La nostalgia de los muertos Bite 1

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Bite 01


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Pocos sobreviven en la devastada ciudad de México, muchos otros están muertos, desaparecidos o se convirtieron en cosas que no tienen conciencia sobre sus actos, cosas violentas que no tienen control de sus pulsiones, devora carnes que solo trajeron el caos y la muerte a la antes llamada ciudad de los palacios, aún no se sabe cómo comenzó el llamado apocalipsis zombie de México, pero surge un rayo de luz para saber el cómo y el porqué de lo que esta pasando; Los relatos que se narran a continuación son eventos que tuvieron una importancia mayúscula en el apocalipsis zombie de la ciudad de México. A sus familiares gracias por los relatos.

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Bites: the fallen one.

Era temprano, en mi habitación reinaba la música de Jean Jett and the blackhearts, me encantaba escuchar ese tipo de música, siempre me consideré una chica normal, no es cierto, siempre fui aquella chica que se llevaba rudo con los hombres y siempre me llamaron la atención los deportes de contacto, desde el tocho bandera y el jugar equipada hasta la gran pasión de mi vida, el roller derby, un deporte que combina la velocidad de los patines con el contacto del rugby, mi papá fue el que me metió el gusto por ese tipo de deportes como era niña, no le gustaba pensar que me fueran a hacer algo o que no me supiera defender, mi papá es mi adoración, sin él definitivamente no sería quien soy. En la paredes de mi habitación había posters de Marylin Monroe, de Jean Jett, y de jugadores de americano, siempre me han gustado los hombres fuertes, y junto al logo de los acereros estaba el escudo de mi primer gran amor, el equipo de la Muñecas del diablo, un equipo que formé con mis compañeras de tocho bandera, eran mis hermanas de guerra y siempre estábamos juntas, si una rodaba todas lo hacíamos a la misma velocidad, y eso aplicaba para todo. El día que todo esto empezó, cuando todo se fue al carajo, recuerdo que después de arreglarme y de tomar mis mochilas –tenía que llevar dos, por qué en una llevaba mis útiles y en la otra el equipo de Roller- recuerdo todo perfectamente, creo que nunca se me olvidara el día cuando los muertos regresaron a la vida y jodieron a los vivos. Había salido temprano de casa, recuerdo haber besado a mi papá, escuchar las últimas palabras de mamá cuando me dirigía a la escuela, ya que me había puesto mis patines, nunca fui una chica de bicicleta, desde pequeña quería unos patines y 8


ahora con 18 años de edad podría usarlos a mi antojo, traía en el cuello mis audífonos, me los quería colocar pero mi mamá me pidió que no me los pusiera porque me podrían distraer del camino, recuerdo todo sobre esa mañana, pero no recuerdo haberles dicho adiós a mis padres. A mitad del camino algo llamo mi atención, un grupo de personas estaban reunidas en la esquina de un edificio de departamentos enorme, reduje mi velocidad para pasar la calle y ver que estaba pasando, al acercarme pude ver como una mujer era atacada por varios sujetos que no respondían a las advertencias ni a los golpes que un grupo de hombres les estaba propinando, muchos les gritaban o los maldecían recuerdo como un hombre mayor se acercó a dar una patada en la cabeza de uno de los agresores, entre la violencia la mujer gritaba desesperadamente diciendo que su hijo estaba debajo de ella, con horror los que presenciamos la escena pudimos ver pedazos de cuerpo del niño siendo devorados por los agresores. -¡Son unos putos zombies! –Dije en voz alta, todos me miraron con desprecio y me pidieron que le diera seriedad al asunto. Pero sabía que algo andaba mal, el baño de sangre que estábamos observando no pertenecía a este mundo, era como esas películas de ciencia ficción en donde caen un meteorito a la Tierra y los muertos regresan a la vida, los hombres seguían tratando de quitar a los cuatro agresores de la mujer quien ya no hacía ningún tipo de ruido, algunas personas comenzaron a golpearlos con palos y piedras, pero no surtían efecto. Después de un tiempo llegaron un par de policías a la escena, realmente se habían tardado, pero llegaron y comenzaron a gritar que no nos acercáramos más a los agresores, abrieron fuego los agresores se levantaron, las balas no les afectaban, pero la batalla hizo que el pánico se desatara, algunas personas empujaron y me hicieron caer de espaldas, con los patines puestos fue difícil volver a levantarme pero era una muñeca del diablo, nada iba a derribarme, al estar de nuevo de pie, emprendí la huida a mi casa, quería saber si mis padres estaban bien. 9


