank se dispuso a abrirlo y... Canina que se había dormido cayó encima del perito el cual se llevó un susto tan grande que sufrió un infarto. Día 4: Martins y Yo vamos a despertar a Canina que se había quedado dormida en la sala de los tesoros.

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Con todas mis fuerzas grité: !Caninaaaa¡ y este de un brinco despertó y preguntó: ¿Qué hace aquí Frank?.

Martins y Yo a la vez le contestamos: Canina lo has

conseguido lo has matado de un susto, volvemos a estar tranquilos. Canina que era muy sensible se quedó triste, él quería estar tranquilo pero no matar a nadie, con toda su buena voluntad depositó el cuerpo inerte de Frank en el precioso ataúd, lo cerró y dijo: LO SIENTO. FIN José Manuel Pérez Berenguer 3º C


LA ESTACIÓN DE LA FELICIDAD En Zurich,, una pequeña ciudad de Suiza, vivía un niño de familia adinerada. Este se llamaba James. Él era un niño de tan solo 13 años de edad. Se podía decir que ya era un adolescente, aunque él se comportara como un niño pequeño. James era egocéntrico y maleducado.. Era un niño que siempre hacía lo que quería, tenía todo lo que le apeteciera y trataba a la gente como le daba la gana, no le importaba si era mayor o menor que él, como si era su propia madre o un niño pequeño que no

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conocía de nada. No le importaba nada, nada, a cualquiera lo trataba como si fuera un desecho. A James no le soportaba nadie, era muy repelente. Pero todos le tenían mucho miedo y le obedecían y hacían lo que él les dijera. Aunque realmente James estaba completamente solo, nadie le quería. Todos los los niños le odiaban. Pero él creía todo lo contrario. Un día los niños de su colegio, se cansaron ya de las impertinencias de James. Estaban harto de él, por lo que decidieron vengarse. No le iban a pegar, ni a pagarle con su misma moneda. Solo iban a darle darle un buen susto. Habían pensado en engañarlo y llevarlo al lugar más temido, Zurich, la estación abandonada que estaba a unos


kilómetros de donde ellos vivían. La estación no era temida porque estaba encantada ni ninguna de esas supersticiones que solo salen en las películas y en los libros. Era solo porque estaba en ruinas y era inmensamente grande y oscura como la boca de un lobo. Y esto asusta a cualquier niño. El sábado por la tarde cuando ya casi había anochecido, quedaron Álex, Abraham, Michel y James para ir con las bicicletas a dar un paseo por el la ciudad. Cuando empezaron a pedalear Abraham dijo que les iba a llevar a un sitio solo para hombres fuertes y valientes. Todos dijeron que sí, incluido James. Cuando llegaron a la estación todos se bajaron de las bicicletas, menos James que estaba un poco asustado. Aunque él intentaba mostrar lo contrario. James se bajó de su bicicleta y se dirigió hacia donde se encontraban sus amigos. Michel, que hablaba muy bien, le explicó a James cómo era el juego que querían realizar. Se trataba de entrar en la inmensa estación con una tiza de un color distinto cada uno, sin ningún tipo de aparato que les diera luz para poder ver con claridad y llegar lo más lejos posible para luego marcar con la tiza en suelo cuál había sido el límite de cada uno. Cuando Michel terminó su explicación James estaba totalmente aterrorizado, le tenía muchísimo miedo a la oscuridad. Álex dijo que él quería entrar primero, y lo hizo. Álex al entrar se quedó muy cerca de la puerta sentado donde le llegaba perfectamente la luz del exterior. Se quedó allí sentado un buen rato, hasta que miró la hora y vio que él ya había cumplido su parte. Salió riéndose mirando a sus amigos. Cuando llegó hacia ellos dijo que había sido muy divertido y que había llegado al final de la estación por eso había tardado tanto. Ahora era el turno de Abraham, que hizo lo mismo que Álex. Luego entró Michel, que repitió la jugada como Álex y Abraham habían hecho. Cuando ya todos habían cumplido le tocó el turno a James, al que no le hacía mucha gracia el juego. Aunque se había pasado toda la tarde haciéndose el valiente. Cuando James entró, los otros tres empezaron a hacer ruidos y a tirar piedras para que James se asustara. James que ya estaba muy aterrorizado antes de entrar, eso fue la gota que colmó el vaso. El chico fuera de sí por el miedo echó a correr sin ver absolutamente nada, hasta que tropezó y cayó tremendamente al suelo. Los otros tres chicos al oír los gritos de terror de James, empezaron a reír y se fueron de allí con sus bicicletas, pero antes tiraron la bicicleta de James dentro de la estación, un poco más allá de la salida para que cuando James

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la viera pensara que estaba fuera de la estación y hacerle pasar otro mal rato. Pero lo que ellos no sabían es que James yacía inconsciente en aquella oscura y húmeda estación abandonada después de aquel golpe que se dio en la cabeza al tropezar cuando huía despavorido por el miedo que atrapó su cuerpo. Al cabo del rato James despertó, se levantó aturdido por el golpe que se dio antes contra el suelo. De repente se giró y vio a una chica que aparentaba tener su edad. Era una niña preciosa, de ojos azules, un cabello liso como la seda y rubio y una sonrisa perfecta. Llevaba puesto un camisón blanco un poco sucio y estropeado. James muy asustado le preguntó quién era ella y dónde estaba. La chica con mucha tranquilidad le dijo que ella era el fantasma de una chica que murió hace muchos años en un accidente de trenes que salió de esta estación. ¿Qué estación? Dijo James sin recordar nada por culpa de golpe que se dio antes, que tampoco recordaba. James se estaba empezando a poner muy nervioso, pero la chica logró calmarlo. James no se creía que estaba pasando porque él sabía que los fantasmas no existen. Empathy que era el nombre de aquella muchacha enseñó a James con unas imágenes que se veían en el suelo por qué se encontraba en esta estación. Empathy enseñó a James el comportamiento tan borde y canalla que tenía con todas las personas que le rodeaban y que justamente por eso había llegado hasta allí. Porque ya se habían cansado de él. Al ver todo eso James se quedó muy sorprendido con su comportamiento ver que no tenía amigos y que nadie le quería que todos estaban hartos de él y que le habían tendido una trampa para asustarle y vengarse de él. En un momento a James se le empezaron a juntar muchos sentimientos a la vez. Se empezó a sentir solo, triste, avergonzado y muy asustado. De repente James empezó a llorar y echó a correr como un loco, hasta que volvió a tropezar y volvió a caer al suelo inconsciente. A la mañana siguiente James despertó en una camilla de hospital, allí estaba toda su familia, James de repente recordó todo lo de aquella chica que decía ser un fantasma, entonces con mucha alegría James gritó: ¡Fue un sueño! Desde aquel día James cambió, dejó de ser eso niño egocéntrico y maleducado que era y dejó de tratar así a la gente. Desde entonces James empezó a ser feliz.

