Dialogos Transdisciplinarios 4

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DIÁLOGOS TRANSDISCIPLINARIOS IV Circulaciones materiales y simbólicas de América

Margarita Camarena Luhrs (Coordinadora)

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE QUERÉTARO CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN TRANSDISCIPLINARIOS 2013

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DIRECTORIO DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE QUERÉTARO

Dr. Gilberto Herrera Ruiz Rector Dr. César García Ramírez Secretario Académico Dra. Martha Gloria Morales Garza Secretario Particular de Rectoría Q. B. Magali Elizabeth Aguilar Ortiz Secretario de Extensión Universitaria Dr. Irineo Torres Pacheco Director de Investigación y Posgrado M. en C. Carlos Praxedis Ramírez Olvera Director Facultad de Ciencias Políticas y Sociales Dr. Aurelio Domínguez González Director Facultad de Ingeniería M. D. H. Jaime E. Rivas Medina Director Facultad de Psicología LLM-E Verónica Núñez Perusquía Directora Facultad de Lenguas y Letras Dr. Julio César Schara Director del Instituto de Investigaciones Multidisciplionarias

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Instituto de Investigaciones Multidisciplinarias Facultad de Ingeniería Universidad Autónoma de Querétaro

Querétaro, México 2013

Reservados todos los derechos conforme a la ley PRIMERA EDICIÓN 2013 D.R. © 2013 Universidad Autónoma de Querétaro Instituto de Investigaciones Multidisciplinarias Edificio I (ex F. L. y L.) Facultad de Ingeniería Ciudad Universitaria Cerro de las Campanas s/n Colonia Las Campanas C. P. 76010 Querétaro, Qro. México. www.institutodeinvestigacionesmultidisciplinarias.org e-mail: jc.schara@gmail.com ISBN: 978-607-513-081-1 Impreso y hecho en México Printed and made in Mexico

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ÍNDICE Reconocimiento Prólogo

9 11 Primera parte Circulaciones de América y el Sur global

Historia y espacios de circulación de la América Antigua

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Surya Mariana Salgado Camarena

Crecimiento y convergencia económica-regional en México y países de América. Cambio del patrón de circulaciones de 1970 a 2010

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Jorge Isauro Rionda Ramírez

Nuevos circuitos financieros de América. Rentabilidad económica y poderío político alternativo

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Eugenia Correa Vázquez

Tres aspectos de las circulaciones de bienes prácticos y simbólicos de América

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Margarita Camarena Luhrs

Distribución de los Bienes Culturales y la Legitimación del Poder Simbólico

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Julio César Schara

Ciudades coloniales: Límites, Márgenes y Bordes

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Adrián Scribano

Territorios basura: huellas de los residuos en América del Sur Victoria D'hers

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Segunda parte Diversidad de ámbitos de circulaciones prácticas y simbólicas de América

Configuraciones por circulación en el abasto de alimentos en México

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Felipe Torres Torres

Circulación de conocimiento a partir de la producción científica en México

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Lucio Flores Payán, Iván Salas Durazo

Detenciones corporales como reverso de las circulaciones capitalistas. Una indagación sobre recuperadores de residuos y beneficiarios estatales en Argentina

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Gabriela Vergara Mattar, Emilio J. Seveso Zanin

Urbanismo estratégico y experiencias de desplazamientos clasistas en la ciudad. Córdoba (2012-2013)

245

María Eugenia Boito Y María Belén Espoz

La ciudad de las personas de a pie. Las banquetas en la ciudad de México

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Guillermo Boils Morales

Expresividad, sensibilidad y estructuración social

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Claudia Liliana Gandía, Graciela Magallanes

Acerca de los autores

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RECONOCIMIENTOS Agradecemos a las autoridades del Instituto de Investigaciones Sociales, de la Universidad Nacional Autónoma de México, la oportunidad de realizar este importante libro colectivo, como parte del proyecto de investigación Circulaciones urbanas y regionales, a cargo de Margarita Camarena Luhrs, quien se dio a la tarea de reunir las valiosas colaboraciones de expertos en el estudio de circulaciones, materiales simbólicas, en diversos ámbitos de América. Asimismo, damos el reconocimiento académico a Julio César Schara, por el apoyo brindado por la dirección del Instituto de Investigaciones Multidisciplinarias de la Facultad de Ingeniería, de la Universidad Autónoma de Querétaro, a su distinguido cargo, y por alentar el “diálogo transdisciplinario” del cual surge esta obra, realizada a través de reuniones mensuales desde octubre de 2012, en torno de las circulaciones materiales y simbólicas; así como por su apoyo tan determinante para la publicación de este libro. Vaya un reconocimiento especial a Victoria D'Hers y Adrián Scribano, apreciables colegas del Centro de Investigaciones y Estudios Sociológicos de la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, por hacer prender la idea germinal de este libro que había sido mantenida latente por mucho tiempo entre los participantes, y ahora ya es una obra que se puede poner al alcance del público interesado y compartir con los lectores. De igual manera, reconocemos y agradecemos a los autores participantes por su generosa disposición a compartir sus conocimientos, para acercar las diversas prácticas y sentidos desde los que se interpretan las circulaciones de América, como estructurantes activos no solo de relaciones de poder, sino de esperanza, igualdad, autonomía y libertad. Agradecemos a David Apolinar Rincón Pérez por su enfático arte de la palabra en la revisión de este libro. De acuerdo con los estándares del IIS-UNAM y especialmente del IIM, este libro fue sometido a un proceso de dictaminación por académicos externos al Instituto, siguiendo las normas de su Consejo Editorial, de igual modo, cada una de las colaboraciones fue dictaminada y aceptada, por dos revisores de reconocido prestigio y solvencia académica a los que aquí también se da constancia de agradecimiento explícita. El contenido y tratamiento de cada uno de los artículos es responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el punto de vista de las instituciones participantes en la elaboración y edición del libro. Margarita Camarena Luhrs

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PRÓLOGO En el contexto de las grandes regiones de América, diversas fuerzas sociales, económicas y espaciales dinamizan el poderío económico y político capitalista; valiéndose, entre otros medios, de las circulaciones materiales y simbólicas, para anudar y centralizar las relaciones espaciales. Los efectos de estos procesos de enlace y recentramiento de los intercambios entendidos de manera social y espacial, son estudiados a partir de la acción/percepción de diversos ámbitos de las circulaciones de bienes materiales y simbólicos que se aúnan en los movimientos de personas, mercancías, capitales e información en América, que son raramente comprendidos y escasamente estudiados. El proyecto editorial para elaborar este número de Diálogos transdisciplinarios, elaborado sobre las Circulaciones materiales y simbólicas en América, y editado por el Instituto de Investigaciones Multidisciplinarias de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), se dedica al estudio de las procesos económico-culturales-espaciales de la interacción humana a distancia. Y tiene entre sus propósitos específicos contribuir: a) Al conocimiento de la acción-percepción y elaboración simbólica de intercambios que conllevan las formas de configuración de las circulaciones –ancladas en la situación de los cuerpos situados, como de los sujetos expulsados, y de los objetos e informaciones trasladados. b) A la previsión de efectos del tránsito y tráfico de todo tipo de movimientos de personas, mercancías, capitales e informaciones entre algunas ciudades y regiones de América; y en lo posible, c) A la exploración de posibilidades de cambio de tendencia de acciones y percepciones sociales de las circulaciones físicas, que naturalmente se expresen como hechos espaciales.

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En las grandes regiones de América, las metrópolis concentran el mayor poderío económico y político, subordinando a las regiones y localidades más pequeñas y distantes; por lo general con las circulaciones materiales y simbólicas, se reproduce el mismo centralismo en otras escalas geográficas y territoriales de la relación humana. Como en el intercambio de bienes prácticos y especialmente de los simbólicos, se dejan escapar, reclaman y suscitan constantemente otras conexiones y enlaces entre personas y lugares, se abre un inmenso abanico de posibilidades de acción, percepción de los enlaces y significación de las interacciones humanas que amplían la consistencia y rigor de los estudios sociales. Y si puede ser evidente, aún hace falta profundizar más en qué sucede entre un origen y un destino de viaje, en las experiencias interiorizadoras de las personas que viajan, el anhelo de llegar; las expectativas de las cargas que se mueven de unas a otras plazas y mercados, con las que se realizarán ganancias, se colmarán unas necesidades y se crearán otras. Pero también, hace falta conocer mejor los soportes materiales que implican; qué ocurre con los capitales que se acomodan a lugares en donde se imponen condiciones de mayor rentabilidad; y, sobre todo, entender cómo se perciben y simbolizan todos estos actos que les dan sentido a las acciones sociales, a las infraestructuras transfronterizas, a las libertades y prohibiciones dadas a los cuerpos. De manera semejante, hay un mundo de significados de los que se conocen muy poco sus bases materiales, y sería necesario profundizar cómo se dan otros tipos de intercambios de experiencias e informaciones, mediados junto con las circulaciones, los transportes y por Internet, a través de los cuales también se mueve a sentimientos, se promueven sentidos y significados; se renuevan estructuras de control pero también se forman escapes a la totalidad del control socio espacial y se innovan acuerdos sociales que tanto confirman identidades como de pronto las cambian. En las distancias recorridas y con todas las formas de acercamiento que la tecnología y la voluntad hacen posibles entre lugares, se comparten grandes entendidos sociales, de tiempo y espacio; incluso a muy grandes distancias y entre países y culturas notablemente distintas, tales como las que se nutren y expresan con las múltiples voces y colores de América. Esa facultad de las circulaciones que son auténtica realización humana colectiva aprovechada en cualquiera de los sentidos privados o colectivos

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supuestos en lo anterior, es el tema común de los autores, que estamos interesados en profundizar el conocimiento de los territorios circulares y en sus posibles dinámicas de cambio, para mejorar la vida en sociedad. En consonancia con lo expuesto, hemos divido el libro en dos secciones. La primera sección dedicada a las Circulaciones internacionales y de grandes regiones; y la segunda, a la Interpretación e investigación de singularidades nacionales, regionales y urbanas. De esta manera, las diversas contribuciones de los autores participantes, tratan de esclarecer pautas de relación y vínculos, que se hacen evidentes con las formas de circulación, así como con la exploración de sus causas y contenidos. De acuerdo con las diversas aportaciones de los autores, a través de cada uno de los capítulos se van agregando elementos para una perspectiva compartida del tema, en la cual cada expresión social estudiada toma un cuerpo –individual, social, espacial y temporalmente inscrito–, en los fenómenos de circulación y conexión. Tal como el lector lo verá en el libro, se va completando una descripción del fenómeno que, si aún se encuentra en curso de formación, ya es elocuente de causas y efectos por los que los bienes prácticos circulan simultánea y constantemente otros bienes simbólicos. Bienes materiales y simbólicos son inseparables en los cuerpos y movimientos controlados por los mercados de mercancías, capitales e información, éstos últimos son soportados por ellos. Como las distintas contribuciones de los autores lo demuestran hay otros sentidos a las acciones de la economía tradicional, que repiten las mismas conexiones locales, o que muestran el imperio del capital financiero actual y realizan enlaces en los extremos metropolitanos de grandes ciudades, regiones o países, cubriendo amplias escalas de la percepción, la interiorización y la intersubjetividad humanas, cuyo enfoque es, en cualquier caso, o debería serlo, transdisciplinario para aproximarse mejor a la comprensión del mundo de que se trata. Si junto con las mercancías intercambiadas y al lado de los capitales invertidos, corren sentimientos e identidades no es nada raro que hayan habido códigos especiales de arrieros, piratas, salteadores y libertadores, militares y guerrilleros, que fueron sembrando de anhelos autonomistas, de maneras solidarias a todas las rutas de la independencia que se comparten en el continente y que siguen formando parte de las redes de circulación actuales.

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El contenido de este libro –de muchas maneras resúmenes de historias de confluencias–, enriquece lo que se ha escrito; abundan en posibilidades de encuentros más allá de grandes diferencias desgarradoras de los subcontinentes y regiones de América, sugiriendo que cabe plantear nuevos caminos teóricos, metodológicos y empíricos para su conocimiento y transformación. Ello, posiblemente significa la obligación urgente de reflexionar sobre la manera como se ha dado por circular a través de los espacios y territorios, creando acciones, percepciones y símbolos que siguen nutriendo de lazos compartidos a todas nuestras culturas de América y que ayudan a pensar inter y trans disciplinariamente en las diferencias histórico-sociales del continente. Con una actitud de reconocimiento y polémica se mantiene en el cuerpo del libro que las circulaciones en nuestras regiones de América no son nada más distintas oscuridades de las realidades capitalistas, sino que se incorporan grandes enfoques trascendiendo sus mundos con los nuestros, aún con las enormes diferencias locales, logrando poner en escena otras posibilidades de estudio, niveles analíticos de abstracción y concreción que también sugieren otras comparaciones y análisis. Las circulaciones que conectan lugares, renuevan los trazos de vínculos anteriores, pero pueden cambiar esos derroteros, abandonarlos o retomarlos después de muy largos períodos sin uso, haciendo que salidas y llegadas sean constantes tanto para las complejas y competitivas interacciones en las arenas económicas como en las políticas, y hasta en las relaciones personales. Cabe destacar que si bien es cierto que estas circulaciones en la era de la globalización capitalista y de lo que se ha dado en llamar sociedad de la información, comprenden ámbitos relacionales que se caracterizan por la fragilidad de los vínculos propiamente humanos, también confirma una mayor intensidad y frecuencia de los intercambios, dado el imperio del consumo consumista que se acelera mediante innovaciones que hacen más fácil y menos costosas a las circulaciones mercantiles, trasladando consigo toda clase de símbolos que cosifican a las personas y sus sentimientos y crean una educación que disocia aspectos simbólicos de los materiales al reducirse las transacciones al dinero. En este sentido, vale repensar conceptos esenciales como los de igualdad, autonomía, libertad, solidaridad y lealtad, más allá del poder capitalista, económico y político, resignificando y reinterpretando las acciones

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colectivas de ir hacia unos lugares y venir de otros, para muy distintos propósitos, incluyendo los de cambiar cosas, pero ya sin separarlas de sus autores ni de las acciones con que las han hecho, sino aceptándoles integradamente en un sentido económico del cambio, mucho más simple, que reduce las cadenas de intermediaciones interminables, costosas y restantes de soberanía. Cantidad de circulaciones, involucran otras acciones que vertebran un indefinido número de relaciones sociales por ejemplo: de autonomía, libertad, lealtad, y entre las cuales, en el nivel de la intimidad, se ofrecen salidas prácticas de realización, que pueden dejar atrás la tan frecuente oposición a criterios colectivos de tránsito, libre gozo, felicidad, salud, abundancia, prosperidad; y empezar a recobrar ideales colectivos de lealtad, valentía, amistad, altruismo, solidaridad y civismo. El tema Circulaciones materiales y simbólicas en América ideado y trabajado para Diálogos Transdisciplinarios IV, reúne a un conjunto de autores cuyos estudios y reflexiones acerca de los elementos esenciales de la condición humana actual son evidentes a partir de circulaciones prácticas y simbólicas que facilitan o impiden el funcionamiento socioeconómico y cultural de grandes ciudades y regiones de América. Es un examen del patrimonio inmaterial que se construye junto con las distintas circulaciones, con la repetición de toda clase de intercambios y de recorridos. Así, en esta sociedad contemporánea, desde el Yukón hasta la Tierra del Fuego, hay conciencia de fuerza y ánimo, pero también de la fragilidad, el dolor y el miedo a más violencia y carencia de lo elemental de las dignidades de estar vivos. Y con la proliferación de insensibilidades e incertidumbres, más necesario es trabajar por otras acciones, que reconozcan percepciones y concepciones de intercambios sociales y personales que son mediados por las circulaciones, de otras maneras, mejores. Intercambios de equivalentes, sin vínculos entre los que los realizan, han dado lugar a la ecuación de la producción y consumo de valores abstractos, a los que se han restado todos los contenidos intersubjetivos. Sin ese vínculo esencial que nos funda desde el hacer y percibir colectivos, el casi imposible yo aislado, es el que predomina. Y ya sin el yo colectivo que le soportaba originalmente, el resultado es la alienación, crecientemente autoalienación, que resulta cada vez más difícil de detectar y eludir a medida que más se acepta la separación del hacer y lo hecho.

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Dada la variedad de plumas convocadas para este libro, pueden leerse desde diferentes enfoques temas culturales de la América actual, y hay coincidencia en el análisis de búsquedas de sentido a la vida posmoderna actual, incluyendo motivos de esperanza y alternativa, sin menoscabo de la dureza de la crítica a las fallas y errores característicos del capitalismo actual. Las conclusiones en torno de las circulaciones prácticas y simbólicas estudiadas, coinciden por una parte, en el sentido de que es importante y útil encontrar que son constituidas en un universo capitalista social de significaciones que desborda y rebasa las acciones con las que se realizan dentro de ciertos márgenes geográficos, pues las circulaciones estratégicas son simultáneamente sitio y conjunto, lugar y mundo; y por otra parte, hay convergencia en que estas circulaciones estudiadas son una parte de elaboraciones sociales, económicas y culturales que heredan sentidos y entendidos espaciales y temporales, resignificándose por la misma expansión del neoliberalismo financiero, globalizador, y por otros procesos políticos y económicos que corren paralelos, muchas veces en conflicto, con ellos. Otros territorios con otros significados y símbolos, que están surgiendo con las circulaciones físicas de personas, mercancías, capitales e información, plantean realidades más allá de las estructuras de oposiciones de hechos sociales y diferencias de los significados que se les dan en distintos lugares, y que se han demostrado necesitan ser entendidos desde otra racionalidad. Así, se sugieren enfoques abiertos al movimiento y al cambio de perspectivas que reflejen críticamente los sentidos que se le han dado a las prácticas y símbolos de la circulación, a sus territorios y controles políticos, abriendo preguntas que ya no se tiene temor de lanzar porque pudieran poner en movimiento otras posibilidades cambiantes, aceptantes de fuerzas y potencias surgidas del aquí y el ahora mismo. Cada uno de los autores, se plantea, aborda y resuelve sus temas y problemas a su manera, poseyendo entera libertad para contemplar condiciones materiales, objetivas-subjetivas, como el contexto del entramado institucional y el propio imaginario sociopolítico que le nutre y se retroalimenta constantemente de las costumbres de circular. De igual modo, el énfasis en las transformaciones en curso y escenarios posibles es optativo, y también lo que ha sido posible dejar en claro acerca de qué habría que cambiar y cómo hacerlo, dando con ello la mayor amplitud para el abordaje de los temas.

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Desde las miradas que contemplan al mundo desde lugares y regiones americanas, como territorio antiguo o como compleja realidad síntesis mundial, los autores estarán satisfechos si después de la lectura del libro, el amable público lector siente la curiosidad por acercarse más al estudio de las circulaciones y si se le ha abierto otra perspectiva del horizonte social, insospechadamente rico y diverso, de las realidades de vinculación, relación y circulaciones que se comprenden en toda América. Margarita Camarena Luhrs/Julio César Schara San Juan del Río, octubre, 2013

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Primera parte Circulaciones de AmĂŠrica y el Sur global

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Historia y espacios de circulación de América Antigua Surya Salgado Camarena

Introducción Hay un legado histórico de relación intercultural con una presencia continua de rutas y pueblos en América, posiblemente desde el 21 600 a. C. y es quizá a partir del 14 000, cuando se identifican con más precisión las circulaciones que produjeron un espacio recorrido, de tres millones de kilómetros cuadrados en el continente. Hay pocos hallazgos que dan evidencias de un poblamiento continuo; sin embargo, se suponen llegadas sucesivas de grupos provenientes de Asia que llegaron a América del norte, pasando por las Aleutianas quizá arrastrados por las corrientes circulares del mar de Bering y Alaska o del circuito norecuatorial del océano Pacífico que conectan Kuroshio con la California actual; mientras que América del sur, recibió además, navegantes que seguirían tres grandes corrientes de circulación marina del océano Pacífico: la corriente del Niño, la ecuatorial del Sur; y la corriente y contracorriente del Perú. En este contexto se destacan características de las circulaciones que fueron poblando el continente hasta el contacto europeo del siglo XV. Recorrer la historia de los mundos convergentes de América, que por momentos pudieron haber llegado a consolidarse como “economías mundo”, especialmente con los moche o mochica, mayas, mexicas, antes del contacto europeo, es una tarea desmesurada que hace converger y representa la culminación de distintos caminos de la acción social y el conocimiento histórico.

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En primer lugar, el largo poblamiento y las vastas extensiones geográficas recorridas dan lugar a muy diversos y cambiantes patrones culturales de larga duración, en los que es difícil identificar pautas de circulación perdurables e intercambios permanentes y, más todavía, las visiones del mundo que acompañaron en todo esto. La larga duración de las migraciones es insólita para nuestros días; y los límites fronterizos, difusos. Por ello, sólo a grosso modo es posible sugerir culturas y territorios característicos continentalmente. Por ejemplo, los moche, precursores del imperio incaico, ocuparon una extensión mucho mayor y por más tiempo que ellos y, sin embargo, se sabe mucho más de ellos o de los purépechas que empezaron a ocupar el occidente de México entre el 350 y el 750 d. C., pero que consolidaron su ocupación luego de un increíble periplo que hicieron por mar hasta Perú y después, de regreso por el Atlántico, hasta el Caribe, tomando tierra nuevamente por las costas de Veracruz, atravesando Tenochtitlán y regresando hasta la noria de Zacapu, donde refundaran su capital en las montañas y mesetas de las tierras altas en las que habían iniciado su asentamiento hace más de 800 años, ya muy cerca de la llegada de los uacúsechas en 1350 d. C., cuando alcanzarían su mayor esplendor. Además de que es difícil precisar cuántos fueron los americanos originales, por dónde estuvieron, qué lugares ocuparon y qué sentidos míticos fundacionales tuvieron sus incursiones, hay que notar, por otra parte, que ya se ha alcanzado la culminación de una larga tradición de historiadores que rebasan los enfoques tradicionales y adoptan en sus interpretaciones teorías del desarrollo y el subdesarrollo: Braudel, Pirenne, Hobsbawm, Sweezy y Wallerstein, y que, de esta manera, dejan atrás la narrativa tradicional de la historia estructural, hacen una historiografía sin desdeñar la cuantificación, pero muy atenta a la historia comparada y de los fenómenos socioeconómicos y culturales en general. En este marco, el estudio de las circulaciones en distancias medidas por la lenta operación de los traslados a píe –máximo unos 35 kilómetros de recorridos diarios, según las condiciones de la orohidrografía y el clima–, acelerados por corredores de las diversas culturas –incaica, maya, mexica, sioux–, hicieron que rutas de conexión fluyeran en varios niveles por encima de veredas y caminos, y de diversos modos de organización nomádica o sedentaria, facilitando el cambio y apropiación de productos,

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que llevaban siempre consigo experiencias y símbolos, de manera simultánea, aunque en espacios que resultan verdaderamente muy distantes si se mira únicamente la circulación física que mediaba el trueque, los tianguis, las guerras y la movilidad inter y transcontinental. Se estima que circulaciones físicas son inseparables de sus correspondientes, paralelas, superpuestas o intrínsecamente contenidas, circulaciones simbólicas. Las cosas y las personas circulan “acompañadas”, o incorporadas de sentidos que los guían, de emociones y “razones” que las sostienen. Y al respecto, se han estudiado las relaciones entre la configuración de identidades y la conformación de territorios de América. Para que se pueda contribuir al conocimiento de los significados y sentidos que tuvieron las circulaciones e intercambios de bienes prácticos y simbólicos, enseguida se describen algunas evidencias de las relaciones que hubieron en y entre las distintas regiones culturales de América del Norte y del Sur, antes del contacto con los europeos. Cabe mencionar que analizar el surgimiento de las culturas de la América antigua, requiere una perspectiva histórica especial capaz de captar la organización de los diversos mundos americanos en sus variados niveles y espacios. Es posible que desde las primeras incursiones por los espacios geográficos americanos, hace quizá más de 21,900 años (Camarena, 2010:19), y hasta la llegada de los españoles en 1492, economías de autosubsistencia y escasas relaciones de intercambio fueran acompañando el lento pero continúo proceso de domesticación de los espacios de las nuevas tierras americanas. Y en esta historia de tránsitos constantes, de ires y venires, se fueron formando conocimientos de los lugares, memorias e identidades de los viajeros. Tal como puede verse, a partir de las circulaciones físicas de bienes prácticos y simbólicos, las conexiones nomádicas, trashumantes o sedentarias de distintos sitios, adoptaban patrones regulares coincidentes con los recorridos que surcaban territorios de caza; daban seguimiento a las rutas del agua y de las migraciones de animales, y correspondían con cambios periódicos estacionales de trashumancia, recolección, siembra o cosecha, motivados por las variaciones del propio clima. Rutas y sitios, lugares nodales en los itinerarios que después incluirían territorios propios o ajenos, hasta de adversarios, fueron enlazándose con flujos de expansión y repliegue que captarían esclavos, excedentes,

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recursos naturales y territoriales, coinciden con la militarización posterior al primer milenio de nuestra Era, e irían dándole otros sentidos a la integración y división de las distintas matrices socioeconómicas y culturales o Mundos de América. Y, junto con todo ello, a las transformaciones de las distintas circulaciones que les servían de acuerdo con las necesidades prácticas de movilidad, asentamiento y desplazamiento que fueron tan variadas como irrepetibles en los distintos lugares y para los grupos americanos. Dado que culturas, los lugares que ocupan y las rutas que los vinculan son inseparables, un mapa cultural de América en una época determinada –y aun en un espacio de tiempo tan amplio como el que se abraca aquí–, es tanto un mapa de lenguas como de circulaciones que les conectan interior y exteriormente y, al mismo tiempo, un mapa de cambiantes visiones del mundo que le dan sus sentidos. Tan sólo el estudio de los nada estáticos asentamientos y de los constantes movimientos de los grupos humanos en las distintas partes de América, es suficiente para elaborar una historia y una geografía, propias. Pues la convergencia de muy diversas condiciones sociales, culturales y geográficas, previas al arranque del capitalismo colonizador y, por ello, ausentes de relaciones fincadas en el capital y los banqueros, fue suficiente para levantar territorios con límites más funcionales y geográficos que precisamente políticos, que no obstante, fueron suficientes para dotarles identidad y reconocimientos propios. Y si estas vastas unidades espaciales que fueron cambiando lentamente, requieren una perspectiva de larga duración, esto es todavía más evidente al constatar que ni los cacicazgos del Imperio Mexica a partir de 1350, alcanzaron a formar Estados capaces de imponer su hegemonía en áreas subordinadas, dominadas políticamente, a excepción de lo alcanzado por el Imperio incaico, que en un periodo de ciento cincuenta años, ya muy próximos a la invasión y conquista europeas, sí alcanzó a dominar los pueblos vecinos y a imponerse sobre todos ellos, con ese grado de evolución del Estado. A continuación se pretende bosquejar, al ritmo de las circulaciones lentas, de la primera y posteriores llegadas a América, algunas tendencias seculares y coyunturas importantes, que se van entretejiendo en esta larga tendencia integradora/disruptiva, desde el Norte y el Sur de América. Se

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busca destacar algunos de los ciclos de nacimiento, desarrollo, auge y crisis, en los que tuvieron lugar procesos circulares de domesticación del espacio acompañados de ciertos intercambios estratégicos de bienes prácticos y simbólicos que nos enseñan cómo hemos sido antes. Historia y espacios de circulación de bienes prácticos Culturas de relaciones e intercambios se pueden observar en los testigos que quedan de las áreas recorridas, reconocidas, exploradas y ocupadas, y en los sitios ceremoniales y de asentamiento, de algunas construcciones de caminos empedrados y de los trazos de las rutas de los pueblos americanos antiguos que todavía pueden leerse en vivo, o indirectamente en los códices. La perspectiva que surge mirando este horizonte, que puede imaginarse le dio un sentido "presente y cíclico" a esos mundos, está incorporada a los usos dados a circulaciones comunes por las que se realizaban exploraciones y reconocimientos del terreno, y a través de las que llevaban a cortas y largas distancias: cacao, plumas de quetzal, obsidiana, chalchihuites, y otros bienes prácticos y simbólicos que fueron muy apreciados. Y por medio de la circulación de estos variados objetos de aprecio y motivos simbólicos míticos, es posible sugerir más que separaciones y hostilidades, relaciones sociales fuertes basadas en experiencias de transito que enriquecieron a las culturas de antiguos grupos, bandas, clanes y tribus de toda América. Tal como en distintos periodos lo evidencian el trueque o las guerras, hubieron, además de préstamos de idiomas compartidos, trazos de rutas de circulación seguidas por diversos grupos de árido y Oasisamérica,1 y posiblemente de otras regiones –del Caribe, las regiones andinas y las llanuras del Atlántico sur–, y para sus propios fines de exploración y truque o cambio de productos agrícolas, de alfarería, textiles, orfebrería, y metalurgia del oro, plata, cobre y bronce. 1 “Al norte de Mesoamérica y más allá de los ríos Fuerte, Lerma-Chapala-Santiago, y del Soto la Marina, grandes extensiones de una gran diversidad ecológica, han sido distinguidas como Aridoamérica y Oasisamérica. No se sabe si llegaron a constituir una sola unidad cultural pero hay pruebas que sugieren intercambios culturales, evidentes en los préstamos de idiomas o en trazos de las rutas de comercio que los relacionan entre sí y con Mesoamérica.” (Camarena, 2010: 2). Mesoamérica, incluyendo desde el centro ceremonial de Teotihuacán hasta los territorios mayas, que fueran de la península de Yucatán, por Guatemala, Honduras y El Salvador en Centroamérica, coincidiría históricamente con las culturas de los Andes centrales. Los Moche y los Nasca del valle de Chundra en la costa Norte de Perú, Pisco, Inca y Nasca, estarían asociados con la capital del Estado Kawachi y Tiahuanaco que serían sede de otro extremo cultural del altiplano boliviano al Sur del lago Titicaca.

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Como se puede apreciar en los siguientes mapas, desde 23 000 hasta unos 10 000 años antes de nuestra Era, se fueron creando capacidades de acceso a recursos tanto materiales como simbólicos; y de concentración y convergencia de los grupos en torno de ellos, que hacen posible sugerir la siguiente clasificación de la distribución por edades de los restos encontrados para caracterizar a la América antigua.2 Mapas de: Zonas arqueológicas y tres tipos de restos antiguos en Norteamérica, del 23,000 al 10,000 a. C.

Notas Sitios con círculos pequeños vacíos: Restos encontrados más antiguos que el 10.000 a.C. Sitios con cuadros pequeños:Restos de herramientas encontradas + 15.000 a. C. similares a España y Francia. 2 “Esos grupos poseían numerosas lenguas, pertenecientes a familias como la yutoazteca y la hokana. Eso permitió a conquistadores y colonizadores españoles identificar la diversidad étnica que caracterizaba al área, en la que al momento de la conquista existían grupos como pericúes, pimas, guachichiles, conchos y tarahumaras. Una gran parte de Aridoamérica se localiza en territorio de Estados Unidos, en donde se encuentran las regiones conocidas como Centro y Sur de California, Gran Cuenca, Noroeste de Arizona y Apachería. Los miembros de esta última, que se extendían sobre parte de los estados de Sonora, Chihuahua y Coahuila, se encuentran entre los últimos grupos nómadas en ser sometidos, lo que finalmente ocurrió en los albores del siglo XX. Además de la Apachería, en el territorio mexicano se encuentran dos regiones aridoamericanas: la de Baja California –que incluye parte de la Costa de Sonora– y la llamada Norte de México.” (Fuente. Material de repaso Sexto grado de las Escuela Miguel Alemán Valdés y Juan Domínguez Freire, en: http://quintogradomav.wordpress.com/aridoamerica/

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Sitios identificados con círculos pequeños y con los siguientes números del 40 al 49, adentro: Restos encontrados más antiguos que el 23.000 a.C. Sitios con otros números: Hallazgos escasos Fuente. Cientual. s/f. “7 tesis que cambian la historia y futuro de la humanidad”; Mapa B4: Parte 3/Capítulo 22, en: http://www.cientual.com; http://www.google.com.mx/imgres?imgurl=http://www.cientual.com/7tesis/Imagenes/ Mapas/Mapa%2520B4.jpg&imgrefurl=http://www.cientual.com/7tesis/Mapas/mapaB4

Notas Sitios numerados del 1 al 31: Restos encontrados más antiguos que el 10.000 a.C. Sitios con triángulos y cuadros pequeños:Restos de herramientas encontradas + 15.000 a.C. similares a España y Francia. Sitios identificados con círculos y con los números: 34, 35, 37, 39, 42, 43, 44, 48, 49, 60, 61, 62, 63, 64, 65, 66, 67, 68, 69 y 70: Restos encontrados más antiguos que el 23.000 a.C. Sitios con otros números: Hallazgos escasos.

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Cientual. s/f. “7 tesis que cambian la historia y futuro de la humanidad”; Mapa C5: Parte 4, Capítulo 25, en: http://www.cientual.com; google.com.mx/imgres?imgurl=http://www.cientual.com/7tesis/Imagenes/Mapas/Map a%2520B4.jpg&imgrefurl=http://www.cientual.com/7tesis/Mapas/mapaC5

Ilustración del sustrato cultural de intercambios chichimecas en Norteamérica Una vez que se han actualizado los contactos culturales que se fueron dando en el largo proceso de poblamiento y luego en el periodo de interacción prehispánico –seguramente también después de la conquista europea que removió toda clase de límites y fronteras–, se descubre una matriz histórica cultural, de base de confluencia en el mundo mesoamericano, que presentaba un muy peculiar espacio histórico condensado de múltiples influencias: un espacio geográfico en el que un pueblo entra en contacto con otro u otros, de culturas muy diferentes a las de aquél, provocando con esto un proceso de interacción entre esos pueblos y sus respectivas culturas que, en mayor o menor grado o medida, quedan influidos unos por otros (Rosati, 2009:269).

Con base en esta idea, puede intentarse seguir el proceso evolutivo que a través de intercambios de grandes grupos chichimecas de Norteamérica, incluidos los Hohokam, Anasasi de Arizona y Sonora y su extensión con los Hohokam, la cultura Mogollón y de Casas Grandes, la del sitio de Paquime, y de los Odham, que fueron configurando un sustrato cultural común, como se puede apreciar en la siguiente cronología. Cronología y sustrato cultural de 9 grandes grupos de intercambios chichimecas Período

Sustrato cultural

Intercambios

11200 y 10900 a. C.

Final del período Glacial. Cazadores y recolectores al sur de la Península de Baja Ca lifornia.

Materiales líticos esparcidos en sitios de la Gran Chichimeca Cerámica en asentamientos en planicies hasta 1750 a. C., incluso cultivo del maíz en Arizona y Nuevo México. Parafernalia rupestre chamánica.

5500 a. C. y 200-500 a. C.

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Período formativo 1400-50 a. C.

Permiso de aldeas que coexisten con la introducción de la agricultura en Meso américa.

600 d. C.

Arcaico tardío 4 tradiciones arqueo Entre 200 y 500 d. C. lógicas regionales Hasta siglo XII y XVII d. C.

1300 d. C.

Odham actuales

Sitios Pueblo del Cañón del Chaco, Meseta Verde, el Cañón de Chelly y Hovenwep (1270)

Zonas de transición: Primera etapa de transición: Tradición chupícuaro (San Luis Potosí, Guanajuato, Altiplano potosino, Zacatecas y Durango). Cultura de Chalchihuites (entre los Límites de Durango (Loma de San Gabriel, Chihuahua, Zacatecas (La Quemada), Jalisco (Toltecas). Segunda etapa de transición: Caracterizada por representaciones de “kokopelli o flautista en el Sur de Estados Unidos donde se localiza una de las rutas de intercambio con el noroeste. 1 Hohokam: Chihuahua, cultura d trincheras. 2 Anasasi: en desiertos de Arizona y Sonora. Son grupos agrícolas, sedentarios extensión de los Hohokam. 3 Mogollón: cerámica con dibujos de insectos y animales, 4 Cultura de Casas Grandes: sitio Paquime, como prolongación de la 3 anterior pero de núcleo diferenciado y con cerámica ilustrada con patrones geométricos. Pápagos del norte de Sonora y sur de Arizona. Cuenca de Phoenix: Casas en acantilados, muros de tierra. Aumento de población de 3 mil a entre 30 y 60 mil En 87 000 km2 había 2240 personas

Fuente. Margarita Camarena Luhrs (2010: 5). Elaborado con base en Beatriz Braniff (Coord.), La Gran Chichimeca. El lugar de las rocas secas, México, Conaculta-Editorial Jaca Book, 2001

. Como puede verse en el siguiente mapa de las migraciones humanas fuera de África, en la versión de Naruya Saitou y Masatoshi Nei (2002) del Instituto Nacional de la Genética del Japón que coincide con la versión de Göran Burenhult (2000), grandes rutas de América del norte, del centro y el sur,

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siguieron la vertiente Costera del Pacífico, provenientes de las Aleutianas, prologando por mar los entrecortados pasos de los sistemas montañosos e hidráulicos; siguiendo rutas de navegación paralelas desde el extremo Norte de América hasta Perú; con escasos pasos transversales por el México central, el istmo de Tehuantepec y algunas conexiones caribeñas, que hicieron posible enlazar porciones costeras de ambos océanos. Mapa: Rutas de las migraciones mundiales y del poblamiento de América

Fuente. Elaborado con base en Sitio web del Museo de Kyushuy; y Burenhult, Göran (2000). Die ersten menschen. Weltbild Verlag, citados por Wikipedia: (2013). “Historia genética de los indígenas de América”, consultada el 23 de abril de 2013, en: http://es.wikipedia.org/wiki/Historia_gen%C3%A9tica_de_los_ind%C3%ADgenas_d e_Am%C3%A9rica

Y como puede sugerirse con el siguiente mapa de rutas y sitios arqueológicos, posiblemente ya desde el 8000 a. C., se hubieran hechos viajes de reconocimiento y repetido numerosas rutas de exploración por tierras de Norteamérica hasta el Perú.

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Mapa: Rutas y sitios arqueológicos en Norteamérica, 8000, a. C

Fuente. Sin autor, s/f. “la llegada del hombre a América, 8000 a. C., en: http://www.zonu.com/detail/2010-01-05-11634/La-llegada-del-hombre-a-America-8000aC.html

Asimismo, entre el 1000 a. C., y ya muy cerca de nuestra Era, las conexiones comerciales de la Gran Chichimeca del postclásico, al sur de los actuales Estados Unidos y desde el centro-norte de México, habían establecido rutas de circulación que evidenciaron intensos intercambios a lo largo de corredores y circuitos lejanos, y cuyos nodos principales conectaron notablemente a todos los principales centros de cultura de Norteamérica de la época. De los estudios de Braniff, surge el siguiente mapa que ilustra lo anterior.

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Mapa: Conexiones comerciales en la Gran Chichimeca del Postclásico Según Braniff, 2001

Fuente. Braniff Cornejo, Beatriz. 2010. “Comercio e interrelaciones entre Mesoamérica y la Gran Chichimeca”, p. 238, citada en Janet Long, Amalia Attolini. 2010. Caminos y mercados de México, México, UNAM/INAH, p. 44.

El comercio de chalchihuites hizo conectarse a partir de algún tipo de comercio, vastas extensiones de tierras a partir de relación entre grupos, sitios de asentamiento y sitios míticos de culto religioso, así como minas que empezaron a levantar circulaciones tan regulares como fueran permanentes las actividades de esos lugares, y al respecto puede observarse el siguiente mapa de rutas.

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Mapa: Rutas de comercio de la turquesa, hacia el 350 d. C., según Weigand, 1997

Fuente. Mapa “Rutas de comercio de la turquesa”, tomado de Weigand 1997, p. 28, citado por Emiliano Ricardo Melgar Tísoc. 2010. “Una relectura del comercio de la turquesa: entre yacimientos, talleres y consumidores”, en Janet Long, Amalia Attolini. 2010. Caminos y mercados de México, México, UNAM/INAH, p. 157.

Se han sugerido dos rutas de circulación principales en América del Norte (Véase: Camarena, 2010, p. 10 “4 Rutas y movimientos sin frontera”), la del comercio de la turquesa entre Alta Vista y el altiplano Central y la llanura costera del Pacífico. Se han planteado dos principales vías de circulación entre los yacimientos de turquesa y los consumidores mesoamericanos que tienen las siguientes características: la ruta de comunicación terrestre era la más directa y práctica entre el Altiplano Central y el lejano noroeste, ya que se trata de un acceso natural siguiendo los valles y cañones del este de la Sierra Madre Occidental, pero requería construir y mantener el camino para cruzar una zona semiárida y

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escasamente poblada, así como proteger a sus viajeros. Para esta vía se ha calculado que, a un promedio de 35 km diarios, la ida y vuelta de Alta Vista a Nuevo México era de 80 días aproximadamente, y que por pasar pocas poblaciones intermediarias también era proporcional el pago por cruzar dichas regiones. Esta vía fue empleada hacia el 350 d. C. por grupos teotihuacanos; destacando la zona de Chalchihuites por su ubicación estratégica como punto intermedio en esta vía. Desafortunadamente, después de 1300-1350 d. C. La violencia e inestabilidad en la región cerró la ruta en los Altos de Jalisco y el Bajo Lerma, situación que continuó durante los conflictos entre mexicas y tarascos y no volvió a abrirse hasta el período colonial. Por su parte, la ruta costera estaba densamente poblada e incluía el tránsito por el río Grande de Nuevo México a Casas Grandes, en Chihuahua, hasta llegar al litoral del golfo de California, para después seguir costeando hasta el Occidente de México. Debido a que pasaban muchas poblaciones intermedias, debieron pagar por atravesarlas o dar regalos a los grupos dirigentes” (Melgar, 2010: 156).

A lo largo de la época prehispánica este comercio varia, “siguiendo una ruta terrestre al principio para ser sustituida por una costera hacia el final.” (Melgar, 2010: 165). Y puede apreciarse la identificación de las rutas de la turquesa de Melgar Tísoc, con base en Weigand (1997), en la que se distinguen 7 nodos principales: al norte Cerrillos; Lone Mountain; hacia los actuales Puertos de Guaymas y Bahía Kino, Sonora; Ixtlán del río, Nayarit; Alta Vista y La Quemada, Zacatecas. Asentamientos móviles Desde el punto de vista de Braniff, diversos estudios contribuyen al conocimiento de los asentamientos indígenas en regiones culturales reconocidas en el siglo XVI, coincidentes con regiones ecológicas especiales. Así, a partir del siguiente Mapa de Braniff, sobre la distribución de áreas culturales indígenas reconocidas al momento del contacto, con datos tomados de Harold E. Driver (1961), es posible proponer temas de poblamientos chichimecas antiguos y una regionalización a partir de diversos autores estudiados. A partir de los grupos indígenas, recolectores y pescadores, de tiempos protohistóricos, que se describen en el mapa siguiente como los chumas, Robert H. Jackson, los localiza en la zona costera del sur del área cultural

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de California. Por su parte, “en el área Oasis, de grupos agricultores, se ubican los temas descritos por Cynthia Radding y por Héctor Cuauhtémoc Hernández; y finalmente, en el área llamada noreste de México, se ubican los temas descritos por Cecilia Sheridan y Susan M. Deeds. Esta última región fue descrita por Kirchhoff (1934b) como 'la unidad básica de los cazadores/recolectores del norte de México' " (Braniff Cornejo, 2011: 3). Mapa: Áreas culturales indígenas reconocidas en el siglo XVI

Acotaciones. Macro regiones: Al norte: Lagos y ártico central y del este. Al sureste: Caribe. Al oeste: Costa del noroeste de los Estados Unidos. Entre esas macro regiones: la Gran Chichimeca y Mesoamérica. A su vez la Gran Chichimeca comprende las regiones identificadas en inglés como de: 1. Western Arctic 2. Yukon Sub-Arctic 3. Mackenzie Sub-Arctic 4. Plateu 5. Eastern SubArctic 6. Great Basin 7. Plains 8. Prairies 9. East 10. California 11. Oasis 12. Northeast Mexico13. Baja California14. Fuente. Braniff Cornejo (2001). “Comentario. Sugerencias para la ubicación geográfica e histórica de los ensayos sobre las culturas del norte”, en Revista Desacatos, México, Ciesas, Otoño-invierno, número 010, con base en Mapa 1. Áreas culturales de Norteamérica, p.

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114 , c o n b a s e e n H a ro l d E . D r i ve r ( 19 61 ) , http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/html/139/13901007/13901007.html.

en

Los chichimecas eran muchas tribus, la mayoría nómadas, o estacionalmente sedentarias, porque constantemente se desplazaban siguiendo las rutas del agua y de los animales de que se alimentaban, adaptándose a los cambios estacionales del clima. Sus conocimientos del terreno, se evidencian en acomodos intencionales de rocas para habitaciones y caminos, así como en petroglifos y pinturas rupestres hechas en cuevas. Existen diversas descripciones de las formas de vida nómada, de su alternancia nómada/trashumantes y con respecto de las formas sedentarias más establecidas. Se dedicaban a la pesca, caza y recolección de semillas y frutas silvestres. Comían frutas, raíces y otras plantas y semillas que encontraban según la región. Entre ellas están el maíz, calabazas, cactos, mezquites, tunas, pitahayas, biznagas, quelites, chiles, dátiles, nueces, guayabas, ciruelas, camote, huizache. Consumían miel de abeja, gusanos, víboras, ranas, tlacuaches, conejos, guajolotes y otras aves y vacas. Casi todos llegaron a cazar mamuts. En los Estados del Norte, cazaban también osos, berrendos, venados y bisontes. Algunos grupos pequeños lograron establecerse cerca de los ríos. Los que vivían cerca de las playas se alimentaban de peces y mariscos y hasta lograron hacer algunas pequeñas embarcaciones. Otros grupos pequeños aprendieron a sembrar y cultivar la tierra empezando así una vida sedentaria. Andaban desnudos y a veces se cubrían con hojas de árboles o pieles de animales. Cada grupo tenía su propia lengua y algunas tribus enterraban a sus muertos y hacían rituales con cantos y bailes. Estaban organizados en grupos familiares o bandas que viajaban juntos. La mayoría tenían un jefe para dirigir las peleas, la búsqueda de alimentos, las actividades religiosas y las curaciones. La mayoría eran guerreros y luchaban contra otras tribus sobre todo cuando se les terminaba la comida. Aunque no hay muchos datos sobre su religión, por los dibujos encontrados podemos pensar que adoraban al Sol, a la Luna y a algunos animales. Casi todos los pueblos chichimecas, compartían una diversión común, jugaban a la pelota. En otros lugares también se ponían a jugar “Patolli”, un juego con cañitas que botaban sobre una piedra.

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Algunos llegaron a dejarse el pelo largo, se hacían trenzas y se pintaban con tierra roja, usaban collares y aretes de conchas y diferentes piedras. Entre los vestigios o restos encontrados en diferentes partes están las hachas, adornos, cuchillos, cestas, recipientes de barro, metates de piedra, redes para pescar y otros instrumentos para recolectar pitahayas. Algunos grupos formaban tianguis para intercambiar lo productos

que tenían, esta forma de intercambio se le llamó trueque. (Fuente. Material de repaso Sexto grado de las escuelas Escuela Miguel Alemán Valdés y Juan Domínguez Freire, en: http://quintogradomav.wordpress.com/aridoamerica/)

Puede sugerirse que entre las culturas y pueblos característicos del Postclásico en América, están las siguientes: 1. Mesoamérica: Área de Yucatán, Cultura tolteca, la Gran Chichimeca, Cultura mixteca, cultura purépecha, cultura azteca 2. Área andina: cultura chimu, cultura inca 3. Área norandina: cultura de San Andrés, Taironas, Quimbayas, Chibchas o muiscas, culturas periféricas 4. Extremo Sur: Araucanos, Pueblos recolectores, Indios del Chaco, Indios de la Pampa y la Patagonia, Grupo magallánico o fueguino 5. Área circuncaribe: Ciboneys, Arawacos, Caribes 6. Norteamérica: Inuit o esquimales, Pobladores de la zona subártica, Atapascos, Algonquinos, Pobladores de los bosques orientales, Indios de las praderas, Pueblos de los valles centrales y superiores del Mississippi, Grandes cazadores nómadas (sioux, omaha, dakota), Pobladores del sudoeste Circulaciones materiales y simbólicas Mundos americanos antiguos, de gente roja –color de la tierra, que el “Sol calienta como calienta la Tierra el amor de nuestras vidas” (Red Bear)–, han visto confluir junto con sus circulaciones prácticas y simbólicas, distintas raíces y tradiciones de relación, en diversas épocas que los han visito surgir y desaparecer, ser reemplazados y lograr seguir dándole sentidos a sus mundos de relación y vida.

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Tan abundantes las tierras de América, tardaron mucho en establecerse conflictos y ambiciones que superaran la fuerte cohesión originales que se hizo convivencia natural, pero llegaron momentos y lugares de grupos contrarios, luchas y alianzas que fueron haciendo más complejas las tramas de relaciones en las que estuvieron en juego distintos usos y sentidos de: las ocupaciones del espacio; el aprovechamiento de recursos naturales; y los marcos de convivencia y vinculación tan distantes de autoridades e instituciones que los ejercieran. En los intercambios entre grupos y con los lugares de América (Camarena, 2010: 4), se pueden distinguir 4 niveles de relaciones sociales para el aprovechamiento de los ecosistemas, según el carácter del énfasis dado: 1. Interno, según las repeticiones y la regularidad de los pasos entre lugares que produce alcances y sustratos de las “economías mundo”. 2. Externo, de acuerdo con cambios en los alcances territoriales y ecosistémicos, por catástrofes naturales o por guerras y conflictos, y que afectan la integración y el comercio, la identidad múltiple, la asimilación de elementos y sus transformaciones; así como por la localización de rutas, asentamientos y sedes de tianguis, en mercados y alianzas políticas. 3. Micro, que observa la adopción de tipos de movilidad y circulaciones que se registran como cambios en las tradiciones migratorias regionales, causados –o repercutiendo c o m o efectos–, del crecimiento y cohesión o de disminución y diáspora de los miembros de los grupos clanes, tribus, familias. 4. Individual, presente en las biografías, las decisiones, las elecciones de gobernantes, modos de controles personales y perfiles de comportamientos y actitudes. 3 Espacios ordenados por rutas y lugares, con distintas densidades de flujos circulares de personas y productos, son representados con símbolos fundacionales, de límites étnicos o identidades o relaciones entre grupos y Estados. Regiones y factores integrados por los intercambios, expresan y muchas veces alcanzan a ser factores geoestratégicos que marcan los ritmos 3 En Wikipedia (la Enciclopedia Libre), ruta se define como: “una red identificada por una serie de pasos y altos usados por el transporte comercial de carga. La ruta hace posible que los bienes alcancen mercados distantes, una sola ruta contiene grandes arterias de largas distancias, que pueden conectarse con redes de comercio o para otras finalidades de la comunicación, más pequeñas”. En: http://en.wikipedia.org/wiki/Trade_route

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de historias de expansiones y contracciones con respecto del resto de la ecúmene que a través de sucesivas migraciones irán formando las economías mundo americanas. Así como se sabe que los indios de América eran muchas tribus, se supone que largo tiempo fueron nómadas o estacionalmente sedentarios, porque constantemente se desplazaban y, también, porque su conocimiento profundo de grandes extensiones, se evidencia en acomodos intencionales de rocas, para habitaciones y caminos, así como en petroglifos y pinturas rupestres hechas en cuevas. Existen diversas descripciones de las formas de vida nómada, y de su alternancia nómada/trashumante con respecto de las formas sedentarias. (Camarena, 2010: 7). Un recuento de asentamientos, como el sugerido, enumera influencias culturales y localizaciones de sitios arqueológicos que identifican intercambios que suceden a través de circuitos de circulaciones con los que se verifican trueques y comercio de productos, pero también de ideas y estilos de vida, aspiraciones y mitos compartidos. Conclusiones Líneas de recorridos entre lugares, viajeros y comerciantes que van apretando las veredas, son testigos de cambios en las rutas y poblados y así se pueden identificar orígenes y destinos recorridos que cambios en los procesos históricos sociales. Como partícipes de esos procesos de cambio y adaptación cultural-espacial, las redes de lugares conectadas se alimentan recíprocamente, al extremo que crecimiento o expansión, de los territorios, como latidos de varios corazones, conjugan singularmente las dinámicas de las relaciones de poder y apropiación de los recursos que se dan en cada momento y lugar de América. La historia antigua de América se guarda en sus poblaciones y tierras originarias, sus testigos silenciosos. Pero también quedan testigos elocuentes de sus ocupaciones y vinculaciones que sugieren circulaciones constantes de lenta operación, pues ir de un centro de fuerza a otro, llegaba a tomar desde tres o más años de recorrido ininterrumpido o bien, hasta varias generaciones viviendo en la ruta. Tradiciones y prácticas que se sobreponían territorialmente fueron distintas de los característicos de otras tradiciones de circulación y poco cercanos de los tecnologizados conceptos Europeos, tan rechazados al momento del contacto con los europeos y tan difícilmente asimilados después.

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Aun así, amplias planicies, montañas, costas y ríos de muy grandes extensiones siguen siendo testigos de los traspasos culturales que conectaron y fusionaron mundos de antes como de ahora. Quizá sea importante notar que las distintas culturas de circulación precolombinas, igual que cualquier otra sociedad, cambiaron con el tiempo, fueron irrepetible de lugar en lugar, de grupo a grupo. Con esto en mente, sólo puede sugerirse que la poesía de Red Bear evoca algo de los antiguos cantos y danzas con que captaban su transitar: Gente antigua, del color de la Tierra, Hijos de los astros, sangre del venado y el coyote, Que vuelan como águilas Con movimientos ondulantes de serpiente, A quienes el viento les habla, Pueblos de América que es difícil dejar de evocar Por su "espíritu enaltecido del hombre". Esto inevitablemente sigue presente en las distintas Américas posteriores y que siguen siendo causa por la que dignificar y restituir la fuerza originaria de nuestro continente. Aquí se ha contemplado el espacio histórico de relación que compartieron los primeros ancestros de América y un poco de los derechos seculares que ser sus primeros ocupantes les confirió, así como la visión del mundo que les dio sentido a sus actos de circular. Bibliografía Braniff Cornejo, Beatriz (2001), “Comentario. Sugerencias para la ubicación geográfica e histórica de los ensayos sobre las culturas del norte”, en revista Desacatos, México, Ciesas, O t o ñ o - i n v i e r n o , n ú m e r o 010 , d i s p o n i b l e e n http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/html/139/13901007/13901007.html. ------------ (2010), “Comercio e interrelaciones entre Mesoamérica y la Gran Chichimeca”, citado en Janet Long y Amalia Attolini. 2010, Caminos y mercados de México, México, UNAM/INAH. Camarena Luhrs, Margarita (2010), “Cronología y sustrato de intercambios Chichimecas. Un recuento de asentamientos y movimientos sin frontera”, ponencia presentada en el VIII Encuentro del Seminario permanente de estudios de la gran chichimeca, SEPECH, Universidad Estatal de California en su campus de Long Beach, CSULB, 30-31 de octubre, y 1-2 de noviembre.

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------------ (2011). “Momentos chichimecas. Ejemplos de intercambio cultural, material y simbólico”, ponencia presentada en el IX Seminario de Estudio Permanentes de la Gran Chichimeca, organizado por la Universidad Autónoma de Nayarit y la Universidad de Guadalajara, en Tepic, del 24 al 26 de noviembre. Consejo de la Cultura y la Historia de Sabinas Hidalgo (s/f). “Los Chichimecas”, con base en: Cavazos Garza Israel (1982), Nuevo León, montes jóvenes sobre la antigua llanura, México, SEP, en http://www.sabinashidalgo.net//content/view/2560/102/. Geocites (2011), “Toltecas”, en http://mx.geocities.com/nahuiehekatl/toltecas.htm. Korol, Juan Carlos (1989). “El mundo según Braudel-1”, Argentina, Boletín de Historia Social Europea, Núm. 1. Mar te Puente, Xenia (2001), “Los Chichimecas”, Par te I y II, en http://www.monografias.com/trabajos81/chichimecas/chichimecas.shtml. Melgar Tísoc, Emiliano Ricardo (2010). “Una relectura del comercio de la turquesa: entre yacimientos, talleres y consumidores”, en Janet Long, Amalia Attolini. 2010, Caminos y mercados de México, México, UNAM/INAH. Rener viox (2009). Textos de “Danza Chichimeca Jonáz Parte 1”, en http://www.youtube.com/watch?v=1eb0Xhu0s8w. Rosati A., Hugo (2009). “El imperio español y sus fronteras: mapuches y chichimecas en la segunda mitad del siglo XVI”, Santiago de Chile, Pontificia Universidad Católica de Chile, e n h t t p : / / c u r s o s . p u c . c l / u n i m i t _ i h s _ 0 0 8 1/almacen/1220548163_hrosati_sec4_pos0.pdf citando a Guillermo Céspedes del Castillo, Historia de América Latina 1, Ed. Alianza América, 1985, p. 269) Rossell, Cecilia (2006), “Estilo y escritura en la historia tolteca chichimeca”, en Revista Desacatos, México, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, núm. 22, septiembre-diciembre. Valenzuela Marques, Jaime (2007), “La cordillera de los Andes como espacio de circulaciones y mestizajes: un expediente sobre Chile Central y Cuyo, a fines del siglo XVIII”, en Debates, número 7, Francia. W i k i p e d i a ( 2 011 ) , “ G u e r r a http://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_Chichimeca.

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ch i ch i m e c a ” ,

e n :


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Crecimiento y convergencia económico-regional en México y países de América Cambio del patrón de circulaciones de 1970 a 2010 Jorge Isauro Rionda Ramírez

Introducción El presente trabajo se refiere al crecimiento del producto per cápita en la República mexicana y países de América, de 1970 a 2010, donde se concibe el término del periodo del crecimiento endógeno, a inicios de la década de los años 80 y el cambio de esquema a una economía abierta que reordena las circulaciones volcando al país de su secular encierro entre montañas hacia el exterior. Lo interesante es ver cómo la producción por persona, según su posición geográfica en el territorio del país, presenta cambios de patrones en su crecimiento económico a efecto del cambio de esquema en la orientación del crecimiento. La cuestión no sólo es el crecimiento por sí mismo, sino los factores de convergencia (o divergencia) que se dan en el desarrollo regional y, entre ellos, especialmente la nueva dirección de la circulación, que trae consigo mayor intensidad del intercambio. El trabajo concluye que la convergencia se da en el grado que las entidades federativas arriban con éxito al proceso globalizador, normalmente con unas circulaciones [infraestructura productiva] más modernas en sentido contrario, las entidades con economías más tradicionales muestran procesos inversos de desconexión interna y externa. Planteamiento Desde 1983 que se inician las reformas institucionales que abren la economía nacional a su anexión al esquema de globalización y producción compartida, que se da a una escala mundial, y que propiamente es parte de la

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lógica del llamado régimen de producción flexible, los supuestos neoclásicos adquieren peso en cuanto los planteamientos que sustentan las supuestas ventajas de cambiar de esquema económico hacia el neoliberalismo. Neoliberalismo El esquema de desarrollo endógeno que la nación implementa desde mediados de la década de los años treinta a la actualidad, da al país 40 años de prosperidad y crecimiento sostenido, con apoyo en infraestructura que contenga todo tipo de circulaciones por tierra, aire y mar, facilitando importantes avances en materia de convergencia económica, pero con gran desigualdad social debida la inequidad y distribución social del ingreso nacional entre los estratos socioeconómicos de la nación. Una de las razones que recientemente se admite respecto al milagro económico de entonces es que éste no es más que el resultado de una coyuntura internacional favorable. Previa la segunda contienda mundial, el aprovisionamiento que los Estados Unidos otorga a las naciones que entran en conflicto, especialmente para pertrechar la guerra, otorga a México, como a toda América latina, una creciente y consistente demanda de productos básicos nacionales. El incremento significativo de las circulaciones para enviar las exportaciones del país y el correlativo aumento de excedentes y ganancias nacionales, le otorgan las bases financieras para la expansión del crédito con bajas tasas de interés, y de inflación, y sobre todo, el clima de estabilidad a largo plazo, necesario para incentivar la inversión nacional, iniciándose así los flujos de circulación bancario-financiera. Otros factores internos también influyen en este despegue de la economía nacional, como lo es el orden social obtenido desde las bases corporativas del nuevo régimen post revolucionario de la época, y el clima de paz social propicio para la seguridad y la estabilidad política. La nacionalización de sectores que son estratégicos para la nación (de 1936 a 1938), tales como la minería, la industria del petróleo, ferrocarriles nacionales, el telégrafo y el teléfono, entre otras más, impulsan la construcción intensa de carreteras y otras facilidades de la circulación que iniciarán el tránsito del predominio rural y extractivo al urbano manufacturero de la vida de México. Así también, no es menospreciable el crecimiento demográfico en una nación que contaba con grandes extensiones de territorio con escasa población. Pero sobre todo el alto grado de proteccionismo con respecto al comercio exterior fue

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lo que causa la consolidación de negocios con una alta capacidad de monopolización de sus mercados, y con ello, de capitalización y modernización de la industria. El esquema, sin embargo, dependía grandemente de las ventas al exterior, esquema exportador, entonces favorable. En los años 60 tanto Japón como la Comunidad Económica Europea, recuperan sus espacios económicos perdidos durante la segunda contienda mundial. Su recuperación marca el ocaso de la hegemonía norteamericana en el orbe. El primer síntoma de esto lo da la balanza de cuenta corriente norteamericana, que en 1971 cae en un significativo déficit; mismo que se vuelve persistente en los años siguientes. Un factor importante es la crisis financiera del patrón de cambios oro-dólar, al quedar al descubierto que la Unión Americana no tenía reservas de oro suficientes para amparar, a la paridad del momento: el valor del dólar. Con lo que se transformaron completamente las circulaciones monetarias del mundo. Aunque en la historia es común que aspectos incidentales como fechas, personas, montos y otros datos, sean considerados como causales y móviles del cambio, en realidad lo que se vive en 1971 es efecto de lo[s] que desde 1960 se observa en la economía mundial: el arribo de la producción flexible, que parte fundamentalmente de fórmulas de organización productiva basadas en organizaciones asiáticas; propiamente se trata de la toyotización que impulsaron otros estilos logísticos de circulación de insumos y productos. Occidente pronto descubre que la crisis de los años 90 es efecto principal y fundamentalmente de su pérdida de eficiencia en la producción. Ya no se es competitivo en comparación de los asiáticos, especialmente Japón, que lidera a toda la economía de la cuenca del Pacífico oriental. Por tanto, en los años 80, Inglaterra y los Estados Unidos de América emprenden, a escala mundial, la reestructuración económica de corte post fordista con lo que se ajustan internacionalmente las circulaciones de todo tipo de valores económicos. La implementación del esquema flexible requiere que los espacios económicos se sumen a la lógica de una producción compartida. Esto es, que cada Región del mundo aporte las ventajas competitivas locales a los esquemas mundiales de producción e intercambio. Para ello es entonces un requerimiento imprescindible que la periferia del capitalismo abra sus circulaciones, igual que todas sus economías, a las inversiones con que las naciones del centro –naciones industrializadas–, arriben a sus territorios a donde llevan sus industrias para que operen dentro de sus economías, a lo que se concibe como integración económica.

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Los paradigmas económicos abren la posibilidad de un nuevo enfoque en el crecimiento económico y el desarrollo. Bajo las tesis liberales, como neoliberales, el encanto de las ventajas del libre comercio resurge, amparando ante todo por otra gestión de la circulación basado en el postulado de un esquema que es muy ajeno a la teoría económica, pues más bien se trata de uno de corte organizacional, propio de la administración: el régimen de producción flexible, también llamado toyotización, post fordista, post organizacional. Los supuestos de la integración Los supuestos reposan sobre un esquema de producción compartida, donde la base de las relaciones entre las naciones estriba en la apertura económica, sustentada con base en el enfoque neoliberal. El interés central es comprobar si el esquema exogenista supone una mejora en el nivel de ingreso (producto) de los habitantes, relacionada con otra pauta social del consumo y circulaciones intensificadas, como por otra parte, que haya en realidad la supuesta convergencia económica en el desarrollo Regional. La hipótesis de trabajo, por ello, explica que la tesis económica que supone la mejora en la calidad de vida de la población –por medio de circulaciones ya centralizadas en el plano nacional–, y su estandarización no sólo a los niveles internacionales, sino Regionales del territorio nacional, conlleva otras consideraciones de tipo organizacional y de subsunción a los intereses de las grandes corporaciones, de las cuales depende precisamente, la precarización del empleo y el depauperio del salario real, que son a su vez las ventajas que se aportan a la producción de mercancías que están en el ensamblado de la producción flexible. La supuesta mejora de la calidad de vida, como de la convergencia en el desarrollo Regional es cuestionable. Para ello se debe verificar que en un periodo [observado] de largo plazo, los efectos sustentados sean precisamente los esperados y no lo contrario. Por tanto, el trabajo revisa el incremento, a una escala estatal, del producto per cápita, y con ello, debiera ser de esperar que también aumentara el ingreso per cápita. Y que de forma concomitante, se observe un crecimiento convergente (al menos en el nivel de producción), entre las Regiones del país.

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Tendencias del PIB per cápita de 1970 a 2010 Dada la revisión de las principales teorías que formulan la economía regional, como la más novedosa teoría del comercio internacional y el desarrollo regional, se plantea el presente trabajo con la finalidad de poder ver cómo de 1970 a 2008, así como su estimación al 2010, la economía mexicana observa un crecimiento geográfico donde las regiones que componen su territorio expresan cambios en su configuración, donde son evidentes fuerzas centrífugas en pro de la convergencia, pero que también operan como fuerzas centrípetas que causan divergencia debido a que las redes de circulación sólo son coherentes en largos recorridos, desdeñando toda integración regional e intrarregional, causante de que las bases de intercambio económico regional sean asimétricas. La principal variable del estudio es el producto per cápita, la unidad de análisis es la entidad federativa y la observación comprende un período de 1970 a 2008, donde de forma implícita se comprende el lapso del ocaso del endogenismo centralista y bilateralista, y el nacimiento del exogenismo federalista y librecambista. Y, en relación con esto, dos trabajos son básicos para el planteamiento del presente estudio: el de Gabriel Mendoza Pichardo (2007), “Desarrollo regional en México y Política estatal”, y el de Luisa Decuir-Viruez (agosto 2003) “Factores institucionales en el crecimiento económico de México”. Por su parte Decuir-Viruez4 aporta los siguientes hallazgos: Durante las tres décadas pasadas México ha crecido con un índice medio anual del 4%, uniforme con los cambios de una estrategia económica que se convertía introspectivamente hacia una economía más abierta con un programa comercial de gran envergadura ante la liberalización. Pero la historia en el nivel sub-nacional es diferente; estos cambios han modificado las estrategias del desarrollo regional y por lo tanto las trayectorias del crecimiento de los 32 estados mexicanos. Hay evidencia de un crecimiento desigual, de mayores disparidades y de diferencias importantes en estándares del bienestar entre regiones. El capital del trabajo, físico y humano son los factores tradicionales que pueden explicar estas diferencias, pero más han contribuido las economías y las instituciones en cuánto más aglomeración hay en ellas.

4 El texto viene en inglés, y se tradujo por quien esto escribe, por lo que los posibles errores de traducción son responsabilidad del mismo.

47


Abrimos la discusión sobre cómo el factor institucional determina la tasa de crecimiento, cómo los definimos y medimos en las economías que se abren al comercio exterior tales como la de México. Presumimos que el crecimiento regional desigual en México se puede explicar por factores institucionales. En primer lugar, proponemos en la palestra que los estados que integran la República, con una política local económica más abierta a la inversión comercial y extranjera han conducido a tasas de crecimiento más altas; en contraste con los estados que mantienen acoplamientos más fuertes con el gobierno central. En segundo lugar, agregamos algunas de las características de las redes en las regiones, para demostrar si una mayor participación de la población y los cambios en las políticas de los gobiernos locales han tenido un impacto en el crecimiento. Nuestros resultados indican que no ha habido ninguna convergencia regional después del período de la franqueza comercial (1985-2000) y que la estructura institucional tiene una relación significativa con estados que presentan las tasas más altas de crecimiento.

Al término de su artículo la autora concluye: La producción regional en México, en las tres décadas pasadas ha sido caracterizado por una concentración territorial fuerte, en la cual no hay evidencia de movilidad inter estatal. El desarrollo económico regional demuestra un patrón de la convergencia para el período 1970-1985, y que se invierte después de 1985, cuando el gobierno lanzó un sistema de reformas estructurales importantes. El impacto de las crisis y de los programas de la estabilización durante los años ochenta ha aumentado las disparidades entre las entidades. Un análisis de la actuación económica de los estados para el período 19942000 demuestra que la libertad económica ha sido el factor más significativo que ha abierto la brecha entre los estados ricos y los estados pobres. En segundo lugar, nuestros resultados sugieren que una alta confianza en los proyectos de la oposición, un nivel importante de capital social y un alto nivel de la infraestructura han ayudado a los estados norteños para alcanzar los niveles más altos de crecimiento. En contraste, los estados meridionales con los índices de crecimiento más bajos han mantenido una confianza más fuerte en gobiernos del PRI y también presentan un capital social frágil.

Tanto los hallazgos de Mendoza (2007), como los de Decuir-Viruez (agosto 2003) son el marco de referencia en que se desenvuelve el presente trabajo, que actualiza sus investigaciones al 2008 y pronostica las tendencias al 2010.

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Polarización en el crecimiento. La controversia entre el endogenismo y el exogenismo a la luz de la evidencia empírica Ante la crisis del fordismo que se vive desde los años 70's, las naciones establecen sus políticas económicas con base a las sugerencias de la Reserva Federal estadounidense (FED), el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Estos organismos de hecho, desde entonces, toman importancia en el diseño de políticas económicas en las naciones desarrolladas, como en vías de desarrollo. Políticas principalmente monetarias y fiscales. Desde el segundo lustro de los 70 hasta fines de los años 90, el fomento al crecimiento económico priva como principal objetivo, no obstante la experiencia internacional, especialmente en el mundo en desarrollo dan desde el inicio del actual milenio un giro a las políticas en razón de la estabilización económica. Ante la experiencia de la historia económica propia de la crisis del fordismo, las naciones en vías de desarrollo dudan respecto a la efectividad del neoliberalismo, por lo que muchas como Venezuela, Brasil y recientemente Argentina vuelven a buscar en el endogenismo económico la salida de la crisis estanflacionaria que ya es consistente desde la década de los 90 en América Latina. La cuestión es saber, a la luz de los recientes sucesos, si la estabilización es mejor desde el exogenismo o desde el endogenismo económico en una estructura económica internacional posfordista. México presenta la misma tendencia de crecimiento de Latinoamérica. China y las naciones del este asiático presentan el crecimiento más acelerado, que es parte del éxito de la producción flexible, en la cual son pioneros. Los cuatro grandes de Europa (Alemania, Inglaterra, Francia y Rusia) mantienen un crecimiento sostenido, no tan significativo como el de las naciones asiáticas, pero muy superior al de la región latinoamericana, la cual presenta un rezago persistente y creciente ante el crecimiento de las economías más dinámicas del mundo (Gráficas 1 y 2).

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Gráfica 1

Bajado de Internet, portal del Banco de México, 16 de marzo de 2008, en: http://www.banxico.org.mx/publicaciones/JSP/b_presentacionesjg.jsp

Gráfica 2

En América latina en los años 80 se observa un retraimiento en el producto per cápita, el cual baja en 1980 de 3 640 dólares anuales (en dólares del 2000), a 1990 a aproximadamente 3 000 dólares (en dólares del 2000). A la par que la población bajo la línea de pobreza aumenta de un poco más de 40% de la población total de la región, para rebasar el 48%, en el mismo periodo (Gráfica 3).

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De 1900 al 2006 el producto per cápita comienza gradualmente a recuperarse hasta llegar al 2006 con un valor superior a los 4 mil 200 dólares anuales (del 2000). Contraparte, la población por debajo de la línea de la pobreza tiende a disminuir al 38%. Se estima que para el 2008 ambos indicadores son de $4 400 dólares (en dólares del 2000) aunque la población por debajo de la línea de la pobreza se mantiene igual. Gráfica 3

La distribución del ingreso para la década de los 90 en general es regresiva pues se ve un incremento de los coeficientes de Gini para 20 de los principales países. Brasil, Bolivia y Colombia indican tal regresión. Chile aparece como único país donde al parecer la distribución social del ingreso es progresiva (Gráfica 4). No obstante el indicador, el combate a la pobreza en la región es significativo para algunas naciones como lo es Brasil, Chile, México y Perú, por citar los principales (Gráfica 5). El tema relevante en lo anterior no es en sí que crezca la producción per cápita, puesto que ésta, por sí misma, no indica el punto más importante que es la distribución social del ingreso. Tal como se aprecia en la siguiente gráfica, sobre la distribución del ingreso en América latina, lo que se desea es que los incrementos en el producto per cápita se derramen en la población de tal manera que se aminore la desigualdad socioeconómica.

