Revista sara y gilberto d

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TODOS LOS DETALLES DE LA BODA

SAELICES 14112015

Sara y Gilbert

UN SUEÑO CUMPLIDO JUNTO A LAS DOS PERSONAS MÁS IMPORTANTES DE SUS VIDAS, LUCÍA Y GILBERT

TRAS TRECE AÑOS DE RELACIÓN, LA PAREJA SELLÓ SU AMOR EN UNA CELEBRACIÓN ÍNTIMA con LA EMOCIÓN como PROTAGONISTA. tanto la ceremonia como el banquete TUVieron LUGAR EN “EL ENCANTO DEL VALLE DE LOZOYA”. hASTA ALLÍ SE ACERCARON POCO MÁS DE medio centenar de INVITADOS PARA VIVIR UN DÍA inolvidable.


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LA EXCLUSIVA DE LA BODA es una marca registrada por Imagen and Media Comunicacion SL. © Copyright Leyenda | Todos los derechos reservados. Prohibida su venta y distribución.


SUMARIO Especial

LA EXCLUSIVA DE LA BODA

SARA y GILBERT

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EN PLENA NATURALEZA

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“El Encanto del Valle”, un entorno incomparable.

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EL NOVIO,

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ÚLTIMOS RETOQUES

a la espera.

de una novia radiante.

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de un día inolvidable

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DETALLES ÚNICOS

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COMPLICIDAD

en una ceremonia de ensueño.

ORIGINAL

la temática del cóctel de bienvenida.

RIQUÍSIMO

El menú hizo las delicias de los paladares más exigentes.

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UNA FIESTA INOLVIDABLE

donde no faltó el baile y la diversión.

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TAL PARA CUAL

El matrimonio posó para nuestras cámaras como auténticas celebrities.

LOS INVITADOS

en una instantánea única para el recuerdo.

LA EXCLUSIVA DE LA BODA marca registrada por Imagen and Media Comunicacion SL. © Copyright Leyenda | Todos los derechos reservados DEPOSITO LEGAL: CO 773-2012. Email: quiero@laexclusivadelaboda.es Edición impresa en Madrid 2015. Prohibida su venta y distribución.


EL LUGAR ELEGIDO El lugar elegido para la celebración fue “El encanto del Valle de Lozoya”, un conjunto de 16 apartamentos turísticos situados en Gargantilla del Lozoya y Pinilla de Buitrago, el municipio con el nombre oficial más largo de España. Un paraje de inigualable belleza que invitaba al relax y a la celebración en familia, además de un lugar estupendo para desconectar y escapar del calor. El termómetro no mentía, marcaba 10 grados menos que en Madrid ¡Todo un lujo! Alejados, pues, del mundanal ruido, Gilberto Manjón Zamora y Sara Esteban Lerma tenían muy claro, desde el prinicipio, la clase de boda que deseaban: civil, moderna, familiar, entre amigos y, sobre todo, cómoda. Preparativos, ceremonia, fiesta y alojamiento para todos.

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DOS HORAS ANTES DEL ENLACE, GILBERT ESTABA CASI PREPARADO Y LOS NERVIOS COMENZABAN A HACER ACTO DE PRESENCIA.

MUY NERVIOSO “ESTOY QUE NO QUEPO EN MÍ. FELIZ PERO MUY NERVIOSO DESDE QUE ME HE LEVANTADO”

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El equipo de La Exclusiva acudió puntual a la cita, en torno a las diez de la mañana. Allí nos reunimos con la pareja, todavía sin vestir. Acababan de llegar del Ayuntamiento de Gargantilla del Lozoya y Pinilla de Buitrago donde ya habían hecho lo más importante: formalizar su enlace sobre el papel de manera oficial. Sin embargo, Gilbert estaba todavía de los nervios. Le temblaban las manos, hablaba muy rápido y nos llamó especialmente la atención que no parase de tararear la canción de moda de Enrique Iglesias: “Súbeme la radio”. Estaba deseando que llegara la barra libre y que pasara cuanto antes el protocolo ceremonial.