Eugenia Caro 3º C

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ESTACIÓN DE TREN ABANDONADA Hace mucho tiempo esta estación de tren era la más importante de París, toda la gente iba al trabajo en tren, trabajaban ahí o iban ahí a pedir limosna. Un día un joven mago llegó al pueblo. Todo el mundo estaba impresionado. Él era muy avaro y no soportaba a los indigentes que le pedían dinero. Un día se hartó de uno de ellos que le decía todos los días: “ve a la estación sacaras más dinero” el joven fue a la estación e intentó hacer el mejor truco el de la caja. El truco consistía en meter a alguien en la caja y quemar la caja para que apareciera el demonio. El mago señaló a una joven alta y guapa. El truco salió mal y la joven fue poseída por el diablo. El ejército se enteró rápidamente y mató a la niña; el demonio se enfadó y mató a todo el mundo. El gobierno decidió cerrar la estación y desde entonces cuando se pasa por delante dicen que se oye gritar a una joven pidiendo a la gente que vaya hacia allí.

Francisco Javier Montiel Vergara 3ºA

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La estación de La Dama Blanca

La estación de tren de ¨London Bridge¨ es la más antigua de la capital, y también la más conocida, de todo Reino Unido, por la famosa leyenda de la ¨Dama Blanca¨. La leyenda, se remonta al año 1857, año en el que se inauguró esta famosa estación de tren. Cuenta la leyenda que en ese año, dos jóvenes, llamados John Brown y Susan Smith, se disponían a poner rumbo hacia otra ciudad y hacer allí una nueva vida. John le había pedido matrimonio a Susan y Susan le dio a John, la gran sorpresa de que ella estaba embarazada de tres semanas. Por eso decidieron los dos, irse de la casa de sus padres, e independizarse en Nottingham. John había alquilado un adosado, a las afueras de la ciudad. La joven pareja se dirigía hacia la estación de tren, cuando fatídicamente, un vagabundo le dio un tirón a Susan del bolso y salió corriendo. John le persiguió a toda prisa, y cuando estaba a punto de alcanzarlo, el vagabundo dio media vuelta y le asestó un mortal puñalada en el corazón, y murió en el acto. John se desplomó. Susan rompió a llorar, y perdiendo el control, cayó a las vías del tren. Tras caer Susan, pasó un tren de cercanías, atropellando a Susan. Después de aquellos trágicos sucesos, empezaron a ocurrir cosas bastantes

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extrañas en esta estación. Al final, el gobierno londinense ondinense decidió decid cerrar aquella estación. Y cuenta la leyenda que todos los domingos a las 04:45, aparece una mujer, con un llanto lastimero, vagando por las vías del tren. tren José Ángel Torres 3º AB No Bilingüe EL ASESINO DEL TITANIC

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En la estación central de Michigan ocurrió una historia atroz, atroz varios asesinatos cometidos en el 1914 por un asesino que siempre dejaba unas cartas en el lugar del crimen. La estación se encontraba en un barrio marginal de Detroit donde ni la policía se atrevía a pasar. El asesino fue descubierto y la policía ya sabía quién era. El asesino era uno de los supervivientes del Titanic y era del barrio donde se encontraba la estación donde éll conoció a su amada; amada por eso asesinaba a la gente que cogía co los trenes de la estación para llegar al puerto y viajar a Gran Bretaña de donde partió el Titanic. El asesino fue arrestado y no se le volvió a ver nuca más. José Manuel García Adorna 3º AB No Bilingüe


La estación encantada Érase una vez unos niños que se llamaban Alicia y Ángel. Alicia tenía 15 años y Ángel tenía 17 años. Estuvieron pensando en la fiesta de Halloween, pero no sabían qué iban a hacer, entonces llegó el día de Halloween y fueron a la tienda de disfraces, y compraron. Alicia se compró uno de la niña del exorcista y Ángel se compró uno de Chuqui. Pensaron en invitar a un montón de personas y hacer una fiesta en la vieja estación abandonada, y compraron bebidas, patatas, frutos secos, golosinas, alcohol… Con la música que pusieron estuvieron bailando y Ángel estaba bailando con una chica en la pista y Alicia estaba buscando a su hermano, y lo encontró bailando, entonces Alicia le dijo al hermano que si podía beber y el hermano le dijo que no. Entonces Alicia se fue muy mosqueada de la fiesta y cogió una botella de ron y se fue a otra habitación. Cogió y se la bebió entera hasta ver que no aguantaba más con su alma, y del mareo que tenía encima, no miraba por dónde iba, tropezó y cayó a un agujero de por lo menos 5 metros de profundidad. Entonces Ángel fue a buscar a su hermana Alicia, porque estaba muy preocupado porque no aparecía desde hacía 6 horas. Buscó por todas partes y al final les dijo a todo el mundo que le ayudaran a buscar a su hermana Alicia. Buscaron y buscaron...hasta entrar en una habitación que parecía una estación abandonada, y vieron un agujero muy profundo. Al lado del agujero vieron el disfraz de Alicia y estuvieron pensando qué hacía allí el disfraz de Alicia y cogieron una linterna y apuntaron al fondo del agujero y vieron a..... Alicia. El hermano se quedó boquiabierto cuando vieron a Alicia muerta en el fondo clavada en los pinchos enormes del fondo. Entonces se escuchó dentro de la habitación unos ruidos muy espeluznantes, y atentos al frente vieron al fantasma de Alicia muerta, sin rumbo… De pronto dijo el fantasma de Alicia que se fueran de inmediato a sus casas, que este sitio no era para ellos ni para nadie. Entonces cuando pasaron los años, todos los Halloween iban a dejar flores a la estación para recordar quién murió allí.

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Posdata: esto que se está contando cont en la historia es peligros, no lo hagas nunca!!! Rocío Quero 3º C LA ESTACIÓN DE SALAMANCA

Un día Zoe tuvo una fuerte discusión con su madre, porque no le dejaba estudiar lo que ella más quería en todo el mundo por los gastos que tenía. Zoe enfadada se fue a su cuarto e hizo las maletas, para cuando tuviera la oportunidad ser libre y realizar sus sueños en en Madrid; ella quería ser una gran fotógrafa. Cuando se hizo de noche y todos dormían cogió las maletas, algo de comer y su bici, sin dejar ninguna nota. Se marchó. Empezó a pedalear lo más rápido que pudo, pedaleó, pedaleó y pedaleó hasta que no pudo p más, se paró unos minutos y siguió sin saber a dónde ir, estaba en medio de la nada, no sabía por dónde ir a Madrid. Ya estaba agotada y entonces encontró una vía de tren, que le pinchó una rueda y la siguió hasta encontrar la estación a pie. Allí no encontró ncontró nada ni nadie, simplemente cuatro paredes destrozadas, perros vagabundeando... Entró en el edificio pero allí era prácticamente lo mismo, escombros y más escombros. No sabía si esperar o seguir vía arriba. Estaba tan cansada que decidió esperar, pero pe esperó horas y horas y no llegó ningún tren. Pasó un día, no sabía si su familia le estaría buscando. Ya de noche decidió meterse en la estación porque hacía mucho frío.

