Laberinto 9° aniversario

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Laberinto

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sábado 23 de junio de 2012

IMÁGENES: ARCHIVO MILENIO

Política cultural

Textos de: Andrés Manuel López Obrador • Enrique Peña Nieto Gabriel Quadri de la Torre • Josefina Vázquez Mota MILENIO


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MILENIO

antesala DE CULTO

Penélope Córdova b fegari13@gmail.com ESPECIAL

El alma rusa

Peter Høeg

Fisuras en el hielo TOSCANADAS ESPECIAL

David Toscana dtoscana@gmail.com

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i hay en el mundo un país desconocido para los demás países lejanos o vecinos suyos, ignoto, inexplorado, incomprendido e incomprensible, es, sin duda, Rusia… Se descubrirá el perpetuum mobile o el elíxir de la larga vida antes de que los hombres de Occidente lleguen a comprender la verdad rusa, el alma rusa”. Dostoyevski da inicio a su diario con estas palabras; parecen exageradas, y de hecho en el resto de las páginas el escritor peca de ombliguismo o, más correctamente, umbilicalismo. Repite una vez tras otra la idea de “esto ocurre sólo en Rusia” y muy fácilmente salta a la conclusión de que el alma rusa es universal. Algo de razón ha de tener, pues el mejor laboratorio de la condición humana, después de la guerra, es la literatura rusa. Podemos evaluar nuestra razón o sinrazón, nuestros ángeles o demonios según entendamos a Raskólnikov o los motivos del suicidio de Ana Karenina o dependiendo de nuestro Karamazov preferido. ¿Cómo podemos relacionarnos con la muy personal moralidad de Sanin? ¿Qué podemos sentir por el buen Oblómov, que tarda ochenta páginas en decidirse a salir de la cama? ¿Lo que me cuenta Chéjov es chistoso o tristísimo? ¿Turgénev es fino o bárbaro? Se puede comparar Los Buddenbrook, de Thomas Mann, con Los señores Golovliov, de Mijaíl Saltykov. En ambas novelas asistimos a la decadencia de una familia. Los Buddenbrook nunca caerán tan bajo como los Golovliov; los primeros son intelectuales, los segundos, salvajes. A los

germanos la religión les sirve de agarradera; a los rusos los lleva a la perdición. Cualquier lector se puede sentir cómodo con El conde de Montecristo. Ahí las culpas están claramente repartidas y la justicia, la venganza, el perdón y hasta el honor llegan con criterios más o menos bien aceptados. ¿Pero qué diablos es la culpa o la justicia en Dostoyevski? ¿Por qué ciertos delitos caen como el pecado original? ¿Por qué es preferible la redención a la libertad? Uno de los mejores respaldos a la idea de Dostoyevski sobre la incapacidad de Occidente de entender Rusia es la adaptación que en 1935 hizo Hollywood de Crimen y castigo. Apenas comienza el filme, le meten un cartel que dice: “Esta historia pudo ocurrir en cualquier sitio”. No es sino una burda forma de confesar: “No entendimos la novela, así que la vamos a convertir en una gringada”. Y sí, el cartel también es un modo de ahorrarse una lana con escenografías gringas que nada tienen que ver con San Petersburgo. Encima, el protagonista se parece a Ernesto Cordero, así que me fue imposible meterme en la historia. Mucho mejor trabajo hicieron con la adaptación de Los hermanos Karamazov, en 1958; pero como no me gusta hablar bien del cine, no lo haré. Buena parte de las ideas que en los textos periodísticos de Dostoyevski parecen simples, erráticas o descabelladas, son en su narrativa piedra angular. Él evidencia mejor que nadie la diferencia entre estos dos mundos. La complejidad del alma, la locura, las contradicciones son asunto novelesco. De un columnista de periódico, en cambio, esperamos puras tibiezas, puros llamados a la justicia y la paz. L

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n Dinamarca la nieve tiene muchos nombres, levedades y sutiles fronteras, que sólo perciben los agudos y los acostumbrados a ella. El lector debe hacerse pequeño para ver claramente lo que para el resto claramente no existe. Peter Høeg (Copenhague, 1957) descubre en su escritura los hilos misteriosos que la historia y las sociedades con inquebrantable fe en el progreso se han encargado de callar. En una cultura que sustenta su éxito en la ciencia, como si fuera culto contemporáneo, las cosas que suceden lo hacen a niveles microscópicos. Høeg aprovecha esta visión para, mediante la literatura, realizar una vivisección del borde, los territorios espirituales y emocionales, donde la ciencia y los ojos adoctrinados por ésta no pueden penetrar. La señorita Smila y su particular percepción de la nieve (1994), la novela que catapultó al autor a la escena literaria mundial, narra la investigación que emprende una mujer mitad groenlandesa y mitad danesa, sobre la muerte de un niño que resbala al caer de un tejado, dejando como evidencia tan sólo sus huellas en la nieve. Tras el aparente accidente, Smila encuentra una intrincada conspiración que data de la II Guerra Mundial. Ningún hecho ocurre de manera aislada, cada accidente funesto es la última consecuencia de una cadena oculta de perversas causalidades que perjudican siempre al más desamparado. Socialmente disfuncionales, los personajes de Høeg han desarrollado, gracias a sus circunstancias, una autosuficiencia que los convierte en indeseables

EX LIBRIS

e incómodos; la convención no perdona. “Uno entiende más cosas cuando se encuentra en el límite”, dice Peter, el protagonista de Los fronterizos (1997), novela centrada en la historia de un trío de adolescentes considerados clínicamente limítrofes por sus trastornos emocionales y su incapacidad de ajustarse a las leyes de convivencia. El argumento consiste en escapar de una institución donde los han internado para evitar que se integren al mundo. Simbólicamente, se trata del escape de un sistema para el que no son más que un experimento, anomalías en el camino hacia el progreso. ¿Cuál es el costo del progreso hablando en términos de vidas humanas? Høeg se preocupa por ese nivel interior obviado por los hechos. Su literatura trata de las relaciones entre poderosos y sometidos, entre supuestos protectores y desprotegidos: reconstruye una sociedad a partir de sus bordes: descubre sus renglones torcidos. La actividad del autor de El siglo de los sueños (1995) no es sólo literaria. En diferentes tiempos de su vida fue actor, bailarín, marino y alpinista; actualmente, es el director y fundador de una organización que se ocupa de proporcionar mejores condiciones de vida a niños de países subdesarrollados. Los mecanismos de la razón están al servicio de la imaginación, la bisagra que articula los mundos invisibles y los perceptibles. Hay más minucias y deshielos en Escandinavia que los hasta ahora conocidos. En esos países del frío, el silencio también es un crimen que esconde la nieve. L Renée y Maxime Saccard bEKO

BITÁCORA PSICOTRÓPICA

Xavier Velasco

AAA. Solicito ingresar de inmediato en red antisocial. Favor de no responder.