Todo había cambiado en un abrir y cerrar de ojos, las calles por donde había pasado algunos minutos antes, ahora eran una maldita zona de guerra, le metí velocidad a mi carrera, casi choco dos veces pero pude evitar las colisiones, no estaba tan lejos de casa, pero el camino me pareció eterno –por favor que estén en casa– pensaba , pero la vida es muy injusta, al llegar a la zona donde vivía noté que estaba sucediendo lo mismo que en todas partes, tenía que llegar a casa, después de un tiempo llegue a mi puerta, casi me arranqué los patines, pude notar que la puerta estaba cerrada, eso me hizo sentir un tanto aliviada, busque con nerviosismo mis llaves, abrí la puerta con mucha fuerza y comencé a llamar a mis padres. El silencio de la casa contrastaba con todo el ruido de la calle, ¿ya habían salido? -Por favor que se hayan quedado como otras veces un tiempo más en casa para estar juntos sin que yo esté, por favor que sea uno de esos días, prefiero mil veces encontrarlos haciendo el amor que saber que ya los he perdido- iba llorando como una loca por la planta baja de la casa, pero no encontraba respuesta. Al estar frente a las escaleras, grité de nuevo por mis padres, no había ningún ruido, subí, y abrí su recamara, nada, pero parecía que habían buscado algo entre los cajones de su ropa, todo estaba hecho un desastre en el baño de su recamara, pero nada que me hiciera saber su ubicación, me hinque y lloré, yo que parecía tan fuerte en el juego era una niña asustada, pero algo me distrajo, algo que creí que imagine: un golpe seco. Guarde silencio, incluso pude calmar mi respiración agitada, otra vez el golpe, ¿Habrán entrado a la casa? Pensé, de nuevo se escuchó el golpe, me levante, espere que se escuchara de nuevo, comencé a moverme, el golpe venía desde abajo corrí como loca, solo quería abrazar a mis padres, iba gimoteando en el camino, de nuevo en la planta baja, espere por el golpe, esta vez me condujo a la cocina, donde pude notar con horror una mancha de sangre en el piso, casi me desmayo, pero pude mantener la conciencia, era tanto el estrés que sentía que 10


no me permitiría desmayarme en ese momento, gatee hacia dentro de la cocina, el sonido del golpe fue más intenso provenía del cuarto en donde lavábamos la ropa, me levante un poco, y abrí lentamente la puerta. Lo que encontré, me perseguirá por el resto de mis días, ya no podía llorar solo sentía el aire escaparse de mí cuerpo, mi mamá ya convertida en una infectada, estaba devorando el brazo derecho de mi papá, él con su mirada perdida y llena de lagrima, estaba golpeando con su puño izquierdo la lavadora, me hizo una seña con la mano, y señalo el bate que estaba frente a él. -He perdido mucha sangre, hija, necesito que hagas algo por nosotros- me dijo tristemente. -No papá por favor –casi no se me entendía por la forma en que lloraba- no te me vayas, papá, te necesito. -Hija, escúchame, debes matar a tu madre con el bate que está frente a ti, ya no soportaré mucho he perdido mucha sangre. Al decir esto noté que mi papá tenía agarrada con el brazo que le estaba comiendo a mi mamá, pero por el cabello largo de mamá no lo había notado, acerque mi mano al bate, los amaba mucho, no quería verlos así, convertidos en esa clase de cosas, tomé el bate y mis manos temblaban mire a mi papá a los ojos. -No dudes nunca hija, no en este momento, encuentra una manera de salir de esto –la frase de mi papá se vio interrumpida por que mi mamá le había arrancado un buen pedazo de carne. Me levanté, con lágrimas en los ojos, pero con un amor quemante en mi corazón, no iba a dejar que se quedaran así, al ver esto mi padre sonrió y expiro, lo que era mi madre seguía comiendo, yo grité como una loca, levante el bate, primero reventé la cabeza de mi madre, su sangre y sesos salpicaron por todo el piso, levanté de nuevo el bate, y le aseste otro golpe, arroje el bate a un lado, mis manos temblaban, me había orinado de la impresión, mis lágrimas eran amargas, vomite y seguí llorando, cuando pude articular palabras, una frase, solo una frase pude decir, antes de perder el control de nuevo. 11


