Dicen que mañana

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Justicia Social Deberíamos azotar a los ancianos hasta que no hablen hasta que de sus bocas no aparezcan quejidos ancianos perdidos entre la tela de sus recuerdos creedores de otros mundos que dejaron de ser ellos miran desde ojos entrecerrados y eso es inadmisible

Carlos Patiño Argentino – 1934 De: “Manuales del sobreviviente” El Monje Editor - 1997 Miembro del Grupo Barrilete. Debió radicarse en México en 1976 donde realizó una amplia tarea en el periodismo y en la cultura. Premio Casa de las Américas, Cuba 1990. Obras publicadas: Buenos Aires por la cabeza, Hombres de doce menos cuarto, Retratos, Jaque a la dama, Ceremonias ( y otros desórdenes), Esquinas silenciosas, Manuales del sobreviviente, Alrededores del enigma, Manantial en llamas, Selección poética 1975-2002, Buscados (pero no hay recompensa), Scalam. En el 2004 fue publicada su novela La Pallamay


El Cuerpo ¿Por qué no es posible el amor?, me preguntas. Somos viejos, respondo. Y que pases tu mano por mi pierna, me da cierta vergüenza. Tonterías, dice el amigo y cediendo me tiendo a su lado como cuando era joven y lo ignoraba. Pienso en todos los viejos que desde un banco al sol Emma Barrandéguy miran transcurrir las muchachas. Argentina (1914 – 2006) En mi padre y sus esquelas victorianas a las niñas de los mandados. Pienso en mi madre pulcra cubriendo sus desnudos en un último gesto. Pienso que los viejos son como todos y apetecen sin pausa si no han sido saciados. El cuerpo gira ante sus ojos con el gusto de lo prohibido, como siempre. Se los instala en la sabiduría y no la tienen; codician como jóvenes, tienen pequeñas ternuras como mi amigo, tienen lascivas preferencias que no les cuentan a los otros, tienen derecho al amor aun a costa del ridículo. Y si pasan tomados de la mano o se encierran en su mundo con las persianas bajas, tendríamos que mirarlos sin asombro como a lentos vagabundos o discretos amantes que renuevan caricias.

De: Camino hecho, 1996 en : Poesías completas Ed. Del Copista Nació en Gualeguay en 1914 y murió en esa misma ciudad en 2006. En la década del 30, se mudó a Buenos Aires, donde vivió por varias décadas.


Los ancianos fieles Otra vez ha entrado el mariposón – dijo la abuela -. Voy a espantarlo como todas las noches. El mariposón volaba alrededor de una lámpara. Los nietos salieron del cuarto. La abuela cerró la puerta con llave y bajó las celosías de las ventanas. El mayor de los nietos se escondió para ver cómo la abuela espantaba al mariposón. Y vio al mariposón caminando por el espejo de la cómoda., quitarse las alas y sentarse en una silla. Y vio a la abuela abrir el armario y sacar unos bigotes, un sombrero y un frac. El mariposón sentado en una silla era un hombre desnudo y se vistió poniéndose de pie los bigotes, el frac y el sombrero. Y vio a al a abuela sacar de una gaveta del armario unas trenzas y un traje de novia. Y vio a sus abuelos como estaban en el retrato del comedor, sonriendo en un marco dorado. Después los vio volando, tomados del brazo, besándose, dando vueltas alrededor de la lámpara.

Javier Villafañe Argentino (1909 – 1996) De: Antología Personal Ed. Desde la Gente – 1993

Fue el más prestigioso titiritero de habla hispana. Junto a sus dos hermanos, Clotilde y Oscar, desde muy pequeño concurría al Jardín Zoológico de la ciudad para disfrutar del Teatro de marionetas que allí funcionaba. En su juventud conoció a Juan Pedro Ramos, amigo y compañero de aventuras y juntos se atrevieron a soñar con la compra de un carro, un caballo y un teatro de títeres itinerante que recorriera distintos pueblos: Así surgió La Andariega.


Desafío a la vejez Cuando yo llegue a vieja -si es que llegoy me mire al espejo y me cuente las arrugas como una delicada orografía de distendida piel. Cuando pueda contar las marcas que han dejado las lágrimas y las preocupaciones, y ya mi cuerpo responda despacio a mis deseos, cuando vea mi vida envuelta en venas azules, en profundas ojeras, y suelte blanca mi cabellera para dormirme temprano -como correspondecuando vengan mis nietos a sentarse sobre mis rodillas enmohecidas por el paso de muchos inviernos, sé que todavía mi corazón estará -rebelde- tictaqueando y las dudas y los anchos horizontes también saludarán mis mañanas.

Gioconda Belli Nicaragua – 1948

Junto a Ernesto Cardenal y Claribel Alegría, inició la renovación de la poesía en su país. Ganó numerosos premios internacionales. Entre los libros más reconocidos, se destacan «Sobre la grama» y «Eva».


INFIERE, DE LOS ACHAQUES DE LA VEJEZ, CERCANO EL FIN A QUE, CATÓLICO, SE ALIENTA

En este occidental, en este, oh Licio, climatérico lustro de tu vida, todo mal afirmado pie es caída, toda fácil caída es precipicio. ¿Caduca el paso? Ilústrese el juicio. Desatándose va la tierra unida; ¿Qué prudencia, del polvo prevenida, la ruina aguardó del edificio? La piel no sólo sierpe venenosa, mas con la piel los años se desnuda, y el hombre, no. ¡Ciego discurso humano! ¡Oh aquel dichoso, que, la ponderosa porción depuesta en una piedra muda, la leve da al zafiro soberano!