Al despertar estaba todo soleado, pero seguía sin

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aparecer ningún tren.. Salió, dio una vuelta y al volver encontró a un chaval un año mayor que ella parecía y estaba con su bici. Fue hacia él y le preguntó qué es lo que hacía allí y con su bicicleta. Él, asombrado de verme en aquel horroroso lugar para una mujer. Respondió que ue estaba haciendo un reportaje fotográfico y que se encontró la bicicleta por el camino, Zoe se presentó y empezaron a hablar. Ella le comentó que le encantaba la fotografía y por qué estaba en ese lugar. Él le enseñó algunos trucos y le preguntó si le podía odía hacer una foto. Después le contó su historia, cómo llegó a ser fotógrafo y le hizo entrar en razón de que no tenía por qué huir de su casa por algo que era obvio, que sus padres le querían pero que no podían costear esos estudios. Así que Víctor que así se llamaba el chaval, le acompañó a su casa. Al final se hicieron grandes amigos, Zoe empezó a trabajar muy duro y consiguió el suficiente dinero y ayuda para conseguir su sueño. Escaparse le sirvió para encontrar a su mejor amigo y entrar en razón.

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Las Barbadas

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Todo comenzó en aquel 1 de Octubre del año 1990. La tía era bajita, tenía una pequeña joroba en su espalda pero apenas se le notaba con su largo y canoso pelo. Era difícil encontrar sus ojos marrones en su cara arrugada. Su nariz era larga y puntiaguda pero fina, sin embargo sus labios eran muy gruesos. Era gruñona y estaba constantemente enfadada con todo el mundo, da igual cómo fueran las personas y qué parentesco que tenían en común, los odiaba a todos menos a uno, su marido, el tío Antonio. El tío Antonio era alto y fuerte para su edad, 45 años concretamente. Parecía un hombre de campo, piel morena, ojos marrones, pelo oscuro… Parecía un vulgar campesino pero era el “mandamás” de aquella


estación situada a las afuera del pueblo, así se describía él mismo, <el mandamás de la estación>, lo que viene siendo el jefe o el director actualmente. Los tíos contaban con grandes bienes, como por ejemplo el chalet en la playa, un apartamento en la capital y hasta una pequeña casa de verano situada a las afueras de España, más concretamente en un pequeño pueblo de

los Alpes italianos ya que a la tía le

encantaba todo lo relacionado con las naturaleza. Aparte de las viviendas, la tía contaba con poderosas joyas todas regalos del tío Antonio, pero su deseo más ansioso era tener alguna joya especial y para ella la joya más especial que existía en el mundo, era la barbada. Una barbada es una pulsera, de oro o de plata, con medallas del mismo material y piedras incrustadas… un caramelo, así la describía la tía. Los tíos aprovechaban sus vacaciones para escaparse a aquel mágico lugar. Aunque ellos eran adinerados, creían llevarse bien con toda la gente del pueblo y alrededores, pero eso no era así. Pablo, el muchacho del estanco, les tenía un poco, más bien mucha, envidia a los tíos. Los sueños del dependiente eran salir de España y viajar, y su destino más soñado era, cómo no, Italia. Le fascinaba la historia romana y todo su arte pero sobre todo era muy ambicioso con el dinero. Le gustaba tener muchas joyas. Tenía joyas que ni siquiera se las ponía, pero era su afición… Un día como cualquier otro, la tía se levantó e hizo las tareas del hogar. El tío, como cada mañana muy temprano, compraba el pan en la panadería de su querida hermana Pilar. -

Hola hermana dame cuatro bollos y un mollete para migas. Dijo el tío

-

¡Ahora mismo! En cuanto saque las docenas que tengo en el horno te las doy. Oye Antonio ¿no es verdad que dentro de cinco días es vuestro aniversario?

-

Así es ¿por qué?

-

Podrías organizar un día en el campo aprovechando que es domingo y la estación estará cerrada, ¡Además ya sabes que a Rosario le encanta el campo! Podrías hacerle un almuerzo, yo te ayudaría encantada. ¿No te apetecen unos buenos chorizos a la parrilla? ¿Y qué me dices de unas costillas? ¿o tal vez dos buenos chuletones?

-

Buena idea hermana, en 25 años que llevo casado con ella nunca lo había pensado…

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-

Pues no se hable más- respondió Pilar- ¡El domingo lo celebraremos por todo lo alto! ¡Yo llevaré el pan y un par de chorizos de la sierra! Los encargaré mañana junto con el pedido del pan.

-

Perfecto, me pasaré por el estanco a encargarle a Pablo carbón y de paso le encargaré al carnicero la carne. ¿Y esos bollos están ya?- Dijo impaciente

-

Si- dijo Pilar mientras sacaba cuidadosamente la bandeja repleta de bollos- Aquí tienes –dijo mientras metía las piezas de pan en una bolsa- Nos vemos mañana. Antonio sale de la panadería dirigiéndose al mercado y mirando su reloj:

-

¡Hala! Ya se me hizo tarde- decía mientras aligeraba el paso y escribía una lista con los productos que necesitaba. Cuando llegó al mercado con mucha prisa le dijo a Pablo:

-

¡Chico! ¡Tráeme dos sacos de carbón! ¡De los más caros! El chico sorprendido preguntó:

-

¿Qué se celebra, don Antonio? Si es que se puede saber, claro…

-

¡Claro que sí! Mi 25 aniversario con Rosario. Es el domingo, en el ala derecha de la estación, quedas invitado.

-

¡Muchas gracias! ¿Llevo algo?

-

No te molestes. Mañana a esta misma hora me pasaré a recoger los sacos de carbón ¿Los tendrás, verdad?

-

Por supuesto don Antonio ¡Hasta Mañana!

-

¡Pablo! - dijo dándose la vuelta- se me olvidaba dame una cajetilla de esos habanos que me llevo siempre.

-

Aquí tiene; son 6 duros. El tío le pagó y se despidió de él. Atravesó la calle rápidamente y entró en la

carnicería. -

¡Buenos días a todos!

-

Buenos días don Antonio, ¿cómo usted por aquí?

-

Aquí vengo a hacerte un pedido

-

Dígame pues, ¿qué le pongo?

-

Póngame todos y cada uno de los mejores productos que están en esta lista.- dijo mientras sacaba del bolsillo de la chaqueta la nota que venía escribiendo antes.