MILENIO b LABERINTO b Dirección: José Luis Martínez S. Edición: Alicia Quiñones Coedición: Roberto Pliego Arte y diseño: Salvador Vázquez Mejía


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LABERINTO

antesala

Una forma escondida tras la puerta

Gorostiza y el mole poblano

La poeta de Amherst, Emily Dickinson, es la imagen central de estos versos, en los que se desvela el encierro, la locura y la muerte POESÍA

ESCOLIOS ESPECIAL

Francisco Hernández

Primer testigo Escriba Los muros están hechos de canto y cal, aunque el silencio y los ladrillos digan lo contrario. Solos en el balcón se sacuden los tapices, deshaciéndose de hormigas, de migajas, de granos de polvo. Los escucho y respiro sus sistemas planetarios, mientras los árboles continúan aferrados a cadenas subterráneas. Humillado ladrón frente al botín me siento, aunque no aparezcas con tus uñas de oro bajo el calor del sol. Raspo mis nudillos en las cordilleras de la pared. El tono canario de la pintura se transforma en rojo plomizo. Escriba Ahí está, recién llegada del cementerio. Huele a flores descoloridas su ropaje de gasa. Sus pensamientos siguen unidos a la circunferencia de las oraciones. La acompañaron sus hermanos, su padre, un ministro protestante alcoholizado y dos recuerdos insistentes: el de su madre y el del juez Otis Phillips Lord. No esperaba esta salida. Con serenidad deseo su reclusión, su locura o su muerte. Mientras tanto, Lady Amherst, la hembra del faisán, reparte gusanos a los polluelos de una gallina. Yo dormiré bajo la cama. Aún no es posible hacerlo bajo tierra.

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rancisco Hernández (San Andrés Tuxtla, Veracruz, 1946) es una de las voces más representativas de la poesía mexicana contemporánea. Es autor, entre otros libros, de Moneda de tres caras, Mi vida con la perra, Mar de fondo e Imán para fantasmas. Ha sido galardonado con el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes, el Xavier Villaurrutia y el Mazatlán de Literatura. Inspirados en la vida y obra de Emily Dickinson, los poemas que aquí presentamos forman parte de Una forma escondida tras la puerta, que será publicado por Ediciones Montecarmelo y la Universidad Autónoma de Querétaro. En la presentación, su autor anota: “Son dos los testigos, ambos con trastornos mentales. Por amor a Emily Dickinson llegan a Amherst, Massachussets, y rentan una vivienda frente a la mansión de la escritora. Ellos conocen lo esencial: Miss Dickinson vive en la soledad, no ha podido ser pareja de nadie y la han rechazado también los editores. […] La tercera parte del libro es narrada por Lavinia, quien con absoluta serenidad ve al mundo teñirse de blanco, tal como le hubiera gustado a su hermana Emily”.

Armando González Torres

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asta hace no muchas décadas, el concepto de cultura remitía a un acervo patrimonial y a un conjunto de bienes y actividades artísticas muy localizado; sin embargo, a partir de la segunda mitad del siglo XX, la extensión del concepto de cultura lo volvió ambiguo. El movimiento tendiente a la ampliación de la vieja concepción patricia de la cultura, plasmado en la labor de organismos internacionales como la UNESCO, se caracteriza por una democratización y popularización de las bellas artes y, sobre todo, por un reconocimiento de la relatividad y las diferencias culturales, así como por una reivindicación de las culturas locales y subculturas. Hoy, el término cultura engloba un conjunto de actividades y productos que van desde la ópera hasta la pantomima callejera, desde la pintura mural hasta el tatuaje, desde la poesía hasta la gastronomía regional, desde la música sinfónica hasta la mezcla del DJ, desde el cine hasta las teleseries y la publicidad, desde la novela hasta el cómic, desde la danza clásica al baile callejero, desde la poesía hasta la expresión aforística del twitter. Esta explosión demográfica de manifestaciones culturales responde a una concepción más democrática y plural de la experiencia cultural, aunque no deja de generar distorsiones como la desaparición de jerarquías entre diversas manifestaciones, la reivindicación revanchista de culturas locales o nacionales, la confusión del valor sociológico

con el estético y la orientación al mero entretenimiento o al escándalo de muchas manifestaciones artísticas. Por lo demás, la ampliación de la noción de cultura no sólo implica un problema de redefinición conceptual, sino que genera conflictos prácticos que van desde la identificación del campo de acción de la política cultural hasta las decisiones sobre el establecimiento de incentivos (un chef, por ejemplo, afirma que la experiencia de probar un buen mole poblano es equivalente a la de leer “Muerte sin fin” de Gorostiza y reclama asignar becas para creadores en el ramo de cocina). En un entorno donde conviven y se mezclan culturas étnicas, de edad, clase y género, la cultura de masas y los restos de la alta cultura, ¿cuál es el papel de la política cultural? Por supuesto, ya no puede ser esa fórmula casi mágica de mecenazgo y promoción que asociaba al Estado, al mismo tiempo, con todo el patrimonio histórico y cultural, con la creación más prestigiosa y con el imaginario popular. Sin embargo, lo anacrónico del dirigismo no implica que la política cultural no deba cumplir viejas y nuevas funciones como, entre otras, estimular mercados culturales para el despliegue de las más distintas manifestaciones; asegurar la diversidad de oferta cultural actual y futura resguardando acervos de identidad y memoria y fomentando obras de larga maduración y, sobre todo, crear nuevos públicos en todas las artes que aprendan a apreciar a Gorostiza, sin privarse de un buen mole poblano. L