51


Gráfica 4

Así mismo, se puede constatar que en el periodo crítico de 1990 a 2006, el avance en la reducción de la pobreza extrema en países seleccionados de América latina se verifica en cuatro de los diecisiete países encuestados, mientras que en otros seis de estos países apenas se rebasa el avance esperado y para los siete restantes, definitivamente no se demuestra. Gráfica 5

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En los siguientes cuadros (1 y 2) se presentan algunos casos de naciones que según su corte del esquema de acumulación capitalista, indican el éxito o fracaso en materia de lograr un crecimiento económico que mejore la calidad de vida de sus habitantes. Tal como se observa particularmente para las áreas urbanas de argentina y Uruguay. Por su parte, el crecimiento anual del PIB real en varios países de América, de 1980 a 2005, así como del índice de precios al consumidor, que aparecen en los siguientes dos cuadros, es elocuente de aumentos en los Estados Unidos (del 2.5 al 3.6; la zona euro (del 2.2 al 2.6), Japón (del 1.9 al 3.9); y de los países de la periferia latinoamericana: México (de -6.2 a 4.5), Argentina (de 2.8 a 7.2), Venezuela (4.4 a 6.6); y también destaca lo ocurrido en Chile por su extrema disminución (de 10.6 a 4.5), en el periodo. CUADRO 1 CRECIMIENTO ANUAL DEL PIB REAL /VARIOS PAÍSES (1980-2005) PAÍSES DESARROLLADOS

PAÍSES EN DESARROLLO

EXOGENISMO CENTRAL

EXOGENISMO PERIFÉRICO

NEO ENDOGENISMO

AÑO

EE.UU.

ZONA EURO

JAPÓ

MÉXIC

CHIL

COLOMBIA

ARGENTINA

BRASI

VENEZUELA

1995

2.5

2.2

1.9

-6.2

10.6

5.2

-2.8

4.2

4.0

1996

3.7

1.4

3.4

5.2

7.4

2.1

5.5

2.7

-0.2

1997

4.5

2.3

1.8

6.8

6.6

3.4

8.1

3.3

6.4

1998

4.2

2.9

-1.1

5.0

3.3

0.6

3.9

0.1

0.2

1999

4.5

2.8

0.1

3.8

-0.8

-4.2

-3.4

0.8

-6.1

2000

3.7

3.5

2.8

6.6

4.5

2.9

-0.8

4.4

3.2

2001

0.8

1.6

0.4

0.0

3.4

1.5

-4.4

1.3

2.8

2002

1.9

0.8

-0.3

0.0

2.2

1.8

-10.9

1.9

-8.9

2003

3.0

0.5

2.5

1.4

3.3

3.9

8.7

-0.2

-9.2

2004

4.4

1.8

2.7

4.2

6.1

4.0

9.0

4.9

17.9

2005

3.5

1.5

2.6

3.0

6.3

5.1

9.2

2.3

9.3

2006

3.6

2.6

3.0

4.5

5.5

4.5

7.2

3.7

6.6

FUENTE: Examen de la Situación Económica de México, octubre 2006, BANAMEX, OECD Economic, Environmental and Social Statistics, 2006.

53


CRECIMIENTO ANUAL DEL INPC/ VARIOS PAÍSES (1990-2005) PAÍSES DESARROLLADOS

PAÍSES EN DESARROLLO

EXOGENISMO CENTRAL

EXOGENISMO PERIFÉRICO

NEO ENDOGENISMO

AÑO

EE.UU.

ZONA EURO

JAPÓ

MÉXIC

CHIL

COLOMBIA

ARGENTINA

BRASI

VENEZUELA

1995

2.8

2.7

0.3

35.0

8.2

20.9

1.6

66.0

59.9

1996

2.9

2.2

0.4

34.4

7.4

20.8

0.2

15.8

99.9

1997

2.3

1.6

2.0

20.6

6.1

18.5

0.5

6.9

50.0

1998

1.6

1.1

0.2

15.9

5.1

18.7

0.9

3.2

35.8

1999

2.2

1.1

-0.5

16.6

3.3

10.9

-1.2

4.9

23.6

2000

3.4

2.1

-0.6

9.5

3.8

9.2

-0.9

7.0

16.2

2001

2.8

2.3

-1.0

6.4

3.6

8.0

-1.1

6.8

12.5

2002

1.6

2.3

-0.6

5.0

2.5

6.3

25.9

8.5

22.4

2003

2.3

2.1

-0.2

4.5

2.8

7.1

13.4

14.7

31.1

2004

2.7

2.1

-0.2

4.7

1.1

5.9

4.4

6.6

21.8

2005

3.4

2.2

-0.1

4.0

3.1

5.0

9.6

6.9

16.0

2006

3.4

2.2

0.5

3.4

3.8

4.1

11.2

4.5

11.9

FUENTE: Examen de la Situación Económica de México, octubre 2006, BANAMEX Citigroup Global Markets y Becerra (2006)

El criterio que indica que las políticas económicas repercuten favorablemente y realmente en la mejora de la calidad de vida de los habitantes, es el aumento del poder adquisitivo de sus habitantes, resultado de aumento en sus remuneraciones reales y en la mejora en la calidad de vida. Esto se obtiene cuando las naciones logran un crecimiento real de su PIB que sea superior al índice inflacionario medido por el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC). Las políticas de desarrollo económico para las naciones ricas y pobres se bifurcan en dos corrientes importantes: el endogenismo, propio del periodo de 1940 a 1982, propio del régimen de producción rígida, para el caso de México y la región latinoamericana, y el exogenismo, esquema que se implementa a partir de 1982 en adelante, propio del régimen de producción flexible. Asimismo, se tiene un mapa de desarrollo para el mundo capitalista entre naciones que se consideran parte del capitalismo central, integrado por las naciones más ricas del mundo, y el capitalismo periférico, correspondiente a las naciones en vías de desarrollo, como es el caso de las naciones latinoamericanas.

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El problema del crecimiento en México radica principalmente en tratar de rescatar a la economía mexicana de su atonía, observada desde 1976 y hasta mediados de los años 90. Comparado con el crecimiento de China, que es la nación que presenta las más altas de crecimiento de su Producto Interno Bruto (PIB) anual, la nación viene muy por debajo, incluso de Chile que es una economía de la región. Se tiene que la economía mexicana viene a incrementar recientemente su tasa de crecimiento anual que desde el 2006 se estanca en una fluctuante alrededor del 4% anual (Gráfica 6). Con base al periodo endogenista se observa que de 1955 a 1979 la tasa de crecimiento del PIB al año era del 8%, donde la inversión y la productividad presentan incrementos del 2% anual respectivamente. De 1980 a 2003 el crecimiento baja a 2.5% anual con niveles muy bajos de inversión y productividad. En fechas recientes, de 1996 en adelante, el crecimiento se reanima aunque no llega a los niveles que observa para el periodo endogenista. Gráfica 6 Crecimiento en México en décadas recientes

Fuente: ESEM (Septiembre, 2006)

El interés del análisis se centra en el cambio de política macroeconómica observado desde 1995 en las naciones del capitalismo periférico en Iberoamérica, donde se observan dos cortes de política, una de abierta

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tendencia exogenista como es el caso de México o Chile, y el abandono del exogenismo y el regreso al endogenismo, como son Brasil y Argentina. La política macroeconómica se basa principalmente en la política monetaria; misma que, desde 1976, para la región es la principal herramienta de los gobiernos para inducir el crecimiento mediante el gasto o inversión pública, afectando con ello todo tipo de circulaciones de insumos, productos y monedas. La experiencia, desde entonces, es que las condiciones en que se aplican las políticas monetaristas expansionistas de la base monetaria, para ser efectivas deben observar un alto grado de concurrencia en los mercados; como bajo nivel de desempleo. Por el contrario, el alto grado de monopolización e imperfección de los mercados nacionales, aunado a la alta elasticidad de la oferta de trabajo, causan el fenómeno de la estagnación de las economías que aplican dicho corte de política monetaria ante tales circunstancias. La estagnación o estanflación es un fenómeno que se asemeja a la llamada por J. M. Keynes, trampa de la liquidez que afecta desigualmente a los tipos de circulaciones rápidas y lentas, así como a las regiones más o menos integradas. La estagnación consiste en el fenómeno que parte de que dado que existe alto grado de desempleo y recursos a dónde aplicar la inversión, el aumento de la oferta de dinero más que financiar crecimiento, viene a causar altas tasas de inflación, cuyo efecto principalmente es la polarización del ingreso, o redistribución social del ingreso en sentido regresivo, lo que enriquece a los ricos que suben y cobran los precios; causando mayor pobreza a los humildes, quienes pagan los precios y mediante ello, transfieren sus ingresos a quienes suben y cobran los precios. Ante esta frustrante experiencia, muchas naciones replantean sus esquemas económicos y vuelven al endogenismo económico con la esperanza de poder reanimar aquel milagro económico que en la región latinoamericana se vivió de 1940 a 1975 aproximadamente. Al respecto, la cuestión es la siguiente: se debe buscar que el crecimiento logre tasas superiores a la inflación nominal como para poder sostener que se mejora el poder adquisitivo de las remuneraciones. Aunque este es un criterio muy simplista, es un buen indicador de que la distribución social del ingreso revira a una expresión progresiva, disminuyendo las diferencias sociales en el ingreso. Por otra parte, se debe considerar que las políticas monetarias dentro del esquema exogenista desde el año 2000 cambian de propiciar crecimiento

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mediante la generación de circulante, a su restricción estricta con fines de la estabilidad de precios que es también estabilidad económica y otro tipo de énfasis dado al conjunto de circulaciones de insumos, productos y monedas.. Con ello se pretende erradicar la estagnación económica. Los actuales economistas conciben que las políticas de inducción del crecimiento dejan de ser estanflacionarias no sólo cuando se tiene concurrencia y una oferta de trabajo alta, sino apegando la nueva emisión del dinero al juicio de la mesura keynesiana que indica no darle al sistema más dinero de lo que pide, o lo que es lo mismo, sólo respaldar con nuevo dinero el saldo existente entre el ahorro nacional y la inversión nacional y controlar las circulaciones monetarias en el estricto balance. En contraparte, abiertamente se debe restringir la oferta de dinero a un nivel que al menos iguale a la inflación nominal promedio de los socios comerciales en el extranjero. Y que finalmente sea el dinero en manos de los tenedores del capital por causa de ahorro lo que venga a aviar el desarrollo (crecimiento autónomo). En este último caso aparece México. Este esquema es válido siempre y cuando se logre regular el ritmo de las circulaciones, de tal forma que el nivel de ingreso de la nación que implementa este tipo de políticas a favor de la estabilización económica sea suficientemente alto, como para garantizar que genere el volumen de empleo que demanda la sociedad. El volumen de empleo que debe crearse depende también del grado de desarrollo de las naciones. Por decir, en España la población que se considera en edad de trabajar, también llamada población económicamente activa (PEA), es de 15 años en adelante; en México es de 12 en adelante. Para el caso de México y su espectro demográfico, indica el histograma de distribución de frecuencias por edades, que se deben generar 1 millón 200 mil empleos. Para poder generar tal volumen de empleo se debe incrementar el PIB anual en 6%, y la relación debe ser lineal en el sentido que por cada 1% que al año crece el PIB, se generan aproximadamente 200 mil empleos. Como puede verse en el cuadro anterior, en los años del 2001 y 2002 la nación tuvo crecimiento cero, lo que indica que para esos dos años el desempleo creció a un volumen de 2 millones 400 mil. En 2003 el crecimiento del PIB aumenta a la tasa de 1.4% que significa la creación de 280 mil empleos aproximadamente con un déficit de 920 mil desempleados. Para el 2004 el crecimiento sigue su aumento a la tasa de 4.2% que causa aproximadamente 840 mil empleados, con 360 mil desempleados más de déficit. Para el año de 2005 el crecimiento del PIB es de tan solo 3%,

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que indica 600 mil nuevos empleos con otros más de 600 mil desempleados. Para el año de 2006 la tasa de crecimiento anual del PIB se calcula en 4.5, generando 900 empleos y causando un crecimiento adicional al desempleo de 300 mil. Evaluando el costo social de las políticas de estabilización en materia de empleo, se tiene que de 2001 a 2006 el desempleo acumulado fue de 4 millones y medio aproximadamente, con lo que se han afectado todas las circulaciones físicas y económicas. Personas que en gran parte han migrado a los Estados Unidos de América a procurarse un mejor modo de vida, demuestran el impacto de estas medidas en las circulaciones que bajo la causa misma explica que en el mismo periodo hayan aumentado las remesas familiares de 10 mmd en el 2001 a más de 16 mmd en el 2006. Un aumento del 60% en solo 5 años. Las naciones que recientemente han renunciado al exogenismo y regresado a políticas exogenistas observan crecimientos similares o incluso mejores que los de las naciones en vías de desarrollo exogenistas, como es el caso de Brasil; pero también observan tasas de crecimiento inflacionario superiores a su crecimiento económico y, con ello, mayor inestabilidad. Por otra parte debe señalarse que las altas tasas de crecimiento observadas durante el exogenismo se explican más por razones foráneas a sus economías que por efecto del endogenismo. El milagro latinoamericano se debe principalmente a la alta demanda de productos latinoamericanos sostenida por los Estados Unidos de América durante la Segunda Guerra Mundial y la fase de la reconstrucción europea. Independientemente del corte de política económica que dichas naciones hayan implementado. Por ello, el revirar al esquema endogenista no garantiza repetir el milagro económico, puesto que actualmente las condiciones internacionales son distintas y no existe una fuerte demanda de los productos de exportación de Iberoamérica. Exogenismo y neo-endogenismo en otras naciones Debe destacarse que la inflación en las naciones desarrolladas propias del capitalismo central con políticas exogenistas y de estabilización económica, es superior a su inflación, especialmente en Japón, lo que indica que dichas sociedades tienden a un reparto de la riqueza más acorde a la norma democrática en la distribución social del ingreso que afecta la integración de circulaciones macro y sus prolongaciones internacionales hacia el exterior

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de las naciones con respecto de sus circulaciones interiores, secundarias y de carácter alimentador, que si se encuentran conectadas, a diferencia de lo observado en los países de la periferia de los Estados Unidos de América. Mientras que las naciones en vías de desarrollo, exogenistas o no, con políticas a favor del crecimiento inducido o autónomo y de estabilización, finalmente presentan estagnación económica con su inminente efecto regresivo en la distribución social del ingreso. En la gráfica 7 se observa el crecimiento económico de las naciones elegidas por ser típicas del capitalismo tanto central como periférico. Lo destacable de la conducta económica durante los últimos 11 años es la alta vulnerabilidad del crecimiento de las naciones en vías de desarrollo. Gráfica 7

Fuente: elaborada por el autor.

Asimismo, en la gráfica 8 la estabilización económica de los países observa que han tenido un alto efecto en lograr la caída de la inflación de forma significativa y un nuevo empuje al crecimiento económico aunque a tasas modestas, especialmente en naciones con bajo nivel de ingreso donde se continúa con la polarización del ingreso, como no se genera el volumen de empleo, lo que es un alto costo social del esquema.

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Gráfica 8

Fuente: elaborada por el autor Comparando el crecimiento económico de México con tres naciones propias del capitalismo central, con políticas exogenistas, se tiene que la nación por momentos logra incluso tasas por encima de las naciones desarrolladas, pero esto lo hace durante la recuperación de su caída en la crisis de 1994, para que se empareje en el 2000 con aparente recuperación significativa en los años recientes (gráfica 9). Gráfica 9

Fuente: elaborada por el autor

En materia de inflación se tiene el mismo fenómeno donde rápidamente las tasas inflacionarias de México tienden a asemejarse a las respectivas de las naciones industrializadas, no obstante se conservan por encima del crecimiento de la economía por lo que no han logrado abatir la estagnación económica (gráfica 10).

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Gráfica 10

Fuente: elaborada por el autor

Casos similares al mexicano son el chileno y el colombiano, sólo que el alto repunte económico de México de 1995 es causa de la recuperación de la crisis del 94. Las tasas de los países en desarrollo que implementan políticas exogenistas y tendientes a la estabilización económica son similares (gráfica 11). Gráfica 11

Fuente: elaborada por el autor

Las tres naciones a su vez logran con relativo éxito en corto plazo abatir sus altas tasas inflacionarias, especialmente México, pero su inflación sigue por encima de su crecimiento (gráfica 5), por lo que se pude decir que no logran abatir aún la estagnación económica. México es la única que para el

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año de 2006 se observa que el crecimiento económico rebasa ligeramente al de los precios por lo que por primera vez, desde 1976 se tiene una regresión de la distribución social polarizada del ingreso. Y se afirma que la estagnación toca fondo (véase gráfica siguiente). Gráfica 12

Fuente: elaborada por el autor

Para el caso de las naciones en vías de desarrollo que han abandonado el exogenismo y vuelto a políticas endogenistas, éstas observan repuntes muy significativos de sus tasas de crecimiento, al menos recientemente (gráfica 13). Gráfica 13

Fuente: elaborada por el autor

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También logran abatir de forma significativa su inflación pero no al mismo nivel de lo logrado por las naciones en vías de desarrollo exogenistas como México, Chile y Colombia. No obstante observan mejores tasas de crecimiento, la polarización social en la distribución del ingreso es mayor y aunque logran abatir la estagnación, los frutos del crecimiento se siguen concentrando en las clases altas (gráfica 14). Gráfica 14

Fuente: elaborada por el autor

El crecimiento real del mundo desarrollado logra un repunte significativo recientemente y abaten de forma exitosa la estagnación de sus economías, donde el reparto de la riqueza no se observa tan polarizada como se ve en las naciones en vías de desarrollo (gráfica 15). Gráfica 15

Fuente: elaborada por el autor

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La estabilización de sus economías también es muy significativa, especialmente para el caso de Japón, quien presenta las recientes tasas de crecimiento del PIB de las más altas dentro del mundo desarrollado a la par de las tasas inflacionarias más bajas, lo que indican que son los japoneses quienes logran el mayor éxito de sus políticas económicas. Estados Unidos también observa un repunte significativo pues tiene tasas de crecimiento aún superiores que las de Japón pero con la mayor tasa inflacionaria comparada a la comunidad europea y a la nipona. Con todo, también logran abatir la estagnación económica de manera exitosa (gráfica 16). Gráfica 16

Fuente: elaborada por el autor

El crecimiento real del mundo en desarrollo logra re incentivarse pero con tasas inflacionarias superiores a su crecimiento económico, esto es, no logran abatir aún su estagnación (véanse gráficas 17 y 18), donde México al parecer es el único caso que aparentemente toca fondo al respecto. La continuidad de su régimen es posible que haga que para el 2007 en adelante el esquema económico estabilizador le empiece a dar frutos a la sociedad mexicana, aunque es prematuro adelantar tan optimista visión, pues depende del comportamiento económico que se observe ante el cambio de administración pública en diciembre de 2006.

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Gráfica 17

Fuente: elaborada por el autor

Gráfica 18

Fuente: elaborada por el autor

El tema relevante es finalmente evaluar si las políticas de las naciones propias del capitalismo periférico que mantienen su exogenismo económico y le apuestan al crecimiento autónomo mediante la estabilización económica, son mejores socialmente que las de las naciones del capitalismo periférico que vuelven a políticas endogenistas, cuyo crecimiento se basa en el crecimiento inducido mediante el gasto del Estado. De esto tratan los siguientes apartados. En la siguiente gráfica se observa la tendencia de crecimiento del PIB per capita entre Canadá, Estados Unidos y México, de 1971 a 2005, donde claramente se ve que tanto Canadá como Estados Unidos crecen sostenidamente comparativamente al modesto crecimiento de México. Con el inicio del NAFTA el 1º de enero de 1994 el crecimiento de México no observa un aumento que indique el beneficio de dicho acuerdo.

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Gráfica 19 Tendencia del PIB per cápita

Fuente: Elaboración propia con datos de la ONU, National Accounts Tomado de DE LA ROSA (noviembre 2005)

Canadá expresa un crecimiento sostenido, pero algo más accidentado que el norteamericano, realmente el crecimiento sostenido se da para los estadounidenses. Lo que si queda en evidencia es que la polarización en el ingreso comparado entre las tres naciones tiene una tendencia a agrandar las diferencias; cada vez los estadounidenses son, en términos reales y absolutos, más ricos que sus vecinos, especialmente respecto a México. La integración no parece revertir este sentido, como se pensaba al inicio de las negociaciones para celebrar el NAFTA entre las tres naciones. A manera de conclusión Por todo lo anterior, se concluye que el crecimiento del producto per cápita en México y países de América, de 1970 a 2010, cuando se cierra el periodo del crecimiento endógeno –haciendo que en los inicios de la década de los años 80 se aprecie un súbito vuelco del esquema de economías cerradas a economías abiertas que reordena las circulaciones haciendo que la producción por persona, según su posición geográfica en el territorio–, presente cambios de patrones en su crecimiento económico a efecto de la adopción de la orientación del crecimiento hacia afuera en el esquema de crecimiento. La cuestión más importante no sólo es el crecimiento por sí mismo, sino los factores de convergencia y de divergencia, que se dan en el desarrollo regional; entre ellos, especialmente la nueva dirección de las circulaciones que trae consigo mayor intensidad del intercambio. El trabajo concluye que

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la convergencia se da en el grado que las naciones y regiones arriban con éxito al proceso globalizador, normalmente con unas circulaciones y una infraestructura productiva más modernas. En sentido contrario, las economías más tradicionales muestran procesos inversos de desconexión interna y externa y de ruptura de sus circulaciones. Además, se aprecia sobre todo que, desde el inicio de la crisis del fordismo en 1971, las diferencias entre las naciones ricas y pobres –o al menos para el caso de las relaciones que sostienen con otras naciones y regiones de reciente industrialización de América, especialmente con respecto de los Estados Unidos de América–, tienden a agrandarse y cada vez de manera más significativa. La polarización del mundo es un proceso que la producción flexible no corrige; incluso cuando Canadá y Estados unidos de América celebran en 1990 su tratado de libre comercio de América del norte. En 1990, Canadá tuvo un nivel de ingreso ligeramente inferior al estadounidense, en el 2001; está una tercera parte por debajo del mismo, a partir de lo cual, al parecer se acentúa la volubilidad de su tasa anual de crecimiento en su PIB per cápita, como también se observa evidentemente en una desaceleración significativa de los intercambios y circulaciones estratégicas interiores de los países y las regiones del continente americano. Bibliografía Aguirre Reveles, Rodolfo (2000), 20 años de política económica (1980-1999), ITESO, México, Edición en CD. BANAMEX (septiembre 2006), Revista Examen de la Situación Económica de México, núm. 967, vol. LXXXII, México. Barro, R. J. y Sala-i-Martin, Xavier (1995), Economic growth. New York, Mc Graw Hill, Citado por Mendoza y Díaz-Bautista (2007: 37). Chacholiades, Miltiades (1989) Comercio Internacional. Mc Graw Hill. México. p. 677. Decuir –Viruez, Luisa (Abril, 2003) “Institutional factors in the economic growth of Mexico”. Artículo presentado en la 43er Congreso ERSA 2003 sobre Periferias, Centros, y Desarrollo especial en la nueva Europa. Universidad de Jyväskylä, Finlandia, p. 42. Fujita, M. et al. (1999), The Spatial Economy, MIT Pres. USA. Citado por Mendoza y DíazBautista (2007; 38). Guerrero Mondragón, Aleida (2005) “El pensamiento económico en México: etapa de definición del Estado interventor” en Romero Sotelo, María Eugenia (Coord.) Historia del pensamiento económico en México, 1821 – 2000. Editorial Trillas. México, pp. 177 – 224.

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Nuevos circuitos financieros de América Rentabilidad económica y poderío político alternativo Eugenia Correa

Introducción Los flujos de financiamiento, instituciones, operaciones y su regulación han cambiado mucho durante las últimas décadas, impulsados por las crisis financieras y las diferentes maneras en que estos flujos se acomodan a la inestabilidad y fragilidad financieras. Muchos de estos cambios son poco entendidos y la mayor parte de las veces están ocultos y se han minimizado. Sin embargo, entenderles, así sea en grandes trazos, es indispensable para emprender casi cualquier estudio económico en nuestros días. El propósito de este trabajo es explicar a grandes rasgos el funcionamiento de estos nuevos circuitos financieros, adjuntando un conjunto de referencias a través de las cuales el lector pueda, eventualmente, profundizar en ello. A tal fin, primero se elabora una breve reseña de estos cambios en los flujos de financiamiento, para posteriormente exponer el despliegue de dichos flujos por el mundo y su control concentrado en unos pocos puntos del planeta. Finalmente se hace un breve recuento de las más importantes entidades gestoras de dichos flujos, la interconexión financiera y concentración de su rentabilidad en unos muy pocos conglomerados financieros globales. 1. Los nuevos circuitos del financiamiento Desde finales de los años sesenta se fueron acumulando los desequilibrios que finalmente llevaron al rompimiento de la paridad fija del dólar con el oro

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en 1971, que fuera establecida en los acuerdos de Bretton Woods al finalizar la segunda Guerra Mundial. Los amplios flujos de capital entre los diferentes mercados y monedas fueron saltando las regulaciones sobre las tasas de cambio, pero también sobre las tasas de interés en cada uno de los mayores mercados financieros. Así, los grandes bancos ya podía saltar las regulaciones en un cierto mercado, relocalizando sus fondos en otros. Ello en los años setenta llevo a una expansión acelerada del crédito y especialmente del crédito internacional e interbancario. Se abrieron así nuevos espacios de negocios financieros, uno que hoy en día es de lo más tradicional y rentable conocido como carry trade, el arbitraje con monedas y depósitos con diferentes rendimientos. Este enorme espacio de negocios financieros que ha sido explotado con muy sustanciales ganancias para todo tipo de intermediarios financieros y bancos desde entonces. De manera que, la cotización de las monedas nacionales y las tasas de interés en ellos, que son precios fundamentales tanto para las decisiones de inversión, como también para la capacidad adquisitiva de los salarios, fueron crecientemente dependiendo de los participantes del mercado financiero internacional y menos del comportamiento de la productividad y de la inflación locales. En nuestros días, el mercado cambiario mundial asciende a más de 4 billones de dólares diarios, menos de una semana de operaciones equivale a todo el comercio de bienes y servicios mundial de un año. En los años ochenta se desencadenaron nuevas crisis financieras y bancarias, resultado, por una parte, de la enorme burbuja de crecimiento del crédito internacional; en esta ocasión procedente de los bancos como crédito sindicado, principalmente tomado por deudores de los países desarrollados, y en menor medida por un pequeño grupo de gobiernos de países en desarrollo. Y por la otra, la elevación de las tasas de interés en los Estados Unidos hacia finales de 1978, de manera que estos créditos a tasa de interés ajustable y con vencimientos de muy corto plazo, se convirtieron en moratorias y condicionamientos del FMI para la estabilización del pago de intereses. Su consecuencia fue la declinación mundial de los bancos estadounidenses abriéndose paso momentáneamente los bancos japoneses y, la innovación financiera y la titulación del crédito, lo que dio inicio a lo que ahora es un verdadero mercado mundial de activos financieros. Acompañándose se la reconfiguración de nuevos y viejos actores financieros: los fondos de inversión.

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Desde el principio de los años noventa se inicia el auge de los diversos tipos de fondos de inversión, incluyendo los hedge funds. La innovación financiera y los inversionistas institucionales, acompañados de las agencias calificadoras, empezaron a ser los grandes administradores de los flujos internacionales. Los bancos japoneses, líderes mundiales en los ochenta, que había vivido la desregulación y apertura financiera con una enorme expansión de activos a partir de su posicionamiento en el mercado de valores, sufrieron cuantiosas pérdidas y un retroceso en el mercado en los noventa que acompañó a la depresión japonesa de esos años. Los primeros signos del freno de la expansión crediticia mundial basada en la titulación de activos y bursatilización se presentaron al inicio de los años noventa, con la crisis de bonos en los Estados Unidos de 1994 y la crisis mexicana de 1994-95. Sin embargo, la expansión internacional de los flujos financieros continuó principalmente en los mercados emergentes del sureste de Asia hasta el estallido de la crisis en 1997, que continuó en los meses siguientes con las crisis rusa y brasileña. Fue una verdadera crisis financiera internacional que implicó elevadas pérdidas y sucesivos rescates, hasta que se precipitó la ola de fusión bancarias de 1999 que coadyuvo a administrar las pérdidas subyacentes entre diversos intermediarios. La burbuja inmobiliaria comenzó precisamente en esos años en la economía estadounidense, hacia 1997-1998 y fue seguida, con diferente intensidad, en casi todo el mundo desarrollo. La propia titulación de activos y la expansión de la innovación fueron dando forma a un mercado inmobiliario en elevado crecimiento estimulado directamente por el crédito hipotecario. Innovación e inversionistas institucionales fueron de la mano en estos desarrollos de los mercados financieros, por ello en muchos países la presión por la privatización, incluyendo la privatización de los fondos de pensión de los trabajadores, alcanzó su máximo nivel. La segunda mitad de los años noventa fueron los años de los mayores niveles de fusiones, adquisiciones y privatizaciones; y fueron también los años de la extranjerización de los bancos en varias de las economías del mundo emergente, pues las rentas producidas por todo tipo de activos fueron capturadas así por los mercados financieros en expansión. Sin embargo, una nueva crisis financiera emerge al iniciar el nuevo siglo, esta vez naciendo nuevamente en el mercado estadounidense. Las masivas pérdidas de la burbuja de las punto com, y el destape de la inflación bursátil promovida

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con la ayuda de la contabilidad creativa, la innovación financiera y las entidades para fines específicos. Nuevamente, como sucedió al inicio de los noventa, la combinación de innovación financiera y descenso en las tasas de interés de la FED, permitió sostener la expansión crediticia en dólares, el fortalecimiento competitivo de la banca estadounidense (ahora sin la regulación que le impedía entrar al negocio de títulos), de los bancos de inversión y de los fondos. La iniciada burbuja inmobiliaria e hipotecaria desde finales de los años noventa continuó con nuevo ímpetu, en los Estados Unidos y en varios otros países en donde el ritmo de expansión crediticia y del balance de los bancos era indispensable para enfrentar la competencia, como España y Reino Unido. En los primeros años del 2000, los bancos estadounidenses recuperaron las primeras posiciones en las listas mundiales con la expansión de los activos y operaciones en el extranjero. Sin embargo, esta vez el dólar y los intermediarios y bancos americanos empezarían a enfrentar la competencia del Euro, aunque todavía no de bancos e intermediarios financieros propiamente “europeos”, puesto que en la zona euro quedó muy lejos constituirse un mercado financiero europeo y una economía europea como un verdadero jugador mundial unitario. Al impulso del rápido crecimiento de los precios de los bienes raíces y de la elevación general de las tasas de interés, se aceleró notablemente el crecimiento de las hipotecas de baja calidad en los Estados Unidos, en los últimos dos años. En realidad el crédito hipotecario llamado subprime era el 2% del mercado hipotecario total y alcanzó a finales de 2006 el 12% del total. Sin embargo, estos flujos de crédito ya habían integrado un nuevo motor, ya no son más las corporaciones transnacionales en expansión en los setenta, o los gobiernos de las economías emergentes; tampoco lo es el fondeo de las inversiones directas y de cartera de principios de los años noventa, o las privatizaciones y el fondeo de las enormes fusiones y adquisiciones. Desde finales de los años noventa el gigantesco nuevo motor de la expansión de los flujos financieros son los llamados inversionistas institucionales, o grandes fondos de inversión. 2. El mundo financiero global, pero muy concentrado Como se expuso antes, los inversionistas institucionales fueron cobrando gran importancia a partir de la titulación del crédito y de la confrontación competitiva abierta por las sucesivas crisis financieras. Su expansión se inicia

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desde finales de los años ochenta, en parte como salida a la crisis financiera estadounidense en aquellos años que fue seguida de la crisis monetaria europea de principios de los noventa. Las crisis financieras desde los años ochenta se enfrentan a través de nuevas expansiones de liquidez, permitiendo así enfrentar los problemas procedentes del sobreendeudamiento de las corporaciones, o de las familias. La titulación del crédito se convirtió en la formula fundamental para flexibilizar el manejo de los balances bancarios, liberar activos comprometidos de bajo rendimiento y continuar rentablemente en el mercado. Ésta fue la fuerza fundamental que fue borrando la frontera entre los bancos comerciales y bancos de inversión, ahí donde ésta existía. Mientras que los fondos de inversión fueron cobrando significación tanto para la administración del balance de los bancos, como para mantener la rentabilidad de los activos financieros de toda clase. A su vez, la innovación financiera representó, a finales de los años ochenta con el credit-crunch en los Estados Unidos, la posibilidad de alcanzar un aterrizaje suave para las tasas de interés que estaban conduciendo al sobreendeudamiento y la insolvencia, manteniendo la atracción sobre los flujos de capital hacia los activos financieros en el mercado estadounidense. La amplia difusión de los productos derivados permite a los grandes conglomerados globales crear mayores flujos financieros para aliviar, al menos temporalmente, las condiciones de estrés financiero en algunos segmentos del mercado y mantener o incluso elevar la rentabilidad de los activos financieros. No existe una estadística actualizada e integradora de las actividades y múltiples negocios en expansión global de los diversos inversionistas institucionales y en realidad conforman lo que durante la crisis actual se conoce como los shadow banking. Precisamente debido a su diversidad en estrategias de negocios, en normatividad regulatoria y, especialmente, en su comportamiento en el curso de la crisis; es necesario realizar un análisis por separado de al menos algún grupo de ellos. Los inversionistas institucionales no son un fenómeno nuevo. Sin embargo, su presencia en los mercados financieros ha sido creciente en los últimos años y en gran medida han pasado a ocupar un lugar preeminente tanto por el volumen de recursos que manejan, por su posición en los mercados, por sus estrategias de colocación, por su diversa vinculación con

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otros intermediarios financieros, etc. Desde principios de este siglo la propia OCDE señalaba que “Los inversionistas institucionales ejercen una influencia dominante sobre el desarrollo de los mercados primario y secundario de títulos y en el mercado de divisas. Dominan una parte sustancial del intercambio de títulos en efectivo y en el mercado de derivados…” (OCDE, 2001:9). Estos inversionistas también han tenido una amplia y creciente presencia en los llamados mercados emergentes, con una expansión muy importante al inicio de los años noventa, promoviendo profundas reformas en los mercados de valores, y en la segunda mitad de los noventa impulsando una rápida privatización de los sistemas de seguridad social. Una parte importante de los procesos de privatización en los sectores de energía y servicios públicos básicos también han estado presentes, acompañando a los bancos globales. Así, el crecimiento y nueva presencia de los inversionistas institucionales acompaña a la titulación y a la innovación financiera, a la globalización financiera y la masiva relocalización industrial de los años noventa. Se incluyen entre los inversionistas institucionales a los fondos mutuos, los fondos de pensiones, las compañías de seguros, y otros administradores de fondos, como los fondos soberanos, los fondos de inversión, y los conocidos como los private equity funds. El universo de los inversionistas institucionales es distinto para cada país, puesto que la organización de los mercados financieros y de sus formas institucionales son diferentes, incluso entre los países de la OCDE. Difieren también su propia configuración institucional, las normas regulatorias y contables, las entidades supervisoras, etc. Además, aún tienen diferentes métodos de valuación de los activos y una parte de estos son OTC (Over-the-Counter) de manera que se comercian en mercados privados. De ahí las dificultades de conocer la magnitud real de sus negocios, su posición en los diferentes mercados, los riesgos de contraparte, etc. En la década de los noventa, los inversionistas institucionales estaban principalmente localizados en los países del grupo del G7 y por supuesto en los centros financieros off-shore. De acuerdo a la estadística disponible, en los países del G7 en promedio entre 1990 y 2000 el valor de sus activos creció en más de un 10% anual. En ese año los activos bajo su administración se estima sumaron 36 billones de dólares, superando con mucho el producto

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interno bruto de esos mismos países. Su crecimiento considera tanto la apreciación de sus activos, como el aumento de flujos netos. Las compañías de seguros habían sido la parte más importante de estos inversionistas institucionales con el 34% de los activos, los fondos de pensión con casi el 29%. Las compañías de inversión crecen más rápidamente y por ese año tuvieron también casi el 30%; otros inversionistas institucionales alcanzaron el restante 8% (OECD, 1997 y 2001). El volumen total de activos de los inversionistas institucionales en los Estados Unidos casi se triplicó entre 1990 y 2000, alcanzando los 19.5 billones de dólares, lo que representó el 57% del total del G7. Por su volumen de activos en 2000, le seguía Japón con 17%, Europa (Alemania, Francia e Italia) con 15% y Reino Unido con 10% (OECD, 1997 y 2001). A pesar del dinámico crecimiento en los años noventa éste se frenó bruscamente en el año 2000, cuando en 1999 manejaron recursos equivalentes al 208.7% del PIB, para el año 2000 estos representaron el 197.7%. La rápida estimación que permiten estas cifras arrojan que el mayor descenso fue de los fondos de pensión perdiendo el equivalente a casi 5 puntos del PIB, o alrededor de 7% en el valor real de los activos que administraba; le siguieron las aseguradoras, cayendo el equivalente a 2 puntos del PIB, o el 5% del valor real de los activos; y las compañías de inversión que retrocedieron en 2.9% del PIB, o el 4.5% del valor real de sus activos (Correa, 2004). Unos 7 años después, al inicio de la crisis financiera actual, se estimaba que los inversionistas institucionales manejaban activos por 122 billones de dólares, para tener un parámetro de comparación, el valor del mercado accionario de Estados Unidos en ese momento era de 61 billones de dólares, mientras que el valor del mercado de bonos corporativos de ese país (el mayor del mundo) era de 6 billones de dólares. Como puede verse en el siguiente cuadro, los activos totales de los fondos mutuos eran 26.2 billones, de los fondos de pensión 28 billones, de las aseguradoras de 20 billones, de los hegde funds de 2.3 billones, de los fondos soberanos 3.3 billones y de los private equity 2 billones de dólares.

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Inversionistas Institucionales Activos en Administración billones de dólares 2007 2011 28.2 31.5 Fondos de Pensión 19.9 24.4 Aseguradoras 26.2 23.8 Fondos Mutuos 3.3 4.8 Fondos Soberanos 2 2.2 PrivateEquity 2.3 1.9 HedgeFunds … 1.4 Exchange-TradeFunds 40 42 Patrimonios Privados 121.9 132 Total Fuente: ISFL, Fund Management Report, 2008 y 2012.

Aunque se trata de cifras aproximadas, pues la propia fuente agrega 40 billones de dólares como el valor estimado de los activos en fondos de individuos más ricos del mundo (Merrill Lynch Capgemini, 2008). Considerando solamente los activos en administración de los llamados fondos convencionales, que son los fondos de pensión, las aseguradoras y los fondos mutuos, en el siguiente cuadro podemos ver el monto de los activos en administración en relación al PIB en los países en donde éstos han alcanzado mayor desarrollo. Fondos Convencionales (Fondos de Pensión, Aseguradoras y Fondos Mutuos) como porcentaje del PIB, 2011 Reino Unido Estados Unidos Japón Francia Alemania Mundial

272 241 104 81 52 116

Fuente: ISFL. Fund Management Report, 2012

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Sin embargo, otras estimaciones sostienen que tomando en cuenta su endeudamiento, solamente los hedge funds llegaron a administrar en 2007 más de 10 billones de dólares. Se considera que estos fondos representan entre 40 y 50% de las transacciones que se efectúan en los mercados de valores de Nueva York y Londres. Se apunta que tres cuartas partes de los hedge funds del mundo son estadounidenses y que son británicos tres cuartas partes de los hedge funds europeos (Aglietta, et. al. 2010). Puede estimarse que en 2012, los recursos administrados por estos fondos podrían haber alcanzado los 140 billones de dólares. Continúan creciendo a pesar de la importante contracción económica de las mayores economías y de la depresión económica en Europa. Los activos en administración en estos fondos están creciendo por encima del ritmo de crecimiento económico, e incluso en medio del sostenido nivel de desempleo en estas economías. Su crecimiento demanda al menos unos 7 u 8 billones de dólares en nuevos activos financieros, éstos pueden proceder de los incrementos de las deuda públicas (que han sido el soporte de la rentabilidad de en los mercados financieros) o bien del aumento de la deuda privada en algunas regiones del mundo (puesto que la deuda hipotecaria en las mayores economías está restringida en su crecimiento). Esta puede ser: préstamos educativos, tarjetas de crédito, préstamos para automóviles, préstamos a gobiernos subnacionales, entre otros que están siendo titulados y colocados mes a mes en los mercados. Pero también pueden proceder de las adquisiciones de empresas o privatizaciones de servicios públicos básicos, energía e infraestructuras del mundo en desarrollo. Esta ha sido sin duda uno de los espacios de crecimiento de estas finanzas globales más lucrativo de los últimos años. Estos son los grandes inversionistas en los mercados financieros; están cada vez más globalizados y manejan fondos muy por encima de los activos totales en el balance de los bancos comerciales. Según la estimación de Ecomonitor, la riqueza financiera global (excluyendo los activos bancarios y los bienes raíces) aumentó en 17 billones de dólares en 2012, alcanzando la cifra de 162 billones. (Economitor, 2013) 3. Interconexión financiera y rentabilidad La gran crisis que estalla en 2007 además de dejar ver las enormes rentabilidades que se estaban obteniendo en los mercados financieros, del

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enorme grado de concentración y globalización financiera existente, también mostró que una gran parte de las operaciones que se llevan a cabo por los propios bancos globales, los fondos de inversión y demás entidades financieras, son muy opacas. De ahí que muchos análisis de dicha crisis apunten a la llamada shadowbakning de la crisis, debido precisamente a la opacidad de sus actividades; por ello reclaman una mayor regulación de sus actividades. También evidenció que dicha opacidad es proclive a la expansión de toda clase de prácticas fraudulentas, y la gran fragilidad y falta de voluntad política de los gobiernos para contenerla. A partir de un estudio de la base de datos de 37 millones de empresas e inversores del todo el mundo de la base de datos de Orbis de 2007, Vitali S, Glattfelder J. B., Battiston S (2011) encuentran una red Interrelacionada, por la propiedad de los activos, de 43 mil Corporaciones Transnacionales. De las cuales 1318 que representan el 20% de los ingresos de todo el grupo, pero por sus interconexiones a través de su participación en la mayoría de las grandes compañías del mundo y la manufactura, este grupo representa el 60% de los ingresos globales. A su vez, están principalmente articuladas con un pequeño grupo de 50 bancos. “En efecto, menos del 1 por ciento de las compañías fueron capaces de controlar el 40 por ciento de toda la red” (Glattfelder). La mayoría de ellas son instituciones financieras, entre las 20 mayores se e n c u e n t r a n : B a rc l ay s B a n k , C a p i t a l G ro u p C o mp a n i e s , FidelityCorporation, AXA, J. P. Morgan Chase, Legal & General Group, VanguardGroup, UBS, Wellington Management, Deutsche Bank, Franklin Resources, CreditSuisseGroup, WaltonEnterprices, Natixis y Goldman SachsGroup, entre otros. Varios de ellos son grupos inversores o fondos de fondos independientes de los bancos, y otros son conglomerados que también articulan fondos. Puede entonces entenderse la amplísima gama de actividades financieras cuya rentabilidad depende del crecimiento de la titulación, de la creación de nuevos activos financieros, e incluso productos de la innovación financiera, pero que posean algún nivel de flujos de renta, más o menos riesgosos, y cuanto mayores son las dificultades para que dichos activos sean creados, mayor es la escala de riesgo que los activos que aparezcan podrían tener. Estos inversionistas, más que constituirse en una fuente de flujos para el financiamiento, son una fuente de importantes presiones para poner en el

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mercado todos los posibles activos públicos y privados. De manera que, todos los financiamientos alrededor del mundo se van articulando a esta pirámide de generación y transferencia de rentas. Así, iniciativas para la privatización de algunos segmentos de la educación, por ejemplo de la educación superior, tienen el objetivo financiero claro de crear un nuevo y creciente segmento de usuarios de servicios financieros y deudores, cuyos préstamos se titulan y empaquetan con otros préstamos hasta llegar a manos de inversores institucionales que recibirán las parte de los rendimientos, o sea parte de los intereses que día con día pagarán los estudiantes una vez graduados y trabajando. Ello que parece una solución al financiamiento de la educación superior, además de otro número de problemas que conlleva, en realidad es solamente un rebuscado procedimiento para conseguir ampliar la base de clientes de los servicios financieros y de las rentas que éste canaliza a los grandes inversores. A su vez, implicará menos calidad educativa, menores salarios, y muchas profesiones que no podrá estudiarse más, pues los ingresos medios que proporcionan a sus profesionales son insuficientes para enfrentar la deuda estudiantil. Otro ejemplo, poco reconocido en las reformas a los servicios de salud, es la administración privada de centros hospitalarios públicos. Estos emiten títulos garantizados por sus ingresos futuros, que se componen de pagos del sector público por el servicio y atención a los pacientes y otra parte el llamado co-pago, que no es más que un costo de los servicios de salud que deben pagar los pacientes. Semejantes acciones también están presentes en la privatización del cobro del agua, o de la construcción de los segundos pisos, lo que significa que una parte creciente de los presupuestos públicos del gobierno central y de los gobiernos estatales y hasta municipales, están comprometidos como rentas financieras por muchos años en el futuro. Para entender un poco mejor hacia dónde fluyen las rentas recibidas por los activos financieros, podría considerarse observar el siguiente cuadro, donde puede verse que los países desarrollados y las entidades financieras ahí localizadas concentran la mayor parte de las operaciones y activos financieros. América Latina representa menos del 4% del mercado de bonos, acciones y activos bancarios; incluso todos los países en desarrollo (mercados emergentes) representan menos del 20% del total.

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Se trata básicamente de un mundo europeo y anglosajón que ha alcanzado un enorme crecimiento en los flujos financieros y que a través de estos, casi impensables cambios, por su profundidad y su rapidez, han remodelado al mundo económico, político y social. Bibliografía Correa, E. (2004), “Inversionistas Institucionales”, en Eugenia Correa y Alicia Girón, Economía Financiera Contemporánea, Tomo II, México, Miguel Porrúa. Ecomonitor (2013), The rich got 17 trillion Richer. http://www.economonitor.com/analysts/2013/01/11/the-rich-got-17-trillion-richer/ IFSL (2012) IFSL's Fund Management 2012 Report.en http://www.thecityuk.com/research/our-work/reports-list/fund-management-2012/ ---------- (2009) IFSL's Fund Management 2009 Report.en http://www.thecityuk.com/what-we-do/reports/articles/2009/september/fund-management2009.aspx ---------- (2008) IFSL'sFund Management 2008 Report.en http://www.thecityuk.com/what-we-do/reports/articles/2009/september/fund-management2008.aspx M e r r i l l L y n c h C a p g e m i n i ( 2 0 0 9 ) Wo r l d We a l t h R e p o r t e n http://www.us.capgemini.com/worldwealthrepor09/ OECD (2001), Institutional Investors, Statistical Yearbook, París --------- (1997), Institutional Investors, Statistical Yearbook, 1997 y 2001. Vitali S, Glattfelder J.B., Battiston S (2011), The Network of Global Corporate Control. PLoSONE 6(10): e25995. doi:10.1371/journal.pone.0025995 Ortiz, Isabel and Matthew Cummins (2013) The Age of Austerity: A Review of Public Expenditures and Adjustment Measures in 181 Countries, Initiative for Policy Dialogue

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Tres aspectos de las circulaciones de bienes prácticos y simbólicos de América Margarita Camarena Luhrs

Las circulaciones de bienes prácticos y simbólicos se derivan de condiciones materiales, objetivas y subjetivas de la producción y median sus distintos momentos. Por ello ofrecen una perspectiva interesante de interacciones sociales, económicas y culturales, que sintetizan coyunturas, tendencias históricas o estructuras de aprovechamiento y dominio de los recursos. Aquí se exploran circulaciones de personas, mercancías, capitales o informaciones, que sirven para mediar intercambios y establecer vínculos repetitivos entre lugares; y se reflexiona sobre el juego de intereses expuestos lo más continentalmente posible sobre: a) líneas de fuerza –económica, política y espacial–; b) puntos nodales de relación y c) vacíos de contacto que forman contrapesos más o menos sistemáticos en las extensiones circuladas. Introducción Las circulaciones son procesos derivados de las condiciones materiales, objetivas y subjetivas, en las que se realiza la producción, la distribución, el cambio y el consumo; y pueden ser enfocadas para diversos propósitos. La perspectiva que aquí más interesa es la del traslado a diversos sitios: de cómo se hacen los viajes, de qué representan esos ires y venires; y en dónde están las conexiones que las impulsan, tanto como los altos en el itinerario, los saltos de esos relevos, las quebraduras y vacíos de las trayectorias seguidas, que se provocan o se eluden con esas circulaciones físicas, plenas de intenciones y significados, marcando sentidos de la acción social.

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Los símbolos de estas evoluciones espacio temporales, que son las circulaciones, son tanto motivaciones como resultados del cambio de posiciones y lugares, pero también de su interconexión o desconexión. Y si la anticipación y el cálculo económico han vuelto muy especializado el control de estas circulaciones –logísticamente controladas–, hay infinidad de planos que se superponen y convergen con ellas. Aquí, sólo se sugieren algunos de ellos, intentando captar lo caótico del fenómeno circulatorio que histórica y técnicamente puede ser visto como el punto de arranque del capital. Como las circulaciones capitalistas o el comercio mundialmente desarrollado desde el siglo XVI, irán extendiendo sus cauces dispersa y desigualmente, a través de la Europa todavía feudal hasta el siglo XIX, y de muy grandes espacios coloniales, fueron inevitables los altibajos de la expansión de las circulaciones y junto con ellas, los saltos dados entre puntos muy lejanos entre sí para llegar hasta enclaves, yacimientos y sitios de enormes riquezas, que fueron aprovechados con lo más adelantado de la acumulación capitalista, impulsando insólitos desarrollos técnicos y esplendorosas creaciones de arte y cultura, abismalmente distanciadas de sus alrededores y lugares de origen. Es importante señalar que las circulaciones están sujetas por la producción, tal como Marx hace evidente al desplazar el estudio del terreno del proceso de circulación al del proceso de la producción, criticando y superando el rígido enfoque meramente “circulacionista” de valores; considerando que sólo así se entiende cómo las circulaciones prolongan formal y esencialmente a la producción a través de sus espacio-tiempos, en ciclos de expansión productiva que tienden a superar las escalas originales de la acumulación capitalista y también del consumo. Las circulaciones de bienes, prácticos y simbólicos, anudan esas dos materialidades distintas de los intercambios –de líneas y nodos– y haciéndolo así, traspasan vacíos, acercan distancias, de otra manera, imposibles de salvar y superan diferencias de intereses irreconciliables. De ahí que las circulaciones, ofrezcan una perspectiva de interacciones sociales, económicas y culturales, que se anudan en las conexiones sucesivas que toman forma en los continuos de las circulaciones. En este marco, interesa explorar escalas espaciales de circulaciones: a) como grandes líneas de fuerza enlazan a toda América pero que además, c) con poderosos nodos de confluencia de personas, mercancías, capitales e informaciones, concentran, intensifican y retransmiten todo tipo de bienes e

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influencias y, con ellos, toda clase de sentidos contenidos en los intercambios. Junto con los bienes prácticos distribuidos, transfieren sentidos de aquello que se comunica directamente con estos –experiencias históricas, tradiciones, historicidad–; y lo que se comunica de una manera más bien intersubjetiva y resulta más fácilmente observable en los cruces de caminos o en los nodos donde toman asiento las ciudades y en algunos puntos límite como los puertos extremosos; puntos conflictivos de fronteras políticas. Hay además, una tercera escala y un tercer elemento inseparablemente relacionados con las líneas y nodos descritos: se aprecian vacíos de circulaciones, arrastrados y provocados o dejados de lado y hechos triviales con las distancias circuladas, haciendo omiso o eludiendo geografía, naturaleza, y todos sus accidentes; homogeneizando los pasos por ellos, indiferenciándolos con largos puentes y túneles, haciéndolos “no-lugares”, durante temporadas. En resumen, estas circulaciones destacadas como grandes líneas de fuerza, nodos y vacíos de circulación, describen un escenario donde coinciden redes de circulaciones de personas, mercancías, capitales o informaciones, que entrelazan toda clase de influencias, relaciones e intercambios. La identificación de tales vinculaciones, formadas por los más diversos intereses en juego, hace posible reflexionar sobre tres aspectos: a) líneas de fuerza, económica, política y espacial; b) puntos nodales de relación y c) vacíos de contacto que forman contrapesos más o menos sistemáticos en las extensiones circuladas. El ensamble de las circulaciones materiales y simbólicas, superpuestas, así vistas, es de interés geoestratégico y político porque hace evidentes cursos de acción colectiva en que se basa la convergencia de afanes, incorporados en los distintos espacios, que como espacio tiempos y ritmos sociales, se sostienen y contienen. Dado que esto ocurre si hay adecuado enlace y vinculación y flujos sostenidos continuamente. Pero, esa misma capacidad, puede hacer de las circulaciones factores de procesos que si densifican o intensifican sitios y relaciones sociales, también pueden hacer lo contrario: vacíos de relación humana, expulsión, desocupación y abandono de espacios sociales. Aniquilación de personas y el agotamiento de recursos que llegan a generar conflictos por la escasez de recursos, divergencia de dominios, y por la falta de coherencia y continuidad de los territorios.

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Sean los principales ríos y sus cuencas, los dominios que se repartieron América en 1794, o las líneas de la carretera Panamericana de 2011, su sola ilustración introduce al tema. Como se aprecia enseguida: relaciones sociales, intercambios políticos, acuerdos y conflictos de intereses, han ido forjando un entramado de culturas asociados con las grandes líneas naturales e históricas de circulación que han forjado al continente.5 Ilustración. Ríos, territorios en 1794 y red carretera Panamericana de 2011

Fuente. SEPcom (2013). “Saber es práctico. 3. MAPA FÍSICO: Principales ríos de América”, en http://www.saberespractico.com/estudios/cultura-general/principales-rios-deamerica-con-mapa/ Mapa político de América en 1794, en http://www.zonu.com/images/0X0/2009-11-2611272/Mapa-politico-de-America-en-1794.png Carretera Panamericana, en: http://hispanoteca.eu/Landeskunde-LA/Carretera%20Panamericana.htm

El ingenio aplicado al acercamiento de las distancias es indicador de desarrollo y civilización quizá desde la época de los grandes descubrimientos, y en América desde fines del siglo XIX, con la construcción de las primeras líneas ferroviarias. Y es que, en efecto, la construcción de caminos y puentes, como otras obras hidráulicas para controlar las crecidas 5 Si estos trazos de agua, de los dominios políticos y de la Panamericana identifican al continente, son sus recorridos los que dan sentido a distintos conceptos de integración territorial. La intención de una ruta americana de punta a punta, planteada primero como un ferrocarril de más de 25 mil kilómetros en 1889, fue propuesto ya en 1923, como una carretera continua. Lo que dos años más tarde, en octubre de 1925, sería acordado durante la primera conferencia de la carretera Panamericana, celebrada en Buenos Aires. Ese acuerdo tardaría en verificarse medio siglo, hasta lograr dar continuidad a una gran red de carreteras, cuya longitud aproximada sería de 48,000 kilómetros, desde Alaska hasta Chile.

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de los ríos, canalizan flujos que nos demuestran una historia de convivencia y aprovechamiento de los recursos. Así, con esta perspectiva de las circulaciones de bienes prácticos y simbólicos en mente, se dibujan trazos gruesos del escenario de vinculaciones que conectan a América, en relación con los tres aspectos propuestos –líneas, nodos y vacíos–, en los que también pueden leerse impactos de larga duración que han cambiado al continente; o bien, de coyunturas y cambios de gran intensidad, pero que hayan sido fugaces y momentáneos, dando testimonio de esos intersticios de fulgor por los que se seguirán escapando alternativas de otras realidades mejores; y cuyo balance de tráficos y sentidos resulta más que todo, ahora, en una visión de política, cuya explicación se intenta sugerir enseguida. 1. Líneas de fuerza de América, espacios de circulaciones de recursos y dominios A lo largo de las grandes redes de circulaciones por carreteras se agrupa casi la mayor parte de la población de toda América y esta distribución resulta espacialmente densa en los nodos megalopolitanos y ciudades medias del continente que agrupan hasta el 80% de la población y la actividad económica. Su expansión acelerada desde la segunda mitad del siglo pasado, las convertirá después del 2020 en las sedes del más intenso crecimiento urbano del mundo. Pueden reconocerse circulaciones completas, especializadas o tramos de ellas que resultan críticas por su función espacial, tamaño o tipo de servicios; también por la medida en que estén expuestas a ser interrumpidas, dañadas o destruidas por peligros tecnológicos o eventos climáticos, descontroles en otras actividades económicas y servicios, locales, regionales, nacionales o internacionales, que cambian según la administración gubernamental, los 6 recursos dados y las necesidades que esas circulaciones satisfacen. Líneas de transmisión y sus nodos de conexión se distinguen fácilmente, aunque a veces sus descripciones coinciden, haciendo de esos momentos y 7 sitios de cambio, algo más crítico para su gestión y regulación. Tal como 6 La OEA, usa el término de "instalaciones críticas", que incluirían a las de las circulaciones físicas como a “todas aquellas estructuras u otras mejoras hechas por el ser humano que por razón de su función, tamaño, áreas de servicio o singularidad, tienen el potencial de causar daño corporal, extensos daños a la propiedad, o perturbar las actividades socioeconómicas vitales si son destruidas, dañadas o si sus servicios son repetidamente interrumpidos” (Rodgers, 1993: 216). 7 Ejemplos que ilustran la importancia estrategia que tiene la seguridad de estas instalaciones, pueden reagruparse según sean parte de líneas de transmisión o de conexiones nodales: Líneas de transmisión: a) Instalaciones. b) Transporte. c) Líneas o itinerarios de transferencia puntuales de cambio o distribución, y de escalaje para la recolecta y almacenaje de productos industriales, agrícolas, y extractivos. d) Seguridad pública y defensa e) Ocupación de alta densidad de actividades agrícolas o extractivas que requieren: almacenaje, proceso, transferencia; sistemas de riego, incluyendo: almacenamiento de agua, presas, reservorios, diques (Rodgers, 1993: 218-219).

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puede verse en el siguiente cuadro, las capacidades de circulación son extremadamente asimétricas. Tan sólo Estados Unidos, Brasil y Canadá, cuentan con infraestructuras de transporte que resultan miles de veces superiores que las de los países de menores capacidades; y hay un gruesolatinoamericano que oscila entre 15 mil y 370 mil kilómetros de carreteras y entre 10 y los 30 puertos marítimos. Esta distribución de infraestructura carretera, ferroviaria, marítima y aérea, describe con un indicador simple las capacidades infraestructurales de circulación según la división por países del continente. Red de infraestructura de transporte de América 2010 * País

Longitud de la red de carreteras (km) a/

Longitud de la red de ferrocarriles (km) b/

Cantidad de puertos c/

Cantidad de aeropuertos d/

73,497 (2008) 174,253 26,704 (2009)

249 292 116

1,160 19,802 1,461

15,187 3,007 (2006) 15,119 15,400 18,669 (2004) 38,049 (2004) 11,978 71,500 19,705

332 0 600 785 6 (2006) 278 355 (2006) 5,076 (2007) 517 (2006)

5 3 6 7 1 13 32 15 6

29 1 2 4 8 8 7 23 15

141,374 43,670 137,327 (2007) 80,505

1,663 (2007) 966 (2006) 2,020 5,898 (2006)

4 3 14 15

6 2 11 10

96,155 1,751,868 (2004) ND ND

336 (2006) 29,817 (2008) 187 (2001) 166 (2001)

9 25

8 30

53,153 77,732 (2010) 29,500 231,374

3,652 2,767 36 (2006) 35,897 (2007)

5 7 7 29

Norteamérica

Canadá 1,042,300 Estados Unidos 6,435,429 México 374,262 Centroamérica Guatemala Belice El Salvador Honduras Nicaragua Costa Rica Panamá Cuba República Dominicana Suramérica Colombia Ecuador Perú Chile Venezuela Brasil Guyana Surinam Bolivia Uruguay Paraguay Argentina

ND ND

ND ND 8 6 2 15

* Los datos se refieren a 2010 o se indica el año que corresponda entre paréntesis ND = No disponible

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Fuente. Elaboración propia con base en: a/ Ministerio de Transporte, Infraestructura y Comunicaciones de Canadá/ Departamento de Transporte de Estados Unidos/ Secretaría de Comunicaciones y Transportes de México, 2012, Estadística de Transporte de América del Norte, en: http://nats.sct.gob.mx/11-1_es.html Larramendi, José Luis, 1995, Seminario Interamericano de Infraestructura de Transporte Como Factor de Integración.- Anexo 4.5 Propuesta de desarrollo de infraestructura de transporte para la integración regional en Sudamérica, Washington, OEA, en: http://www.oas.org/dsd/publications/unit/oea33s/ch38.htm#2. sistema andino de carreteras b/ Wikipedia, 2013, Anexo: Países por kilómetros de red ferroviaria, con base en Internacional Union of Railways (UIC), 25 de mayo, en: http://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Pa%C3%ADses_por_kil%C3%B3metros_de_red_ ferroviaria; y en: http://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Pa%C3%ADses_por_kil%C3%B3metros_de_red_ ferroviaria c/ Aeropuertos del mundo, en: http://www.aeropuertosdelmundo.com.ar/americadelnorte/; http://www.aeropuertosdelmundo.com.ar/americacentral/costa-rica/; y en: http://www.aeropuertosdelmundo.com.ar/americadelsur/paraguay/ d/ Index mundi. 2013 Carreteras-mundo, en http://ww.indexmundi.com/map/?v=115&l=es

Dado que en la actualidad sólo el 20% de la producción mundial cruza fronteras, pero se estima que en el 2020 lo harán el 80% de los bienes producidos mundialmente, (McKinsey and Company, sin fecha: s/p). Las capacidades de transporte descritas en el cuadro anterior, que conectan países y grandes regiones de América entre sí, habrán de soportar demandas crecientes de conectividad global que impactarán directamente en la construcción y operación de corredores comerciales y estratégicos, así como en las normas y prácticas de circulación de bienes tangibles e intangibles, para fines comerciales como financieros, que agudizarán con la brecha de la infraestructura descrita en el cuadro anterior, las capacidades de conexión, enlace, acceso de las circulaciones (Perrotti, Sánchez, 2011: s/p). Si los acuerdos de libre comercio han seguido un curso diplomático que hasta las mismas burguesías locales han obstaculizado por no convenirles, en los hechos se están imponiendo planes de integración de circulaciones, que son la base material de la liberalización económica continental. El Plan Puebla-Panamá es un ejemplo de ello, y quizá con menos resistencia

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también, la iniciativa para la integración de infraestructura regional suramericana (IIRSA), con sus megaproyectos.8 Una enumeración sucinta de los corredores que enlazan a las tres macrorregiones de América, aún marcados por las discontinuidades geográficas, fronterizas y comerciales, comprendería: Norteamérica: corredor terrestre transversal, Este-Oeste, fronterizo entre Canadá y Estados Unidos de Toronto a Vancouver. Corredores Norte-Sur: Corredor Costero del Pacífico para el comercio con el Lejano Oriente de México-Tijuana-Vancouver, con ramal vía Tucson; Corredor México-El Paso-Denver; Corredor México-Laredo-Kansas City; Corredor MéxicoHouston-Toronto-Ottawa-Montreal y 3 corredores marítimos del Golfo de México (San Martin, 2010: 47). Centroamérica: El corredor Mesoamericano (del Plan Puebla-Panamá), otro corredor longitudinal Norte-Sur y 6 corredores interoceánicos complementarios (Portal Oficial del Proyecto Mesoamérica, s/f: 1). Suramérica: Entre los corredores interregionales de transporte por carretera, pluvial e intermodal, se destacan 10 ejes principales: MERCOSUR-Chile, con dirección Norte-Sur; el eje Andino; el Interoceánico Central, Este-Oeste; del Amazonas, Este-Oeste; del Escudo Guayanes; el eje Perú-Brasil-Bolivia; el Eje Capricornio (Argentina); el eje del Sur; el eje de la hidrovía Paraguay-Paraná; el eje Andino del Sur, Norte9 Sur (Vargas, 2006: 1, 2). Los corredores descritos constituyen, en más de un sentido, las líneas de fuerza, eficientes y constantes, que traspasan límites y fronteras y mueven al continente. El acceso que abren a la distancia se multiplica y concretan hasta con llamadas telefónicas, disponiendo de agua potable, de servicios hospitalarios, haciendo posible ampliar los horarios de trabajo y estudio, ampliando la comunicación vía Internet, etcétera. Responden al escalaje cada vez más interrelacionado de la economía mundial.

8 “Surge de una propuesta común del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y de la Corporación Andina de Fomento (CAF), y fue presentada en el año 2000 durante la Reunión de Presidentes de América del Sur en Brasilia. A su vez, el Fondo Financiero para el Desarrollo de los Países de la Cuenca del Plata (FONPLATA) y el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) consideran a IIRSA como prioritaria y destinan recursos considerables para los proyectos. La iniciativa consiste en 10 “Ejes o Corredores de Desarrollo”. En cifras, representa 31 proyectos priorizados en la “Agenda de Implementación Consensuada 2005-2010”, y un coste de 4.316 millones de dólares que repercute en el incremento de la deuda externa. Efectivamente, los Estados participan parcialmente en el financiamiento, mediante préstamos otorgados por las instituciones financieras regionales mencionadas.” (Vargas, 2006: 1, 2). El costo total de los 335 megaproyectos de IIRSA se eleva a 37'424.66 millones de dólares (Idem). 9 Pueden verse los listados detallados de los corredores viales así como los mapas de los principales corredores carreteros de América del Sur en OEA, 1995: s/p.

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Por otra parte, la economía mundial se encuentra cada vez más interrelacionada, el 50% de las exportaciones mundiales proceden de América del Norte y Europa, el 24% de las exportaciones de América del Sur y Central, están destinadas a Norteamérica (OMC, 2012: s/p). Y si Estados Unidos exportó en 2008 un 64% más que en el 2000, o sea: 1, 287,441.99 millones dólares, aunque estos volúmenes haya caído el primer semestre de 2008, un 49.23%, siguen significando una participación enorme en el concierto del comercio internacional americano, pues Latinoamérica exportó, en 2009, 356,407 millones de dólares, o sea tan solo el 3.61%, resultando igualmente deficitario que los Estados Unidos en su Balanza comercial, pues importó 626,399 millones de dólares en 2009. Las exigencias de competencia y capacidades en infraestructura y tecnologías para superar esa brecha son abismales. 2. Ciudades, puntos nodales de conexión de las circulaciones de América En las ciudades, centros de fuerza de América, el crecimiento de la producción y las exportaciones con infraestructuras de baja calidad, genera costos económicos y sociales con amplias repercusiones en las capacidades de gestión de países, regiones, grandes localidades de América.10 Y con esta expansión, se agudizan tensiones incontrolables por el incremento asimétrico del ingreso, el comercio, la urbanización y motorización que están expandido anárquicamente a las redes de circulación de bienes, superando por ejemplo, el promedio de crecimiento mundial de la demanda de transporte aéreo entre grandes ciudades del mundo, que prácticamente ha duplicado la cantidad de pasajeros transportados por aerolíneas comerciales de América Latina, del 2003 al 2012 (CAF Banco de Desarrollo de América Latina, 2012: 44, con base en datos de IATA),11 y con la mayor digitalización12 e intercambio de información. 10 “La combinación del crecimiento exponencial de la producción y las exportaciones (se pasó de 70 millones de toneladas en 2002 a 100 millones en 2011 con exportaciones de 70 millones de toneladas), con una infraestructura de baja calidad, genera una serie de costos importantes en la actualidad: altos costos de transporte, congestionamiento de rutas, accidentes y saturación de los accesos a los puertos. Una expansión desproporcionada del transporte por camión, con repercusiones económicas e institucionales negativas.” (CAF, 2012: 94). Además, cabe preguntarse “cómo habrá de responder este sistema ya casi saturado ante demandas crecientes futuras, estimadas a nivel mundial sobre una base de producción de más de 130 millones de toneladas para el año 2020. [Lo que] implicó un incremento de 40% de los caminos rurales y grandes ejes viales de transporte, corredores Ferroviarios, Vías navegables, capacidades portuarias y de accesos a ciudades, capacidades informáticas y de integración con mercados a futuro para optimizar los flujos según la evolución del comercio y mercados. (CAF, 2012: 95). 11 Aunque menos significativamente que en el transporte aéreo, también se nota en el aumento del movimiento portuario de contenedores de los principales 100 puertos latinoamericanos hasta 2010 (CAF, 2012: 45, 52). 12 Si AL ha crecido al 3.26 % de la tasa promedio mundial de digitalización del 2.11%, el nivel que alcanza de 33, según el índice de digitalización promedio por región (calculado para las 9 macrorregiones del mundo en 2011, según datos de Booz&Co (citado por CAF, 2012: 53), cabe destacar que América del Norte, alcanza un índice de 62 y Europa occidental del 58 (Idem). Crecimiento que también se aprecia al alza en el aumento de las velocidades de descarga disponibles para banda ancha, especialmente en Chile, México, y Uruguay del 2010 al 2012: “la adopción de banda ancha móvil, tecnología fundamental en la reducción de la brecha digital de la región (latinoamericana), creció de 5% a comienzos del 2010 a 21% en el segundo trimestre del 2012 (incremento equivalente al 91% anual)”. (CAF, 2012: 20).

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Con ello, las ciudades aumentan la tasa de generación de viajes con sus efectos desencadenantes evidentes en el aliento al consumo, no tanto en la 13 mejor calidad de vida; y negativos por la congestión, la contaminación, los accidentes. Las necesidades crecientes de movilidad, que están requiriendo mayores facilidades de circulación urbana y la están convirtiendo en derecho 14 ciudadano. Movilidad física que promedia dos viajes persona-día en las 15 principales ciudades de Latinoamérica, es difícil de dimensionar en términos de las cantidades de intercambios y circulaciones físicas y simbólicas que los expresan o soportan. Algunas cifras que nos aproximan a ello, nos muestran por ejemplo que si 15 las ciudades son las principales concentradoras de población y actividades, también son los nodos de aprovechamiento y explotación de recursos. Según el CAF (Banco de Desarrollo de América Latina, 2012: 21), las ciudades consumen hasta el 75% de los recursos mundiales y el 67% de energía, afectando con ello, a todas las circulaciones y cursos del medio natural y social, local y mundial. La era digital, igual que la revolución industrial, surge de las ciudades en gran medida por las ventajas de escala de las economías de aglomeración. Pero hay elementos que diferencian enormemente sus desempeños económicos –atrayendo empleos, promoviendo innovación–, y sociales –de calidad de vida–, usos sustentables de los recursos, y del desempeño de las 16 finanzas y la gobernabilidad urbana. Y a estas diferencias de desempeño, se agregan otras de rentabilidad social que demuestran una desigualdad y carencia de libertades y consensos, extrema en diversas escalas de la vida de relación y ocupación del espacio social de América. Aunque el paisaje urbano de América Latina esté rezagado a la mitad de las escalas de medición del resto del mundo por el escenario social, la desigualdad de la distribución del ingreso, la segregación, la degradación del medio urbano –sobre todo de sus fuentes acuíferas–, la calidad del aire, 13 Con base en el índice INRIX de niveles de tráfico en las 10 ciudades más congestionadas de Estados Unidos, destacan, empezando por la más congestionada: Los Ángeles (con un índice de congestión de 28.0), 2 Honolulú, (26.0); San Francisco (23.5); Austin (20.7); Nueva York (19.9); Bridgeport (19.1); San José (17.6); Seattle (17.6), Washington (16.4); y Boston (14.7). (USA Today, 2013: s/p). 14 En Brasil, “a principios de 2012 entró en vigor la Ley de Movilidad Urbana, que se fundamenta en principios como la accesibilidad universal, desarrollo sostenible, la equidad en el acceso al transporte público colectivo, la gestión democrática y el control social a la planificación y evaluación de la política nacional de movilidad urbana.” (CAF, 2012: 18). 15 Ciudades de 10 millones y más concentraban en 1985 a 13,752 miles de habitantes, mientras que el promedio 2000-2015, será del 18.1 miles de habitantes, según pronósticos de ONU HABITAT: “Estado de las Ciudades de América Latina y el Caribe 2010” (CAF, 2012: 64). 16 “La infraestructura y sus servicios asociados, con sus diversos componentes, están presentes en todos los factores que hacen al éxito de las ciudades.” (CAF Banco de Desarrollo de América Latina, 2012: 22). Es clave de la organización del espacio pues atiende demandas, pero también las localiza e induce. “Asimismo, constituye un componente de fuerte peso relativo en la asignación de recursos en las finanzas de las ciudades, tanto para afrontar la inversión como para dar soporte a su operación y mantenimiento” (Ibid: 23).