-

Perfecto, pásese mañana a mediodía, lo tendré preparado todo.

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-

¡Hasta mañana, pues! Salió de la carnicería embalado hacia la casa. Se disponía a soltar la bolsa del

pan y coger su coche para ir a la estación antes de que llegara el primer tren a las 9 y media. Cuando llegó a la estación, todos y cada uno de los empleados estaban allí, esperando a que el tío abriera la puerta principal. La puerta principal era de madera maciza de roble y barnizada, con un marco sencillo y del mismo color que la fachada. Al entrar en la estación, encontrábamos a la derecha un gran mostrador con tres cabinas donde los trabajadores vendían los billetes a los pasajeros. En el lado izquierdo una gran escalera, de madera también, ascendía al segundo piso donde se encontraba, entre otros, el despacho del tío. También podíamos encontrar una pequeña puerta que conducía a la buhardilla donde había desde máquinas de escribir apiladas hasta archivos de la estación. Antonio se acordó de que hace unos años guardó allí dos mesas enormes de madera. Pensó que podía utilizarlas para el almuerzo del domingo, así que llamó a los dos empleados más cercanos y les pidió que bajaran esas mesas a la planta baja. Una vez bajaron las mesas Antonio llamó a la empleada de la limpieza y le dijo que las limpiase. También llamó al jardinero para que despejara de hierbas malas el ala derecha del jardín. Cuando los dos empleados finalizaron su trabajo fueron a informar al tío y él les dio una pequeña propina que para ellos era algo más que una pequeña recompensa. El tío Antonio se puso manos a la obra con su verdadero trabajo y hoy más concretamente, revisar las cuentas de la semana anterior. Mientras revisaba las cuentas oyó una voz fuerte, típica de un señor corpulento y fuerte. Escuchó toda la conversación que tuvo con una de las empleadas. -

¡Hombre, Lolita! – que así se llama la encargada- ¡No sabía que trabajabas aquí! ¡qué gran sorpresa!

-

¡Así es! Llevo aquí ya cuatro meses y la verdad es que estoy muy a gusto y me gusta mucho este trabajo la verdad… ¿oye y tus ventas? ¿cómo van esas ventas de joyas de las que me hablaste?

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-

¡Pues muy bien! ¡La herencia de mi suegro fue espectacular para montar la joyería en la capital! A ello voy, a echar un vistazo a la tienda El tío Antonio se sorprendió de que fuera dueño de una joyería y se le vino a la cabeza una brillante idea… pensó que como el mayor deseo de la tía era una pulsera de esas con medallitas y piedras, podía preguntarle por su precio e incluso...

¡encargarle una! El tío no lo pensó dos veces y bajo las escaleras

rápidamente. -

¡Buenas días! -dijo interrumpiendo la anterior conversación- No pude evitar escuchar vuestra conversación… ¿Así que es usted joyero?

-

¡Así es! – respondió el señor- ¿usted es…?

-

¡Perdón se me olvidó! Yo soy Antonio, el dueño de esta estación. Estoy interesado en una pulsera de esas con moneditas colgando y con piedrecillas… mi mujer las llama… - se quedó pensando el nombre durante un segundo pero aquel hombre le interrumpió-

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¡Barbadas!

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¡Así es! Nunca logro recordar ese dichoso nombre…

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Pues mire está usted de suerte tengo ahora mismo en la tienda una preciosidad…. Es una pulsera de oro macizo con monedas de oro totalmente solo que no tiene piedras incrustadas …

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¿y por cuánto saldría un ejemplar como ese?

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Se la podría dejar… 250 mil pesetas… aunque le podría rebajar un poco…

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¿Podrían ser 200 mil?

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¡Hecho! Si quiere puede pasarse hoy mismo por la joyería o incluso se la puedo traer; vengo mucho por aquí y ahora vendré muchísimas más…

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¿Podrías traérmela?

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¡Claro! Volveré en el tren de las 8

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No se hable más… aquí le esperaré. ¡Le juro que no se arrepentirá de haber comprado esta joya, nunca mejor dicho! ¿Quién será la afortunada?

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Mi esposa, el sábado es nuestro veinticinco aniversario

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Mi más sincera enhorabuena, ahora si me disculpa.., ¿Lola tienes el billete para Sevilla? El tren estará a punto de llegar… El tío se retiró y justo antes de empezar a subir las escaleras dijo

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Perdone… ¿su nombre era?

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¡Claro! ¡Qué tonto! ¡Se me olvido presentarme! Soy José Manuel ¡encantado!

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Igualmente ¿Nos vemos a las ocho?

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¡Exacto! Ahora sí, el tío se retiró y subió hacia su despacho donde todavía le esperaban

decenas y decenas de cuentas… A las dos del mediodía, el tío cerró su despacho y se disponía a volver a casa. Así fue el tío volvió a casa y justo almorzando decidió contarle los planes que estaba planeando para el domingo, todos menos el de la pulsera claro esta… -Rosario, que te parece que celebremos nuestro aniversario el domingo en el ala derecha de la estación. Estuve hablando con mi hermana y se lo comenté… le pareció estupendo… ya tengo encargados la carne y el carbón… ¿Por qué no te encargas de los invitados? A la tía le gustó mucho la idea y justo después de comer se pudo a pensar a quien iba a invitar… También se puso a fregar la vajilla buena que según ella, de estar guardada tenía polvo. Justo a las cinco, el tío aprovechó que Rosario estaba acostada para coger el talonario de cheques sin que lo viera y salir pitando para la estación. Cuando llegó a la estación todo estaba en orden. Al tío Antonio se le hizo la tarde eterna pero por fin… eran las 8 y la bocina del tren sonaba cerca. Bajó las escaleras rápidamente y esperó, junto al mostrador, a que José Manuel llegara… Cuando llegó, el tío lo recibió con alegría y un abrazo espontáneo y continuado con estas palabras: - Ya empezaba a pensar que habías perdido el tren… - Pues como ves aquí estoy, y vengo con lo prometido- decía mientras sacaba de una bolsa una caja y se disponía a abrirla… - No, aquí, no… suba a mi despacho por favor… - Una vez en el despacho, le mostró la pulsera brillante y se quedó mudo ante aquella joya… - Es alucinante…- dijo el tío Antonio - Le dije que no se arrepentiría…