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política cultural

Nuestra segunda naturaleza Dedicamos estos dos textos a explicar la poca atención que el Estado brinda a las humanidades. De su lectura surge una pregunta ineludible: ¿qué hace falta para sustituir tal inercia por una verdadera estrategia de Estado? ENSAYO DEVIANTART

Guillermo Hurtado* I as humanidades son un conjunto de disciplinas cuyo objeto es el estudio de la experiencia humana por medio de diversos métodos y recursos. En el núcleo de este conjunto se encuentran la filosofía, la historia y la filología. Pero también se incluyen aquellas áreas del derecho, la antropología, la lingüística, la psicología, la medicina, la bibliotecnología, la teoría literaria, la teoría del arte, la arquitectura, la pedagogía y la teología que se ocupan del fenómeno humano de una manera semejante. El cultivo de las humanidades nos ayuda a entender mejor las vicisitudes de nuestra existencia. Además, su ejercicio tiene un impacto moralizador, ya que nos orientan con suavidad hacia la realización de los valores más altos. Las humanidades nos permiten comprender nuestra segunda naturaleza como seres que vivimos dentro de la trama del lenguaje y dentro de la urdimbre de la historia. Nos animan a vivir de manera virtuosa, racional y autónoma. Por lo anterior, podemos afirmar que el estudio de las humanidades es indispensable para el desarrollo cultural, moral y social de un pueblo. Las ciencias y las humanidades tienen una larga y accidentada historia de acercamientos y desencuentros. La brecha entre las dos culturas,

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a la que se refería Snow, se ha ido cerrando, en buena medida gracias al esfuerzo de los científicos por divulgar sus resultados. Además, el enfoque multidisciplinario ha fomentado una mayor colaboración entre ambas. No obstante, sería un craso error ignorar las diferencias de fondo entre las humanidades y las ciencias. El modelo científico pretende realizar experimentos, encontrar causas, efectuar predicciones, desarrollar métodos exactos —de preferencia matemáticos— y formular teorías. Incluso las ciencias sociales buscan adaptarse, lo mas posible, a este modelo general. Pero nada de esto se le exige a las humanidades, porque su objetivo es otro. Como señaló Dilthey, mientras que el ideal de las ciencias es explicar, el de las humanidades es comprender. Esto no significa que las humanidades no reconozcan los ideales del conocimiento, la objetividad o la verdad. Los filósofos, los historiadores y los filólogos también adoptan estos valores, pero a diferencia de los científicos, que los toman como ideales reguladores, los humanistas los toman como un camino para comprender la dimensión del valor y el sentido de la vida humana. Por ello, no es deseable una excesiva cientifización de las humanidades. Cuando las humanidades se modelan a partir de las ciencias, ganan exactitud y objetividad pero pierden su carácter de prácticas forjadoras de sentido y de valor. II México tiene una larga tradición humanista. Sin embargo, dicha tradición se encuentra amenazada por diversos factores culturales, sociales y políticos. Uno de ellos, del que me ocuparé aquí, es que no existe una política de Estado para las humanidades. Si bien el gobierno destina recursos a las humanidades en la forma de proyectos, becas, estímulos y premios, ello no implica que lo haga siguiendo

una política de Estado. El apoyo a las humanidades está disperso en diversos organismos públicos. A partir de la fundación de la Universidad en 1910, las humanidades han sido incluidas dentro de la educación superior, aunque no todas las instituciones las contemplen en sus planes de estudio. En 1939 nació el Instituto Nacional de Antropología e Historia que ha tenido un valioso sesgo humanista. En 1953 se creó el Instituto Nacional de Estudios Históricos sobre la Revolución Mexicana. En 1970 se fundó el Consejo Nacional para la Ciencia y la Tecnología, que coordina varios centros de investigación en los cuales se cultivan algunas áreas de las ciencias sociales y las humanidades y ofrece recursos para apoyar a investigadores que laboran en ese campo. Y, por último, en 1988 se creó el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, que brinda apoyo a actividades artísticas o culturales con sesgo humanista. Como puede verse, no hay un organismo que coordine y desarrolle una política de Estado para las humanidades. Si bien el antiguo régimen tuvo una clara conciencia de la importancia del estudio de la historia patria para la definición de un proyecto nacional, esa es una idea que se ha perdido con el tiempo. Fuera de las universidades, el apoyo brindado a las humanidades siempre es menor al de otros campos. III Consideremos, por ejemplo, esta pregunta: ¿qué significado tiene que el apoyo a la investigación en humanidades se gestione dentro de un organismo cuya finalidad es el desarrollo de la ciencia y de la tecnología? El Conacyt está regido por la Ley de Ciencia y Tecnología promulgada en 2002 y cuya última reforma data del 28 de enero de 2011. En el artículo segundo de esa ley se establecen las bases de una política de Estado en ciencia y tecnología. Según ellas, la ciencia y la tecnología subsidiadas por el Estado deben ocuparse de “los problemas nacionales fundamentales” con el fin de “elevar el bienestar de la población” e “incrementar la productividad y la competitividad”. Sólo en una lectura muy forzada hallaríamos en la Ley una alusión a las humanidades. Prueba de ello es de que en sus 17 mil 752 palabras el vocablo “humanidades” aparece apenas en una ocasión y de manera muy tangencial. De acuerdo con la Ley de Ciencia y Tecnología, el Conacyt ha reducido a cinco sus áreas de crecimiento estratégico: las tecnologías de información y comunicaciones; las biotecnologías; los materiales avanzados; el diseño y los procesos de manufactura; y la infraestructura y el desarrollo urbano y rural, incluyendo sus aspectos sociales y económicos. Como puede verse, de las cinco áreas, sólo una incluye, y ya hacia el final, una dimensión social y económica y ninguna involucra a las humanidades. Puesto en blanco y negro: el apoyo del Conacyt a las humanidades está subordinado al de las disciplinas científicas y tecnológicas involucradas en las cinco áreas de crecimiento estratégico. Pero lo más grave es que las mecánicas internas del Conacyt ejercen una sutil presión para que las humanidades adopten los métodos y recursos de las ciencias, tanto naturales como sociales. Un ejemplo de lo anterior se halla en el Sistema Nacional de Investigadores. A pesar de que los comités de evaluación están integrados por académicos de las disciplinas por evaluar y de que hay criterios específicos por área, no puede negarse que hay una visión general del trabajo académico que sigue las pautas de la práctica científica. Por ejemplo: la publicación de artículos en inglés en revistas internacionales cuenta mucho para la evaluación de la investigación científica en el SNI. Sin embargo, en las humanidades no pocas veces es preferible —por la naturaleza del tema o por la manera en que se le aborda— publicar libros en español o ensayos en revistas nacionales. IV Podría responderse que la queja es ociosa, si no malintencionada, ya que no han faltado recursos para apoyar a la investigación en humanidades. Pero insisto: el asunto va más allá de qué tanto el Estado mexicano ha financiado las humanidades. No estamos hablando de dinero. El punto a discutir aquí es el de la política de Estado que está detrás del