-Los amo a los dos –las lágrimas corrieron y mis gritos de angustia se escucharon por toda la casa, los había perdido todo se había ido al carajo. Han pasado ya varios días desde que reventé la cabeza de mis padres, no hay noche que no deje de llorar, y todo se ha vuelto una maldita jungla, después de huir de casa encontré cobijo con un grupo de personas que eran mis vecinos, entre ellos nos ayudamos bastante, les dimos cobijo y consuelo a muchas personas que no sabían que estaba pasando, y que les aterraba la simple idea de que un hombre devorará a otro, pasé un par de días en ese lugar, pero no lo soportaba, ver la cara de mis vecinos me recordaba a papá y a mamá, no quería estar ahí. Cierto día, llegó un joven bastante apuesto estaba herido y en compañía de un perro, que decía que venía del norte de la ciudad, el cual nos avisó que las cosas estaban realmente mal, y que no negáramos que esto estaba pasando, él sabía que había llegado hasta la ciudad una organización bastante enferma del norte, se hacían llamar “los otros humanos”, y devoraban carne humana pero no siendo zombies, esa idea me enfermo, pero también nos dijo que todo esto estaba planeado desde las altas esferas del gobierno, y que se dirigía a la torre latino para resguardarse en un punto alto y que lo vieran, además el aseguraba que esto ya había sido planeado, recuerdo que sufría mucho, esperaba encontrarse con alguien, se separaron en la batalla, su perro parecía muy listo y lo protegía de todo, pero cierta noche cuando no pude dormir por el hambre que tenía me acerque a él, realmente era muy guapo, lo vi durante un rato, y en esos momentos un nombre se le escapó entre sueños: Alicia. El joven se fue con la promesa de volver con ayuda, pero nos advirtió que había algo en la comida, que buscáramos alternativas para sobrevivir, la gente del refugio lo medio creyó, fue hasta que alguien comió algo que había recogido en alguna abandonada tienda, verlo comer fue doloroso, yo tenía hambre pero desconfiaba por lo que había dicho el misterioso joven, a los minutos aquel hombre era un maldito zombie, las sospechas se despejaron pero el miedo se apodero de los 12


adultos, llego el caos, algunos fueron a buscar a los otros para poder sobrevivir, yo tomé mis cosas, tenía un objetivo: La torre latino. Después de batallas contra los infectados y de recorrer las calles solo con mis patines y mi bate, me acercaba al primer cuadro de la ciudad, el cual estaba repleto de zombies, no había esquina o callejuela en donde pudieras, me sentía cansada, había intentado unirme a grupos de supervivientes, pero todos ellos sucumbían ante el terror y rápidamente se volvía peligroso estar ahí, así que tenía que moverme o algunos otros estaban realmente locos, que solo pensaban en sangre y como eso suponía diversión, prefiero olvidar mi tiempo con esos idiotas. Llegue a la esquina de Corregidora, que daba a la plaza de la constitución llegue ahí, evadiendo zombies por Isabel la católica, y comiendo palomas que cazaba con una pequeña resortera, vi la bandera de México ondeando tan hermosa, sobre un montón de infectados, el palacio nacional estaba en llamas, me sentí tan mal, por verlo así. Di un nuevo impulso mi patines rodaron más rápido no quería llamar la atención, no necesitaba más batallas, al llegar casi a la esquina de Madero, pude ver como una mano me hacía señas para decir hola, me sentí bastante alegre habían pasado días desde que vi a un ser humano normal, me acerque a la puerta. -Hola, espera en unos momentos te abro –me dijo una voz desde el otro lado. -Gracias, es bueno saber que no eres el único sobre la tierra. –bromee un poco. -Si no te preocupes, no vemos a mucha gente que no esté infectada pasar por aquí, cuando todo esto comenzó nos refugiamos aquí con el capitán de meseros del restaurante, él está allá arriba, tenemos algo de agua por si tienes sed –me dijo una de ellas. Al retirar la lámina, pude notar a dos mujeres, las dos jóvenes meseras también note que se trataba de una joyería en donde se estaban refugiando, entre con cuidado para no tropezarme con los patines, ya estando dentro las salude, mientras me detenía de las paredes ya que el suelo era algo inestable. 13