AYUDANTES DE EXCEPCIÓN

Desde primera hora de la mañana, los nervios podían con Gilbert. Imposible disimularlos. Ni el café ni el zumo ni tampoco las dos valerianas que se había tomado le hacían efecto. Pero afortunadamente, no se encontraba solo. Sin separarse de él -y ayudando a cuidar cada detalleestaban sus tres hermanos: Santi, Eloy y Olympia. “Estás temblando, tío” -le decía uno de ellos, Eloy, mientras le intentaba colocar con cierta dificultad los gemelos-. “Me estás transmitiendo a mí los nervios” -risas-. Y así es como, minuto a minuto, transcurrían los preparativos: con la familia entrando y saliendo, sin orden ni concierto, del apartamento del novio.

LOS COMPLEMENTOS

Gilbert se caracteriza por su sencillez y, por eso, su traje no podía ser de otra manera: elegante y sencillo al mismo tiempo. Adquirido en Morata de Tajuña, el novio había elegido el azul como color predominante. “Camisa blanca, como podéis ver y chaqueta y chaleco para pasar calor” -nos cuenta entre risas-. Para completar el look, corbata, pañuelo y una flor blanca a modo de contraste que también lucía el padrino, Felipe, padre de la novia. Los zapatos, un modelo clásico y elegante, combinaban a la perfección con el conjunto y, finalmente, unos gemelos muy especiales, ya que llevaban el emblema de la Embajada Americana: “Un regalo de cortesía” -explica Gilbert, conductor de vehículos privados-.


LISTO PARA ENCONTRARSE CON SARA

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Gilbert terminó de prepararse enseguida. Fue bastante rápido y, de hecho, tuvo que esperar un buen rato a que la novia estuviera a punto, como manda la tradición. De ahí que le diera tiempo a posar para nuestras cámaras y conversar con La Exclusiva de manera distendida. Luego, por descontado, aprovechó la ocasión para fotografiarse con algunos de sus más allegados: amigos y hermanos que reían a carcajadas mientras él se dejaba fotografiar a las puertas de su apartamento lo que hizo que sus nervios pasaran a un segundo plano. Veíamos, por fin, a un Gilbert diferente. Ahora ya, radiante y sonriente, como es él. Y es que para el novio, casarse con Sara era hacerlo con la mujer de su vida. “Llevamos juntos 13 años” -nos decía orgulloso mientras miraba a su alrededor, pendiente de todo lo que le rodeaba-. Si han esperado tantos años para dar el paso de casarse -cuentan- es por cuestiones económicas y porque ambos tenían muy claro el estilo de boda que querían vivir: a ellos no les bastaba con una jornada para celebrarlo, querían pasar un fin de semana completo. “La ceremonia y la fiesta pasan tan rápido que no te da tiempo a estar con todos... y es una pena”, nos contaba Gilbert.

“ESTOY EMOCIONADO Y CON MUCHAS GANAS”

Por su profesión, Gilbert no está acostumbrado a ser el centro de atención.


“QUÉ HACES?

¿PENSANDO EN SÉNECA?”.

Mientras el equipo de la Exclusiva le inmortalizaba a la entrada de su apartamento, sus amigos y hermanos intentaban sacarle la sonrisa. Y lo consiguieron, por supuesto. Eso ayudó a que, entre carcajadas y flashes, el novio se moviera con soltura y respondiera con su característico humor a las preguntas que les lanzaban los suyos.

Sin embargo, en esta ocasión, no parecía importarle y posó ante nuestras cámaras como un auténtico profesional.


en EL APARTAMENTO

Una novia radiante

Muy cerca del lugar donde se celebraría la ceremonia, en el apartamento número 13, se encontraba Sara, bastante tranquila, al menos en apariencia. Nada que ver con su pareja. Aun así -aseguraba- aquella noche había dormido solo dos horas: “A mí me pone nerviosa ver al novio tan nervioso” -confesaba entre risas-. Y mientras nuestro equipo hablaba con ella, observamos cómo trabajaba su amiga Mayte, la encargada de transformar a Sara en una bonita novia. Para ello, optó por un maquillaje suave y sencillo, en tonos marfil y con un ligero toque azul, tonos teja para marcar los pómulos y brillo en los labios. Sin detenerse ni un segundo en su labor, contestaba a nuestras pregundas y sentenciaba: “Sara es muy guapa, como podéis comprobar, y con poquito que le hagamos va a estar preciosa”. De tal palo, tal astilla. Lucía, su hija de 8 años, era una princesita. Vestida de rosa, lucía una llamativa corona de flores en la cabeza.