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política cultural DEVIANTART

apoyo —mucho o poco— que se ha brindado a las humanidades. Lo que a fin de cuentas está a discusión es el sitio que ocupan las humanidades en nuestro proyecto de nación. Y éste es el tema que debe preocuparnos, porque la inexistencia de una política de Estado para las humanidades es una muestra, una entre otras, de la crisis del proyecto de nación que ha está minando al Estado mexicano. Un dramático ejemplo de lo anterior fue la medida tomada por la SEP en 2009 de eliminar el área de humanidades de la educación media superior. En esta reforma, la filosofía fue eliminada como una disciplina básica, a la historia se le reubicó en el área de las ciencias sociales, y a la literatura en el área de comunicación. Aunque el error fue corregido a medias —gracias a la presión ejercida por la comunidad filosófica—, no parece que el Estado tenga interés en promover la enseñanza de las humanidades como uno de los ejes formativos de la educación pública. Resulta difícil de creer que en un país como el nuestro, en el que la crisis de valores ha tocado un fondo tenebroso, la asignatura de Ética, por ejemplo, se haya eliminado de los planes de estudio. Otro ejemplo de la poca importancia que el Estado le da a las humanidades fue la celebración del bicentenario de la Independencia en 2010. El Estado fue incapaz de ofrecer un discurso adecuado para la efeméride. El resultado fue una celebración confusa y superficial que no cumplió con las expectativas. En un momento de crisis nacional, la celebración del Bicentenario nos pudo haber ayudado a reformular el sentido de nuestra existencia colectiva. ¿Qué podemos hacer para que se formule una política de Estado para las humanidades? No podemos quedarnos esperando con los brazos cruzados. Los políticos y los burócratas están ocupados con otros asuntos. Somos nosotros, los humanistas mexicanos, quienes tenemos que organizarnos para hacer una propuesta razonada al gobierno. Para ello, requerimos entablar un diálogo del más alto nivel académico y de la mayor sensibilidad democrática. No se trata de exigir parcelas o de dividir a la comunidad académica. Lo que se busca es que las humanidades tengan una plataforma adecuada desde la cual puedan crecer y servir de mejor manera al país. Es indispensable, me parece, que se funde la Academia Mexicana de las Humanidades, equivalente a la Academia Mexicana de Ciencias, para que desde allí podamos generar las propuestas que hagamos al Estado. Esta Academia podría ser impulsada, en una primera instancia, por la Academia Mexicana de la Lengua y la Academia Mexicana de la Historia, con el apoyo de otras organizaciones afines, como, por ejemplo, la Asociación Filosófica de México y los claustros de las facultades y colegios de humanidades de las universidades del país. La primera tarea que habría de plantearse la Academia Mexicana de las Humanidades es que el Congreso de la Unión discutiera y aprobara una Ley Nacional para las Humanidades. Con una ley en la mano podría hablarse, entonces sí, de una verdadera política de Estado para las humanidades. Sin la ley sólo tendremos, si bien nos va, destellos de buenas intenciones y migajas de las mesas de otros comensales, y si mal nos va, olvido, desintegración y desprecio. Además de asegurar el sitio que las humanidades deben tener en el sistema educativo, la ley determinaría los criterios y mecanismos que habrían de seguirse para impulsar los proyectos de investigación en este campo. Una opción a considerar es la creación de un organismo especial que coordine la investigación, docencia y divulgación humanísticas, algo equivalente al National Endowment for the Humanities del vecino país del norte. Pero éstas son apenas algunas ideas que podrían discutirse en el seno de la Academia Mexicana de las Humanidades. Depende de nosotros, los humanistas, que el Estado se interese por las humanidades. Para ello, tendremos que tener altura de miras y trabajar juntos. L *Investigador del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM

A la deriva ENSAYO Gabriel Vargas Lozano*

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e acuerdo con el momento que vive el país, ¿cuál es la importancia de un proyecto cultural para el próximo sexenio? Esta pregunta incide en dos cuestiones: por un lado, la caracterización de las consecuencias de la política cultural aplicada por los últimos regímenes, y por otro, el significado o trascendencia de una política cultural bien formulada para nuestro país. Sobre el primer aspecto diría que el Estado, en su conjunto, abandonó su papel social y se dedicó a fomentar a la empresa privada. ¿A qué me refiero? Al hecho de que, por ejemplo, el gobierno debería haber resuelto problemas tan elementales como el analfabetismo funcional que afecta a millones de habitantes y haber puesto en marcha un plan efectivo de combate al analfabetismo cultural. Conaculta se limitó a publicar el diagnóstico de que los mexicanos leen un promedio de 2.9 libros al año; que la mayoría de estos libros son de texto o de autoayuda y que existe un sector de la población que jamás ha leído un libro pero no ha hecho nada por salir de esta situación. Por el contrario, suspendió la edición de libros baratos, a diferencia de la estrategia llevada a cabo por Vasconcelos o más tarde por otros gobiernos como la edición de colecciones como SEP 70. La Cámara de Diputados aprobó la ley del “precio único” sin salvaguardar el derecho del gobierno a ofrecer libros a precios accesibles. Los partidos (de derecha y notablemente los de izquierda) han carecido de una política cultural y el gobierno dejó la educación escolarizada en manos de un aparato sindical corrupto y la educación extraescolar en manos del duopolio de la televisión que, por obvias razones, se mueve de acuerdo a las necesidades del mercado y no de las necesidades sociales. (Hoy, la publicación de libros producidos en las universidades asciende a la “estratosférica” cantidad de 300 ejemplares que el autor distribuye entre sus amigos ante la incapacidad de las instituciones para desplegar una política de difusión, distribución y venta.) Pero además hizo una cosa más grave: frente a la revolución tecnológica de la información y de la comunicación, en vez de buscar un equilibrio en la percepción mediante la letra frente a la percepción mediante la imagen dejó esta última en manos de la televisión privada que parte de la tesis autoritaria de que el público demanda entretenimiento, ignorancia y enajenación frente al conocimiento científico y humanístico.