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disminución de los espacios públicos y deterioro de las áreas verdes, existen otras dimensiones por las que resultaría peculiar; por ejemplo, aun con las limitaciones de los sistemas políticos y de gobierno que hay en todo el continente, resultara valioso que en Latinoamérica aún existan formas tradicionales y familiares de hacer política, pues de otro modo resultaría ingobernable e intransitable. Ciudades de Estados Unidos y Canadá, y algunos barrios y sectores de otras ciudades latinoamericanas, se excluyen de los comportamientos de las ciudades asfixiantes del resto de países americanos, sí comparten problemas urbanos que son extremadamente graves para el resto de ciudades y localidades del continente. Ciudades de circulaciones costosísimas en tiempo, distancias, energía social y petróleo, en condiciones deficientes de transporte; ciudades sumamente expandidas, de baja eficiencia ecológica, con déficit cuantioso de infraestructura, escasa competitividad y presencia internacional, aumentan los obstáculos que ha provocado la urbanización acelerada y sin 17 planeación, de las últimas décadas. Estos y muchos otros problemas de las ciudades continentales hacen evidente que las circulaciones habrían de formar parte de modelos de desarrollo integral, bajo principios de dinámicas óptimas, “junto con la gestión ordenada de las finanzas públicas, la innovación y la integración regional” (CAF, 2012: 37).18 Las ciudades son marco espacial de las sociedades, economías y culturas urbanas así como también de la transformación del espacio; son la contraparte rígida de las circulaciones. Están cambiando y es necesario observarlas como colección de distintos sistemas que interactúan entre sí. Aunque es evidente la influencia que tienen los automóviles en las ciudades, poca atención se presta a ambos factores complementarios no solo por parte de las autoridades sino especialmente por los usuarios de la ciudad. El automóvil en el siglo XX ha sido fundamental y todavía lo es ahora, pues las ciudades redefinen constantemente su estructura, forma y funcionamiento a partir de ellos y al mismo tiempo que han facilitado el 17 La carencia de planeación y gestión pública adecuadas, además de la escasa infraestructura y muy elementales servicios básicos urbanos disponibles para toda la población, agudizan los problemas de salud y agresión urbana que hacen difícil pensar en convertirlas en algún futuro, en ciudades organizadas con una racionalidad inclusiva socialmente y ecointegradas, que se apoyen en conceptos y sentidos de circulación coherentes. 18 Todo ello porque contribuyen en varias dimensiones: mejorando calidad de vida, inclusión social, oportunidades a comunidades aisladas, crecimiento económico y competitividad de las empresas. Y porque facilita la integración del espacio nacional y regional, la descentralización y circulación de ciudades y regiones. Se fortalece el rol de fuentes domésticas de financiamiento, de inversión pública y de la banca local de desarrollo, por la crisis financiera internacional.

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crecimiento físico explosivo de las urbes; por las facilidades de movilidad y de alcanzar grandes distancias, se han convertido en símbolos de estatus19 y han transformado todo el sistema de interpretaciones y significaciones de lo que por ejemplo, hasta principios del siglo XX, estuvo dado por la pertenencia y el “estilo” de andar a caballo, en lugar de a píe. Quizá el automóvil sea el acelerador fundamental de la época, y quizá también pudiera identificarse como obstáculo por superar por la dependencia a la que ha sometido a todo 20 el mundo, a su función y significado. Las circulaciones en las capitales latinoamericanas muestran la búsqueda de espacio público, no sólo para el transporte de personas y objetos, sino de comunicación y participación democrática. Como el espacio de circulación es patrimonio público, que se construye con prácticas sociales solidarias de compromiso que facilitan el paso abierto y la libertad de tránsito, llevan consigo responsabilidades cívicas ante otros derechos sociales. Y es que el aprovechamiento de pasos y circulaciones dentro de espacios determinados21 sólo para atravesarlos y llegar a otras partes, o para explotar recursos que ahí se encuentran y riquezas generadas en su interior es causa de movimientos, de convivencias, de intercambios simbolizados con entendidos comunes a lo largo del tiempo de los que depende la fluidez de los intercambios. De modo que la circulación urbana, siendo interior y exterior, pues en las ciudades no se encuentra todo lo que se requiere para producir o consumir y hay que traerlo de otros lados, tiene influencia en el localización y organización de actividades y territorios que así, se prolongan. Por ejemplo, en los barcos fabrica que terminan de hacer los automóviles durante las 3 o 4 semanas de navegación desde Yokohama hasta Long Beach, siendo parte el territorio japonés que se desplaza ¡junto con la embarcación!, más allá de sus límites fronterizos, llegando hasta otras áreas urbanas, regiones, compartiendo significados y sentidos de 22 esos tránsitos que pasan a través del espejo plano del océano Pacífico. 19 Hay un interés decreciente de los jóvenes por usar y adquirir automóviles; y el transporte hasta ahora dominado por automóviles particulares se irá diversificando, prestando atención al congestionamiento del tránsito y a preocupaciones ambientales. 20 Y hay resistencia a ese proceso de “motorización” del mundo. En ciudades como Amsterdam, por decisiones de política pública de movilidad tomadas en los años de 1970, ya el 40% de los viajes-persona-día, se realizan en bicicletas. Además, hay unas 300 áreas completas o segmentos que están libres-de-coches; o que permiten una cantidad y tipo limitados de coches en el mundo, tal como puede verse en los listados de Wikipedia (2013). List of car-free place, en: http://en.wikipedia.org/wiki/List_of_car-free_places. 21 En la historia los caminos han sido comunales y abiertos al libre tránsito, o bien, ágiles solamente dentro de claustros, privados circulando con salvoconductos y cobrando peajes para pasar por ellos, en los cuales incluso se daban veredas de tránsitos exclusivos, como los de mujeres dentro de las haciendas. 22 El espacio urbano está limitado por superficies y circulaciones que presentan información al individuo y a los grupos sociales acerca de su ocupación y uso, incluso existen sofisticados sistemas de señalización para eso; y el reconocimiento de estas señales y la interpretación de la información recibida, refuerzan la conectividad de la red urbana de caminos y nodos, interna y externa de la ciudad, muy especialmente desde lo que significan y de cómo se significan los lugares, los accesos, la seguridad o peligrosidad que tienen, los usos habitacionales, comerciales, industriales, educativos, recreativos, religiosos, deportivos, etcétera.

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Según la traza urbana, hay uno o varios núcleos y corredores del espacio urbano que son destinados a la circulación vehicular y de tuberías de gas, agua, electricidad, fibra óptica, incluso de transporte de correos, cereales, etcétera; y hasta el espacio peatonal protegido. Y sobre estas bases se ha desarrollado un patrón urbano de movilidad expansiva que paradójicamente –porque la ciudad fue símbolo de flexibilidad, multiculturalismo, apertura y cambio mucho tiempo–, ha inmovilizado grandes contingentes de habitantes haciendo de las ciudades lugares de encierro y confinamiento para muchos que sólo viven en “su” barrio y no salen de ahí, a pesar de que el crecimiento demográfico aumentará en 23 el 2020, hasta 90 millones y en el 2030 hasta 155 millones de habitantes adicionales, en las ciudades latinoamericanas y puede sugerirse la relación que existe entre habitantes y vehículos en circulación con las cifras del siguiente cuadro. A continuación, las cantidades de vehículos por cada mil habitantes según los rangos que ocupan los países de América en una calificación mundial. Vehículos de motor por cada 1 000 habitantes: rangos de países de América en una lista de 138 países del mundo en 2009 Rango

1 7 37 39 54 55 63 68 71 73 74 78 81 88 89 91 94 103 111 113

País

Estados Unidos Canadá México Argentina Uruguay Surinam Brasil Venezuela Colombia Panamá Chile Paraguay El Salvador Bolivia Ecuador Perú Nicaragua Guatemala Honduras Belice

Vehículos de motor por cada 1 000 habitantes (parque vehicular total entre paréntesis) 965 (309,500,000) 563 (25,500,000) 273 (13,800,000) 263 174 172 133 (25,550,000) 110 107 97 97 63 57 46 ..44 41 33 19 11 10

Fuente. Wikipedia (2013) “Anexo: Países por vehículos per cápita”, 25 de mayo, con base en listas de: Transport Statistics >Motor Vehicles by country, en: http://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Pa%C3%ADses_por_veh%C3%ADculos_per_c%C3%A1pita 23 Con lo que los viajes-persona-día promedio de las 15 ciudades mencionadas, aumentará a 150 millones de viajes en todos los modos de transporte. (CAF, 2010: 15-16).

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De manera más concreta, el siguiente cuadro describe la flota vehicular en 15 ciudades importantes de América Latina, según el Observatorio de Movilidad Urbana (el OMU CAF), que son: Buenos Aires, Belo Horizonte, Bogotá, Caracas, Ciudad de México, Curitiba, Guadalajara, León, Lima, Montevideo, Porto Alegre, Río de Janeiro, San José, Santiago y Sao Paulo. En el cuadro se indican condiciones de movilidad que dan idea del peso desmedido del transporte privado en la ocupación de las vialidades y los congestionamientos, y las reducidas condiciones del transporte colectivo para favorecer la movilidad urbana. Si los traslados se facilitan por medio de infraestructuras y vehículos de transporte, individuales o colectivos, que forman un patrimonio material importante, no sólo es por la derrama económica sino por la fuerza que cobra poder ir a otros sitios, alcanzar otros lugares. Hay otros datos como los rangos de la motorización de las principales ciudades latinoamericanas, que también confirman tendencias y efectos de la expansión urbana descontrolada, que están muy relacionadas en todo el subcontinente, con la debilidad de los Estados nacionales y las disparidades entre los distintos grupos sociales. (CAF, 2011: 307). Parque automotriz en ciudades de América Latina, 2010 Ciudad Sao Paulo Ciudad de México San José de Costa Rica (nacional) Bogotá Santiago de Chile Caracas Lima Montevideo Quito

Parque automotriz 7,033, 604 4,283,527 1,500 1,434,009 1,256,162 1,035,300 85,000 352,500 245,296

Fuente. Skyscraperlife, 2012: s/p.

Cabe destacar que en las áreas metropolitanas más importantes mencionadas, se realizan cerca de 214 millones de viajes-persona-día. La mayoría de esos traslados son de peatones y de cortas distancias;24 y si bien es cierto que se intenta dar prioridad al transporte colectivo, a los ciclistas y 24 La mayoría de esos traslados, “se hacen caminando (28%) o utilizando el transporte colectivo (43%). En algunas áreas metropolitanas, el uso de automóvil es elevado, como en Buenos Aires y Sao Paulo. Dentro del ámbito del transporte colectivo, los autobuses y microbuses satisfacen la mayor parte de la demanda (68 millones de viajes al día), seguidos por los metros (14 millones de viajes al día). Diariamente, los desplazamientos consumen en los modos más importantes de transporte, unos 45 millones de litros de gasolina y alcohol, y 13 millones de litros de diesel.” (CAF. 2010: s/p) (CAF Banco de Desarrollo (2010). “Observatorio de movilidad urbana de CAF incorporará a varias ciudades bolivianas” en: http://omu.caf.com/noticias/observatorio-de-movilidad-urbana-de-caf-incorporar%C3%A1-a-varias-ciudades-bolivianas-.aspx.

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peatones, la realidad es que tan sólo el 1 o 2 por ciento de la vialidad total es aplicada a ello,25 ya que prácticamente no se cuenta con veredas o cruces y rutas seguras confinadas para ciclistas y viandantes. 3. Vacíos: contrapesos de las extensiones socio espaciales temporales circuladas en América Contrapeso de las líneas de fuerza y las conexiones urbanas, vistas antes, los vacíos de contacto e integración –que dejan abiertos las circulaciones trans continentales y de las principales densidades citadinas– se ven en mapas de infraestructura, localización de ciudades, consumo eléctrico, de agua, petróleo y gas, y de las rutas de distribución de lo que consumimos.26 Pero además, estos vacíos están presentes como reflejo de las propias condiciones estructurantes de las relaciones de poder. Si el mundo está en estos momentos en un periodo de acelerados cambios, eso no impide que persistan diferencias extremas de concentración y distribución de actividades económicas, de oportunidades y condiciones sociales, y que subsistan profundas asimetrías propias de las relaciones de dominación/resistencia, que se manifiestan en los asentamientos de población, en las luchas interclasistas, sobre todo interburguesas y en otros conflictos que han estado latentes durante mucho tiempo. La globalización no es uniforme, y sus circulaciones y sentidos no son únicos, los vacíos de circulaciones le caracterizan tanto como sus mayores densidades espaciales y sectoriales. Los vacíos de circulación, como los casquetes polares, son complemento económico, reserva de recursos naturales de las zonas financieras de la más intensa extracción de excedentes; y sus ventajas, vistas en los rendimientos de las inversiones en ellos realizadas, son más bien apreciadas en el extremo contraste, desde el cual la economía cobra sentido de límite, y se vuelve relativa –no por ambigua sino por su disciplina del estudio de las relaciones con lo otro–, conocimientos con los que media la valoración de 25 “La prioridad de circulación para los autobuses suma apenas 904 km (dentro de un sistema de vías usadas por los autobuses con 42 000 km de extensión) y la de peatones y ciclistas suma apenas 996 km (dentro de un sistema de vías de 245 000 km de extensión).” (CAF, 2011: 307). 26 Por ejemplo, del gran este grisáceo de los Estados Unidos, el verdor de la selva amazónica del Sur continental; de los casquetes polares del Norte y el Sur, prácticamente deshabitados, las zonas templadas de los Trópicos de Cáncer y Capricornio, y los menos habitados desiertos de todo el centro de Norteamérica y en América del Sur, de la Patagonia Oriental y del Pacífico, que forman contrapesos de las extensiones espacio temporales efectivamente circuladas incluso por circulaciones efectivas de tuberías de agua potable. Y pudiera mencionarse la intensa zona de El Caribe, que sin fronteras bascularía atrayendo todo lo que circulara el océano Atlántico de la piratería europea de los siglos XVI y XVII.

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todo lo económico e incorpora todo un complejo estudio de la materialidad intersubjetiva, muy abstracta de interpretación y significación previas a la apreciación de lo valorizado. La interpretación del peso económico de la presencia y de la ausencia de circulaciones personas o de bienes manufacturados, materias primas, capitales en todas sus formas, informaciones y símbolos que los significan en ambos contextos –con y sin circulación–, harán evidente el potencial de cada uno de ellos y las posibilidades de complementariedad que su sola existencia como lugares circulados y vacíos de circulación tienen. Y esto les complementa potencialmente, porque los mismos lugares se pueden vaciar y llenar alternativamente. Es decir cómo y en qué medida (en los términos expresados por Lazzari (1999) las imágenes espaciales creadas por la circulación de objetos deberían ser analizadas no solo como reflejo de las relaciones de poder, sino como sus estructurantes activos.” (Ortiz, 2007: 308).

Así como la circulación de objetos porta sentidos y símbolos pudiendo formar hasta corrientes paralelas, superpuestas o sólo conectadas desde los momentos en que se repiten y reiteran sus sentidos, de manera parecida las ciudades agrupan dos continentes superpuestos: de concentración y convergencia económica y pleno de atractivo simbólico; o bien, otro, de aislamiento, separación e indiferencia que expulsa. Estas fuerzas, centrípeta y centrífuga, de las ciudades condicionan la capacidad de acceso material a bienes prácticos y recursos simbólicos y define su consumo. Y resulta crítico notar que la política de los Estados persigue lo que manifiesta vínculos, fluidez de las circulaciones, se escapa de los (sus) controles, comunica afanes y sensibilidades; y desconfiando de lo que conecta imaginarios, ejerciendo toda la opresión aterrorizante de que es capaz, en contra de circulaciones independientes, eliminando cualquier cultura que acerque las facultades de los gobiernos al arbitrio de las poblaciones que les han entregado sus soberanías. Honor y trabajo de la tierra, seguramente sentidos precapitalistas de la vida, hacen muy evidente que el capital es una fuerza material y simbólica que ha separado estos dos aspectos materiales de las transacciones al reducirlas a su puro valor monetario (Bourdieu, 1980: 191, 192). Y si se hace circular dinero como si fueran regalos, por medio de un lenguaje

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televisivo que devora los acontecimientos,27 surgen sospechas porque “tal como en materia de tierra, el enriquecimiento de uno no pudiese tener lugar sino en detrimento de los otros.” (Bourdieu, 1980: 196). Estas abstracciones crecientes de vacíos de circulación –de tierras, de personas o de sentimientos excluidos de la circulación e intercambio personal–, aclaran las funciones con que se identifican personas, grupos, situaciones y lugares especiales que están fuera de las relaciones de reciprocidad, evidenciándolas como funciones materiales, desconocidas y reconocidas en las que los “actos de conocimiento que implican el desconocimiento y el reconocimiento, forman parte de la realidad social y que la subjetividad socialmente constituida que los produce, pertenece a la objetividad.” (Bourdieu, 1980: 196). Por ejemplo, así como la superposición de unas burguesías sobre otras, que desde los años 80, resulta tan característica de la lucha por la monopolización financiera que ha revolucionado al capitalismo de los últimos treinta años, este mismo proceso ha provocado una división entre las mismas burguesías, que pugnan por ajustarse en torno de esa nueva centralidad del capital financiero, en un contexto de endurecimiento de las contradicciones entre las clases principales, agudizado por el carácter contra social del neoliberalismo. Si la crisis financiera de 2008 desarticula vínculos, tangibles e intangibles, entre esas burguesías, abriendo dificultades y oportunidades no previstas hasta ahora, en la política latinoamericana surgen dificultades para asegurar lo logrado por los esfuerzos de integración subnacional y regional, pues las frágiles y siempre coyunturales alianzas locales dificultan el logro de las metas incluidas en las agendas de los Estados latinoamericanos. Así, cambios en las prácticas de poder, como en el universo simbólico empleado para legitimarlas muestran que si las asimetrías entre Estados Unidos y México han estancado la integración del Tratado de Libre Comercio (TLCAN), y con la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) parecen abrirse paso nuevas posibilidades de avanzar más allá del Pacto andino o del Mercosur, para intentar aprovechamientos comunes de recursos defendiendo perspectivas interamericanas de integración compartidas, especialmente ante otros intereses geopolíticos no 27 Y es que el capital simbólico “no se deja medir y enumerar tan fácilmente como la tierra o la hacienda. Los beneficios simbólicos del desafío son más grandes que los beneficios materiales de la explotación cínica de la situación” (Bourdieu, 1980: 193).

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nacionales e indiferentes a las desigualdades extremas y la miseria del continente (Rojas, 2010: 1); con ello, se reitera la urgencia de defender la fuerza material y simbólica que mantiene activas las circulaciones secundarias y no dejándolas al abandono y desuso que fueran causa del debilitamiento de los mercados regionales y de la desaparición de las burguesías locales o de su norteamericanización. Y esta amenaza que se cierne en todo el continente, descubre desde otra perspectiva el peso diferencial de circulaciones y vacío de circulaciones hacia el que se están atrayendo prácticamente todos los caminos de menor envergadura, como lo hace evidente el creciente número de habitantes asociados a los trazos principales, que crecen y prosperan a la vera de estos super caminos de más altas intensidades, vaciando al resto de todo el continente, despoblando las áreas rurales, excluyendo cada vez más los sectores menos dinámicos; intentando, así, eliminar a los pobres de cualquier lugar, desde el embate indiferenciador de las circulaciones principales, ya inevitablemente globales, que afecta aún de distintas maneras a todas las condiciones del desarrollo americano. Y si Washington empezó a considerar estas nuevas realidades y necesidades sistémicas en su reformulado proyecto desde el Presidente Obama, a pesar de la ruptura con el ideario de Bush, en él persiste la derechización ideológico-política que marcará un cambio en 1991 de las acciones de Estados Unidos, dirigido más y más hacia la alineación de oligarquías que comparten estos valores de la norteamericanización de la democracia y su Consenso. Directrices hegemónicas, orientadas también al fortalecimiento de mecanismos de coacción de los Estados; la transnacionalización de la economía interamericana, más allá de los acuerdos como el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), a través de mega proyectos de inversión en obras monumentales de infraestructura para la integración estratégica; aislando ideologías distintas antiimperialistas e incrementando acciones encubiertas y de seguridad multidimensional anti-terrorista (De la Puente, 2013: 1); todas las cuales se sirven de todas las circulaciones disponibles para lograrlo. Diversidad de patrones intersubjetivos siguen siendo la mayor fuerza de América, pues no pueden ser reducibles. “Es lo normal y lo patológico de la etnopsiquiatría; distinción traducida como diferencialidad inevitable

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pero presionada por las formas globales en que opera la racionalidad simbólica de la instrumentalidad consumista del capitalismo contemporáneo. De esta forma, la constitución de los imaginarios devienen resultado ontológico de las significaciones enajenantes para el sujeto que termina de reproducir una “esencia” vacía, en tanto que no le pertenece, pues no es producido por él mismo, sino por la industria mediática, pero de la cual se apropia como valor de consumo que recrea la naturalización de su cotidianidad” (Martínez, 2012: 276). Así, procesos de transformación de las circulaciones dejan apreciarse mejor: nuevos modos de comunicación, cambios en lo social, cultural y subjetivo; procesos de desterritorrialización y reterritorrialización (en este caso especialmente simbólicos); fragmentaciones y reagrupamiento social; transformaciones en los sujetos y formas de constitución de identidades; modos de subjetividad y de institucionalidad; de la relación inclusión/exclusión; de lo público y lo privado; de lo político y la política; el poder y la hegemonía. Conclusiones Balances de las circulaciones continentales. Contrapesos de competencia y divergencia Las circulaciones han llevado distintos alimentos a las mesas de América, como: café, té, vino, sal y azúcar, igual que ropas y calzado como los jeans Levis y tenis Nike que ya son identidad de jóvenes de todos lados, igual que la música o los celulares y otros novedosos equipos y aditamentos de las TICs moderna. También hay diseño y materiales constructivos, estándares técnicos y tecnológicos que llevan la vida moderna a cualquier lugar, haciendo ubicuas las actividades manufactureras, agrícolas, pesqueras, y muy fácilmente reemplazables a las actividades extractivas. Hay normas sociales de consumo que atraviesan por todos los países y estandarizan las relaciones entre clases sociales y al interior de ellas, de una amplia manera a lo largo y ancho de América. En la educación se adoptan criterios de capacidad y aptitud bastante estandarizados en todas las latitudes del continente, y aún con sus distingos y desigualdades están afectando el arte, como en la escritura y el lenguaje. Pero quizá puedan

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señalarse más en cuanto a los juegos, los juguetes, la creación artística, el lenguaje y la interpretación. Las plataformas de comunicación han cambiado y siguen cambiando muchísimo de manera trans e intergeneracional y hay otros sistemas de conocimiento y saberes para hacer cosas que alientan la fuerza de las sociedades para generar sus propios conocimientos con sus propias experiencias e imaginación. Pero también se extiende la ilegalidad, la delincuencia, el uso de las drogas y el narco que modifican el entorno social y ambiental tanto como las conexiones de las circulaciones en sus escalas, continentales de las tres grandes Américas del Norte, Centro y Sur, como las perspectivas desde las cuales iniciar relaciones distintas, descolonizadoras, desarrollar circulaciones de bienes prácticos y simbólicos desde otras representaciones e ideologías que le den sentido a la vida aquí ahora, y mucho más allá de las guerras y lo que impida una accesibilidad igualitaria, múltiple, irrestricta a todo tipo de circulaciones. Las circulaciones tienen impactos decisivos en el cambio de las ideas que han desafiado y superado órdenes establecidos, superándolos. Se mencionaron ejemplos gruesos de las guerras de independencia y luchas territoriales que han llevado a la división política actual del continente, en las que afanes libertarios, de igualdad y autonomía circularon por toda América; se sugirió que los cambios en los sistemas políticos y la sucesión de los gobiernos –más o menos democráticos, demagógicos, populistas, conservadores, dictatoriales– corresponden a circulaciones de ideas político jurídicas, que compartieron desde la Revolución francesa y con los modelos de la independencia de las colonias inglesas de Norteamérica, propósitos de regular las costumbres y las prácticas sociales mediante principios de justicia y leyes aplicables por una autoridad que les controlara. Además de las ideas de democracia que en distintos momentos han surgido con fuerza en América para enfrentar las ideas y prácticas jerárquicas de los poderes centrales, también circularon ideas de civilizaciones, comunidades y organizaciones sociales, ideales. Durante los siglos XIX y XX, se esparcieron las ideas nacionalistas (Cárdenas, Perón, Vargas, Cardoso, etcétera) en contra de los autoritarismos de las oligarquías tradicionales y los imperialismos. Las Circulaciones de América son vistas como una fuerza material, práctica y simbólica, que conjuga tres aspectos principales: son líneas de fuerza que tienen sus centros más poderosos de conexión continental en

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posiblemente 15 ciudades americanas y cuyos vacíos de circulación hacen de formidables contrapesos de esa fuerza porque no se deja medir ni enumerar ni controlar directamente. Estos vacíos son los de la esperanza y la reserva energética de las circulaciones de otro mejor presente, si cohesionador, si complementario, si prolongación de coherencias materiales, ecointegradoras y responsables, y restitutivas de los sentidos simbólicos de la vida de relación americana. América circulante son muchas posturas ante los conflictos sociales de vivir en este continente, demuestra patrones comunes de respuesta ante esos conflictos, como el uso de los automóviles y estrategias parecidas para soportar los efectos aceleradores, autoalienantes del consumo de la vida urbana. Hay valores simbólicos en todo lo circulado, que así como es alienante, puede servir como elemento desalentador y reconfigurador de identidades ya tan distantes de sus orígenes que parecen dejar de existir. Las circulaciones abiertas a interpretaciones son poco estudiadas por encima de la economía y la geografía, por lo que apenas se empieza a vislumbrar sus contenidos simbólicos, el sentir poderoso, que las hace circulación de objetos, no sólo complejos reflejos de las relaciones de poder establecidas, sino como sus estructurantes activos, cuyo potencial de complementariedad puede redirigirse para otros fines social y naturalmente benéficos. Así, la reflexión sobre circulaciones de bienes prácticos y simbólicos, pudiera ayudar a entender las cualidades de América, y ver más directamente sus desafíos en el tema de accesibilidad, conectividad, de sus alarmantes vacíos de relación. Y se espera que esto inspire para actuar a favor de una convivencia humanizadora, en apoyo de la América múltiple, en la que todavía hay casi 1, 400, 000 personas que viven con $1.45 dólares al día, y que ya requiere dejar atrás su larga lucha por el control de sus circulaciones en torno de las que se han disputa poder y riquezas casi inagotables, para poder dedicarse consistentemente a resolver sus propias necesidades en lugar de ser arrasada por intereses ajenos. Bibliografía Aeropuertos del mundo, 2013, “Aeropuertos América del Norte”; “América del Centro y el Caribe”; “América del Sur”, en: http://www.aeropuertosdelmundo.com.ar/americadelnorte/; http://www.aeropuertosdelmundo.com.ar/americacentral/costa-rica/; y en: http://www.aeropuertosdelmundo.com.ar/americadelsur/paraguay/

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Distribución de los bienes culturales y la legitimación del poder simbólico Julio César Schara

La circulación de los bienes culturales y su inserción en los mercados del arte conforman las mismas características, en lo general, de cualquier otro bien que la producción económica pone a disposición del mercado. Obedece a las mismas reglas de la oferta y la demanda y su precio se establece en el encuentro de la curva entre la oferta y la demanda misma. Además, el mercado del arte establece analogías con la rentabilidad de los sistemas fiduciarios, el precio del oro, la plata y el petróleo. Las casas subastadoras de productos culturales, artes visuales, antigüedades, diamantes, joyas, etc., se encuentran en las grandes ciudades como Nueva York, Londres, París, conformando una red de casas subastadoras de reconocido prestigio y que comparten entre ellas los mismos intereses, la oferta y la demanda de productos artísticos que gracias a las subastas, pueden cambiar, mejorar o mantener el mismo precio de las obras de arte según convenga a sus intereses. ¿Cómo se fijan los precios de las obras de arte en el mercado mundial? Una obra de arte que llega al mercado de las grandes casas subastadoras, tiene que haber obtenido un prestigio previo que convierta a sus productos en obras legitimadas por el campus cultural, primero de su lugar de origen y después a nivel regional e internacional. ¿Cuál podría ser el recorrido para que un artista pueda llegar a las grandes casas subastadoras? No hay un solo camino, pues hay autores que en forma casi súbita llegan al mercado internacional sin haber obtenido el reconocimiento o legitimación en el campo cultural, local o regional que las élites culturales disponen para ello.

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Un ejemplo cercano sería la obra del gran oaxaqueño Rodolfo Morales, (1925-2001) quien al realizar su examen de grado de la licenciatura en artes plásticas de la Escuela Nacional de Artes Plásticas ENAP (antigua Academia de San Carlos), de la UNAM, casi fue reprobado en su examen de dibujo por no poder proporcionar la medida de las manos con las del resto del cuerpo. Morales utilizó esta carencia, esta asimetría (el no poder desarrollar las proporciones académicas que todo artista estudiado debiera poseer) y dejó en toda su obra una impronta naïv, que a final de cuentas caracterizó el trabajo del artista durante toda su vida. Rodolfo Morales, una vez egresado de la ENAP, se dedicó a la docencia y después de 30 años se jubiló y con la ayuda de la Galería Estella Shapiro, que lo representó toda la vida, compró una casa en Ocotlán de Morelos, Oaxaca (lugar donde nació) y creó una gran casa de cultura a la que fue remodelando sus espacios, según progresaba la venta de sus cuadros, que por los años ochenta, no alcanzaban a venderse en más de 4 mil pesos. Estella Shapiro, tenía contactos muy antiguos y una vez me comentó el director de una famosa galería neoyorkina, que vendía poco los cuadros de Morales y no alcanzaban los precios de más de 9 mil dólares. Un importante coleccionista neoyorkino, le fascinó un cuadro de Morales que estaba expuesto en la Galería y poco a poco fue formando una colección de más de un centenar de los mismos, claro comprados a un precio de 9 mil dólares en promedio y seguramente con algún descuento; varios años después el coleccionista y la galería incluyeron las pinturas de Morales en la subasta de Nueva York. Lo que sucedió después, todo mundo lo sabe, los cuadros de Morales alcanzaron, en vida del autor precios que iban de 175 000.00 a 250 000.00 dólares. Con este éxito asombroso, coleccionistas como Roberto González –ex propietario del Grupo BANAMEX, fundador del Grupo Industrial Maseca y uno de los principales hombres de negocios en México– fallecido en agosto de 2012, también obtuvo grandes cantidades de obras de Morales, así como los grandes coleccionistas de México, Estados Unidos y sobre todo el Grupo Monterrey, crearon la demanda de una obra que si bien tiene valores propios no por ello participó de la ruta lógica esperada que cualquier autor que produce obras de arte podría necesitar para insertarse en los grandes mercados del arte. La ruta a la que hago referencia, es el proceso de profesionalización del trabajo artístico y el proceso también de legitimación

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de la misma obra de arte y del autor, por medio de las élites culturales, nacionales o internacionales, lo que deriva en los siguientes conceptos: 1. El arte culto, esto es académico, de un pintor que hace estudios profesionales para ello y se mantiene a lo largo de los años como productor de obras artísticas –y que al hacerlo se inscribe en alguna corriente estética, ya sea en una figuración tradicional o sea vanguardista o se afilie a las postvanguardias artísticas–, sigue las reglas de la academia o desestructura los principios de composición, color, proporción y forma conscientemente y al hacerlo se separa del arte popular o ingenuo creando así dos tendencias opuestas: la del arte popular y la del arte culto. Aquí radica la gran contradicción de la obra de Morales, ya que siendo egresado de la academia y profesor de dibujo en la UNAM por más de 30 años, el estilo e impronta de su obra era naïv; lo que lo emparentaba, por parecidos de familia con el arte popular de Oaxaca, fenómeno con que la crítica especializada nunca estuvo de acuerdo y los principales críticos del fin del siglo pasado mexicano le negaron cualquier valor que tuviera, pues era un impostor que siendo pintor académico producía una obra naïv. 2. La expresión artística en un campo cultural específico que conlleva reflexiones estéticas en torno a los problemas urbanos, de reflexión subjetivas y objetivas y que por lo tanto, el contemplador, de los grandes museos nacionales, se va a encontrar identificado y seguramente, con ello, responderá en forma empática y solidaria y con seguridad compraría el cuadro del artista o simplemente se convertiría en un admirador de la obra de ese autor y si no puede comprar un cuadro podría obtener un dibujo o grabado o collage que son reproducciones destinadas a coleccionistas que no tienen recursos financieros suficientes para comprar una pintura. Qué impronta podría tener Morales, en el contexto urbano de los espacios donde exhibió por decenas de veces, aunque nunca en los grandes museos nacionales, cuando su obra aludía a las ciudades pequeñas, rurales sobre todo a Ocotlán, Oaxaca, su pueblo natal. 3. La posición social del artista que en gran parte conforma la conciencia objetiva- subjetiva, que tiene de sí mismo y de la obra y desde la cual se vincula al escenario del mecenazgo: becas de CONCACULTA, salones nacionales, concursos nacionales y extranjeros, acuerdos de compra venta de obra a museos y coleccionistas privados que son contratados por la galería que lo representa, así como la libertad que requiere cualquier creador, para no dejarse estructurar por ciertos estilos que la clientela de su galería puede demandarle.

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Esto conlleva a una doble miseria, puesto que la demanda le solicita una producción característica y vivir de ello, o aislarse sin recursos esperando la siguiente convocatoria para entrar al Sistema Nacional de Creadores de CONACULTA o alguna otra beca estatal y dado que la producción del arte conlleva un principio de desinterés y del arte por el arte, el artista puede aislarse y entregarse al desenfreno de su rebeldía espiritual. En el caso de Morales, éste sobrevivió hasta los 70 años de la docencia en una preparatoria de la UNAM y después de su pensión, y nunca cedió a la demanda de su galería, si alguna vez así se le solicitó; fue fiel a sí mismo y a su estilo particular; tradicional, pueblerino más cercano del arte popular que del arte culto. 4. Las condiciones de la sociabilidad, promoción, galerías, exposiciones, prensa, imagen y todo aquello que forma parte para darse a conocer en el medio artístico para la legitimación de las élites del campo cultural se contraponen al sujeto-objeto del arte y del artista. Morales fue un gran artista, de una enorme timidez y nunca se dedicó mayormente a la promoción de su trabajo artístico; prueba de ello es que su obra surgida en los años 60 se conservó hasta principios del presente siglo y que después se vendieron en el mercado y fue obra conocida como Los Morales antiguos. 5. El fundamento social del desarrollo de los campos culturales, cuya sensibilidad la rige el Estado, pues cuenta en sus haberes con instituciones especializadas que promueven, destacan, publican, apoyan o no a los artistas del establishment –Morales nunca perteneció a ese campo cultural donde el Estado decide la fama y el prestigio de los autores plásticos, así como de los escritores, músicos, cantantes, bailarines, etcétera. 6. La validación de una obra de arte se da primero en sus valores estéticos sensibles de la que se desprenden la tradición, estilos y valores vitales que se vinculan a sus mensajes éticos, técnicos y de comunicación estética, que los contempladores, los apropian en ese puente (einfhulung) que se abre entre la obra de arte y los espectadores otorgándoles valores sociales y por lo tanto también económicos. 7. El problema de la legitimación que las élites culturales ejercen en el campo cultural, va a determinar la continuidad misma del ejercicio de pintar, escribir, componer música, bailar, etcétera y ello determinará además su posible valor histórico; esto es, la de una producción trascendente que pueda originar un estilo y una escuela nueva, que tendrá adeptos y seguidores, lo que constituiría un aporte original y único, una nueva escuela

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y tendencia para los estilos del arte, constituyendo las evoluciones de las formas en el arte y que la historia se encarga de determinar y tipificar como estilos artísticos: Escuela mexicana de pintura de la posrevolución de los primeros decenios del siglo XX; La Escuela de la ruptura de los años 50; el minimalismo, la vanguardia y postvanguardia que se mantienen en una multitud de formas y conceptos estéticos: neofiguración, neomexicanos, surrealistas, minimalistas, post clasicistas, etcétera. 8. La legitimación de las obras de arte y su valoración, admitió toda clase de variables, que pueden tener las diferentes corrientes o escuelas artísticas, y que también pudo recuperar artistas olvidados y/o redescubrimientos que finalmente van hacer introducidos al mercado del arte (como el caso de Rodolfo Morales, cuyo estilo estético y producción artística, van a tener una constancia de más de 50 años, sin alcanzar ninguna legitimación de las élites, hasta su llegada al mercado de Nueva York, en el último tercio de su actividad artística). 9. Los mores o los grupos característicos de las bohemias artísticas, se fueron diluyendo conforme la Escuela Mexicana de Pintura, que no solamente tenían relaciones solidarias entre sí, sino que se organizaron en sindicatos como la LEAR (Liga de Escritores y Artistas) y que terminaron creando rupturas y antagonismos, difuminando los espacios culturales hegemónicos del Estado, multiplicándose en relaciones diferenciadas, ya sea de antagonismo o solidaria, pero siempre estructurados por la hegemonía del Estado, este mismo ser omnipresente de la tutela gubernamental (Morales, siempre sostuvo relaciones sociales y familiares con un grupo muy reducido de amigos, cuyos contactos se iniciaron precisamente en la Escuela Preparatoria y continuaron en interacción durante toda su vida). 10. Esto conlleva, en sí mismo, que la producción del arte es también una teoría del conflicto, cuyos acuerdos y desacuerdos se pueden flexibilizar o no, ya sea que el autor produzca una obra abstracta, una instalación, un performance o persiga un estilo neofigurativo, hiper-realista; estilo que ha tenido gran éxito en el mercado local, cuyas élites nunca pudieron intelectualmente con el arte geométrico abstracto. Los autores y su trabajo creativo se comunican con las esferas del poder, en una primera instancia, por medio de los críticos de arte que realizan en un primer escrutinio sobre los posibles valores y significados de la obra artística, así como sus políticas de lobby, con los grandes y medianos coleccionistas, con el Estado y los medios de comunicación.

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Independientemente de los valores que una obra de arte pueda contener, en sí misma, los conflictos del proceso de la legitimación y aceptación de la obra por las élites culturales es muy azarosa; pongo por ejemplo el del maestro Rodolfo Morales, quien es una síntesis de todas las paradojas, que se originan en la circulación de las mercancías simbólico culturales de la producción artística, quien además es un artista de origen popular, su madre fue una maestra de escuela y él mismo un modesto profesor universitario quien pasó la vida viviendo de un modesto salario y que termina su carrera siendo un autor laureado, reconocido por las élites del campo cultural y exitoso en las subastas internacionales de arte. La legitimación y el éxito en los mercados mundiales del arte no excluye la significación del arte como una historia de la voluntad de crear de los actores sociales y de la capacidad de crear un lenguaje, un estilo propio, original, único y desinteresado que los artistas pueden construir. La obra artística es la objetivación más alta de la voluntad humana que se manifiesta y expresa en diferentes estilos, que no están circunscritos al mercado sino a necesidades vitales libres, espontáneas, únicas, originales que produce el artista y así sea el estilo neomexicano o abstracto, el arte que no se conecta con modelos naturales o al performance, la instalación o simplemente el silencio. La repetición o la negación siempre estará implícita esa voluntad creadora que toda civilización ostenta y crea las historias de los campos culturales del mundo global, de la pequeña población, de las grandes ciudades, de las pequeñas villas como Ocotlán en Oaxaca, que Morales ilustra en sus cuadros en ese transcurrir dichoso la vida cotidiana de los campesinos y la existencia rural (Worringer, 1998) Así como no hay estéticas comunes a las obras de arte, pues cada autor crea un universo único con una visión particular del mundo que le rodea, no hay como en la ciencia, propiedades comunes que los entrelacen. Passmore (citado por Sánchez Vázquez, 1980) dice: “hay un modo científico y un modo estético de considerar las cosas que de por sí no son científicas, ni estéticas”. Así, el arte tiene un significado vasto, amplio, indeterminado y los estilos del arte pueden ser diversos o arbitrarios, con parecidos de familia y apoyados en principios filosófico-estéticos o con tendencias antagónicas a las élites culturales y a la hegemonía del Estado encargado de su validación. La distribución y producción de las obras de arte obedecen más a un mundo inasible, inexplicable y difícilmente repetible en obras y autores que conforman este singular universo de la creación artística.

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¿Qué es lo que garantiza que la existencia del concepto de arte se abra a los nuevos productos culturales, como las vanguardias, pasos adelante, que muchas veces y en muchos aspectos, cuestionaron los valores del arte tradicional de un pasado más o menos inmediato? Es imposible contestar con certidumbre, por lo complejo del universo artístico que si bien pueden las élites del espacio cultural brindarle su legitimación o negarla, las vanguardias y las postvanguardias, sobreviven a la legitimación y al olvido, y en estos decenios hemos visto cómo las nuevas expresiones artísticas y sus productos no podrían considerarse, ni garantizar sus parecidos de familia con otros productos artísticos anteriores y, sin embargo, pueden alcanzar su legitimación, comercialización y apropiación de las élites por medio de las instituciones del Estado, Galerías, subastas, que al apropiarse del mismo, lo integran y refundan nuevos caminos para la expresión artística. Sánchez Vázquez (Algeciras, España.17 de sep. 1915-México, 8 de julio, 2011) nos enseñaba que para definir el arte, no podría haber una concepción cerrada, más bien la apertura teórica-metodológica de la valoración del mismo producto cultural, era el rasgo esencial de las escuelas y estilos que se superponen a la producción de las obas de arte. No puede haber un estilo que se pueda imponer sin menoscabar la libertad de creación; ese espacio gozoso y original de la producción del arte, como sucedió en la Escuela Mexicana de Pintura, cuando Siqueiros declaraba: “no hay más ruta que la nuestra”, pues en el arte no podría haber una adecuación de la forma o el estilo a una función utilitaria, mismo del mercado ideológico político que sirvió a la construcción de la cultura posrevolucionaria y a la construcción del nacionalismo mexicano, pues el arte y su significación conlleva fundamentalmente una visión del mundo libre, cuya significación y expresión derivan del artista que es un actor principal en la construcción del devenir de la civilización y comparte ese significado con la ciencia y el progreso humano. Para Sánchez Vázquez: El arte es comunicación en su sentido más específico, pues en él aparece una unidad indisoluble: la comunicación y el medio artístico que es una forma de comunicación y expresión de la mismidad del universo social objetivo y subjetivo que se encuentra en relación con la realidad circundante, la cual entra en la obra de arte como realidad reflejada, idealizada, simbolizada, distorsionada, soñada o negada, lo que confronta a su vez su carácter eminentemente social; así pues, el arte es entre otras cosas una actividad humana práctica, creadora mediante la cual se producen objetos materiales

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que circulan en los mercados nacionales o extranjeros, como objetos estético-sensibles que gracias a la forma técnica mediática, académica o no, expresa y comunica el contenido espiritual objetivado o plasmado en dicho producto que es la obra de arte cuya significación pone en manifiesto la relación de los productos estéticos de la realidad” (Sánchez Vázquez, 1980).

El mercado del arte Hablando en Plata o el arte como inversión, un libro de Arturo Galán de la Barreda, Kira Galván Haro, Luis Martín Lozano, Oswaldo Sánchez y Exilia Gómez Maqueo, publicado en 2002, por Editorial Océano y Américo Arte Editores y UBS, hace una reflexión importante y única entre nosotros, sobre el fenómeno del arte como inversión; da cuenta sobre los estudios que de este tema se han ocupado en las dos últimas décadas las Universidades y centros de investigación de Europa, Estados Unidos y Canadá, y que en el análisis del estudio de mercado del arte en México, no se ha avanzado, señalando que: El desarrollo de los mercados financieros en México tradicionalmente ha avanzado a la zaga del de Estados Unidos y del de Europa Occidental, y el mercado del arte no es una excepción. Sin embargo, su rezago es mucho mayor que en otros campos económicos e instrumentos financieros. Además, el mercado del arte en general es menos eficiente y en el caso de México dicha ineficiencia es mucho mayor. Una razón es la falta de transparencia (decimos que un mercado es transparente cuando cuenta con la información oportuna y de calidad). Otra razón es la falta de libre movilidad en el comercio e intercambio de obras de arte, lo que en ciertos momentos se debe al sentido nacionalista o regionalista, con el que se quiere defender el patrimonio nacional, e imponer restricciones al libre cambio. La burocracia que regula de más o quiere imponer trabas o impuestos a las transacciones al comercio de obras de arte impide también que se desarrolle un volumen importante de transacciones y una sana competencia... (De la Barreda, 2002).

Efectivamente, el Estado regula la exportación e importación de las obras de arte, ya se trate de autores famosos, destacados o no; en la oficina del Instituto Nacional de Bellas Artes hay una agencia que se encarga de los trámites de importación o exportación de las obras de arte. Los permisos de importación son temporales, y tienen la obligación de regresar las obras al territorio nacional, una vez que concluye la fecha de permiso de exportación que como decía, siempre es temporal. En caso de que la obra no regrese a su debido tiempo, se considera una venta de la misma y se debe pagar el impuesto

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respectivo, impuesto que se paga en efectivo o en especie con obras de arte que el autor debe depositar en la colección de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, en la modalidad pago en especie, para lo cual el artista tiene que obtener un permiso que se consensa con los demás autores, tanto para su aceptación en el sistema como para calcular el valor de la obra que queda en custodia-propiedad del Estado, como pago del impuesto respectivo. El Estado, por medio de Hacienda, se ha hecho de una colección millonaria y el acervo debe de sobrepasar los espacios de almacenaje que la misma Secretaría debe contar para ello, pues desde la implantación del sistema de pago en especie a la fecha –más de 40 años–, el patrimonio artístico de Hacienda debe ser invaluable por la cantidad de obras que ha recuperado bajo esa modalidad. ¿Pero, qué hace Hacienda con esa obra en custodia? ¡Nada! la exhibe en sus dos recintos: la del Palacio del Arzobispado y la del Centro Cultural Hacienda que está en la calle de Guatemala, de la Ciudad de México. Es paradójico el comportamiento del Estado con respecto al arte y el pago de los impuestos que los artistas hacen. Aunque la élite de los artistas famosos vendan en un mercado restringido, reducido a las élites financieras del país, Hacienda debe tener un registro de varios miles de artistas que pagan los impuestos del caso. Así mismo, la clase financiera, que reproduce riquezas inimaginables, no le cobran impuestos. Ifigenia Martínez Navarrete, en los años 60 del siglo pasado, en su famosísimo libro La distribución de la riqueza en México, publicado por el Fondo de Cultura Económica, alertaba al Estado sobre la ausencia del pago del impuesto a la riqueza que redundaría en una mayor concentración de la misma y a una mayor depauperación de la clase trabajadora o subalterna. El resultado ha sido catastrófico, tenemos los peores salarios de los países que constituyen la OCDE, así como una concentración de la riqueza desmedida cuyo máximo líder es Carlos Slim, el millonario más acaudalado del mundo, cuya riqueza se reproduce en la bolsa nacional e internacional, en medio de la pobreza extrema y los bajos salarios. El pago de impuestos de los artistas se puede considerar como una infamia más, que concentra aún más la riqueza del Estado en obras de arte que no van al mercado y que además impide que los artistas participen en forma libre, sin restricciones, en los mercados internacionales del arte por medio de los permisos de importación, exportación que vigila el Instituto Nacional de

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Bellas Artes. La participación de los artistas y sus obras originaría más divisas extranjeras por las ventas de las obras en el mercado internacional del arte, beneficiando así a la economía del país. Hacienda es feroz con el pago de los impuestos, sobre todo de la clase media trabajadora y de los artistas (se acuerdan de Lolita). El pago del impuesto de los productores artísticos, cuyas carreras se construyen en medio de tantas necesidades, con un mercado interno tan modesto –por falta de educación por supuesto–, pues las élites financieras con poder de compra de obras de arte no cuentan con los códigos, esto es la educación para comprender, gozar, entender las obras de arte y cuando lo hacen es por estrictos intereses financieros y lo mismo sucede con los grupos medio alto, que podrían también ser coleccionistas, pero no cuentan con la información para ello. El pequeño grupo de conocedores de la élite legitimadora del campo cultural que compran sus obras en las subastas internacionales, aseguran con ello sus inversiones pero, como señalan los autores de Hablando en plata, “el mercado mexicano del arte no funciona aislado y es parte integrante e integrada del mercado internacional”, pues los conocedores de arte mexicano y los inversionistas que participan en las subastas internacionales no son sólo extranjeros, sino que son principalmente mexicanos. Como los autores señalan, hay dos mercados paralelos del arte en México, el que se hace en los mercados formales del arte nacionales e internacionales y las transacciones que los coleccionistas hacen en los talleres particulares de los artistas en donde, claro, consiguen las obras a un mejor precio del mercado mundial y que muchas veces asisten a las subastas para subir de precio las obras de sus artistas que adquirieron a un precio mucho menor, generando una ganancia doble, pues compran a bajo precio para que el mercado y con la ayuda de grupos específicos lo suben de precio en el mercado internacional y automáticamente triplican la inversión de sus compras. Estas transacciones se hacen con o sin tener una educación artística de los compradores, que compran el objeto de arte para un goce estético, sino como una especulación fiduciaria para diversificación de las inversiones de sus capitales. Para la oferta de la obra de arte según los autores, el tamaño de la obra tiene un efecto contrario en el precio, debido a las limitaciones de espacio que condiciona a la mayoría de los coleccionistas, tanto privados como públicos, asunto en que no estoy muy de acuerdo pues efectivamente los museos del Estado, hacen sus acervos por vía de los impuestos, como apuntamos arriba,

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así como por su participación en las subastas internacionales. Recuerdo a Carlos Pellicer ir a la subasta de Sotheby's para pujar por los cuadros de José María Velasco, subirlos de precio en el mercado, comprarlos y crear la sala dedicada a Velasco en el Museo de Arte Moderno –un espacio creado para ello en los años 70 y que después desapareció, para ser trasladada al Museo Nacional que en la última remodelación constriño la obra de Velasco en menos de la mitad del acervo. Los museos del Estado, generalmente compran obra de gran formato y los autores saben que las obras de gran formato están hechas para la colección de los museos nacionales e internacionales. Según el citado libro, la publicidad que los intermediarios-galerías que la realizan estimulan la demanda de las obras de sus artistas, consideran actividades como exhibiciones, presentaciones, catálogos, lo que le da un plus positivo al precio de la obra y por último las expectativas futuras del incremento de precios que es ofrecida como la legitimación por medio de la fama o reconocimientos crecientes de los artistas, pues todos los autores, que ofrecen sus obras, esperan que los precios de la misma se incrementen en el futuro. Por otra parte, también la demanda de las obras, está animada por coleccionistas que cuentan con el ingreso para hacerlo, y la comparación que se puede hacer, del rendimiento futuro que la obra pueda tener en analogía con otros instrumentos fiduciarios, como el oro o la bolsa, dependen de la transparencia que se tenga de esa misma información. Si el ingreso de los compradores no aumenta por los mismos instrumentos fiduciarios, la demanda de la obra es mayor y por lo tanto el precio de los mismos ofrece un mayor rendimiento que otras alternativas de inversión como el oro, cetes, la bolsa; menos será la demanda de las obras de arte y por lo tanto el precio de las mismas, si el sistema fiduciario sube o es más atractiva por sus rendimientos. El mercado de la demanda de obras de arte, considera importante la evaluación estética del trabajo del artista, esto es, el reconocimiento que el artista recibe al ser expuesto en los museos más importantes del país o del extranjero, la reputación de los coleccionistas privados que tienen obra del artista, la publicación de libros y críticas de arte, la cantidad de exhibiciones individuales o colectivas que tiene el autor, los premios y las becas o si pertenece o no al Sistema Nacional de Creadores; lo que lleva a los autores del ensayo hacer una clasificación de los artistas más representativos que se encuentran en los mercados internacionales del arte (ver cuadro siguiente).

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Posición de 29 artistas consagados mexicanos según niveles de precios en el mercado internacional del arte Rango del 1 al 4 (De $1,000,001 U.S. dólares en adelante)

Rango del 5 al 6 (De $ 150,000 a $ 1,000,000 U.S. dólares)

Rango del 7 al 9 (De $ 10,000 a $ 150,000 U.S. dólares)

Frida Kahlo Diego Rivera Rufino Tamayo José María Velasco

Nivel Alto

Remedios Varo Ángel Zárraga María Izquierdo Leonora Carrington Francisco Toledo José Clemente Orozco Joaquín Clausell David Alfaro Siquieiros Dr. Atl Jesús Guerrero Galván

Nivel Medio

Rafael Coronel Gunther Gerzso Francisco Corzas Carlos Mérida Pedro Coronel Ricardo Martínez Juan Soriano Manuel Rodríguez Lozano Olga Costa Luis Nishizawa Roberto Montenegro Raúl Anguiano Alfredo Zalce José Chávez Morado Carlos Orozco Romero

Nivel Bajo

Fuente: Hablando en plata, 2002

La demanda del arte, también busca protegerse contra la inflación, cuando la inflación es alta los inversionistas adquieren metales preciosos, diamantes u obras de arte. Cuando la relación galería-artista cuentan con reconocimiento y legitimación de las élites del campo cultural y la galería promueve a su artista y lo apoya, no importa que la crítica sea adversa, como sucedió en el caso de Rodolfo Morales cuya galería de Estella Shapiro lo apoyó, por varios años, aunque la crítica casi siempre le fue adversa; sobre todo cuando la crítica, que también tiene élites, influyen en el medio.

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Cuando los críticos de arte más importantes no aceptan el valor de las obras de arte de tal o cual artista, la galería puede apoyar y garantizar la aceptación de las obras de arte que promueve, aunque puedan tener el rechazo de la crítica especializada y por último la muerte del artista que no podrá ofertar más obra en el mercado y la que hay en el mismo puede aumentar de precio. Investigamos en la red los actuales precios de la obra de Morales y no encontramos ningún costo, solamente hay obra de dibujo collage y papel cuyos precios no son aún relevantes, lo que supone que toda la obra de Morales se encuentra en colecciones privadas que no la han llevado a la subasta, esperando el futuro aumento de precio. Así mismo, la evaluación estética va de la mano de la trayectoria y el prestigio alcanzado por el artista mismo; el currículum, la publicidad y el reconocimiento, dependen de la demanda que el mercado haga de su obra. La inversión de las obras de arte, para los periodos 1972-1991: el rendimiento del llamado del arte conceptual, fue del 20%, el arte minimalista 23.8% y para las obras de los grandes maestros europeos un rendimiento del 15.8% (op. cit.)

En este estudio de la inversión del arte en México, se hace un análisis comparativo con otros instrumentos financieros y hacen una estructura inicial de 29 artistas nacionales o residentes en México que cotizan su obra a nivel internacional. Los precios que se consideraron fueron precios de venta registrados por las casas subastadoras, eliminando las comisiones que según ellos van de un 10 a un 15%, aunque sabemos que es mucho más que eso, pues también se paga el catálogo, la renta del espacio, promoción, publicidad, cocteles, imagen y publicidad, y al final las casas subastadoras se quedan con un 40 o 60% del precio de salida de las obras. Conclusiones En rigor el arte y la literatura nacieron en íntimo contacto con determinadas instituciones sociales: los rituales propiciatorios para el ciclo agrícola fuera favorable o que las lluvias excesivas eran con la cosecha de la sociedad doméstica y mucho antes cuando la reproducción material de la vida estaba a expensas de la caza y la recolección, en las cuevas de Altamira se pintaron los bisontes que hacían propicia el hecho de la caza misma y con ello mantener a la tribu, al clan, al linaje.

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El arte primitivo nace como un ritual que quiere propiciar la posibilidad de la existencia humana y su reproducción material; así la poesía y la danza, los rituales con su magia, el trabajo colectivo o el juego de pelota, fueron los actos estéticos que el hombre primitivo construyó para hacer posible la reproducción de su vida material; lo que nos lleva a una concepción Marxista de la cultura que define al hombre como un ser práctico, productor o transformador de la realidad natural que lo rodea; ya sea que se trate de la transformación de la naturaleza exterior y/o de la propia naturaleza humana por la producción, el trabajo como condición natural eterna de la vida humana. Las formaciones sociales de la praxis humana en su conjunto, sujetos a cambios y contradicciones que son fundamentales para las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción, contradicciones que se expresan en la sociedad como antagonismos de clase. La historia cambia los sistemas sociales y los sistemas cambian con estos cambios, es decir cambian sus actividades, sus fines, sus productos. La producción y los resultados de la misma ya sea material o espiritual tienen un carácter histórico; así pues, el arte para Marx, lo sitúa como una forma específica de producción, de praxis humana y que surge de una realidad social determinada que la nutre y la hace posible. El arte tiene una relación histórica esencial: hace historia y él mismo es historia, ya que al perdurar, trascender por la obra de arte, se integra de un modo vivo y actual en otros tiempos y otras realidades sociales. El arte no escapa de la historia ya que es la praxis del ser histórico en el espacio tiempo. Por lo cual, el arte es un fenómeno social en cuanto responde a intereses sociales de clase que se inscriben necesariamente en la superestructura ideológica de la sociedad, manteniendo una interacción continua con los aparatos ideológicos del Estado, con la reificación del poder ideológico, político, económico que se integra en la producción y distribución de la obra artística. Los significados de las expresiones artísticas, cobran su verdadero sentido social al simbolizar con su lenguaje, las visiones particulares que el artista inscribe en su obra, lo cual es vivido, gozado, recreado y compartido por otros hombres, ya sea de la misma época, en la misma sociedad de otros tiempos u otras sociedades. La cualidad social del arte es inseparable de su propia naturaleza, a su magisterio que trasciende los límites en que la obra se realiza y al cumplimiento de su labor simbólica al resignificar la imagen del mundo, a escala y proporción que la sociedad le ofrece de manera directa e inmediata.

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Aunque el arte, como hemos visto, se inserta en un complejo y vasto campo cultural que va de la formación de los artistas, hasta su promoción y comercialización nacional o internacional, la legitimación o el rechazo de las élites culturales, no por ello, podremos dejar de lado el sentido histórico trascendental que ha tenido el arte, pues qué sería de los egipcios, chinos, hindúes, pakistaníes, mexicas, sin las expresión de sus productos culturales; que sería del siglo XX, con sus guerras, revoluciones y crímenes de lesa humanidad (Octubre del 68) si no fuera expresado en libros, ensayos, novelas, murales, música y poesía, danza y cine, instalación y performance, entre otros. Así mismo, en el sentido de la comercialización del arte ¿no es otra forma de legitimar el poder hegemónico de la burguesía? El arte se inserta en una vasta trama del tejido social, en el habitus que mantiene los linajes de las élites y su poder que al final de cuentas es otra forma de la praxis histórica de la burguesía conquistadora. El arte responde a determinados intereses sociales, de clase y se reifica necesariamente en la superestructura ideológica del edificio de dos pisos de la metáfora marxista y no se trata únicamente del arte que es legitimado por las élites intelectuales sino del total de la producción imaginaria que cada pueblo construye, crea, recrea, en su realidad circundante, lo que hace a la producción cultural una praxis específica del fenómeno histórico que tiene una función peculiar en el desarrollo de las civilizaciones. El hecho artístico, sea cual sea su estatus legitimado o negado, surge con sus principios estéticos o métodos de creación que son propios a cada estilo, a cada época, a cada sociedad y no se trata de que una corriente artística excluya a los demás estilos, sino a su concepción universal que se refleja en su praxis artística social. Limitar la investigación del mercado del arte a una élite que legitima, compra, vende, ofrece y demanda sus productos en los mercados del arte, sería ignorar o negar, el derecho a la existencia a las manifestaciones artísticas que no correspondan a esa élite, encumbrada por el mercado o que no corresponda a nuestras preferencias estéticas o nuestras posturas ideológicas, sería incompatible con una verdadera investigación científica sobre el campo de la cultura. La noción de la realidad correspondería en primera instancia o primer plano a la reproducción de la realidad exterior, en el segundo plano se puede situar la reproducción de la conciencia humana por la reproducción de los procesos del conocimiento, ya sea en artes, ciencias o humanidades; así, en el plano gnoseológico encontramos la relación entre la conciencia y la realidad exterior, ya que el arte cumple la tarea de reflejarla y reproducirla, por lo cual la

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teoría del reflejo se convertiría en un fundamento de la estética marxista: producir o emplear una nueva realidad, aunque se produzca o se crea para reflejar o reproducir otra realidad ya existente. (Sánchez Vázquez, 1998). Las instituciones estéticas forman parte de instituciones sociales y están determinadas internamente por relaciones de clase, por legitimaciones de las élites del campo cultural o por el olvido, el abandono y el silencio. Las estadísticas pueden demostrar que el arte es reclutado en gran parte por los grupos hegemónicos de la burguesía, ya que esta se preocupa de alcanzar también un prestigio social, una forma elitista de ocupar el espacio del ocio y que además les brinda la oportunidad de recuperar y aumentar el monto de sus inversiones, así como la de instruirse. El origen social de los artistas, sólo desempeña un papel secundario en las cuestiones planteadas por su condición de clase, filiación e ideología social, pues podemos ver que los artistas se ponen al servicio de una clase distinta de la suya propia, como son las élites del campo cultural que les permite la sobrevivencia. La mayor parte de la producción artística ha sido producida por hombres nacidos en las capas medias y bajas de la sociedad y con excepción de algunos casos históricos –como la Toulouse Lautrec, Tolstoi o Marcel Proust, que tenían acceso a una renta nobiliaria– la mayoría de los productores del arte, pertenecen a grupos medios que cultivaron el ejercicio de su producción por medio de habilidades y destrezas, la techné clásica, pero que al final adoptan la ideología y los gustos de sus mecenas. En los días del arte comunal de la antigua Rusia Soviética Socialista, en teoría, el artista se integraba a la sociedad y a pesar de autores de mucho prestigio y fama locales sólo trascendieron los críticos y antagónicos a esa sociedad reglamentada. El prestigio y la fama no sólo se miden por la influencia que un artista tenga sobre otros artistas y la creación de nuevos estilos que transforman y modifican la tradición artística. Las vanguardias en parte recobraron su prestigio por la reacción crítica y antagónica que tuvieron con el arte tradicional, sin embargo, vemos que los mercados del arte, ya sea clientelar del palacio real o de la burguesía, tiene también una base material, que si bien es más o menos formal, suponen representaciones simbólicas que las élites se apropian, reproducen, compran y hacen posible en última instancia la reproducción de la obra artística y por supuesto la reproducción material de la existencia de los artistas.

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Los artistas, los escritores, no sólo experimentan la influencia de la sociedad, por medio de las élites que los sostienen sino que también influyen en ella; si bien el arte reproduce la visión del mundo, de una realidad que es reflejada y soñada, también le da forma, sino ¿cómo sería posible el universo del México postrevolucionario? Cada época significa una diferencia de estilos artísticos en sociedades también distintas, pero, si el medio social y su reflejo son constitutivos a las expresiones artísticas, es la historia inmediata la que legitima sus productos y les otorga un valor; esta a su vez se convierte en una escuela o tradición que está encuadrada en el campo cultural que la hace posible. El arte y la literatura están no solamente vinculadas a realidades económicas, políticas ideológicas y sociales concretas, sino que también coadyuva a reproducir, legitimar y reificar sus esferas de poder. El gran ausente de la historia son los grupos sociales más pobres que nunca pueden tener acceso a los códigos simbólicos que puedan hacer posible el goce del arte y la literatura, entre otros; pues la vida de los trabajadores, obedece a funciones prácticas de la reproducción de su vida material. Un día uno de mis trabajadores me preguntaba que por qué no tenía un televisor en la sala y que cómo hacía para acomodar los muebles sin ella y claro la función del mobiliario es simplemente el ritual condicionado a las necesidades más inmediatas de la reproducción material de su vida, de la que forma parte las horas de descanso y ocio televisivos. Ojalá imagináramos, como Marx, una sociedad en la que todos fuéramos artistas y creadores; que nuestras casas fueran pequeños museos, santuarios para el arte, en donde el silencio y la música culta acompañaran la lectura de nuestros libros, pero las sociedades subalternas viven en la enajenación de la reproducción de su vida material y penosamente pueden sobrevivir, alienados al triste espectáculo de la televisión comercial. Así pues, aquí la historia es que las grandes obras de arte tienen escasa relación con los grandes grupos humanos de la sociedad o simplemente ninguna y lo fundamental es que el arte y la literatura son imitación y reflejo de la vida tal cual es y de la vida social en particular, pero la producción del campo cultural se convierte en un habitus elitista que tiene intereses concretos, en los sistemas de la reproducción del capital contemporáneo, abandonando a las grandes poblaciones hundidas en un sistema escolar postrevolucionario, que ha fracasado en sus principales objetivos:

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educación, civilización, coexistencia pacífica y preparación para una inteligencia que pudiera innovar en arte, ciencia y humanidades. San Juan del Río, Querétaro Fiestas de San Juan, 2013

Bibliografía Bourdieu, Pierre (1980), Campo de poder, campo intelectual, Tucumán, Argentina, Editorial Montessor, Col. Colección Jungla Simbólica. De la Barreda, Arturo et al. (2002), Hablando en Plata. El arte como inversión, México, Editorial Océano, Américo Arte Editores y UBS. Gombrich, Ernst (1992), Historia del Arte, Madrid, Ed. Alianza Forma, 15ª. Edición revisada y ampliada. Hauser, Arnold (1974), Historia Social de la Literatura y del Arte, Madrid, Guadarrama. Kofler, Leo (1972), Arte Abstracto y Literatura del absurdo, Barcelona, Barral Editores. Mendieta y Núñez Lucio (1979), Sociología del Arte, México, UNAM-IIS. Sánchez, Vázquez Adolfo (1980), Estética y Marxismo, T. I. México, Ediciones Era. Schara, Julio César, et al. (1994), Rodolfo Morales. Maestro de los Sueños, (Ed. bilingüe), Monterrey, México, CEMEX/MARCO/LUNWERG. Silverman, A. et al. (1971), Sociología del Arte, Argentina, Ediciones Nueva Visión. Worringer, W. (1998), Abstracción y naturaleza, México, Buenos Aires, FCE.

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Anexos GRÁFICA 1, Alternativas inversión Diego Rivera

GRÁFICAS 2, Alternativas de inversión (RUFINO TAMAYO)

GRÁFICA 3, Alternativas de Inversión, Ángel Zárraga

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GRÁFICA 4, Alternativas de inversión (FRANCISCO TOLEDO)

Fuente: Hablando en plata, 2002

GRÁFICA 5, Alternativas de Inversión Rafael Coronel

GRÁFICA 6, Alternativas de Inversión (CARLOS MÉRIDA)

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Ciudades Coloniales: Límites, Márgenes y Bordes Adrián Scribano

Introducción La situación actual de la expansión del capitalismo a escala global reenfatiza la necesidad y urgencia de re-pensar las tramas posibles entre segregación, racialización y ciudad. La(s) dialéctica(s) posible(s) entre segregación espacial, racialización colonizante, geopolíticas de las dominaciones y geoculturas de las expulsiones desafían a retomar los cruces 28 entre políticas de las sensibilidades y “ciudadanización” de las prácticas sociales en el sur global. La mercantilización de lo “vivencial” como uno de los capítulos centrales de la actual economía política de la moral atravesada por las estrategias de marketing, la tecnologización de las formas de co-presencia y los consumos culturales implican diversas formas de límites, márgenes y bordes de (en) las ciudades. La estructuración socialmente aceptable y aceptada recorre las huellas, marcas y mojones que trazan las políticas de los cuerpos y las emociones en las gramáticas de la acción. La delimitación de zonas, los muros mentales y los encapsulamientos de las movilidades posibles están asociados a las prácticas del sentir que tienen en la ciudad su centro de instanciación y reproducción. El objetivo central del presente trabajo es mostrar la eficacia de las tramas entre límites, márgenes y bordes como “operadores de sensaciones” en el contexto de la ciudades del Sur global en general, y de Latinoamérica en 28 Se pretende hacer notar cómo la ciudad se transforma en molde/modelo de todo tipo de práctica social.

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particular. Para lograr el citado objetivo se ha seleccionado la siguiente estrategia: a) se explicitan muy sintéticamente los puntos de partida donde se inscriben el conjunto de reflexiones posteriores, b) se realizan algunas de las aproximaciones conceptuales posibles a las nociones de límites, márgenes y bordes, c) en dicho contexto se resumen los componentes centrales de las posibles conexiones entre políticas de las sensaciones y ciudad, y d) se presentan sumariamente las consecuencias de lo expuesto. Si bien el trabajo que aquí se desarrolla pretende ser una síntesis teórica/conceptual, lo expuesto se sustenta en un conjunto de indagaciones empíricas que se han llevado a cabo desde el año 2002 hasta la actualidad. El 29 conjunto de citas al pie sirven de guía tanto para mostrar la evidencia que se posee en los tópicos centrales que se abordan, como también para explicitar 30 las tradiciones que apoyan el análisis realizado. 1. Capitalismo, sensibilidades y ciudades 1.1. Depredación, sensaciones y represión El mundo de la segunda década del siglo XXI está experimentando profundas transformaciones en el proceso de expansión global del capitalismo que en Latinoamérica registran puntos de énfasis y singularidades, pero que son atribuibles a todo el Sur global. Para nosotros dicha situación puede ser caracterizada del siguiente modo: a) El capitalismo se ha transformado (enfatizando algunos de sus rasgos anteriores y estructurales) en una gran máquina depredatoria de energía –especialmente corporal– que ha configurado-redefinido sus mecanismos de soportabilidad social y los dispositivos de regulación de las sensaciones, al tiempo que es un gran aparato “represivo internacional” (Scribano, 2009b). En primer lugar, el capital siempre ha tendido a garantizar dosis crecientes de acumulación de energías con el fin de asegurar su reproducción a escala sistémica. El manejo y monopolio de las energías en todo su espectro de manifestaciones, desde el petróleo hasta las energías corporales socialmente consumibles, han garantizado su 29 Como el lector observará, muchas de las citas son de Carlos Marx. La decisión de utilizarlas es por dos motivos: a) permitir reintroducir, sin ningún carácter de rigidez teórica, las ideas del autor en el campo del análisis de lo social y la colonizaciones y b) facilitar la escritura de nuestro texto que, a la vez, por un lado pretende reflexionar desde los lugares teóricos provistos por Marx, sin la necesidad de polemizar con los olvidos e interpretaciones antojadizas de sus detractores, y por otro lado, mostrar, al menos parcialmente, cómo la obra de Marx puede ser una útil cartografía para navegar las realidades de un siglo muy distante al que él vivió. Por cuestión de practicidad se usan en el trabajo los textos extraídos de http://www.marxists.org/espanol/index.htm pero se cita sus páginas de acuerdo a diversas publicaciones impresas. 30 Un ejemplo de las “fuentes” mencionadas tomado en una forma oblicua y metafórica son las preocupaciones de Marx sobre el cálculo diferencial, el límite y las formas geométricas y trigonométricas de expresarlo (Cfr. Marx, 1983).