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AMIGOS Y FAMILIARES COLABORARON PARA QUE SARA ESTUVIERA GUAPA Y TRANQUILA

En las imágenes podemos apreciar que la novia estaba muy bien rodeada y asistida por los suyos. En todo momento se dejó llevar por sus amigos, que no dudaron en ayudarla a la hora de ponerse el vestido y los zapatos. Se respiraba familiaridad y confianza. El apartamento nunca estaba vacío. Con la puerta abierta de par en par, la gente entraba y salía con absoluta libertad. Así son ellos, naturalidad por bandera.

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LA ESPERA

Sara, enfundada en su precioso vestido de novia, no acababa de crérselo: “Ya estoy”, exclamó con firmeza. Su gran momento se empañó con un imprevisto de última hora: la peluquera -proporcionada por una buena amiga de la pareja, Bárbara- no apareció en toda la mañana. Los invitados esperaban a que la novia hiciera su entrada nupcial, especialmente su padre, Felipe, que jamás perdía la sonrisa. Mientras tanto, algunos amigos no dudaron en improvisar, plancha en mano, el peinado de Sara. La sangre no llegó al río y ‘la peluquera ausente’ se quedó en una anécdota para el recuerdo. Frente a la adversidad, Sara pasó página rápido y se centró en lo que estaba a punto de vivir.


Vestido y complementos 14

Sara eligió un vestido blanco, con corte el pecho en palabra de honor, falda abierta por delante tipo sirena y largo por detrás. Las medias se las había comprado Pilar, la mujer de su padre, mientras que la gargantilla era un regalo de su madre. La pulsera y los anillos eran heredados de ella, una simbólica manera de que estuviera en su boda, acompañándola, en este día tan bonito. Con el conjunto elegido, Sara presumiría con él de su escultural cuerpo. Envidiable.


ZAPATOS Los zapatos eran ideales: plateados, con finas piedrecitas ornamentales y un buen tacón que ensalzaba su figura. Luego, para la fiesta, Sara se los cambiaría por otros más cómodos.

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JOYAS

El dorado de sus pendientes contrastaba con el resto de complementos. Eran un regalo de su marido.

CORONA

Como si se tratase de una auténtica princesa, Sara llevaba una pequeña corona plateada en el pelo, regalo de su amiga Paqui. La tiara y las orquídeas eran prestadas.

ÍNTIMO

La novia luciría un bolero para cubrirse los hombros. También llevaba una liga azul, regalo de unos amigos.


“13 años después, cumplimos un sueño” A las puertas de su apartamento, Sara se mostraba muy feliz. Se sentía guapa y es que realmente lo estaba. El ramo, de la floristería Mariví (en el Puente de Vallecas), llevaba

LA IMAGEN DE LA FELICIDAD

rosas de tres colores diferentes: blanco, rosa y azul. Y puesto que el azul es su color favorito, no dudó en pintarse las uñas de este mismo tono. En cuestión de minutos cumpliría uno de sus sueños: casarse con el amor de su vida y padre de sus dos hijos.

Gloria y Pura, hermana y madre de la novia, se convirtieron en un apoyo incondicional para Lorena durante su puesta de largo. Atentas y pendientes de cada detalle y con ánimo de satisfacer las necesidades de la novia, se mostraron alegres y dispuestas a que todo saliera a las mil maravillas. Mientras, Domingo, padre de la novia, no paró de bromear creando un ambiente cálido, confortable y especial.

LA ABUELA NO DEJÓ DE MIRARLE

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El 13 es un número muy especial para la pareja; cargado de significado que se aleja de las supersticiones, sino más bien todo lo contrario: se conocieron hace 13 años, el cumpleaños de Sara es el 13 de septiembre, en 2013 nació su hijo Gilbert, el santo de su hija Lucía es el 13 de diciembre y, por si esto no fuera suficientemente, hoy la novia se vestía en el apartamento número 13.


San Juan de los PANETES,

un lugar LLENO DE TESTIGO MUDO DEL ENLACE

ENCANTO

Después de nueve meses organizando la boda, por fin llegaba el momento que tanto anhelaban. La ceremonía tuvo lugar en un espacio abierto y a pocos metros de los apartamentos de “El Encanto del Valle del Lozoya”. Un reservado decorado con cuidado y con buen gusto, sencillo y acogedor, solo para ellos: 30 familiares y 50 amigos. El toque rústico de la madera y la piedra contrastaba con algunos detalles más actuales como, por ejemplo, el arco floral de la imagen. El rosa y el blanco eran los dos colores predominantes en el conjunto decorativo. El resultado era mágico, romántico y familiar. Ésta no iba a ser una ceremonia al uso. Entre otras, arrancaba con casi una hora de retraso.