Yo le sonreí de verdad, los gestos de buena voluntad se agradecen de una manera diferente cuando tienes encima el apocalipsis zombie, solo agradecí y me condujeron por atrás de los estantes de la joyería hasta un pequeño pasillo que llevaba a unas escaleras, seguimos ese camino para subir a la terraza donde había un abandonado restaurante, yo noté que todas las demás entradas inclusive el balcón que daba a la calle tenía algún tipo de protección, quien fuera al que se le hubiera ocurrido defenderlo así, sabía lo que hacía. -Disculpa, pero si quieres puedes dejar tus cosas en esa mesa de la esquina, siéntate donde quieras en lo que voy a traerte el agua –me dijo la mujer. -Si muchas gracias, disculpen pero, me sorprende saber que no se han vuelto infectados, y supongo que saben que es la comida lo que está infectando a la gente –dije seria. -Pues sí, nosotros al ser un restaurante fuimos los primeros que vimos lo que paso, mucha gente que estaba desayunando aquí, todos salieron huyendo cuando aparecieron los primeros locos, afortunadamente, nuestro capitán de meseros, tuvo la idea de sacar a todos con el fin de protegernos, si no hubiera sido por él, habríamos muerto –me dijo con un tono de voz que me desconcertó, hablaba de aquel capitán de meseros con mucha admiración. Regreso la segunda mujer con un vaso con agua, sonriéndome, me lo entregó pero comencé a desconfiar un poco, lo bebí con cuidado, no podía bajar la guardia ni un solo momento, ellas solo se me quedaban viendo con especial interés en que bebiera el agua, no me la trague inmediatamente, el primer sorbo estuvo en mi boca por un momento, mis sospechas eran ciertas, aquella agua tenía un sabor extraño, no lo dude y escupí el agua, algo que no les agrado a mis anfitrionas. -Ah, así que te diste cuenta del veneno zorra –su rostro expresaba un odio increíble. Yo no podía hablar, a pesar de que no había bebido el veneno, me sentí mareada, ellas me miraban con desprecio, caí de la silla donde estaba sentada, en el suelo, mis piernas débiles trataban de reponer su postura, pero pronto no las sentí, mi 14


