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Se puede minimizar el esfuerzo del trabajo. Se puede optimizar y llevar a la máxima producción intensiva el uso de la tierra. Permite ser un empresario innovador.
Para alcanzar todo lo anterior, se debe plantear un plan general del negocio haciéndose asimismo varias preguntas, y se debe pensar la manera de cómo desarrollar las respuestas. Como ejemplo se tendría esta pregunta: ¿Cómo les va a los que producen repollo? ¿A cómo lo producen? ¿Qué tanto producen por superficie sembrada? ¿Cómo se puede industrializar parte de la producción? Lo mismo se puede preguntar por la quinua, maíz, arracacha y otros. Se debe conocer qué producir con éxito desde un comienzo y si se mantiene la huerta bajo condiciones de ética en el trabajo y enfoque de actividades hacia la consecución de ciertas metas e ingresos. Se planteará entonces, cómo manejar una huerta en la mejor forma posible, haciéndola más productiva. La huerta puede ser desde 2000 metros cuadrados ó menos hasta 5 o más fanegadas, manzanas, hectáreas, entre otros. La huerta hay que tenerla como miembro de la familia, hay que disfrutarla; en ella se gozará del sol, de lo refrescante y agradable de la brisa, del canto de las aves, de los aromas, de las flores, de la frescura de los árboles, el olor del suelo, la energía del aire y la belleza que el campo encierra. La huerta debe ser participativa de toda la familia y hacer los trabajos de la misma por convicción y con alegría para que el esfuerzo puesto en ellos sea positivo y aceptado por ella, se debe dejar que los niños sientan la alegría de cosechar vinculándose a ella espontáneamente sin la rigidez autoritaria de los mayores sino con la de su benevolente dirección. Cultivar una huerta en forma asociada, determina aprender y compartir y esto es parte del comportamiento social del ser humano. Se puede iniciar la actividad agrícola de manera independiente con la familia, o dentro de un plan de producción por encargo, ésta producción es la relación que se asume entre la persona que ofrece el alimento y las personas que lo consumen, estableciéndose una relación estrecha entre ambos de tal forma que podríamos llamarla asociativa. En igual forma puede pensarse en sistemas cooperativos de comercialización.
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