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La iglesia elegida por la pareja para la ceremonia es, sin duda, un lugar emblemático de la capital aragonesa situado muy cerca de la plaza del Pilar. En la imagen de la derecha, la torre octogonal queda reflejada sobre uno de los ventanales de cristal que se pueden encontrar en la calle Salduba.


La decoración, rústica pero con toques modernos, convertía el espacio en un lugar cómodo y agradable para todos.


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LA ESPERA

Con todos los invitados en pie, comenzó a sonar el famoso tema de U2 “With or with are you”, momento en el que Gilbert hacía su aparición entre aplausos y del brazo de su madre y madrina, Juana. Sus muecas le delataban: seguía nervioso. Dándole fuerzas con su presencia, a su otro lado, le seguía el pequeño Gilbert luciendo chaleco gris, pantalón a juego y corbata platino. Poco tiempo después llegaba Sara, acompañada por su padre, Felipe. Abriendo camino, Lucía, cesta en mano, lanzaba pétalos de rosas a su paso. De fondo, sonaba otra canción estelar: “Somewhere over the rainbow”.

Nadie podía ocultar la felicidad y la emoción en un momento tan importantes para los novios. Sobre todo, cuando por fin la pareja se reunió con sus dos hijos a los pies del altar formando una bella estampa familiar. Ahora sí, podía comenzar la ceremonia.


EMOCIONES A FLOR DE PIEL Y UN SORPRENDENTE MAESTRO DE CEREMONIAS Los invitados siguieron muy atentos el desarrollo de la boda. La temperatura aunque calurosa, era agradable. Nadie se movió de su asiento excepto para tomar algunas instantáneas de los novios. Entre otros, pudimos ver al padre de la novia notablemente emocionado en una ceremonia en que sorprendió la chispa, naturalidad y cercanía del Maestro de Ceremonias: Rafael García Gutiérrez, alcalde de Gargantilla del Lozoya.

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UNA CEREMONIA MUY CERCANA

La ceremonia estuvo marcada por la emoción y la complicidad. Pero además,

hubo un protagonista inesperado: el oficiante de la ceremonia. Divertido, ameno y cercano, arrancó su discurso dirigiéndose al novio: “Llevo más años casado que tú, así que no te pongas tan nervioso”. Encantado de haber oficiado 272 bodas, el alcalde, Rafael García Gutiérrez, puede sentirse orgulloso, pues ninguna de ellas ha acabado en divorcio: “Por eso, a Gilbert y a Sara les vamos a prohibir que se divorcien; para que no me rompan la estadística” -sentenciaba ante nuestras cámaras-. Sus palabras, por otro lado, estuvieron plagadas de consejos. Por ejemplo: “Hay que poner en práctica dos palabras del idioma castellano contradictorias pero que aquí funcionan muy bien: abierto y cerrado. Bolsillo abierto y boca cerrada”. Y el más importante de todos: “Amaos mucho, pero no os agobiéis”. Sara y Gilbert reían y reflexionaban a parte iguales.


La ceremonia estuvo marcada de momentos especiales e inolvidables. Más de una década compartiendo una vida y, sin embargo, parecía que entre los novios no hubiera pasado el tiempo. Entre caricias y besos, transcurría la ceremonia a un buen ritmo y entre versos, como los que recitó el alcalde, Rafael García Gutiérrez: “Amaos mucho el uno al otro, pero no hagáis del amor una prisión”.

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SARA Y GILBERT

UNI D O S PA R A S I E M PR E L

a ceremonia fue íntima y en ‘petit comité’. Por eso, entre otros motivos, resultó de lo más amena y en absoluto pesada. La actitud del oficiante de la boda fue una de las características más subrayables pues, a lo largo de la ceremonia, dedicó diversas perlas a novios e invitados de lo más ingeniosas. Y justo cuando llegó uno de los momentos más importantes -el intercambio de alianzas-, le dijo a Gilbert: “No hace falta que le rompas el dedo a la novia”. Un comentario que nació de él como algo natural y que, obviamente, motivó un arranque espontáneo de aplausos y risas entre el público. Otra de las imágenes más destacadas -bonita

y entrañable- fue la de Sara y Gilbert junto a sus dos hijos desde el principio de la ceremonia y hasta el final de la misma. Ambos querían que ellos fueran testigos privilegiados del enlace y que, incluso, participasen activamente. El padre con el hijo y la madre con la hija, agarrados entre sí como un todo, configuraban una instantánea única. Y tras el “ahora ya sois marido y mujer” que puso punto final a la ceremonia, siguieron más aplausos, invitados con vítores de “viva los novios”, el puño en alto de Gilbert a modo de triunfo... y el beso que marcaba el inicio de una nueva etapa de la pareja.