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reproducción y conservación a escala sistémica. En segundo lugar, condición de posibilidad de aquello es la producción y manejo de los mecanismos de evitación sistemática del conflicto social, concretizados en los mecanismos de soportabilidad social y dispositivos de regulación de las sensaciones que tienden a “modelizar” las expectativas de los actores y su horizonte de posibilidades de acción31. Por último, lo que garantiza el funcionamiento a escala sistémica del capital es la existencia de un aparato represivo que trasciende la mera ocupación militar. Constituye un aparato internacional de control y disciplinamiento de las conductas. b) “La vía privilegiada de conexión entre acciones colectivas, fantasmas y fantasías sociales la constituye la aceptación de que el cuerpo es el locus de la conflictividad y el orden. Es el lugar y topos de la conflictividad por donde pasan (buena parte de) las lógicas de los antagonismos contemporáneos. Desde aquí es posible observar la constitución de una economía política de la moral, es decir, unos modos de sensibilidades, prácticas y representaciones que ponen en palabras la dominación” (Scribano, 2008a). El cuerpo constituye nuestra primera conexión con el mundo. Lo que sabemos de él lo sabemos por y a través de nuestros cuerpos. Es en este “punto” desde donde se elaboran los mecanismos de soportabilidad social y dispositivos de regulación de las sensaciones. Los primeros, naturalizan las condiciones de existencia de los actores, la vida se desarrolla como una cotidianeidad, como un “siempre-así”. Los segundos, constituyen esquemas perceptuales que configuran las particulares maneras en que el mundo social es aprendido, clasificado y seleccionado. c) En la actualidad se puede observar el surgimiento de una religión del desamparo neocolonial. Así, “la política (institucional) debe crear la nueva religión de los países neocoloniales dependientes, que reemplace la –ya antigua– trinidad de la “religión industrial” basada en: producción ilimitada, absoluta libertad y felicidad sin restricciones, por la trinidad de los expulsados compuesta por el consumo mimético, el solidarismo y la resignación. Religión cuya liturgia es la construcción de fantasías sociales, donde los sueños cumplen una función central en tanto reino de los cielos en la tierra, y la socio-odisea de la frustración el papel de narrar y hacer presentes-aceptables los fantasmáticos infiernos del pasado vuelto presente continuo” (Scribano, 2009b). El progreso industrial afirmaba que la producción y consumo ilimitados, sumados a la ciencia y la

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tecnología, daría a los hombres y mujeres el poder necesario para alcanzar la felicidad sin límites. No obstante, esta gran promesa ha fracasado y ha sido necesario poner en juego otra gran promesa que toma como sus pilares fundamentales el solidarismo, el consumo mimético y la resignación. Trinidad que naturaliza y tiende a hacer aceptables las condiciones de negación y sufrimiento de los actores, de hacer soportables la desigualdad y expulsión. En función del objetivo de este trabajo es importante también, al menos, sintetizar las conexiones entre la situación actual del imperialismo, la dependencia y la colonia. Cuando existen en la tierra grupos sociales que centralizan la capacidad concentrada de imposición de las necesidades, deseos y acciones constituyendo una economía política de la moral que consagra las expropiaciones excedentarias, evitando así toda forma de prácticas autónomas, se está frente a una modalidad de imperialismo. Cuando existe una trama de relaciones entre territorios, naciones y estados que socializa los efectos destructivos de los procesos de acumulación de los activos ambientales, condicionadas (dichas relaciones) por el estado de los campos productivos de alta rentabilidad, estructuradas por medio de la conexiones de las clases dominantes globales, estamos frente a una situación de dependencia. Hay colonia cuando hay segregación clasista detrás de murallas que contienen y reproducen los momentos de expropiación y desposesión, consagrados por la racialización de la relación entre colono y colonizado. No hay colonia sin estado de dependencia, y no se verifica dicho estado sin la trama imperial impuesta por los “grupos dominantes” a nivel global. Estas tres maneras de presentarse la sujeción a escala planetaria son formas indeterminadas, complejas y cambiantes que adopta el sistema de explotación y expropiación capitalistas para modelarse, mantenerse y reproducirse. Desde la perspectiva del giro ascendente de la espiral constitutiva de las prácticas de dominación globales imbricadas en las formas aludidas, la colonia, en tanto usurpación, se superpone y condesa los estados expropiatorios de la dependencia, que a su vez implica la imposición de la gobernanza de los grupos que representan la situación imperial. Desde una perspectiva descendente de esa misma espiral la situación imperial, en tanto la concentración de las capacidades “de-hacer-el-mundo,” habilita y promueve la depredación insista en la dependencia estructural entre

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ciudades, territorios, naciones y estados que producen, consumen y acumulan la “riqueza”, que a su vez se ancla en el despojo planetario organizado como colonia. Estas formas de la sujeción capitalista en la actualidad se traman y re-traman como “aperturas-cierres” y “entrancias-saliencias” del pliegue y despliegue de una banda de moebio. Cuando a la banda mobesiana entre imperio, dependencia y colonia se la corta se multiplican otros trayectos de ese recorrido: la capacidad “de-hacer-el mundo” de los dueños del agua, del aire y de la tierra se abre en un tramo de la banda que implica las apropiaciones diferenciales y concentradas de los bienes comunes que estructura la dependencia y recorre absorción de energía unilateralmente impuesta en la situación colonial. Cuando se corta la banda por la segregación clasista de las actuales ciudades coloniales a través de su faceta alimentaria, aparecen los impactos de manipulación genética de las plantas y semillas potenciadas por los agrotóxicos que involucran la dependencia de las industrias agroalimentarias a escala mundial concentradas en cuatro (4) empresas multinacionales que disponen de la capacidad de moldear los alimentos. Estas formas se distancian, aproximan y se mantienen en equidistancia; aparecen, se cancelan y reaparecen en una dialéctica de la dominación que profundiza, agudiza y supera su carácter relacional. El desenvolvimiento y repliegue de las múltiples determinaciones de lo concreto se anuda constitutivamente a la historización de las conexiones y desconexiones que se presentan en la (des)articulación de lo contingente de la situación imperial, dependiente y colonial de la actualidad del sur global. La dialéctica existente entre la multiplicación y extensión de las enfermedades que afectan el sistema nervioso central que se registran en las ciudades coloniales a partir de la contaminación del agua causada por el enterramiento de metales pesados en basurales donde habitan millones de personas; la expansión de los procesos de valorización de los desechos en tanto mercancías-insumos de las cadenas de valor de las industrias petroquímicas que generan miles de individuos dedicados a la recolección, clasificación y mercadeo de la basura re-usable; la re-estructuración y feminización de las tareas de sostén de hogar que emerge desde la presencia estructural del desempleo contextualizado en la asistencia estatal y el solidarismo parecen estar desconectados pero no es así. La vida vivida por la mujer joven embarazada, pobre, recolectora y clasificadora de residuos que es sostén del hogar (con)tiene en su cuerpo la capacidad imperial de los dueños de la

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extracción, manipulación y transformación del petróleo, sintetiza la desposesión provocada por la dependencia tecnológica e industrial y 32 ejemplifica la absorción de energía corporal de los sujetos colonizados. Los nodos más obvios que arman las redes globales de las situaciones coloniales, capital financiero, industrias extractivas y de la energía, multinacionales de los alimentos y el agua y los monopolios alrededor de las tecnologías y las telecomunicaciones son el momento más desarrollado y concentrado de las capacidades “de-hacer-el-mundo”, por medio de la explotación y expropiación de la dependencia a través de la desposesión colonial. Dichos nodos se relacionan e interconectan con otras múltiples redes que arman la estructura de naturalización y aceptación “desapercibida” del “mundo de la vida colonial”. Un ejemplo lo constituye la estructura reticular de las políticas de las emociones, construidas a partir de la fantasía del éxito para quien cumpla con los mandatos sociales de la dominación masculina, que se entrelaza con los millones de colonizados que parten a los territorios y ciudades donde se escenifica el poder del colono cumpliendo con el “sueño” de estar en el lugar de las oportunidades y que envía su salario a la familia que quedó en la ciudad colonial, siendo una muestra muy concreta de cómo se relacionan la expropiación del plus trabajo con la plusvalía ideológica a nivel global. Ejemplo que se esclarece si se observa las relaciones de dichas redes con las conexiones entre los monopolios de los medios de comunicación, la situación de concentración de las empresas globales de marketing y las empresas transnacionales de telecomunicaciones que “facilitan” y socializan las aludidas fantasías de éxito. Es en este marco que las relaciones entre imperialismo, dependencia y colonia pueden ser pensadas a través de la figura del espiral, de la cinta de moebio, de la dialéctica de la dominación o las redes globales de las situaciones coloniales. En este contexto es posible entender al imperialismo sin corona única, a la dependencia sin una única metrópoli y a la colonia sin un único ejército de ocupación como rasgos del estado actual de las relaciones de sujeción. En el contexto conceptual expuesto se inscriben las indagaciones que siguen, cuyo propósito fundamental es entramar, desde la mirada de los sujetos, cuerpos, emociones y sociedad en un tiempo/espacio específico de los estados posibles de la sensibilidades sociales. 32 Cfr. Vergara, 2010.

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1.2. Sociabilidad, vivencialidad y sensibilidad Los agentes sociales conocen el mundo a través de sus cuerpos. Impresiones de objetos, fenómenos, procesos y otros agentes, estructuran las percepciones que los sujetos acumulan y reproducen. Desde esta perspectiva, una percepción constituye un modo naturalizado de organizar el conjunto de impresiones que se dan en un agente. Dicha configuración consiste en una dialéctica en tensión entre impresión, percepción y resultado de éstas, que le da el 'sentido' de excedente a las sensaciones. Es decir, que las ubica más acá y más allá de la aludida dialéctica. Las sensaciones, como resultado y como antecedente de las percepciones, dan lugar a las emociones como efecto de los procesos de adjudicación y correspondencia entre percepciones y sensaciones. Las emociones, entendidas como consecuencias de las sensaciones, pueden verse como el puzzle que adviene como acción y efecto de sentir o sentirse. Entonces, identificar, clasificar y volver crítico el juego entre percepción-sensaciones y emociones es vital para entender los dispositivos de regulación de las sensaciones que el capital dispone como uno de sus rasgos contemporáneos para la dominación social. Aquí aparece con fuerza la necesidad de distinguir y conectar las relaciones posibles entre sociabilidad, vivencialidad y sensibilidades sociales. “La sociabilidad es una manera de explicar los modos que al inter-actuar los agentes viven y con-viven. La vivencialidad es una manera de expresar los sentidos que adquiere el estar-en-cuerpo con otros como resultado del 'experienciar' la dialéctica entre cuerpo individuo, social y subjetivo, por un lado; y las lógicas de apropiación de las energías corporales y sociales, por el otro” (Scribano, 2010b). En este sentido, al cuerpo para reproducirse le es imprescindible que “la energía corporal sea objeto de producción y consumo, dicha energía puede ser entendida como la fuerza necesaria para conservar el estado de cosas “naturales” en funcionamiento sistémico” (Ídem). A la vez que, “la energía social que se presenta a través del cuerpo social se basa en la energía corporal y se refiere a los procesos de distribución de la misma como sustrato de las condiciones de movimiento y acción” (Ídem). De este modo, las sensaciones están distribuidas de acuerdo a las formas específicas de capital corporal, a la vez que el impacto del cuerpo en la sociabilidad y vivencialidad, nos remite a una distinción analítica entre

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cuerpo imagen, cuerpo piel y cuerpo movimiento. Las formas de sociabilidad y vivencialidad se tensionan y torcionan en tanto cinta de moebio con las sensibilidades que emergen desde los dispositivos de regulación de las sensaciones. Las sensibilidades sociales actualizan las tramas emocionales surgidas de las formas aceptadas y aceptables de sensaciones. Son un “más acá” y “un más allá” en tanto plus de las interrelaciones entre sociabilidad y vivencialidad. Las sensibilidades se arman y rearman a partir de las superposiciones contingentes y estructurales de las diversas formas de conexión/desconexión entre las múltiples maneras de producir y reproducir las políticas de los cuerpos y las emociones. Así, la política de los cuerpos, es decir, las estrategias que una sociedad acepta para dar respuesta a la disponibilidad social de los individuos, es un capítulo, y no el menor, de la estructuración del poder. Desde lo expuesto se puede entender cómo la lógica del capital consiste en que cada sujeto sea potencialmente una mercancía, y para que ello ocurra es necesario regular las sensaciones. Es decir, provocar que éstas sean mercancía en tanto, y en cuanto, que la percepción que todos los días los agentes tiene de ellos mismos, anule la sensación de que sus vidas son un conjunto de cosificaciones de lo sentido y que ello implica la expropiación y 33 expoliación de la propia existencia. De una manera u otra las políticas de los cuerpos y las emociones se crean, reproducen y performan en las ciudades como nodos de las redes de las elaboraciones de geometrías de los cuerpos y gramáticas de las acciones que son construidas de acuerdo a la economía política de la moral vigente. Aparece de este modo la necesidad de observar y analizar a la ciudad en el contexto arriba descripto. 1.3 Ciudad y Colonia En el contexto de lo expuesto se hace comprensible cómo es que se pueden conectar las fases del capitalismo actual y los estados contingentes de los mecanismos de soportabilidad social y dispositivos de regulación de las sensaciones. Uno de los principales ejes que vertebra la dialéctica de la 33 “Al abandonar esta órbita de la circulación simple o cambio de mercancías, a donde el librecambista vulgaris va a buscar las ideas, los conceptos y los criterios para enjuiciar la sociedad del capital y del trabajo asalariado, parece como si cambiase algo la fisonomía de los personajes de nuestro drama. El antiguo poseedor de dinero abre la marcha convertido en capitalista, y tras él viene el poseedor de la fuerza de trabajo, transformado en obrero suyo; aquél, pisando recio y sonriendo desdeñoso, todo ajetreado; éste, tímido y receloso, de mala gana, como quien va a vender su propia pelleja y sabe la suerte que le aguarda: que se la curtan” (Marx, 1999, Cap. IV, p. 129).

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sujeción indeterminada en la actualidad es su desplegarse, instanciarse y producirse en la ciudad como trama espacio-temporal de la situación 34 colonial. Es en dicha dirección que resulta de central importancia comprender lo que hay de colonial en la ciudad, hoy. La ciudad es colonial porque instancia y reproduce las prácticas de colonizar. Colonizar es ocupar. Desde esa perspectiva, la ciudad evidencia cómo el capitalismo en su fase actual reconfigura su poder en y desde las tramas 35 urbanas segregacionistas y expulsivas. Colonizar es expropiar. Las ocupaciones clasistas de las ciudades operan como forma de des-posesiones acumulativas de las capacidades para el habitar. Colonizar es habitar el tiempo-espacio de otro. La vida vivida desde la rostrocidad de un próximo y un ajeno que paraliza de miedo es la marca de los bordes de una ciudad y sus muros mentales. Colonizar es tener el poder de decidir sobre la vida de los otros. La ciudad colonial es la concreción iterativa de las tramas de la imposición de unas voluntades sobre otras en condiciones de total heteronomía.36 La ciudad colonial contiene, produce y reproduce una serie de rasgos entre los cuales se pueden mencionar los siguientes: 1) En tanto espacio indexical y metonímico de las formas de poder colonial, en la actualidad la ciudad es un mensaje estructural de la situación de lo colonial re-actualizado; un mojón de visibilidad de las presencias ausentificadoras de los colonos de las nuevas tierras y un síntoma del poder expropiador, segregacionista y expulsógeno.37 2) El otro como amenaza es cancelado en la fantasía de la “seguridad” del consumo en tanto liturgia de la religión neo-colonial. 34 Para una caracterización de la situación colonial en las ciudades argentinas Cfr Scribano y Cervio, 2010; Scribano y Boito, 2010b. 35 Desde diversas perspectivas la (re)configuración de la ciudad en tanto espacio metonímico e indexical de la estructura, procesos y efectos de dominación han sido trabajados por Lesvtein-Boito (comps.) (2009) De insomnios y Vigilias en el espacio urbano cordobés. Lecturas sobre Ciudad de mis Sueños. Córdoba: Jorge Sarmiento ed. Crf. Espoz-Michelazzo-Sorribas (2010) “Narrativas en Conflicto sobre una ciudad socio-segregada. Una descripción de las mediaciones que las visibilizan, en Scribano-Boito 2010b. 36 “La intima conexión que existe entre las angustias del hambre que pasan las capas obreras más laboriosas y la disipación, tosca o refinada, de la gente rica basada en la acumulación capitalista, sólo se le revela a quien conozca las leyes económicas. No ocurre así en lo que se refiere al estado de la vivienda. Cualquier observador sin prejuicios se da cuenta enseguida de que cuanto más y más en masa se centralizan los medios de producción, más se hacinan también las masas de obreros en el mismo espacio; y que, por tanto, cuanto más rápidamente avanza la acumulación capitalista, más míseras son las viviendas obreras. A simple vista se observa cómo el “embellecimiento” (improvements) de las ciudades consiguiente a los progresos de la riqueza mediante la demolición de los barrios mal construidos, la construcción de palacios para bancos, grandes almacenes, etc., el ensanchamiento de las calles para el tráfico comercial y los coches de lujo, el tendido de tranvías, etc., va arrinconando a los obreros en tugurios cada vez peores y más hacinados” (Marx, 1999: Cap. XXIII, pp. 557-58). 37 Aquí podríamos seguir metafóricamente las indicaciones “metodológicas” de Marx en sus Manuscritos Matemáticos “Toda la dificultad en la comprensión del funcionamiento diferencial (como en la negación de la negación en general) radica precisamente en ver cómo se diferencia de un procedimiento sencillo y por lo tanto conduce a resultados reales” (Marx, 1983: 3, traducción nuestra énfasis en el original).

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3) La desigualdad en las posibilidades de traslado potencia la discriminación y aumenta la evitación conflictual en la ciudad. No moverse, no transitar y no mezclarse es parte de una política de apartheid. Al revelar la presencia (que ausentifica) de una “ciudadanía de segunda”, la ciudad deviene mensaje de la represión del mercado y el Estado con los segregados, así como síntoma de la estructura del poder de los colonos. Siguiendo lo descripto es posible, al menos, entrever las diversas y múltiples relaciones entre la situación actual del capitalismo a escala global, políticas de las sensibilidades y ciudad. Asimismo, y dados estos puntos de partida y el objetivo del presente trabajo, es necesario reconstruir algunas aproximaciones a la constitución de límites, bordes y márgenes. 2. Limites, Márgenes y Bordes La ciudades tienen espacios diferenciados que se van construyendo de diversas maneras y que responden al conjunto de prácticas sociales que en ella se instancian. Parafraseando a Walter Benjamin, una ciudad se conoce cuando alguien ha podido entrar y salir, de mañana y de noche, por sus cuatro puntos cardinales. Las ciudades se “desparraman” en una trama de vivencias que se parten y comparten en nodos espacio-tiempo, en formas de desplazamientos y en la familiaridad/extrañeza de haceres particulares. Si se opera una mirada al sesgo desde una perspectiva sociológica, como la que aquí se sustenta, aparecen con cierta “facilidad” las formas/contenidos que amojonan las ciudades. En un juego fantasmático y fantasioso emergen las prácticas del sentir de la “trama urbana” que coagula/posibilita la acción entre externalidades, proximidades, interioridades y alejamientos.38 En el contexto expuesto emergen con fuerza la performatividad y los usos sociales de las delimitaciones de zonas, los muros mentales y los encapsulamientos de las movilidades posibles (Simmel, 1986 y Fannon, 1963). Atravesando clases, etnias, género(s) y edades, en la actualidad las ciudades son (re)productoras de la fantasía del disfrute y la amenaza del otro dibujando 39 pinturas del mundo que se basan en la lógica del aislamiento y el contacto.

38 Boito-Cervio-Paz García, “Territorio, política y prácticas del querer” en Scribano-Boito, 2010b. 39 Espoz, M. (2009) “La Ciudad y las ciudades-barrio: tensión y conflicto a partir de la lectura de la producción mediática de miedos en espacios urbanos socio-segregados”, en la Revista Latinoamericana de Estudios Sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad (RELACES), núm. 1.

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Existen hoy una serie de rasgos que enfatizan lo que hay en la ciudad de dispositivo de enclasamiento, de acto del habla espaciotemporal y de forma productora de performatividad; sin pretensión de exhaustividad y en orden a los objetivos del presente trabajo se pueden señalar los siguientes: a) Hoy se puede constatar la privatización de lo público y la espectacularización de lo privado como anverso y reverso de una cohabitabilidad segregante, racializante y clasista que abren/sellan las rutas de acceso al “vivir-en-ciudad”.40 b) Se consuma y consume la habilidad del marketing como técnica de habitabilidad de los paquetes tiempo-espacio que “deja” la “ocupación” de la ciudad entre la propaganda, la publicidad y la política. La ciudad es la vez objeto mercantil, “lugarización” del mercado y escenario de múltiples fetichizaciones. c) Las formas de violencia como puntos por donde se dibujan los espacios de co-habitabilidad, de rechazo, de aceptaciones restringidas y fundamentalmente como forma/contenido de despliegue de los fantasmas de la otredad radical y radicalizante. Las ciudades en su actual punto de performatividad colonizante son disyunciones y a la vez continuidades de la sus “propias” prácticas en tanto expresión de lo social. Desde la iglesia de negros (en el pasado colonial) hasta las radios barriales se han construido espacios donde los contactos de habitabilidad se han racializado en la tensión entre lo externo/interno de las formas de estar en el margen. Un hilo invisible une a las diversas formas del ambulante en las ciudades coloniales. Desde la venta callejera al inmigrante “des-orientado” diseñan, en tanto prácticas, unos senderos “abyectos” respecto a la trama urbana oficial. La cosificación del borde oblitera la mirada desde las posesiones/desposesiones del lugar como signo del habla hecha cuerpo y de la geografía excripta en los cuerpos. 40 Un ejemplo local de este proceso es la extendida facultad que durante los últimos años han adquirido las empresas inmobiliarias de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para re-bautizar a barrios tradicionales –cual mercancías con valores de uso y de cambio, inscriptos en el proceso social de producción de suelo y vivienda– con adjetivos foráneos que segmentan y acentúan la diferenciación entre quienes pueden pagar por un metro cuadrado construido y quiénes no. Concretamente, durante los últimos años el barrio de Palermo ha sido fragmentado con múltiples demarcaciones configuradas en torno al orden del decir; adquiriendo nominaciones que intentan emular –“desde el sur”– itinerarios estéticos, arquitectónicos, de consumo y de ocio característicos de barrios situados en importantes metrópolis norteamericanas (Soho, Hollywood, Queen, Green, etc.). En el otro extremo, el trazado y nominación de las fronteras urbanas se observa claramente en el programa habitacional Nuevos Barrios-Mi Casa, Mi Vida, aplicado desde el año 2004 por el gobierno de la provincia de Córdoba y a partir de cuya implementación han proliferado múltiples “ciudades-barrios” localizadas por fuera de los límites de la ciudad, restringiendo de manera obscena los espacios de vida reservados a los sectores pobres (Levstein y Boito, 2009; Cervio, 2010; Espoz, 2010)

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Los espacios de lo público privatizado y de lo colectivo hecho público son los nodos de unas redes de sensibilidades que disponen y predisponen respecto al otro y los otros. Aquello que, al devenir privado por la mercantilización del tiempo, la mirada y el movimiento, se transforma en objeto de deseo y también en deseos de objetos. Por esta vía se hace en el otro como carnadura de esa vivencialidad. Los Mall, Shopping, los spa urbanos, las plazas de los “barrios caros”, los centros de la alta cultura y los complejos turísticos son algunas manifestaciones de los modos de privatizar (mercantilmente o no) lo que se puede ver, las horas de existencialidad en el 41 espacio y las capacidades de desplazamiento por los lugares. Aquello que emerge de lo colectivo transformado en público se hace con y respecto a lo privatizado; se crea como recurso de un movimiento otro, como una superposición de miradas y como un estar-siendo que desbloquea la pulcra y racional tensión entre ser y tener en tanto experiencia del espacio. Al multiplicarse los centros y las periferias, al pluralizarse las estructuras de las dependencias y al extenderse el “patrón” colonial como estructura del conflicto de clase, los márgenes, los bordes y los límites se transforman en los espacios-tiempos centrales donde se hace práctica lo popular. Así, desapercibida, “natural” e impávidamente se construyen los andariveles, los vectores, pasadizos y conectores de una ciudad que comienza en sus propias líneas de división que “ciudadanizan” las prácticas “obedeciendo” los artículos de fe de la economía política de la moral. Desde aquí es posible aproximarse a dichas líneas desde la perspectiva de los bordes, límites y márgenes. a) Las marcas de los bordes lo constituyen los volúmenes relativos de vivencia del juego autonomía/heteronomía que se efectivizan en su calidad de orilla, de extremidad y de forma que es un contenido que rodea siendo parte del paisaje.42 41 Sobre la mercantilización de la experiencia y 'estructuras de sentir' de clases véase Boito: “Estados del sentir en contextos de mediatizacion y mercantilización de la experiencia. Intentos por precisar una lectura materialista de las sensibilidades”. (Grosso-Boito, 2010) 42 “Sólo había cinco con más de 50,000. Hoy existen en Inglaterra 28 ciudades con más de 50,000 habitantes. “Este cambio no sólo ha traído como resultado un incremento enorme de la población urbana, sino que ha convertido a antiguas ciudades pequeñas, densamente pobladas, en centros de población edificados por todos los cuatro costados, sin salida alguna al aire libre. Como a los ricos ya no les agrada vivir en ellas, las abandonan, para trasladarse a los alrededores, mucho más agradables. Los herederos de estos ricos alquilan las casas grandes de las ciudades, a razón de una familia, que además casi siempre tiene huéspedes, por cada habitación. Y he aquí a toda una población hacinada en casas construidas con otro destino y perfectamente inadecuadas al que se les da, y rodeada de una atmósfera verdaderamente humillante para los adultos y desastrosa para los niños.” Cuanto más aprisa se acumula el capital en una ciudad industrial o comercial, más rápida es la afluencia a ella de material humano explotable y más míseras las viviendas improvisadas de los obreros… ¿Hace falta añadir que estas viviendas son casi siempre tugurios hediondos, húmedos, sucios, totalmente inadecuados para albergar a seres humanos? Estos son los focos de los que irradian las enfermedades y la muerte, sin que éstas perdonen tampoco a las personas bien acomodadas (of good circumstances), que permiten que estos focos de peste supuren en el centro de nuestras ciudades”. El tercer lugar después de Londres, en lo que a la miseria en materia de vivienda se refiere, lo ocupa Bristol. “Aquí, en una de las ciudades más ricas de Europa, lindando la mayor de las abundancias y la más desnuda de las pobrezas (blank poverty) y míseros albergues” (Marx, C., 1999: 562-63).

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b) Las líneas de los límites se elaboran con los puntos de la dialéctica entre expulsión/destitución, construyendo conjuntos de magnitudes relativas y relacionales que separan/unen la desemejanza/semejanza de las prácticas 43 y sujetos en un escenario. c) La espesura de los márgenes se entiende a partir de las bandas mobesianas que obturan/posibilitan los bordes y los límites. Es decir, implican ese recorrido que, al ser entorno, se constituye en centro de la mirada que imputa los puntos de quiebres/soldaduras respecto a la 44 multiplicidad centros otros. Siempre que se designe un margen, se lo hace desde una relación con un centro que marca otro margen, haciendo que este último sea la condición de reproducibilidad de lo naturalizado y aceptado como central. Simultáneamente, y asumiendo la dialéctica inscripta en la relación centromargen, el centro siempre se establece y define respecto a un margen y viceversa. La lógica de lo que es y significa situarse al borde de la gramática social se reescribe desde el centro, pues estar al margen es evidenciar que un centro es la medida de lo aceptado socialmente como margen, pero también como centro. La tensión y torsión entre límites y bordes se instancia en las prácticas de opor tunidad/desventaja, vacío/lleno y continuidad/discontinuidad que los márgenes permiten leer. Desde esta perspectiva, es posible comprender cómo la ciudad tiene sus marcas, líneas y espesuras en y desde la cuales se actualizan prácticas del sentir y se hacen cuerpo las políticas de las sensibilidades. Es en este marco que los límites, márgenes y bordes operan sensibilidades, es decir, hacen posible, inauguran, cierran, obliteran, enfatizan y/o diluyen la activación de los componentes de las sensibilidades sociales que producen las políticas de los cuerpos y las emociones. 43 “La malísima calidad de estas viviendas estriba en el elevado número de personas que viven en una sola habitación, en las reducidas dimensiones de los solares en que se levanta una masa enorme de casas, en la escasez de agua y la carencia de retretes, en la tendencia, muy frecuente, a construir unas casas sobre otras o a distribuirlas por flats (de modo que los distintos cottages formen pisos situados verticalmente unos encima de otros)... El patrono trata a toda la colonia como si, en vez de morar allí, acampase”. “Cumpliendo las instrucciones recibidas –dice el Dr. Stevens–, he visitado la mayoría de los grandes pueblos mineros de la Durham Union... Con contadísimas excepciones, de todos ellos puede decirse que carecen de todo lo necesario para salvaguardar la salud de sus habitantes... Los mineros se contratan (bound, palabra que, al igual que bondage, procede de los tiempos de la servidumbre de la gleba) todos con el arrendatario (lessee) o dueño de la mina por 12 meses. Si alguno deja traslucir su descontento o molesta de cualquier modo al vigilante (viewer), éste pone una marca o una nota junto a su nombre en el cuaderno de vigilancia, y el obrero es despedido al expirar el año... No creo que ninguna manifestación del sistema truck pueda ser peor que la que impera en estos distritos tan densamente poblados.” (Ibid, p. 565. Énfasis nuestro, nótese la relación “etimológica” en ingles con límite). 44 Este lucrativo método tiene también, como todo lo bueno en este mundo, sus inconvenientes. Con la acumulación de rentas en Irlanda progresa la acumulación de irlandeses en Norteamérica. El irlandés, desalojado de su tierra por las ovejas y los bueyes, reaparece al otro lado del Océano convertido en feniano. Y frente a la vieja reina de los mares se alza, amenazadora y cada día más temible, la joven república gigantesca: Acerba fata Romanos agunt scelusque fraternae necis. .” (Ibid, pp. 605-06).

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En el contexto reseñado, puede afirmarse que límites, márgenes y bordes generan unas maneras especiales de las formas de las geometrías de los cuerpos y las gramáticas de las acciones. Para poder visualizar más aún el papel que aquí se les asigna es interesante reparar en las consecuencias que ellos tienen en la trama vivencial de la ciudad. 3. Políticas de las sensaciones y ciudad A la ciudad se llega desde el límite, se asume desde sus bordes y se habita en relación a sus márgenes, en tanto expresiones de unas sensibilidades que leen su disposición de “lugar” como resultado de unos ojos, narices, bocas, manos y oídos socialmente elaborados como brújulas y como recipientes de almacenamiento de la historia social hecha cuerpo. Los “cuerpos-en-contacto” arman las esquematicidades de las tramas de los sentidos vueltos mediadores enfáticos de los contactos, los tactos y los pactos. La ciudad es (y será cada vez más) la espacialización de esa especial combinación entre pasado, presente, futuro y presentificación. Estar con otro a través del sonido, olor, imagen, sabor y pliegues del cuerpo puede desplegarse como condición de posibilidad de la relación social. Si se siguen las marcas, las líneas y espesores; si se repara en los paisajes, escenarios y contextos que límites, bordes y márgenes dibujan y colorean, se pueden captar una serie de conexiones entre diversas disposiciones de la ciudad en sus cruces con las políticas de los cuerpos y las sensibilidades, algunas de ellas son las siguientes: ? Las políticas de la entrada, acumulación y circulación de la alimentación estructura y ordena las disposiciones de las formas de la ciudad. ? Las políticas de origen, circulación y usos del agua son pre-condiciones de sobre-vivencia de los habitantes en términos de los ejes de nutrientes, clases y geometrías corporales en forma de habitabilidades diferenciadas. ? Las políticas de las formas sociales de gestión de la luz solar distribuye, atribuye e imputa las capacidades de orden, desplazamiento y visibilización de los agentes hechas cuerpos. ? Las estructuras de selección, gestión y acumulación de desechos implican políticas de administración de los olores y redefinición del "clima de depredación posible".

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? Las múltiples "vías" de traslado, visualización y contacto afectan y están

“pre-diseñadas” según clases, edades, etnias y género. ? Las estructuras de distribución de las fuentes de energías para comer, resguardarse, trasladarse y comunicarse son los nudos de una red tramada en torno a sus accesos y posesión. La tensiones entre las múltiples vivencias del comer/alimentarse, de las horas y diagramas de luz natural y artificial a las cuales se accede, de las distribuciones diferenciales y desiguales del agua, de los modos de desplazamiento y los puntos de contacto entre los que habitan la ciudad, se basan y son parte fundamental de las políticas de cuerpos y la emociones vigentes. Las tensiones aludidas son las que hacen a una ciudad y la ubican en ese proceso espiralado entre su particularidad y la universalidad de “toda ciudad”. Son los órganos sociales los que guían, ubican y acompañan el desplazamiento por y en la ciudad; son los dispositivos de regulación de las sensaciones los que usan como reservorio de las orientaciones posibles a dichos órganos sociales. La vida de los ciudadanos como formas existenciales de presentificar, en y por el cuerpo, los conflictos y encuentros afectivos en la diversidad de sensibilidades. Las formas de depredación, especialmente las ligadas a la expropiación de energías corporales y sociales, toman forma en las tramas urbanas y ubican/des-ubican a los sujetos en ellas implicadas. Desde esta perspectiva, la ciudad proporciona tiempo-espacio a las expropiaciones excedentarias que performativamente hacen que expropiador y expropiado se vean, huelan, toquen y escuchen a través de las políticas de las sensaciones. 4. Algunos rastros para seguir pensado la ciudad colonizante En este contexto aparecen algunos de los vectores con más “peso” en las consecuencias del consumo mimético sobre las estructuras de las sensibilidades, a saber: la política de la mirada, la política de la imagen mimética y la política del disfrute instantáneo. Justamente estas tres políticas se con-forman alrededor de la obliteración, elusión y evitación de lo que hay de conflictual en las formas de vida colonizante. La banda mobesiana desde donde parten, se bifurcan y torsionan, es la desapercibida, naturalizante e inadvertida situación de conflicto entre los expulsores y expulsados, segregadores y segregados, colonizadores y colonizados. Las múltiples

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ubicaciones inter-medias, localizaciones inter-puestas y posiciones borrosas que se construyen en los procesos de pliegue y re-pliegue de las tres políticas mencionadas son las que garantizan, testimonian y avalan las tensiones opuestas que las generan. La(s) política(s) de la(s) mirada(s) se diseña(n) en la torsión que produce el estar dispuesto y disponerse para la observación clasificatoria, la seducción de lo visto (y re-visto) y las etiquetas de rostrificación. Los unos y los otros, los miedos y las agresiones se hacen (en principio) desde la “distancia” de la(s) mirada(s) que narra(n), produce(n) y/o elimina(n) al otro desde la visión, percepción e imputación de rasgos amenazantes/amigables, propios/impropios, próximos/ajenos, impactando en (las) sociabilidades (im)posibles.45 Es decir, se trata de las disposiciones de una clasificación, enclasamiento y taxonomía de lo que es, lo que se puede esperar y hasta dónde el observador puede aproximarse sin cuidado, sin defensas, sin barreras. Junto a esto se efectúa una práctica de producción del individuo “para-ser-visto”, en tanto eje de un permanente estado de seducir para la aceptación, el reconocimiento o al menos el “no-rechazo” que se basa en aparecer como se debe para sortear el “scanner” de la clasificaciones múltiples. Aquí es donde emerge con fuerza el rostro como “sitial” de la mirada que consagra la diferencia, la desigualdad, la diferenciación y la distancia. Unos rostros etiquetados, rostros tipos, rostros “éticos” identificados, seleccionados, ordenados, consumidos y “circulados” como ejes de la economía política de la moral vigente. Es en este contexto que en nuestras ciudades una mirada puede costar la vida, permitir acceso al disfrute o bien (im)posibilitar desplazamientos. 45 Uno de los rasgos que caracterizan la construcción de sociabilidad es la “confianza interpersonal” entre los sujetos; sin embargo, la ciudad colonizante sólo muestra desconfianza. Según datos provenientes de encuestas realizadas en la Argentina en distintos momentos, y en base a diseños muéstrales y objetivos particulares, puede observarse la presencia de un elevado porcentaje de individuos que manifiestan percibir desconfianza en las relaciones con los otros y entre los otros. En efecto, sobre una muestra de 949 argentinos, y ante la pregunta: ¿Confía en su vecino?, el 44.7% (424 casos) manifestó confiar sólo un poco, el 29.6% (281 casos) admitió confiar no mucho y/o nada y el 25.7% restante (244 casos) afirmó que confía completamente (World Values Surveys, 2006). Por su parte, y con el objetivo de “medir” la percepción de los argentinos respecto a su comunidad en términos de confianza, una encuesta de Latin American Public Opinion Projet (LAPOP, 2008) reveló que sobre 1438 casos, el 55.42% (797 casos) considera que su comunidad es algo confiable, un 27.96% (402 casos) afirma que es poco confiable, para un 8.34% (120 casos) es muy confiable y para el 8.28% restante (119 casos) es nada confiable, de lo que se desprende que la distribución de “no-confianza” acumula el 36.24% de las respuestas. Finalmente, el informe 2009 de Latinbarómetro afirma que sólo el 19% de los argentinos encuestados (228 sobre un total de 1200 casos) manifiesta que se puede confiar en la mayoría de las personas. Respecto a esta última fuente, son elocuentes los porcentajes de confianza asignados por los latinoamericanos a instituciones represivas. En este sentido, sobre una muestra de 20.000 casos, el 34% de los encuestados manifestó tener “mucha” y/o “algo” de confianza en la policía y un 45% admitió confiar “mucho” y/o “algo” en las fuerzas armadas. Es de notar que estos porcentajes de confianza registran en la región una tendencia favorable –aunque con matices– al menos desde el año 2004. Por su parte, y en directa relación con lo anterior, la “delincuencia” ocupa el segundo lugar entre los principales problemas percibidos por los latinoamericanos. En promedio, un 38% dice haber sido víctima de algún delito, y un 19% considera a la delincuencia como el problema más importante del país: la brecha entre ambas variables alcanza en el año 2009 su más alto valor desde 1995, con 19 puntos (Latinbarómetro, 2009: 76).

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Desde la base de la segunda torsión descripta en las políticas de las miradas (el individuo “para-ser-visto”) se abren las bandas posibles de la(s) política(s) de la(s) imagen(es) mimética(s). En sus tramas de límites, bordes y márgenes, en la ciudad se constituyen escenarios, paisajes y contextos de una vida para ser mostrada/ocultada. La dialéctica entre cuerpo, piel, imagen y movimiento se resuelve y potencia en tanto “prácticas-para-los-otros”. En la misma tensión aparece la vivencia de la ciudad como múltiples escaparates, vidrieras y pasarelas relacionadas directamente con el consumo. La imagen mimética es una consecuencia de las diferencias y desigualdades del consumo de los cuerpos y emociones como objetos, como fuente de identidades lábiles, contingentes y apegadas a contextos. Toda ciudad que se precie tiene recorridos de detección, clasificación, selección e imitación de imágenes posibles. Procesos que harán viable y vivible una habitabilidad valorable y valorada de acuerdo a las condiciones materiales de selección de cada una de ellas. En los meandros de las conexiones entre políticas de la mirada y de las imágenes miméticas, es decir, en lo que hay en ellas de común con el consumo, se levantan y diseñan las políticas del disfrute instantáneo. La espacialización y producción de los medios de disfrute se realiza hoy, en y a través de la ciudad. El disfrute instantáneo subraya el rango de temporalidad que adquieren un conjunto de prácticas “dependientes” de los espacios, y en especial de en cuáles límites, bordes y márgenes se performen. El disfrute instantáneo se caracteriza por ser un paréntesis "aquí-ahora", merced a su pretensión de ser continuidad en el tiempo y por el desanclaje subjetivo que permite y exige. El disfrute se hace como un circunstancial, contingente, fugaz pero "absoluto" y radical “aquí-ahora”. El disfrute es un acto con pretensión de totalidad que suspende el flujo de vida de todos los días, de ahí que se "haga", se produzca, se performe y sea el resultado de una acción teleológica. Se disfruta para seguir disfrutando. En realidad, todo en la vida es tomado y consumido con (y de acuerdo a) relación al disfrute. Esta forma de disfrute desvincula al sujeto de su contexto: el que consume/disfruta no “es-ese-sujeto”, es sólo un disfrutante. El desanclaje subjetivo se realiza a través de la primacía del objeto de disfrute que varía según la cantidad/calidad, volumen/densidad y formas de acceso/denegación al mismo. Estos entramados entre la política de la mirada, la política de la imagen mimética y la política del disfrute instantáneo hacen visibles las distancias y proximidades entre las marcas de los bordes del juego autonomía/heteronomía,

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las líneas de los límites de la dialéctica entre expulsión/destitución y la espesura de los márgenes. Lo que está, se pone y es puesto en (y a través de) los límites, bordes y márgenes son prácticas del sentir que estabilizan, fluidifican, coagulan y movilizan las “lógicas de ocupación” de la ciudad. Sean éstos objetos, sujetos o relaciones, todos son pasibles de la operatividad de sensibilidades que se producen en los dispositivos de regulación de las sensaciones y mecanismos de soportabiliadad social que anidan en esta formas del estar que dispone la ciudad. Por ello (y en ello) se constata la emergencia de una ciudad colonizante que, al ocupar, expropiar, posibilitar el habitar el tiempoespacio de otro y al con-tener el poder de decidir sobre la vida de los otros expande su efectos y consecuencias más-allá. El mundo en general, pero particularmente en el Sur Global, se mira y es mirado desde las consecuencias preformativas de los límites, bordes y márgenes que hacen que las políticas de las emociones se recorten al talle de la política de la mirada, de la imagen mimética y del disfrute instantáneo. Las diferencias y desigualdades sobre las capacidades de diseñar, aplicar y vivir las políticas de las sensibilidades radican en las medidas, densidades y volúmenes que las condiciones materiales de existencia le otorgan a las marcas, líneas y espesuras que la ciudad crea. Bibliografía Amin, Samir (1972), “Sous-développement et dépendances en Afrique noire: les origines historiques et les formes contemporaines”, en Tiers-Monde, 1972, Volume 13, núm. 52 pp. 753-778. ------------ (2002), “Capitalismo Senil”, en Rivista del Manifesto, Roma, No. 31, septiembre de 2002. Traducción del italiano por Giselle Sarracino. Tomado de La Jiribilla, La Habana, 2003. Castro, Josué de (1955), Geopolítica del Hambre, Buenos Aires, Editorial Raigal, pp. 55-98. ------------ (1984), Geografía da Fome, Rio de Janeiro, Antares. pp. 22-53. Cervio, Ana Lucía (2010), “Performatividad, fantasmas y fantasías sociales. El 'encantamiento' de la (re)nominación en la gestión del hábitat social en la ciudad de Córdoba”, en Actuel Marx/Intervenciones, núm. 9, Santiago de Chile, pp. 261-283. Espoz, Dalmasso, María Belén (2009) “La Ciudad y las ciudades-barrio: tensión y conflicto a partir de la lectura de la producción mediática de miedos en espacios urbanos sociosegregados”, en Revista Latinoamericana de Estudios Sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad (RELACES), núm. 1 ------------ (2010), “Crear umbrales para explotar los límites de las 'ciudades-barrio': Sensaciones y vivencias de jóvenes que habitan 'Ciudad de mis Sueños' ", en Revista Brasileira de Sociologia das emoçoes (RBSE), Brasil, Vol. 9, Nº26.

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Territorios basura: huellas de los residuos en América del Sur Victoria D'hers

Introducción El presente artículo describe modos de circulación (y fijación) de los residuos sólidos urbanos en ciudades clave en América del Sur. Partimos de considerar el hecho de que los residuos (en su doble faceta de constituir desecho –no reutilizable–, y material posible de ser valorizado nuevamente en otro tipo de mercados), son una parte central del funcionamiento del sistema económico capitalista en su fase neoliberal dependiente. En este contexto, la identificación de los modos de circulación y fijación, deviene en un rastro de los caminos y huellas de las basuras en su sentido material y simbólico. Esta movilidad concreta y simbólica de los residuos, en su transversalidad, es una muestra de las conexiones territoriales establecidas entre centro(s) y periferia(s). De hecho, estas vinculaciones configuran a (y son configuradas por) las sensibilidades sociales asociadas a los diferentes espacios y geografías. Proponemos delinear estas circulaciones y permanencias, desde una perspectiva espacial, dado que son una vía para comprender cómo los centros construyen periferias, y así se constituyen. El orden de la exposición es como sigue: primero, se presenta la definición de la problemática de la basura; luego, se delinea brevemente la referida perspectiva conceptual; en tercer término, se describen las formas particulares de gestión de Residuos Sólidos Urbanos (RSU) en Buenos Aires y Río de Janeiro en relación con lo espacial para, finalmente cerrar una reflexión en torno al cruce de la mirada espacial y los modos de vinculación de los espacios referidos.

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Basura: Modos de circulación, huellas y espacialidades Intuitivamente, podemos definir la basura como un objeto descartado por alguien, donde se pone en juego el juicio de quien lo descarta considerándolo inútil. Esto implica que puede ser luego tomado por otra persona que le vislumbra un destino, un nuevo uso posible. Esto conlleva a referir a un circuito recorrido por los objetos, en tanto tales, invitando a repensar la idea de consumo, como determinante del recorrido de los objetos y de las opciones para cada objeto, en tanto signo de las posibilidades dispuestas para los sujetos en el marco del mercado capitalista en su fase neoliberal extractivista. Y adentrándonos en el mundo de la basura, podemos afirmar que en un nivel general, se observa una fuerte preocupación por su destino a nivel mundial. Esta preocupación debe enmarcarse necesariamente dentro del mercado, para poder comprender la complejidad de la problemática que constituye un factor clave de las circulaciones y fijaciones que configuran a las sociedades actuales. En primer lugar se debe hacer una distinción entre basura y residuos. El término basura es entendido desde su uso en la vida cotidiana como lo no útil, lo que ya no responde con cierta función dada por el uso, lo que ya no sirve; aquello que creemos necesario reemplazar. Son Pedro Pírez y Gustavo Gamallo (1994: 10), quienes especifican que “los residuos se integran por desechos que pueden volver a utilizarse y por basura lo que no se reutiliza. Ese carácter es histórico y depende de las condiciones técnicas y sociales que predominen en la sociedad”. En este marco, los residuos pueden clasificarse según varios criterios: su producción (qué tipo de actividad los origina); su composición: industriales, domiciliarios, hospitalarios y, desde la perspectiva ambiental, biodegradables y no biodegradables. A su vez, a pesar de su contenidos técnicos, todas estas definiciones están sujetas a un contexto social, un particular devenir. En tanto construcción histórica, se citan cinco dimensiones: estética, sanitaria, ambiental, económica y social (Pírez y Gamallo, 1994). La determinación de qué es basura y qué no lo es, dependerá de quien haga dicha evaluación. Así, la idea de basura está relacionada antes que a la propiedad de un objeto, a lo que cada uno en tanto ser creativo puede o no puede hacer con él; se considera entonces que sólo la parte de los residuos que no pueden ser reutilizados debería ser considerada como basura (Shammah, 2009). Estas definiciones están atravesadas por las configuraciones ligadas a las sensibilidades sociales (D'hers, 2011) en torno a ellas.

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Acorde a la regulación vigente en Brasil, también se diferencia a los residuos sólidos de los Rejeitos; definiendo a los primeros como todo material, sustancia u objeto descartado resultante de actividades humanas en sociedad, considerando su disposición final necesariamente en estado sólido o semisólido, con gases contenidos en recipientes, o líquidos cuyas particularidades hagan inviable su arrojo a la red pública o en cuerpos de agua, o exijan para ello soluciones técnicas o económicamente inviables según la tecnología disponible. Y a los Rejeitos como los residuos sólidos que, luego de agotadas todas las posibilidades de tratamiento y recuperación por procesos tecnológicos disponibles y económicamente viables, no presenten otra posibilidad a no ser la disposición final ambientalmente adecuada. A su vez, al igual que en el caso argentino, más de la mitad de los municipios vierten sus desechos en basurales a cielo abierto sin ningún tratamiento anterior (Carvalho, 2012). Reflexionando en torno a los residuos en términos de ciclos, se suele hablar de tres: formal, informal e ilegal. Dentro de cada uno de ellos, se incluyen diversas etapas, como la generación, recolección, transporte, almacenamiento, transferencia, recuperación, disposición,46 reutilización, y/o reciclaje. Cada etapa presenta los tres tipos mencionados, y allí se manifiestan las tensiones entre lo público y lo privado, lo legal e ilegal, lo formal e informal (Carré, 2011). Finalmente, cada una de estas etapas, en sus diferentes ciclos (formal-informal-ilegal), se define por ser parte del sistema de valorización capitalista en su etapa depredatoria actual (D'hers, 2011; Scribano, 2008). En los procesos de producción, distribución, cambio y consumo, consideramos clave incluir la generación de desechos, sus circulaciones y fijaciones, analizando las decisiones vinculadas a la gestión, en tanto siempre atravesadas por las posibilidades y límites de su valorización. En este contexto, la identificación de los modos de circulación (y fijación) de las basuras, deviene un rastro de sus caminos y huellas en su sentido material (y) simbólico. Esta movilidad se da en ambos planos, y en su transversalidad se constituye como una muestra de las conexiones territoriales establecidas entre centro(s) y periferia(s), que entendemos organizadoras de las citadas sensibilidades. De hecho, estas vinculaciones configuran a (y son configuradas por) las sensibilidades sociales asociadas a 46 En cuanto a la disposición podemos notar dos formas de enterramiento, el formal-legal en rellenos sanitarios y el ilegal en basurales. En ese sentido, dentro del circuito formal se entiende a la disposición como la etapa final del ciclo de los residuos.

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los diferentes territorios, espacios y geografías. Proponemos entonces delinear estas circulaciones y permanencias, desde una perspectiva espacial, dado que son una vía para comprender cómo los centros construyen periferias, y así se constituyen. El orden de la exposición es como sigue: primero, se presenta la definición de la problemática de la basura; luego, se delinea brevemente la referida perspectiva conceptual; en tercer término, se describen las formas particulares de gestión de Residuos Sólidos Urbanos (RSU) en Buenos Aires y Río de Janeiro en relación con lo espacial para, finalmente, cerrar una reflexión en torno al cruce de la mirada espacial y los modos de vinculación de los territorios referidos. La basura en la Agenda a nivel mundial En sistemas económicos apoyados en el consumo, la pregunta por los residuos y las basuras es estructural, en dos sentidos: por un lado, en tanto se abren permanentemente nuevos modos de mercantilización de los materiales; por el otro, la misma gestión es una gran fuente de recursos y disputas. A modo de ejemplo, es de destacar que parte de los gases generados por la acumulación de residuos se industrializan en un creciente circuito que confirma su participación en formas cambiantes de la valorización capitalista; a su vez, la basura (en sentido estricto) sigue considerándose un problema. En la Cumbre de la Tierra, organizada por la ONU en Brasil en el pasado año 2012: “Río+20”, este tema fue una de las prioridades, en sus dos aristas: principalmente, en cuanto a la transferencia de tecnologías de tratamiento y en la búsqueda de aumentar su rentabilidad económica, y en referencia a las consideraciones de los beneficios ambientales resultantes para resolver el problema de la basura, dada su gravedad. En referencia a residuos sólidos, concretamente en la actualidad aquellos provenientes de hogares y generadores menores constituyen el 10% del total en los países centrales. Dentro de la agenda de dichos países, y con referencia a las circulaciones, se presenta la creciente exportación de materiales especialmente a Asia: por una parte, requieren de dicha movilidad, y por otra, crecen las preguntas por las pérdidas económicas que estas circulaciones producen (EEE, 2012).

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Fig. 1: Intercambio de residuos seleccionados desde y hacia la Unión Europea, 2011

Fuente: ISWA. http://www.eea.europa.eu/publications/movements-of-waste-EU-2012

Como contra-cara de esta problemática, nos encontramos con que la principal preocupación de los “países en desarrollo” se centra en los modos de disposición final de los residuos sólidos urbanos. En América Latina y el Caribe los residuos residenciales son el 50-70% de los totales generados (Hoornweg y Giannelli, 2007). El Banco Mundial evalúa periódicamente la eficacia de la disposición en Rellenos Sanitarios (Controlled Landfills), para lo que realiza fuertes inversiones (Johannessen y Boyer, 1999); afirmando a su vez que “los medios de disposición predominantes son los basurales a cielo abierto (open dumps), con los problemas de salud y ambientales asociados a ellos” (Hoornweg y Giannelli, 2007). Esto se explica por una baja tasa de reciclaje, donde una de sus razones es el pago a contratistas privados –tanto recolectores como gerenciadores de rellenos– por tonelada dispuesta (Hoornweg y Giannelli, 2007), por lo que a mayor peso recolectado, más alto será el pago.47 Desde esta perspectiva, la literatura especializada vinculada a organismos internacionales, como las Naciones Unidas, insiste en la necesidad de dirigirse hacia una “bioeconomía”, basada en fuentes de energía alternativa. A través del discurso de lo alternativo, se apuesta a que 47 Para más información sobre la amplia discusión en torno a dicho modo de pago en la gestión de RSU en Buenos Aires véase Carré, D'hers, Shammah, Verrastro, 2013.

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América Latina y el Caribe se conviertan en “países clave” en cuanto a este nuevo concepto. Estos combustibles alternativos a partir de biomasa celulósica renovable (plantas, troncos, residuos de agricultura, hojas) se vinculan con un gran potencial para reducir la dependencia de la importación de petróleo y disminuir el impacto medioambiental del uso de energía. Así, se alienta a que América Latina se ponga en línea con los avances realizados por Estados Unidos y Europa, auspiciando las inversiones desde las compañías “De-Residuos-hacia-energía” (Waste-to48 energy) en las últimas dos décadas (UN-Habitat, 2010). De este modo, el peso del “Mercado medioambiental” es un factor central a la hora de considerar las acciones y políticas llevadas adelante con respecto a la 49_50 gestión de los residuos. Las organizaciones ligadas a la salud como la Pan American Health Organization (PAHO, en español OPS-Organización Panamericana de la Salud), toman en consideración el aumento de la población, sobre todo a nivel urbano, como problemática central a la hora de referir a los residuos. Esta creciente urbanización (encontrando a Argentina y Brasil en los primeros puestos, PAHO-AIDIS-IDB, 2010), redunda en una agudización de la problemática de la gestión de los residuos, y su disposición final como temática a resolver a nivel de los gobiernos locales. Con la emergencia de las megalópolis (en el año 2002, las ciudades más grandes eran México D.F. con 18.2 millones de habitantes, San Pablo con 18.1 millones, Buenos Aires con 13 millones y Río de Janeiro con 10 millones), el problema central es garantizar la recolección y la disposición final fuera de los márgenes de las ciudades, observando que hacia el 2007 solo el 30% de los residuos recolectados tenían una disposición correcta. En ese año, los miembros de la Asociación Brasileña de Empresas de Limpieza Pública y Residuos Especiales (ABRELPE), integrantes brasileños de la 48 Vale la pena recordar aquí el entusiasmo inicial en cuanto al uso de granos para lo que se llamó biocombustibles, hoy fuertemente cuestionado desde aquellos que lo refieren como agro-combustibles, y alertan sobre la depredación de los bosques tropicales para el sembrado de monocultivos bajo este titular “bio” 49 “El primer paso para un manejo organizado de los residuos sólidos urbanos se dio en Estados Unidos a principios del siglo XX. En virtud de consideraciones económicas y ambientales, entre los años 40 y 70 surgió una nueva forma de administración de los RSU, denominada Gestión Iluminada, que se focalizó en el control de la generación, almacenamiento, recolección, transferencia, transporte, tratamiento y disposición final, con especial énfasis en los efectos ambientales y en la salud de la población. Luego, en la llamada Agenda 21, que reúne las conclusiones de la Cumbre de Río 1992, el capítulo 21, 'Manejo Ecológicamente Racional de los Residuos Sólidos', enuncia los postulados que luego fueron retomados y enfatizados en la Cumbre de Johannesburgo 2002: minimización de la generación; maximización de la reutilización y el reciclado; tecnologías de eliminación, tratamiento y disposición final ambientalmente adecuadas, que incluyan recuperación de energía; ampliación del alcance de los servicios relacionados con los residuos; tecnologías de producción limpia y consumo sustentable; investigación, experimentación, desarrollo e innovación tecnológica sobre el reciclado, abono orgánico y recuperación de energía; educación pública, participación y apoyo de la comunidad en la gestión de los residuos”. Véase “Marco conceptual” de la Estrategia Nacional para la Gestión Integral de RSU (2005). 50 Véase UN Habitat “Waste-to-Energy Industry”, 2010, p. 49, donde se detallan los diferentes modos de aprovechamiento de la energía de biomasa, contrastados con sus altos costes en cuanto a transporte y traslado.

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International Solid Waste Association (ISWA, Asociación Internacional de Residuos Sólidos), detallaban los porcentajes de este modo: un 38.6% de los residuos se disponen en Rellenos Sanitarios, un 31.8% en sitios de arrojo controlados, y el restante 26.6% en basurales a cielo abierto sin control alguno. En cuanto a la Argentina, la Asociación para los Residuos Sólidos (ARS) especificaba que en el AMBA se disponía un 45% en Rellenos Sanitarios, un 55% con ese tipo de disposición en el resto del país, dejando un 35% en basurales a cielo abierto. Finalmente, este tema se torna central bajo la lupa del cambio climático (PAHO-AIDIS-IDB, 2010), y nuevamente, las posibilidades (tecnológicas y como un fuerte mercado) de recuperación de CH4 o gas metano.51 La basura como marca espacial A partir de esta distribución de los recursos y su disposición final, de los múltiples datos y perspectivas, nos preguntamos por las posibles consideraciones referentes a la espacialidad del fenómeno, reflexionando a nivel conceptual respecto de las espacialidades y huellas vinculadas con las circulaciones y fijaciones de los residuos y basuras. Siguiendo a Alicia Lindón, es posible rastrear un camino de la Teoría Social ligada al espacio y los análisis de la espacialidad, donde podemos citar a un espectro de autores que han tenido en cuenta al espacio en los esquemas de interpretación de las realidades sociales; por ejemplo, Michel Maffesoli (1979), Michel de Certeau (1996), Erving Goffman (1970; 1981), Isaac Joseph (1988) (Lindon, 2009). A pesar de que aún hoy, según afirma la autora, “la tradición sociológica aespacial es muy fuerte y constituye un lastre difícil de superar” (Lindón, 2009: 8), lentamente, se comienza a articular una concepción del espacio dentro de los estudios sociales como vinculado con el nivel de las prácticas y las representaciones tanto de la naturaleza como de la sociedad. Así, a partir de lo afirmado por Milton Santos, podemos reconocer que el espacio está formado por un conjunto indisoluble, solidario y también contradictorio, de sistemas de objetos y sistemas de acciones no considerados aisladamente, sino como el contexto único en el que se realiza la historia. Por un lado, los sistemas de objetos condicionan la 51 El gas metano (CH4) es un gas de efecto invernadero producido por la descomposición anaerobia (sin oxígeno) de residuos en vertederos, digestión animal, descomposición de residuos animales, producción y distribución de gas natural y petróleo, producción de carbón, y combustión incompleta de combustibles fósiles.

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forma en que se dan las acciones y, por otro, el sistema de acciones lleva a la creación de objetos nuevos o se realiza sobre objetos preexistentes. Así, el espacio se encuentra en una dinámica de transformación constante (Santos, 2006). Para Santos, el espacio adquiere contenido a partir del reconocimiento de los vínculos entre el individuo y la sociedad; parte de la idea de que es en el espacio donde confluyen relaciones de carácter funcional, de interdependencia, selección, reproducción, sustitución o cambio, cuya actuación se refleja en diferentes escalas, niveles y tiempos. En este sentido, la dinámica socioterritorial está funcionalmente ligada a los cambios propios del espacio, es decir, a las manifestaciones, procesos y articulaciones, de los sistemas sociales. Dentro de esta noción de espacialidad, las articulaciones y procesos revisten central importancia. Y como parte de ellas, la noción de circulación se abre concretamente a las tensiones implícitas en la articulación entre la construcción social del espacio y sus particularidades físicas: “Las circulaciones junto con los espacios edificados soportan la cultura, economía y sociedad; son contraparte de sus estructuras y funciones. Tienen la peculiaridad de concretarse histórico-espacialmente; y por eso resultan en una adaptación que es constante, en un cambio que se reanuda con cada nuevo viaje, con cada nuevo arribo” (Camarena Luhrs, 2012). Entonces, considerando la circulación por un lado, y las marcas espaciales dejadas por las basuras una vez que son parte de los espacios por otro, pasamos a reflexionar en torno a sus caminos, las huellas espaciales que se identifican con el circuito y la indispensable circulación de los residuos en los casos seleccionados, Ciudad de Buenos Aires y Río de Janeiro. Realizamos un recorrido por las regulaciones vigentes de gestión de RSU como modo de aproximación a estas espacialidades particulares. La gestión de Residuos Sólidos Urbanos y sus circulaciones y huellas en dos ciudades de América del Sur Ciudad de Buenos Aires, Argentina En primer lugar, con referencia al caso de Argentina, la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación define Residuos Sólidos Urbanos –siendo su generación diaria por habitante uno de los Indicadores de Desarrollo Sustentable– como “todo material que sea

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desechado por la población, pudiendo ser éste de origen doméstico, comercial, industrial, desechos de la vía pública y los resultantes de la construcción, y que no sea considerado peligroso en el marco de la Ley Nacional 24.051 –Ley de Residuos Peligrosos– y sus decretos reglamentarios” (Ley N° 25.916).52 Siguiendo las definiciones de los organismos de gestión de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, “los residuos sólidos urbanos son todos aquellos que provienen de actividades animales y humanas, que normalmente son desechados como inútiles o superfluos” (Carlino, 2002; Ley N° 1854). Actualmente está vigente el estrategia llamada GIRSU (Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos):53 “La finalidad del Proyecto es la implementación de sistemas de Gestión Integral de los Residuos Sólidos Urbanos en todo el territorio nacional; desde un abordaje socialambiental aceptable y sostenible financieramente, a efectos de lograr una mejora en el medio ambiente, la salud pública y la calidad de vida de la población”. Dentro de sus objetivos está el de “establecer políticas que promuevan la minimización de residuos a generar y a disponer, a través de su máxima valorización en todas las etapas de la gestión integral”. La Gestión Integral comprende todas las etapas de la cadena de manejo: generación, disposición inicial, recolección, barrido y aseo urbano, tratamiento, transferencia, transporte y disposición final. Las etapas enumeradas corresponden a las diferentes instancias del “ciclo de los residuos” y forman parte de lo que comúnmente se denomina “componentes técnicooperativos” de la gestión. En esta cita aparecen ya los conceptos clave: valorización-manejo-componentes técnico-operativos. La problemática gira alrededor de las definiciones de residuos y sus modos de valorización en el mercado, en combinación con las cuestiones ligadas al manejo y el nivel técnico. En última instancia, son estos tres aspectos los que determinan las disputas acerca de las posibilidades de los Estados de hacerse cargo de su gestión, o la conveniencia de agentes privados de llevarla adelante desde el discurso de la eficiencia. 52 Boletín Oficial 7/09/04; http://www.ambiente.gov.ar/?idarticulo=6126. Véase también la Ley Nº 25.675 (B.O. 28/11/02). llamada Ley General del Ambiente (LGA). “Esta Ley establece un sistema federal de coordinación interjurisdiccional para la implementación de políticas ambientales de escala nacional y regional (Artículo 1º, inc. j), instrumentado a través del COFEMA, cuyo objeto es la articulación de estas políticas para el logro del Desarrollo Sustentable, entre el gobierno nacional, los gobiernos provinciales y el de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Se establecen los presupuestos mínimos para el logro de una gestión sustentable y adecuada del ambiente, la preservación y protección de la diversidad biológica y la implementación del desarrollo sustentable.” (http://www.ambiente.gob.ar/rsu/grupo.asp?Grupo=8078&SubGrupo=8235) 53 Las normativas que enmarcan el GRISU son: la Ley Nacional N° 25.916/04, la Ley provincial N°13.592/06 y la Ley de 1854/04 (Basura Cero) de la Ciudad de Buenos Aires

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A nivel espacial, considerando el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), hay 600 hectáreas reconocidas (es decir, ocupadas por Rellenos 54 Sanitarios ) dedicadas a absorber los más de seis millones de toneladas anuales de basura producidas –aproximadamente 16 000 toneladas diarias. De este número, la mitad es generada en la Ciudad de Buenos Aires. A esto hay que sumarle los casi 300 basurales a cielo abierto hallados 55 en el AMBA. Retomando lo planteado al inicio, desde la gestión de residuos a nivel de la provincia de Buenos Aires, se incluye como una alternativa exitosa la experiencia de Waste-to-Energy, referido bajo el título de Producción de Energía Limpia, afirmando que: En el mundo existen actualmente más de 600 plantas de Waste to Energy que procesan 118 millones de toneladas de residuos sólidos por año. Se estima que la producción de energía eléctrica comercializada alcanza un promedio de 600 kWh por tonelada de residuo domiciliario. En Europa se incineran anualmente alrededor de 41 millones de toneladas, Alemania con el 31% y Francia con el 26% son líderes en aplicación de tecnologías WTE. Por esta vía, en Estados Unidos se eliminan 26 millones de toneladas correspondientes a un 7,7 % del total de los residuos. (OPDS, 2010: 43).

En cuanto a la gestión, y considerándolo históricamente, desde la perspectiva de análisis del espacio y sus circulaciones y articulaciones, en un primer momento las disposiciones se orientan a alejar los residuos de la ciudad o bien arrojarlos en sus espacios intersticiales, 'huecos', zanjas o áreas anegadizas, en un tratamiento fundamentalmente estético con algún matiz que lo orienta hacia la higiene y salud pública (Suárez 1998; 2010). Esta primera forma se ve saturada por el crecimiento de la población y la emergencia de dos grandes epidemias. Así, la gestión se caracterizará luego por establecer una distribución espacial de los vaciaderos, alejándolos del centro urbano y concentrándolos en el borde sur de la ciudad, en un basural municipal donde se recuperan materiales y se aplica como método de minimización la quema al aire libre; en este período se expande el cirujeo. Frente al creciente volumen de residuos, y la problemática de la higiene puesta en evidencia por las epidemias, se origina un tercer proceso dirigido a la minimización, es decir, la incineración. Sin embargo, no se eliminaron a los vaciaderos y se generó gran contaminación atmosférica. Por último, con la búsqueda de habilitar nuevas áreas de suelo para usos

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urbanos, de suprimir el cirujeo, de aplicar un manejo regional de los residuos y de eliminar los gases vinculados con la incineración; surge el último método, de los referidos Rellenos Sanitarios. En esta dinámica de habilitación de nuevas áreas, y de la aplicación del nuevo método fuertemente apoyado en la noción de avance tecnológico, según afirmáramos identificamos un doble efecto privatizador. Por una parte, se dio la privatización periférica de los servicios de recolección como eje de la política municipal de la Dictadura Militar a través de los contratos de los municipios. Por otra, se privatizó la disposición a nivel regional. En consecuencia, un conjunto de empresas de capital concentrado recibieron una nueva fuente de acumulación de capital. Los costos del alumbrado, barrido y limpieza aumentaron a un 40 % o más del presupuesto municipal (D'hers, 2013). Además, se suma la problemática del traslado y circulación de los residuos, atravesando el límite de la ciudad pulcra (Cervio, 2010). Como en general los camiones recolectores no están preparados para recorrer las distancias que separan los núcleos urbanos de los centros de disposición final, especialmente si estos últimos están muy alejados o son de difícil acceso. Frente a este inconveniente surgen las Estaciones de Transferencia (ET), instalaciones donde los residuos son traspasados desde los vehículos recolectores a equipos especiales de transporte con gran capacidad de carga, que finalmente se encargan de llevarlos hacia su disposición final. Esta huella en el territorio de la ciudad, constituye la evidencia más notoria del paso de los residuos desde los generadores particulares, hacia la periferia donde se encuentran los basurales y rellenos sanitarios. Pero el volumen significativo de residuos se encuentra en los bordes, sobre todo al 56 sur de la ciudad. A pesar de la estrategia “integral” y dirigida a disminuir el volumen de residuos trasladados, el enterramiento va en aumento, según los datos de Greenpeace:

56 Para una imagen de los suelos con amenaza de contaminación, concentrados hacia el sur de la ciudad de Buenos Aires: http://www.atlasdebuenosaires.gov.ar/aaba/index.php?option=com_content&task=view&id=393&Itemid=204&lang=es

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Fig. 2: Toneladas enterradas por año en Complejos Ambientales de CEAMSE Área Metropolitana de Buenos Aires, Argentina

Fuente: www.greenpeace.org.ar

En este espacio geográfico, este aumento en las toneladas dispuestas en los sitios autorizados para tal fin queda marcado, y pasa de ser puntos (como se ilustra en el gráfico de los “Complejos Ambientales”, referencia actual a los Rellenos Sanitarios regenteados por CEAMSE), a extensiones cubiertas de 57_58 materiales múltiples sin clasificación como en la Figura 4.-

57 Para un detalle de la composición de los residuos recolectados y dispuestos en CA de CEAMSE, véase el informe realizado por el Instituto de Ingeniería Sanitaria-FIUBA (2011). “Estudio de calidad de los Residuos Sólidos Urbanos del Área Metropolitana de Buenos Aires. Tercer Informe de Avance”. Disponible en http://www.ceamse.gov.ar/wp-content/uploads/2012/06/Tercer-Informe-ECRSU-AMBA1.pdf (Queda para un futuro trabajo la consideración de los tipos de materiales y sus vinculaciones con el modo de producción apoyado básicamente en el consumo). 58 Para un análisis de los actores sociales, las disputas y problemáticas sociales en torno los basurales y rellenos sanitarios, véase Shammah 2009, Suárez 2010 y D'hers 2011.

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Fig. 3: Complejos Ambientales ubicados en el AMBA

Fuente: CEAMSE http://www.ceamse.gov.ar/ciclo-de-la-basura/complejo-ambiental/

Fig. 4: Apariencia de los terrenos del CA Norte III-Partido de San MartĂ­n Provincia de Buenos Aires

Fuente: Greenpeace: http://images.greenpeace.org.ar/fotos/displayimage.php?pid=3000

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Dentro de estas circulaciones, y fijaciones en el espacio, estos territorios también van tomando nuevas formas y destinos. En otro trabajo hemos caracterizado los tipos posibles de reusos de territorios marcados por la basura como: Tipo I: Vivienda y valorización inmobiliaria. Tipo II: Espacios de uso común. Tipo III: Trabajo-Alimentos. Tipo IV: Recuperación de materia. Tipo V: Emprendimientos productivos. Tipo VI: Corredores viales.59 A pesar de estas adaptaciones, a nivel de la gestión, no se puede hablar de cambios a nivel estructural ni en cuanto a una redistribución de poder. En el plano institucional se ve un cambio relativo a la gestión, pero se observa una permanencia de los grandes grupos económicos que obtuvieron la concesión del servicio y que cuentan con una gran capacidad de adaptación a las nuevas reglas de gestión, logrando perpetuar sus acuerdos más allá de la nueva legislación alcanzada. Finalmente, a partir de lo ya trabajado anteriormente en torno a los conflictos respecto de los modos de disposición, se puede afirmar que, con el afianzamiento de los recuperadores urbanos, hay una incipiente puesta en cuestión del sistema de circulación, fundamentalmente en lo relativo a su traslado y alejamiento. Frente al sistema basado en la recolección y traslado de la totalidad de los residuos producidos en la ciudad para su posterior enterramiento en rellenos sanitarios asentados en tierras de la periferia urbana, se afianza un sistema que apunta a reconocer al residuo como recurso no sólo para las grandes empresas vinculadas a la gestión, sino pasible de su recuperación por parte de las cooperativas, apoyada en la separación diferenciada en origen y su posterior tratamiento. En dicho contexto, es posible identificar una modificación en la circulación del residuo, con la aparición de actores que a partir de poner en cuestión los modos y manejos vinculados a la re-utilización, han desencadenado una multiplicidad de cuestionamientos y conflictos respecto del circuito existente. 59 Para un detalle de los modos de disposición, véase Carré et al., 2011; 2013.

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Ciudad de Río de Janeiro, Brasil En el caso del estado de Río de Janeiro, las intenciones también se muestran en sintonía con el cumplimiento de la ley Basura Cero (Lixo Cero). La mayor preocupación radica en que a nivel nacional, el 59% de los municipios brasileños envía sus residuos a grandes depósitos de basura, por lo que las políticas están dirigidas a reducir la presencia de Lixaos o vazadouro a céu aberto, basurales a cielo abierto, a favor de la construcción de Rellenos Sanitarios (Aterros): Dos residuos coletados em 2011, 58% foram destinados a aterros sanitarios, 24% em aterros controlados e 17% em lixoes. Isto significa que cerca de 75 mil toneladas diarias ainda tem destinacao inadequada, sendo encaminhadas para lixoes ou aterros controlados, os quais nao possuem o conjunto de sistemas e medidas necessarios para proteçao do meio ambiente contra danos e degradaçoes. Apesar das determinaçoes legais e dos esforços empreendidos, essa destinaçao inadequada de RSU esta presente em todos os estados (Abrelpe, 2012).