visión se nublaba, ya casi al punto de perder el conocimiento, noté la figura de un hombre, que estaba escondido detrás de la barra del restaurante, tenía en su mano un cuchillo, se acercó a mí y comenzó a tocarme, ahogue un grito, mientras me lamía la cara, no supe más. Fui recuperando poco a poco la conciencia, estaba en el mismo sitio donde había caído, pude notar como las mujeres y el hombre buscaban entre mis cosas, la ropa y las pocas cosas para mi higiene personal, ya estaban apartados en una esquina, los escuché hablar pero su voz sonaba tan lejana. -¿Qué clase de mujer ésta? Patines, un bate, calcomanías de un equipo de fútbol americano, pura mierda, no trae nada importante –decía una de las mujeres. -Lo mejor de todo es que se ve que está en perfecto estado podremos comer ¿verdad mi amor? –dijo la segunda, mientras el hombre tomaba a ambas por la cintura. -Si mis niñas, hoy comeremos después de que la otra bruja pudo escapar, comeremos, pero asegúrense de darme mi pago –dijo el hombre. Dicho esto las mujeres se lanzaron sobre él besando el cuello del horrible capitán de meseros, presencie una escena bastante repugnante que prefiero olvidar, guarde silencio, y mientras estaban con el hombre, noté que habían dejado mi bate cerca de mí, estire un poco mi mano, pero mis movimiento aun eran torpes, no quería hacer ruido, después de mucho esfuerzo, pude tomar mi bate lo presione a mi cuerpo, cerré los ojos, esperando que se acercara alguno de los tres, pasaron algunos minutos cuando se levantaron pero no se acercaron a mí fueron directamente a un cuartucho y se encerraron, yo suspire y llore en silencio, por el momento estaba a salvo de esos tres. Durante la noche, pude escuchar como aquel maldito tenía sexo con las dos meseras, parecía que era su pequeño harem, ya un poco más repuesta sentí a plenitud mis extremidades estaban lista para dar pelea, me levante un poco, y me acerque al cuartucho, regrese y tome mi bate, si de verdad esas personas eran los otros, tenía que detenerlos, no podía dejar que se salieran con la suya, tenía que tomar venganza por lo que me habían hecho. 15


Abrí la puerta del cuarto, y pude ver a los tres perdidos en su lujuria, no notaron la luz que entraba al momento en que se abría lentamente la puerta, me acerque por detrás de ellos, él estaba encima de las dos, levanté mi bate los mire con rabia, asco y desprecio, no podía creer a lo que habían caído. -¡Les voy a reventar el culo, a los tres hijos de puta! –Grité. Los sorprendí totalmente, el primer golpe fue al hombre, no le pude romper la cabeza, pero solo quedo como peso muerto sobre las mujeres, me iba a divertir reventando la cabeza de esas hijas de puta, de verdad me iba a divertir. -¡Espera! ¿Qué esperabas que hiciéramos? Necesitábamos sobrevivir, no hay nadie afuera sabes ¡nadie! Nadie nos espera somos lo que dios olvidó, no tenemos otra razón de vivir, más que disfrutar de lo que nos queda. -¡Cállate pendeja! Mi bate dio un nuevo golpe, no me sentí satisfecha hasta que los rostros de los tres quedaran sin forma, les escupí, salí del cuarto y comencé a recoger mis cosas, me senté durante un momento, me había vuelto una asesina, con la adrenalina todavía corriendo por mis venas, destroce el restaurante, después de eso pude calmarme y espere el amanecer. Me coloque de nuevo mi equipo, menos mis patines baje del restaurante, de verdad me sentí asqueada de esos malditos, solo estaban robando a pobres incautos que pensaban llegar al paraíso, baje a la joyería de nuevo, tome algunas cosas, la mire les escupí y la tire en el suelo, nada de eso valía en el mundo de los muertos, estaba tan enojada, que comencé a mover las láminas con fuerza al poder salir de nuevo a la calle, pensé en lo que había alerte a un grupo de infectados que corrieron hacia mí, al primero le di un buen empujón con el hombro. -Muñecas del Diablo, Hijo de perra- grite con toda el alma. Comencé a repartir batazos, había empezado a tomarle el gusto por reventar cabezas, termine con ellos, apreté contra mí el bate, voltee para todos lados, y un nuevo grupo corría en dirección a mí, pero este grupo era bastante numeroso, así 16