TRAS INTERCAMBIAR LAS ALIANZAS, SARA Y GILBERT PRONUNCIARON EL “SÍ QUIERO” Y SE CONVERTÍAN EN MARIDO Y MUJER. UN FINAL FELIZ tras trece AÑOS DE RELACIÓN. Las alianzas, de oro rosa, se compraron en la Joyería ‘ÚNICAS’. y SELLARON EL AMOR DE LA PAREJA. la de Sara, además, llevaba un diamante EXTRA.


Ritual de Arena

Cada vez es más popular optar por rituales exóticos, diferentes y simbólicos como, por ejemplo, la Ceremonia de las Arenas. Se trata de un bonito ritual, no vinculado a ninguna religión, que representa la unión de dos personas en un proyecto en común. Tan sólo requiere recipientes con arena de dos colores distintos para los novios, pero en este caso hubo una variante: Gilbert y Sara querían que sus hijos participaran en el ritual por los que se sumaron dos botellas extras que 26 los pequeños vertieron encantados.


DESDE EL CORAZÓN

Mientras el Alcalde leía, los novios, Lucía y el pequeño Gilbert cogieron sus respectivos jarrones y, poco a poco, fueron vertiendo las arenas en un recipiente de cristal de mayor tamaño. Los cuatro colores se fusionaron de manera muy natural como si fueran uno solo. Y es que así tiene que ser una familia: un conjunto de individuos que, unidos, forman un todo inquebrantable.


LOS PADRINOS ACOMETIERON EL PAPEL DE TESTIGOS DANDO FE DE LO OCURRIDO EN EL ENLACE FELIPE Y JUANA por un lado, y Lucía y gilbert por el otro, EJERCIERON perfectamente su papel de TESTIGOS, TAREA QUE ASUMIERON FELICES Y ORGULLOSOS. Una vez finalizada la ceremonia, los testigos firmaron para dejar constancia y formalizar, de esta manera, el enlace. Los novios decidieron que sus padres, Felipe y Juana, además de ejercer de padrinos, fueran también sus testigos de boda. Pero no los únicos, ya que incluyeron a sus hijos en este papel. Los cuatro accedieron encantados y así de sonrientes posaron para nosotros mientras estampaban su firma en los documentos “oficiales”. Los novios hicieron lo propio, rubricando también en el lugar correspondiente. Mientras lo hacían, sonaba la canción “Forever young”, del grupo alemán Alphaville. La felicidad era evidente. Acababan de cumplir su sueño en una ceremonia especial y en la que todo había salido más que bien.

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Los novios fueron recibidos por sus invitados bajo una lluvia de pétalos muy “explosivos” que volaron a modo de confeti. Los aplausos y las felicitaciones de sus seres queridos hicieron de banda sonora para este instante único.

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UNA VEZ FINALIZÓ EL TRÁMITE PROTOCOLARIO, LA PAREJA, TRIUNFANTE, SE ACERCÓ A SU GENTE. TODOS ESPERABAN CON ENTUSIASMO PARA RECIBIRLES A LO GRANDE.

Los invitados hicieron un pequeño pasillo para dejar pasar a los recién casados. La música de Alphaville seguía sonando de fondo, mientras los invitados vitoreaban, aplaudían y hacían buen uso de los cañones de pétalos de rosa que previamente se habían repartido. “Me váis a matar de un susto” -espetó Gilbert ante los sucesivos y sonoros disparos’-. “Y yo quiero agua; una manguera de agua fría” -suplicó sonriente Sara-. Le dieron una botella de inmediato que dio paso a un ‘Mini’ a rebosar. A pocos metros de distancia, las brasas empezaban a arder en la barbacoa y el cocinero a trabajar. Seguro que todos pensaban lo mismo (¡qué hambre!), mientras los estómagos, inquietos e impacientes, empezaban a rugir.