Y para ponerle la cereza al pastel, el actual gobierno ha tratado, mediante todos los medios posibles, de eliminar de la Educación Media Superior las únicas disciplinas que permiten a un joven reflexionar sobre sí mismo y su entorno de manera racional y crítica como son las filosóficas, desapareciendo el área de humanidades y adjudicando a la literatura —es decir, a la única asignatura que permitiría el acceso al mundo de la imaginación, de los sentimientos y de las vivencias de la humanidad— un papel meramente instrumental. La segunda cuestión planteada nos remite al significado de un concepto complejo como el de “cultura” y que, en una de sus definiciones aludiría, como ha escrito Margaret Mead, al “conjunto de formas adquiridas de comportamiento… que ponen de manifiesto juicios de valor sobre las condiciones de vida, que un grupo humano de tradición común transmite mediante procedimientos simbólicos (lenguaje, mito, saber) de generación en generación” pero que también, agregaría por mi lado, expresa un ideal de lo que debería ser una sociedad. Los griegos la llamaban paideia; los romanos humanitas y los alemanes bildung, es decir, la definición de una orientación que identifique a una cultura. Hasta ahora no conozco, por parte del gobierno actual o de los candidatos presidenciales, con excepción de la propuesta de Morena cultura, una respuesta consistente sobre el papel de la cultura en la situación de crisis en que nos encontramos. En efecto, el Estado debería haber desarrollado, en forma prioritaria, estrategias para la consolidación de nuestras identidades en un país multicultural en lugar de dar carta blanca al mercantilismo y al consumismo. Pero ¿por qué el Estado mexicano abandonó su función básica? La respuesta es que la idea de país que han promovido los últimos regímenes es la de una inmensa maquiladora al servicio de los grandes países altamente tecnificados. Se relega así la tarea de establecer las condiciones de desarrollo para un país que posee una cultura extraordinaria y la de conformar una ciudadanía educada y altamente consciente de sus capacidades y posibilidades. Una política cultural adecuada podría contribuir a la solución de los graves problemas que nos aquejan. Lo diré de otra manera: jamás saldremos del subdesarrollo si no tenemos un pueblo culto. Elena Poniatowska y Paco Ignacio Taibo II han elaborado un proyecto a partir de una concepción amplia de la cultura. Para ellos, la cultura “abarca todas las formas de convivencia, los valores, las visiones del mundo, los modos de pensar y de vivir, así como expresiones del arte y el saber, del pensamiento y la imaginación, incluidas las lenguas, costumbres, saberes, tradiciones y patrimonio que nos han legado los pueblos originarios”. Se trata de un buen inicio; sin embargo, no reivindican explícitamente a las humanidades y está ausente una educación filosófica para todos, como lo ha propuesto la UNESCO en el libro La filosofía, una escuela de la libertad (consultable en www.cefilibe.org). Pero, además, no sólo se requiere fomentar las expresiones culturales de un pueblo, sin más, sino otorgarles un sentido en la situación de ahogo en que nos encontramos. L *Profesor-investigador en el Departamento de Filosofía de la UAM-I


LABERINTO

Con esta entrega, Laberinto festeja nueve años de existencia. Ya que han coincidido el aniversario y la ocasión electoral, hemos invitado a los cuatro aspirantes a la Presidencia de México a que expongan su proyecto de política cultural. Ofrecimos el mismo espacio a cada uno de ellos. La candidata y los candidatos, sin embargo, decidieron ampliar o acortar ese límite. Respetamos su decisión. Aquí están, pues, sus propuestas

Cultura es libertad ESPECIAL

Andrés Manuel López Obrador Candidato a la Presidencia de México por la coalición Movimiento Progresista (PRD, PT, Movimiento Ciudadano)

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a cultura de México es nuestra principal fuerza como pueblo y nuestra seña de identidad. Son múltiples las formas de convivencia, valores, visiones del mundo, modos de pensar y de vivir. Son numerosas las expresiones del arte y el saber, pensamiento e imaginación. Son diversas las culturas, lenguas, costumbres, saberes y tradiciones de los pueblos indígenas. México es uno de los países con mayor diversidad cultural y biológica. Existen zonas arqueológicas, ciudades y pueblos mágicos; monumentos, edificios, conjuntos arquitectónicos y patrimonio de diversas épocas. En nuestro proyecto de nación, la cultura tiene un papel fundamental en la transformación de la sociedad y de las instituciones. Frente a la crisis actual de México, la degradación de la sociedad y de las instituciones; la destrucción de la naturaleza; la desigualdad, la corrupción, la concentración de poder y de riqueza, es imprescindible un profundo cambio político, social, económico y, sobre todo, moral y cultural. La promoción de la cultura en la vida cotidiana, es la mejor manera de enfrentar la descomposición social, la corrupción, la violencia y la delincuencia. La cultura da sentido a las acciones de prevención del delito, a la apropiación del espacio público y regeneración del tejido social, al ofrecer alternativas de inclusión comunitaria, democrática y participativa de públicos y creadores. Con la cultura podemos cambiar la estrategia de guerra por una estrategia de paz. La cultura no sólo es arte y entretenimiento. El acceso a la cultura, el disfrute de todas sus manifestaciones, es un instrumento de liberación, de dignificación, es un acto de respeto por uno mismo. El derecho a la cultura, reconocido en la Constitución, debe ser llevado a la práctica con programas y políticas públicas incluyentes. El sector cultural es generador de empleos, ingresos y riqueza. El bienestar social florece en una sociedad culta, educada y formada. Requerimos una política cultural que potencie nuestro sistema educativo. Que promueva la formación artística y humanística desde el nivel básico, mediante programas que acerquen a los niños a la música, el arte y la literatura, hasta la formación de técnicos profesionales en producción y gestión cultural. La cultura debe ser para todos. El Estado debe garantizar el acceso a la cultura a los mexicanos y proteger la diversidad y el extraordinario patrimonio cultural material e intangible de los mexicanos, incluyendo la riqueza arquitectónica, arqueológica y natural.