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- Aquí tienes, no tenía efectivo pero esto bastará – Dijo mientras extendía la mano con el cheque de doscientas mil pesetas. - Muchísimas gracias- dijo mientras tomaba el cheque cuidadosamente… - ¡A ti José Manuel! Los dos se despidieron. Justo después de que se fuera, abrió la caja fuerte y la guardó cuidadosamente. Justo antes de cerrar la puerta de la caja fuerte, volvió a mirarla. Le encantaba la pulsera. Justo a las nueve y media cerró la estación y fue a casa. Allí casi le descubre la tía. - Antonio ya invité a los vecinos - ¿Ah sí? ¿Y a quién has invitado? - Pues a Pepita 20 millones, Paco el de los tomates, Brígida la de Carmela…. - Perfecto, pues ya está todo preparado. - ¿Oye, Antonio, has visto el talonario? Es que lo estaba buscando porque ha venido Don Florentino (el cura del pueblo) pidiendo el donativo para la parroquia… - Sí, lo tengo yo, tuve que pagar la luz esta tarde y el talonario de la estación se acabó justo el día antes, pero vamos no te preocupes, que vendrá otra vez a pedir el donativo… - ¡Por supuesto que vendrá! ¡Lo invité a la fiesta! A la mañana siguiente, el tío fue a recoger los pedidos que había hecho los días anteriores. Y como cada día fue a su trabajo. 7de octubre, domingo. Era el gran día. El tío y la tía empezaron bien temprano a preparar las cosas y a cargar los chismes en el coche para llevarlos a la estación. Cuando descargaron todos los chismes, el tío se encargó de montar las mesas y la tía se encargó de ir preparando la comida ya que de un instante a otro llegarían los invitados. Cuando los invitados llegaron, todos se sentaron alrededor de la mesa y estuvieron charlando un buen tiempo, más concretamente 4 horas, Cuando empezó a caer la tarde el tío dijo: - Esperad todos aquí, voy al baño Cuando regresó, el tío traía entre sus manos la caja con la pulsera protegida en su interior y se la mostró a Rosario. Todos los invitados quedaron patidifusos al ver

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aquella joya. Los ojos de Pablo, el dependiente del estanco, cada vez se hacían más grandes. Pablo quería la pulsera, tenía que conseguirla y pensó robarla. Justo después, el tío se la probó a la tía y le dijo que sería más seguro guardarla. La tía cedió fácilmente. Pablo estaba atento a todos los movimientos del tío. Él pensaba fingir que se iba y después venir otra vez para robarla. Así lo hizo, cuando sabía que ya no quedaba nadie en la estación, volvió a aquel lugar acompañado de una navaja y un juego de destornilladores para forzar las cerraduras. También llevaba una pistola para reventar la cerradura de la caja fuerte… lo tenía todo planeado a la perfección. La puerta principal la abrió fácilmente pero al entrar, vio una luz encendida que no se veía desde afuera. Era el tío, había venido a por la pulsera. Se escondió detrás del mostrador y se detuvo un instante a pensar un nuevo plan. Pensó arrancársela de las manos y salir corriendo, nadie sospecharía de él. Así que se puso manos a la obra. Cogió la navaja y subió cuidadosamente la escalera. Se encontró con el de frente. Abundantes gritos inundaban aquel establecimiento…Lo mato. El torpe dependiente se asustó tanto que le dio un navajazo en el costado… Estaba muy nervioso así que decidió irse pero antes, cogió la pulsera. Se fue rápidamente y se aseguró de que nadie lo vio salir de la estación. Cuando llegó al pueblo, escondió las herramientas en un matorral y bajó hasta su casa. Justo en la entrada de su casa se encontró a Rosario que le preguntó si había visto a su marido. Él contestó que lo dejó en la estación ya que le dijo que tenía que preparar algo de un papeleo… Entró en la casa rápidamente y fue a guardar en un lugar seguro la pulsera. Esa noche no pudo dormir… Al día siguiente de camino a la tienda, escuchó el reloj de la plaza… Miró su reloj y vio que todavía eran las ocho y cuarto… se detuvo y vio un féretro bajando la cuesta hacia la iglesia. Corrió hacia Rosario que iba al lado y le preguntó qué había pasado… Rosario le contestó que ayer lo acuchillaron y le robaron la pulsera justo cuando salía de la estación… Le preguntó también que si se sabía o se sospechaba quién era el asesino pero no le contestó…rompió a llorar. Pablo atemorizado huyó del pueblo y nunca se supo más de él… En cambio, nadie sospechaba de él… Nadie sabía quién mató al tío Antonio… José Diego Chaves Borrego 3º

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La estación abandonada Un 31 de Octubre, como todo el mundo sabe, es el día de Halloween. Este día se celebra sobre todo el EE.UU. Todos los años, mis amigos y yo, nos vamos a la calle a pedir caramelos, pero este año, a mi querida amiga Raquel, se la ocurrió ir a la estación abandonada. Habíamos quedado todos a las 00:00 al lado del colegio, para dirigirnos todos hacia la estación. Comencé a vestirme a eso de las 23:00, no sabía de qué disfrazarme, puesto que era Halloween. Pedí consejo a mi madre: -Noelia: Mamá, hoy es el día de Halloween, hemos quedado todos a las 23:00 en la puerta del colegio, todos van disfrazados, pero… no sé de qué disfrazarme. -Mamá: Puedes disfrazarte de Vampira. -Noelia: ¿Y cómo me visto? -Mamá: A ver, yo creo recordar que tengo un vestido viejo de color negro, para los zapatos… te puedes poner los zapatos que te regaló la tía Ángeles, que son de color rojo pasión, para el pelo, te lo puedes alisar y hacerte tirabuzones con las tenacillas. -Noelia: Jope mamá qué buena idea has tenido, ¿y el maquillaje? -Mamá: Muy sencillo, tengo un maquillaje, que es color carne pero tirando a pálido, te echas una capa, y después con la sombra negra te pintas todo el párpado, para los labios, rojo pasión, y después con un rotulador permanente blanco te puedes poner los colmillos. Después de 1 hora vistiéndome, maquillándome, peinándome etc… Suena mi teléfono móvil. -Noelia: ¿Sí? -Raquel: Hola guapa qué tal vas, acuérdate de que a las 00:00 en el colegio, tengo muchísimas ganas de pasar esta noche junto a ti. -Noelia: Pues, mira, acabo de terminar ya de arreglarme, solo me falta coger las llaves, la cámara de fotos, el móvil, y la chaqueta, en nada estoy ahí. Yo también guapa, es más me llevo la cámara para recordar esta noche tan espectacular a tu lado. Bueno te dejo, que me voy ya, ¿te paso a buscar?