En relación con nuestro primer apartado, cabe destacar que en el informe Panorámica de los Desechos Sólidos en Brasil en 2010, publicado por la Asociación Brasileña de Empresas de Limpieza Pública y Residuos Especiales (ABRELPE), se realiza un análisis pormenorizado de las posibilidades de extracción y mercantilización del biogás de los rellenos sanitarios, participando de los MDL, y particularmente analizando el Relleno Santa Rosa (pp. 133 y ss.), con más de 3 millones de toneladas (Abrelpe, 2012), según veremos más adelante. Siguiendo lo afirmado por dicho informe, más de la mitad de las ciudades de Brasil (50,8%) elimina sus desechos en vertederos, mientras que un 22,5% utiliza rellenos controlados y 27,7% los rellenos sanitarios, según el Ministerio de Medio Ambiente, basándose en datos de la Investigación Nacional de Saneamiento Básico (PNSB/2008) y del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). Más de 4 400 de los 5 564 municipios del país aún depositan sus residuos en vertederos. El Departamento de Recursos Hídricos y Ambiente Urbano del Ministerio de Medio Ambiente estima que hacia el próximo año 2014, Brasil estará en vías del establecimiento de rellenos sanitarios en todas sus ciudades. Más allá de esta “fe tecnológica” (actualmente puesta en cuestión por las nuevas tecnologías como formas de incineración sin combustión), dadas estas cifras también insisten en la necesidad de aumentar el reciclaje, puesto

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que diariamente, se generan 195.090 toneladas de residuos sólidos municipales, un promedio de 1,21 kilos por cada brasileño. De esta cantidad, solo se recicla el 13%, según la ONG brasileña Compromiso Empresarial para Reciclaje (CEMPRE); y sólo un 14% de los brasileños tiene el reciclaje incluido en sus servicios de recolección de residuos. Así, Brasil pierde R$ 8 mil millones (US$ 4,66 mil millones) cada año por dejar de reutilizar materiales reciclables, según un estudio realizado por el Instituto de Investigación Económica Aplicada (IPEA) por encargo del citado Ministerio. Con la finalidad de reducir estas pérdidas, las autoridades brasileñas se concentran en los esfuerzos definidos en la Política Nacional de 60 Residuos Sólidos, lanzada en agosto de 2010 : “…Una de las estrategias es el Sistema Nacional de Información sobre la Gestión de Residuos Sólidos (SINIR), que se espera inicie en 2013. El SINIR funcionará como un centro de monitoreo que recabará información sobre cada tipo de residuo generado en Brasil. El PNRS de Brasil apunta a la eliminación de los vertederos de basura en el país”.61 (Abrelpe, 2012: s/d). Sin embargo, a pesar de que en el texto esté el objetivo de disminuir la generación de residuos, no se explicitan cuáles son las estrategias a aplicar, más aún cuando se trata de iniciar cambios centrales en los patrones de producción y consumo. Tampoco se aclaran cómo articular los otros aspectos con la estructura actual (Fonseca Figueiredo, 2008). Algunos puntos del Proyecto de Ley 1991/07 que se refieren a la inclusión de los catadores en la gestión integrada de los residuos sólidos (según Fonseca Figueiredo, los datos no oficiales sobre el propio movimiento nacional de catadores afirman que hay alrededor de un millón de personas que viven de la recogida de residuos sólidos en Brasil): Los empresarios del reciclaje vislumbran como los principales desafíos a ser alcanzados: la regularización y profesionalización de catadores en sus asociaciones y cooperativas; más recursos públicos para el sector de saneamiento; capacitación de técnicos de los Ayuntamientos; combatir el

60 La política nacional para los residuos sólidos urbanos (PNRS). La propuesta del Proyecto de Ley 1991/07 está en trámite en la cámara de los diputados desde el año 1991: “O Plano Nacional de Resíduos Sólidos, conforme previsto na Lei 12.305/2010 tem vigência por prazo indeterminado e horizonte de 20 (vinte) anos”. 61 Tanto na PNSB 2000 quanto na PNSB 2008 observase que, mais de 90%, em massa, dos resíduos são destinados para a disposição final em aterros sanitários, aterros controlados e lixões, sendo os 10% restantes distribuídos entre unidades de compostagem, unidades de triagem e reciclagem, unidades de incineração, (14)... o custo médio de disposição final de resíduos sólidos urbanos em aterros, considerando todas as operadoras (empresa privada, Prefeitura, Consórcio público e outros), foi de R$ 28,30/t. Para 2008, esse valor foi de R$ 40,37/t de resíduos aterrados, sendo R$ 43,60/t o valor cobrado pela empresas privadas; R$ 20,02/t pela Prefeitura e R$ 46,16/t pelo consórcio público (Abrelpe 2012).

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trabajo infantil en los vertederos incontrolados; y la definición del marco legislativo en nivel federal como manera de orientar el sector privado (Fonseca, 2008).

Particularmente, el promedio de generación de residuos por habitante en la zona sur del país es el más alto, alcanzando 1,6 kg por habitante por día en el 2008, y el que más ha aumentado en los últimos años (siendo en el año 2000 de 0,9). (Plan Nacional de Residuos Sólidos, 2011: 11). En el Municipio de Río de Janeiro, dentro de la ciudad, quien produce más de 60 kilos, o 120 litros, de residuos sólidos a diario, está obligado a separar el material reciclable, y reciclarlo o dirigirlo hacia ello, según la Ley 5.538, de octubre de 2012. Fig. 5: Arrojos regionales para la disposición final de RSU

Dentro de esta área, y por tomar un caso paradigmático, el relleno sanitario de Jardim Gramacho fue cerrado en el pasado año 2012.62 Ocupa 130 hectáreas, a orillas del Río Guanabara, recibiendo 9000 toneladas de basura por día hasta su cierre, y donde trabajaban 1700 recuperadores (catadores). Dicho cierre fue tres semanas antes de la Cumbre mundial Río+20. 62 Nótese que la construcción fue en el mismo periodo que la creación de la CEAMSE en Buenos Aires: “O lixão de Gramacho, situado em Duque de Caxias, no Rio de Janeiro, foi fechado no domingo, 3 de junho, em ato simbólico conduzido pelo prefeito Eduardo Paes. Fundado em 1978, o aterro estava recebendo em torno de 80% do lixo da região metropolitana. Mesmo após 34 anos de acompanhamento, ainda não é possível dimensionar o dano ambiental causado pela instalação do lixão. O fechamento de Gramacho é um marco simbólico, mas não resolve o problema do Estado, que conta com outros grandes lixões, principalmente na Baixada Fluminense.

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Fig. 6: Foto aérea del Aterro Jardim Gramacho, cerrado en 2012.

Considerando el plano simbólico, que se co-constituye con el plano material de la construcción del espacio, vemos cómo se contraponen fotos de predominante verde con imágenes de situaciones de alta vulnerabilidad social y contacto directo con la basura. En la página web del Municipio de Río de Janeiro, se presentan numerosas fotos del “antes” y “después”.63 Finalmente, en este caso se repite la insistencia en el aprovechamiento del biogas para producir energía. Según se hace referencia en el Plan Nacional de Residuos Sólidos (2011: 18), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PUND) estimaba, en 2010, que la producción de energía potencial en 56 municipios del país, considerando el decenio 2010-2020, lo que podría abastecer a una población de 5,6 millones de habitantes, equivaliendo a la ciudad de Río de Janeiro. Así, se insiste en el potencial de abundancia de combustible renovable como un subproducto del modo de vida actual. Esto va de la mano con el incremento de la participación del sector privado en la gestión, al igual que el caso anterior: “En la década de 1990, el 63 Véase http://www.flickr.com/photos/95722553@N04/sets/72157633488253730/with/8735224469/). También se pueden ver imágenes en el sitio de la BBC, http://www.bbc.co.uk/news/world-latin-america-18254470

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gobierno invirtió en la construcción de 5 rellenos sanitarios, para después pasar la operación a las empresas privadas en la década siguiente hasta el año 2005, trece rellenos operados por empresas privadas” (Fonseca, 2008). Reflexiones finales A la luz de estos ejemplos de paulatinos cambios que, a su vez, sostienen la estructura de funcionamiento y división espaciales y no modifica las huellas dejadas por la basura, vemos una adaptación (de las circulaciones y de las permanencias) que se muestra a su vez permanente en sus patrones de funcionamiento, dado que dan forma a los modos de producción, ocupación y significación del espacio socialmente construido; a la vez que reafirman las modalidades de valorización vigentes. Estas circulaciones y fijaciones, están en constante cambio y a su vez, resultan en que no varíen sus razones de ser. “Sean personas, experiencias, imágenes o ideas e informaciones, bienes, mercancías o capitales, más allá de alcanzar un destino, hay algo que les da a las circulaciones su carácter mediador, y eso es lo importante de su estudio” (Camarena Luhrs, 2012). De este modo, estas imágenes constituyen un reconocimiento de los vínculos entre los individuos que disponen sus residuos y cuentan con su recolección como parte de sus servicios urbanos, y los espacios sociales que serán ocupados por dicha materialidad (D'hers 2011), en circulaciones que a su vez constituyen una gran fuente de recursos para las empresas privadas que llevan adelante dichos servicios. Vemos aquí relaciones de interdependencia y, a la vez, de cambio continuo en cuanto a las tensiones y redefiniciones sobre el uso y reuso de estos espacios –siempre bajo discusión dadas las citadas problemáticas ambientales asociadas a esas acumulaciones de residuos y basuras. En ambos casos, podemos afirmar con Fonseca Figueiredo (2008) que, al margen de las referidas acciones de alto impacto mediático (como el cierre de Jardim Gramacho, y en paralelo, las campañas de Basura Cero en la Ciudad de Buenos Aires), no hay mecanismos que propicien la construcción de las Agendas 21 dictadas por los acuerdos multilaterales de las ciudades, basadas en el marco del concepto de Basura Cero. En este contexto, no queda claro cómo disminuir la cantidad de residuos generados diariamente. Reconsideramos entonces que, si bien el espacio es parte de una dinámica en permanente transformación (siendo donde se articulan los vínculos

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individuo-sociedad, a la vez que los constituyen), a la hora de comprenderlo tanto el cambio como la permanencia son parte central de él en tanto sistema de objetos y sistema de acciones. Nos encontramos con ejemplos que demuestran el modo como las sensibilidades asociadas a la gestión y manejo se contraponen con la perduración de estas huellas y marcas espaciales. Ambos en el nivel de la circulación y recorrido de los residuos, y en el nivel de la permanencia, decantación y consecuencias de dicha permanencia, se despliegan conflictos a la hora de definirlos y regularlos.

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Segunda parte Diversidad de ámbitos de circulaciones prácticas y simbólicas de América

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Configuraciones por circulación en el abasto de alimentos en México Felipe Torres Torres

Introducción Este ensayo contiene ideas sobre las nuevas modalidades territoriales que están definiendo al abasto de alimentos al intensificarse el crecimiento urbano en México. El supuesto es que la apertura económica del país impacta hacia un cambio de modelo en áreas metropolitanas con mayor densidad de población, regularidad en el ingreso, intereses económicos, patrones culturales y hábitos de consumo dominantes. La metrópoli es el eje de la organización del abasto y crea sistemas que operan según los intereses heterogéneos modelados por los intereses en la demanda de los consumidores, lo cual es producto y a la vez afianza nuevas circularidades por la localización concentrada de los consumidores y las nuevas dimensiones que tiene la demanda que llevan a estructurar otras logísticas en el movimiento de los productos alimentarios. En México hemos evolucionado de un patrón de abasto de alimentos de tipo tradicional que se caracterizaba por diversas etapas de intermediación entre regiones de producción y espacios de consumo, con múltiples canales en la distribución, a otro más modernizado y simplificado, impuesto por firmas integradas en cadenas, que responden de manera funcional a demandas diferenciadas de alimentos en las ciudades. Su evolución ha sido gradual, pero las mayores evidencias se presentan a partir de que el país entra en la fase de economía abierta que se gestó a principios de la década de los ochenta del siglo XX. El cambio de modelo económico trastocó tanto a la oferta de alimentos al conformar nuevos

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patrones de consumo influenciados por el entorno internacional, como el de su patrón de abastecimiento al introducir otro tipo de agentes económicos con nuevos métodos de organización empresarial en la distribución y circulación del producto. Los nuevos agentes lograron modelar una nueva configuración de la distribución de alimentos en grandes concentraciones metropolitanas. Desde esos ejes territoriales han replicado el patrón hacia núcleos urbanos de menor jerarquía. La explicación del fenómeno es que estos nuevos agentes integran en un sólo espacio prácticamente toda la oferta alimentaria y establecen sistemas de competencia territorial basados en la innovación tecnológica del servicio, ventas, control de inventarios y sobre todo liderazgo de precios. Desde ese enfoque es posible entender cómo el abasto de alimentos contiene un soporte espacial localizado y ramificado que responde a la evolución en la demanda de los consumidores. La nueva situación debe entenderse en función de la proximidad y la oportunidad para captar clientes que se movilizan de manera circular en la ciudad con diversos propósitos. Por esta razón se diseñan nuevos formatos de tiendas integradas a una firma que responda a esa movilidad de consumidores que demandan respuestas inmediatas a sus intereses. El abasto de alimentos en México se ubica entonces en una nueva transición del patrón de consumo que es a la vez diversificado en su oferta, novedoso en los sistemas de suministro y altamente susceptible a las influencias internacionales que tienden a la homogeneidad y permea a los estratos sociales sin romper con las tradiciones locales al adaptarlas al pragmatismo de los nuevos mercados de consumo masificado. De esta manera, el consumo y abasto de alimentos se condicionan mutuamente y la competencia entre firmas resulta un elemento importante para la transición hacia otra configuración económico territorial. 1. Dimensión conceptual del patrón de abasto de alimentos La dimensión espacial del patrón de abasto de alimentos se define a partir de su configuración territorial en el mercado dominante, la cual, con la evolución de los modelos de desarrollo económico, se ha transformado en un esquema más homogéneo dentro de una diversidad de demandas y al mismo tiempo más internacional. Se sustenta en el predominio del consumo en las

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ciudades, especialmente de las metrópolis del país, que modelan dicho patrón a partir de su capacidad de concentración de la demanda y diversidad del consumo (Sanz, 2004; Rello, 1989). El patrón de abasto de alimentos es, por tanto, una sucesión de etapas logísticas que parten desde la producción del campo hasta la distribución del producto al consumidor final, donde intervienen diversos intermediarios que operan bajo el soporte de una infraestructura y reglas de mercado, reguladas por los precios en cada etapa y en distintos territorios. Se encuentra en constante evolución y conserva rasgos de distintas formas dentro de un patrón espacial dominante. El patrón que se configura con el avance del proceso de economía abierta elimina etapas en intermediación, pero igual expande sus fronteras de aprovisionamiento a través de firmas internacionales que operan con indiferencia a la distancia entre los núcleos de población consumidora y las regiones de abastecimiento. El efecto de ello es que se segrega a los canales de distribución tradicional, mismos que aún con diversas restricciones impuestas por la competencia, permanecen en distintas escalas territoriales y de segmentos de consumidores. Su característica es una gran complejidad que se explica por la coexistencia entre tradición y modernidad, el arraigo de la población a los hábitos y los factores de resistencia al cambio presentes entre la población consumidora. (Berdegué, 2005) Las dos dimensiones del abasto de alimentos: la económica y la territorial, son resultado de un largo proceso que por corresponder a las necesidades más primarias del ser humano, refleja mejor que ninguna otra actividad, su adaptación a los requerimientos de un tipo de demanda localizada, independientemente de la escala territorial en que opera, si bien debe cubrir el requisito de funcionalidad y eficiencia entre productores y consumidores. Ello obliga a estructurar mecanismos de intermediación que dan lugar a varias configuraciones territoriales, reflejadas en un patrón orientado por los cambios en la alimentación y en sus estilos de vida. El pragmatismo de la vida social y del mercado influyen en que el abasto de alimentos se adapte a esas nuevas necesidades, lo cual explica la coexistencia entre los sistemas tradicionales y modernos que llevan a la construcción de redes intraurbanas de distribución para atender una demanda en expansión constante (Brenner, 2004); se entiende por redes de distribución al conjunto del aparato de distribución de alimentos en las ciudades y que está conformado

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por mercados mayoristas centrales, supermercados, pequeñas tiendas, mercados públicos y otros establecimientos especializados que aparecen según se diversifican las demandas. Hasta finales del siglo XX podemos identificar en México dos patrones de abastecimiento; ambos presentan las características universales que por lo general definen a los sistemas de abasto a nivel mundial. El primero de ellos se conoce como Patrón Dendrítico (en forma de árbol) cuyos rasgos son un comercio a larga distancia que conecta a una gran urbe con diversidad de zonas de producción a través de un solo mercado regional o núcleo de población que centraliza el producto agropecuario. Las zonas abastecedoras se especializan en el sentido de que aportan uno o varios productos para el mercado urbano y además, cuentan con redes independientes para enviarlos a una sola ciudad; dichas zonas se vinculan comercialmente mediante un solo mercado urbano. Los centros de acopio, de orden inferior, son tributarios de un solo centro comercial con la intermediación de un mercado regional. Corresponde al tipo de abasto basado en las relaciones comerciales más tradicionales y exige la intermediación de mercados y comerciantes regionales. El segundo tipo, denominado patrón solar, corresponde a la distribución espacial del comercio en el cual varios centros rurales de producción se presentan articulados a un solo mercado central sin la intermediación de ningún otro centro o mercado regional, es decir, de manera directa (Rello, 1989). Ambos patrones han permeado el abasto de alimentos a las grandes ciudades del mundo y el caso de México también corresponde a esa amalgama. Los desplazamientos espaciales de la sociedad en el tiempo, han llevado hacia una mayor concentración de población y a la definición de nuevos tipos espaciales en su distribución dentro de los espacios urbanos. Estos requieren para su funcionalidad, de un sistema de abastecimiento de alimentos eficiente en disponibilidad y cobertura más allá de las especulaciones del mercado en el precio de los productos, o de los conflictos sociales que pongan en riesgo sus flujos. (Cásares, 2003). El abasto de alimentos es consustancial a las necesidades básicas del individuo en grupo y aunque es más antiguo que las propias ciudades, es en éstas donde manifiesta su mayor complejidad; de esta manera se enfrenta a una necesidad constante de transformación en sus escalas territoriales de relación. El eje de su configuración es la concentración de población que

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requiere de una oferta regular, diversificada y compleja en términos de hábitos y preferencias. Por ello rebasa constantemente su entorno regional inmediato de aprovisionamiento y desarrolla innovaciones tecnológicas para ampliar su frontera territorial de aprovisionamiento. El abasto opera en dos planos espaciales relativamente diferentes que son la ciudad y la región. Estos planos que se refieren a las funciones del territorio, es decir, el área agrícola donde se produce; las redes de articulación y los lugares donde se consume, son interconectados por un sistema de intermediación que ha evolucionado desde las relaciones directas entre el productor y el consumidor, formas itinerantes como las ferias, días de plaza y otras a partir de establecimientos fijos como las tiendas y mercados públicos, hasta las grandes cadenas integradas a firmas típicas de las metrópolis y vinculadas a un gran entorno comercial internacional. Con ello se han logrado estructurar redes de distribución donde las firmas, los núcleos de población, las regiones, el transporte y otros agentes económicos definen logísticas territoriales de operación que siguen intereses de demandas localizadas. El abasto se estructura como un sistema de redes en un plano espacial localizado donde ni los núcleos de población, ni las firmas proveedoras compiten entre sí por obtener la producción y consolidar su oferta; la competencia se establece en los planos urbanos por la captación de clientes mediante ofertas y distancias atractivas al consumidor final. Mientras más se metropoliza la demanda, más se intensifica el volumen de consumo; se amplían las estrategias competitivas entre las firmas y se incrementa la relación con la región o las regiones proveedoras. Todos estos elementos inciden en las transiciones o cambios del patrón de abasto alimentario. Con todo y que la tendencia mundial, más claramente en el caso de México, es hacia la conformación de un patrón de abastecimiento predominantemente urbano y metropolitano, de todas formas, cualquier tipo de asentamiento humano localizado, independientemente de la escala, define su propio patrón en un plano localizado, independientemente de su subordinación a otros en la red territorial. Más allá de la homogeneidad en la oferta global y del modelo de distribución y venta, términos de la organización que impone la firma, los espacios que no puede cubrir el patrón dominante, son atendidos mediante diversos mecanismos marginales que por su tamaño o dispersión la gran firma no puede cubrir. A

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ello nos referimos con niveles territoriales, es decir a las diversas magnitudes de consumidores que el abasto debe cubrir de acuerdo con el tamaño de la población asentada en un núcleo. En muchos casos las firmas dominantes copian las estrategias ya consolidadas para ofertar de los canales tradicionales. De esta manera pueden atraer nuevos consumidores, ampliar cobertura y establecer relaciones de aprovisionamiento directo con los productores, lo cual disminuye gradualmente la jerarquía del gran mercado central típico que surtía a una red ramificada de pequeños establecimientos en las ciudades. Aún así, la segmentación de mercados se define por los intereses de las demandas concentradas territorialmente que mantiene vivos a los diferentes canales distributivos y arrastra al abasto hacia un nuevo patrón dominante. 2. La ciudad: nodo dominante en la red del abasto y distribución de alimentos. Los consumidores dentro de su núcleo espacial que es la ciudad, se diferencian entre sí, ya sea por el ingreso, la cultura, la imitación de los modelos de vida, la dieta o el cambio de hábitos de consumo. De esta forma, en un contexto de libre mercado basado en la competencia, los agentes económicos deben satisfacer simultáneamente diversas demandas en un mismo espacio; esto llevó en la actual fase de economía abierta, a la conformación de un patrón de demanda que se configura dentro de las ciudades pero, a la vez, modela el flujo de productos alimentarios requeridos para su reproducción. La oferta agroindustrial sigue ese mismo comportamiento, lo cual consolida la tendencia de un patrón de abasto definido por la demanda de las metrópolis (Crew, 2008; Reardon, 2008) En la actualidad, más del 70% de la población en México es urbana y de ella aproximadamente el 56% se asienta en zonas metropolitanas. Por tanto, lo que ocurre con la concentración de población en las metrópolis, repercute en las preferencias del consumidor, en la organización espacial de la oferta y en las diversas líneas que sirven para organizar la red territorial del abasto. Esto incluye los desplazamientos intraurbanos de los aparatos de distribución, particularmente de las cadenas de firmas, la adaptación de la oferta a las características de los nuevos asentamientos, las funciones del mercado mayorista central, de los sistemas tradicionales, así como de las nuevas demandas con base en la complejidad de los desplazamientos de

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consumidores en una ciudad con características más complejas. De acuerdo con algunos estudiosos, el desarrollo urbano de las ciudades latinoamericanas y de México, ha pasado por cuatro momentos: la ciudad colonial, la ciudad sectorial, la ciudad polarizada y la ciudad fragmentada. El retiro del Estado como regulador de las actividades económicas, la privatización y la desregulación, permitieron a los ciudadanos, inversionistas y urbanistas más libertades que repercutieron en la estructura de dichas ciudades (Duhau, 2007). En la fase de urbanización ocurrida entre 1920 y 1970, cuando se configura un modelo de ciudad polarizada, los barrios de clase baja y también de grupos marginales se expandieron en su centro a través de una configuración radial tipo vecindad. En el caso de México surgieron casi simultáneamente los barrios marginales localizados tanto en nichos no edificados del perímetro urbano, como en lotes aislados fuera de la ciudad mientras los ricos se alejaron cada vez más de ésta. Hacia el final de la década nacen los primeros centros comerciales como réplica a los Shopping Centers americanos que impactaron como focos de crecimiento de nuevos barrios, intensificándose el contraste entre ciudad rica y ciudad pobre. La polarización resultó el principio de estructuración espacial más importante, seguido por otro subordinado de crecimiento celular para el perímetro urbano (Borsdorf, 2003). Un elemento de fragmentación de las ciudades latinoamericanas lo constituye sin duda las tendencias de localización de elementos funcionales en el espacio urbano; el comercio al menudeo es uno de los más claros ejemplos. La estructura del consumo en el centro urbano perdió su importancia y no logró ramificarse en la misma magnitud hacia las nuevas localizaciones periféricas. Lo predominante hoy son los Malls y los Shopping Centers que originalmente se orientaban hacia los barrios de estratos altos; estas estructuras se encuentran dispersas a lo largo de todo el perímetro urbano. El modelo de la fase de fragmentación de la ciudad está representado por la libre distribución de zonas industriales , la localización de centros comerciales en toda la ciudad orientado hacia las autopistas intraurbanas y aeropuertos, junto con la presencia de barrios cerrados en todo el perímetro urbano y en la periferia extramuros (Borsdorf, 2003). Los procesos de globalización y transformación económica redujeron la polarización territorial entre ciudad rica y ciudad pobre; la segregación aumentó a escala muy reducida, aunque esto no impactó en la distribución

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del ingreso de los grupos de consumidores. Además, algunas formas urbanas típicas de la ciudad norteamericana se diseminaron en las urbes del subcontinente y se observa una transformación de los hábitos de los ciudadanos. Es innegable que las ciudades latinoamericanas y mexicanas registran transformaciones variables, pero esto no afecta su jerarquía territorial en los ámbitos nacionales. Lejos de ello se afianzan y son capaces de remodelar los sistemas productivos y distributivos acordes con sus demandas (Berdegué, 2005). Los cambios en la organización de las ciudades latinoamericanas obedecen así a una reducción del ritmo de crecimiento urbano, provocada por un decremento en la migración interna del campo a la ciudad y de ciertas transformaciones sociales y políticas que modificaron las bases del desarrollo urbano. Destacan el abandono de la gestión y el control del desarrollo urbano por parte del Estado y su apropiación por actores privados que ha dado como resultado la aparición de formas urbanas comercializables, redituables y valiosas para el mercado. Estas nuevas formas urbanas están dirigidas a ganadores de las transformaciones económicas como los Malls y Shopping Centers. El fenómeno aumenta la competencia con los centros comerciales integrados al casco urbano (Janoschka, 2002). Visto así, los procesos de apertura de las economías que tiene relación con los desarrollos globales se caracterizan, a nivel local, por estructuras descentralizadas y por enclaves dirigidos hacia adentro que incluyen a la localización de las firmas y su grado de dominio en el abasto de alimentos. Las transformaciones urbanas no solo implican nuevos desarrollos de espacios pequeños, sino también centralidades completamente nuevas que aparecen fuera del área tradicional de la ciudad; estos puntos concentran tanto la provisión de servicios como de superficies de oficinas y comercios denominados edge cities, conforman una estructura donde las tradicionales funciones urbanas no poseen una relación funcional en el núcleo urbano y se localizan en un lugar nuevo, aislado en el espacio suburbano. Se crea un nuevo tipo de público y un aparente espacio público (Ídem). En tal caso, el abasto de alimentos se configura dentro de una doble funcionalidad en el espacio urbano: la necesidad de adaptarse a las transformaciones de la ciudad en función de la demanda y la movilidad de

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la población intraurbana y la de modelar la estructura del sistema hacia los espacios de abastecimiento a la ciudad. El patrón de abasto que es por definición de intermediación, se adapta a los ritmos de la ciudad y adquiere su configuración funcional para no dejarla desabastecida. Los Shopping Center surgidos en las ubicaciones centrales pero integradas a la estructura urbana tradicional han incidido en la diversificación de la oferta; los horarios ilimitados de atención de los comercios, permiten que los trabajadores puedan solucionar las compras para sus necesidades diarias de manera espontánea, de regreso a casa. Al mismo tiempo, los nuevos emplazamientos de vivienda en las áreas perimetrales de la ciudad, obligan a las personas a modificar sus modos de comportamiento y realizan compras masivas para sus necesidades diarias en un día programado (Ídem). La movilidad de la población en la ciudad y sus necesidades de abasto funcional atraen la presencia de nuevos Molls en que por estrategia comercial se ubica un supermercado, el cual a su vez pertenece a una gran cadena empresarial. Los centros urbanos dejan de ser atractivos a los consumidores para realizar compras y se trasladan a los nuevos puntos de concurrencia. Las distancias conducen a una transformación de cantidades en el abasto, en el sentido de que las compras diarias y en pequeña escala, son remplazadas por grandes adquisiciones semanales o quincenales, las cuales están sujetas a las posibilidades de ingreso de la población. Esto genera una mayor fragmentación del espacio urbano, aunque el hipermercado aislado es funcional a esa característica. A medida que remplaza al pequeño comercio minorista, las nuevas tiendas que a la vez pueden conformar centros por si solas, no rodean ni se complementan al comercio local en la parte que los circunda, más bien los desplaza. Las redes de abastecimiento de la ciudad en que diversas firmas compiten por el espacio y, buscan puntos de intensidad de confluencia de los consumidores a partir de nuevas modalidades de oferta. Esto lleva a la segregación de los aparatos tradicionales sin eliminarlos del todo, ya que también responden a las dinámicas de movilidad de población para realizar compras en un mismo lugar. De esta manera, el abasto adquiere otras formas de flexibilidad de servicio, sobre todo para algunos estratos con arraigo a las tradiciones. Anteriormente los espacios suburbanos eran ocupados masivamente por las clases bajas, ahora son ocupados también por la clase media y alta en complejos habitacionales vigilados. La distribución de hipermercados de

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forma dispersa en la totalidad del espacio urbano, refleja en este aspecto la no polarización del acceso a los alimentos por segmento social y configura un nuevo patrón de distribución (Janoscka, 2002). De aquí podemos inferir la presencia de un patrón dominante en la distribución de alimentos, donde, en términos territoriales, quien se segrega no es la sociedad de consumo, sino los aparatos tradicionales de distribución construidos históricamente en base a las proximidades territoriales en diversas escalas. Esas concentraciones masivas demandan, además de nuevos servicios para una población segmentada y asentada en espacios fragmentados, una mayor eficiencia de los ya existentes que son vitales para el funcionamiento de la metrópoli. En este caso, el abasto de alimentos se ve arrastrado por una dinámica similar al resto de las actividades económicas; lo que lleva a mejorar sus tecnologías de venta, diversificar sus funciones distributivas de bienes alimentarios en un mismo espacio, responder mediante distintos formatos a los requerimientos de la demanda diversificada en la ciudad, así como a resolver la cuestión de la localización en base a la intensidad de los desplazamientos de la población en el territorio urbano. Es decir, deben estar presentes en los lugares donde concurre la demanda más allá de las condiciones de ingreso de ésta. Se trata ahora, además, de la venta de bienes de consumo básico, de ofertar un servicio y varios servicios, por lo que este sector define la nueva especialización económica de las ciudades. En el abasto y distribución de alimentos, las firmas que comercializan al menudeo, tanto las de capital local como las de origen internacional, modifican su relación con los consumidores en el sentido de proximidad, sustentadas en nuevas tecnologías de venta, al tiempo que los desplazamientos de población llevan a otras configuraciones territoriales en un ambiente de transición donde el nuevo patrón coexiste con los viejos sistemas tradicionales. La transición del patrón trasciende en términos espaciales a las propias necesidades básicas de los consumidores metropolitanos y se adapta a las dinámicas de mercado en economías abiertas. El ámbito regional-nacional incorpora ahora el nivel internacional gracias a la competencia entre firmas por demandas concentradas, quienes a la vez introducen productos nuevos y modelan un nuevo patrón de consumo, el cual no solo abarca ya a las ciudades, sino a todo el espacio nacional y buena parte del internacional. Dicho patrón se extiende hacia vialidades de amplia circulación, se especializa principalmente en el expendio de productos no perecederos

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como bebidas y botanas demandados por consumidores nocturnos, o bien atiende los llamados productos “de olvido” que antes cubrían las pequeñas tiendas familiares de barrio en las ciudades. Lo anterior explica el crecimiento casi ilimitado del número de tiendas de autoservicio dentro de las principales ciudades, incluso su oferta rebasa a las demandas locales y provoca su saturación. La aparición constante de formas novedosas de mercado, el desarrollo vertiginosos de nuevas tecnologías de venta, el diseño de estrategias organizacionales y de seguridad interna, la absorción de firmas locales por cadenas internacionales y su reproducción y expansión en todas las ciudades del país y en sus espacios intraurbanos, más allá de la separación de los consumidores por niveles de ingreso, son algunas de las principales características del patrón de abasto alimentario actual. 3. Dinámicas metropolitanas, configuración y control territorial del abasto de alimentos en México Como hemos señalado, la configuración del nuevo patrón de abastecimiento integra una dimensión espacial en su dimensión económica; en tal caso, el control territorial que ejercen los agentes económicos en la distribución intraurbana es ahora vital, ya que se encargan de tejer relaciones comerciales con los productores en las regiones y atender demandas cada vez más diversificadas. Los consumidores a través de los cambios en su alimentación y prioridades del ingreso, junto con sus desplazamientos residenciales y de actividades cotidianas también influyen en ello. El agente espacial activo de los cambios en el patrón es la ciudad, pero sobre todo la metrópoli. En tanto que la apertura comercial representa, al menos en su formalización, un fenómeno relativamente reciente alentado por el libre mercado y la competencia sin consideraciones de equidad en el acceso a los alimentos, los primeros impactos en la estructura económica y territorial ocurren en aquellos espacios de mayor desarrollo económico, densidad demográfica, concentración y relativa estabilidad en el ingreso. Las metrópolis concentran el ingreso y definen nuevas centralidades en la distribución. La distribución estructura un sistema flexible con distintos formatos de tiendas que pueden atender demandas segmentadas. Por ello, asumimos que son las grandes ciudades, como la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM), quienes primero registran

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cambios hacia la reconfiguración del patrón de abasto. Esta reconfiguración deriva de una serie de estrategias entre grandes redes nacionales e internacionales de tiendas distribuidoras de alimentos que desarrollan procesos homogéneos de mercado a escala territorial, conectado a un mismo circuito comercial mediante la presencia de una misma firma o razón social en diversas ciudades del mundo. Algunas de esas estrategias implican la fusión con capitales nacionales que lograron su consolidación previa en el mercado interno y establecieron redes de relación con proveedores nacionales e internacionales. El nuevo esquema trasciende los ámbitos locales de aprovisionamiento, ya que las tiendas al conectarse a nuevas regiones mundiales buscan mantener la regularidad de los suministros acorde a las demandas locales; ésta influye en la estructuración de un patrón alimentario más diversificado y de carácter internacional, que impone una relativa homogeneidad territorial en términos de concurrencia de las compras habituales de alimentos en consumidores urbanos. La funcionalidad del abasto alimentario en las grandes ciudades y metrópolis de México, vista desde la operatividad y oportunidad de los suministros básicos, ha sido históricamente bien calificada. Esta buena nota se sustenta en que las distintas redes de flujo del sistema operaban sincrónicamente, lo que evita amortiguar cualquier situación de escasez crítica más allá de períodos cortos relacionados con especulación de precios. El abasto alimentario de México se había configurado de acuerdo con un esquema repetitivo clásico: un mercado mayorista (central de abastos) que se relacionaba con las regiones productoras nacionales en el aprovisionamiento y a la vez había operado como válvula de conexión hacia las zonas proveedoras agroindustriales mediante diversos niveles de relación (directa e indirecta) con agentes económicos, que al mismo tiempo surtían a millares de expendios de diverso tipo en la ciudad. Esos expendios, componente final del patrón, conformaron un tejido para el aprovisionamiento indescifrable e interminable que aún a la fecha oscilan desde cooperativas de consumo, grupos de compra informal, puestos callejeros espontáneos temporales, verdulerías, misceláneas, mercados públicos, concentraciones, tianguis, mercados sobre ruedas, tiendas de abarrotes, complementado con otros canales especializados como lecherías, pollerías, carnicerías, tortillerías, entre otros.

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El esquema empezó a fracturarse a partir de la apertura comercial del país en la década de los ochentas. El abandono de las funciones reguladoras del Estado, por la vía de la distribución y la fijación de precios oficiales, junto con la implantación del libre mercado en alimentos terminó por destruir el tejido anterior, aunque no generó una crisis en el flujo de productos. No entró en crisis de flujos, calidad y oportunidad de los suministros debido a que opera en un modelo de libre mercado donde la oferta alimentaria es ilimitada. Por tanto, simplemente reconfiguró el patrón hacia una nueva funcionalidad territorial y ha eliminado gradualmente a los componentes menos competitivos apegándose a los parámetros globalizados de la economía. En un primer momento, este patrón en transición sólo atendió segmentos de mercado que correspondían a determinados parámetros propios del desarrollo urbano: vialidad, accesibilidad, infraestructura y equipamiento en los hogares, a la vez complementado con componentes económicos tales como: nivel adquisitivo, capacidad de compra media y alta, disponibilidad de automóvil, ubicación domiciliaria estable y un determinado nivel de infraestructura y equipamiento doméstico. Las zonas urbanas y periurbanas que carecían de estos requisitos fueron marginados del nuevo sistema por lo menos hasta finales de la década de los ochenta. Posteriormente, las tiendas modernas y con ello el nuevo patrón, entraron en fase expansiva; se diseminaron por toda la ciudad mediante empresas con organización diferente que operaban con nuevos criterios de competencia, ampliaron sus horarios y días efectivos de atención, desarrollaron alta tecnología en marcaje e inventario de productos, implementaron sistemas de crédito y fueron capaces de integrar en un mismo espacio, como parte de su oferta, a giros especializados tradicionales como tortillerías, carnicerías y lecherías. Otras estrategias consistieron en incorporar modelos típicos del abasto tradicional, como tianguis o días de plaza, dentro de las tiendas. Las ofertas en productos básicos de consumo popular actuaron como gancho para aumentar el número de clientes provenientes de zonas populares. Con el aumento de tiendas en zonas periféricas y la incorporación a la intratienda de productos populares como la tortilla, ampliaron sus radios de penetración y lograron atraer a la población más marginada que antes no tenía al sistema moderno.

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La funcionalidad del abasto alimentario requiere entonces ajustarse a la dinámica del crecimiento de la ciudad y a los requerimientos de consumo que la población establece desde sus nuevos lugares residenciales mediante la integración de mecanismos más flexibles de compra, donde el manejo del tiempo y la oportunidad de ofrecer el producto ocurre en otras dimensiones. El abasto de alimentos para los asentamientos metropolitanas, representa hoy un problema de manejo de grandes volúmenes de productos que además debe hacerse sin entorpecer el funcionamiento de actividades de por sí críticas de la ciudad, desarrollo de infraestructura y tecnología, sustentabilidad ambiental con transporte no contaminante y un nuevo concepto de funcionalidad para satisfacer demandas que requiere menos desplazamientos, mayor diversidad de oferta y sistemas más seguros de compra. Debido a que el patrón tradicional carece de infraestructura para satisfacer esas exigencias, ha entrado en una fase de debilitamiento sobre todo en el núcleo mayorista. Así, el abasto tradicional conjuga a la vez problemas urbanos y económicos; en el primer caso están asociados a los múltiples desplazamientos de vendedores y compradores que inciden en sobresaturación vial y contaminación; en el segundo, por el tipo de competencia que establece el modelo de apertura mediante la regularidad en la oferta y mayor capacidad para enfrentar mejor los precios en un contexto de crisis agroalimentaria. El abasto tradicional mayorista y sus ramificaciones constituyen ya sólo espacios físicos que operan con estructuras viejas de intermediación y especulación y difícilmente pueden competir hoy, en las fases de recepción y distribución donde se requieren mayor desarrollo tecnológico. La central de abastos ha disminuido sus funciones de mercado central articulador, su capacidad de recepción mayorista de productos y además no se encuentra habilitada para la distribución al menudeo. Tampoco ha contribuido a mejorar el suministro al menudeo tradicional ramificado en las ciudades para que enfrente a la competencia del sistema moderno. Lejos de mejorar las ventajas que tienen estos canales, en términos de su cercanía con los clientes, el servicio que les proporcionan en asesoría es casi nulo. Otra limitación es que ese patrón tradicional no ha tomado en cuenta la heterogeneidad de las necesidades actuales de los consumidores, dado que no cuenta con capacidad de control en lo que se refiere a normalización del

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producto, sistemas de crédito, mejoramiento de manejo o capacidad para atender segmentos de población marginada. 4. Las metrópolis y los principales elementos que influyen en la nueva configuración del abasto El patrón de abastecimiento de alimentos en su nueva transición, se expresa como la suma de configuraciones territoriales y económicas, resultado a la vez de las formas de relación que un asentamiento de población establece con el entorno de producción. Este patrón es de carácter evolutivo y se encuentra condicionado por el crecimiento de la población del núcleo y el incremento de complejidad en la demanda. El patrón es típicamente económico-territorial y se caracteriza por la interrelación de múltiples formas de distribución que satisfacen distintos segmentos de mercado en que los consumidores y agentes económicos definen las formas. En los modelos de economía abierta basada, en la competencia, esas formas dominantes de mercado aparecen con más fuerza, por lo que la configuración territorial del nuevo patrón tiende a la racionalidad territorial y económica; es decir, a la eliminación de etapas de intermediación para abaratar costos y mantener por la vía de los precios, un nivel óptimo de competencia. Actualmente, las zonas metropolitanas, como espacios con mayor concentración de población junto a los supermercados que controlan la demanda en diversas escalas territoriales, son los activos principales para las modificaciones del patrón tradicional, así como para la conformación de un nuevo patrón. Los procesos de crecimiento urbano, pero sobre todo el incremento en el grado de urbanización resultan determinantes para las nuevas configuraciones. Este se ve reforzado por las prácticas de consumo diario de la población que, sobre todo en espacios demográficamente concentrados, presenta una fuerte tendencia a realizar sus compras de básicos en el radio más próximo que sea posible (Duhau, 2007). Por tanto, el nuevo patrón dominante de abastecimiento y distribución de alimentos en México se encuentra modelado desde las metrópolis del país, derivado de los cambios registrados en el modelo económico a partir de la apertura comercial que orientó la inversión hacia espacios de mayor concentración del ingreso, al tiempo que planteaba nuevos retos en la organización de la oferta.

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Figura 1 Patrón hegemónico en el abasto de alimentos: fase de economía abierta en México

Fuente. Elaboración propia

La consolidación del patrón de abasto alimentario en la fase de economía abierta, coincide con el debilitamiento de las formas tradicionales que ya no respondían a las necesidades de una población hiperconcentrada que adopta otras prácticas de organización del tiempo, requiere la proximidad de la oferta y debe responder a los procesos de urbanización y reorganización el abasto de alimentos con base en los criterios de localización y funcionalidad. Debido a ello, en las zonas metropolitanas la estructura comercial se diversifica, especializa y tecnifica con el objeto de cubrir a todos sus segmentos de consumidores, al tiempo que amplía sus relaciones con el entorno regional de aprovisionamiento. La reorganización y la relocalización técnica y funcional de la nueva estructura que interactúa con residuos de viejos patrones dominantes, responden al desigual crecimiento y distribución radial de la población en las metrópolis, a su diverso poder de compra y al desarrollo de estrategias de mercado que aplican los canales y redes comerciales establecidos en cada el entorno urbano. La desigual distribución geográfica de los canales comerciales y su emplazamiento radial, dependen directamente de los aspectos económicos y sociales y del grado de

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urbanización del lugar; además de las políticas comerciales de posicionamiento de cada canal de distribución. (Romero, 2000). De esa manera, el peso de la concentración demográfica en las metrópolis, su mejor estabilidad en el ingreso y la maduración de los procesos de urbanización, son determinantes para explicarnos la existencia de un nuevo patrón de abasto de alimentos en transición, el cual si bien ha sido reforzado con la apertura económica, su inercia viene de tiempo atrás y se ve influenciado ahora por elementos adicionales a los económicos y territoriales. Entre estos elementos adicionales destacan especialmente las dinámicas de crecimiento de las metrópolis mediante la agregación de nuevos núcleos territoriales a las ciudades originales. Esto se convirtió en factor adicional de atracción de firmas en el abasto de alimentos, más funcionales a los grandes núcleos urbanos y también para la generación de mecanismos de relación territorial de éstos con los espacios de producción en términos de rapidez, complejidad y al mismo tiempo más simples en su estructura. Ello finalmente ha llevado a la eliminación de etapas de intermediación, convirtiéndose en un factor crucial en la transición del nuevo patrón que refleja las inercias metropolitanas de localización y preferencias de los consumidores, los cuales se movilizan en distintos radios de localización del entorno urbano. El resultado es un crecimiento exponencial de las tiendas modernas, además de la creación de nuevos formatos. 5. ¿Por qué las metrópolis imponen un nuevo patrón de abasto de alimentos en México? Los indicadores empleados para el registro de zonas metropolitanas en México son, además de población, distancia a la ciudad central, condiciones de movilidad territorial laboral, residencia, ocupación, el tipo de municipio que se integra al núcleo urbano central. Hasta el año de 1940 se registraron las primeras 5 Zonas Metropolitanas de México (ZMM) y solo había 55 ciudades mayores de 15 mil habitantes; en el 2000 el número de ciudades se elevó a 364 y 55 ZMM. En 2005 el número de ciudades consideradas por población mayor de 15 mil habitantes era de 2455, mientras que las ZMM alcanzaron las 56 (SEDESOL, 2006) Lo más importante de considerar en cuanto a nuestros propósitos de caracterización del nuevo patrón de abasto es que en el año 2005, las ZMM concentraban cerca del 60% de la población total del país, lo cual, sólo por

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esa condición, les permitía influir de manera inercial en el tipo de modelación del patrón de abastecimiento de alimentos. Desde las metrópolis se ha expandido el modelo de las cadenas de tiendas de autoservicio hacia ciudades de menor jerarquía y éstas a la vez mediante lo diseminaron en sus ámbitos micro regionales con lo que ejercen su control y configuración. Esto no significa que las tiendas de autoservicio establezcan en esos niveles espaciales una relación comercial directa con las regiones de producción, ya que las firmas operan mediante un sistema de redes a través de controles centrales que definen el flujo de productos, que a la vez redistribuyen de manera homogénea y sólo incluyen algunas modificaciones que les permitan adaptarse mejor a los rasgos dominantes del consumo local. El crecimiento de las Zonas Metropolitanas de México vistas por el tamaño de población, superficie y densidad media urbana, si bien era ya hegemónico a nivel nacional desde la década de los sesentas del siglo XX, su mayor intensidad ocurre en la década de los noventas y continúa hasta la fecha. Esta última fase coincide y puede ser atribuible en forma más clara a la apertura económica, aunque no involucra en la misma dimensión a todas las ZM del país. De cualquier forma, la relación de expansión ZMM-concentración de tiendas de autoservicio y transición hacia la configuración de un nuevo patrón de abasto y distribución de alimentos, se ve determinado por esta modalidad de crecimiento urbano dominante en el país desde ese período. La mejor estabilidad en el ingreso se presenta como constante en las ZM donde ocurren los primeros procesos de expansión más allá del núcleo urbano original. Por tanto, es en éstas donde se consolida también la transición hacia el nuevo patrón de abastecimiento impulsado por los nuevos procesos de economía abierta, independientemente de la heterogeneidad territorial registrada para dicha variable. Por ejemplo, en el caso de las tres principales metrópolis del país que comenzaron sus procesos de expansión con mucha anticipación al resto de las ZM del país, se presentan claros desequilibrios en la distribución de los ingresos, pero al mismo tiempo es donde el nuevo patrón se encuentra más acabado, visto por la diversidad de presencia de firmas, la intensidad de cobertura territorial y el número de establecimientos. Queda claro entonces que la consolidación del patrón de abasto moderno de tipo transicional ocurre en espacios metropolitanos, que los mejores

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equilibrios sociales y territoriales, en cuanto a concentración de población e ingreso en las metrópolis actúan en esa dirección y no caben otras funcionalidades en el abasto que no estén orientadas a reforzar el patrón modernizado, aunque continúe la presencia marginal de los canales tradicionales. A nivel metropolitano encontramos diversos casos que corroboran esta aseveración, como son las ZM de Oaxaca, Pachuca, Toluca e incluso Colima-Villa de Álvarez y Cuernavaca, aunque el patrón se reproduce a escala nacional y en la representación de sus ramificaciones internacionales. 6. Tiendas de autoservicio: actores centrales en la transición del abasto alimentario en economías abiertas desde las metrópolis Las primeras tiendas de autoservicio aparecieron desde la década de los sesentas del siglo XX en la Ciudad de México. Sin embargo, esta presencia incipiente se encuentra muy lejos de ser considerada como el inicio hacia la transición del nuevo modelo de abasto alimentario en México; entre otras razones, porque el sistema urbano del país no estaba suficientemente consolidado, el fenómeno de metropolización era débil, la localización de las tiendas se orientaba apenas hacia zonas intraurbanas de altos ingresos y la racionalidad, además de que la movilidad en el uso del tiempo por los consumidores no conformaba todavía un aspecto problemático en las ciudades. Esto impidió inicialmente que las nuevas tiendas de autoservicio se multiplicaran, por ello los canales de distribución tradicional fueron hegemónicos todavía hasta principios de la década de los ochentas del siglo XX. Hacia finales de esa década, en concordancia con el proceso de apertura que se manifestó con la presencia de nuevos productos, nuevas formas de organización del consumo y de aprovisionamiento familiar, así como la presencia de firmas distribuidoras internacionales, es cuando podemos considerar el inicio de la transición del patrón. Este patrón, desde el enfoque con que lo analizamos, presenta al menos dos características principales: se concentra, y es hegemónico, en las metrópolis, y es en éstas donde registra la mayor diversidad de firmas y formatos de tiendas en la medida que la intensidad de la competencia lleva a la búsqueda de estrategias que permitan la mayor proximidad del consumidor en un conglomerado urbano que presenta heterogeneidad en sus ingresos.

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Tabla 1 Expansión en zonas metropolitanas de tiendas de autoservicio CLAVE - ZONAS METROPOLITANAS

PER

1970-1980

UNIDADES 1. Zona metropolitana de Aguascalientes

Í

ODO DE TIEMPO

1980-1990

1990-2000

3

15

2000 a 2005

75

96

194

2. Zona metropolitana de Tijuana

7

15

3. Zona metropolitana de Mexicali

32

9

51

143

2

9

116

268

60

6

44

200

12

8

84

6

2

74

4

3

4. Zona metropolitana de La Laguna 5. Zona metropolitana de Saltillo 6. Zona metropolitana de Monclova-Frontera 7. Zona metropolitana de Piedras Negras 8. Zona metropolitana de Colima-Villa de Álvarez 9. Zona metropolitana de Tecomán 10. Zona metropolitana de Tuxtla Gutiérrez

4

56

71

175

7

48

132

49

208

630

32

146

1

8

11. Zona metropolitana de Juárez

25

12. Zona metropolitana de Chihuahua

37

13. Zona metropolitana del Valle de México

27

1

14. Zona metropolitana de León

61

15. Zona metropolitana de San Francisco del Rincón 16. Zona metropolitana de Moroleón-Uriangato 17. Zona metropolitana de Acapulco

15

47

18. Zona metropolitana de Pachuca

1

2

4

26

19. Zona metropolitana de Tulancingo

1

20. Zona metropolitana de Tula 21. Zona metropolitana de Guadalajara 22. Zona metropolitana de Puerto Vallarta

15

19

51

232

1

2

6

34

23. Zona metropolitana de Ocotlán

2

2

24. Zona metropolitana de Toluca

5

29

83

25. Zona metropolitana de Morelia

2

3

49

26. Zona metropolitana de Zamora-Jaconá

1

13

27. Zona metropolitana de La Piedad-Pénjamo

1

1

1

15

47

2

4

1

87

180

483

8

1

40

151

28. Zona metropolitana de Cuernavaca

1

29. Zona metropolitana de Cuautla

14

30. Zona metropolitana de Tepic 31. Zona metropolitana de Monterrey

95

32. Zona metropolitana de Oaxaca 33. Zona metropolitana de Tehuantepec 34. Zona metropolitana de Puebla-Tlaxcala

18

3

35. Zona metropolitana de Tehuacán

2

36. Zona metropolitana de Querétaro

9

37. Zona metropolitana de Cancún 38. Zona metropolitana de San Luis Potosí-Soledad 39. Zona metropolitana de Rioverde-Ciudad Fernández

190

12

2

26

213

2

10

118

3

15

96

1


CLAVE - ZONAS METROPOLITANAS

PERÍODO DE TIEMPO 1970-1980

UNIDADES

1980-1990

40. Zona metropolitana de Guaymas

1990-2000

2000 a 2005

4

27

41. Zona metropolitana de Villahermosa

2

4

45

42. Zona metropolitana de Tampico

7

28

82

20

57

96

44. Zona metropolitana de Matamoros

2

14

74

45. Zona metropolitana de Nuevo Laredo

4

4

70

43. Zona metropolitana de Reynosa-Río Bravo

46. Zona metropolitana de Tlaxcala-Apizaco 47. Zona metropolitana de Veracruz 48. Zona metropolitana de Xalapa 49. Zona metropolitana de Poza Rica

1

50. Zona metropolitana de Orizaba

2

1

6

3

17

62

2

3

17

5

1

2

3

13

51. Zona metropolitana de Minatitlán

1

2

4

52. Zona metropolitana de Coatzacoalcos

1

7

10

53. Zona metropolitana de Córdoba

2

2

4

54. Zona metropolitana de Acayucan 55. Zona metropolitana de Mérida

2

56. Zona metropolitana de Zacatecas-Guadalupe

1

1

5

31

138

1

12

107

Fuente: elaboración propia con información de Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio (ANTAD), Directorio 2004-2008.

Dicha dinámica de expansión de las tiendas y junto con ello la reconfiguración del patrón de abastecimiento se presenta de manera diferente en cada región del país. En algunos casos tiene relación con la antigüedad o grado de urbanización del núcleo central, pero en otras más bien se relaciona con el desarrollo o la contigüidad donde se asienta el núcleo. En las ZM de Mexicali, La Laguna, Saltillo, Juárez, Chihuahua y San Luis Potosí encontramos la presencia de ese esquema por lo menos desde 1970 que, en estos casos, puede obedecer a la influencia de Estados Unidos, pero también ocurre en Guadalajara, Monterrey, Valle de México, PueblaTlaxcala y Querétaro donde más bien se relaciona con su nivel de concentración o crecimiento reciente. En el caso de las primeras ZM se trata claramente de ciudades ubicadas en el Norte del país cuya proximidad con los Estados Unidos les permitió, en menos tiempo, imitar un esquema que ya operaba allá, lo que por inercia ayudó a incorporarse más rápidamente a una nueva organización funcional. En el segundo caso, el peso histórico de la concentración de población y la necesidad de satisfacer sus necesidades inmediatas en ese nivel, llevaron a la

191


adopción de formas en la distribución, acordes con los nuevos procesos de desarrollo económico y mercado. Estas dinámicas se detectan claramente si ubicamos el proceso de expansión de tiendas por período, ya que éste suele ser más intenso en metrópolis de más reciente aparición. De cualquier manera, todas las firmas siguen el mismo patrón de distribución territorial hacia zonas intrametropolitanas que presentan la mayor intensidad del consumo. Derivado de ello, en las metrópolis más grandes se presentan paralelamente tanto sobresaturación de firmas como de oferta, de tal manera que el margen de competitividad se establece ya no solo a partir de estrategias como la “guerra de precios” entre empresas o la integración de nuevos giros dentro de la tienda, sino que también se han añadido otros componentes como la diversificación de servicios y cobros municipales, el otorgamiento de crédito a todo tipo de consumidores, apoyo bancario y financiero para las compras, entre otros. Vista la intensidad en función de la relación número de tiendas por consumidor en cada metrópoli, encontramos una sobreatención de la población. Esta sobreatención, a la fecha sólo ha podido atenuarse en términos de mercado, por la vía de la competencia entre firmas que generan constelaciones de ofertas de productos, pero cuyo comportamiento es irracional al resto de los agentes económicos, independientemente que se trate de un esquema de libre mercado como el actual. Al consolidarse la transición que ahora presenta el patrón y de no existir una regulación territorial y operativa de toda la cadena de abasto, incluyendo la distribución al menudeo, el sistema en su conjunto tenderá hacia la monopolización. De esta manera, en el futuro inmediato, podría estar en peligro la funcionalidad que antes lo caracterizó en cuanto a la atención a la demanda diferenciada en términos culturales y económicos en los espacios urbanos. Además, el canal tradicional sería prácticamente eliminado y estará más lejana la recuperación de los niveles de empleo, donde las metrópolis de hoy, especializadas en servicios particularmente comerciales, juegan un papel vital a través de esta actividad derivada de la distribución. Conclusiones El estado transicional y las nuevas configuraciones que adopta el patrón de abasto y distribución de alimentos en México dentro del contexto actual de economía abierta, presenta como característica, una evolución permanente

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en su configuración intraurbana y en las relaciones entre espacios de consumo y espacios de distribución, sus rasgos dominantes se encuentran permeados por los ciclos del desarrollo económico y tienen como eje a las ciudades. La transición obedece a los cambios que establece la concentración de la población en ciudades y zonas metropolitanas del país, donde el consumidor urbano conforma una demanda a la vez compleja en términos de mercado y flexible en su localización y posibilidades de atención. Dentro de ellas, los agentes económicos de la distribución definen las conexiones con los espacios de producción local y global, al tiempo que establecen múltiples vínculos funcionales, gracias al amplio espectro de productos alimentarios que requiere el mercado urbano, donde cada uno presenta canales de comercialización específicos, además de diversas jerarquías territoriales en la cobertura del mercado. Las grandes cadenas de firmas reproducen en las distintas jerarquías de ciudades, principalmente en las metrópolis del país sus patrones de relación y en la mayoría de los casos incorporan las preferencias locales de los consumidores. Encuentran, asimismo, en las concentraciones urbanas una masa de consumidores menos dispersa y la posibilidad de generar economías comerciales territoriales de escala. Se han simplificado las etapas de intermediación entre espacios de producción y consumo, junto con las características de la oferta, más apegada ahora a necesidades específicas de segmentos de consumo de acuerdo con la distribución del ingreso y las preferencias individualizadas. El nuevo patrón económico y territorial del abasto de alimentos implica nuevas formas de organización que trastocan las logísticas convencionales porque se basan en el enfoque empresarial y de mercado que son distintivos de la economía global. Se trata de dar respuesta inmediata a la diversidad de demandas concentradas en un mismo espacio. Ello establece una marcada diferencia con respecto a los patrones tradicionales anteriores Bibliografía Berdegué, Julio, et al. (2005), Supermercados y sistemas agroalimentarios en América Latina, Informe OXFAM UK, Santiago de Chile. Borsdorf, Alex (2003), “Cómo modelar el desarrollo y la dinámica de la ciudad latinoamericana”, en Revista Eure, vol. XXIX, núm. 86, Santiago de Chile.

193


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194


Circulación de conocimiento a partir de la producción científica Dr. Lucio Flores Payán Dr. Iván Alejandro Salas Durazo

Introducción El presente ensayo es producto del análisis de la circulación del conocimiento desde la producción científica publicada en revistas reconocidas por su calidad. Se llevó a cabo un estudio de caso considerando revistas del área de ingeniería para cuantificar la circulación del conocimiento. La principal aportación de la metodología e indicadores planteados consiste en abordar un aspecto no formalizado en la política, ya que no existen lineamientos específicos que fomenten la circulación del conocimiento. Como principal hallazgo, se observó que las revistas analizadas cuentan con un equilibrio en la concentración de artículos con autores nacionales e internacionales, así como en el trabajo interinstitucional y al interior de las instituciones. Esto supone que a pesar de no ser una estrategia deliberada, cumplen con la función de favorecer la circulación del conocimiento en su generación y difusión. El Banco Mundial (2003) afirma que la generación, selección, adaptación, comercialización, circulación y uso del conocimiento se ha convertido en el principal factor para el desarrollo económico a la vez de mejorar la calidad de vida de las personas. Particularmente, en el sector tecnológico se ha presentado un avance sin precedentes derivado de las tecnologías de la información y la comunicación (TICs), el cual es evidenciado a través del surgimiento de un amplio espectro de disciplinas. La UNESCO (2005) señala que derivado de la apertura económica, la circulación del

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conocimiento se realiza a través de complejas redes de colaboración científica. Estos grupos multidisciplinarios se caracterizan por la reducción de la distancia y de las barreras culturales a través del desarrollo de programas y proyectos comunes. El propio Banco Mundial (2003) afirma que el uso competitivo del conocimiento deriva en desarrollo económico por encima de la abundancia de los recursos naturales o de la oferta de mano de obra barata. Esta idea se basa en el supuesto de que la generación y circulación del conocimiento es un bien global capaz de reducir las brechas económicas y sociales entre países (UNESCO, 2005). El presente trabajo analiza la circulación del conocimiento medida a través de la publicación de artículos científicos en México. Para ello, se considera el Índice de Revistas Mexicanas de Investigación Científica y Tecnológica (IRMICyT) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) para identificar las revistas reconocidas por su alta calidad editorial. Se seleccionó el área VII: ingenierías, por su importancia estratégica no sólo para la generación de conocimiento sino también por su aplicabilidad en el sector de alta tecnología. Se parte del supuesto de que las revistas inscritas en el IRMICyT cuentan con la capacidad de concentrar la producción científica nacional e internacional a la vez de indirectamente fomentar la creación y consolidación de grupos de investigación entre instituciones y naciones. El objetivo de la presente investigación es identificar la circulación y concentración del conocimiento. Esto tiene la intención de aportar elementos para corroborar el flujo del conocimiento considerando una política explicita del CONACYT para la generación y difusión del conocimiento. Se parte de la hipótesis de que las revistas inscritas en el IRMICyT cuentan con la capacidad de concentrar el conocimiento generado en México y en el extranjero debido a que su calidad editorial las sitúa como nodos estratégicos que articulan la producción científica con las comunidades académicas. 1.- La circulación del conocimiento como objeto de estudio El concepto de flujo de conocimiento soporta implícitamente la idea de que la circulación del conocimiento a través de redes es tan esencial como la creación de conocimiento en sí mismo (Casas, 2003). En este sentido, la circulación del conocimiento reclama en la actualidad gran importancia debido a su carácter estratégico, mismo que ha sido

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analizado bajo la línea sector académico-industrial. Sin embargo, no es ésta la única dirección que puede tomar, la circulación del conocimiento entre el propio sector académico es otra línea de análisis, la cual conlleva dos elementos significativos: las redes académicas y de investigación y la concentración del conocimiento.64 Aludir al concepto de circulación de conocimiento requiere primeramente distinguir lo que se entiende por conocimiento. Foray (2004) considera que una de sus principales características es la dispersión en el ambiente; no en todos los casos está codificado, sino que en ocasiones es tácito, casi siempre es acumulativo y no excluyente. Con respecto al término “circulación” Holland (2004) lo describe como redes entre nodos y conectores, estructurados como un sistema con dos principales propiedades: multiplicación y reciclamiento. La primera se refiere explícitamente al efecto multiplicador; el cual sobreviene al momento de introducir recursos ajenos al nodo, mismos que sufren una transformación al momento de circular de nodo a nodo. El reciclaje se refiere explícitamente al uso del conocimiento como un residuo o desecho pero que lejos de serlo, pueden ser ocupados nuevamente para la generación de nuevos elementos. Por su parte, Lundvall et al. (2002) conciben a la circulación de conocimiento como un proceso interactivo en el cual diferentes agentes y organizaciones intercambian información y cooperan para producir nuevos conocimientos. Esto se puede interpretar como que la colaboración misma entre los actores es, per se, capaz de generar y difundir el conocimiento ya que todos los actores involucrados se apropian en menor o mayor medida de los productos obtenidos. La circulación se puede categorizar en cinco tipos: a) Demográficos (definitivos, estacionales o cotidianos) b) de ingresos provenientes de la cantidad de los habitantes (correspondientes al trabajo y al consumo) c) de productos (para el abasto o de su envío) d) financiero (de ahorro e inversión) e) de información. Estos últimos, los flujos de información –siendo los que interesan para este trabajo– son descritos por características distintivas, las cuales esencialmente son:

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1. Unidireccionamiento: el receptor de la información tiene acceso a un stock de información por cada interacción o, por cada tiempo de interacción. 2. La estructura de la información posee la misma característica en su totalidad: o es de una estructura textual con figuras pero lineal, o es un objeto, un sonido o una imagen. 3. Siempre existe la mediación de un profesional de interface para que el receptor interactúe con el flujo de información, bien en su tema inicial o al evaluar el producto final. 4. La concatenación interna de los eventos está poblada por rituales de ocultamiento de la información. Estos protocolos secretos se verifican en varias fases de la organización interna de la información para el almacenamiento y la recuperación. Lo primero sucede cuando el contenido del documento se sustituye por indicadores que, supuestamente, se le hace a toda la información contenida en su forma original por palabras clave o un artificio semejante. El segundo ritual secreto se produce cuando esos indicadores son cifrados en un metalenguaje de indización, que sustituye al lenguaje natural. Ese ocultamiento de la información se produce cuando ésta entra en el flujo y mientras el receptor interactúa en su búsqueda. 5. El receptor, siempre en una condición ex post, después de interactuar con el flujo de información, es quien evalúa la importancia de la información recibida. Se considera entonces, que para propiciar desarrollo de cualquier tipo y para cualquier nación, no basta con la creación de conocimiento sino el flujo del mismo propiciado por las redes de circulación, en este caso académicas y de investigación. 2. La importancia de las Redes académicas en la generación y circulación del conocimiento Las redes académicas de cooperación juegan un rol central en la transmisión de información, generación y transferencia de conocimiento (Kossinets, 2006). Son capaces de modificar y alinear la conducta de los sujetos y las organizaciones (Jackson, 2008; Wang, 2002). Cuando sus objetivos están basados en metas comunes propician la igualdad en grupos heterogéneos; esto posibilita la conformación de cuerpos de investigación interinstitucionales, ya que la colaboración está basada en una línea común

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de generación de conocimiento. Potencialmente generan cohesión, confianza y capital social debido tanto al intercambio de ideas como al trabajo colaborativo (Hanneman, 2005; Lin, 2005). Esto trae como resultado mejores productos y servicios (Joshi, 2006). Las redes de cooperación pueden definirse como el conjunto de agentes donde todos asumen que a partir de la interacción se puede generar e incrementar el conocimiento (Jackson, 1996), además de generar capital social (Burt, 2002). Están presentes en el ámbito de la investigación científica, ya que se basan en el contacto entre los sujetos y son componente fundamental de las sociedades del conocimiento (Gilbert, 2001). De acuerdo con el tipo de actividades, existen tres tipos de redes (Jackson, 2009; Currarini, 2007; Jackson, 2008; Watts, 2004; Loannides, 2004; Reagans, 2003): 1. De información. Están referidas a la información que comparten los agentes entre sí, por lo que se relacionan con las características comunes de los agentes. Como consecuencia se mejora el clima organizacional (Jackson, 2009). 2. Profesionales. Están basadas en prácticas y lenguaje similares con la finalidad de generar sinergia. A diferencia de las anteriores, éstas pueden estar conformadas por agentes que realizan la misma actividad profesional, sin que por ello pertenezcan a la misma organización. Como resultado se generan competencias laborales y de investigación (Reagans, 2003). 3. Sociales. Se crean a partir de las preferencias e intereses de los agentes que las conforman. Básicamente son del tipo aleatorio, ya que no es relevante la concentración espacial debido a que su distribución no está asociada a la distancia geográfica. Impactan directamente en la conducta y preferencias de las personas debido a que son uno de los canales principales para la transmisión de información (Golub, 2010). En la realidad, las redes académicas para la investigación cuentan con elementos de estos tipos de redes dado que la colaboración surge desde el interés de los investigadores por un área del conocimiento y se concreta mediante la formación de equipos especializados basados en un lenguaje común, más allá de la interdisciplinariedad y el campo de aplicación. En ese sentido, Louch (2000) afirma que los vínculos entre pares están asociados directamente al nivel educativo. Carayol y Nguyen (2005),

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afirman que la interdisciplinariedad es uno de los factores clave para la investigación conjunta entre universidades y centros de investigación. Lo anterior, se debe a que los académicos buscan constantemente aumentar y mantener su prestigio derivado de la generación de conocimiento (Carayol, 2007), ya que les otorga legitimidad ante una comunidad científica. El nivel educativo proporciona a los agentes un marco de referencia común que favorece la codificación y transmisión de información. La generación y aplicación del conocimiento supone prácticas y normas compartidas que trascienden los idiomas y las nacionalidades. La creación y permanencia de los vínculos de cooperación entre investigadores es parte fundamental en la generación y circulación del conocimiento. El trabajo en red produce sinergia debido a que la interacción entre los agentes fomenta el diálogo, argumentación y retroalimentación de ideas, generando así un círculo virtuoso de igualdad y participación (Lucas, 2006); esto permite la sincronización de conciencias individuales hacia objetivos compartidos (Wang, 2002). Como consecuencia, se favorece la innovación y el desarrollo organizacional (Meaghe, 2004); esto se debe a que la estructura de una red de investigación está ligada a su desempeño, ya que el número de vínculos formales e informales impacta positivamente en la eficiencia de la transferencia de información y conocimiento (Reagans, 2003). La consolidación de nexos de cooperación genera efectos deseables ya que aumentan la motivación de sus miembros arrojando una mayor propensión a la asistencia y cooperación (Bacharach, 2005); lo anterior obedece a que los sujetos tienden a compartir su conocimiento y habilidades en la medida que existan vínculos emocionales y amistosos (Reagans, 2003). Como consecuencia, una parte del aprendizaje organizacional es el resultado de la socialización y discusión de experiencias (Ingram, 2000). Adicionalmente, la afinidad entre agentes implícitamente genera confianza, lo cual favorece la transferencia de información debido a que existe la seguridad de que será utilizado en beneficio del grupo de investigación (McEvily, 2003). De manera más amplia, los lazos entre los agentes son capaces de generar cohesión, ya que a partir de la interacción y el beneficio colectivo se genera un círculo virtuoso donde los miembros de una organización están motivados en la disposición de generar y transferir habilidades y conocimientos (Ídem). Paralelamente y al exterior de las organizaciones,

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Lin (2001) señala que uno de los principales recursos de una red es la generación de capital social. Su transferencia entre integrantes puede derivar en riqueza, poder o reputación compartida. De igual forma, algunos agentes pueden fungir como puentes con otros grupos, con la intención de articular grupos más amplios, permitiendo así el acceso a nueva información y conocimiento (Reagans, 2003). 3. El marco de la difusión científica en México La difusión de la ciencia, que deriva en el flujo de conocimiento en nuestro país forma parte esencial de los ejes para el desarrollo nacional. El Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012 (Gobierno Federal, 2007) señala en el eje III: Igualdad de Oportunidad, en la estrategia 12, el énfasis que tendrá la educación para la enseñanza, difusión y divulgación de la ciencia y tecnología en todos los niveles educativos. En congruencia con lo anterior, la Ley de Ciencia y Tecnología (Gobierno Federal, 2011) señala en su artículo 1, fracción IV, como funciones del CONACYT: Establecer las instancias y los mecanismos de coordinación con los gobiernos de las entidades federativas, así como de vinculación y participación de la comunidad científica y académica de las instituciones de educación superior, de los sectores público, social y privado para la generación y formulación de políticas de promoción, difusión, desarrollo y aplicación de la ciencia, la tecnología y la innovación, así como para la formación de profesionales en estas áreas

Específicamente, en el artículo 12, fracción XII, de dicha ley se señala la importancia de la cultura científica en México: “Se promoverá la divulgación de la ciencia y la tecnología con el propósito de ampliar y fortalecer la cultura científica y tecnológica en la sociedad”. Para ello, el CONACYT crea y administra el IRMICyT como parte de la operación de los programas de apoyo a la consolidación institucional y apoyos institucionales para actividades científicas, tecnológicas y de innovación dentro del rubro de programas no sujetos a reglas de operación. Su finalidad es consolidar un espacio para que sean difundidos los resultados de la investigación científica en revistas que demuestren su calidad a nivel nacional e internacional. El índice se divide en las áreas estratégicas de generación del conocimiento que se consideran en el Sistema Nacional de Investigadores

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(SNI), a saber: I). Físico matemáticas y ciencias de la tierra, II). Biología y química, III). Medicina y ciencias de la salud, IV). Humanidades y ciencias de la conducta, V). Ciencias sociales, VI). Biotecnología y ciencias agropecuarias, VII). Ingenierías y VIII). Multidisciplinarias. Los criterios que señala el CONACYT para pertenecer al IRMICyT consideran: 1) Contenido, incluyendo tanto artículos científicos como reseñas de investigación. 2) Arbitraje, teniendo en cuenta al comité editorial, la cartera de árbitros, funciones editoriales, bitácoras de arbitraje y la calidad del arbitraje. 3) Edición y distribución considerando la antigüedad de la revista, su periodicidad y puntualidad de publicación y su distribución nacional e internacional y; 4) Aspectos formales de la revista tales como la estructura de los artículos, elementos de la revista y su visibilidad internacional en índices y bases de datos especializadas (CONACYT, 2012b). El apoyo que reciben las revistas es en términos de avalar su calidad editorial, ya que se señala, específicamente en la convocatoria, que no se aportarán recursos financieros para los gastos de publicación de la revista (CONACYT, 2012a). Sin embargo, su valor estratégico se basa en su capacidad para concentrar y hacer circular el conocimiento que se genera en México y el mundo. Asimismo, se presenta como un espacio institucional para evidenciar la creación y consolidación de equipos de investigación interinstitucionales a nivel nacional e internacional. 4. Metodología Como se mencionó anteriormente, el objetivo de la presente investigación es identificar la circulación y concentración del conocimiento. Esto tiene la intención de aportar elementos para corroborar el flujo del conocimiento considerando una política explicita del CONACyT para la generación y difusión del conocimiento. Para ello, se considerarán los flujos internos que se gestan al interior de los grupos de investigación y la manera en la que las revistas concentran y difunden el conocimiento. Se utilizó una metodología de tipo cuantitativa, implementada para el estudio de caso del área VII: Ingenierías del IRMICyT del CONACYT. Se seleccionó esta área debido a su orientación estratégica hacia la difusión de

202


conocimiento aplicado al desarrollo tecnológico. Operativamente se consideran los siguientes ejes de análisis: 1. La interinstitucionalidad de los equipos de investigación. Se considera que la colaboración entre agentes de diferentes instituciones enriquece los productos generados, ya que son el resultado de la interacción, discusión y aplicación de conocimiento. Asimismo, este tipo de asociaciones multiplica el conocimiento ya que los resultados pertenecen simultáneamente a las instituciones involucradas. En ese sentido, se considera como deseable la colaboración entre investigadores de diferentes instituciones, ya que favorece la circulación de ideas, líneas de investigación y conocimiento, sentando las bases para futuras colaboraciones. Bajo esta mirada, la colaboración entre agentes de diferentes países agrega la componente de superar las barreras culturales para lograr un fin común, aumentando la escala de la circulación del conocimiento. 2. La continuidad en la publicación. La generación de conocimiento también cuenta con un componente de flujo al interior de los equipos de trabajo. Es decir, en la medida de que un investigador consolide una línea de investigación, los equipos de trabajo se enriquecerán ya que serán susceptibles a apropiarse del conocimiento en la profundidad del agente con más experiencia. Esto puede ser evidenciado cuando un autor publica periódicamente en una revista, ya que en los términos del presente escrito se considerará como un agente clave que hace circular el conocimiento entre sus pares. 3. La variedad de instituciones que aportan su conocimiento a las revistas. En la medida de que las revistas concentren el conocimiento generado de diferentes zonas geográficas mayor será la circulación del conocimiento. Esto se basa en la idea de que el conocimiento cuenta con un componente determinado por el propio contexto de las instituciones. Para efectos del presente escrito es deseable que el conocimiento provenga de distintas zonas, ya que se interpretará que su generación y difusión dependen de la calidad de la investigación y no de otros factores. Complementariamente, una gran concentración regional nos hablaría de sesgos en la selección de artículos o de condiciones asimétricas para desarrollar investigación.