Luis de Gongora España (1561 – 1627) Poeta cumbre de la poesía castellana. Para los veinte años ya debiera estar ordenado de sacerdote, pero, a causa de su vida licenciosa, no llegó a ser sacerdote hasta los cincuenta años. En su poesía se distinguen claramente dos períodos: el tradicional, en que hace uso de los metros cortos y temas ligeros.


Maquinita la singer Cedieron los hilos de la memoria y puntada tras puntada se le desató la lengua. (Sube y baja la pedalera como que viene y va; debajo los pies suben y bajan pasos que viene y van.) Cuenta cielos sutura tierras tules de nacer, gasas de novia; curó guantes heridos, dejó afuera el invierno; amigó partes rivales, paños de gala resucitó, harapos; desposó géneros masculinos y femeninos; fulgores le regresó a la anciana bata, entusiasmos a la tullida mantelería. Para siempre entregó su melodía de animal laborioso. (Sube y baja la pedalera pasos que viene y van.) Está sola. Es vieja y habla sola. Marcos Silber Argentina – 1934 De: “Bajo continuo” – 2008 En: “Convocados” Selección poética 1968 – 2010 Ed. Monte Ávila – Venezuela - 2010


Memoria de un patio A Reynaldo Martín, hermano de canciones Hay infinitas formas de recrear el patio, atraer la memoria a la infancia. Un niño abstraído, en medio de la tarde, juega solo, habla solo, inventa y hasta sueña. El patio está en silencio, escuchándole. Ahora ese patio sale a contar aquello y describe la mirada del niño que quedó suspendida entre las macetas. El patio es el gran narrador, el protagonista principal, el orador elocuente mientras el niño se empequeñece, se va haciendo viejo, se diluye entre las múltiples baldosas. El patio no existe más; sin embargo, resucita de la mano de ese hombre que, inevitablemente, quiere acordarse, quiere verse jugar de nuevo. Sólo la muerte podrá concluir con esta terca visión de un patio que ya no existe y de un niño que tampoco está; sólo en la memoria, ambigua, confusa, de alguien que está abrazando el adiós.

Roberto Díaz Argentino (1938 – 2011) De: Oscuro labio de la noche Ed. Andrómeda - 2004


La vejez Tú y yo envejecemos juntos; veamos un poco: ¿cómo es esta vejez? Los turbios ojos se cierran antes de que sea de noche, la perezosa cabeza está despeinada a mediodía. Apoyados en bastones, damos a ratos un paseíto, o estamos sentados todo el día con las puertas cerradas. No osamos mirarnos el rostro en un espejo claro, no podemos leer los libros con letras pequeñas. Cada vez más hondo es el cariño de los viejos amigos, cada vez más raro nuestro trato con los jóvenes. Queda una cosa: el placer de las charlas ociosas

Po Chu I China ( 772 – 846) Nativo de Xia-kuei, en Shen-xi. Compuso los dos poemas largos más famosos de la época T'ang, “Balada de la Pi-pa” y la “Canción del Dolor Sin Fin”. Se dice que Po Chu-I leía sus composiciones a las lavanderas en el río, y sólo las consideraba buenas si estas las comprendían.


Me veo envejecer en las estrellas Me veo envejecer en las estrellas de cine: las contemplo cada noche en la pantalla del televisor Aparecen en vivo aunque están a dos pasos de la muerte Sus caras mustias son el espejo de mi propia cara Sus párpados caídos son mis párpados Su piel rugosa ya es mi propia piel Estos hijo ay dolor que ves ahora ojos de soledad mustios semblantes fueron un tiempo jóvenes famosos Ese anciano de manos temblorosas y pelo blanco un día fue Paul Newman el seductor de los ojos azules Y esa señora cuya piel estirada le impide sonreír es Elizabeth Taylor conquistadora como Cleopatra De esta invencible gente sólo quedan memorias funerales Contempla hijo estas reliquias bellas para ejemplo del mundo y sus estrellas. Óscar Hahn Chile – 1938

Estudió Pedagogía en Castellano en la Universidad de Chile. Fue profesor de Literatura en la sede universitaria de Arica, en la Universidad de Maryland y en la la Universidad de Iowa, Estados Unidos.


Poema Últimamente comprendí el significado de la tranquilidad, día tras día me mantuve apartado de la multitud. Limpié mi cabaña y la preparé para la visita de un monje, que llegó a visitarme desde las montañas lejanas. Vino bajando desde los picos ocultos por las nubes, para verme en mi casa de techo de paja. Sentados en el pasto compartimos la resina del pino, quemando incienso leímos los sutras del Tao. Al terminar el día encendimos nuestra lámpara, las campanas del templo anuncian el comienzo de la noche. Repentinamente advertí que la Tranquilidad es realmente Felicidad, y sentí que mi vida tiene abundante ocio.

Wang Wei China (699 – 759)

Fue uno de los artistas más dotados de la época T'ang. Fue poeta, pintor, calígrafo y músico altamente distinguido.



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