Acciones inmediatas en favor del arte y la cultura 1. Apoyo a las actividades de investigación, preservación y divulgación del patrimonio cultural de nuestro país. 2. Las culturas indígenas tendrán un lugar importante en la vida cultural del país. 3. Se estimulará la creación artística y se aplicará un amplio programa de becas para escritores, actores, bailarines, cineastas, pintores, artesanos, escultores, productores de video, músicos y promotores culturales, y otros artistas. El proceso será equitativo y transparente para creadores en todo el territorio nacional y de todas las ramas del arte y de la cultura. 4. La política cultural incluye la democratización de los medios de comunicación. Se promoverán medios públicos y se otorgarán permisos y concesiones a las radios y televisiones educativas, culturales y comunitarias. 5. Se otorgará apoyo a la producción, distribución y exhibición de películas mexicanas de calidad. 6. Se fomentará la lectura, se fortalecerá la red de bibliotecas, salas de lectura y librerías. 7. Se realizarán coediciones económicas con editoriales e instituciones públicas y privadas para acercar a los niños y jóvenes a la literatura universal; al conocimiento científico y tecnológico; a nuestra historia y culturas. 8. Se alentará la formación artística en escuelas, barrios y centros de trabajo. 9. Se promoverán campañas culturales, brigadas culturales y la edición de publicaciones para difundir y fortalecer la cultura ciudadana y valores culturales y morales. 10. Se emprenderán campañas para la divulgación científica y para relacionar la ciencia y la tecnología con la vida cotidiana. 11. Las plazas públicas del país serán escenarios abiertos a las actividades artísticas y culturales. 12. Se creará la Secretaría de Cultura y Elena Poniatowska será su titular para llevar a cabo este programa de cultura. El arte y la cultura serán una prioridad de nuestro gobierno; son la única salida a la profunda crisis nacional. L

México: potencia cultural del mundo JESÚS QUINTANAR

Enrique Peña Nieto Candidato a la Presidencia de México por la coalición Compromiso por México (PRI, PVEM)

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a cultura es uno de los principales elementos de identidad y unidad de un pueblo. A través de la cultura las sociedades se reencuentran con su pasado, comprenden su presente y proyectan su futuro. En su riqueza y diversidad cultural, México se sabe fuerte: somos un país multiétnico y pluricultural, orgulloso de su historia. Contamos con más de 30 sitios inscritos en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO y somos una de las primeras 20 naciones exportadoras de productos culturales en el mundo (UNCTAD, Creative Economy: A Feasible Development Option, 2010). Sin embargo, el Estado mexicano no ha podido traducir este invaluable patrimonio en mayores fuentes de empleo, ingreso y bienestar para las familias mexicanas. No ha logrado detonar el potencial de nuestra cultura para que toda la población tenga acceso, participe, disfrute y se beneficie de nuestra riqueza artística y cultural. Por ello, como Presidente de la República impulsaré a México como potencia cultural del mundo, en beneficio de todos los mexicanos. Para que nuestro país asuma cabalmente este papel, propongo poner en marcha una política cultural basada en tres grandes ejes estratégicos: la cultura como elemento de unidad nacional y construcción de paz; la cultura como motor de desarrollo económico, y la cultura como una poderosa herramienta de política exterior. En primer lugar, debemos replantear la política cultural como instrumento de unidad nacional y construcción de paz, garantizando que sea de libre acceso y respetuosa de los derechos culturales individuales y colectivos. Acercaremos la cultura a toda la población, favoreciendo

públicos diversos y democratizando tanto la creación como el consumo. Como Gobernador del Estado de México, impulsé la creación del Centro Cultural Mexiquense Bicentenario en Texcoco, el cual cuenta con una moderna biblioteca pública, espacios museísticos, una amplia sala de conciertos, un teatro al aire libre y diversos talleres multidisciplinarios beneficiando a más de 6 millones de habitantes en 34 municipios de la zona oriente del estado. Como Presidente de México, aprovecharé las nuevas tecnologías e invertiré en una infraestructura cultural de excelencia en todo el país para acercar la cultura a toda la población, particularmente a los habitantes de las localidades más marginadas, en aras de fortalecer los lazos de convivencia comunitaria y recuperar espacios secuestrados por la inseguridad. Además, en el marco de las Escuelas de Tiempo Completo, se acercará a nuestros niños y jóvenes a la cultura y las artes, alejándolos de los vicios y la delincuencia. También fortaleceremos la Red Nacional de Bibliotecas, equipándolas con nuevos instrumentos digitales, para facilitar el acceso al conocimiento, y protegeremos nuestro patrimonio cultural para que las generaciones futuras puedan disfrutar de él.

La política cultural en México:

retos y oportunidades para el siglo XXI Gabriel Quadri de la Torre Candidato a la Presidencia de México por Nueva Alianza

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esde una perspectiva sociológica, México construyó su identidad como pueblo, nación y Estado en la primera mitad del siglo XX. Una vez consumada la Revolución Mexicana, dio inicio un proceso de cambio social basado en una política cultural ambiciosa, creativa, propositiva y exitosa. La obra de José Vasconcelos, La raza cósmica, resumía los anhelos, las creencias, los valores y los deseos de una sociedad mexicana que se buscaba a sí misma. Esta búsqueda y reconocimiento de la mexicanidad encontró en los programas educativos del cardenismo el instrumento idóneo de socialización de la identidad; previo, y simultáneamente, proliferaron un caudal de obras artísticas, literarias, cinematográficas y plásticas, que abonaron a la construcción de un México moderno. Sin embargo, la política cultural en México

durante el último cuarto del siglo XX fue simplemente espectadora de los cambios que estaban ocurriendo en el mundo de la política, la economía y la sociedad. Hoy en día México requiere de una revolución cultural que interprete la nueva realidad social del país y lo apuntale a las exigencias del siglo XXI. Nada trascendental podrá alcanzarse si no se modifican las matrices culturales existentes en un nuevo paradigma. Es decir, no se puede apostar por un nuevo modelo de desarrollo económico y una democracia de calidad ignorando los valores y las creencias de los individuos involucrados en el proceso de cambio. Tenemos que reconocer que la política cultural es una lucha constante por interpretar la realidad social y asume como compromiso irrenunciable la construcción de un nuevo modelo de Estado y Nación. La base para construir la Nueva Sociedad en México requiere de una revolución educativa que ponga en práctica formas novedosas de enseñanza pública, considerando que la cultura es el conjunto de creencias, conocimientos que dan sentido, significado y dirección al acontecer humano.