203


4. El alcance de los artículos considerando el idioma en el que están publicados. La generación de conocimiento es universal; sin embargo, el idioma en el que son publicados los artículos, condiciona su alcance. De manera que la publicación en el idioma inglés abre la puerta para que virtualmente cualquiera pueda apropiarse del conocimiento para multiplicarlo o reciclarlo. En ese sentido, es deseable que las revistas sean capaces de hacer circular el conocimiento a un mercado más amplio. Considerando los ejes anteriores, se construyó un índice que se denominó de flujo de conocimiento (IFC). El indicador está conformado por el flujo de conocimiento tanto en la generación como en su difusión. Para la generación de conocimiento se considera el trabajo interinstitucional, tanto a nivel nacional como internacional, y la continuidad de los autores en la publicación de artículos de investigación. Por su parte, para la difusión se consideró la cobertura de los estados y países que proveen de conocimiento a las revistas y si para su publicación se considera el uso del idioma inglés. Los índices utilizados para el cálculo del IFC son los siguientes: Tabla 1 Índices para la el análisis de la circulación del conocimiento Índice

Índice de colaboración

interinstitucional nacional (ICIN)

índice de colaboración interinstitucional internacional (ICII)

Índice de continuidad de publicación (ICP)

Índice de cobertura nacional (ICN)

Forma de Cálculo Número de artículos con al menos dos autores de instituciones distintas a nivel naciona l (NAN) entre el total de artículos (TA) Número de artículos con al menos dos autores de instituciones en naciones distintas (NAND) entre total de artículos (TA) Numero de autores que publican en más de una ocasión (NAI) entre número total de autores (TAU) Número de estados con la adscripción de los autores (NEA) entre el total de estados en México (TE)

Índice de participación internacional (IPI)

Número de artículos con al menos un autor internacional (NAAI) entre total de artículos (TA)

Índice de diversidad en el idioma de publicación (IIP)

Número de artículos publicados en un idioma diferente al español (NAPI) entre el total de articulo (TA)

Fuente: Elaboración Propia

204

Formula


A partir de la identificación y cálculo de estos índices se cuantifica el flujo del conocimiento caracterizado por la diversidad de publicaciones en el origen-destino del artículo publicado, es decir, la institución de procedencia –institución del creador del artículo– y la institución destino –institución sede de la revista. La base de datos se construyó a partir de la revisión de las revistas incluidas en el área VII del IRMICyT tomando como base el periodo marcado en el CONACYT en el que se avala su calidad editorial. El área VII se compone de ocho revistas con publicaciones seriadas, las cuales se editan trimestral, cuatrimestral y semestralmente, teniendo en cada publicación un promedio de 5 artículos. Las revistas consideradas y su periodo de vigencia se muestran en la siguiente tabla: Tabla 2 Revistas del área VII del IRMICyT NOMBRE

INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL INGENIERÍA MECÁNICA SOCIEDAD MEXICANA DE TECNOLOGÍA Y DESARROLLO INGENIERÍA MECÁNICA JOURNAL OF APPLIED UNIVERSIDAD NACIONAL RESEARCH AND TECHNOLOGY AUTÓNOMA DE MÉXICO CENTRO DE INNOVACIÓN Y Polibits DESARROLLO REVISTA DE INGENIERÍA SOCIEDAD MEXICANA DE SÍSMICA INGENIERÍA SÍSMICA REVISTA INGENIERÍA UNIVERSIDAD NACIONAL INVESTIGACIÓN Y TECNOLOGÍA AUTÓNOMA DE MÉXICO REVISTA MEXICANA DE SOCIEDAD MEXICANA DE INGENIERÍA BIOMÉDICA INGENIERÍA BIÓMÉDICA REVISTA MEXICANA DE UNIVERSIDAD AUTÓNOMA INGENIERÍA QUÍMICA METROPOLITANA COMPUTACIÓN Y SISTEMAS

SEDE

PERIODO DE VIGENCIA EN EL ÍNDICE DE REVISTAS MEXICANAS DE INVESTIGACIÓN

MÉXICO D.F.

2007-2017

MÉXICO D.F.

2007-2017

MÉXICO D.F.

2009-2014

MÉXICO D.F.

2011-2013

MÉXICO D.F.

2007-2014

MÉXICO D.F.

2007-2014

MÉXICO D.F.

2007-2013

MÉXICO D.F.

2007-2017

INSTITUCIÓN QUE LA EDITA

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de CONACYT

5. Resultados y análisis Una vez creada la base de datos a partir de los ejes planteados en la metodología, se procedió a realizar el cálculo de los coeficientes que representan la circulación del conocimiento, los cuales se muestran en la siguiente tabla.

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Tabla 3 Índices calculados para las revistas del área VII: ingenierías del IRMICyT Nombre

Computación y Sistemas Ingeniería Mecánica, Tecnología y Desarrollo Journal of Applied Research and Technology

Índice de Colaboración Interinstitucional Nacional ICIN

Índice de Colaboración Interinstitucional Internacional ICII

ICP

ICN

IPI

IPING

0.2073

0.2439

0.0528

0.6563

0.3720

0.7073

0.4082

0.2041

0.0439

0.5000

0.2449

0.3061

Índice de Continuidad de Publicación

Índice de Cobertura Nacional

Índice de Participación Internacional

Índice de Publicación en Inglés

0.2778

0.1481

0.0402

0.5938

0.2870

1.0000

Polibits

0.0816

0.1837

0.0408

0.1250

0.7551

0.8980

Revista de Ingeniería Sísmica

0.3600

0.1200

0.1553

0.3125

0.1800

0.0000

0.2739

0.1494

0.0616

0.8125

0.1784

0.2282

0.3770

0.1639

0.1859

0.5313

0.1803

0.3279

0.4257

0.1238

0.1693

0.7813

0.1634

0.3762

0.3014

0.1671

0.0937

0.5391

0.2951

0.4805

Ingeniería, Investigación y Tecnología Revista Mexicana de Ingeniería Biomédica Revista Mexicana de Ingeniería Química Promedio

Fuente: Elaboración propia

Como se puede observar, existen valores contrastantes entre las diferentes revistas, ya que existen casos como la Revista de Ingeniería Sísmica en las que se observa una vocación nacional y concentrada a pocos actores; mientras que revistas como Polibits tienen una evidente vocación hacia la difusión del conocimiento a nivel internacional. Para clarificar lo anterior, la siguiente gráfica muestra simultáneamente todas las variables, haciendo evidentes las diferencias. Gráfica 1 Orientación de las revistas de acuerdo con los índices propuestos

206


Fuente: Elaboración propia.

Las diferencias entre revistas pueden explicarse por las áreas del conocimiento que abarcan; esto nos hace referencia a la universalidad del cómputo de información y lo local del estudio de los sismos. Para dimensionar esto, en las gráficas 2-9 se muestran los mapas que hacen referencia a la circulación del conocimiento que concentran las revistas. Esto nos lleva a un continuo en el que es posible categorizar la vocación de cada revista. Gráfica 2 Circulación de conocimiento para la Revista Mexicana de Ingeniería Biomédica

Fuente: Elaboración propia

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Gráfica 3 Circulación de conocimiento para la Revista de Ingeniería Sísmica

Fuente: Elaboración propia

Gráfica 4 Circulación de conocimiento para la Revista Mexicana de Ingeniería Química

Fuente: Elaboración propia

Gráfica 5 Circulación de conocimiento para la revista Polibits

Fuente: Elaboración propia

208


Gráfica 6 Circulación de conocimiento para la Revista de Ingeniería Mecánica, Tecnología y Desarrollo

Fuente: Elaboración propia

Gráfica 7 Circulación de conocimiento para la revista Computación y Sistemas

Fuente: Elaboración propia

Gráfica 8 Circulación de conocimiento para la revista Journal of Applied Research and Technology

Fuente: Elaboración propia

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Gráfica 9 Circulación de conocimiento para la Revista de Ingeniería, Investigación y Tecnología

Fuente: Elaboración propia

Como se ilustra, las diferentes revistas cuentan con una orientación que de acuerdo con las áreas que manejan nos dan una idea del alcance que quieren dar al conocimiento que quieren difundir. A nivel nacional no es extraño pensar que la revista de Ingeniería Sísmica cuente con contribuciones de instituciones que están dentro de la zona sísmica por las facilidades que supone el trabajo de campo. Asimismo, las revistas: Revista de Ingeniería, Investigación y Tecnología, Revista Mexicana de Ingeniería Química y la revista Computación y Sistemas cuentan con una cobertura de participación en prácticamente todo el país, ya que es factible pensar que en prácticamente todas las universidades estatales e institutos tecnológicos del país, se cuentan con laboratorios para el desarrollo de investigación en química y física aplicada. Ahora bien, las revistas que cuentan con un término intermedio de cobertura pueden explicarse por dos factores: lo especializado de los temas que abarcan y lo limitado de las instituciones que ofrecen programas asociados y cuentan con laboratorios para hacer investigación (Revista de Ingeniería Mecánica, Tecnología y Desarrollo y la Revista Mexicana de Ingeniería biomédica) o del énfasis a la internacionalización de las revistas (JART). Esto último se acentúa con la revista Polibits, cuya aportación a nivel nacional es marginal. A nivel internacional se presenta un efecto complementario, ya que revistas como Polibits, JART y la revista Computación y Sistemas cuentan con una alta tasa de participación de autores de diferentes naciones. Esto se puede ligar directamente al índice IPING ya que son las que cuentan con un mayor número de artículos en inglés. Esto nos habla de que existe un

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lenguaje común basado en la programación que permite diluir las diferencias idiomáticas y culturales. Asimismo, la Revista Mexicana de Ingeniería Química cuenta con una participación moderada de autores de otras naciones, lo cual nos habla del nicho consolidado del campo de la química en el nivel nacional e internacional. Paralelamente, áreas del conocimiento en expansión, como la ingeniería biomédica, o altamente especializadas, como la ingeniería sísmica o mecánica, cuentan con una participación asociada con su nivel de masificación. En términos más generales, se procedió a calcular el índice de circulación por revista considerando la integración de todas las variables planteadas en la metodología. En la gráfica 10 se muestran los resultados. Gráfica 10 Índice de circulación por publicación para el área VII del IRMICyT

Fuente: Elaboración propia

Ahora bien, ¿cuál podría ser el punto de equilibrio entre cobertura de zonas geográficas que aportan artículos a las revistas, idioma de publicación y el nivel de interinstitucionalidad nacional e internacional? Para tratar de responder a esta pregunta podemos abordar en primera instancia los extremos. Que exista un índice de circulación del 100%, nos hablaría de una revista que sólo pública artículos en inglés de todas partes del mundo, cuyos equipos de investigación provengan de instituciones de diferentes países. Esto parecería ser el espejismo del ideal; sin embargo, si esta condición se presentara en la realidad, se cerrarían los espacios para que

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el conocimiento generado en México tuviera un espacio para concentrase y difundirse. En el otro extremo de que el índice de circulación sea del 0%, se interpretaría que la publicación de artículos de investigación científica estaría concentrada en el nivel nacional en unas cuantas instituciones. Esto nos haría pensar que se crearon grupos de investigación que cuentan con la exclusividad informal para publicar en dichas revistas o que las condiciones para hacer investigación son asimétricas y sólo unos cuantos las pueden desarrollar. La respuesta a la pregunta parece entonces estar en el equilibrio. Se podría pensar que una revista en el IRMICyT más allá de su calidad editorial, cumple con sus objetivos si es capaz de equilibrar: 1. Publicar artículos provenientes de diferentes partes del país y de otras naciones. Esto significaría que es capaz de concentrar el conocimiento que se genera en el país. También se entendería que su calidad editorial trasciende el ámbito local, ya que autores de otras naciones consideran relevante publicar en dichas revistas los resultados de su investigación. 2. Publicar un porcentaje de los artículos en el idioma inglés. La racionalidad de lo anterior es que el peso de las revistas no sea enteramente hacia el mercado local, sino que también permita que otro sector potencialmente más amplio utilice el conocimiento publicado. 3. Que fomente la interinstitucionalidad pero que también permita la consolidación de grupos al interior de las instituciones. Esto implica un equilibrio dinámico en permitir que los investigadores se asocien entre sí para el desarrollo de fines comunes favoreciendo que algunos de los artículos sean entre instituciones con la intención de multiplicar el conocimiento. Bajo esta mirada, parecería que en el área VII del IRMICyT se cumple con este objetivo. Lo más rescatable es que las revistas no consideraron estas dimensiones dentro de su decisión para la publicación de artículos, sino que implícitamente cuentan con una vocación equilibrada que les permite una circulación adecuada del conocimiento. Más allá de lo anterior, no existe una articulación directa entre las revistas, además de que el propio CONACYT no establece lineamientos asociados a este tema, dando pie a pensar que la calidad de las revistas incluidas en el IRMICyT cuenta con otros elementos no deliberados que evidencian su calidad.

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Conclusiones A partir de la evidencia presentada, las revistas analizadas cuentan con un equilibrio en la concentración de artículos científicos. Esto se pudo observar con la combinación de autores nacionales e internacionales, las zonas geográficas de adscripción y los grupos de investigación interinstitucional e institucional. Asimismo, se puede concluir que la circulación del conocimiento para las revistas analizadas puede ser explicada por la subespecialidad que abordan. Áreas consolidadas, como la química, cuentan con un equilibrio que puede ser explicado porque las instituciones de educación superior y centros de investigación cuentan típicamente con laboratorios de este tipo dada su masificación y relativa simplicidad de implementación. Otras áreas como el cómputo y procesamiento de información cuentan con gran potencial de internacionalización debido a que el lenguaje común es la programación, la cual trasciende las barreras de idiomas y cultura. Subramas de la ingeniería más especializadas como la mecánica, ingeniería sísmica o la biotecnología cuentan con menores índices de circulación debido a que están dirigidos a una población más selecta, ya que para desarrollar investigación se requiere de laboratorios especializados. Es importante señalar que las revistas en el IRMICyT no están articuladas entre sí, además de que los lineamientos que establece el CONACYT únicamente están en función de reconocer la calidad editorial. De manera que el presente estudio aborda un aspecto no formalizado en la política para cuantificar la medida en la que las revistas coadyuvan a la circulación del conocimiento. Esto permite evidenciar la calidad de las revistas desde otra perspectiva implícita a las políticas de difusión de ciencia y tecnología. Queda como una asignatura pendiente aplicar la metodología y los índices propuestos a las demás áreas del IRMICyT, con la finalidad de hacer un estudio comparativo para dar cuenta de las similitudes y asimetrías entre las diferentes ramas del conocimiento, así como del impacto en términos de circulación que operativamente presentan las revistas consideradas de calidad por el CONACYT. Bibliografía Bacharach, S. (2005),”Diversity and Homophily at work: Supportive relations among white and African-American peers”, en Academy of Management Journal, Briarcliff Manor,

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Detenciones corporales como reverso de las circulaciones capitalistas. Una indagación sobre recuperadores de residuos y beneficiarios estatales en Argentina Gabriela Vergara Mattar Emilio J. Seveso Zanin

Introducción La circulación exuda constantemente dinero Marx, El Capital, 1965, Libro I. p. 77 Desde una perspectiva centrada en una sociología de los cuerpos y las emociones, en este trabajo indagamos los estados de detención que experimentan un grupo de recolectores de residuos y beneficiarios estatales en las ciudades argentinas de Córdoba y San Luis (respectivamente), en tensión con la circulación de mercancías que aseguran desde sus “ocupaciones cotidianas”. Sus cuerpos en condición de precariedad, permanecen en los bordes de la segregación urbana, la informalidad laboral y la desatención institucional, a la vez que dibujan circuitos de bienes (materiales reciclables) y garantizan vértices de servicios (provisión de seguridad) que sustentan la dinámica del capital. Mediante una estrategia de análisis comparativo, identificamos sus percepciones y emociones en relación a la actividad que desempeñan, abordando sus experiencias sobre los límites de acción y las fronteras sociales con las que tropiezan. Desde cierto punto de vista, las ciudades pueden ser pensadas como nodos de concentración de recursos desde los que se tejen líneas vitales para el tráfico de bienes y vértices nodales de producción de servicios;

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pero al mismo tiempo son también espacios donde la polarización social se materializa y la fragmentación se espacializa. En esta línea, las circulaciones aparecen como un primer punto de acercamiento para indagar no sólo los movimientos de una economía, sino también sus efectos sociales en clave de la dinámica expropiatoria que el capital ejerce. Las circulaciones pueden ser entendidas como “el conjunto de movimientos económicos que supone el funcionamiento de toda sociedad, esos que ella asegura naturalmente, esos que ella se esfuerza por promover, aun si ella no tuviera motivo” (Braudel, 1986: 227-228). Asumen distintas modalidades según el tipo, frecuencia, densidad y extensión de distribución de bienes y servicios, en su dimensión material/simbólica. Altas o bajas, como las arterias o los vasos capilares, las circulaciones constituyen un tejido denso que garantiza la satisfacción de necesidades, definiendo patrones específicos de movimiento. En este sentido, “[c]ada sociedad cede al movimiento y se adapta" (Ídem). Estos flujos tienen un carácter material, concreto, que a su vez se articula con estructuras y funciones sociales. Así, las circulaciones soportan la cultura, la economía, la sociedad, teniendo “la peculiaridad de concretarse históricoespacialmente; y por eso resultan en una adaptación que es constante, en un cambio que se reanuda con nuevo viaje con cada nuevo arribo” (Camarena, 2012). Complementando esta mirada con un diagnóstico crítico sobre el capitalismo en Latinoamérica, es posible identificar los reversos que trazan y se engarzan en las propias circulaciones. Si tomáramos un mapa y trazáramos los desplazamientos posibles de los cuerpos que estructuran las circulaciones en las ciudades, observaríamos que dibujan líneas diferentes; recorridos disímiles, en correspondencia a sus modos de ser/estar, tal como explicita la pintura de sus geometrías y gramáticas de clase. En este sentido, desde el marco analítico que provee un enfoque afincado en una sociología de los cuerpos y las emociones, es relevante reconocer dónde se encuentran, cómo están y qué hacen esas corporalidades en tanto nodos de conflictividad y orden del capitalismo. Así, los procesos que nos interesa analizar en este artículo se dan en la imagen de las urbes latinoamericanas atravesadas por fuertes procesos de expulsión social y dispensabilidad laboral. En línea con lo expuesto, los reversos entre circulaciones y detenciones nos interesan como momento

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analítico que permite dar cuenta de cómo se reproducen lógicas de expropiación de energías, en relación a la detención que experimentan millones de sujetos que dan vida y posibilitan el proceso de circulación de mercancías. Abordar este doblez a partir de las experiencias de sectores expulsados en su “estar-siendo”, en el “mientras tanto” de sus cuerpos, cobra relevancia sobre ámbitos acotados, específicos y delimitados; es decir, de acuerdo con desplazamientos y detenciones en el tiempo/espacio. De este modo, las unidades de observación escogidas corresponden a recuperadores de residuos de las ciudades de Córdoba y San Francisco, así como a beneficiarios de un Programa de Transferencia Condicionada de la ciudad de San Luis (Argentina), con quienes los autores han sostenido entrevistas individuales y colectivas entre 2007 y 2011.65 El recorrido argumentativo que sostenemos mantiene la siguiente estructura. En primer lugar, explicitamos las relaciones entre circulaciones materiales y detenciones corporales desde un punto de vista analítico, delimitando el análisis en dos espacios moleculares (las ciudades argentinas de Córdoba y San Luis), que nos permiten observar ciertos modos en que se estructuran los estados de expulsión de los sujetos estudiados. En segundo término, contextualizamos y describimos los casos por separado, dando cuenta del lugar central que ocupa el cuerpo como vértice de la experiencia, en el que se encarna la conflictividad social. Concretamente, indagamos sus vivencias del estar-en-sociedad, tensionando el proceso de circulación de mercancías que aseguran desde sus ocupaciones cotidianas con el estado en el que es posible hallar sus cuerpos. En este contexto, la experiencia de detención resulta una clave fundamental para comprender la lógica y posibilidad de las modalidades de trabajo que llevan adelante. Los circuitos de bienes recolectados y reciclados, a la vez que la provisión de servicios de cuidado de los espacios/edificio públicos que estos cuerpos garantizan, se vuelven funcionales y productivos para la ciudad y, de este modo, para la (re)producción del capital. 65 Los materiales de base que constituyen el análisis responden a diferentes investigaciones individuales y colectivas. Por un lado, a las tesis de postgrado de los autores, a los cuales se incorporan registros de entrevistas con mujeres recuperadoras que fueron realizadas por el Lic. Martín Carola, a quien agradecemos de manera especial. Todas las entrevistas fueron efectuadas en instancias cara-cara (algunas veces en forma individual y otras colectivas), mediante el uso de una técnica de muestreo intencional de tipo cadena/bola de nieve. Estos materiales se atraviesan a su vez por proyectos colectivos que fueron desarrollados en el marco del Programa de Estudios sobre Acción Colectiva y Conflicto Social y el Grupo de Estudios Sociales sobre Subjetividad y Conflicto, ambos inscriptos en el Centro de Investigaciones y Estudios Sociológicos (http://estudiosociologicos.com.ar). Los mencionados proyectos son dos: a) Funcionamiento de los Fantasmas y Fantasías Sociales a través de las Acciones Colectivas y las Redes del Conflicto: Córdoba, Villa María y San Francisco 2004-2008, PIP/Conicet 2009-2011; b) Cuerpos, Sensaciones y Conflicto Social: Acciones Colectivas y Prácticas Expropiatorias (Córdoba, postcrisis 2001), Secyt 2008-2009; ambos dirigidas por el Dr. Adrián Scribano

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Como hipótesis de trabajo, sostenemos que es posible identificar un patrón de circulación vinculado a estos procesos, el cual puede ser observado a la luz de las condiciones de precariedad corporal que atraviesan y experimentan los sujetos. En ellas es posible observar la estrecha relación entre reproductividad de mercancías, geometrías corporales en actividad y gramáticas de las acciones en detención. 1. Aproximaciones conceptuales a la relación entre estructuración, cuerpo y precariedad Si existe un sustrato analítico desde el cual es posible observar la travesía que imprime el capital sobre los sujetos (y que por ello sintetiza sus efectos en un sentido que es a la vez biológico, subjetivo y social), éste es el cuerpo; la dimensión material corpórea como estado de estructuración de los múltiples troqueles de la sociedad en el individuo. En este sentido, desde una perspectiva sociológica, el cuerpo constituye un locus central de conflictividad y orden (Scribano, 2009), ya que adquiere los gestos y las expresiones de la sociedad en que vive (Elías, 1993), así como también el porte, la apariencia, la sensualidad y los regímenes que se disponen en tanto reglas y recursos de destreza práctica (Giddens, 1991). Dadas ciertas interacciones de copresencia, para los sujetos es a su vez el punto central de expresión y el eje para el manejo de las impresiones en diferentes claves posibles (Goffman, 1989), incluso en términos de género (Goffman, 1979). Dichas configuraciones se co-implican y amalgaman con las condiciones materiales de existencia, las cuales estructuran tanto la mirada del mundo como las prácticas (Bourdieu, 1999). En otras palabras, es posible aseverar que en términos tanto espaciotemporales como socio-contextuales la corporeidad es una clave de lectura analítica relevante y, en tal caso, fundamental para comprender los términos en que se vuelve posible la estructuración del sistema capitalista (Haber, 2007). El cuerpo resulta vital en la realización de procesos finales o de intermediación productiva (como instancia de explotación del trabajo formal, informal o precarizado, intelectual o manual, tecnológico, industrial o doméstico), a la vez que, de manera directa, otorga su singular movimiento a las mercancías en los mercados de producción y consumo. Las mismas vías de reproducción del poder y la dominación requieren del cuerpo como sitio privilegiado de regulación, con base en mecanismos y dispositivos que

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median lo que los sujetos hacen y sienten, el modo cómo se distribuyen y transitan en el espacio, la manera en que configuran sus percepciones y emociones sobre los eventos del mundo y el sí-mismo; de este modo, cuerpo y acción se disponen como claves en los procesos de circulación. Las condiciones de vida y la posibilidad de vivencia dependen de la capacidad de un sujeto para movilizar sus energías disponibles en torno a procesos de circulación moleculares y específicos. Es así que, en las prácticas es posible observar una correspondencia particular entre la posición topográfica del sujeto con una senda forma de disposición sobre la acción. En este camino, la noción de precariedad corporal busca sintetizar la inscripción de los procesos de expropiación y depredación que el capital ejerce en términos bio-gráficos en y desde el cuerpo, marcando relaciones específicas que se estructuran entre estados biológicos, configuraciones subjetivas y condicionamientos sociales. “Lo precario” en un cuerpo da cuenta, así, de las desventajas y obstáculos acumulados de clase que impactan y definen las condiciones del ser y las posibilidades del hacer en los sujetos en condiciones de expulsión (Seveso, 2012; Vergara, 2012).66 El movimiento de las mercancías puede ser observado como doblez a la precariedad de un cuerpo, principalmente porque el estado en que se haya dicha corporeidad es resultado de expropiaciones pretéritas y actuales; esta relación es aplicable a los casos que componen el objeto de nuestro análisis. Los trabajadores de la basura y los sectores asistidos por Programas Condicionales van trazando, desde sus diversos sitios de ocupación, una serie de circuitos de bienes y servicios en forma porosa y molecular (es decir, desde sus contextos ceñidos a través de prácticas específicas). Marcados por los bordes de la informalidad de oficio, sometidos a férreas condiciones de segregación urbana y desatención institucional, el capitalismo les-impone una lógica de mercantilización como imperativo procedimental y praxiológico –base de toda acumulación–, de modo que el trabajo se constituye en el dictum superlativo en la formación de su 'yo'. En los casos analizados, esto se sintetiza en la actividad de cuerpos-trabajo que desde sus condiciones básicas y necesarias de supervivencia sostienen (son el soporte de) ciertos procesos productivos.

66 Las condiciones a las que hacemos referencia suelen re-velarse sintomáticamente en las evaluaciones técnicas bajo máscaras como la pobreza, los estados de vulnerabilidad y desempleo, situaciones de marginalidad, condiciones de servicios deficitarios, entre otros, que desanclan las conexiones aludidas entre cuerpo biológico, subjetividad y sociedad

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El primer sector social al que hacemos referencia está conformado por personas que recolectan materiales desechados y reciclables, clasificándolos para su posterior comercialización en depósitos de la ciudad. En el caso puntual de análisis se trata de un conjunto de personas que viven y trabajan en la ciudad Capital de Córdoba. En Argentina se les suele llamar “cartoneros”, “cirujas” o “carreros”, mientras que en ciertos lugares de México adquieren el calificativo de “pepenadores”; son llamados “catadores” en Brasil y “clasificadores” en Uruguay. El carácter singular de la actividad que realizan se materializa en el hecho de que la subsistencia “vital” depende ante todo de aquello que encuentran en las calles o remueven de los depósitos de basura, utilizando medios de movilidad como carros tirados por caballos y bicicletas. Como reverso de este eslabón, es posible dar cuenta de una millonaria industria que se viene desarrollando desde la década de los '80 en América Latina, a expensas del trabajo informal y marginal asociado a los bajos costos en la recolección de insumos reciclados que resultan significativos para diferentes ramas de actividad. Entre tanto, la segunda categoría de sujetos remite a sectores en condiciones de pobreza (alternativamente caracterizables por su situación de desocupación y/o vulnerabilidad) que son asistidos por programas que prevén actividades de corresponsabilidad como contrapartida a los ingresos recibidos. En el caso estudiado, el Subprograma de Seguridad Pública y Protección Civil (que forma parte del Plan de Inclusión Social vigente en la provincia de San Luis) orienta a sus “protectores” a la prevención del delito y a la reducción de la sensación de inseguridad en la población. Esta ingeniería institucional aprovecha los “activos” y “capacidades” disponibles en los sujetos por vía del accionar del cuerpo para multiplicar las posibilidades y potencialidades de la vigilancia pública. De este modo, se ven “alineadas” las erogaciones estatales en política social con la lógica de acumulación a la vez que se efectiviza el resguardo de bienes durables y espacios centrales de la ciudad. FOTOGRAFÍAS: CARTONEROS Y PROTECTORES

Fuente: Argen-times (2011)

Fuente: Suárez Godoy (2004)

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En ambos casos se da una combinación ajustada entre condiciones de precariedad y el trabajo “impuesto como necesidad” de subsistencia, a partir de cuya trama toman forma acciones moleculares que componen un eslabón (que de ninguna manera es el menor) de una cadena productiva mayor. En este sentido, a través de una dinámica de expropiación que se desarrolla hacia el interior de dos ramas de actividad (el reciclado de cartón y los servicios de seguridad), los sujetos sostienen parte de las circulaciones de mercancías que impactan como producto o beneficio final en los sectores medios y altos. 3. Casos analizados: las circulaciones como modo de expropiación en la precariedad Un rasgo general que transversaliza al conjunto de los actores estudiados es su posición y condición de clase, anudada a una trayectoria social que, si bien es diversa, es posible de ser identificada en términos de una geometría y una gramática corporal similar, dados sus lugares originarios y relativos en el espacio social, a partir de los cuales adquieren forma sus modalidades del hacer. Este componente de clase se ve traspasado a su vez por dos rasgos sociológicos sobrepuestos, como son el género y la edad. De tal forma, una caracterización inmediata nos permite afirmar que las actividades productivas que son realizadas por los sectores de clase estudiados se componen en su mayor parte por mujeres adultas, muchas de ellas a cargo de familias. El estado de segregación urbana en el que se encuentran es otro rasgo característico; por lo tanto, si bien es cierto que las condiciones demográficas y habitacionales de las ciudades de Córdoba y San Luis son diversas, presentan una típica relación de centro-periferia con espacios marginales que contrastan con los ámbitos de circulación central que exhibe el capital.67 Como millones de expulsados, desde diversos caminos, estos sujetos se ven sometidos por el imperativo de la mercancía que convoca a su participación en los mercados de la producción y el consumo, del tener y el parecer frente al mundo como condición ineludible del ser (Marx, 1999: 124, 161, 178), dispuestos de manera abierta como pivote del desarrollo y el progreso del aparato productivo. Son mano de obra barata, flexible y precaria que se insertan entre los pliegues, desde los bordes del trabajo, como única posibilidad de sustentar una vida “digna” ante la frontera productiva. Así 67 Para el estudio de los procesos de socio-segregación en Córdoba véanse los trabajos de Valdés (2010) así como Boito et al. (2009); para la ciudad de San Luis consultar Segovia (2010).

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pues, como “trabajadores informales” o “asistidos”, ponen en movimiento sus escasas energías disponibles para brindar “servicios” de seguridad o acopiar insumos que la sociedad procura, automatizando sus cuerpos para ser componentes funcionales a los intereses de capitalización de otros (desde las instituciones hasta las corporaciones) quienes se benefician diferencialmente de los productos de su expulsión y de su trabajo. Retomando este lugar interpretativo, los trabajos que realizan no sólo resultan útiles como estrategias circunstanciales de supervivencia, sino que además contribuyen al equilibrio general de la producción y abren una perspectiva adecuada para el análisis de las tensiones entre circulación de mercancías y detenciones corporales. Todo oficio, dice Marx, “contribuye a incrementar la riqueza nacional” por su relación con la fuerza material de la economía, como lo hace también al servicio de “los sentimientos morales y estéticos del público”, en su función a la vez sensitiva y ética (Marx, 1980:360). Así por ejemplo, en la práctica que reviste la figura del delito, es posible señalar la circulación como mediación entre los hombres, dada la red que conecta diferentes ramas de actividad que parecieran estar fuera de cualquier tipo de creación.68 La mediación de la mercancía como valor de cambio se hace presente de manera permanente, aunque muchas veces inadvertida, en la actividad humana, por lo que incluso ciertas relaciones que podrían ser consideradas estériles, en principio de escaso valor social, y que evocan incluso el desprecio moral y el juicio colectivo (tal es el caso de la actividad delictiva), pueden ser observadas en sus efectos a la luz del movimiento de la plusvalía. En otros términos, según el carácter productivo que revisten para el sistema social, el conjunto de profesiones, trabajos y actividades de oficio poseen efectos relevantes cuando son considerados a escala global. Así, el proceso de expoliación capitalista adquiere diferentes modalidades como parte de los patrones de relación estructurados. En la dialéctica de su metamorfosis, no sólo posee la capacidad de variar sus formas, recrear sus dinámicas, expandir e intensificar los caminos de realización del plusvalor, sino que además logra expandirse como vector decisivo y determinante de la estructuración social precisamente a través de esas variaciones (Scribano, 2009). 68 El texto citado, de presunta redacción periodística, fue escrito entre 1860 y 1865, publicándose de manera póstuma como apéndice a las Teorías de la plusvalía bajo el sugerente título de Concepción apologética de la productividad de todas las profesiones. Gracias al delincuente raso se estructura una extensa cadena de procesos culturales, políticos, económicos y de este modo, sociales. Su botín de guerra (invisibilizado como parte de la lucha de clases) produce piezas fundamentales del derecho penal, constituyendo claves de la administración general de la justicia (magistrados, jurados, ediles, jueces y cárceles) y de la fuerza policial. Del mismo modo da forma a diferentes ramas de la división social del trabajo, al dinamizar la industria de las leyes y de las seguridades, compuesta no sólo por especialistas, sino también por el compendio del saber que implican las lecciones vueltas mercancía (derecho y códigos, escritos periodísticos y novelas del género). Esto nos lleva a su vez, y de manera explícita, hasta las múltiples y variados bienes que ofrece el mercado, ya que la industria de los “cerrojos” y las “defensas” nunca hubieran avanzado como lo han hecho hasta nuestros días sin esta figura fantasmática que amenaza al ciudadano.

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La recuperación de residuos o el (sobre)vivir de los desechos La riqueza de las sociedades en que impera el régimen capitalista de producción se nos aparece como un “inmenso arsenal de mercancías” y la mercancía como su forma elemental Marx, 1965, El Capital, Libro I, p. 3

Los residuos urbanos constituyen uno de los fenómenos que junto con la contaminación ambiental, la depredación de recursos naturales, entre otros, 69 tomaron mayor visibilidad desde el Protocolo de Kyoto, y sus consecuentes incorporaciones en acuerdos y documentos de organismos internacionales. Así pues, se pueden identificar dos aspectos: el negocio de la basura y los desechos reciclados convertidos en materias prima.70 Los residuos urbanos pueden ser vistos en relación con diversas variables. Por un lado, por su conexión con el crecimiento poblacional de las ciudades. En 1995, en América Latina y el Caribe, la población urbana era de 357 millones, la misma ascendió en 2001 a 406 y se estima para 2015 que alcanzará los 627 millones. Las toneladas de basura generadas para dichos períodos ha crecido en consecuencia: desde 275 mil toneladas por día, a 369 mil ton/d y 446 mil ton/d, respectivamente. Cabe aclarar que para 2005 América del Sur contaba con un 83% de la población urbana, América Central con el 62% y el Caribe con 56%, siendo las tres urbes más pobladas desde 1998 hasta 2008 la ciudad de México, Sao Paulo y Buenos Aires. Sin embargo las estimaciones se orientan a identificar un crecimiento mayor en ciudades pequeñas y medianas de hasta 50 mil habitantes, que son las que presentan mayores deficiencias en el manejo de los desechos, con lo cual adquiere relevancia el impacto de este fenómeno, tanto por el volumen, las hectáreas destinadas a su enterramiento, la posibilidad de contaminación de suelos, vertientes o ríos, como así también del aire, que generan los basurales a cielo abierto o la quema de basura como una forma de reducir el espacio ocupado. La apertura económica de las últimas décadas en el marco de la globalización, de los acuerdos regionales (MERCOSUR y CARICOM, por ejemplo) han incrementado el volumen y flujo de mercancías con el consecuente aumento de 69 Los antecedentes pueden retrotraerse hacia la década del '70 con las primeras consideraciones del Club de Roma sobre los límites que el desarrollo capitalista hallaría en los recursos naturales. Tomamos en cuenta aquí algunos aspectos presentados por OPS (2005), Observatorio Nacional para la Gestión de Residuos Sólidos Urbanos (s/f) y SIGLA Consultora (s/f). 70 Esta cadena transcurre en dirección opuesta a la de la producción-distribución-consumo pero, a la vez, es diferente a la cadena de valor de un material o metal determinado, la cual abarca su extracción y utilización como materia prima en la industria. De allí que al reciclaje se le denomine 'cadena inversa', tal como sucede con la chatarra de hierro. Cfr. FUNDES (2008)

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desechos. Junto a esto, el desarrollo industrial y sus respectivas modificaciones en cuanto al consumo han provocado una mayor diversidad de basura –que en muchos casos se ha vuelto más tóxica y menos biodegradable, dependiendo de las modas o estilos de empaquetaje–, pero al mismo tiempo, el sector privado ha encontrado un 'nicho' para el desarrollo de la actividad en lo que refiere a la recolección, transporte y disposición de residuos, cuya participación se ha visto incrementada a lo largo de las décadas vía las constantes privatizaciones del servicio. En la Región, éstos alcanzan el 50% de las ciudades grandes, el 25% de las medianas y el 5% de las pequeñas. Para las industrias, además, el reciclaje puede constituir una alternativa viable a la importación de insumos, tal como sucedió en Argentina desde comienzos de siglo XXI.71 La composición de la basura en Argentina presenta similitudes con las de otros países de América Latina y el Caribe, a saber: 50% orgánico, 17% papel y 72 cartón, 14% plástico, 5% vidrio, 2% metales, y 12% otros. En la ciudad de Córdoba, a fines de la década de los 90 con 1 400 000 habitantes, se generaban 1600 toneladas por día de basura, lo que significaba 1.38 Kg. Diarios por 73 persona. Esta cifra era relativamente mayor a la de Buenos Aires, que en 1995 tenía un promedio de 0,79 kg por día/habitante. La línea que nos interesa profundizar aquí remite a la conexión entre este tipo de objetos y los sujetos cuyas características sociolaborales y educativas los ubica dentro de la expulsión, viviendo de las sobras de la ciudad y en sus resquicios. Básicamente, el reciclaje se logra de dos maneras: una directa, realizada por las industrias o comercios, quienes separan, acopian y luego venden a recolectores privados especializados o inclusive a algunos proveedores de insumos. La otra, supone la presencia de un mediador situado entre quien desecha y quien compra ese desecho, que puede ser realizada en tres modalidades diferentes: a) La que realizan los recolectores formales con un camión, que pertenece a una empresa privada, pública o mixta encargada de dicho servicio por parte del municipio. 71 Esta es una de las variables que explica el crecimiento de la ocupación en el país desde comienzos de siglo. Sin embargo, los antecedentes en la década anterior se corresponden con un creciente deterioro del mercado laboral, en el marco de las políticas de Ajuste Estructural que flexibilizaron y debilitaron las reglamentaciones en materia de derechos al trabajo. El inusitado aumento de la desocupación y la subocupación se ve reflejado en el incremento y persistencia de esta actividad a la que se llega ante la imposibilidad de conseguir trabajo en otro lugar, dadas sus geometrías corporales (específicamente lugar de residencia, nivel educativo, experiencias laborales y referencias). Como contrapartida a todo esto, las circulaciones que trazan los recuperadores han permitido sostener el circuito reciclaje, que constituye una mínima compensación o complemento a la constante y persistente depredación de recursos naturales, haciendo un uso intensivo de energías sociales y corporales que hacen posible la “resurrección de los desechos”. 72 Cfr. Observatorio Nacional para la Gestión de Residuos Sólidos Urbanos (s/f). 72Cfr. Dirección de Calidad Ambiental (s/f). Para una descripción de las cooperativas que funcionaban en Córdoba. Cfr. Vergara y Giannone (2009). Si bien no hay cifras oficiales ni consistentes, se estimaba hacia 2007 la presencia de unas 5.500 familias, en tanto en Villa Urquiza –uno de los tradicionales barrios de carreros– había 470 trabajadores y 30 depósitos en 2011.

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b) La que se hace en los basurales o rellenos sanitarios, donde los sujetos escarban entre los deshechos ya casi dispuestos para su enterramiento o disposición final y; c) mediante un desvío del circuito anterior en manos de clasificadores, que separan en las calles los residuos y los trasladan. Ésta última es precisamente la modalidad que realizan las personas entrevistadas que se analizan en este artículo. Su actividad es informal y marginal, en la medida en que “viven y comen” de lo que encuentran en las calles o remueven de los depósitos. Algunas características del trabajo son el fácil acceso (ya que no requiere ninguna herramienta, sólo un medio de movilidad o de carga) y la participación de casi todos los miembros de la familia.74 Los ingresos generalmente son escasos y dependientes de los precios –en su mayoría medidos por kilogramo– estipulados por los depósitos donde se venden los residuos, lo cual adquiere las características de un pago a destajo: E- ¿es justo el precio que te pagan o injusto? S- Y como uno no tiene moneditas, no tiene plata, tenés que decir que está bien, pero… P- Para el esfuerzo que uno hace tendría que ser un poquito más. S- Tendría que ser un poco más, porque uno sale caminando, por ejemplo hay veces que llueve y los cartones, uno junto todo, si se mojan ya no te sirven porque te lo descuenta la mitad. (Entrevista a Sandra y Pablo, Córdoba, 2008) Los precios muestran la cadena de comercialización en la que se inscriben los cuerpos, trabajando de manera “independiente” (como suelen decir), pero paradójicamente atados a las lógicas de un mercado que no manejan. Los precios se sienten desde el cuerpo, desde la fuerza que se hace para cargar los objetos desechados, los kilos de cartón, vidrio y metal. Desde lo que se gana es posible interpretar cómo operan las modalidades de detención en clave de 74 Una importante cantidad de niños, niñas y adolescentes participan en esta actividad. Cfr. UNICEF y OIM (s/f). Un relevamiento realizado en 7 ciudades argentinas dio cuenta de relaciones conflictivas entre los cartoneros de la vía pública con la policía, el gobierno local y los vecinos. En tanto que quienes clasifican en los basurales a cielo abierto, pese a estar en el mismo predio, trabajan de manera individual. Cfr. SIGLA Consultora (s/f).

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inmovilidad, como cifra de freno y barrera que impide modificar las condiciones materiales de vida. Los ingresos son escasos, las privaciones abundan. Ahora bien, el fragmento de la entrevista muestra también cómo las condiciones climáticas son otro factor que provoca detención en la circulación de los recuperadores. La lluvia impide salir a las calles pues no sólo se mojan los sujetos, sino que los cartones se desvalorizan. Así pues, este factor 'natural' se convierte en una marca indexical de la precariedad que los caracteriza. Los ingresos dependen ante todo de la frecuencia de recolección y venta, del medio de movilidad disponible, de la posibilidad de establecer recorridos fijos, entre otros factores. Pero en las calles los sujetos no sólo juntan residuos, sino también electrodomésticos, ropa, calzado, útiles escolares, artículos de bazar y comida, que generalmente es sobra de los hogares o de negocios como carnicerías, verdulerías y panaderías. Todo lo recolectado en las calles tiene al menos cinco destinos que trazan diversas circulaciones: la venta, el uso en el propio hogar, el repartir a otros, el 75 desechar o bien el reciclaje artesanal (Vergara, 2010). Así pues, en paralelo a la recuperación de residuos aparece un segundo movimiento de materiales, que se dibuja a partir de la importancia de ciertos objetos vinculados a la subsistencia y que nada tienen que ver con el comercio directo: 76

T.: Y salgo, io tengo muy muchas casas y en Alberdi [barrio próximo al centro de nivel socioeconómico medio/alto] veintidós años he andado, y en Alberdi entro y salgo de las casas, y me ayudan. Que me traigo la comida, que ia me dan el pan, voy a la carnicería que me dan los huesos, me dan la carne, en la verdulería me dan verdura, fruta. Yo vivo de eso, y ia que viene una me da monedas, la otra que me da plata, otra que me da azúcar, y así. (Entrevista a Teresa, Córdoba, 2008) Las circulaciones de los inorgánicos se cruzan con otros objetos: comida y alimentos que sobran de los hogares o los negocios, junto con dinero. Todo lo que excede a los consumos de la sociedad “productiva” –que sí puede 75 Con relación al último punto especificado, en nuestro trabajo de campo encontramos una experiencia de trabajo de cestería a partir de tiras plásticas (PET) de botellas de gaseosa y jugos recolectados. 76 La expresión intenta reflejar la acentuación de la palabra que caracteriza a la tonada cordobesa

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desechar– es rescatado por estos trabajadores saturados de privaciones y carencias. Los recorridos que realizan en bicicletas, a pie o con carros movidos por caballos, dan forma a las circulaciones principales que asumen como sujetos y con sus objetos, donde aquellos se hacen a la medida de éstos: cargar y transportar, cuidar y hacer lugar en las viviendas para guardar, como algunas de las prácticas testimoniales evidencian. S- Oeste, y Maestro Vidal. H- Sí, ahí. Ahí nos dan cartón, ahí es donde tienen mejor stock. E- ¿Están laburando por clientes? H- ¿Ah? E- ¿Laburan por clientes? H- No, sí, vamos y nos sacan cartón ahí, pero si llegamos primero. S- Pero es así, un horario fijo que, el que iega iega, digamos. E- Sí, ya está, sacan los cartones y el que llega, llega. H- Sí, y el embole es si estamos ahí y iegamos tarde, cuando están cerrando. (Entrevista a Susana y Horacio, Córdoba, 2008). El cartón que se saca fuera de los negocios contribuye a la conformación de las circulaciones que toman los desechos, que son expulsados de los negocios como aquello que no sirve y se tira. En términos esquemáticos podríamos decir que el desplazamiento se configura de manera centrípeta en la primer fase de búsqueda de desechos –en las periferias de las ciudades donde viven los cartoneros y donde se concentran generalmente las zonas con mayores niveles de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI)– hacia el centro, donde están las áreas comerciales, bancarias, industriales y el caudal de residuos es mayor. Según datos de 2013, en la ciudad de Córdoba, el 66% de la basura de la capital se produce en las 40 manzanas de la zona céntrica, mientras el resto se obtiene de 190 barrios que conforman la urbe.77 Este 77 Cfr. La Voz del Interior, 6-5-2013

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desplazamiento implica un gasto de fuerza física, un cansancio al caminar y acarrear dos a tres veces el peso del propio cuerpo en materiales inorgánicos (Vergara, 2010; Aimar et al., 2007). Esto se traduce en una configuración socioespacial, la cual se completa con desplazamientos centrífugos en la circulación de cuerpos y energías en busca de desechos. Los depósitos, en general, y los recuperadores, en particular, se hallan ubicados mayormente en barrios periféricos o alejados del centro.78 Por lo tanto se dibuja un primer movimiento desde los bordes de la ciudad hacia las zonas que disponen de mayor circulación de mercancías (y en donde se produce mayor cantidad de basura): M- Más lindo es en el centro. E-¿Por qué es más lindo? M- Porque ahí hay más cosas, no es igual que como en los barrios. (Entrevista a Mariana, Córdoba, 2008). La estética urbana en clave de basura, implica ciertos esquemas de clasificación y apreciación que permiten asociar lo lindo con la mayor cantidad de basura dispuesta para su comercialización. Estas son percepciones de una ciudad diferenciada según las formas en que circulan las mercancías. A su vez, existe un movimiento inverso de lo que ha sido recuperado hacia los destinos finales, que son los hogares de los propios cartoneros o los depósitos que, generalmente, están ubicados en las mismas áreas. Las familias o sujetos dedicados a esta ocupación viven en condiciones de pobreza, por lo cual el dinero obtenido por la venta se utiliza para la subsistencia. En este marco se observa cierta contradicción entre el destino de los desechos que se vuelven insumos de las industrias en la economía formal, mientras que los sujetos siguen en la informalidad laboral y en la expulsión social, lo cual constituye una paradoja de la recuperación, en tanto quienes se “recuperan”, finalmente, son los desechos, no los sujetos:79 78 Esta no es la única distribución socio-espacial de la ciudad, pero sí la principal al menos, en relación con los residuos. Cabe destacar que en Córdoba se configuró un 'cono de alta renta' (Cervio, 2007), es decir una zona suburbana cuyas tierras poseen un elevado valor inmobiliario, que está emplazada al noroeste del centro, tal como lo que otros autores denominan 'suburbanizaciones de élite. 79 Cfr. Medeiros y Macedo, 2006; Loera Burnes y Pineda, 2006; Vergara, 2012.

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S- Estuve como, hasta que me junté con él. E- ¿Y ahí, cuando se juntó con él qué...? S- Esto, siempre en el carro. E- Sí. Usted dijo que tenía cuarenta años ¿Hace veinte años vienen laburando en el carro? S- Sí. E- Y ¿y por qué ingresaron a la actividad así? S- ¿Cómo así? E- ¿Y, por qué empezaron con el carro, o sea cómo se les ocurrió? S- Era lo único que había ya, en ese tiempo (…) Uno, aparte, es como que se hace también, de esto y es porque que también, uno trabaja en esto como si no fuera a poder trabajar en otra cosa, uno ya está acostumbrado, decir, a esto. (Entrevista a Susana, Córdoba, 2008). Las circulaciones se traman en determinadas geometrías que dan cuenta de las capacidades de lo que estos cuerpos pueden hacer, cuando 20 años atrás “ya no había otra cosa”. En esta línea, aparece como su reverso la detención social; es decir, la imposibilidad de cambio dada por una de las formas quizá más sencilla de las prácticas de soportabilidad: cuando la situación de precariedad se hace costumbre y cuando 'uno' se hace a la talla de esa precariedad. Desde el pasado se obtura el futuro, como imposibilidad de poder salir(se) de donde se está, de lo que se hace. La costumbre y la incertidumbre de la actividad realizada se traman con la resignación, con un estar para la derrota, un saberse nada “con lo que uno (no)tiene”: sin estudio, sin experiencia laboral, sin futuro, sin deseos: T- Más vale que me gustaría tener un trabajo así (en una empresa), pero, con lo que yo tengo, no sé quién me va a ocupar. Va, se podría, pero no sé. (Entrevista a Teresa, Córdoba, 2008).

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En tanto los cuerpos precarios quedan detenidos y enclasados, la basura logra reinscribirse desde su condición de desecho a la formalidad del mercado. Como contrapartida a la circulación del reciclaje, dentro de los recorridos que se realizan en busca de desechos y otros bienes, los sujetos encuentran fronteras materiales a sus cuerpos respecto de los lugares a donde pueden o no ingresar. Los cuerpos que im-portan, en tanto capacidad de devolver vida a las mercancías desechadas, también estorban en la ciudad. Así, otra de las formas que adquieren las detenciones tiene que ver con los lugares hasta dónde pueden ingresar los recuperadores, que en términos generales son las veredas o las partes traseras de los negocios. A su vez, el cuidado de la estética en los barrios de clase alta y la importancia del tráfico en el centro impide muchas veces su ingreso, ya sea porque ensucian, molestan, 80 impiden el tránsito o incluso afean: E- Y el tema ¿con la municipalidad tienen algún problema? J- No, te digo la verdad te miento si te digo que sí, nunca, te digo la verdad nunca, nunca. Eso sí, siempre pasan viste que te tocan bocina, no podés estar en una orilla que no debes y así siempre… (Entrevista a Jezabel, Córdoba, 2008) Las experiencias de circulación parecen a primera vista sin obstáculos, sin barreras, porque resultan insípidas en el marco de la gran urbe; pero es allí cuando los 'nunca' se quiebran y aparecen materializados en espacios por donde pueden o no pueden transitar los sujetos en las ciudades, lo que deben y no deben hacer, entre el donde pueden-no pueden estar. De este modo, las circulaciones que asumen los desechos marcan senderos diferentes si se los compara con los sujetos, que son quienes les insuflan 'vida' resucitando su condición de mercancía. Pero además, en esa circulación, encuentran diferentes instancias de detención corporal: espaciales, sociales y físicas.

80 Esto se traslada en disposiciones. Por ejemplo, en la ciudad de Córdoba, de manera intermitente, se ha intentado prohibir la circulación de carros tirados por caballos en el centro o restringir su ingreso, permitiendo la circulación solo a aquellos que cuenten con una chapa patente y se encuentren registrados.

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Cuidadores asistidos: la función expropiatoria del trabajo en la precariedad Para el hombre que no es más que trabajador, y en cuanto trabajador, sus propiedades humanas solo existen en la medida en que existen para el capital que le es extraño (Marx, 1999, p.123)

Las reglas de juego de la política social en América Latina resultan sustancialmente diferentes en la actualidad, respecto de aquellas que rigieron hasta entrada la década de los '90. Las acciones compensatorias, de naturaleza asistencial (que fueron bandera estratégica del proyecto neoliberal primigenio), han dado sitio a programas masivos que, con el objetivo de fomentar el “desarrollo” social, cultural y económico, condicionan la ayuda recibida al desempeño de actividades. Una especificidad de este diseño se encuentra en ciertos Programas de Transferencia Condicionada que tienen propósitos productivos, constituyendo una herencia (no sin significativas variaciones) del modelo de workfare norteamericano.81 En términos sintéticos, la aplicación de los programas condicionales se estructura bajo la hipótesis de que, en el corto plazo, las transferencias que son realizadas a las familias y/o sujetos (ya sean monetarias o en especie) alivian la situación de pobreza/indigencia al cubrir el umbral mínimo de necesidades básicas, mientras que, en el mediano plazo, la contrapartida realizada les permite potenciar capacidades para enfrentar no sólo las manifestaciones de su pobreza, sino también las causas que la producen. Este último objetivo requiere la adquisición de capacidades bajo la forma de activos o capitales sociales. Según especifica la CEPAL, para el año 2010, 18 países de la región aplicaban esquemas de este tipo, beneficiando aproximadamente al 19% de la población de América Latina y el Caribe. Se cubría de este modo a más de 25 millones de familias (113 millones de personas) pertenecientes a sectores empobrecidos y vulnerables, especialmente mujeres y niños, mediante la asignación del 0,4% del PBI regional. En Argentina esta cobertura alcanzaba para ese mismo año al 8,3% de la población, implicando una asignación del 0,2% del PBI que cubría al 46,3% de la población indigente y pobre (755 500 familias o 3 400 000 personas).

81 Para un análisis pormenorizado de casos relevantes para la región, Véase CEPAL (2011). Wacquant (2010) sintetiza a su vez las transformaciones del workfare en Estados Unidos y su relación con el Estado punitivo.

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El Programa de Seguridad Pública y Protección Civil (PSPPC desde aquí) que es implementado en la provincia de San Luis, puede ser observado a la luz de las aludidas transformaciones y procesos. El mismo pertenece al Plan rector de Inclusión Social (PIS en adelante) que el gobierno local comenzó a ejecutar en el año 2003 como medida contracíclica a la crisis económicofinanciera de 2001, buscando mejorar las “posibilidades de conseguir empleo mediante la inclusión de la cultura del trabajo” (Art. 3, Ley N° 5373). Tal como indica el texto de publicación oficial, el énfasis en el proceso de inserción al mercado enfatiza el propósito de optimizar la participación de los sujetos en el “intercambio material y simbólico” (Suárez, 2004: 28)valiéndose para ello de ciertas variantes existentes en las formas de trabajo; es decir, de aquellas de naturaleza flexible y precaria. Es en este camino que, siguiendo los lineamientos generales de los diseños de corresponsabilidad, el acceso a la asistencia del Plan de Inclusión requiere una contrapartida desde un régimen de actividad de seis horas diarias, cinco días a la semana, a través de diferentes subprogramas, desde donde se derivan las demás posibilidades de acceso al bienestar. Algunos de los rubros aplicados se han orientado al desarrollo de competencias en los sujetos (alfabetización) o al aprendizaje de oficios; otros a la integración en actividades productivas, como la elaboración de ladrillo, construcción y edificación, siembra y cultivo; mientras que en algunos casos se facilitó la inserción en actividades técnicas y profesionales. En el contexto de este plan rector, el subprograma de seguridad ha tenido como fin intensificar las actividades de vigilancia en ciertos circuitos urbanos, creando un programa preventivo que es complementario a las fuerzas de seguridad. Valiéndose de esta manera de la disponibilidad de trabajo existente, convierte a los sujetos asistidos en los “ojos y oídos del barrio” (Gobierno de la Provincia de San Luis, 2005) teniendo como misión “alertar a la policía ante la posibilidad de cualquier delito que pueda producirse” (Ley Nº 5.385). Sin pretender asumir una visión maquiavélica sobre el diseño institucional que implica esta política, apuntamos a señalar los insólitos caminos de circulación de mercancías que propicia. La inserción precaria de los sujetos en actividades de trabajo profundiza el estado de expropiación de energías corporales, posibilitando a su vez la formación de bienes y la prestación de servicios de diversa naturaleza. De esta manera, en términos productivos, no solo garantiza la reproducción de los cuerpos expulsados en disponibilidad futura para el mercado, sino que además contribuye al movimiento del capital

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a través de su actuación directa en el mercado de trabajo y su mediación en el mercado de consumo. Con esto no soslayamos los importantes impactos 82 que ha producido sobre la población, aunque ciertamente se vuelve expresión eufemística (al menos en parte) la 'ficcion ciudadana' de su implementación. El complejo de seguridades sistémicas que se propicia es explicita con relación a la vigilancia de la propiedad privada y de sus clases propietarias. Mediar “problemas entre los vecinos”, cuidar “que no haya robos” y reportar ilícitos se destacan como las formas típicas en que los protectores definen su función (entrevista a Bety, San Luis, 2009). Esta actividad se extiende a su vez a los edificios públicos, en donde el “cuidado” sobre los bienes inmuebles es prioritario: N- Yo me levanto a las 4 de la mañana, son las 5:30 y ya estoy acá para tomar el turno, entendés. Entonces yo, que me digan a mi “a vos el Alberto (el gobernador) te va a dar la plata porque sí”… yo vengo, cumplo […] o sea, no me paga para quedarme sentada en mi casa, y como a ellos tampoco. Ellos (refiriéndose a otros protectores presentes durante la entrevista) vienen y tienen que estar. Bueno, a ellos les ha tocado este lugar, de estar en un edificio público, pero tienen que estar […] y es una responsabilidad muy grande. No podes tocar nada… estas acá y… se rompe, se pierde algo… (Entrevista a Nira, San Luis, 2007). G- Vos decís “¿qué hace en la escuela ésta?”. Bueno, cuidas, yo viste… he estado solo, hay PCS (computadoras), tenés que cuidar las luces, que no se roben la cantera, que no apedreen en la escuela, muchas cosas. Como es decir, dejarla sola, no podes dejarla sola a la escuela. (Entrevista a Gustavo, San Luis, 2010). 82 Cuando fue lanzado, la cobertura del Plan de Inclusión alcanzaba al 26% de la población total ocupada en la provincia (38 430 personas), reservando para ello el 22,5% del PBI. Un claro perfil de clase se observa en los destinatarios, integrados por un rango etario preponderante de personas de entre 18 a 55 años, contabilizando mil discapacitados y a diecinueve mil mujeres beneficiarias (en una proporción del 60% en comparación a los varones), de las cuales seis mil eran mayores de 40 años y cuatro mil jefas de familia solteras (Suárez, 2004: 62). Para 2010 el presupuesto había caído a un 8,3% del PBI, llegando a unos 13 mil desocupados de los cuales 2.600 pertenecían al PSPPC. La contracción en la cobertura del programa puede ser imputado al menos a los siguientes procesos: la estrategia política de sustitución de las fuentes de ingreso, mediante convenios con empresas y comerciantes locales, la puesta en funcionamiento de proyectos cooperativos/productivos de autosustentación y la incorporación al empleo público; depuración de los asistidos según su condición de “verdadera necesidad” y cualidad/cantidad de trabajo; recorte de los fondos destinados a la política del PIS; extensión de otros programas de transferencia de escala nacional (especialmente el Ingreso Universal por Hijo) que según la normativa exclusiva del PIS son incompatibles

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En las actividades descriptas un rasgo fundamental que se destaca es la disponibilidad de los cuerpos en servicio “para otros”. Múltiples sentidos vigías (ojos, oídos, tactos) se activan en los barrios y las edificaciones públicas, elaborando un accionar contra el delito en proximidad física y constante al problema. De este modo, aún a pesar de su bajo nivel de profesionalización, los agentes median conflictos, protegen el patrimonio, detectan situaciones (y personas) potencialmente peligrosas, convirtiéndose de este modo en una fuerza de acción subsidiaria al Estado. Esta modalidad de protección ha variado a lo largo del tiempo entre dos formatos generales, dependiendo ello de la cantidad de recursos humanos disponibles, los niveles de conflictividad urbana y la perspectiva de actuación. Una de ellas se ha enfocado (como ya veíamos) en los barrios populares, sobre todo la zona sur, y la otra en el área central de la ciudad. De este proceso de oscilación se han derivado momentos de ausencia institucional en ciertas áreas, a partir de los cuales se confirma la importancia que para algunos vecinos reviste el programa como garantía de protección de bienes: M –La gente me comentaba anoche, las chicas (refiriéndose a otras protectoras), que hay un señor de la manzana diez que ha dicho “que no, que el va a pasar una nota, que no puede ser, que levanten la seguridad (en el barrio), que era muy importante”, que a ellos les cubrían la casa, que por lo menos ellos podían salir tranquilos, porque sabía que había alguien dando vuelta o que algo iban a ver. –Por donde está el negocio de la Lily que yo te digo, ella me dijo “oh, se fueron, y no hay turno a la noche de dieciocho a veinticuatro en ese horario que se ponen a tomar cerveza acá en la puerta del negocio”. Una vez le quisieron robar; me dice "¿por qué no los vemos más acá en el barrio?", "no –le digo– por lo que los sacaron" […] firmaron los vecinos para que nos dejaran viste, pero no, ya la orden te venía de allá (de la jefatura), viste. (Entrevista a Mónica, San Luis, Abril y Mayo de 2010, respectivamente). La asignación de los protectores a la zona centro ha estado asociada no tanto a la mediación de conflictos, sino al propósito de vigilancia y

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protección de bienes y servicios, en este caso, vinculados a las principales actividades comerciales, financieras y turísticas. Este direccionamiento tiene como propósito construir una imagen deseable de ciudad, afirmada sobre espacios seguros/asegurados; esto es, sobre lineamientos de un ambiente pacificado que propicia los flujos de mercancías mediante la construcción de fronteras que se imponen sobre las corporalidades peligrosas. El recorrido concentrado y/o dilatado de los cuerpos se estructura de este modo mediante los usos políticos de la asistencia, asociada de esta manera a una garantía de vigilancia en los focos de interés que el capital invoca. En tal caso, el uso productivo que posibilita la política mediante los cuerposvigía, lleva a que de manera variable sean sometidos a movimientos oscilatorios no sólo entre espacios, sino además entre actividades: sirviendo como cordones de seguridad en las salidas de establecimientos educativos, vigilando paradas y estaciones de autobús o colaborando en eventos deportivos. De este modo, el eslabón que conecta política de inclusión, protección ciudadana y desarrollo social, se liga funcionalmente a las situaciones de expulsión a partir del trabajo de cuerpos precarios que son puestos en disponibilidad de acción para la sociedad en su conjunto. Sus energías son expropiadas y apropiadas diferencialmente de este modo, siendo utilizadas productivamente. Esta situación de disponibilidad y funcionalidad de los cuerpos llega incluso al paroxismo en la realización de ciertas actividades, en principio desvinculadas de la seguridad, tal como se destaca en el siguiente fragmento: M –[…] se va a largar un proyecto piloto en Villa Mercedes [segunda ciudad en importancia de la provincia] donde se va a trabajar un mediador, un protector y un policía, casa por casa […] preguntándole a las familias si los chiquitos están vacunados, pedirles la libreta de salud, como un asistente social, como si fuéramos un asistente social […] preguntando si los mandan al colegio, preguntando si hay problema de alcoholismo, si hay problema de maltrato, si hay problemas de drogas, si hay problema de desnutrición en las criaturas, todo eso (entrevista a Mónica, San Luis, 2010). Ahora bien, la administración bio-política de los cuerpos –que garantiza, tal como hemos visto, un complejo de seguridades sistémicas relevantes–, encuentra como reverso constitutivo el estado de precariedad en el cotidiano

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acontecer. La asignación en dinero que provee la política asistencial no es suficiente para un grupo familiar de dos miembros,83 lo cual resulta todavía más significativo si se consideran las cargas para hogares con jefatura monoparental, aquellos donde sólo una persona trabaja o existen individuos con discapacidad (véase nota al pie 18). En el mismo camino, dado que la relación de asistencia no se encuentra garantizada, se vivencia habitualmente como un estado de inseguridad sobre la reproducción personal y familiar: M –A mí me sacan de acá del trabajo y me cortan los brazos, a mí me cortan los brazos ¿yo qué hago? […] Tengo la niña que es chica y el niñito, y mi marido enfermo, y mis hijos, está bien, son grandes pero todos van a formar su familia mañana o pasado ¿entendés? Yo no puedo mandar a mi hijo (enfatiza) a la universidad […] y no puedo decir “ah bueno, de lunes a viernes voy a conseguirme otro trabajo o voy a conseguir otro trabajo en otro horario”, no puedo porque acá es de las cuatro de la tarde hasta las doce de la noche. E - ¿Y en tu caso cómo… (hacés)? G - Mira yo tengo un hijo, tengo una hija pero no vive acá, está en Buenos Aires, y yo vivo con él así que él me ayuda a mí […] este mes no porque lo sacaron, me lo han sacado justo del trabajo, lo echaron ¿viste? Antes […] él estaba trabajando en una zapatería acá, en una, sí, acá en San Luis, perooo lo echaron, echaron un montón y a él también lo echaron, así que este mes se me ha hecho más duro, porque yo he tenido que pagar cosas que él me pagaba, comprar mercadería que él la compraba, ¿viste?. Pero bueno, no te alcanza igual, no te alcanza igual. Yo estoy con él, y hay que pagar luz y hay que pagar gas, y hay que pagar todo lo demás, bueno es todo un tema […] La comida que está tan cara. (Entrevista a Mónica y Graciela, San Luis, 2010).