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-Raquel: Es verdad, se me ha olvidado poner a cargar la cámara de fotos, pero bueno si la llevas tú, no pasa nada. Yo ya estoy también vestida, doy miedo je je. Si pásame a buscar y así vamos las dos juntas je je. Adiós Noe, Te quiero. -Noelia: Adiós, guapa en 5 min estoy ahí. (Cuelga el teléfono). Todo estaba ya listo para ir a la estación abandonada, Noelia tenía muchísimas ganas de pasar esa noche junto a todos sus amigos, hacerse muchísimas fotos para recordar esa grandísima noche. -Noelia: Mamá me voy ya, que tengo que ir a por Raquel a su casa, para irnos las dos juntas hacia el colegio. Cuando estemos todos juntos te llamo para que sepas que estoy bien. -Mamá: Vale, ten cuidado, y avísame cuando estéis todos juntos ¿vale? Pásatelo muy bien y ten cuidado. -Noelia: Vale mamá, te quiero, tendré mucho cuidado. -Mamá: Te quiero. Noelia abraza a su madre como despedida y la da un beso en la mejilla. ¡Pum! Cierra la puerta. Hoy es una gran noche, todos juntos hasta la madrugada, pasándonoslo en grande, muchísimas fotos, risas, sustos… piensa Noelia. Pero lo que ella no sabe es que ese día van a ocurrir demasiadas desgracias. Ding Dong, suena el timbre de la casa de Raquel. Abre la puerta Sandra, la madre de Raquel. -Noelia: Buenas noches Sandra, ¿está Raquel por ahí? -Sandra: Hola Noelia, qué guapa vas, sí está arriba, pasa. -Noelia: Gracias Sandra, pero con este maquillaje no es para gustar mucho a la gente, je je. – se ríe. -Sandra: Raquel, baja que esta Noelia esperándote. – Grita Chap, chap, chap, chap, suenan los zapatos de Raquel bajando por las escaleras. -Noelia: Guau, estas super guapa. -Raquel: lo mismo digo, vaya dos bellezas je je. -Noelia: ja ja pues sí. -Raquel: Bueno mamá, nos vamos ya que llegamos tarde, te llamo cuando estemos todos juntos, te quiero.

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-Sandra: Vale, tener cuidado por favor, y llámame cuando estéis juntos. Salen las dos de casa rumbo al colegio. Eran las 00:30 y solo estaban Sergio, Gonzalo, Raquel y yo… Qué mal quedas, pensó Raquel. -Noelia: Bueno puesto que la gente se ha rajado, ¿por qué no vamos yendo ya para allá? -Buena idea- Dijo Gonzalo. Antes de irse hacia la estación, Raquel y Noelia llamaron a sus madres, para decirles que estaban bien, que estaban todos juntos y que estarían dando vueltas por el pueblo, pidiendo caramelos, que después se irían a un parque a contar historias de miedo, y por último, irían a casa de Gonzalo a dormir. Después de 20 minutos andando, por fin encontraron a lo lejos de una colina, la famosa estación abandonada. Nadie sabe por qué cerraron esa estación y mucho menos, nadie sabe lo que pasó ahí. Tras subir la colina, se pusieron los cuatro amigos enfrente de la enorme puerta, y se quedaron asombrados. Estaba todo oscuro, no se veía nada, Raquel y Noelia estaban totalmente aterrorizadas. Gonzalo fue el primero que dio el paso para entrar, después de él iba Noelia, Raquel y Sergio. Gonzalo, como es muy gracioso y muy valiente, empezó a dar sustitos, Raquel y Noelia no se reían para nada, hasta que Sergio le contestó muy borde. -Sergio: Gonzalo, para ya de asustarlas, ¿No ves que están muertas de miedo?, para ya. Además quien ríe el último ríe mejor, así que ve con cuidado. -Gonzalo: Sergio no te pases, que solo era una bromita de nada, para echarnos unas risas, pero bueno sabiendo que estáis muertos de miedo, paro je je, qué gallinas. – dijo en tono amistoso. -Raquel: Bueno dejaros ya de tonterías, sí, estamos muertas de miedo, pero en vez de hacer tantas bromitas, deberías preocuparte más por nosotras, ¿no crees? -Sergio: Raquel, no lo digas por mí también, yo no he hecho ninguna bromita. -Raquel: Ya lo sé Sergio lo digo por Gonzalo que siempre está igual… Interrumpe Noelia. -Noelia: Bueno que tal si las discusiones tontas las dejamos en otro ladito y nos centramos en lo que estamos haciendo…

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-Gonzalo: Tienes razón Noelia. Después de tanta disputa, siguen hacia delante, en el mismo orden… Raquel no para de mirar a todos los lados, veía sombras e incluso a veces escuchaba gritos pidiendo ayuda… Eso hizo que Raquel se asustara más, y pedía que nos fuéramos todos para casa. Gonzalo, como se creía muy valiente, se empezó a reír. -Gonzalo: anda Raquel no seas miedica, jaja ¿De verdad que te da miedo estar aquí? Pero si no hay nada, lo único que hay son paredes destrozadas, los cristales rotos y las vías del tren un poco descarriladas, ja ja ¿En serio que te da miedo? Además, te recuerdo que fuiste tú la que decidió venir aquí, así que ahora no te quejes. Raquel decidió no contestarle, solo que si las miradas matasen, yo creo que estaría más que muerto. Gonzalo, al ver cómo estaba Raquel tuvo la gran idea de proponer quedarnos a dormir. -Gonzalo: Oye, ¿Qué os parece si nos quedamos aquí a dormir? Ya que hemos subido hasta aquí… aprovechamos. Noelia y Raquel se miraron asombradas y con la cabeza hicieron un movimiento de negación rotundo. -Sergio: Anda es buena idea, quedémonos aquí a dormir, total está abandonado, no hay nada que temer. Noe, si quieres puedes dormir conmigo si te sientes más segura. (Sergio se acerca a Noelia y la da un abrazo.) Gonzalo corta su momento ‘’romántico’’, diciendo que a lo lejos del pasillo hay una máquina dispensadora. -Gonzalo: Mirar chicos, una máquina dispensadora, ¿creéis que habrá algo de comer? Sergio anda acompáñame. - Raquel: NO no no no no no, yo aquí sola no me quedo. -Noelia: Ejem ¿y yo sí? -Gonzalo: Raquel vente conmigo anda, así estáis seguras las dos, te prometo que no te daré sustitos, si quieres agárrame de la mano. Sergio le guiña un ojo a Gonzalo, agradeciéndole que le deje a solas con Noelia. Noelia echa una sonrisa tímida a Raquel, y esta por ayudarla se va con Gonzalo, pero no es que la apetezca mucho… pero por su amiga, se va. Cuando ya por fin los pierden de vista, Sergio se acerca a Noelia y la da un abrazo