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de portada En segundo lugar, haremos de la cultura un motor estratégico del desarrollo regional y nacional. Impulsaremos una “prosperidad creativa” a través del apoyo a las industrias culturales, que son fundamentales para el crecimiento económico y la creación de empleos en el país. Según ProMéxico, la cultura representa cerca del 6% del PIB y emplea a más de 3 millones de personas. Un dato revelador: en 2008, mientras que la crisis financiera y económica mundial provocó una contracción del comercio internacional, las exportaciones mundiales de productos y bienes creativos mantuvieron el ritmo de crecimiento alcanzado en los seis años anteriores, llegando a generar 592 mil millones de dólares en 2008 (UNCTAD, 2010). Si bien México tiene ya un mercado importante que demanda y consume nuestros productos culturales aún hay espacio para crecer. Mientras que, como señalé, en México las industrias culturales contribuyen con cerca del 6% del PIB nacional, en Estados Unidos la cifra asciende a 11%. Estoy convencido que México puede convertirse en líder del impulso al español y sus productos culturales: cine, libros, radio, prensa, televisión y educación superior. Somos el país más grande de habla hispana, lo cual no es una cuestión menor, ya que el español es el tercer idioma más hablado como lengua materna en el mundo, después del mandarín y del inglés. Es el idioma oficial de más de 20 países y es hablado por cerca de 450 millones de personas. En este sentido, la población de hispanoparlantes tanto en Iberoamérica como en Estados Unidos, en donde los hispanos conforman la minoría más grande (50 millones de personas), constituye un poderoso mercado de productos, servicios y cultura en español, en cuya oferta México podría tener todavía una mayor participación. El impulso a la “prosperidad creativa” redituará en la generación de empleos, particularmente en la pequeña y mediana industria del ramo, y en la atracción de mayores inversiones y turistas. Para ello, fomentaremos nuevos esquemas

de financiamiento y estableceremos programas de apoyo alternativos para creadores, empresas y emprendedores culturales, que involucren activamente a la comunidad creadora, al sector privado, a la sociedad civil y a los organismos internacionales. En particular, daremos un impulso renovado a la industria del cine, fortaleciendo los apoyos y los recursos para la producción, distribución y exhibición de películas mexicanas. Asimismo, siguiendo el ejemplo de experiencias exitosas como la de Irlanda, aprovecharemos la diversidad geográfica de México y nuestra posición estratégica en Norteamérica para promocionar al país como destino atractivo de producciones internacionales. Éstas deberán incluir la Marca México en sus obras y contratar a un cierto porcentaje de mexicanos y/o establecer esquemas de asociación con empresas mexicanas para que su derrama en capital económico y social sea mayor. En tercer lugar, volveremos a hacer de la cultura una poderosa herramienta de política exterior para recuperar la imagen y el liderazgo de México en el mundo. No hay duda, nuestro legado artístico prehispánico y colonial, la gastronomía, las tradiciones mexicanas y las obras de artistas y creadores mexicanos han sido y continúan siendo los mejores embajadores de México. En este sentido, v incularemos estrechamente la política cultural con la política exterior para impulsar una efectiva promoción y difusión cultural en el extranjero, a través de la ampliación y articulación de la Red de Institutos Culturales de México. En este esfuerzo, buscaremos involucrar a los millones de mexicanos y sus descendientes, residentes fuera del territorio nacional y particularmente en EE.UU., tomando como bandera la enseñanza del idioma español como lengua extranjera y la difusión de nuestros productos culturales. Como Presidente de México lograré que México se convierta en una potencia cultural. El impulso decidido a la cultura nos permitirá construir una sociedad más unida, en paz, con desarrollo económico y con prestigio y liderazgo internacional. L

La cultura estructura la vida social ESPECIAL

Josefina Vázquez Mota Candidata a la Presidencia de México por el Partido Acción Nacional

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rabajar por la cultura es trabajar por una agenda de prevención para la seguridad y la paz. Voy a consolidar una política cultural para cerrar brechas y otorgar viabilidad a derechos culturales colectivos e individuales. Los espacios culturales y recreativos no pueden ser exclusivos de las zonas de mayor ingreso económico. Deben estar también en las zonas más pobres del país. Democratizaré la cultura. El futuro de México depende en gran medida de que la cultura tenga un papel protagónico en la de créditos para potenciar a las pequeñas vida social. y medianas industrias culturales para convertirlas en motores del desarrollo local Para hacer de la cultura un pilar del y regional. Así, las compañías de teatro, las México que sí es posible: 1. Fundaré la Secretaría de Cultura como cooperativas de artesanos, las librerías, la articuladora de la política pública de esta los grupos musicales, las productoras de naturaleza. Y durante mi gobierno multiplicaré audiovisuales y de nuevas tecnologías, por 10 el presupuesto dedicado a la cultura. las editoriales que traduzcan a nuestros 2. Voy a invertir 600 millones de pesos cada autores y exporten libros mexicanos, podrán año para revivir y consolidar las bibliotecas capitalizar e internacionalizar el producto escolares y las bibliotecas de aula de toda de su creación con mayores facilidades. la educación básica del sistema educativo 5. Apoyaré la formación de 500 bandas, coros y orquestas infantiles y juveniles en todas las nacional. Las más de 870 mil aulas de las escuelas de regiones de México. Desde el primer día de México (incluyendo las Telesecundarias) mi gobierno para los niños y jóvenes será serán centros de lectura para que los niños más fácil tener acceso a un instrumento lean con sus maestros y con sus compañeros. musical que a un arma. 3. Convertiré a las bibliotecas de México en 6. Estableceré un sistema permanente de una herramienta de futuro. Voy a iniciar una Detección, Seguimiento y Apoyo de Talentos cruzada de renovación del acervo de las más Artísticos que funcione en todo el territorio de 7 mil bibliotecas de la Red Nacional de nacional y duplicaré los recursos del Sistema Bibliotecas Públicas. Y las dotaré de equipos de Becas para que se beneficien los talentos modernos y de conectividad de banda ancha mexicanos más jóvenes. que permita a los jóvenes usuarios convertirlas 7. Impulsaré un programa para que el en Células de Conocimiento con el único producto de la imaginación y el arte de los límite de su imaginación y sus necesidades artesanos mexicanos tenga acceso directo y de formación. Además, crearé 50 nuevas transparente a los mercados internacionales, bibliotecas para invidentes. Todos debemos aprovechando la red del Servicio Exterior. Invertir en cultura significa invertir en el tener la oportunidad de disfrutar de las letras desarrollo social integral de los mexicanos. y el placer de cambiar la página. 4. Ofreceré nuevos mecanismos más ágiles Y en la paz. L NOTIMEX