que corrí en dirección al corredor de Madero, al doblar la esquina, me metí en una tienda de ropa que tenía la reja abierta, al llegar a la puerta, empuje con una patada al zombie más rápido, y baje la reja de metal, que hizo el bastante ruido como para que el número de enfermos aumentara. Al estar en una tienda de la calle de Madero, con todos los infectados frente a mí y con una lejana torre latino, sentí un miedo terrible, no solo por el hecho de que podría quedarme como esos cobardes del restaurante, temerosos de luchar por su vida, sino también porque en este punto entendí y pensé en mi muerte, aunque estaba protegida, las puertas no soportarían por mucho tiempo, vi a mis alrededores, la tienda de ropa había sido saqueada, pero en piso noté un pequeño collar, era bastante lujoso, era un camafeo, al abrirlo encontré la fotografía de una pequeña niña manchada de sangre, sentí pena por la madre que había perdido esto, al hacer el camafeo un poco hacía mí, la fotografía de la pequeña cayó al suelo, la levanté. -Espero que tu mamá esté bien, o que ya esté con ella –dije suspirando. Pero la foto estaba desprendida del camafeo, porque alguien había escrito algo detrás de la foto, tal vez las últimas palabras de la dueña del camafeo, al darle vuelta y leer el mensaje comencé a llorar no podía controlarme, era el mensaje de una madre a su hija “Se fuerte, sigue adelante, Te amo” No podía quedarme ahí tenía que intentar llegar a la torre latino y si moría sé que mamá y papá me abrazaran cuando suceda, si algo sale mal, solo quiero que me abraces papá, solo quiero eso que cuando esté a punto de suceder me abraces, me dirigí a la puerta de emergencia de la tienda, comprobé que mis patines rodaran, me coloque el camafeo tome el bate con fuerza, cerré los ojos, tenía que seguir adelante, ser fuerte, seguir viva, empuje la puerta, el primer infectado vino hacía mí lo recibí con un fuerte golpe descendente en la cabeza, al ver sus sesos grises volar, una canción llego a mi mente, mi favorita por cierto, si iba a morir me iría recordando la canción con la entrabamos a la pista las muñecas del Diablo: Jean Jett, My reputation. 17


Grité como una loca, y comencé a avanzar contra el grupo de zombies, no tenía que detenerme ante nada, mis brazos a pesar de que los sentía cansados repartían golpe a todo aquel infectado que se acercaba, entre los gemidos y gruñidos de los infectados, se escuchaban las maldiciones de una joven jugadora de Roller derby que con sus patines le estaba dando una paliza a los que llegaron del infierno, si ellos venían por mi vida recibirían violencia, muchos zombies trataron de cerrarme el paso al llegar casi a la esquina donde se encontraba el museo del estanquillo pero pude repelerlos con mi velocidad, recordé a mis hermanas rodando a mi lado, no iba a rodar sola, aun sin saber en dónde estaban las sentía cerca de mí, sentí algunas veces que el bate se rompería por la fuerza de los golpes, pero resistió, un zombie trato de tomarme desde atrás me agache y logre zafarme rodando hacía atrás. -¡No hijo de perra, ya no caeré! –Grité. Solté un golpe tremendo que hizo que perdiera un poco el equilibrio, pero pude reventar la cabeza del que me había tratado de atrapar, seguí avanzando, por la velocidad de mis patines pude escapar de algunos zombies otros se habían dado a la tarea de perseguirme, yo seguí rodando, empujado, gritando, una chica estaba pasando, pero no solo eso una muñeca del Diablo, estaba enojada. Al estar a la altura casi de la torre latino, vi como un grupo masivo de zombies venían desde el palacio de bellas artes, tuve que escapar, no tenía intención de enfrentarme a esa cantidad de zombies, di vuelta para la entrada de la torre latino, casi tropiezo por el cambio de terreno. Por fin había llegado a la entrada de la torre latino después de una buena batalla, no parecía que hubiera signos de que alguien resistiera contra los zombies aquí, las puertas estaba abiertas de par en par, con manchas de sangre, al entrar encontré cadáveres mutilados bañados en sangre, sentí correr mis lágrimas otra vez, ya mis patines no podían dar más, y mis brazos estaban agotados de tanto golpear a los infectados que estaban en Madero, escupí un poco de sangre, estaba acostumbrada al dolor pero no de una forma tan punzante como lo sentía en ese momento, cerré 18