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para que no tenga frio. Noelia se acurruca más a él, y le dice: -Noelia: Gracias por quedarte conmigo, no aguanto a Gonzalo, si fuera por mí solo hubiéramos quedado tú y yo… bueno, y Raquel. -Sergio: No eres la única. Él la mira a los ojos, Noelia se queda quieta y ve cómo Sergio se acerca, poco a poco a su boca… y cuando está a punto de darle el beso, que ella tanto desea… se oye un estruendo. ¡¡PUM!! Sergio y Noelia ven cómo una de las puertas de la entrada se cierra de repente. Los dos se abrazan fuertemente y gritan a Raquel y a Gonzalo. No les contesta nadie. -Noelia: Sergio, dónde pueden estar, les habrá pasado algo, porque se ha cerrado la puerta… no entiendo nada… estoy muy asustada… Sergio no sabía qué contestarle, no tenía ni idea de lo que estaba pasando… él también tenía miedo, pero se armó de valor y le dijo: -Sergio: tranquila pequeña, todo va a salir bien, en cuanto encontremos a Gonzalo y Raquel, nos marchamos de aquí, te lo prometo. Pero no te preocupes, seguramente, el bruto de Gonzalo, habrá dado una patada al dispensador para abrir la puerta. -Noelia: no ha sido la puerta del dispensador, ha sido la de la entrada… vamos a buscarlos, por favor. Sergio sin tomar palabra, la coge de la mano y se encaminan a buscarles. Por el camino, ven que la estación está hecha una ruina, y encuentran carteles, donde se explican los lugares por donde pasa el tren. A Noelia le llama la atención uno, pero está muy para el fondo, cuando llegan, no es un cartel informativo, es una corona de flores secas, con fotos de tres niñas rubias con ojos azules, que le resultaban familiares… Acercándose a la corona, le dice a Sergio… -Noelia: ¿Sergio no te resultan familiares sus caras?… es que no sé, pero tengo la sensación de haberlas visto por el pueblo… e incluso hablar con ellas… Sergio se acerca lentamente a Noelia, coge una de las fotos la examina y le dice: -Sergio: estas niñas… no son… las hijas… del supervisor de la estación… Noelia le mira con cara extraña como si no supiese quién es el supervisor… Sergio al verla confundida continúa diciendo… -Sergio: Cielo no te acuerdas de José, el que tenía tres niñas… Laura, Ainhoa…

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mmm… y esta la más pequeña se llamaba Marta. -Noelia: Ah sí… ya me acuerdo, y por qué tienen aquí una corona con las tres fotos… A Sergio se le pone pálida la cara, al recordar la terrible noticia de que cuando José estaba trabajando de supervisor, las tres niñas se cayeron a la vía del tren justo cuando el tren estaba pasando… Noelia se queda totalmente paralizada, pero no le dura mucho tiempo, porque siente una presencia detrás de ella… pero al darse la vuelta, no ve nada. Le parece oír a lo lejos una risa de niña… -Noelia: Sergio, suelta la foto y vamos a buscarlos ya, quiero irme a casa. -Sergio: Está bien, tranquila vamos a buscarlos. Sergio y Noelia se ponen en marcha para buscar a Gonzalo y Raquel, a lo lejos, ven una linterna encendida. Al llegar, saben que es la linterna de Gonzalo… al no verlos ahí se asustan los dos. -Noelia: ¡Gonzalo, Raquel dónde demonios estáis, dejaros ya de bromitas, no tiene ni pizca de gracia. Sergio le aprieta la mano, cuando va a gritar él, oyen tres voces de niña, diciendo… -Voces: ji ji ji están con nosotras jugando… Noelia grita atemorizada… y Sergio les dice… -Sergio: ¿quiénes sois, donde están nuestros amigos? -Voces: Solo queremos jugar… -Sergio: ¡¡¡Dónde demonios están!!! Las voces se callan y Noelia comienza a llorar, Sergio la abraza y la intenta calmar. -Sergio: amor tranquila, volvamos a la corona, para averiguar más cosas sobre ellas… Noelia, entre sollozos, le responde que sí. Mientras se encaminaban a la corona de flores ven el despacho del supervisor, Sergio decide entrar, le cuesta convencer a Noelia pero lo consigue y entran. Lo que no se esperaban era al supervisor colgado de la viga. Noelia pega un grito. -Noelia: AHHHHH!!! Sergio le pega un tirón y le acerca a él diciéndole - Sergio: tranquila está muerto no te va a hacer nada. Poco a poco Sergio se acerca a la mesa y busca en los papeles, Noelia le ayuda y encuentra el informe de defunción de las tres niñas y la causa de la muerte. Noelia le cuenta a Sergio que en verdad no se cayeron al tren solo que iban a buscar

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una pelota porque estaban jugando. -Sergio: normal que el padre se suicidase, saber que adviertes a tus hijas de que no jueguen ahí y que por un despiste se caigan debe de ser muy duro… -Noelia: no Sergio no… el padre tuvo otro motivo… aquí pone que las niñas tenían muchos moratones en los brazos y en el cuello… Para mí que el padre las pegaba… Sergio se queda callado mira al muerto y sigue buscando entres los cajones; ahí encuentra una cuerda y algunos cuchillos, al verlo le pregunta a Noelia. -Sergio: ¿por qué un supervisor necesita tantos cuchillos y cuerdas? -Noelia: no sé pero vamos venga vayámonos de aquí me está entrando repelús, busquemos a Gonzalo y Raquel y salgamos de aquí… Él no contesta, asiente, coge de la mano a Noelia y salen de allí. Mientras se encaminan al lugar del principio, Noelia se para y Sergio pregunta. -Sergio: ¿por qué te paras? ¿Qué pasa? -Noelia: ¿y si Gonzalo y Raquel han ido a las vías de tren? A lo mejor esas voces las que oímos son las niñas que quieren que se repita su historia. Sergio y Noelia corren hacia las vías del tren cuando llegan ven a Gonzalo en el arcén llorando, al llegar y mirar hacia donde miraba él ven a Raquel desnucada en las vías del tren. Noelia en un grito sollozante dice. -Noelia: ¿Qué cojones ha ocurrido? ¿Cómo has dejado que ocurriese esto? -Gonzalo: creíamos que quienes nos llamaban erais vosotros y os seguimos angelicalmente… pero… pero Raquel… -Noelia: pero Raquel ¿Qué? Noelia le coge del chaleco y se lo pone cara a cara, Gonzalo se ha quedado mudo. Sergio interviene y relaja a Noelia. Al poder hablar Gonzalo dijo. -Gonzalo: ella gritó que os veía caer y se abalanzó para salvaros pero no me dio tiempo de cogerla… -empieza otra vez a llorar. Noelia atónita no sabe qué decir sabe que han sido esas voces las que le han hecho eso a su amiga... Sergio se está dando cuenta de que Noelia no está llorando sino que ahora está enfurecida y presiente que eso no es bueno. Sergio se acerca a ella y la abraza, Noelia con la mirada perdida en el cuerpo de su amiga la aparta con ferocidad y dice. -Noelia: no me toques… ¿No quieren jugar? Pues ahora van a jugar. Noelia sale corriendo Sergio y Gonzalo la siguen, ven que entra en el despacho coge