83 Los beneficiarios del Plan de Inclusión Social, incluyendo a los Protectores de Seguridad, recibían para Julio de 2013 una asignación de $1 070 pesos argentinos, mientras la Línea de pobreza oficial se encuentra en $533. En comparación, la Unión de Personal de Seguridad de la República Argentina especifica una remuneración básica para un vigilante general formalizado en $3 150, mientras que el salario de un empleado público en la provincia de San Luis es de $4 000 como mínimo

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En esta cita, la narración de la experiencia de precariedad remite a las durezas de una vida signada por límites sociales que van desde la imposibilidad de ayuda a los hijos, pasando por dificultades para estudiar y conseguir trabajo, hasta problemas en el pago de servicios y alimentación. En estos términos, un cuerpo que se narra a sí mismo en posibilidad de ruptura (desgarrándose) señala la experiencia del conflicto que la lógica centrífuga del capitalismo contemporáneo ejerce. El problema de “los precios” es también recurrente en este sentido (como bien sucede desde otro lugar en el caso de los cartoneros), representando un desfasaje entre las actividades realizadas, la asignación recibida y las necesidades cotidianas. Mientras “todo sube” los sujetos se perciben en un siempre “igual” (entrevista a Mónica, San Luis, 2009); de forma tal que los únicos que ganan son “los otros”. Otro ejemplo sintomático en el que se expresa el vínculo entre inclusión social y mercantilización está dado por la política de incentivos a la compra de bienes durables, tales como computadoras o bicicletas, a través de las cuales se busca integrar a los sujetos a una ciudadanía del consumo: M - … con seiscientos pesos ¿qué hacés?, no hacés nada, encima la mayoría de las personas no cobran los seiscientos pesos; todos cobran cuatrocientos, cuatrocientos treinta porque nos metieron la computadora ésa (…) El gobierno abrió un plan de computadoras el año pasado, el anteaño pasado cosa que cada uno podía comprar la computadora que quisieras ¿entendés? y la mayoría se metió. G – Compró. M - Se metió en computadoras, entonces no cobrás nunca los seiscientos pesos porque viene ya descontada la computadora. (Entrevista a Mónica y Graciela, San Luis, 2010) La circulación de mercancías se construye y re-construye a partir de una dinámica expropiatoria que encuentra en los cuerpos precarios un anclaje fundamental para su reproducción. La política del consumo aquí presente revela que el orden económico se impone a las modalidades del estar/hacer/tener, asegurando desde diversos planos la eficacia de la soberanía del mercado sobre las disposiciones de los sujetos. La sensación de

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inclusión que produce la fantasía del consumo arrebata por este camino el bienestar a los cuerpos. Estos portan la inscripción de las leyes del capital impresas en su carne, marcados por el horizonte de imposibilidad que define la política asistencial, los flujos mercantiles y el movimiento de los precios, excediendo sus propias posibilidades de actuación. Las capacidades substraídas como convergencia entre el estado de precariedad y la política de regulación/control que es ejercida desde el Estado puede observarse a su vez en dos relaciones explícitas: las dificultades para encontrar otro empleo y el miedo correlativo a perder el apoyo asistencial: A –Otro tipo de cosa, cambiar de trabajo, sí, nos gustaría a nosotros. Fábricas, todo esos lugares nadie te toma. E - Yo no sé, ¿acá en San Luis cómo está?; está difícil entonces. A - Claaaro, re difícil (…) I - Esto que estás viendo acá, esto que somos nosotros, es la falta de trabajo que hay; y bastantes somos nosotros; si hay tres mil (refiriéndose al número de protectores asignados a la Capital) son tres mil desocupados. E - O sea que digamos… I - No es que, digamos, hay trabajo. (Entrevista a Anabel e Ignacio, San Luis, 2009) B– (…) la gente después tiene miedo también, de irse de eso y que le vaya mal y que no pueda volver a reintegrarse al Plan, entonces por ahí tampoco se iban. (Entrevista a Bety, San Luis, 2007). La sombra que proyecta la estructura del capitalismo es generadora de miedos que se imponen sobre la capacidad de acción. Desde esta incapacidad socialmente estructurada (fijada en factores “biológicos” tan rígidos como la edad), la sensación de imposibilidad produce un repliegue

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que coagula el hacer, demarcando de esta manera un límite claro para lo que puede ser deseado. En este sentido, sujetos que se definen a sí mismos como “capaces para hacer un montón de cosas” (entrevista a Bety, San Luis, 2007), con “más carácter que un pibe joven” (entrevista a Mónica, San Luis, 2010), reconocen a su vez que “la edad te limita un montón”. Este problema 'etario' codifica en realidad los diversos dobleces sobre los que se asienta la expulsión, que en este caso va desde la posición de clase, pasando por el género, hasta llegar a la edad. Esto señala finalmente la imposibilidad de sentir seguridad tanto dentro como fuera del Plan, puesto que el mercado expulsa de manera cíclica y el Estado no garantiza una defensa que exceda la ayuda contingente. Entre la imposibilidad y el miedo se produce un anclaje del cuerpo, una relación de detención que produce una experiencia permanente de mal-estar. Así la estructuración del cuerpo se comprende en tanto soporte de la expropiación de energías en el que se atestigua la experiencia de dolor social en los sujetos. Conclusiones Patrones de la circulación entre cuerpos-recicladores y cuerpos-vigía En virtud del imperativo que insume el proceso de mercantilización a escala global, los bordes materiales y simbólicos de lo social se vuelven parte constitutiva de la dinámica que soporta y dinamiza al capitalismo. El carácter ampliado de la lógica de desposesión funcionaliza los estados de expulsión como una estructura de capas de explotación desigual, patrones de jerarquización variable, en los que la disposición de la fuerza de trabajo opera desde diferentes ámbitos, contextos y procesos. En este sentido, la precariedad corporal puede ser observada como un sitio privilegiado para la reproducción, en tanto fuerza de trabajo en movimiento que se integra al circuito de las mercancías desde los bordes de lo social. Por esta razón, más allá de las intencionalidades que expresan los sujetos entrevistados, hemos procurado abordar la lógica que sus prácticas en modulación y frecuencia a las circulaciones materiales que propician en la ciudad. Aun realizando actividades diferentes, aun tratándose de circuitos de acción diversa (en unos basados en la mercancía-basura y en otros en la provisión de protecciones), es posible ver en ambos la configuración de procesos que son funcionales a la mercantilización. Así pues, más allá de sus

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diferencias, los casos estudiados configuran un patrón de circulación basado en el cruce entre precariedad corporal, disponibilidad ocupacional y expropiación de energías. Un patrón cuya tasa, secuencia, intensidad y naturaleza, presenta al menos un rasgo relevante que les es común: da cuenta de cómo las sociedades latinoamericanas se reproducen y actualizan a través de la expulsión. A su vez, los estados de detención se presentan como un pliegue insoslayable de las cadenas de producción constituidas, expresadas a través de los diversos límites que se imponen a la movilidad (social, física y espacial) del cuerpo, por el efecto centrífugo del mercado, las modalidades de intervención institucional que regulan y fijan las prácticas, así como las estrategias de distanciamiento/rechazo que en las interacciones cotidianas se imponen como condición para la existencia de espacios 'apropiados' de presencia y movimiento. En el cruce de estas relaciones, la seguridad de las circulaciones queda garantizada por la oferta de bienes y servicios que se estructuran en las ciudades a partir de los múltiples detenimientos que se vuelven posibles en escenarios de expulsión; de cuerpos recuperadores y recuperados que reciclan o han sido reciclados bajo los criterios de mercantilización del mercado. Así se hace posible comprender un proceso que no es otra cosa que una forma estructurada de las relaciones existentes entre los sujetos. Las circulaciones no existen de por sí, en cuanto tales, y su expresión como patrones no es sino la materialidad de dichas relaciones en el mundo. En esta existencia, y parafraseando a Marx, la circulación de los cuerpos precarizados exuda energías que son expropiadas en afán del capital. Bibliografía Aimar, L. et al. (2007), “El conflicto de la Basura en San Francisco: el lugar del trabajo del ciruja en el negocio de la basura”, en Adrián Scribano (comp.) Mapeando Interiores. Cuerpo, conflicto y sensaciones, Córdoba, Jorge Sarmiento Editor, pp. 71-95. Boito, M. et al. (2009), “Cruel dinámica socio-urbana y metamorfosis clasista en el espacio urbano cordobés. Imágenes en tensión con el discurso de la 'ciudadanización' y la afectividad melancólica que lo pregona”, Ponencia presentada en XXVIII Congreso LASA 2009, Río de Janeiro. Bourdieu, P. (1999), Meditaciones pascalianas, Barcelona, Anagrama. Braudel, F. (1986), L'identité de la France, París, Arthaud-Flammarion, Tomo III. Camarena, M. (2012), "La circulación, espacio de la acción social", en Revista Tecsistecatl, Economía y Sociedad de México, vol. 4, núm.13, en: http://www.eumed.net/rev/tecsistecatl/n13/circulacion-espacio-accion-social.html Cervio, A. L. (2007), “La ciudad como experiencia conflictiva: la problemática habitacional entre la gestión activa y la resistencia organizada”, en Adrián Scribano (comp.), Mapeando interiores,

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Urbanismo estratégico y experiencias de desplazamientos clasistas en la ciudad. Córdoba (2012-2013) María Eugenia Boito María Belén Espoz

Introducción En las siguientes reflexiones pretendemos compartir el estado de las investigaciones que venimos realizando sobre las transformaciones clasistas del escenario urbano cordobés, desde el año 2005. Lo que hemos indagado hasta el presente revela que Córdoba (segunda ciudad de Argentina, en cuanto a cantidad de habitantes) se encuentra en un punto temporal de inflexión en el cual una tendencia dominante –en la que convergen Estado y mercado– se orienta a su constitución como ciudad turística, lo que porta como riesgo –parafraseando a W. Benjamin en sus apreciaciones sobre las transformaciones de París remodelado por Haussmann– el alienar, el volver extraña, la posición de ser poblador/ciudadano, fundamentalmente para los miembros de las clases subalternas. El estudio se desarrolla desde un enfoque sociológico de cuerpos/emociones (Scribano, 2012) sobre las modificaciones en las experiencias/vivencias del habitar/desplazarse en la ciudad. De allí que la estrategia se oriente a abordar vivencias –en el sentido M. Bajtin– y experiencias –en la reflexión de W. Benjamin– de los sujetos con relación a los espacios-movimientos en el escenario urbano, ya que no sólo el habitar se configura cada vez más en términos de clases sino que la circulación misma –en el marco de una ciudad que se vuelve “espectáculo” turístico– aparece como una complejidad de flujos que también es re-pensada/organizada en términos estratégicos.

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De esta manera, en el presente ensayo abordamos algunas imágenes como resultantes de ejercicios activos y cotidianos sobre las formas de circulación, ya sea mediante muros y circuitos materiales o mentales que redefinen la relación cuerpos-movimiento-clase en Córdoba. En este sentido, vamos a identificar algunas operaciones ideológicas que regulan las lógicas de interacción corporal y los regímenes de sensibilidad establecidos y en reconfiguración. La estrategia expositiva argumentativa se estructura de la siguiente manera: En primer lugar, presentamos una síntesis de a) una política pública de hábitat popular implementada desde el 2003 por el gobierno de la provincia; b) ciertas decisiones socio-urbanas que han reconfigurado a la ciudad como “oferta turística” en la que convergen Estado y Mercado. Pensada como política de los cuerpos, la resultante fundamental de estas decisiones es la alienación84 de las clases subalternas al disponerlos como: 1) turistas “en la ciudadanía” con relación a una ciudad “vuelta espectáculo para todos/as”; 2) extraños/forasteros con relación a territorios que ocupaban antes como habitantes y, finalmente como, 3) destinatarios/usuarios/clientes en espacios cerrados y controlados. Pero además –y esto lo abordamos en segundo lugar– esta instantánea de la cruel dinámica sociourbana cordobesa, en un marco de reflexión que pretende retomar la captación plástica del acontecer (Benjamin, 2005), nos ha obligado a desplazar el interés indagatorio sobre dos tópicos: a) la íntima relación estado-mercado operante en estas transformaciones y emplazamientos (por ejemplo, política pública, cambios urbanos en el Bicentenario, carnaval cuartetero) y b) la centralidad de circulación -de cuerpos, de mercancías, de ideas- como objeto de regulación y control. Por esto, y a modo de cierre, señalamos la significación teórica de trabajar las nociones de entornos clasistas como pista para volver inteligible una paradójica estructura de experiencia de las clases subalternas –pero no sólo de ellas–. Estructuras que se traman en un contexto donde las tendencias de socio-segregación por clases (del habitar, del trabajar, del pasear como modalidades expresivas del movimiento urbano) son pornográficamente evidentes, mientras que la potencialidad conflictual de estas modificaciones 84 Alienación según la apropiación de Ludovico Silva de esta noción en Marx, no como “categoría filosófica” sino “sociológica”, en tanto condición que se construye cotidianamente en las instancias de producción-consumo en el marco de sociedades capitalistas: “Finalmente, anotemos que si hay un concepto “filosófico” de la alienación, es el de Heidegger, pero no el de Marx” (Silva, 2009: 56). Véase Silva Ludovico: La plusvalía ideológica (1970, 1984), Teoría y práctica de la ideología (1971) y Anti-manual para uso de marxistas, marxólogos y marxianos, (1976, 2009).

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es licuada mediante la operatoria ideológica sobre la sensibilidad de los desplazados de la ciudad. Es a partir de su participación efímera y controlada en el marco de instancias de experiencia reguladas que suponen una operatoria sobre la festividad, que podemos entender las nuevas modalidades estratégicas del circular en y la Ciudad. 1. Urbanización estratégica y segregación clasista a) Cruel dinámica socio-urbana y segregación del hábitat: programa “Mi casa, mi vida” Desde el año 2003 y bajo el mandato del gobernador peronista José Manuel de la Sota, comenzó el diseño y la implementación de lo que sería conocido por la ciudadanía como el programa Mi casa, mi vida (plan que comprende la ejecución de 12 000 viviendas): una política de hábitat social orientada a la reubicación de los pobres urbanos, cuyos asentamientos se encontraban a la vera del Rio Suquía (pero no sólo en ella) –sobre todo aquellos ubicados en zonas estratégicas del centro de la ciudad– hacia 85 complejos habitacionales nombrados como ciudades-barrio. El origen de tal política encuentra su argumento en una declaración de emergencia hídrica ya que se trataba de zonas inundables de la ciudad. Pero también se trata del primer ejercicio de articulación entre Estado y mercado luego de promulgada –en el año 2000– la Ley de Reforma del Estado Provincial: la financiación del Programa se hizo con fondos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), con contrapartida local y la construcción de los complejos habitacionales86 incluyó algunas de las empresas que hoy son reconocidas como principales “desarrollistas urbanos” de la ciudad cordobesa (Boito et al. 2012; 2013). En este marco, hasta el año 2010 se construyeron 15 complejos denominados ciudades-barrios: ubicados en su mayoría por fuera del tejido urbano, implicaron un fuerte impacto en las modalidades de organización, 85 Algunas publicaciones que contextualizan la problemática e identifican los nudos articuladores que tales transformación tuvieron en nuestra ciudad, y que por cuestiones de espacio no podemos describir con mayor detalles aquí, se pueden consultar en: Levstein-Boito (2009); Scribano y Boito (2010a y 2010b) Espoz (2010a; 2010b; 2012); Boito-Espoz (2012a; 2012b, 2013) Boito et al. (2009). 86 Estos se componen de: 1) Ciudad Evita (574 viviendas), 2) Ciudad de Mis Sueños (565 viviendas), 3) 29 de mayo-Ciudad de los cuartetos (480 viviendas), 4) Ciudad de los niños (412 viviendas), 5) Ciudad Obispo Angelelli (359 viviendas), 6) Ciudad Ampliación Ferreyra (460 viviendas), 7) Ciudad Juan Pablo II (359 viviendas), 8) Ciudad Villa Retiro (264 viviendas); 9) Ciudad Parque las Rosas (312 viviendas), 10) Ciudad Ampliación Cabildo (570 viviendas); 11) Bº Renacimiento (223 viviendas). 12) Bº San Lucas (230 viviendas); 13) Ciudad de mi esperanza (380 viviendas); 14) Ciudad Villa Bustos (197 viviendas); 15) Ciudad Sol Naciente” (638 viviendas). Se trata de más de 7 mil familias de las clases subalternas de la ciudad trasladadas, provenientes de diferentes 'villas/asentamientos urbanos' (se calculan entre 50 y 70), entre ellos: El Tachito, Cabo Farina, Costa Cañada Suárez, Costa Canal Mirizzi, Costa Canal Carbo, Costa Canal La carbonada, Guiñazu Sur, Liceo General Paz, La Cañada, Barranca Yaco, Kilómetro 8, Madrake, Richarson, La Maternidad, Los 40 guasos, el Fachinal y las agrupadas en las Cooperativas 16 de abril y Viviendas Esperanzas del Sur, sólo por nombrar algunas.

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socialización, experienciación, de esa nueva condición socio-habitacional –ciudades/barrio– por parte de la población trasladada (Espoz, 2012; 2013) como así también evidenciaron un primer momento de la creciente segregación clasista del espacio urbano cordobés y su reconfiguración en espacio habitable/ocupable (para vivir, para trabajar, para consumir) de otras clases.87 Lo anterior evidencia la imperiosa necesidad de volver a instalar como objeto de reflexión –epistémica y política– al Estado y específicamente al Estado en condiciones de neocolonialidad en nuestras geo-referencias, al momento de indagar su accionar en contextos de democracia liberal (Žižek, 88 89 200a) o de democracias militar-industriales (Virilio, 2006). Loïc Wacquant (2010) propone una lectura sumamente provocativa: estudia los cambios a nivel del Estado durante los últimos gobiernos de EE.UU. como lugar de avanzada del neoliberalismo en la configuración de nuevas maneras de “gestionar” lo que él llama la “inseguridad social”, en tanto fuerza y condición de la conformación de las sociedades contemporáneas. El objetivo de su trabajo es “(V)incular las modificaciones de las políticas sociales a las políticas penales para descifrar la doble regulación a la que ahora está sujeto el proletariado, a través del organismo conjunto que nuclea a los sectores asistencial y penal del Estado” (2010: 21) Por nuestra parte –y desde otro lugar de lectura diagnóstica sobre estas modificaciones– (Scribano, 2009), visualizamos lógicas de transformación similares en la nueva conformación de las funciones públicas en los Estados en contextos de neo-colonialidad con rasgos y dinámicas específicas. En este sentido, la provincia de Córdoba ha transformado la estructura organizativa del Estado en términos que hacen pausible la comparación con la situación antes referida: sólo para citar algunos datos que expresan sintomáticamente esta modificación; la seguridad como cuestión de la agenda pública ha pasado de ser tratada desde una Secretaria hasta obtener rango Ministerial, 87 El gobierno lanzó en el 2005 el Plan Habitacional para las clases medias (De Inquilino a Propietario) paralelamente a la recuperación de la vera del río donde se asientan algunos de los mega-proyectos en altura para las clases altas de la ciudad, en: http://www.sergiovillella.com/blog/?p=139. 88 En La revolución blanda Ž iž ek afirma que “el capital es el único universal concreto de nuestra época histórica… Esto significa que, aunque se trata de una formación particular, sobre-determina todas las formaciones alternativas así como todos los estratos no económicos de la vida social”. (2004b, 15). Y continúa: “Lo que brinda una apariencia tan desesperanzadora a la situación, no solo es la constelación socioeconómica objetiva, sino la hegemonía de la ideología liberal democrática que hace necesario una ruptura (con la democracia como este amo) que no está preparado para arriesgar. Y sin embargo esta ruptura (ruptura con la farsa liberal) es lo necesario” (2004b, 55) 89 En los años 70, este pensador ya realizaba una particular caracterización de las formaciones sociales en transformación que estaba abordando. Dice Virilio: “Las democracias militar-industriales supieron hacer indiferentemente de todas las categorías sociales, los soldados desconocidos del orden de las velocidades […] Tener éxito es acceder a la potencia de una velocidad mayor, tener la impresión de escapar a la unanimidad del adiestramiento cívico” (2006: 108)

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mientras que las políticas sociales –en uno de los momentos de la intensa transformación– perdieron el rango ministerial y se formularon e implementaron desde un marco administrativo denominado Agencia 90 Córdoba Solidaria. Durante estos años de indagación, hemos constatado que en la provincia de Córdoba los más pobres son considerados como parias urbanos (Wacquant, 2001) por parte de las administraciones gubernamentales, siendo objeto de tratamiento penal y social en una misma dirección: la criminalización bajo diversos formatos. Si como hemos visto ya, ciertas políticas habitacionales los desplazaron desde localizaciones valiosas que ocupaban en el espacio urbano, en el presente cotidianamente son dispuestos como objeto de control policial en sus movimientos por esos espacios ahora revalorizados para la ciudad: de este modo, la circulación –fundamentalmente de los jóvenes de estas clases– es considerada como transgresión, que es penalizada mediante la aplicación del Código de faltas91 y otros mecanismos de presión social para evitar la presencia de estas clases en 92 los escenarios referidos. Esta cruel dinámica socio-urbana en Córdoba, va configurando no sólo ejercicios efectivos orientados al desencuentro entre clases en la ciudad, sino que regula sensibilidades atadas a las formas de ser y estar en el espacio urbano, hoy atravesado por las lógicas mercantilizadas de la experiencia histórica como producto/experiencia turística. Es en este contexto que las clases subalternas, excluidas y expulsadas de ese espacio, controladas individualmente en sus capacidades de desplazamiento, encuentran nuevamente en formas de interpelación gubernamental –teñidas de impulsos populistas en la reflexividad de las políticas implementadas y los efectos en los procesos electorales– una (pseudo)manera de volver a ser incluidos en eso que poco a poco se va constituyendo en un espacio de 90 La Agencia artcula fondos públicos y privados previstos por la ya mencionada Ley de Reforma del Estado. En este marco nace la Agencia Córdoba deportes y Córdoba turismo, quedando bajo las operativas de la Agencia Córdoba Solidaria el tratamiento de las políticas sociales del estado provincial en ese período. 91 Código sancionado en 1994 y modificado en abril de 2003 (Ley 8431).En noviembre del 2007 (Ley 9444) se aprobó un texto ordenado del código de faltas siendo este último el que se aplica en la actualidad. En líneas generales se trata de la normativa que otorga facultades al cuerpo policial para proceder en nombre de la “prevención del delito”, siendo el articulo núm. 86 el más significativo ya que penaliza una figura tan amplia y compleja como el merodeo. Las detenciones realizadas en este marco se califican como “contravencionales” y no como “delictivas”. 92 El mismo gobierno provincial cordobés hizo ciudades-barrios y al mismo tiempo construyó nuevas cárceles, asesorado en materia de seguridad por el Manhattan Institute. Últimamente, a los espacios de encierro (en los guettos, en las cárceles) se han sumado los dispositivos panópticos propios de las grandes ciudades en la 'vía pública': cámaras, seguridad privada, vigilancia ciudadana, alarmas comunitarias, etc. La violencia estatal y mediática sobre estas clases, se expresa además en un “debate” recurrente desde el año 2001: no sólo bajar la edad de la inimputabilidad de los menores, sino también volver a proponer la “consideración” sobre la pena de muerte para algunos delitos específicos. En el 2003 también se modifican y rediseñan las normativas –orientadas por las reglamentaciones del Manhattan Institute– como las de Defensa Civil, Policía, Servicio Penitenciario, Tránsito y Agencias de Seguridad.

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disfrute para todos. En el siguiente apartado veremos las particularidades que adquieren estas formas de interpelación sobre todo en lo que respecta al impacto sobre las dinámicas de acción e interacción en cuanto clase. b) Algunas posiciones de sujeto a ocupar en la fantasía social de la ciudad “de todos” Como sabemos, desde hace mucho tiempo, interrogar la dinámica del poder y su ejercicio no debe llevarnos sólo a considerar su dimensión prohibitiva sino también la productiva; es decir, lo que hace hacer. O sea y retomando el título de la obra de Wacquant antes referida (2010) no se trata sólo de “castigar a los pobres” –mediante actos de prohibición y policiamiento de su vida cotidiana, vía la fijación del habitar, el desplazarse y las políticas asistenciales focalizadas– sino también de identificar modalidades de fijar formas de estar y hacer en tanto posiciones dentro de la fantasía social (donde siempre hay un lugar para todos). Los espectáculos festivos/públicos de la ciudad han sido un mojón para indagar las maneras de interpelación pasivizada que se proponen para estas clases y a la vez, analíticamente, configuran un desafío para reconocer –en clave nietzscheana– las inéditas formas de castigo co-presentes en el espacio/tiempo de lo festivo. Por esto las configuraciones de experiencia de alienación con relación al espacio urbano de las clases subalternas, también encuentra sus expresiones características en las posiciones de sujeto de lo que hemos llamado “turista/ciudadano” durante los espacio/tiempo de los 93 festejos del Bicentenario de la Patria. La estrategia metodológica –retomando la propuesta materialista de Benjamin de “pensar en imágenes” en vistas a la captación plástica de lo que acontece–, requiere identificar algunas “instantáneas” en las cuales se exponen posiciones de sujeto que posibilitan el emplazamiento de estados de sentir-se ciudadano/parte; es decir, una forma particularizada de participación (imposible) en “la Ciudad”. Turistas “en la ciudadanía” es la manera de nominación que hemos encontrado para esta posición, en la cual ciertos fragmentos de espacio/tiempo de/en la ciudad cordobesa aparecen como espectáculo, al que se accede mediante un tipo de participación fugaz y efímera dispuesta para “todos”. Espectáculo para los turistas que circulan por la ciudad, pero también para los habitantes de las clases subalternas que de manera excepcional encuentran prefigurado un estado para 93 Para una contextualización de los mismos, véase Boito et al. (2013).

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volver a ella (por ejemplo, la inauguración de 'monumentos', 'plazas', 'edificios públicos' que fueron intervenidos en el marco de los festejos; todos ellos acompañados por un despliegue de fuegos artificiales y técnicas de iluminación). Se trata de bloques compactos de espacio-tiempo de disfrute; de suspensión momentánea de los muros materiales y simbólicos que separan estratégicamente las clases en nuestra ciudad; instante fugaz en el que los expulsados/excluidos de la vida de la civitas, vuelven a re-marcar la fantasía social de la “inclusión-por-otrosmedios”: el espectáculo y el consumo. Siguiendo la afirmación debordiana, el espectáculo sigue siendo en este sentido el alfa y el omega de la separación: es precisamente en su regazo donde descansa la eficacia social de los mecanismos de dominación y alienación. Por ello sostenemos que lo anterior es un momento de puesta entre paréntesis de las específicas condiciones de ser habitantes en el marco del capitalismo colonial (Scribano, 2009; 2010a; Scribano, Boito 2010a; Scribano, Cervio; 2010; Scribano, Espoz; 2011): falsa suspensión de su condición cotidiana, ya que en esa misma ciudad todos los días son extraños/forasteros con relación a los territorios (¿expropiados?) que antes ocupaban como habitantes o hacia los cuales podían desplazarse cotidianamente (por ejemplo, el centro de la ciudad, los territorios aledaños de los que eran pobladores –hospitales, comercios, trabajos, etc.– y que fueron “recuperados para el resto de la ciudadanía” –como reza el discurso gubernamental). Extraños/forasteros de la Ciudad94 porque ahora pertenecen a esa otra condición socio-habitacional compleja que son “las ciudades-barrio” que expresábamos en el apartado anterior. Con relación a la tercera posición, dispuesta para las clases subalternas con relación a los espacios de su ex ciudad –el centro de la ciudad, fundamentalmente y los espacios clasistas del habitar de otros– ésta se presenta en tanto destinatarios/usuarios/clientes, ya que se encuentran escenas reales en las cuales se impone su operatoria como protagonistas en espacios de circulación controlada: cerrados y vigilados donde puede/debe expresarse cierta coagulación espectacular/mercantil de lo festivo; como la pornográfica nominación del “carnaval cuartetero”95 en la afueras de un estadio de futbol construido durante la última dictadura militar (1976-1983). No podemos 94 Para una descripción más extensa de las transformaciones práxicas y de movilidades de los pobladores –en particular los jóvenes– de la ciudad-barrio hacia el centro de la ciudades véase Espoz (2010a; 2013). 95 El “cuarteto” es un género musical popular de la ciudad de córdoba creado en la década del 40' del siglo pasado; éste se presenta como estilo estrechamente vinculados a prácticas festivas de los sectores populares donde las orquestas se presentan de jueves a domingo en espacios amplios (generalmente estadios polideportivos) denominados bailes. Son numerosas las bandas que representan el género, que se caracteriza por su rítmica y hoy se ha fusionado con otros géneros tropicales (merengue, bachata, salsa, etc.). Para una descripción del fenómeno, véase Blazquez (2008)

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realizar aquí un análisis extensivo de las implicancias que una práctica festiva como el carnaval tuvo (y tiene) para los sectores populares, pero al menos queremos señalar que dicha práctica hoy se encuentra como “oferta” del gobierno provincial, reconfigurando fuertemente la dimensión de conflictividad que trama de manera íntima esta expresión socio-cultural particular. Ésta, al convertirse en un “paquete de experiencias” reguladas por esta acción del gobierno cordobés, implica un tipo de circulación controlada no sólo por la fijación de un lugar dónde estar (participar del carnaval en un sitio cerrado, viendo pasar a los grupos de música de cuarteto) sino que hasta el llegar al estadio fue dispuesto como objeto de regulación y control (el gobierno provincial colocó transporte colectivio desde una plaza céntrica (Plaza Colón) hacia el estadio; por supuesto gratis). 96 Lo anterior evidencia que hay un creciente desplazamiento de los lugares “tradicionales” y tópicos “evidentes” de los ejercicios clasistas de regulación cuerpo/lugar; para ser más precisas, hemos identificado operatorias que se orientan no sólo a prohibir o vedar sino a generar y fundamentalmente encauzar qué, cómo, dónde y entre quiénes se puede/debe disfrutar. El control social permanente de los cuerpos en el espacio de la ciudad ha encontrado maneras inéditas de concreción, hasta intentar –y lograr– obturar/modelar expresiones festivas de las experiencias de las clases subalternas en el espacio de la ciudad. En el último carnaval, el gobierno de la provincia “exportó” la estructura espectacular y mercantilizada del carnaval de San Salvador de Bahía (Brasil) y ordenó (estableció una orden en el doble sentido de organización/poner orden/y mandato /dar una orden) el disfrute. En este marco, el secuestro experiencial es doble: no sólo por lo que implica la legitimación y participación activa del gobierno de la provincia en el carnaval 97–que incluso se programa con una fecha anterior al calendario que señala los festejos del carnaval–, sino porque fueron parte los grupos cuarteteros de la provincia que también decidieron trasladarse al espectáculo.98 Para indicar sólo algunos de los aspectos de esta experiencia: 96 Si bien la circulación no es un tema reciente en la agenda del gobierno cordobés, si lo es su difusión publicitaria mediática. Por ejemplo, una política que precede a esta nueva forma estratégica de pensar la regulación de la circulación se encuentra en la aplicación de lo que se denominó 'Boleto Educativo', que aparece –ideológicamente– como manera de resolver la accesibilidad educativa vía el viaje gratuito para estudiantes/trabajadores de la educación. boletoeducativogratuito.cba.gov.ar // http://www.youtube.com/user/gobiernodecordoba 97 El carnaval cuartetero se realizó durante los días 17, 18 y 19 de enero del 2013 en un complejo que se encuentra en las afueras de la ciudad: el estadio mundialista Mario Kempes. Los traslados fueron realizados también desde zonas céntricas de la ciudad, donde el gobierno puso a disposición de los festejantes colectivos para llegar hasta el estadio. 98 Los diversos grupos cuarteteros de la ciudad, forman parte del paquete espectacular dispuesto por el gobierno donde también de parte de ellos se agradece el “gesto” gubernamental. A simple vista, esto parece contrarrestar una práctica continua de estos grupos musicales, vinculados a las clases subalternas: la mayoría de los bailes se realizan en clubes deportivos ubicados dentro del ejido urbano, cerca de barrios populares y en el marco de reconocer diversas prácticas de consumo que implican siempre una posición de agencia por parte de los sujetos.

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en una localización específica de la ciudad (las afueras de un estadio de fútbol), la denominada ideológicamente Fiesta de todos99 es el lugar –abierto, pero a la vez cerrado– de encuentro entre los mismos: los iguales en términos de clases; punto fijo en el espacio –un círculo de encierro en el mapa– donde se materializa la orden ¡Ahora si… A disfrutar! Lo anterior no es sólo una estrategia de condescendencia o un gesto populista por parte de los gobernantes sino que implica un plus ideológico como captura de la experiencia. No hay ya –más allá que no se espere– ninguna inversión del orden asociada a una fiesta particular como la referida al carnaval; sino que como producto de una doble inversión hasta se agradece el carnaval al gobernador de la provincia. En términos casi arqueológicos, se trata de una re-edición espectacularizada e intensamente mercantilizada de la construcción de fantasmagorías benjaminianas, en la que ingresan los sujetos para disiparse (en el sístole y el diástole de la temporalidad diferente con relación a cada necesidad): si tener donde dormir se transforma del sueño de la casa propia/techo de tus sueños/ a lo real pesadillesco de la expulsión de la ciudad, el disfrute del momento de la inversión, o por lo menos, suspensión de la mercantilización espectacular de la experiencia, es carnaval vuelto espectáculo que los reinstala pasivizándolos, y en el mismo acto, congela flujos de experienciación diferenciales y disidentes. Castigo con aires de fiesta, quietud móvil en espacios de circulación controlada, frenesí de estimulaciones (visuales, auditivas, corporales) que generan estados de sentir tan intensos como olvidables, aparecen como pares antinómicos que indican la complejidad paradójica del ser parte de una ciudad que va inaugurando heterogéneas formas de “ajenidad” para los miembros de sus clases más pobres. Lo anterior evidencia que de manera creciente no sólo es fundamental determinar los emplazamientos del habitar en una ciudad cada vez más segregada en términos de clases, sino controlar la circulación de esos cuerpos de manera permanente, prohibiendo ciertos espacios y a la vez encauzando el estar en otros, a diversas velocidades. Entorno clasista: circulación y enclaves de encierro Ya Marx identificaba en la circulación un plus (material-ideológico) de la condición del desarrollo y metamorfosis del capital: 99 Algunas imágenes que dan cuenta de la festividad pueden verse en http://www.flickr.com/photos/gobiernodecordoba/page47/

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La órbita de la circulación o del cambio de mercancías, dentro de cuyas fronteras se desarrolla la compra y la venta de la fuerza de trabajo, era, en realidad, un verdadero paraíso de los derechos del hombre. Dentro de estos linderos, sólo reinan la libertad, la igualdad, la propiedad y Bentham. La libertad, pues el comprador y el vendedor de una mercancía, v. gr. de la fuerza de trabajo, no obedecen a más ley que la de su libre voluntad. Contratan como hombres libres e iguales ante la ley. El contrato es el resultado final en el que sus voluntades cobran una expresión jurídica común. La igualdad, pues compradores y vendedores sólo contratan como poseedores de mercancías, cambiando equivalente por equivalente. La propiedad, pues cada cual dispone y solamente puede disponer de lo que es suyo. Y Bentham, pues a cuantos intervienen en estos actos sólo los mueve su interés. La única fuerza que los une y los pone en relación es la fuerza de su egoísmo, de su provecho personal, de su interés privado. Precisamente por eso, porque cada cual cuida solamente de sí y ninguno vela por los demás, contribuyen todos ellos, gracias a una armonía preestablecida de las cosas o bajo los auspicios de una providencia omniastuta, a realizar la obra de su provecho mutuo, de su conveniencia colectiva, de su interés social. (Marx, Tomo 1, 1994, 129)

Siguiendo esta pista, la circulación aparece como la condición de la producción espiralada de entornos en el reino del capital para garantizar su reproducción: igualdad, libertad, propiedad van tramándose como los nudos articuladores de las posibles experiencias /materiales y simbólicas/ de sujetos que ya han naturalizado las condiciones de desigualdad y de dominación. El capital encuentra su eficacia en el establecimiento cambiante –y persistente– de pautas de circulación (de mercancías, de ideas, de cuerpos) como modalidad de regular material y sensiblemente las lógicas de interacción en el marco de la ciudad. En los escenarios urbanos descriptos como vimos, la circulación va configurando emplazamientos en tanto bucles de encierro, estructurados por clase: de la ciudad-barrio al barrio cerrado (countries, condominios en altura, housing, etc.); del 'transporte público' a la movilidad privada (hoy 100 incluso aérea); de las formas festivas públicas de los sectores populares (cuartetódromo) a las festividades privadas, etc. Todos estamos cada vez más dispuestos a habitar entornos siempre 'protegidos' –algunos por imposición, otros por opción– en tanto enclaves de encierro que nos permiten la 'movilidad'.

100 En las megalópolis actuales se ha vuelto una práctica de movilidad constante de las clases altas el uso de helicópteros como modalidad de transporte.

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Punto de partida para cualquier experiencia de interacción, inter e intraclase, los entornos parecen ser la figura-eje que posibilita las formasmovimientos en escenarios urbanos socio-segregados. En esta dirección tanto el sector público como privado, se traman en tanto usinas de la proliferación productiva de entornos, generando los 'paquetes de oferta' según capacidades de acceso y consumo de los habitantes de una ciudad embellecida estratégicamente. Particular dinámica de políticas estatales y privadas de regular los circuitos/las circulaciones de los cuerpos, generando sensaciones de 'movilidad' en el espacio-tiempo mercantil; estados de sensibilidad que al menos nos interpela a hipostasiar el trayecto que implica la acción e inter-acción directa de los cuerpos-en-movimiento. Esta consideración ampliada de entorno como tendencia del capitalismo más avanzado, aparece en la tesis 152 de La Sociedad del Espectáculo de Debord: En su sector más avanzado, el capitalismo concentrado se orienta hacia la venta de bloques de tiempo “totalmente equipados”, cada uno de los cuales constituye una sola mercancía unificada que ha integrado cierto número de mercancías diversas. Es así como puede aparecer en la economía en expansión de los 'servicios' y entretenimientos, la fórmula de pago calculado 'todo incluido' para el hábitat espectacular, los seudodesplazamientos colectivos de las vacaciones, el abono al consumo cultural y la venta de la sociabilidad misma en “conversaciones apasionantes” y “encuentros de personalidades”. Esta clase de mercancía espectacular, que evidentemente no puede tener curso más que en función de la penuria acrecentada de las realidades correspondientes, figura con la misma evidencia entre los artículos-piloto de la modernización de las ventas al ser pagable a crédito (Debord, 1995).101

La construcción de entorno/clasista requiere de determinadas condiciones de realización, que fundamentalmente implican una modificación de la experiencia; es decir, y en primera instancia como hemos visto ya, una remodelación de espacio y tiempo como vectores que enmarcan y modelan aquello que vivenciamos. En cuanto al espacio, la condición 101 Benjamin y Debord coinciden en el cambio que implica en el desarrollo del capitalismo la configuración de un tipo subjetivo específico: el obrero como cliente. “Mientras que en la fase primitiva de la acumulación capitalista "la economía política no ve en el proletario sino al obrero", que debe recibir el mínimo indispensable para la conservación de su fuerza de trabajo, sin considerarlo jamás "en su ocio, en su humanidad", esta posición de las ideas de la clase dominante se invierte tan pronto como el grado de abundancia alcanzado en la producción de mercancías exige una colaboración adicional del obrero. Este obrero redimido de repente del total desprecio que le notifican claramente todas las modalidades de organización y vigilancia de la producción, fuera de ésta se encuentra cada día tratado aparentemente como una persona importante, con solícita cortesía, bajo el disfraz de consumidor. Entonces el humanismo de la mercancía tiene en cuenta "el ocio y la humanidad" del trabajador, simplemente porque ahora la economía política puede y debe dominar esas esferas como tal economía política. Así "la negación consumada del hombre" ha tomado a su cargo la totalidad de la existencia humana” (Tesis 43).

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inicial y fundacional es lo que Virilio denomina el vaciamiento de la calle. Para precisar: entornos enclasados requieren de la reorganización del 102 103 alojamiento/desaloja-mientos de las clases en el territorio urbano. Vaciar la calle y planificar la circulación: se trata de esta doble finalidad. Sabemos que la circulación es el problema dominante de las megaciudades. Planificar la circulación no es sólo producir activamente formas de desencuentro hasta el desconocimiento entre las clases, sino garantizar la permanencia del flujo, en diferentes carriles, a distintas velocidades; sin detenimiento. Se trata de vaciar la calle no sólo con la vieja tecnología de “sacar/desplazar cuerpos”, sino evitando que los diferentes grupos humanos detengan su circulación en los carriles pre-establecidos de tránsito y desplazamiento. La circulación es lo contrario del encuentro; el no detenimiento del flujo previamente encauzado hace imposible la generación de alguna modalidad de participar en la vida de la ciudad. La participación que se ha hecho imposible se compensa en el espectáculo; el espectáculo se manifiesta en el hábitat (Benjamin, Debord) y en formas de pseudo-experiencia espectaculares que obturan y niegan la posibilidad de la actividad viviente, de la construcción de situaciones en primera persona. También el espectáculo como relación social es una forma de encauzar, dirigir y homogeneizar la vida social, tal como lo indicaba Debord: Las imágenes que se han desprendido de cada aspecto de la vida se fusionan en un curso común, donde la unidad de esta vida ya no puede ser restablecida. La realidad considerada parcialmente se despliega en su propia unidad general en tanto que seudo-mundo aparte, objeto de mera contemplación. La especialización de las imágenes del mundo se encuentra, consumada, en el mundo de la imagen hecha autónoma, donde el mentiroso se miente a sí mismo. El espectáculo en general, como inversión concreta de la vida, es el movimiento autónomo de lo no-viviente (Tesis 2). El espectáculo se muestra a la vez como la sociedad misma, como una parte de la sociedad y como instrumento de unificación. En tanto que parte de la sociedad, es expresamente el sector que concentra todas las miradas y toda la conciencia. Precisamente porque este sector está separado es el lugar de la 102 Para identificar las heterogéneas maneras de desalojar en nuestro presente, como presentificaciones diferenciales y específicas de la violencia colonial, véase Scribano, A. y De Sena, A. (2012) “La Argentina desalojada: un camino para el recuerdo de las represiones silenciadas”: Si se pudieran clasificar estas tecnologías de las violencias cotidianas, una manera, entre otras muchas, sería la siguiente: hay desalojos por la fuerza que “se-hacen-en-un-momento”, hay desalojos por intimidación que “se-hacen-en-el-tiempo”, hay desalojos por engaño que “se-hacen-en-la-mentira” (Ibid, p. 14). 103 En todas las revoluciones está la presencia paradójica de la circulación. En 1848 Engels observa: “las primeras concentraciones se llevaron a cabo en los grandes bulevares, allí donde la vida de París circula con mayor intensidad” […] La masa no es un pueblo, una sociedad, pero la multitud de caminantes, el contingente revolucionario no alcanza su forma ideal en los lugares de producción sino en la calle, cuando por un tiempo deja de ser el relevo técnico de la máquina y se convierte él mismo en motor (máquina de asalto), vale decir, productor de velocidad (Ibid, p. 13).

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mirada engañada y de la falsa conciencia; y la unificación que lleva a cabo no es sino un lenguaje oficial de la separación generalizada (Tesis 3).104

Vaciar la calle, planificar/controlar la circulación y emplazar en el espacio urbano a las clases de manera segregada, es una expresión del Estado de Sitio espacial como tendencia y resultado. Desde la perspectiva de Virilio, esta forma del Estado de Sitio espacial se vincula con lo que denomina Estado de Sitio temporal, asociado a la velocidad. Para ser más precisos: no sólo las clases suponen emplazamientos en sitios diferenciales en la ciudad, sino desiguales potencias para desplazarse; los rangos pueden medirse por el grado y la velocidad que los sujetos enclasados portan. Hablamos de “entornos protegidos” porque los entendemos como el 105 envés de la construcción situacionista orientada a despertar del ensueño y las fantasmagorías que estructuran toda experiencia moderna de ciudad.106 Los entornos, configurados por la experiencia situacionista como acción/herramienta política tendiente a con-mover los cuerpos entumecidos por las dinámicas territoriales guiadas por la lógica espectacular que rige la vida social (y la regulación del deseo mediante el consumo indiscriminado de mercancías), encuentra hoy su realización perversa en novedosas formas de aislamiento-separación por circulación que encaran diversas políticas de Estado. Constituidos por una dimensión espacio-temporal y sostenidos en una particular estructura social de la experiencia (de clase), los entornos se construyen en base a los muros materiales y mentales que regulan las posibles y deseables formas de ser y estar en la ciudad como locus del “disfrute” regulado por la mercancía: en esta dirección, incluso los 'tipos de experiencia' son factibles de constituirse en un producto más en el mercado. Por ello es que hablamos de realización perversa: el carácter circular del entorno, entendido desde esta clave, posibilita pseudo-desplazamientos, que al menos al interrogarlos en sus formas de generar sensaciones de 'movilidad' vuelven a encontrar en la corporalidad, la materialidad clave 104 “No se puede oponer abstractamente el espectáculo y la actividad social efectiva. Este desdoblamiento se desdobla a su vez. El espectáculo que invierte lo real se produce efectivamente. Al mismo tiempo la realidad vivida es materialmente invadida por la contemplación del espectáculo, y reproduce en sí misma el orden espectacular concediéndole una adhesión positiva. La realidad objetiva está presente en ambos lados. Cada noción así fijada no tiene otro fondo que su paso a lo opuesto: la realidad surge en el espectáculo, y el espectáculo es real. Esta alienación recíproca es la esencia y el sostén de la sociedad existente” (Tesis 8). 105 Esta línea de encuentro entre la propuesta benjaminiana y la situacionista al menos es clara en el documento “Programa elemental de la oficina de urbanismo unitario” de Kotanyi y Vaneigem: “[…] Sólo el despertar planteará la cuestión de una construcción consciente del medio urbano” (aforismo, 4). 106 Para un desarrollo más extenso de la noción de entorno véase Boito-Espoz (2012b).

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para entender esta especie de quietud-móvil. Todo fluye, todo se mueve y a la vez, todo está en su lugar, fijado en el espacio-tiempo: las experiencias y vivencias contemporáneas vinculadas al desplazarse en el marco de la ciudad, parecieran ser sólo posibles en el reconocimiento práctico de entornos tendientes a formas novedosas y crecientes de aislamiento por exceso de circulación. Cercanos a la vez que lejanos, los otros cuerpos se disponen también a habitar esos entornos de protección (de hábitat, de consumo, de tecnología) en círculos continuos de encierro. La conexión en este sentido, sigue ofreciéndose como el anverso de la circulación en tanto posibilidad de encuentro y caos. Los entornos se van configurando clasistamente, reconfigurando particulares modalidades en las que se expresan las estructuras de sentir clasista de esas experiencias de encierro y circulación. Es decir que lo que hay como experiencia es cuerpo/carne con desigual accesibilidad/clase para decidir sobre el mundo como espectáculoinformación en el que nos adentramos –a distintas velocidades–, a través de la mediación de la mercancía. Este estado de urgencia hace difícil poder precisar qué tipo de experiencia –o menos aún– que hay del tiempo como vivencia, cuando lo que existe son instantes de decisión que se sobrepresentan en la experiencia cotidiana; híper-estimulada y excitada. Enclaves de encierro y velocidad de circulación en entornos: ataxia social y sensibilidades El siglo XXI se podría caracterizar como uno cuya problemática fundamental en las diversas instancias reflexivas y vivenciales es el espacio. La circulación en este contexto, se vuelve nodo fundamental para su reconfiguración en tanto que el reino de la mercancía sigue perceptiva y sensitivamente instalado como fe que regula/religa la gramática de las acciones –y de los cuerpos–. El control y regulación de la velocidad –en manos de las decisiones estatales como aquellas vinculadas al mercado privado– señalan el carácter estratégico de proliferación de 'novedosas' modalidades de ataxia social con respecto a las conflictividades que tiñen las experiencias (de clase) contemporáneas. De allí que recuperemos la significación teórica de trabajar las nociones de “entornos clasistas” como pista para volver inteligible una paradójica estructura de experiencia de las clases subalternas –pero no sólo de ellas–:

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ésta se trama en un contexto donde las tendencias de socio-segregación por clases (del habitar, del trabajar, del pasear como modalidades expresivas del movimiento urbano) son pornográficamente evidentes, mientras que la potencialidad conflictual de estas modificaciones es licuada, mediante la operatoria ideológica sobre la sensibilidad de los desplazados de la ciudad, a partir de su participación efímera y controlada en el marco de instancias de experiencia reguladas que suponen una operatoria sobre la festividad. Los entornos configuran una particular cartografía donde múltiples anillos de encierro, tejidos en torno a las experiencias/vivencias de clase, se rozan más nunca se encuentran/juntan: la circulación como política de Estado, nos permite al menos identificar algunas 'tendencias' como claves de lectura que reestructuran las dinámicas de interacción y participación en las urbes actuales. En este marco, el situacionista R. Vaneigem ya identificaba en un texto de 1967 que las formas de vivencias en las urbes con el desarrollo del capital espectacular remitían a una participación, una comunicación y una realización imposible: experiencias/vivencias que marcan pseudomovilidades, pseudotemporalidades, pseudo-reconocimientos entre imágenes, roles y mandatos de una vida social y subjetiva que también se volvió mercancía; por lo tanto intercambiable. Cada cuerpo en su carril, a su velocidad: es en este sentido, que la circulación como forma y contenido de las actuales modalidades de ser y estar en las urbes actuales, obtura la posibilidad de cualquier experiencia de detención o desconexión de dicha dinámica de flujos. Eso –algo que nos señala sintomáticamente la noción de entornos clasistas– significa dejar de ser (cliente, consumidor, espectador, turista, incluso de las propias vivencias) en este (a)parecer que la dinámica espectacular de la vida cotidiana ha estructurado como mandato social. Nadie quiere dejar de formar parte de la religión del capital, aunque para ello deba cambiar de carril, de ritmo, de velocidad. Bibliografía Benjamin, Walter (1994) “La obra de arte en la época de la reproducción técnica”, en Discursos Interrumpidos. Barcelona: Planeta Agostini. -------------- (1999) Poesía y Capitalismo. Iluminaciones II. Madrid: Taurus. -------------- (2005) Libro de los Pasajes, Akal. -------------- (2008) El capitalismo como religión capitalismo_religion.pdf. Created Apr 24, 2008 by economia UNAM. Disponible en: economiaradio.blogspot.com Boito, M. et al. (2009) “La gestión habitacional de la pobreza en Córdoba: el antes y

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La ciudad de las personas de a pie Las banquetas en la ciudad de México Guillermo Bolis Morales

Introducción No soy un poeta: soy un peatón Jaime Sabines Tres aspectos básicos son los que analizo en este texto sobre las banquetas en el centro de la ciudad de México: la movilidad, la seguridad y el paisaje (o calidad estética). Por supuesto que en ellos no se agotan todas las posibilidades de acercamiento a un asunto que forma parte esencial de la vida citadina para los ciudadanos de a pie. Pero me centro en esa triada a fin de acotar el análisis, cargando el acento en esas tres dimensiones, sin que ello suponga que no habré de referirme en estas páginas a otros factores que intervienen en la vida y funcionamiento de esos espacios, así como de sus usuarios. Sobre todo estos últimos, los que se hallan presentes de manera permanente en este recorrido general, sobre las banquetas de la zona central de la capital mexicana. Por otro lado, este trabajo tiene en parte un sentido de denuncia, en contra de los abusos y arbitrariedades que cometen diferentes actores sociales, al invadir o apropiarse de los espacios de circulación peatonal. Por ende, es un constante argumento en defensa de los transeúntes y del que es su espacio de movimiento fundamental a través de la ciudad. Las fuentes de conocimiento en que me apoyé para este trabajo fueron: en primer término un constante trabajo de campo midiendo, fotografiando y usando las

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banquetas, además de conversar con infinidad de usuarios; en seguida están los libros y artículos que se señalan en la bibliografía, aunque muchos de ellos no estén citados en el texto. Banquetas Origen y conceptos Desde las ciudades más remotas, la circulación de las personas siempre ha estado en conjunción, a la vez que en frecuente contradicción, con la correspondiente a vehículos y animales de carga o transporte. En México Tenochtitlán, la ausencia de animales de tiro o de carga, así como el desconocimiento de la rueda para su uso en vehículos, no supuso conflicto alguno entre transeúntes y medios de transporte. En efecto, los más usados de éstos en aquella urbe prehispánica eran las embarcaciones, que circulaban por apancles y acequias, distribuidos por gran parte del tejido urbano de la metrópoli mexica. De igual forma, durante los dos primeros siglos de dominación española, no hay indicios documentales, ni evidencias gráficas que muestren la existencia de banquetas. No es sino hasta las últimas décadas del siglo XVIII, cuando éstas aparecen documentadas y también se las registra en imágenes (Lombardo, 1997: t. 2, p. 81); siendo realizadas primero en el entorno inmediato de la Plaza Mayor de la capital virreinal, para irse paulatinamente desplegando hacia otros segmentos de la ciudad. Muy poco tiempo después, se las fue instalando en las principales ciudades del virreinato, en particular en las calles que se encontraban alrededor de los núcleos centrales de aquellas localidades. Un testimonio gráfico de la implantación de banquetas lo ofrece la imagen número 1. Se trata de un dibujo fechado en 1794, de pobre calidad como representación urbano-arquitectónica, además de no contener escala alguna, salvo un número que consigna: 5 300 varas, hacia el centro derecha de la ilustración.

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Imagen 1

Dibujo a tinta de un tramo de la calzada Vallejo. José de la Riba 1794 (Ibid, p. 67)

En ésta se representa un tramo de la avenida Vallejo, con dos glorietas y fue elaborado por José de la Riva. A todo lo largo de ambos flancos en la avenida mostrada, están dibujadas las banquetas, que se despliegan; también se puede ver una hilera continua de árboles, situados a una distancia regular uno de otro. Desde su arribo, en 1766, como virrey de la Nueva España, el marqués de Croix, plantea de manera expresa su preocupación por la circulación de las personas, así como de los residuos y los fluidos en la capital novohispana, en los siguientes términos: “…se han dirigido mis deseos a que tenga en sus calles, plazas y acequias la hermosura que merece su planta y sus habitantes la comodidad de pisar sin estorbos, tropiezos e inmundicias…” (Sánchez de Tagle, 1997: 31). Aunque fue sobre todo con el virrey Don Juan Vicente de Güemes, segundo conde de Revillagigedo, quien asumió el cargo en 1789, cuando se construyeron las primeras vías de circulación peatonal en la capital novohispana. Estas asumieron la forma de elevaciones con un máximo 20 cm. y a ambos lados del arroyo vehicular, para que por ellas se desplazaran con mayor seguridad las personas.

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El origen de las banquetas en la época de la Ilustración europea, llegó a España desde París, donde se habían instalado las primeras en la segunda mitad del XVIII, sobre la calle del Teatro Francés. Aunque todo parece indicar que los franceses las copiaron de Inglaterra donde las primeras sidewalks se habían dispuesto algunos años atrás (Ibid, p. 36). Lo cierto es que la designación de banquetas para esos espacios de desplazamiento peatonal, podría provenir del propio siglo XVIII novohispano. Ya que fue cuando emergieron esos espacios, sobre todo con el impulso propiciado por las reformas borbónicas, que se tradujeron en transformaciones urbanas de importancia en la capital novohispana (Hernández, 1997); sin embargo, esa denominación adquirió carta de naturalización al correr del siglo siguiente. Como sea, desde sus orígenes virreinales el término ha quedado hasta nuestros días en México y en Guatemala, como la forma de designación usual para esos espacios, que en castellano se llaman genéricamente aceras. En el México independiente las banquetas de la ciudad no sufrieron cambios cuantitativos ni cualitativos hasta la segunda mitad del siglo XIX, con las nuevas urbanizaciones que se fueron desplegando, a partir de la colonia de los Arquitectos y de la Santa María La Ribera (Boils, 2005: 137). Así, se hicieron más anchas, incluso duplicando sus dimensiones respecto de las del casco antiguo de la ciudad. Pero también comenzaron a incluir, hacia su flanco más cercano al arroyo vehicular, franjas de áreas verdes con bandas de pasto, setos de arbustos e incluso árboles de varias especies. Esto último las situó en el ámbito del paisaje urbano, al combinar su función de espacios de circulación, con la de ser escenario para enriquecer la imagen vegetal de calles y avenidas de la urbe. Empero, las banquetas de la ciudad central no experimentaron alteraciones de consideración, manteniendo sus medidas, así como su imagen, sólo cambiando los materiales en sus pavimentos; mismos que después de la Revolución, incorporaron en muchas de ellas el uso de concreto hidráulico y, eventualmente, el asfalto, así como otros recubrimientos con materiales constructivos de procedencia industrial. Rasgos principales de las banquetas de la ciudad central Aunque en México es de dominio universal, no está por demás apuntar que la banqueta es el espacio público que sirve como andador para que por él circulen caminando, exclusivamente, las personas. Generalmente está

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situado entre las casas o los predios alineados y el espacio por el que circulan los vehículos en una calle o avenida. Se desplanta como una suerte de plataforma, elevándose algunos centímetros, a modo de un ancho escalón, por sobre la vía destinada al tránsito vehicular; de suerte que ese elevación sirve para proteger a los peatones y está demarcado del arroyo vehicular por una guarnición, que funge como peldaño. El ancho de una banqueta es variable, pudiendo ir desde unos pocos centímetros, como se aprecia en la Imagen número 2, correspondiente a la calle de San Jerónimo en el Centro Histórico, a espaldas del ex convento de Regina Coeli. O bien, hasta varios metros de amplitud. Aunque las dimensiones mínimas requeridas para la expedita circulación de los peatones, tendría que ser de 1.72 metros o 68 pulgadas, que es la más apropiada desde el punto de vista antropométrico, para permitir la fluida movilidad de dos personas, caminado con holgura de manera simultánea (Panero, 1989: 267). Sin embargo, para lograr un adecuado funcionamiento de la circulación peatonal, las dimensiones que debe tener la anchura de una banqueta, tienen que responder a la cantidad de transeúntes que circulen por el espacio en cuestión. De ahí que los planificadores y diseñadores urbanos tienen que poner la máxima atención a esta variable, como un elemento decisivo. Imagen 2

Sólo 75 centímetros de banqueta y un árbol ocupando más de la mitad del paso en la acera norte de San Jerónimo en el Centro Histórico de la ciudad de México. Foto: G. Boils, octubre. 2011

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Como bien decía en sus clases el arquitecto Enrique Yáñez: “…en materia de espacio para las actividades humanas, la calidad empieza, en buena parte, 107 por la cantidad”. Así, a mayor cantidad de espacio, dado que hay una relación directamente proporcional, se contará con mejor calidad del mismo. Esta reflexión juega en forma muy importante en tratándose de las circulaciones peatonales, habida cuenta que dependiendo del ancho que tenga cada una de ellas, se dispondrá de mejores condiciones de movilidad. En seguida presento algunos aspectos relacionados con el tamaño de las banquetas que hay en el casco antiguo de la capital mexicana. La mayoría de las banquetas existentes hoy día en el centro de la ciudad de México, tiene un ancho que rara vez es menor a los 2.45 metros. Como lo muestra la imagen 3, de la calle Isabel la Católica en su esquina con Mesones. Estas son unas dimensiones que, de manera aproximada, equivalen a tres varas castellanas, que era la medida usada en el mundo novohispano. Imagen 3

Banqueta poniente. Isabel la Católica, esquina con Mesones Foto: G. Boils, octubre, 2011 107 Palabras más, palabras menos, es como recuerdo que nos señalaba en sus cursos, al referirse en general al tamaño del espacio.

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Empero, las anchuras actuales de esos andadores peatonales de la ciudad central, no corresponden necesariamente a los heredados del pasado virreinal, al menos no en muchos casos. Sobre todo cuando a inicios del siglo XX, y luego, a partir de la tercera década de esa misma centuria (Sánchez Ruiz, 2002: 186), se hicieron importantes reformas urbanas en la ciudad; mismas que fueron realizadas por urbanistas como Carlos Contreras o José Luis Cuevas, modificando y abriendo varias calles en el centro, demoliendo para ello un apreciable número de edificaciones. En concordancia con lo anterior, cabe detenerse a señalar la apertura y ensanche que se hizo en los primeros años del siglo XX, de la calle del 5 de Mayo. Esta vialidad arranca en la esquina noroeste de la plancha del propio zócalo para concluir en Eje Central Lázaro Cárdenas y tiene banquetas con poco más de 3 metros de ancho en sus dos lados. Poco después, a fines de la década de los 20's e inicios de los 30's del siglo pasado, se realizaron las 3 vialidades más anchas que hay en el centro histórico de la ciudad. Esto trajo consigo la ejecución de banquetas que son, en forma considerable, las más espaciosas del casco antiguo. Así, la avenida 20 de Noviembre, que desemboca desde el sur en la plazuela de Tlaxcoaque, y llega a la Plaza de la Constitución, tiene un aforo total de casi 32 metros y sus banquetas alcanzan a contar con un ancho de 5.22 metros la del flanco poniente, como se puede ver en la imagen 4, y 4.48 la del oriente. Imagen 4

Lado poniente de 20 Noviembre, más de 5 metros de ancho. Foto: G. Boils, octubre, 2011

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A su vez, la actual avenida Eje Central Lázaro Cárdenas, que marca el límite poniente del perímetro del centro histórico, tiene banquetas con casi 6 metros en su lado poniente y por encima de los 5 metros en la oriente. Por último, está la avenida Anillo de Circunvalación, que se trazó en el extremo oriental de la ciudad histórica, con sus amplias aceras de poco más de seis metros, en ambos márgenes de la avenida. Un caso especial está en las banquetas que circundan la Plaza de la Constitución, cuyas dimensiones actuales están entre las más generosas de las existentes en el casco antiguo de la capital mexicana. Con sus 8.60 metros de ancho en el flanco occidental de la plaza, en el tramo que va de la calle de Tacuba al norte, a Madero en el sur, resultan ser, a pesar del mobiliario urbano, de las más anchas de la ciudad en general. En la continuación de ese segmento de banquetas hacia el sur, está el tramo entre Madero y 16 de Septiembre, donde el ancho total mayor a los ocho y medio metros se mantiene, pero los soportales del edificio, del Hotel Majestic y su prolongación en los del Hotel de la Ciudad de México, con sus columnas cuadradas que lo sostienen, de casi un metro en su base, reducen el espacio de circulación peatonal. Aunque, por otro lado, esos soportales brindan protección a quienes los usan, frente a la radiación solar y la lluvia. Como también lo hacen las correspondientes a los dos edificios del Gobierno del Distrito Federal en las banquetas del lado sur de esa plaza. Las que están adyacentes a Catedral, en el norte, y a Palacio Nacional, al oriente, no obstante ser todavía más anchas que las recién mencionadas, se saturan con frecuencia de personas por ahí caminando. Esto es resultado de que en ellas están localizadas cuatro bocas de la línea 2 del metro. Además de ser una zona con gran movilidad de peatones en virtud de la cercanía de la muy importante actividad comercial que priva en las calles que se encuentran a ambos lados del palacio: corregidora al sur y Moneda, al norte Movilidad en las banquetas del Centro Histórico En general el conjunto de banquetas del casco antiguo de la capital mexicana son las más usadas en toda la zona metropolitana de la ciudad de México. En primer término, debido a que por el centro se mueven, en cualquier día hábil, decenas de miles de personas para transitar a través de dicho espacio a fin desplazarse hacia a otros segmentos de la ciudad. Pero, ante todo, son cientos de miles quienes acuden al centro de la ciudad para

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hacer compras y muchos otros más para ir a trabajar en el sector público e infinidad de empresas de servicios, así como algunas pequeñas industrias y talleres ahí instalados; otras van a escuelas y hospitales, al igual que a otros servicios que permanecen en la zona. Probablemente ésta es la zona de la ciudad que más expulsa población, con lo que se reduce de manera creciente, el uso habitacional de las edificaciones; a pesar de ello, durante a las horas hábiles del día, sigue siendo un espacio de uso intensivo para multitudes que caminan a través de sus decenas de kilómetros de banquetas. De modo que la mayor parte de éstas, incluso las más amplias, se encuentran llenas de peatones, cuando no, en verdad abarrotadas de transeúntes y, por ende, convertidas en vías de muy lenta circulación. En un día hábil, las circulaciones peatonales de muchas calles del centro se saturan hasta convertirse en verdaderas aglomeraciones de personas. Esto, de manera inevitable, deriva en que la movilidad se hace muy lenta y que las personas pierdan tiempo, retrasándose en sus actividades. La imagen número 5, corresponde a un día jueves a la una de la tarde, en la esquina de Madero y el Eje Central Lázaro Cárdenas, justo debajo de la torre Latinoamericana. Ahí se puede observar la alta densidad de peatones, que se mueven con gran dificultad, a causa de la enorme cantidad de personas, no obstante que las banquetas en ese tramo miden más de 5 metros de ancho. Imagen 5

Un jueves a las 13:00 hs. en Madero y Lázaro Cárdenas Foto: G. Boils, 2 de mayo, 2013

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Es por ello que en los últimos años, en el área central de la ciudad y, en especial en el casco antiguo, se han cerrado varias calles al tránsito vehicular, convirtiéndolas en circulaciones peatonales: entre ellas están la propia Francisco I Madero, Regina y un tramo de San Jerónimo, en el sentido orienteponiente. Estas se suman a otras calles peatonales ya existentes en el centro, como Motolinía y Gante, en el sentido norte-sur; pero además, también se han ensanchado de manera notable las banquetas de la avenida Juárez, en su flanco sur, con dimensiones de 12 metros de ancho. La imagen 6 deja ver la amplitud de esas banquetas, que están entre las más anchas de la ciudad, junto con las mencionadas de los cuatro flancos de la plaza de la Constitución. Imagen 6

Mega-banqueta en avenida Juárez, Foto: G. Boils, 2 de mayo, 2013

La dificultad de desplazamiento, empero, se magnifica como resultado del sinnúmero de obstáculos que se interponen en estos espacios de circulación para peatones; desde los puestos de periódicos que están instalados de manera fija en muchas esquinas del centro citadino (imagen 7), hasta otros negocios, que se supone son de comercio ambulante, pero que con mucha frecuencia se encuentran plantados de manera permanente, desde hace varias décadas.

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Imagen 7

Puesto de periódicos, ocupando más de la mitad del aforo peatonal en una banqueta de José María Pino Suárez. Foto G. Boils, 16 de abril, 2013

En la imagen 8 se advierte, en la avenida José María Izazaga, la obra suspendida, pero no demolida, de un puesto fijo que se estaba construyendo, invadiendo cuando menos el 40% del ancho de la acera. Unos metros más atrás de éste, hay otros dos puestos de comida, construidos con lámina y que el día de la foto estaban cerrados por ser domingo. Estos puestos se ubican a escasos 30 metros, al poniente de la estación Isabel la Católica, de la línea 1 de Metro. Imagen 8

Construcción de mampostería suspendida de un puesto en la acera norte de esa avenida. Foto: G. Boils, 16 de abril, 2013

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En algunos casos hasta las propias edificaciones históricas invaden el área de movilidad peatonal, obstaculizando el desplazamiento de las personas. Sobre todo cuando se combinan con puestos fijos, estrechando más todavía el paso de quienes deambulan por las banquetas. En la Imagen número 9, un contrafuerte del Templo de San Miguel, realizada en el siglo XVIII, se adentra más de un metro sobre la banqueta y tiene, a escasos 10 centímetros, una caja metálica de la red telefónica; para completar el bloqueo, está también, a una distancia menor a noventa centímetros, un puesto de metal permanente, con lo que se hace más complicado el desplazamiento de quienes por ahí tienen que caminar. Desde luego que aquí, de manera primordial, el problema de circulación lo crean la compañía telefónica y el puesto fijo, que fueron colocados, sin la menor prudencia y consideración a la expedita movilidad peatonal, a muy corta distancia del mencionado elemento arquitectónico del templo. Lo que hace más gravoso este estrangulamiento del paso de transeúntes, es que se encuentra a no más de 50 metros de una de las bocas de la estación Pino Suárez de la línea 1 del Metro. Imagen 9

Esquina de 20 de Noviembre e Izazaga, con contrafuerte de iglesia, instalación de red Telefónica y puesto metálico. Foto: G. Boils, 16 de abril, 2013

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Empero, los puestos instalados, no son los únicos obstáculos que se oponen a la libre circulación de las personas. Hay en algunas vialidades del centro franjas de vegetación que reducen el espacio para el tránsito peatonal. Éstas si bien, como veremos adelante enriquecen el paisaje citadino, también representan un factor limitante para el desplazamiento de las personas sobre las banquetas. En la imagen número 10, se pueden observar dos bandas con setos de truenos podados, que abarcan casi la tercera parte del aforo, en la banqueta poniente de la avenida 20 de Noviembre. Aunque, en todo caso, es preferible que los obstáculos sean de esa naturaleza, que la acción invasora de los comerciantes informales con sus puestos permanentes. Imagen 10

Setos y árboles en 20 de Noviembre. Foto: G. Boils, 16 de abril, 2013

Finalmente, están las calles y avenidas del centro que han sido tomadas por el comercio ambulante en forma masiva. Esta invasión de grandes espacios de circulación peatonal, pone en evidencia los altos índices de desempleo que prevalecen en el país y en la ciudad. Pero lo cierto es que esas grandes cantidades de comerciantes informales se apropian de tramos extensos de calles del centro, las que materialmente cierran con sus puestos, impidiendo incluso la circulación de vehículos; sólo dejan pasillos muy estrechos para que se desplacen los peatones, dado que son

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su clientela. Las cercanías de las entradas del Sistema de Transporte Colectivo, suelen ser las zonas donde estas aglomeraciones de puestos adquieren mayor densidad Banquetas y seguridad Hace casi medio siglo que Jane Jacobs publicara su texto Vida y muerte de las grandes ciudades americanas, en el que expuso un apartado dedicado de manera exclusiva a las banquetas (Jacobs, 1972: 85-98). Más aún, en alguno de los pasajes de éste sentenció: “…Cuando la gente dice que una ciudad es peligrosa, o que una parte de ella es una jungla, lo que quiere decir es que no se siente segura en sus banquetas” (Ibid, p. 86). Y es que, en efecto, entre los diferentes espacios públicos de la ciudad de México, en especial del centro de la misma, es con mucho en las banquetas donde tiene lugar el mayor número de los delitos de robo cometidos contra personas día con día. La razón primordial de que éstas sean el escenario urbano, con el mayor registro de actos delictivos, en particular los delitos tipificados como asalto a transeúnte, reside en que es sobre las banquetas donde se encuentra la abrumadora mayoría de la concentración y circulación de personas; quienes desplazándose, por el centro de la ciudad, atraen a los delincuentes, quienes están ahí, precisamente porque es donde hay las aglomeraciones, y por ende mayor cantidad de víctimas potenciales. De este modo, de las actas levantadas ante el ministerio público, a fines de la primera década del siglo XXI, la gran mayoría de las personas asaltadas en la vía pública dentro de la ciudad central fueron en las banquetas (Jiménez, 1999: 116); en seguida están aquellas que fueron víctimas de asalto a bordo de microbuses u otros vehículos de transporte público. Así, en 2012, las cifras de averiguaciones previas para todo el Distrito Federal, correspondientes al delito de robo a transeúnte ascendieron a 17 376 incidentes, mientras que las relativas a robo, en todo tipo de transporte público ascendieron a 3 446 eventos; de éstos 1 372 fueron en microbús, 736 en taxi, 733 en RTP, tren ligero y trolebús, 390 fueron en el metro, mientras que 215 ocurrieron en el metrobús.108 Las estadísticas sobre los delitos cometidos en la ciudad, en realidad ofrecen un registro subestimado, respecto del índice delictivo real. Sobre todo porque se basan en las actas levantadas ante las autoridades delegacionales y, 108 Incluye tanto delitos de alto impacto, como de bajo impacto social. Datos de la Procuraduría General de justicia del D. F. en su página: www.pgjdf.gob.mx

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aunque se desconoce su número, la gran mayoría de las víctimas, prefiere no presentar denuncia alguna, pues sólo es una pérdida de tiempo. En especial el asalto a transeúnte es uno de los delitos que menos se denuncia, dado que suele ser un daño patrimonial de poca monta; no obstante, muchas de las víctimas de éste delito son personas de muy bajos ingresos y así sólo les roben cien pesos, ello puede significar que ese día se pueda quedar sin comer. Asimismo, es en las proximidades de las entradas al sistema de transporte colectivo, donde se suele registrar el mayor número de robos; fundamentalmente de aquellos que consisten en arrebatar bolsas de mano, relojes, celulares u otros objetos, a quienes ingresan o salen de ese medio de transporte. Resulta que 20 bocas del metro (más del 64%) de las 31 que hay en el centro histórico, o en su perímetro inmediato, tiene su lugar de salidaentrada, en banquetas, mientras que 9 de ellas (29%) tiene su acceso dentro de edificios y sólo 2 (6.5%) lo hacen en plazas públicas; de donde se sigue que los polos de atracción de la delincuencia que pulula alrededor del metro, tiene en las banquetas su principal escenario de actividad delictiva. El semáforo de la seguridad frente al delito, ha sido formulado por las autoridades policiacas de la ciudad y en él se han establecido niveles de alerta frente a la peligrosidad delictiva, dentro del polígono del Centro Histórico. El sector situado al norte de la calle República de Cuba y su prolongación al oriente como San Ildefonso y más allá como San Antonio Tomatlán marca el inicio de la zona peligrosa, la cual se va tornando más insegura al irse aproximando a los barrios de Tepito, la Lagunilla y Garibaldi. Por el oriente, la frontera segura se encuentra a partir de la calle de Jesús María y se va haciendo más amenazante, al oriente de Anillo de Circunvalación, al adentrarse en la zona de la Merced. El barrio de la Soledad y el segmento occidental de la colonia Morelos. Hacia el sur hay 4 manzanas alrededor del Colegio de las Vizcaínas y luego a todo lo largo de la calle de San Jerónimo, salvo el trayecto de está entre Isabel la Católica y 5 de Febrero, donde está la Universidad del Claustro de Sor Juana, que está bien iluminado y con vigilancia todo el tiempo. Pero hay otro ámbito de la seguridad que debe ser considerado con relación a las banquetas: el que tiene que ver con el mayor o menor índice de ocurrencia de accidentes. En efecto, circular por una banqueta que está adecuadamente diseñada y ha sido conservada en buenas condiciones de mantenimiento físico, es una de las variables que ayudan a reducir la incidencia de accidentes entre los usuarios de ese espacio. Por tanto, las autoridades locales tienen la responsabilidad de procurar que esas vías de circulación peatonal no se deterioren, bien sea por el

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uso intenso, bien por factores meteorológicos, por siniestros o, en último término por la acción de individuos o empresas particulares, constructoras o por la acción de trabajadores al servicio de las propias autoridades. La mayor parte de las banquetas de la ciudad central se encuentran en aceptables condiciones de conservación, lo que no impide totalmente que ahí ocurran accidentes, pero sí los minimiza en forma considerable. Uno de los problemas que con mayor frecuencia son causantes de accidentes tiene que ver con las irregularidades en los pavimentos de las banquetas. Cuando por cualquier circunstancia los espacios sufren cambios en su nivelación, éstas empiezan a convertirse en zonas de riesgo. En la franja poniente del Eje Central Lázaro Cárdenas, en su tramo entre Arcos de Belén y Delicias, ha habido un hundimiento de los edificios, que ahora se encuentran como a un metro debajo del nivel del arroyo vehicular. Por lo que en ese tramo la banqueta, tiene dos niveles de circulación, como lo deja ver la imagen número 11. Imagen 11

Banqueta con dos niveles en Eje Lázaro Cárdenas. Foto: G. Boils, 11 abril, 2013

El riesgo de una caída para aquellas personas que circulen por la parte elevada de la banqueta es grande; sobre todo, habida cuenta que es una de las banquetas del Centro Histórico que está entre la de mayor movimiento de personas, dada la cercanía de la estación Salto del Agua del Metro en la que confluyen dos líneas. En la parte elevada de la banqueta, del lado que da hacia la vía donde circulan los vehículos, se ha instalado una barrera protectora que

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impide a los peatones bajar al arroyo vehicular, protegiéndolos así de ser atropellados, Sin embargo, en el borde alto que da hacia la parte baja de la banqueta, no se ha puesto barrera protectora alguna, a pesar de que representa un riesgo considerable de una eventual caída, desde una altura que llega a ser hasta de un metro. Además, como también se puede apreciar en la imagen 8, en la parte baja de la banqueta, los comerciantes han instalado escaleras metálicas móviles de tres y cuatro peldaños, con el objeto de que aquellos clientes potenciales, que circulan en la parte alta de la banqueta, puedan acceder a sus negocios; sólo que esas escaleras se convierten en obstáculos que dificultan la movilidad y pueden ser causantes de tropezones, dado que tienen una huella muy pequeña y un alto peralte, aparte de carecer de pasamanos, lo que las hace altamente inseguras. También están las condiciones de deterioro que privan en los pavimentos de algunas banquetas del centro citadino. Las causas de ello son múltiples y entre otras están: desgaste por el uso incesante y masivo; obras realizadas por particulares o el gobierno de la ciudad, que una vez concluidas no reparan bien las excavaciones realizadas; el crecimiento de árboles, cuyas raíces levanta el pavimento; los asentamientos de terrenos, producido por obras como el Metro; ruptura de cañerías; encharcamientos por un inadecuada pendiente que permita que el agua de lluvia circule a las atarjeas y coladeras; una mala solución de acceso para vehículos a estacionamientos; o la destrucción de piezas de mosaicos, baldosas o adocreto. En la imagen número 12 se aprecian desniveles de la banqueta oriental de la avenida 20 de Noviembre, provocada probablemente por el hundimiento de la calle y el edificio construido con una cimentación que lo mantiene fijo, mientras la calle, con todo y banqueta siguen bajando de nivel. De los árboles y plantas y cómo afectan los pavimentos me ocuparé en el apartado sobre paisaje. Imagen 12

Irregularidades en el pavimento en avenida 20 de Noviembre. Foto G. Boils, 11 de abril, 2013

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Por otra parte, cabe mencionar la realización de obras diversas, en las que se abren zanjas u hoyos, sin poner los debidos resguardos preventivos, barreras protectoras o señalización alguna, y que pueden ocasionar serias lesiones a los peatones. De igual forma, representan riesgo para los usuarios de las banquetas, las maniobras de carga y descarga que se realizan a horas hábiles, sin tomar las debidas precauciones, estas por lo menos causan molestias a quienes circulan por las banquetas, pero con frecuencia pueden llegar a ocasionar accidentes que los lesionen. A diferencia de lo que ocurre en muchas colonias de la ciudad, en el Centro Histórico es difícil encontrar vehículos estacionados sobre la banqueta, sobre todo porque las autoridades de tránsito y las grúas que circulan con regularidad por toda la zona, suelen estar atentas para que ello no ocurra. Sin embargo, sobre todo en las entradas a estacionamientos públicos o privados, en ocasiones hay quienes dejan por algunos minutos, algún vehículo atravesado, bloqueando por completo la acera; esto necesariamente obliga a los transeúntes a tener que bajar al arroyo vehicular, exponiéndose a un eventual atropellamiento. Por último, en casi todas las esquinas del Centro Histórico se han realizado rampas para facilitar la circulación de quienes usan una silla de ruedas. Pero estas adecuaciones urbanas, sirven por igual para aquellas personas que llevan un carrito de bebé o bien jalan una maleta pesada. Estas facilidades de diseño urbano se han ido extendiendo a muchas otras zonas de la ciudad, pero donde están casi cubriendo la totalidad de las esquinas, es en la zona centro. En general las rampas del centro suelen estar en adecuadas condiciones y todo indica que se les da el debido mantenimiento. Aun así, no son tan remotas aquellas que, como se advierte en la imagen número 13, tiene algún desperfecto menor. En el caso de la rampa que muestra la imagen, situada en la avenida 20 de Noviembre, hay un resquebrajamiento del concreto, hacia el lado izquierdo de la rampa, vista desde el ángulo donde se tomó la fotografía. Imagen 13

Rampa en la avenida 20 de Noviembre. Foto G. Boils, 11 de abril, 2013

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Las banquetas y el paisaje urbano En la última gran dimensión de la que me ocupo en este ensayo dirijo la mirada hacia los aspectos estético paisajísticos de las banquetas en el centro citadino. Ya desde las primeras propuestas de banquetas en los últimos tiempos novohispanos, encontramos que se pensaban las banquetas con algún elemento paisajístico. Así, vimos en la imagen número 1, en los inicios de este texto, una ilustración de fines del siglo XVIII, relativa a la calzada Vallejo, donde las banquetas están representadas con hileras de árboles a todo lo largo de la calzada. Unos antes de ello, cuando el Virrey Antonio María Bucareli arribo al cargo, propuso la creación del Paseo Nuevo,109 en el lindero poniente de la capital novohispana, y asentó que para mejorar la imagen esa nueva vía, habrá que dotarle de senda hileras de árboles en sus dos orillas. Esta tradición de colocar árboles, arbustos, setos, franjas de pasto, o diversas combinaciones de ellos, se continuó recreando al correr del siglo XIX y ha llegado hasta la actualidad. En la medida en que las banquetas son utilizadas para plantar flores o especies forestales diversas, se convierten en algo más que un espacio de uso para la comunicación peatonal, pasando a ser un componente muy estimulante del paisaje urbano. La imagen 14 muestra en la banqueta oriental de Isabel la Católica, arboles jóvenes, plantados no hace más de 3 años, pero que ya empiezan a cambiar el paisaje de esa vía. Lo cierto es que la vegetación instalada en las banquetas de la ciudad, le brinda a sus habitantes un poco de la naturaleza, a la que con mucha frecuencia la cultura urbana tiende a darle la espalda. Así como los parques y jardines, son espacios de recreación, que le dan un carácter más amable al medio urbano, las plantas y árboles sembradas a la orilla de las circulaciones peatonales le traen un trozo de vida al ciudadano de a pie y hasta a quienes viajan en vehículos Imagen 14

Banqueta arbolada en Isabel La Católica. Foto: G. Boils, abril, 2013 109 Vialidad que actualmente es la avenida Bucareli

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Por desgracia, el descuido y la agresión que sufren, tanto el parque forestal como el pasto o los setos en las banquetas del centro, ocasionan que muchas veces estos se encuentren en pésimo estado, ya sea perdiendo follaje, se marchiten e incluso desaparezcan por completo. El descuido, sobre todo por falta de riego durante el estiaje los merma y termina incluso por destruir; esto hace necesario volver a sembrar nuevas plantas para reponer las que se secaron, cosa que no siempre se lleva a cabo. Mientras que la agresión proviene tanto de parte de los conductores de vehículos, como de algunos peatones y otros actores sociales como vendedores ambulantes, trabajadores de líneas telefónicas y eléctricas o quienes realizan cualquier obra de construcción. En el caso de los primeros, tenemos que por descuido, imprudencia o poca habilidad al conducir, arremeten contra las plantas en banquetas y camellones, dañándolas o hasta destruyéndolas con sus vehículos. Por lo que hace a los ciudadanos de a pie, algunos de estos pisan, sin misericordia, o conciencia alguna, los prados y hasta los setos, o arranca por descuido, o de manera intencional, ramas de los árboles y hasta arbustos o plantas completas. Una modalidad que permite proteger hasta cierto punto las plantas en las banquetas, es la instalación de arriates. Esos cajones de mampostería, que se rellenan de tierra vegetal y, a modo de grandes macetones, se siembra en ellos setos, plantas y hasta algún arbusto de no mucha fronda, son muy eficaces para desarrollar en ellos un suerte de jardinería más o menos en pequeña escala. Su mantenimiento suele requerir menos agua para que las plantas se conserven bien; lo mismo, es más fácil poner abono, desyerbar, que hacer la limpieza, poda o cualquier otra faena de jardinería pública. Lo cierto es que resultan más cómodas, debido a que las plantas se encuentran a mayor altura, sin necesidad de agacharse para ejecutar cualquiera de esas tareas. Los arriates son además una eficaz barrera protectora para los peatones, pues por su altura, que va de los 20 cm. hasta cerca de un metro, sirven para impedir que los vehículos se suban a las banquetas. En las calles del centro de la ciudad, a diferencia de las otras colonias o avenidas de la metrópoli, se han instalado muy pocos arriates. Más aún, en algunos casos se los ha abandonado y ahora han quedado como cajones de mampostería vacíos. Esto ha ocurrido en los que se muestran en la imagen número 15, donde se ven dos de estos elementos, completamente vacíos e incluso sin tierra en su interior.