ambas entradas, pero recordé que habían puesto un pequeño espacio de entretenimiento, debía de cerrar esa puerta. De mi mochila saqué mi par de tenis y me los coloqué, tomé el bate y me acerque a la entrada al bajar por las escaleras, encontré más cadáveres devorados, pero estos eran en su mayoría de mujeres , parecía que supuse mal, los hombres si habían tratado de defenderse pero de manera bastante inútil, al ver el lugar con detenimiento pude notar que en su defensa les había ganado el pánico –vidrios rotos manchados con sangre probablemente de alguien que había querido escapar por ese espacio en el vidrio y fue arrastrado, los jirones de piel que estaban en la puerta sur me dieron cuenta de eso, las mujeres habían sido devoradas, pero algo que pude notar es que no había niños, ¿en una atracción infantil no hay niños? es imposible, pensé que los habían guardado en algún lugar para protegerlo, si había alguien con vida, debía de ayudarlo, tal vez no sea una de mis hermanas pero no se deja a nadie rodando solo. Fui bajando lentamente, aprendí durante este tiempo que no debemos confiarnos del silencio, tomé entre mis manos el bate, estaba lista para otro baño de sangre, llegue a donde estaba el taller para hacer tu mano en cera, no había ni una sola alma, pude notar que la entrada para el túnel giratoria estaba bloqueada, ahí podrían haber mantenido a los niños, ya no lo pensé tanto, me acerque rápido al asomarme por encima de la barricada encontré un cadáver hinchado de algún guardia de la torre, casi vomito por el tremendo olor que despedía ese cuerpo, pero mantuve mi aliento y seguí adelante, me lleve la mano a la boca pero a pesar de esto algo se escapó de mis entrañas. Limpié mi boca y llegue al almacén de la pequeña zona recreativa, en donde comencé a escuchar susurros, Hola –grité-, no pude notar algún movimiento, solo unas vocecillas, volví a hablar, de repente se escuchó como se abría una puerta, detrás de mí, iba a lanzar un golpe cuando noté que eran dos pequeños niños, que me miraban con temor. 19


-Vengan no se preocupen, no soy como esos locos –les dije cariñosa. Ellos se acercaron primero con temor, me hinqué y su misma niñez los traiciono y se arrojaron a mis brazos llorando, repitiendo que su mamá les había dicho que se escondieran, y que permanecieran escondidos, traté de tranquilizarlos, teníamos que llegar al mirador de la torre latino, para llamar a un helicóptero, o hacer señas, los tome de las manos. -Miren vamos a ir hacia arriba, pero necesito que se abracen muy fuerte de mí, sale y cierren muy fuerte sus ojos –los niños obedecieron, no sé de donde saqué fuerza pero me levanté con ambos niños, comencé a caminar de nuevo por el pasillo. Los niños se aferraban a mí, yo les repetía que no abrieran los ojos, llegamos a los elevadores, uno parecía estar funcionando, lo esperamos con paciencia, me sentí nerviosa por los zombies que golpeaban las puertas, por fin el elevador había llegado, subimos, presione el botón al estar dentro baje a los niños al suelo. -¿Ven como no pasó nada?-sonreí, pero tome mi bate, no sabía que nos esperaba en la punta de la torre. Llegamos al restaurante, o me quise bajar ahí, seguimos hasta el entre piso ahí bajamos y notamos que no había nadie, ya no confiaba en nada de eso, tomé de nuevo a los niños y subí las escaleras, teníamos que llegar, al estar en el segundo entre piso, baje a los niños, para quitar algunas cosas que no dejaban que subiéramos al mirador, seguimos subiendo, al estar en la cima de la torre latino, el viento nos golpeaba fuertemente, los niños se llevaron las manos a la cara. Pero la vista era terrible, por toda la ciudad había signos de destrucción, me sorprendí de que no hubiera zombies en el edificio, pero después de caminar para ver el panorama completo de la destrucción, noté que muchos brincaron desde la torre, lo supe porque habían abierto las rejas, realmente estaban desesperados, al mirar hacia el sur de la ciudad, solo pude pensar en qué íbamos a hacer de ahora en adelante, a donde corriéramos esas cosas estarían presentes, pensé en mis padres y mis amigas. 20


-Seguiré rodando entonces, no se preocupen, seguiré siendo fuerte, una muñeca del diablo sigue con vida –al tiempo que observaba el camafeo que tenía puesto, noté que tenía un pequeño espacio en donde vi algo-¿Qué carajo?

La reina de corazones.

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