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Momento en el

UN AUTÉNTICO FLECHAZO

Gilbert y Sara disfrutaron de una romántica sesión de fotos en los jardines de “El Encanto del Valle de Lozoya”, a pocos metros de donde se hallaban los invitados. Allí, mucho más relajados que al principio, hicieron alarde de su arrolladora naturalidad y decidieron ponerse cómodos y, entre flashes, nos contaron encantados cómo y cuando comenzó su historia de amor. Aunque empezó hace ya trece años, podemos afirmar que siguen tan enamorados como el primer día. Sus vidas se cruzaron una noche después del trabajo, en “El Formas”, un bar de copas del barrio. Les presentó un amigo en común y, desde esa noche, no han vuelto a separarse .


ELLOS SON ASÍ

Gilbert: “Me apetece una cerveza” Sara: “A mí dormir” Gilbert: “Cuidado que viene la de la alcachofa”

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Gilberto Manjón Zamora (43) y Sara Esteban Lerma (37)

no podían ni imaginarse que aquella noche en “El Formas” sus vidas iban a dar un giro de 180 grados. Estaban cara a cada con el amor de sus vidas. De este, nacerían después sus dos hijos. “Desde que decidimos casarnos hasta ahora se ha hecho muy largo” -nos contaba Gilbert-. “A medida que pasaba el tiempo, más y más carga y estrés”. Y añadía: “Ya me habéis visto esta mañana, que no cabía en mí”. “Que conste que mi brote de nervios no lo habéis visto, pero también lo hubo ayer” -recalcaba seguidamente Sara-. Sin lugar a dudas, el suyo ha sido un camino de largo recorrido con un final feliz. “Fuimos amigos durante mucho tiempo, antes de ser pareja”. ¿Y por qué no han celebrado la boda el día 13? “Es un número muy simbólico en mi familia, pero es que no caía bien. El 13 de junio hay cole y el 13 de agosto está la gente fuera” -respondía Sara-. No obstante, la fecha finalmente escogida, el 24 de junio, también tiene su razón de ser: “San Juan es una noche mágica y coincide entre el fin de curso de nuestros hijos y las vacaciones del verano. La mejor época del año”. Y de nuevo, el 13 aparecía en otro momento emblemático en sus vidas, la pedida de mano, ya que fue en el cumpleaños de Sara (13 de diciembre) cuando Gilbert la invitó a cenar para pedirle matrimonio. La respuesta… ¡ya la sabemos!


“Somos muy amigos y no salimos más porque no queremos. Hacemos mucha vida familiar”

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Sara siempre me intenta calmar. Me aporta tranquilidad y la paz que necesito”

“Divertido, responsable, trabajador, honrado y cariñoso. Así es Gilbert”


“Sara es una persona muy cariñosa, muy detallista y da todo lo que tiene”

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SIEMPRE CÓMPLICES Después de más de diez años juntos, vemos en Sara y Gilbert a una pareja estable. De hecho, ambos coinciden en tres palabras clave a la hora de definir su relación: estabilidad, confianza y complicidad. Así con con ellos...y con los suyos.


“Ella es un encanto... y yo soy irresistible. La quiero mogollón”


Las sonrisas estaban presentes

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en cada una de las imágenes que tomó nuestro equipo. Llegaba, por fin, el momento de templar los nervios y, de hecho, pudimos ver a un Gilbert con un áninmo muy cambiado con respecto a la ceremonia. Estaba en su salsa, nada tembloroso, tranquilo y alegre. Al fin y al cabo, estaba rodeado de sus amigos -llegados principalmente de Madrid, pero también de Chinchón y Almería-, de su familia, del amor de su vida y de unos hijos que lo son todo para él. ¿Qué más se puede pedir?


FAMILIARES Y AMIGOS DISFRUTARON DE UNA FIESTA INOLVIDABLE NADIE QUISO QUEDARSE SIN SU FOTO CON LOS NOVIOS

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l ambiente era inigualable y así de orgullosos presumían de felicidad todos los invitados. Llegaba el momeno de besar y abrazar a los protagonistas, darles la enhorabuena y demostrarles todo su cariño. Intercambiaron impresiones... y fotografías. En grupos, familiares y amigos posaron junto a ellos en lo que se convertiría en un recuerdo inolvidable de este día tan especial. Nadie quiso quedarse sin las cotizadas instantáneas. Entre conversaciones, sucesivas felicitaciones y buenas palabras, Gilbert y Sara no dudaron en posar con los asistentes. Eso sí, ya con las primeras copas en las manos, brindis... y algunos aperitivos.