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un cuchillo del cajón y se sube a la mesa se pone de puntilla y lo descuelga a José de la viga con la cuerda en la garganta tira de él y le dice a Sergio que coja los papeles de la defunción de las tres niñas él lo hace sin rechistar, Gonzalo se ha quedado mudo ya no hace las bromitas de antes. Noelia tira del cuello de José con la cuerda y lo arrastra hasta las vías del tren donde ahora yace el cuerpo. Lo mira y con lágrimas en los ojos dice. -Noelia: no deberíamos haber venido no es justo que tú estés ahí ahora y nosotros estemos aquí… Saca fuerza de donde no la tiene y tira a José junto a Raquel y grita. -Noelia: ¿qué? ¿Queríais hacer a alguien los que os hicieron a vosotras? Yo os conocía joder, sabía cómo erais… Laura!! Tú eras la mayor tú eras la que más lo sufría ¿no? Eras la que sufría más y por cómo te conocía eras la que la pagaba por tus hermanas ¿no? -Voces: cállate tú no sabes NADA!!. Empezaron a retumbar las paredes, Sergio y Gonzalo se asustaron y pidieron a Noelia que se callase que no mosquease a lo que fuese eso. Noelia no se iba a callar y siguió hablando. -Noelia: No, han matado a mi mejor amiga… No me voy a callar… sabéis lo que sois?? Sois unas niñas repelentes vengativas que quieren ver sufrir a la gente. ¿Y sabéis lo que demostráis? ¡? Qué queréis que se repita vuestra historia… y… Las paredes se empezaron a resquebrajar y retumbar todo… -voces: ¿no sabes los que no pasó? CALLATE!! -Noelia: sí, lo sé, os tirasteis a las vías del tren aposta para separaros de vuestro padre… Se oye un grito agudo y las puertas de la entrada se abren y gritan las voces. -voces: iros, iros de aquí FUERA!! Sergio y Gonzalo le gritan a Noelia que esta historia la va a saber todo el mundo, que todo el mundo sabrá que un padre y una persona en el pueblo tan querida como fue será desprestigiada que no quedará impune… Noelia se arrodilla, se baja a las vías del tren llorando, se acerca a su amiga y con los labios temblorosos le dice. -Noelia: siempre te querré no lo olvides vete en paz… te quiero… Sergio la ayuda a subir al andén y justo antes de salir por la puerta Noelia se gira y oye

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como tres voces lloran… Noelia ya no llora solo da un paso al frente y dice. -Noelia: no lloréis, no os echo la culpa pero si está con vosotras cuidarla era lo único que tenía… vuestra historia se sabrá, os lo prometo. Salen corriendo los tres, camino del pueblo, Noelia es la encargada de dar la noticia. En el funeral a Raquel la han enterrado al lado de Laura, Ainhoa y Marta, después de un emotivo discurso al irse todo el mundo Noelia se acerca a las cuatro tumbas y dice. -Noelia: chicas sé lo que sufristeis… y tú, Raquel, aunque no tuvieses la culpa de nada, siéntete orgullosa de haber mostrado tal historia espero que en un futuro lejano en que la muerte me llegue a mí nos encontremos las cinco allí donde estéis. Noelia ya no fue la misma pero cada 1 de noviembre lleva a la estación una corona de rosas blancas y al cementerio una rosa negra a cada una. Cada vez que iba siempre recordaba sus nombres. Laura

Ainhoa

13 Años Tus padres y vecinos 8 Años Tus padres y vecinos TE QUIEREN.

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TE QUIEREN.

Marta

Raquel

4 Años Tus padres y vecinos TE QUIEREN.

16 Años Te querremos SIEMPRE Saltamontes.

FIN. Noelia Fernández 3º C LA ESTACION DE TREN ABANDONADA Un señor llamado Adolfo fue a una estación de tren con su nieto Diego. Su nieto Diego le preguntó a Adolfo: – Abuelo, ¿Por qué me traes a este sitio? Y su abuelo le contestó: - Para contarte una historia que sucedió de verdad.


Y Diego le dijo: – Vale. Entraron en la estación abandonada y se sentaron en un banco bastante viejo y con mucho polvo. Adolfo empezó a contar la historia. Cuando era pequeño siempre venía aquí a coger el tren para que me llevase al centro de la cuidad. Venía mucha gente a coger el tren pero un día… Y su nieto Diego le preguntó: ¿Y qué pasó, abuelo? Fue un día de Halloween. Empezaron a parpadear las luces y los trenes se pararon en unos puntos distintos. Los pasajeros se bajaron y yo me quedé quieto. Tenía solo 6 años no sabía qué hacer. Se oyeron muchos disparos y fue en ese mismo instante cuando eché a correr. A mí y a un niño nos cogieron unos intrusos, nos metieron en el aseo y allí nos dejaron encerrados. Junto a un hombre que tenía mala pinta, tenía las manos llenas de sangre. Nos dijo: – Estaréis aquí encerrados durante un tiempo sin comer y como no os portéis bien os mataremos. Por la ventana se veía gente muerta y pidiendo ayuda y cómo los intrusos les pegaban y los acuchillaban. Diego le preguntó a su abuelo: - ¿Cómo saliste de ese aseo? Adolfo siguió contando la historia. Diego, ahora viene la parte interesante. Le pregunté al niño cómo se llamaba y me dijo Javier y yo me presenté. Estábamos asustados no sabíamos qué hacer pero a Javier se le ocurrió hacer un agujero en la pared y le pregunté: - ¿Y cómo lo piensas hacer? Javier le contestó: – Con esta pala que hay aquí. Adolfo se quedó un poco pillado porque se preguntaba “pero si el hombre ese nos dijo que nos quedásemos quietos” Adolfo y Javier se pusieron manos a la obra. Llegó la noche. Javier y yo nos dormimos en el suelo y apoyamos las cabezas en la mochila. A media noche nos despertamos los dos a la vez. Se escuchaba un ruido muy extraño. Nos levantamos del suelo y miramos el espejo donde se veía una mujer fallecida detrás de nosotros. Javier y Yo chillamos. De repente se abrió la puerta. Nosotros echamos a correr y la puerta de cerro. Bajamos las escaleras y todavía seguían los

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cadáveres. Fuimos a una nave donde había un tren nuevo. Nos montamos en él y tocamos un botón y salimos de la estación. Adolfo dijo: – Por fin salimos. Nos cogió un intruso y Javier cogió una fregona y le pegó un fregonazo ya sí que si nos escapamos y llegamos al pueblo donde encontré a mi familia. Pero Javier perdió la suya en el asalto al tren. Al final esa estación la dejaron abandonada. Y Javier se quedó viviendo conmigo. Diego le dijo a su abuelo: - ¿Entonces os salvasteis? Y su abuelo le dijo que sí y costó lo suyo.

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Delia Cadena 3º C


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