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Imagen 15

Charcos en las banquetas y arriates vacíos en la avenida José María Izazaga del centro de la ciudad Foto: G. Boils, octubre, 2011

Es cierto que los arriates tienen el inconveniente de que ocupan un espacio considerable de la banqueta en que se los instala, castigando el espacio de circulación peatonal. Ésta tal vez sea la razón, por la que no se hayan construido de manera profusa en las banquetas del centro, dado que muchas ellas no son amplias y además, de que una buena parte de las mismas tiene una muy alta densidad de transeúntes durante las horas pico en los días hábiles. A lo que se suma el sinnúmero de obstáculos que se mencionó en páginas anteriores. Los efectos perjudiciales que los árboles y arbustos pueden tener sobre los pavimentos de las banquetas, nos remiten a dos cuestiones: la primera es acerca del tipo de árboles que se plantan y la segunda, el lugar en donde se los planta. Puede añadirse que el asunto también tiene que ver con el debido mantenimiento que se les tiene que dar a los árboles y a los pavimentos. Sobre todo a los últimos y no dejarlos sin éste, como si los pavimentos no lo requirieran y fueran eternos. Sobre el tipo de árboles, se suele plantar truenos, jacarandas y otras especies de gran fronda, pero cuyas raíces son muy poderosas y terminan por destruir al concreto hidráulico; o cuando menos levantar las planchas completas del mismo. El efecto es todavía más

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desgastante cuando es asfalto o baldosas, ya que son materiales menos resistentes a los empujes de las raíces, por lo que se recomienda usar alamillos o especies similares que son de follaje medio, pero sus raíces no degradan ni levantan los pisos. En segundo lugar, los árboles que crecen mucho sólo se deben plantar en banquetas muy anchas, mientras que en las de 2 metros o menos, conviene que sean arbustos y plantas menores. Asimismo, es necesario hacer poda de árboles y setos, por lo menos una vez al año, a fin de gobernar su crecimiento Algunas reflexiones concluyentes Las banquetas son un componente esencial del espacio público y constituyen las vías primordiales para que las personas puedan caminar, por y a través de cualquier zona urbana. Empero, la falta de atención que las autoridades de la ciudad otorgan a muchas de estas vías, nos llevan a cuestionar las políticas de movilidad, que favorecen los tomadores de decisiones del Gobierno del D. F. Aunque debo admitir que tal vez esto casi no ocurre en el Centro Histórico de la urbe, donde como aquí se pudo ver, se han ensanchado algunas banquetas y convertido algunas calles en andadores para uso exclusivo de los peatones. Lo que no cancela la consideración general de que todo parece estar enfocado a favorecer la movilidad de los vehículos, para lo que se invierte una suma considerable del erario. La paradoja es que a pesar de ello, los asentamientos de vehículos en las vías troncales y hasta en las secundarias de la ciudad, son cada vez más recurrentes y tienden a durar más tiempo. Mientras que, en buena medida, los peatones son dejados a su propia suerte o se presta mucha menor atención a sus espacios de circulación, como bien lo deja ver la situación que prevalece en gran parte de las banquetas. Los ciudadanos de a pie, acorralados por el ambulantaje en su desplazamiento por las áreas de circulación peatonal, se demoran cada vez más en llegar de un lado a otro; esto se hace más agudo en las zonas oriental y norte del centro citadino, a saber: el área de Tepito-Lagunilla y la de la Merced, respectivamente. Empero, la mayoría de quienes acuden a esas partes de la ciudad, lo hacen generalmente para ir de compras, de modo que, por lo regular, no llevan prisa para moverse a través de ellas. Mientras que en otras zonas del centro, donde sí hay necesidad de caminar con cierta rapidez, los puestos de los ambulantes se convierten en un verdadero escollo para la movilidad peatonal. En particular esto ocurre en la mayoría de los alrededores de las entradas al Metro, o en los paraderos de microbuses.

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La seguridad, desde la perspectiva de los accidentes en las banquetas, tiene que ver más que nada con pavimentos bien mantenidos y vías peatonales diseñadas sin irregularidades y con suficiente amplitud. Por su parte, la seguridad para no ser víctima de asaltos en las banquetas, hasta cierto punto tiene que ver con más policía y calles bien alumbradas; pero sobre todo, tiene que ver más con la generación de empleos seguros y bien remunerados. Esto último no está en manos de los planificadores urbanos, pero no está de más señalarlo, dado que es la principal causa estructural de la violencia delincuencial. Bibliografia Boils, Guillermo (2005), Pasado y Presente de la colonia Santa María la Ribera, México, UAM-X. Hernández Franyuti, Regina (1997), Ignacio Castera. Arquitecto y urbanista de la ciudad de México 1777- 1811. México, Instituto Mora. Jacobs, Jane (1972), The Death and Life of Great American Cities. The Failure of Town Planning, London, Penguin Books LTD. Jiménez Montoya, María del Socorro (1999), Seguridad Pública y participación ciudadana en las colonias Guerrero y Roma Norte. Tesis de Maestría en Planeación y Políticas Metropolitanas, México, UAM-Azcapotzalco. Katzman, Israel (1973), Arquitectura mexicana del siglo XIX, México, UNAM. Lombardo, Sonia y Yolanda Terán (1997) Atlas Histórico de la Ciudad de México, México, Conaculta-INAH, 2 tomos. Panero, Julius y Martín Zelnick (1989), Dimensiones humanas en los espacios. Estándares antropométricos, México, Ed. Gustavo Gili. Sabines, Jaime (1993), Recuento de Poemas, México, Joaquín Mortiz. Sánchez de Tagle, Esteban (1997), Los dueños de la calle. Una historia de la vía pública en la época colonial, México, INAH/DDF. Sánchez Ruiz, Gerardo (2002), Planificación y urbanismo de la Revolución Mexicana. Sustentos de una modernidad en la ciudad de México, 1917-1940, México, UAM-A.

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Expresividad, sensibilidad y estructuración social Claudia Gandía Graciela Magallanes

Introducción El presente trabajo se inscribe en el marco del proyecto de investigación en 110 curso: Manifestaciones expresivas creativas colectivas y disfrute (Magallanes et al., 2012). En este sentido, las huellas de inscripción que colaboran en el cruce entre expresividad, sensibilidad y estructuración social –tema objeto de análisis en este escrito–, se constituyen en sitios que intentan explorar las formas de sensibilidad, implicación afectiva y apropiación subjetiva de lo expresivo creativo colectivo, sus disfrutes y relación con las prácticas intersticiales. A tal fin, lo que se juega en esas relaciones (y lo que está más allá de ellas) han supuesto, a lo largo de estos años de trabajo, encontrar ligazones entre esos disfrutes y los procesos que van por fuera y por dentro de los mecanismos de soportabilidad social y los dispositivos de regulación de las sensaciones (Scribano, 2009). En el marco de lo planteado, lo que se quiere hacer referencia es a la no naturalización y neutralización de la fuerza socio-histórica en los modos de apropiación de comprender la trama expresiva, sensible y sus formas de estructuración. En esta dirección, la sociología de los cuerpos y las emociones aporta a la comprensión de las mediaciones sensibles y corporales a los fines de conectar: percepción, observación y conocimiento científico a partir de vincular 110 Es importante advertir que el presente trabajo se inscribe en una de las últimas etapas de la investigación, donde previamente se ha trabajado el estado del arte y el posicionamiento respecto a los conceptos centrales de la perspectiva indagada. A los efectos de los objetivos de este escrito se ha dado prioridad a determinados constructos que ponen en tensión relaciones teórico-metodológicas, que oportunamente fueron abordadas analíticamente. Por tal motivo, se recomienda al lector poco habituado en esta perspectiva aproximarse a la bibliografía de referencia.

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el sentido de la acción y los procesos de expresividad de las sensibilidades de los sujetos (Scribano, 2010a) respecto a las manifestaciones creativas colectivas. En dichos procesos, interesa particularmente ser incisivo respecto a la vida, la vida social hecha cuerpo en las manifestaciones expresivas y las políticas de vida. Este campo temático que se hace mención, colabora en identificar los cruces entre los aportes de la sociología de los cuerpos y las emociones y las particularidades que asume el proyecto de investigación en donde tiene anclaje el objeto de reflexión en este escrito. Con lo dicho, se quiere hacer referencia a que los interrogantes por las formas que asumen las expresividades, sensibilidades y estructuración social son producto de un recorrido importante de preocupaciones del proyecto de investigación en curso desde hace dos años, pero que articula con más de una década de un campo de estudio por parte del Grupo de Estudios Sociales sobre Subjetividades y Conflictos (en adelante GESSYCO.111). La circulación de las formas de acción colectiva, las políticas de las acciones colectivas y las sensibilidades en juego permitieron ir dilucidando algunos mecanismos de soportabilidad social y dispositivos de regulación de las sensaciones en los que a lo largo del desarrollo socio-histórico de las indagaciones hubo posibilidad de ser incisivo con los gastos festivos y las prácticas intersticiales que anudaban en esa trama densa. Las prácticas intersticiales refieren a los pliegues inadvertidos de la superficie naturalizada y naturalizante de las políticas de los cuerpos y las emociones inscriptas en la religión neo-colonial. Son prácticas disruptivas que se actualizan e instancian en los intersticios; son quiebres estructurales por donde se visibilizan las ausencias de un sistema de relaciones sociales. Estos quiebres, son espacios irregulares donde los sujetos construyen un conjunto de relaciones tendientes a soldar la estructura conflictual (Scribano, 2009) La manifestación creativa colectiva y el disfrute, se torna de este modo en toda una oportunidad por interpelar esos intersticios que traman determinadas sensibilidades, expresividades y sus formas de estructuración social. A tal fin, para dilucidar esas manifestaciones se ha elegido de modo intencional y selectivo una muestra constituida por los líderes históricos de cada una de las batucadas y comparsas de los barrios de Villa Nueva.112 Cada 111 http://gessyco.com.ar/ 112 La ciudad de Villa Nueva, fundada en el año 1826, cuarenta y un años antes que su vecina Villa María, posee alrededor de 18 268 habitantes según datos del Censo poblacional realizado en 2008 (Boletín oficial, Gobierno de la Provincia de Córdoba, 2009). En Villa Nueva aproximadamente desde el año 1947 hubo manifestaciones de carnaval, aunque fue en 1987 que se hacen competitivos y se reglamentan (Basualdo en Gandía, 2012).

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uno de los representantes de esas acciones colectivas que pertenecen a los barrios: La Florida, La Floresta, Malvinas Argentinas, Sarmiento, Los Olmos y la Comunidad Boliviana; abren camino para vislumbrar los 113 pliegues que asume la unidad de experienciación de esas prácticas sociales. En la circulación de esas formas cognitivo-emocionales, en sus bordes y cobordes114 se abre toda una oportunidad para interpelar en perspectiva esas modalidades de estructuración social de las sensibilidades hechas cuerpo. Allí, es donde lo expresivo creativo colectivo requiere ser interrogado a los fines de dilucidar cómo la expresividad, sensibilidad y estructuración social colaboran en esos modos de combinación cuyo proceso de creación definen nuevas relaciones en las formas de manifestación de los colectivos Atento al desarrollo planteado, la estructura argumentativa del escrito será la siguiente: en primer lugar se explicita la perspectiva teórico-metodológica de la investigación desde donde se trama la relación entre formas expresivas y estructuración social. En segunda instancia, se identifican algunos atributos de las manifestaciones expresivas creativas colectivas y el disfrute y se establecen relaciones con los criterios clasificatorios y los conflictos que se traman en los procesos de estructuración. El conjunto de esas formas expresivas, recuperadas a partir de lo dicho por los entrevistados, colabora en presentar a modo de cierre, los procesos de conexión y/o desconexión que se expresan. Las formas expresivas y los procesos de estructuración social La necesidad de establecer relaciones entre las formas expresivas y los procesos de estructuración social, se tornan significativas en el presente trabajo en el marco de indagación en curso respecto a la identificación, descripción y comprensión de las manifestaciones expresivas creativas colectivas y el disfrute que se instancian en los líderes de batucadas y comparsas de la ciudad de Villa Nueva.

113 Cada uno de los barrios mencionados tienen una larga historia en la ciudad cuya identidad se fue forjando, entre otros aspectos, a partir de la participación sistemática en los carnavales desde hace más de quince años, en la que los líderes barriales fueron objeto de análisis 114 “Las emociones bordean junto a los actos de expresividad las figuras de la vida. Las extensiones, tensiones y torsiones de los cuerposen-expresión se presentan en los usos de las mediaciones de las emociones. Singularidad Particularidad y totalidad se muestran en las madejas de la producción en procesos que implican las diferencias entre lo actual, lo eventual y lo estructural. La materialidad de la expresión, los procesos/producto de una manifestación y las referencias corporales que lo portan son el “producto” de una relación de cobordismo La presencia cobordante entre sensación, corporalidad significativa y materias de expresión anudan a las unidades de experienciación” (Scribano, 2011a) Cabe agregar que la referencia acerca de los bordes y cobordes se vincula a la noción de unidad de experienciación del autor, en el cruce entre sensación, corporalidad significativa y materiales de expresión.

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La recuperación de los relatos de esos líderes es producto de la realización de entrevistas con guión flexible realizadas a los sujetos en la propia comunidad. La opción metodológica de la investigación en curso se vincula a la importancia de que el abordaje asume un sesgo etnográfico en algunas etapas de la indagación. La consolidación de esas acciones en el tiempo, sus formas de sensibilidad, implicación afectiva y los modos de apropiación subjetiva (Magallanes, 2013) por parte de los líderes de esas acciones colectivas, interesan particularmente aquí en tanto las características y estado de esas manifestaciones creativas, con sus conflictos y contradicciones, si bien son enigmáticas en su superficie; dan vida, resisten y no agotan el plus de disfrute y permanencia en el tiempo por parte de los colectivos. La materialidad de la experiencia en su expresividad, sensibilidad y estructuración social está bajo sospecha. […] lo que está en juego en esas sensibilidades son los procesos de construcción, circulación y reproducción de nuestras sensibilidades sociales que condicionan y constituyen al menos tres procesos vinculantes elípticamente: 1) las conexiones –y desconexiones– entre afecciones individuales, percepciones sociales y relaciones de clase, etnia, género y edad; 2) las disposiciones y dispositivos clasificatorios respecto a lo que se presenta socialmente como “medio” “entorno” “naturaleza” y/o “planeta” y 3) el diseño de las formas tecnológicas de vehiculizar, transportar y dislocar el tiempo y el espacio” (Scribano, 2010b: 255).

Si hubiera un interés especial en esas formas de materialización de las experiencias –tal como lo plantea el autor–, es porque en esas sensibilidades se juegan procesos de coagulación y creatividad. En este sentido, intimidar la forma de la expresividad y sensibilidad y sus modos de reflexividad, supone adentrarse en el conjunto de reglas y recursos en su proceso de estructuración social atento a los compromisos y distanciamientos en relación a la separación del espacio y el tiempo y las formas de regionalización. Por otra parte, requiere atender a los mecanismos de desconexión de las actividades de sus contextos localizados y la apropiación reflexiva del conocimiento con los anclajes y desanclajes de la tradición (Giddens, 1993; 1998). Los modos de expresión creativa colectiva que se manifiestan en los gestos, cuerpos y enunciaciones se traman en el plexo de la estructuración social en

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los que la sensibilidad se encuentra involucrada. En este sentido, estas formas tienen caras enigmáticas en las sensaciones, las que se vinculan a componentes geo-referenciales, bio-referenciales y socio-referenciales (Magallanes, et al., 2008). Las características de la actividad expresiva creativa, los espacios, tiempos, las interacciones sociales y las formas de disfrute refieren a sensaciones que operan por fuera y por dentro de los mecanismos de soportabilidad social (conjunto de prácticas hecho cuerpo que se orienta a la evitación sistemática del conflicto) y los dispositivos de regulación de las sensaciones (procesos de selección, clasificación y elaboración de percepciones socialmente determinadas y distribuidas que perfoman el actuar y el sentir y coagulan la acción) (Scribano et al., 2009) La intensidad del flujo de sensaciones refieren a un tipo de fuerza productiva/improductiva, a un tipo de consumo útil/inútil que, como se ha hecho mención, se liga con múltiples caras a los objetos, energía, vitalidad, acontecimientos, condiciones, posiciones, y al propio cuerpo. Muchas veces estas fuerzas y consumos conviven en las manifestaciones expresivas creativas colectivas. Lo que interesa, en el marco de la presente investigación son los órdenes de consagración de reglas y recursos en esas manifestaciones que se ligan a la vida y/o a la muerte. Tal como se ha hecho mención en una investigación previa (Scribano et al., 2009), los órdenes de consagración del flujo de sensaciones tienen dobles filos: por un lado se ligan a los mecanismos de soportabilidad social y a los dispositivos de regulación de las sensaciones. Respecto a los procesos que operan por fuera de los mecanismos de soportabilidad social y los dispositivos de regulación de las sensaciones, se puede decir que refieren a excesos, gastos y sacrificios muchas veces inútiles que tienen un potencial disruptivo de las acciones colectivas. Son procesos intempestivos, interrumpidos e inestables que se orientan al derroche, la destrucción o pérdida de flujo de sensaciones que batan. Suponen la conciencia de la estrechez de las necesidades sociales en los mecanismos de producción capitalista. Son el lado vivificante que tiene al sacrificio del plexo de sensaciones por el orden consagratorio de la fantasía; en general tienden a la búsqueda de la identidad/intimidad perdida. Las doble faz, doble filos de las sensaciones, requieren ser indagadas en las múltiples caras como se manifiestan; por lo que las sensibilidades, implicaciones afectivas y apropiaciones subjetivas en sus vinculaciones y dislocaciones es posible que revelen instancias donde se afirman

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determinados órdenes consagratorios y otros se sacrifican. En este sentido, la referencia es al convencimiento respecto a poner en contexto las expresividades, sensibilidades y los procesos de estructuración social a partir de un conjunto de indicios a los fines de apreciar las formas, conflictos y contradicciones de las manifestaciones expresivas creativas colectivas a partir de lo planteado por los líderes de esas prácticas sociales. El acto creativo, respecto a esas acciones colectivas, se vincula a la acción de imaginar. La elaboración de imágenes son formas de anclaje del sujeto social en su relación con lo real y sus formas de experienciación. La referencia es, en términos de Vigostsky, la capacidad combinatoria del sujeto de utilizar los materiales y huellas del pasado para crear imágenes en su relación con lo real atento a la experiencia acumulada. A su vez, estos procesos suponen una vinculación entre la función imaginativa y lo real a partir de lo emocional; por otra parte, dicha función imaginativa requiere nuevas formas de encarnación material (Vigostsky, 2003). Tal como se expresa, nos encontramos con una trama densa que liga la expresividad, sensibilidad y la estructuración social en las acciones creativas colectivas. En dicha trama, se hace necesario adentrarse en sus intersticios ya que en sus formas, conflictos y/o contradicciones se expresan las fallas. Se trata de procesos de dislocamiento en las conexiones y desconexiones desde donde se apropian los propios sujetos respecto a esas acciones expresivas colectivas que se encuentran liderando. Acerca de los criterios clasificatorios y conflictos en el abordaje lo creativo colectivo y el disfrute Adentrarse en los decires de los sujetos involucrados en acciones creativas colectivas, supone poner foco en el conjunto de esas manifestaciones que anudan determinado tipo de expresividad y sensibilidad. La forma y su plus en la manifestación de esos relatos interesan en relación a la trama, en donde distintas perspectivas interpelan los usos, utilidades/inutilidades de los conocimientos, saberes y reflexividad institucional. Las formas y valoraciones que asumen esas manifestaciones refieren a una cultura política y política cultural atento a los bienes en juego en el espacio-tiempo de las interacciones sociales vinculados a los modos de producción, control y regulación de los intercambios (Magallanes, 2013). La materialidad de esas experiencias por partes de los líderes barriales 115 vinculados en las acciones colectivas creativas, requieren ser intimidada s a 115 La referencia es al proceso de democratización de ese cuerpo de experiencias en las relaciones sociales (Giddens, 1998)

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los fines de ser incisivos con el curso de los criterios clasificatorios que se anidan en ellas y los conflictos en donde se traman. La no naturalización, neutralización de la materialización de las formas de las experiencias creativas colectivas y sus modos de apropiación son decisivas, en tanto se requiere dilucidar el cruce entre sensibilidad, implicación afectiva y los modos de apropiación. Lo que afecta a esa trama y cómo los afecta a los sujetos, es necesario analizarse en claves sociohistóricas teniendo especial atención a los objetos, sujetos y mediaciones que las hacen posible. La referencia es a la importancia de los modos de usos y las formas de comprensión respecto a las acciones creativas colectivas. La lectura de los criterios clasificatorios es pensada en una doble referencia: “En su dimensión individual, tiene que ver con una descripción fenomenológica que la considera como una acción dinámica, como una respuesta a las solicitaciones del texto, como una “labor” de interpretación. Con ello se instaura una fisura entre texto y lectura que, en su capacidad inventiva y creadora, nunca está totalmente sometida a las órdenes acuciantes de la obra. En su dimensión colectiva, la lectura debe caracterizarse como una relación analógica entre “las señales textuales” emitidas por cada obra en particular y el “horizonte de espera” compartido colectivamente, que gobierna su recepción. El significado del texto, o mejor dicho sus significados, dependen de los criterios de clasificación, de los corpus, de referencia, de las categorías interpretativas que son los de sus diferentes públicos, sucesivos o contemporáneos”. Los criterios clasificatorios se manifiestan en las acciones colectivas creativas y sus disfrutes por parte de las comunidades barriales. Dichos criterios expresan determinaciones e indeterminaciones cuya energía, vitalidad y duración en el tiempo con sus intensidades se inscriben en condiciones socio-histórico y socioestructurales. ¿Qué es lo que vale de las acciones creativas colectivas en el carnavale?116 ¿Cómo la lógica de la institucionalización (Gandía, 2012) y la lógica del espectáculo colaboran en lo que la carne vale en el carnavale? 116 “Sobre el origen etimológico del término carnaval se observan dos planos antagónicos. El primero está relacionado con la signficación que le da la tradición cristina en la Europa medieval. En este sentido, Carnival deriva del término latino carne vale, carnem levare o carnelevarium. Aquí, está en relación con las palabras carne y levare” que significan quitar o eliminar la carne. Carnestolendas es también un término procedente de caro (care) y tollenda (lo que se ha de quitar). A pesar de no haber certeza absoluta sobre la etimología de la palabra, esta acepción de carnaval, connota a la última fiesta antes del comienzo de la cuaresma cristiana. De esta forma, Carnaval se relaciona con la abstinencia y la no ingesta de carne durante 40 días. Además el término se originaría del título otorgado por el Papa Gregorio el Grande, el domingo anterior a la cuaresma: Dominica ad carnes levandas, el que engendraría los términos: carnelevarum, carnevale, carnelevare (Parejas Moreno, 1999: 8). El segundo plano del término carnaval está asociado a la fiesta popular, pagana y burlesca. Este segundo origen provendría de las palabras latinas currus o carrus navais, traducida como carnevale. Mediante esta palabra se denominaba al carruaje con el que se desfilaba en las fiestas en honor de la diosa indogermana Herta. Este carruaje era acompañado y seguido por un cortejo, las mascaradas –ciertas representaciones teatrales exageradas” (Parejas Moreno, 1999:8 en Salvi, 2011)

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El campo problemático toma relevancia cuando se intimida el nivel sensible de la expresividad, es decir los sentidos que se ligan/desligan de objetos, sujetos, tiempo, espacio y que afecta la expresividad de las emociones, las alegrías, los enojos, de las tristezas, etc. Se trata de procesos que colaboran en las apropiaciones subjetivas respecto a las acciones colectivas, donde los dislocamientos de la sensibilidad, afectividad es posible que expresen cierto carácter desregulatorio, destructivo y destituyente respecto a determinados bienes y las demandas. “En clave de sociología de los cuerpos, y las emociones, estos procesos se vinculan a diferentes tipos de disponibilidades del cuerpo, las energías sociales y sus formas de resistencia. Si hubiera un lugar incisivo, en esta dirección, es por la necesidad de captar los procesos regulatorios/desregulatorios de la sensibilidad social, la implicación afectiva y la implicación que tienen los sujetos involucrados en las acciones colectivas en las que participan en las situaciones festivas” (Magallanes, 2012b). Las continuidades y/o discontinuidades en esos procesos de individuación/socialización y los modos de captura se tornan en toda una posibilidad para dilucidar el potencial revelador de esas formas de manifestación. Formas vinculadas a acciones colectivas creativas en situaciones festivas populares, lo que supone no olvidar que los criterios de clasificación y conflictos son leídos por esos lectores en esas situaciones. Es decir, que refieren a modos de apropiación de formas cuyas estructuras y dispositivos los constituyen. El enclave de esas formas de expresividad, precisamente está en: Hacer expreso lo que estaba tácito; es desenvolver, des-comprimir. En la expresividad, lo tácito (aquello que se da por sentado de acuerdo a los mecanismos de soportabilidad social y los regímenes de regulación de las sensaciones) se manifiesta, se hace presente. Expresarse es también un vehículo para desarmar los paquetes de los habitus de clase, para sacar lo que envuelve y ponerlo en conexión con lo que estaba envuelto. Así también, la expresividad de los sujetos descomprime lo que está “apretado”, “concentrado” en la mudez de la apropiación diferencial y sistemática de los usos de la palabra como único modo del decir” (Scribano, 2013:84)

En el marco de lo planteado, la expresividad y la sensibilidad en esas formas colaboran en identificar la reflexividad que tienen los sujetos respecto a las acciones expresivas colectivas. En dichas formas se expresan procesos identificatorios que dan cuenta del estado del nosotros atento a la estructuración social de los bienes, demandas en juego, las condiciones y posiciones en juego.

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Los tipos de interacciones por dentro y por fuera del colectivo, por fuera y por dentro de la configuración de las prácticas sociales ligadas al carnaval asumen, diferentes vitalidades en donde se traman las manifestaciones, los bienes en juego, las demandas, los sujetos y los recursos expresivos. Dichas formas permiten identificar los modos como se delimita, construye y distribuye socialmente el sentido de las acciones colectivas y a la vez son sentidos en producciones; que expresan en forma novedosa relaciones 117 hipertextuales. Esos criterios clasificatorios que utilizan los sujetos atento a las trama de conflictos; multiplican los nodos y con ellos los desafíos de la descripción e interpretación de esas manifestaciones. Las configuraciones y reconfiguraciones de los criterios clasificatorios y los conflictos respecto a las manifestaciones expresivas creativas colectivas toman distintas líneas de visibilidad en las que se establecen formas de relación que otorgan diferentes tipo de vitalidad/desgaste/agotamiento a las acciones en donde se requiere identificar cuál expresividad, sensibilidad, se pone en juego y afecta a los sujetos. El impulso vital que agota, no agota, desagota la acción creativa colectiva supone adentrarse a la vivencia expresiva sensible en su estructuración social y visualizar las conexiones y desconexiones que la constituyen. El contenido de esa vida de la experiencia, los sentimientos, las acciones, los conflictos, de los objetos y la relación con los objetos con distintas direcciones refiere a fijaciones, desplazamientos, duraciones en las relaciones espacialestemporales y la propia existencia y su reflexividad (Simmel, 1970). La fuerza vital de esas formas de expresividad, sensibilidad y el modo como afecta a los sujetos, atento a los procesos de apropiación diferencial y diferenciadores que se visualizan en los criterios clasificatorios respecto a las acciones y los conflictos se impone. Con ello, se quiere advertir respecto a la importancia de capturar lo popular de las prácticas a las que refieren los sujetos en su accionar expresivo, creativo, colectivo, ligado al carnaval. En esta dirección, se advierte que los criterios clasificatorios y los conflictos se comprenden: a) en el contexto de unas relaciones de clase particulares, b) por el lugar en las geometrías de los cuerpos y las gramáticas de las acciones; c) por el pliegue donde se toca plusvalía salarial, plusvalía ecológica, y plusvalía ideológica; d) por las consecuencias de segregación clasista y e) por el plus de ser un problema y una solución (Scribano: 2011b) 117 La referencia a lo hipertextual es por la posibilidad de metamorfosis de la red en permanente construcción y negociación. Dicha red es heterogénea, múltiple, la exterioridad e interioridad puede asumir formas sin solución de continuidad ya que es posible su dislocamiento y con movilidad de su centro y periferia (Magallanes, 2003)

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Dicho lo anterior, valdría la pena interrogarse ¿qué es lo nuevo de esas expresividades, sensibilidades ligado a lo colectivo? ¿Qué lo torna creativo? ¿Qué tienen de novedosas esas formas de relación expresivas, sensibles y la estructuración social? ¿Cuál es el plus de esas formas? La multiplicidad de respuestas al campo problemático antes planteado, una y otra vez se orientan a interrogar dónde está el potencial revelador/provocador de esas formas y su duración en el tiempo. Por lo que se requiere adentrarse en la estructuración social de esas formas que lo hacen posible; es decir, intimidar esas manifestaciones según los decires de los propios líderes barriales que participan en esas acciones, identificar los bienes en juego, las demandas y sus valoraciones, los conflictos y sujetos que intervienen. Lo expresado, se inscribe en el marco de las discusiones de las teorías acerca de las acciones colectivas y los conflictos en su relación con la sociología de los cuerpos y las emociones que se viene indagando en nuestro programa de estudios (GESSYCO). La referencia es al estudio de los conflictos como resultado de la diversidad de valoraciones que tienen dos o más agentes sobre un bien que evalúan como importante y que implican un juego relacional entre diferencia y desigualdad, según posiciones y condiciones de clase inscriptas en la geometría de los cuerpos y las gramáticas de las acciones (Scribano, 2005). El plus de esos criterios clasificatorios en relación con procesos de apropiación diferencial en los relatos de los líderes respecto a las acciones expresivas creativas colectivas, pone sobre el tapete las formas de vinculación entre las necesidades y los objetos, cuya producción supone un objeto material a una necesidad y una necesidad a un objeto material que al desprenderse del consumo grosero y mantiene al objeto como mediador (Marx, 2009). En ese sentido, las formas de las manifestaciones expresivas creativas colectivas se revelan respecto a los límites de la propia existencia a partir de su capacidad de acción. “Lo que llamamos forma no es más que una agrupación específica, una disposición específica, un estado relativo de equilibrio de la materia; es la expresión de la tendencia conservadora fundamental, de la estabilización temporal de las condiciones materiales. Pero el contenido cambió sin cesar, ora imperceptiblemente, ora con violencia; entra en conflicto con la forma, la hace estallar y crea formas nuevas en las que el contenido modificado se estabiliza otra vez, por un momento” (Fischer, 1999, 147)

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Adentrarse a esas formas y las relaciones conflictuales en las acciones expresivas colectivas, supone reconocer que los conflictos y sus demandas se constituyen en relación a los bienes en juego. Es decir, objetos apropiables (en tanto posibilidad de ser acumulados y tener distintas valoraciones) materiales y simbólicos que son de apropiación diferencial para el sujeto y el colectivo de pertenencia. Los bienes son producto de fetichización en el capitalismo colonial y se tornan conflictivos atentos a los procesos de acumulación y distribución (Scribano: 2005) Las relaciones conflictuales expresan las fallas, de quiebres estructurales que en el presente trabajo interesan en relación a las posiblidades de dar visiblidad a la relación entre las formas expresivas, las sensibilidades en juego y su estructuración social. En ese sentido, los conflictos con sus ausencias, síntomas y mensajes hacen alusión a los límites de compatibilidad sistémica y como síntomas están dando visibilidad al proceso de estructuración [sensu Scribano]. A continuación se presentan, a partir de los decires de los propios entrevistados, algunos de esos modos como se expresa la trama entre la forma de manifestación, la naturaleza conflictual, las demandas y los sujetos involucrados en esas prácticas expresivas colectivas. Los decires de los sujetos involucrados en acciones creativas colectivas se pueden agrupar en aquellos que se vinculan más fuertemente con las demandas en juego (A) y aquellos donde adquiere centralidad la trama conflictiva (B), y en ambos es posible dilucidar los actores y bienes en pugna. A) La fuerza de las demandas en juego El tema de la comparsa en disputa: entre los intereses del barrio y los del planeta E: ¿Qué tema va a entrar este año? S: El agua; el agua y sus tres estados. E: ¿Por qué el tema del agua? S: Porque nos pareció interesante en el planeta lo del agua, tantas cosas que van pasando. E: ¿Y qué dice la gente, los chicos, cuando dijeron que iba a ser el tema del agua? S: No les gustaba mucho; no, no les gustaba mucho pero… E: ¿Por qué no les gustaba a los chicos? S: Y, porque no tenía… decían que no tenía… pero si uno se pone a analizarlo hay un montonazo para hacer. E: ¿No les gustaba a los más chicos o a los adolescentes?

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S: Los varones, a los varones no les gustaba el tema. Decían que no íbamos a tener colorido, que no íbamos a tener argumento, pero hay tanto del agua y es importante. E: ¿Y ellos qué querían hacer? S: No sé, a ellos les gustan mucho cosas infantiles. Porque generalmente nuestro barrio se caracteriza por hacer cosas infantiles. El ante año pasado, el año pasado, hicimos eh… cuentos infantiles, hemos hecho el carrusel, Tribilín, siempre hemos hecho cosas infantiles. E: ¿Cómo se les fueron ocurriendo los temas? S: Venimos deliberando y empezamos. Hasta que coincidimos… (ES1) La visibilidad de hacerse los recursos M: Sí, nada, nada. ¿Entonces qué hacíamos?, hacíamos venta de empanadas, yo a la gente le enseñaba a hacer humita en chala y, bueno, así, jugándonos, jugándonos, amanecíamos en las reuniones cuando hacíamos algo. Hemos llegado a vender casi 600 docenas de empanadas en una vuelta, y 400 docenas de humita. Pedíamos a los gringos los choclos. Pero la cuestión era hacer siempre algo: pollo asado, siempre. Yo jamás he ido a tocarle la puerta al intendente, porque cuando yo fui me dijo: “¿cómo vas a hacer eso?, que no podés, que esto, que aquello”; le digo, “no, yo puedo; y si usted no me quiere ayudar, mala suerte, señor intendente”. Pero sí le gustaba que mi escuela de bastonera este a todos los 25. Y así armé mucha gente de acá, de Varillas, de Bell Ville, de todos los pueblos de acá, Río Cuarto, Embalse Río Tercero. “¿Dónde está Villa Nueva?”, porque siempre se ve Villa María, Villa Nueva está escondida, atrás está. Entonces dije: “no, nosotros somos de Villa Nueva, estamos pegaditos a Villa María, cortamos el río y vivimos ahí, hace tantos años que estoy ahí”; “eh, Hilario, porque vos sos jujeño y lo defendés”, “sí, lo defiendo porque desde que vine estoy ahí, bueno, sigo ahí adelante; yo lo que quiero ver es a mi pueblo, que es Villa Nueva, adelante, quiero sacarlo adelante, nada más”. Después por falsas calumnias, por falsas cosas, pensaban que yo me agarraba ahí, pero nada; yo tenía una comisión que, dentro de todo, no veía el signo pesos. (EM9). Lo recreativo y lo artístico como vía de conexión a otras prácticas y valores M: En realidad, por una cuestión de organización en el personal, pero… hay una falta de organización. Porque yo he delegado algunas

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responsabilidad en los jóvenes, y los jóvenes por ahí traen cuestiones que no… que carecen ciertas organizaciones. No desmerezco, sino me parece que no hubiera visualizado en ellos la capacidad que tienen. Y aparte a ellos es una necesidad que los moviliza y que los lleva a hacer, bueno, deliberadamente un montón de cuestiones. Hay algunos responsables de batucada, otros que son responsables de parte de las escuadras de la comparsa y demás. Sí, nosotros estamos focalizados en eso: en brindarles a los adolescentes un espacio en donde puedan recrear, a partir de una actividad que tenga que ver con lo artístico, y a partir de ello poder distinguir otras cuestiones. Poder incorporar los que son los hábitos de trabajo, el sentido de la solidaridad, el respeto, la responsabilidad; por ahí uno apuntala y deja; después hace algunos señalamientos en cuanto a ver… hay cuestiones para mejorar y hay cuestiones que están bien hechas. Va el reconocimiento y va, digo, el hecho de decir “bueno, ¿qué es lo que podemos mejorar?, ¿por qué lo hicieron de esta manera?, ¿por qué se pensó de esta manera?”, y replantear. Está la escucha permanente: ¿por qué lo hicieron así?, y después, bueno, guiar de alguna manera. (EFo1). B) La trama conflictiva Con Dios y con el diablo: las conexiones y desconexiones con la política E: ¿Y él sabe cuál es tu idea de los carnavales o cómo te parece la cosa? F: No, él siempre me ayuda a mí (referencia al intendente). Igual que el anterior, ¿viste que ahora tiene otro cargo político a nivel provincial? E: ¿Y hablaste con él?, ¿aprovechaste a ver si colabora con…? F: Sí, si no me llama mañana él, lo tengo que llamar yo el viernes. No, yo no tengo problema con ninguno; yo estoy amigo con el diablo y con Dios, ¿me entendés? E: Totalmente. F: Si no pateo para ninguno yo. “Yo te hice la gamba una vez a vos y a vos también, si ustedes están peleados, yo no tengo nada que ver. Los dos me deben a mí, a la mierda”. Yo llevo mucha gente, por eso me buscan todos. Muevo mucha gente. E: ¿Eso cómo lo lograste? F: Qué sé yo, por el afecto, muchas cosas. En 13 años que estoy con mi señora, mi suegra, mis consuegros, mi cuñada, mi familia toda… Una vez

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un tipo me dijo: “la política que vos hacés, Palomo, nada que ver con los otros que hacen política. Vos sin querer has llevado gente que no conocían Villa María”. Y yo no me he dado cuenta de eso (se emociona y se le llenan los ojos de lágrimas) E: Sí, por eso. Eh, se me emociona. Sí, porque vos le tenés mucho afecto a la gente, a ayudar, siempre has ayudado. Esta historia tuya de trabajar para la gente acá en el barrio, contame un poco cómo empezó todo eso. F: No, qué sé yo, cuando me vine a vivir acá, por ejemplo, no había luz, no había agua, no había nada acá. Entonces el primer paso, cuando empecé a hacer esto yo, fui a pedir luz, que me bajaran la línea, y me dicen: “no, sale tanto”. Pero me dice un loco: “vos hacé tres pilares que la bajamos”, entonces hice el mío, el de enfrente y el de mi suegro y la bajaron gratis. Después no teníamos agua, era todo agua por bombeador, ¿viste?, bueno… siempre toqué a todo el mundo, y de ahí me conoce mucha gente. Aparte yo siempre he sido un bohemio; yo me he metido en los peores lugares y he pisado gente de mucha plata. No hago diferencias con nadie: si tengo que comer en un rancho, es más lindo para mí. (EF5). Conectando con lo identitario en la circulación por distintos espacios E: Y si tuvieran que decir algunos problemas que se les presentan cuando empiezan a organizarse para el carnaval, ¿cuáles son los problemas más grandes que se les presentan a la comisión y a la comparsa? B: El espacio para ensayar podría ser un inconveniente, no…no un problema. Porque por ahí llueve y ya no podemos ensayar. No tenemos lugar, un espacio físico para ensayar fijo, para decir “nos prestaron”; de hecho, en estos ensayos que tuvimos sí tuvimos inconvenientes con el tiempo, siempre estaba lloviendo. Nos programamos, hacemos 3 prácticas en la semana. E: ¿hace mucho que empezaron? B: Hace 2 semanas atrás. E: ¿Y lo hacen en un lugar techado? B: No, no. Conseguimos un lugar en un campo que nos prestaron. E: Ah, en un campo alejado. B: Sí. E: Para que no los vean. B: No para que no nos vean, sino porque no tenemos otro lugar donde practicar.

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O sino hay gente que en la calle, pero… Pero en la calle hay que pedir permiso, hay que… Lo que pasa que nosotros como no somos… somos una comunidad pero no un barrio, vivimos en distintos lugares… No nos prestan, no es fácil. Yo voy a este barrio y voy a molestar, y a los vecinos no les va a gustar. E: ¿Ah, sí se presenta esa rivalidad? B: Y yo tengo entendido que ellos se prestaron… un permiso especial sacaron del municipio ellos para hacer la batucada, porque es muy ruidosa, es molesta. No sé cómo solucionaron eso. E: Ustedes son una comunidad pero integran el barrio, ¿o no? B: No, no, por esa misma razón no participamos porque como no presentamos el barrio… pero esperemos que para el año que viene nos tomen en cuenta. No estamos establecidos en un solo sector nosotros. Estamos por todos lados. (EB6) La creatividad pegada a la fantasía y las distancias ideológicas: O: este año vamos a hacer el tema de los chinos. No la historia china como son los chinos, sino la fantasía ¿viste? Le podés hacer el cinto con el sol…, viste que es el imperio, o las letras, pero fantasía. Tuvimos diez años de proceso para que la otra señora que está conmigo, que somos los que mandamos, me entendiera, y se la metimos de prepo, pero estuvimos diez años para hacer los chinos O: “María, hagamos los chinos”, “no, no me gusta. Elijan otra cosa” E: ¿por qué no le gustaba a ella? O: Porque somos de distintas edades. La Señora tiene sesenta y pico y yo cuarenta. Claro, pero andá a saber qué imagen tiene. Y también que existen los celos, porque por más que estemos juntos, uno quiere mandar más que el otro. Lo que pasa es que yo…, ella es la presidenta de la comisión…, yo no mando, no es que yo mande, yo los arrastro a todos porque así como me siento con vos, me siento con los chicos igual y “bueno, vamos, vamos, ¿qué quieren hacer?” “yo quiero bailar así”. Por ejemplo, una moda que logramos imponer después de 26 años, la otra señora quería que bailaran con zapatos, las chicas, cerrados. Este año la hice ver, después de 20 y pico de años, que tienen que bailar con sandalias, porque la mujer con sandalias y tacos altos te para todo el “pan dulce” y, si sos lomuda… ¡que! Sabes los muchachitos, nosotros. (EO21)

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De lo expuesto llama la atención en algunos fragmentos los dobles filos de las demandas: visibilidad/participación, creatividad/concientización ecológica. En cuanto a la trama conflictual a veces hay claridad de quiénes son los actores y en otros se diluyen en una figura tácita. En el siguiente cuadro se resumen las demandas, conflictos y sujetos implicados en las manifestaciones expresivas colectivas: MANIFESTACIÓN EXPRESIVA COLECTIVA

DEMANDA

Toma de decisio - Concientización nes sobre el tema ecológica de la comparsa

CONFLICTOS

SUJETOS

La expresividad del Niños/adultos integran tema (conflicto am - tes de la comparsa biental)

Conformación del colectivo

Políticas sociales Económico/financiero (demanda de pro - (apropiación greso) diferencial)

Incorporación del líder o integrantes a la batucada y comparsa

Derechos sociales (Proyecto social)

Hábitos de trabajo/ Líder/integrantes valores del colectivo comparsa (exigencia de dere chos)

Interacciones de líder/es con otras organizaciones

Política urbana (Inclusión )

Urbano-estructural Barrio/Municipalidad (precariedad de ser vicios públicos)

Ensayo de la comparsa

Espacio/Integración

Circulación por los espacios

Integrantes comparsa/ vecinos de barrios/ municipalidad

Posición dentro del grupo (status)

Líderes de la comparsa

Toma de deci siones sobre el vestuario

- Poder

Integrantes de la comi sión barrial/ municipalidad

Resulta relevante advertir que en el plexo de relaciones de las dimensiones antes planteadas en el diagrama, se reconocen oportunidades y restricciones de esa trama densa que a los efectos del análisis se encuentran disociadas. Los dislocamientos, obturaciones y pérdidas en esas distinciones son toda una posibilidad para que en el próximo apartado se vislumbren algunos potenciales provocadores de esas conexiones y desconexiones.

El potencial provocador de las conexiones y desconexiones Las múltiples ligazones y desligazones118 de cada una de las dimensiones analizadas en el diagrama del apartado anterior, suponen una revuelta íntima 118 Dichas ligazones y desligazones se comprenden en el proceso de estructuración social a partir de los anclajes y desanclajes (procesos por el que las relaciones sociales se desplazan de sus circunstancias locales y recombinan a lo largo de extensiones indefinidas de espacio y tiempo) atento a los sistemas referenciales la naturaleza, los sistemas globales, el propio cuerpo y los conflictos emancipatorios que se expresan en las políticas de vida de los sujetos (Giddens, 1997).

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de las formas que asumen las manifestaciones expresivas creativas colectivas atento a lo planteado por los líderes barriales implicados en esas acciones. Los pliegues de esas filiaciones/desfiliaciones interpelan una y otra vez la expresividad, sensibilidad y estructuración social que la hizo posible. El potencial provocador cognitivo-emocional de esas apropiaciones se encuentra en el estado de las relaciones de las formas que asumen y cambian los objetos, los sujetos y las mediaciones. Cada uno de los bordes, cobordes se traman en la unidad de experienciación vivida por los sujetos en las acciones colectivas. Allí, interesan los cambios de estados de esas relaciones, lo que altera y provoca esas formas de manifestación; las reacciones y los reactivos tanto sea que disuelve determinadas prácticas como aquellas que se metamorfosean o permanecen en el tiempo se advierten a partir de determinados criterios clasificatorios y conflictos que se anudan. Ser incisivo en la captura de esas formas de apropiación diferencial, ha requerido aproximarse a ellas con sus múltiples pliegues y líneas de fugas que a veces se manifiestan de manera tácita. Es preciso adentrarse en esas formas de circulación de lo expresivo, sensible y su estructuración para identificar algunos horizontes de lo creativo colectivo en perspectiva. La trama de las manifestaciones, demandas, bienes y sujetos involucrados en lo que afirman y sus fallas requiere vislumbrar el plexo de inversiones y desinversiones puestas en juego y las mediaciones que lo hacen posible. Las conexiones avizoran modos como los sujetos disponen de formas sociales de evaluación y respuesta que se eslabonan entre condiciones sociales de experienciación y su faceta individual, biológica, corporal y las posiciones y condiciones de clase que se amarran en los intersticios de la experienciación (Scribano, 2013) La captura de esas conexiones y sus desconexiones en juego, en la urdimbre de la trama densa de la manifestación expresiva colectiva y su fuerza vital; se expresa en las sensibilidades atento a lo que actualizan a partir de lo que diferencian, crean y recrean en esas acciones. Los juegos transaccionales en esas formas de las manifestaciones y su expresividad, sensibilidad y estructuración social muchas veces asumen carácter tragicómico, por lo que requiere atender a las prácticas intersticiales que median en esas formas. Los saberes que se juegan en ese entre y las transacciones que asumen en las acciones creativas colectivas, no tienen carácter autónomo, se comprenden en la complejidad del entramado, en sus intersecciones.

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En esos procesos, se advierten determinados umbrales de sensibilidad respecto a esas expresividades atento a su estructuración social que las hace posible. Esos juegos en lo expresivo creativo colectivo se comprenden a partir de las percepciones emocionales de los sujetos que configuran y reconfiguran relaciones. Los juegos otorgan nuevas relaciones, que constituyen fenómenos transicionales en los sujetos y en su experiencia cultural y, con ello, la oportunidad de ser creadores conteniendo la paradoja de lo que se acepta, tolera y no se resuelve en el trama de realidad, imaginación y juego (Winnicott, 1991). La expresividad, sensibilidad y la estructuración social de las acciones creativas colectivas envuelven esos pliegues en sus conexiones, desconexiones e intersticios. Los modos como los sujetos sueldan la estructura conflictual en sus criterios clasificatorios importan en su fuerza productiva/improductiva; sitios en donde las fallas son posibles de encontrar atisbos de lo creativo colectivo. Lo celebratorio festivo de esos juegos “instancian en lo que hay de futuro en los actos celebratorios que aíslan una realidad provisoria, y que en la acción de plegar/desplegar la vida la reproducen desmintiéndola. Una vida que re-envía a los sujetos, a sus lazos colectivos que en ese espectáculo bordea (y desborda) el estricto mundo de la necesidad negando, en lo que en ella hay de intersticial, su carácter de irremediable iteratividad” (Scribano, 2012: 230). Bibliografía Bergson, H. (2007), La evolución creadora, Buenos Aires, Cactus. Fischer, E. (1999), Las necesidades del arte, Barcelona, Ediciones Altaza. Gandía, C. (2012), “Manifestaciones expresivas creativas colectivas en Villa Nueva (Córdoba). De las tramas en las historias de experiencias de carnaval”, 3ras. Jornadas Internacionales de Problemas Latinoamericanos. Mendoza, Universidad Nacional de Cuyo, Noviembre 2012. Giddens, A. (1993), Las consecuencias de la modernidad, Madrid, Editorial Alianza. ------------ (1997), Modernidad e identidad del yo. El yo y la sociedad en la época contemporánea, Barcelona, Península. ------------- (1998), La transformación de la intimidad. Sexualidad, amor, erotismo en las sociedades modernas, Madrid, Colleción Teorema, Serie Mayor. Magallanes. G, (2003), “La protesta como recurso expresivo hipertextual”, en Scribano, Adrián et al. (2003), El campo en la ruta. Enfoques teóricos y metodológicos sobre la protesta social rural en Córdoba, Córdoba, Universidad Nacional de Villa Maria, Editorial Copiar. ------------- (2011), “Manifestaciones expresivas creativas colectivas y disfrute”. Informe de

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avance. Directora del proyecto de investigación. Co-Directora: Claudia Gandía. Integrantes: Gabriela Vergara; Rebeca Cena, Alejandra Peano, Federico Llorente, Dayana Marinzalda y Flavia Cipolat Instituto de Investigación. Universidad Nacional de Villa María. Villa María. Mimeo. ----------- (2012a), “Disfrute, gasto festivo y práctica intersticial”, en Scribano, A., et al., La Fiesta y la vida: estudios desde una sociología de las prácticas intersticiales, Buenos Aires, CICCUS. ----------- (2012b), “Las formas expresivas creativas colectivas y el disfrute”. III Jornadas Internacionales de Problemas Latinoamericanos: Movimientos Sociales, Estados y Partidos Políticos en América Latina: reconfiguraciones institucionales, experiencias de organización y resistencia, Mendoza, Universidad Nacional de Cuyo. Noviembre, 2012. Magallanes, G. (2013), “Las experiencias placenteras: un análisis desde historias de vida de sujetos con nivel doctoral”, Tesis para el acceso al título: Doctorado en Ciencias Sociales. Universidad Buenos Aires, (no publicado). Magallanes, G. et al. (2012) “Transformaciones de las sensaciones en la estructuración social”, en Ontaiken, núm. 6, Diciembre, 2008, en: http://onteaiken.com.ar/ver/boletin6/completon6.pdf Marx, K. y Engels, F., (2009), Sobre el Arte, Buenos Aires, Claridad. Salvi, A. (2011), Nacionalización del carnaval en Argentina (re)significaciones del Estado y de dos murgas porteñas, Buenos Aires, en http://www.4shared.com/get/Znbsou3/Tesina_Salvi2011.html Scribano, A. (2003), Una voz de muchas voces. Acción colectiva y organizaciones de base de las prácticas a los conceptos. Córdoba: SERVIPROH. ------------- (2005), “Conflicto y estructuración social: una propuesta para su análisis”. en Zeballos Z. et al. América Latina: hacia una nueva alternativa de desarrollo, Arequipa, Perú, Universidad Nacional de San Agustín, Editorial UNAS, pp. 54-68. ------------- (2008), El proceso de investigación cualitativo, Buenos Aires, Prometeo. ------------- (2009), “Sociología de la felicidad: el gasto festivo como práctica intersticial”, en Yuyaykusun, núm. 2, Lima, Perú, Departamento Académico de Humanidades de la Universidad Ricardo Palma, pp. 173-190. -------------- (2010a), “Filosofía de las ciencias sociales y estudios sociales sobre los cuerpos”, en Cecilia Hidalgo y Verónica Tozzi (comps.), Filosofía para la ciencia y la sociedad. Indagaciones en honor a Félix Gustavo Schuster, Buenos Aires, CICCUS-CLACSO. -------------- (2010b), “Las sensibilidades prohibidas: el epílogo de un libro sobre la transformación social”, en Scribano, A. y Lisdero, P. Comp. Sensibilidades en juego: Miradas múltiples desde los estudios sociales de los cuerpos y las emociones, Córdoba, CEA-CONICET, EBook. ------------- (2011a), “Vigotsky, Bhaskar y Thom: Huellas para la comprensión (y fundamentación) de las unidades de experienciación”, en Revista Latinoamericana de Metodología de la Investigación Social, núm. 1, Año 1, abril-sept., pp. 21-35. ------------ (2011b), “Epílogo. Lo popular, lo subalterno y la indecisión del Imperio”, en Boito, M. et al., Transformación social, memoria colectiva y cultura(s) popular(es), Buenos Aires, Estudios Sociológicos Editora, pp. 306-320. ------------- (2012), “La fiesta como práctica intersticial: huellas teóricas”, en Scribano, A., et al., La Fiesta y la vida: estudios desde una sociología de las prácticas intersticiales, Buenos Aires, CICCUS. ------------ (2013), Encuentros creativos expresivos: una metodología para estudiar sensibilidades, Buenos Aires, Estudios Sociológicos Editora.

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Scribano, A. et al., (2009), Informe final de la investigación “Mecanismos de soportabilidad social y dispositivos de regulación de las sensaciones desde los sujetos involucrados en acciones colectivas, Universidad Nacional de Villa María. Mimeo. Simmel, G. (1970), La intuición de la vida, Buenos Aires, Editorial Nova. Vygotsky, L. (1996), Pensamiento y lenguaje, México, Ediciones Quinto Sol. --------------- (2003), La imaginación y el arte en la infancia, Madrid, Akal. Winnicott, D. (1991), Realidad y juego, España, Gedisa. Wright Mills, C. (1974), La imaginación sociológica, México, FCE.

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Acerca de los autores

SURYA MARIANA SALGADO CAMARENA Estudiante de historia, Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa. Correo-e: suryy.bonita@hotmail.com JORGE ISAURO RIONDA RAMÍREZ Licenciado en Economía por la Universidad Autónoma Metropolitana, Iztapalapa, Maestro en Administración por la Universidad de Guanajuato; Doctor en Ciencias Sociales en las líneas de población y desarrollo por la Universidad Autónoma de Aguascalientes; Doctor en Ciencias Sociales en las líneas de Estudios Laborales de la Universidad Autónoma Metropolitana, Iztapalapa. Profesor de licenciatura y maestría en distintas facultades de la Universidad de Guanajuato en el área económicoadministrativo, como en la Facultades de Derecho y Arquitectura; Investigador del Centro de Investigaciones Humanísticas. Profesor de Posgrado e Investigador de la Universidad La Salle, Bajío. Profesor de Posgrado de la Universidad del Valle de Atemajac, Profesor de estudios de posgrado de asignatura de la Universidad Internacional de Andalucía. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel I. Especialista en Estudios sociales y regionales. Correo-e: riondaji@hotmail.com

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EUGENIA CORREA VÁZQUEZ Doctora en Economía, por la Facultad de Economía de la UNAM; Profesora Titular del Posgrado en Economía de la Facultad de Economía y miembro de la Unidad de Investigación en Economía Fiscal y Financiera en el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM. Miembro de la Academia Mexicana de Ciencias. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel III. Miembro de la Federación de Mujeres Universitarias. Premio Universidad Nacional en Investigación en Ciencias EconómicoAdministrativas 2006. Fundadora del Centro de Investigación y Estudios en Economía Financiera, UNAM y directora de la revista Ola Financiera. Correo-e: eugenia.correa.vazquez@gmail.com MARGARITA CAMARENA LUHRS Doctora en Ciencia Política, por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, de la UNAM con Mención honorífica. Maestría y Licenciatura en Economía, por la Facultad de Economía, de la UNAM. Investigadora titular A, del Área de Estudios Urbanos y Regionales, del Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel lI; y PRIDE C. Investigación sobre Organización social del espacio, particularmente sobre: sociología y economía de las circulaciones; rutas y ciudades de México y Norteamérica. Correo-e: mcamare@hotmail.com

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JULIO CÉSAR SCHARA Licenciado en Sociología por la Universidad Católica Santa María La Antigua, Panamá, Panamá (Magna Cum Laude) Maestro en Ciencia Política por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM; (Medalla Gabino Barreda) y Maestro en Artes Visuales por la UNAM. Doctor en Ciencia Política, FCPyS-UNAM. (Mención Honorífica). Además, Diplomado en Docencia por la Universidad del Valle de México. Es Profesor-investigador de tiempo completo categoría VII de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales; y Director del Instituto de Investigaciones Multidisciplinarias de la Universidad Autónoma de Querétaro. Investigador en Vanguardia y Arte Latinoamericano. Director de la revista ACADEMUS y Director y Coordinador de la serie Diálogos Transdisciplinarios. Correo-e: jc.schara@gmail.com ADRIÁN SCRIBANO Doctor en Filosofía (Universidad de Buenos Aires). Es investigador independiente (CONICET-CIECS-Universidad Nacional de Córdoba); director del Programa de estudios sobre acción colectiva y conflicto social; del Grupo de estudios sobre sociología de las emociones y los cuerpos (IIGGUBA); del Centro de investigaciones y estudios sociológicos; y director de la Revista Latinoamericana de estudios sobre cuerpos, emociones y sociedad. Sus líneas de interés son los mecanismos de soportabilidad social y dispositivos de regulación de las sensaciones desde la perspectiva de los sujetos involucrados en acciones colectivas. Correo-e: adrianscribano@gmail.com VICTORIA D'HERS Dra. en Ciencias Sociales (UBA). Becaria Postdoctoral CONICET-IIGG. Miembro del Centro de Investigaciones y Estudios Sociológicos CIES, y parte del Grupo de Estudios Sociales sobre las Emociones y los Cuerpos GESEC, y del Grupo de Estudios Ambientales, IIGG. Investigó basurales a cielo abierto desde el año 2007, cuando ingresó como Becaria UBACyT en el Centro de Información Metropolitana, FADU, UBA. Específicamente, se dedicó al estudio de los basurales en tanto hábitat y vivienda. Correo-e: victoriadhers@gmail.com

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FELIPE TORRES TORRES Doctor en Economía por la Facultad de Economía de la UNAM. Investigador titular C del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, Miembro del SNI nivel II; PRIDE D. Especialista en Estudios regionales. Correo-e: felipet@hotmail.com LUCIO FLORES PAYÁN Doctor en Ciencias Económico Administrativas por la Universidad de Guadalajara. Profesor investigador titular A, del Departamento de Políticas Públicas, CUCEA, U de G. Línea de investigación principal: Evaluación de política pública, así como la implementación del modelado matemático y herramientas alternativas para evaluación; actualmente es profesor de la asignatura de Política y Gestión Pública en el Centro de Ciencias Económico Administrativas de la U de G; y trabaja en el desarrollo del proyecto de investigación titulado Metodología para la evaluación de los impactos de la política pública de los municipios de Jalisco. Correo-e: fpl1037@cucea.udg.mx IVÁN ALEJANDRO SALAS DURAZO Doctor en Ciencias Económico Administrativas por la Universidad de Guadalajara y maestro en Gestión y Políticas de la Educación Superior por la Universidad de Guadalajara, especialista en Competencias Docentes por la Universidad Pedagógica Nacional e Ingeniero Industrial en Instrumentación y Control de Procesos por el Centro de Enseñanza Técnica Industrial. Es Profesor investigador titular A, del Departamento de Políticas Públicas, CUCEA, U de G: miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel I. Entre sus líneas de investigación se encuentran: redes de cooperación, gestión universitaria, evaluación de políticas educativas, vinculación universidad-sector productivo. Correo-e: ivan_asd@hotmail.com

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GABRIELA VERGARA MATTAR, Dra. en Ciencias Sociales (UBA); Magister en Ciencias Sociales con mención en Metodología de la Investigación (UNC); Lic. en Sociología (UNVM). Integrante del grupo de Estudios sobre Subjetividades y Conflictos (UNVM); Becaria posdoctoral Conicet 2013-2015. Docente de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES) sede Rafaela. Correo-e: gabivergaramattar@gmail.com EMILIO J. SEVESO ZANIN Doctor en Estudios Sociales de América Latina (CEA/UNC); Lic. en Sociología (Universidad Siglo 21). Docente de la Universidad Nacional de San Luis (Argentina). Integrante del Programa de Estudios sobre Acción Colectiva y Conflicto Social (CIECS/CONICET-UNC). Correo-e: emilioseveso@hotmail.com MARÍA EUGENIA BOITO Doctora en Ciencias Sociales, UBA. Investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad (CIECS), Conicet/ Universidad Nacional de Córdoba. Profesora Adjunta UNC. Miembro del CIES (Centro de Investigaciones y Estudios Sociológicos). Correo-e: meboito@yahoo.com.ar MARÍA BELÉN ESPOZ Doctora en Semiótica, UNC. Investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad (CIECS), Conicet/Universidad Nacional de Córdoba. Profesora Asistente UNC. Miembro del CIES (Centro de Investigaciones y Estudios Sociológicos). Correo-e: belenespoz@gmail.com GUILLERMO BOILS MORALES Doctor en Arquitectura, UNAM. Investigador titular C del Área de Estudios Urbanos y Regionales del iisunam. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel III, PRIDE D. Temas de Investigación: Arquitectura y sociedad; y Relaciones sociales y espacio, con énfasis en vivienda. Correo-e: Boils@unam.mx

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CLAUDIA LILIANA GANDÍA Doctoranda en Nuevos Lenguajes de la Comunicación (Universidad de La Laguna-España). Licenciada en Psicología (Universidad Nacional de Córdoba). Profesora de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) en espacios curriculares vinculados a la Metodología de la Investigación en Ciencias Sociales. Co-Directora del Proyecto de investigación “Manifestaciones expresivas colectivas creativas y disfrute” Instituto de investigación (UNVM). Integrante del Grupo de Estudios sobre Subjetividades y Conflictos (GESSyCo-UNVM). Integrante del Centro de Investigación y Estudios Sociológicos (CIES). Instituto de investigación Gino Germani. Facultad de Ciencias Sociales. Buenos Aires. Investigadora Categoría IV del Programa Nacional de Incentivos a docentes investigadores. Correo-e: claugan@yahoo.com

GRACIELA MAGALLANES Doctoranda en Ciencias Sociales. Universidad de Buenos Aires. Magíster en Educación Superior Universidad Nacional del Comahue. Licenciada en Ciencias de la Educación. Universidad Nacional de Rosario. Profesora de la Universidad Nacional de Villa María a cargo de espacios curriculares vinculados a la Metodología de la Investigación en Ciencias Sociales. Directora de proyecto de investigación Manifestaciones expresivas colectivas creativas y disfrute Instituto de investigación UNVM. Directora del Programa Subjetividad y Conflicto Social. Coordinadora de nodo regional en la Red Latinoamericana de Metodología de las Ciencias Sociales. Sede regional Universidad Nacional de Villa María. Directora de Publicación (en co-participación con Eugenia Boito y Angélica Sena) e Integrante del Consejo Académico de la Revista Latinoamericana de metodología de la investigación social (RELMIS) Integrante del Centro de Investigación y Estudios Sociológicos sobre las emociones y los cuerpos (CIES). Instituto de investigación Gino Germani. Facultad de Ciencias Sociales. Buenos Aires. Investigadora categoría II Programa de Incentivos. Su línea de interés es la acción colectiva desde la perspectiva de la sociología de los cuerpos y las emociones. Correo-e: magallanesg@yahoo.com

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Este libro se terminó de imprimir el día 30 de febrero del 2013, con un tiraje de 500 ejemplares En los Talleres Gráficos de la Universidad Autónoma de Querétaro Prolongación Pino Suárez, núm. 467, Col. Ejido Modelo C.P. 76177 Impreso en Papel cultural de 120 grs.

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