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ara los novios lo más importante era celebrarlo con sus seres queridos a los que no descuidaron ni un solo instante. Sólo faltaron tres personas en este día tan especial: Carmen, la madre de Sara, Santiago, el padre del novio, y un gran amigo: Antonio “Popeye”, amigo y vecino de la infancia de Gilbert. “Un descubrimiento para mí cuando lo conocí” -nos contaba Sara-. “Gran persona, gran amigo, inteligente y un rompecorazones”. Y remata: “Un auténtico vividor”.

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el banquete

En lugar de contratar un cáterin habitual y un banquete al uso, los novios querían agasajar a sus invitados con una barbacoa, a cargo de “El Encanto del Valle de Lozoya”. Una barbacoa de calidad servida en el mismo patio donde había tenido lugar la ceremonia. Una elección de lo más acertada, ya que los invitados pudieron así disfrutar de un menú dispar y hecho a la brasa.

44 VERDURAS A LA BRASA, TARTALETAS, MELÓN CON JAMÓN Y SALMOREJO.

EMBUTIDOS, HAMBURGUESAS E IBÉRICOS.


BROCHETAS DE POLLO Y DE SOLOMILLO DE TERNERA.

MOUSE DE YOGUR CON FRUTOS ROJOS.


UN BANQUETE Rosa, la mejor amiga de Marina y Esther, hermana de Alejandro, preparadas para mostrar su videofriend. Un gran trabajó que logró su objetivo: emocionar a los novios y, de paso, a todos los presentes.

MUY MOVIDITO

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CUMPLEAÑOS

Nada podía hacer sospechar a Alzhara que su prima Lorena tendría el detalle de preparar una tarta temática especial por coincidir su 30 cumpleaños con el día de la boda. La novia, siempre detallista, encargó una tarta de fondant que recreaba una montaña que estaba siendo escalada por una simpática rubia con cierto parecido a Alzhara. Este bonito detalle emocionó a la cumpleañera quien no pudo evitar lanzarse a los brazos de los novios.


UNA TARTA PARA LOS MÁS GOLOSOS

Algunos sentados en sus mesas y otros de pie, empezaban ya a circular las bebidas: lo primero que los invitados reclamaban. Poco después, los aperitivos y una barbacoa que no dejaba de asar platos hechos en el momento. Las charlas derivaron pronto en risas, recuerdos y anécdotas. El ambiente empezaba a animarse. La comida discurrió en perfecta armonía y no faltaron los bailes improvisados y los cánticos de familiares y amigos que estaban muy pero que muy contentos. El menú, por supuesto, estuvo a la altura de las expectativas, así que no se podía pedir más a una tarde que estaba resultando ser estupenda y digna de recordar. Todo estaba saliendo a la perfección. Así nos lo confirmaba Gilber entre bocado y bocado: “Está saliendo tal cual Sara lo había pensado porque -subraya- la idea fue suya; yo sólo he estado de comparsa”. “Quería hacerlo en plan vacaciones, cachondeo y bebidas gratis” -confiesa Sara entre risas-.


un momento

MUY DULCE

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Entre bailes y emociones, llegó la hora de sacar la tarta nupcial. De fresa y decorada de manera muy original con una simpática representación familiar en la cúspide, Gilbert y Sara procedieron a uno de los momentos más simpáticos de la velada: el corte a golpe de cuchillo. Sorprende que no se mancharan. Hubo tiempo para la broma, tal y como muestra la imagen principal. La ocasión fue aprovechada por varios de los invitados para ponerse en pie, tomar algunas fotografías y esperar ansiosos al reparto de los platos. “¡¿Quién quiere tarta?!” -gritó el novio ante un público entregado-. Y por si la fresa no gustaba a todo el mundo, los novios no dudaron en añadir una segunda tarta al menú: la de chocolate... que nunca falla.


PARA LOS MÁS PEQUEÑOS

Por supuesto que los niños no podían quedarse sin regalos Los novios acordaron que lo mejor para los pequeños eran juguetes con los que pudieran disfrutar en sus casas. Pero Sara y Gilbert dieron un paso más y para que estuvieran entretenidos durante toda la velada, contaron con dos animadores de lo más simpáticos: Néstor y Paloma. Ambos venían de Usera, el mismo barrio del que proceden también Gilbert y Sara. “Hemos sido invitados y contratados a la vez” -comentan ante nuestros micrófonos-. “Con los nenes hemos pensado hacer juegos de agilidad y con los mayores algunos juegos más subiditos de tono... ¡con chupitos incluídos!”. Estaba todo pensado. La fiesta y la diversión, visto lo visto, estaba garantizada.

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PEQUEÑOS DETALLES

PARA TODOS

Tras la comida, llegaba el turno de descubrir los regalos que los novios habían escogido para sus invitados tal y como manda la tradición: una bonita manera de que todos se llevaran a casa algún recuerdo de un día tan señalado como ése. En esta ocasión, Gilbert y Sara quisieron obsequiarlos con una amplia variedad de detalles: cajitas de bambú, pashmiras, petacas, espejos, llaveros, hidratante labial, abanicos, sombreros y barajas de cartas. “Las quería de Poker pero no había”, explica Sara quien, ya calzada con unos zapatos planos, iba visitando las mesas con un doble objetivo: repartir los presentes y conversar brevemente con sus amigos. “Muchas gracias, tesoro”, “preciosa”, “¿qué hay dentro?” -eran algunas de las respuestas que iba recibiendo a cada paso que daba-.


UNA GRAN CELEBRACIÓN Tras

la ceremonia, la comida, los regalos -y con los niños entretenidos y pasándoselo genial entre juegosllegaba el momento de que los adultos se hicieran las instantáneas más divertidas con los accesorios preparados: caretas, emoticonos, sombreros, gafas de todos los estilos... y muchos más elementos que llamaban a las risas, familiares y amigos iban pasando por el photocall personalizado con fecha y nombres del matrimonio. Estaba al aire libre y hecho a mano para la ocasión. En la mayoría de los casos, el equipo de La Exclusiva tiene que buscar a invitados animados a quienes preguntarles, grabarles o fotografiarles. Sin embargo, en esta boda, no fue necesario. Gran parte de los congregados querían hablar y participar. Eran muchos los que buscaban incesantemente las cámaras... y a la chica de la alcachofa.

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Una pareja como ellos no podía optar por un Vals tradicional para su baile nupcial. Así que en cuanto oímos sonar la música no nos extrañó en absoluto la elección por la que ambos se habían decidido. El DJ era Iván, más conocido como ‘Chache’. “Soy el hermano putativo de Sara” -nos contaba-. Se conocen desde los 16 años. Él fue el encargado de poner la canción de apertura: la música de la película de ciencia ficción “Armageddon”. Al ritmo de esta famosa banda sonora, los novios entraron en el recinto habilitado para el baile. De esta manera, quedaba oficialmente inaugurada la pista de baile. La noche sería larga, divertida, familiar e inolvidable para ellos. Gilbert y Sara, por fin, ya eran marido y mujer.

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UN BAILE IMPROVISADO

SE CONVIRTIÓ EN UNO DE LOS MOMENTOS MÁS ORIGINALES DE LA NOCHE


¡QUE COMIENCE LA FIESTA! El baile nupcial se interrumpió de repente y la música cambió de tercio, momento que aprovechó la pareja para sacar a bailar a todos los invitados que, hasta ese momento, habían sido espectadores. Tras tantas emociones, había llegado la hora de disfrutar, de olvidarse de todo y dejarse llevar. Las ganas de mover el cuerpo eran evidentes. Solos o acompañados, por grupos o en fila. Algunos, incluso, protagonizaron los bailes más estrambóticos: el lanzacartas, el boxeador, el submarinista y, directamente, hubo quien no dudó en tirarse al suelo. La improvisación era la norma porque... así es como mejor salen las cosas.

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Después de muchas noches sin dormir por culpa de los nervios y los preparativos, había llegado la hora de pasar otra noche en vela. Pero esta vez, con barra libre. Al tiempo que la fiesta iba en aumento -cuando todavía no había anochecido- , las personas que todavía no lo habían hecho, se acercaban a la máquina de escribir (imagen superior) para escribir lo que les naciera del corazón. Las cartas ya estaban sobre la mesa y, lo mejor de todo, es que los invitados podrían dormir en sus apartamentos que los novios habían reservado para ellos. ¿Quién podría resistirse a un plan así? ¡VIVAN LOS NOVIOS!



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