En la candidatura presidencial de Nueva Alianza estamos convencidos de la necesidad de una nueva política cultural que se distinga por ser eficiente en los objetivos, en los instrumentos de política y en la evaluación de las mismas. En este sentido, el cambio de paradigma cultural en México deberá incluir una revolución educativa que involucre tanto a la enseñanza formal en las escuelas en todos sus niveles, a la educación informal, a los medios masivos de comunicación, al arte y sus creadores, a la ciencia y la tecnología, a los investigadores y científicos, a las editoriales, a los museos, entre otros. Es decir, es imposible pensar en una nueva política cultural si no tenemos un ambicioso programa de políticas educativas, de medios de comunicación al servicio de los ciudadanos, de mayor participación en la sociedad de la información y digital; de promoción deportiva, de apoyo a los creadores de arte y a los investigadores; en la producción, distribución y consumo de objetos culturales. En esencia, un paradigma que intenta transformar la política cultural a través de una revolución educativa es, en última instancia, una propuesta democrática. No se puede hablar de una política cultural válida si no se parte de una política general sana, que busque el bienestar de todos y no el de algunos intereses particulares. Asumimos, pues, que la política cultural es un indicativo de la salud de nuestra democracia. Por ello, la propuesta cultural de nuestra candidatura por Nueva Alianza es ambiciosa

y amplia. En la plataforma presidencial planteamos la necesidad de una reforma cultural profunda que permita avanzar a una mejor producción de bienes públicos para todos los mexicanos. Para ello es necesario un cambio que genere gobernanza e institucionalidad tripartita y flexible para un Conaculta independiente de la SEP, con presupuesto y personalidad jurídica propios, y autonomía de gestión. De esta manera superaremos la estructura institucional gestada durante la primera mitad del siglo XX, podremos dar paso hacia un Consejo realmente autónomo con un órgano directivo integrado por UNAM, ANUIES, patronos privados relevantes, e institutos de cultura de las entidades federativas. En este nuevo diseño estarían integrados el INBA e INAH formalmente bajo las facultades del Conaculta, cuyos titulares serían nombrados por el presidente de esa entidad y con un Fideicomiso Nacional de Cultura con aportaciones privadas e internacionales, además de presupuestos federales y estatales, aportaciones de la Lotería Nacional y otros juegos. Con esta nueva ingeniería cultural nos proponemos fundar el Instituto Mexicano Octavio Paz como un instrumento de política exterior que promueva de manera estratégica la cultura mexicana y la enseñanza del español y de las principales lenguas indígenas en todo el mundo; dignificar zonas arqueológicas prioritarias degradadas por el comercio informal y construcciones

irregulares; rescatar el espacio arquitectónico de instalaciones comerciales y de servicios; configurar el Sistema de Zonas Arqueológicas Prioritarias como capital histórico y cultural para el desarrollo del turismo en México; promover y desarrollar una educación artística en escuelas primarias de tiempo completo, mediante la re-capacitación de maestros de turnos vespertinos sin suficiente alumnado; reestructurar el sistema de becas, exposiciones, apoyos a creadores jóvenes, promoción y difusión, curadores, adquisición de patrimonio cultural. En síntesis, poner fin a la discrecionalidad en la distribución de fondos públicos para la cultura y las artes, definiendo reglas claras para el financiamiento público de instituciones, entidades federativas y sociedad civil, a partir de criterios de descentralización, inclusión y beneficio social. Mi plataforma propone además evitar que las normas y procedimientos de conservación del patrimonio arquitectónico lleven a la decadencia y al abandono a los inmuebles históricos; promover su restauración y funcionalidad como palanca para la recuperación de los centros históricos en las principales ciudades de México; evaluar el desempeño de museos, teatros y zonas arqueológicas de acuerdo a sus condiciones y objetivos específicos; impulsar un sistema de salarios incentivados para los directores de acuerdo al desempeño bajo normas y procedimientos claros y, sobre todo,

promover políticas de industria creativa y productos culturales en música, diseño y artes visuales. Por último, si bien el clima de inseguridad que vive el país obedece a diversos factores, la ausencia de una política cultural y un modelo de desarrollo obsoleto contribuyen a la precariedad económica de millones de mexicanos y abonan perniciosamente a la fractura de la cohesión social. Esta candidatura presidencial por Nueva Alianza conoce los por qué de este fracaso de planeación nacional, pero también conoce los cómo para salir de esta situación agravante. Por ello, este 1 de julio te invitamos a votar por los candidatos de Nueva Alianza: ¡contamos contigo! L


08 b sábado 23 de junio de 2012

MILENIO

política cultural

El proyecto de cultura de Morena

Candidatos y propuestas

ARTÍCULO

ARTÍCULO

Pedro Salmerón

P

ara presentar la propuesta de política cultural de Andrés Manuel López Obrador, lo primero que me viene a la cabeza es que no se trata de hablar de las ideas o las ocurrencias de un candidato a la presidencia de la República, sino una plataforma que está siendo construida y discutida colectivamente por artistas, académicos, promotores, escritores: en general, trabajadores de la cultura. Son ellos —somos nosotros— quienes en el seno de Morena Cultura hemos discutido las necesidades del sector y las hemos presentado a otros actores colectivos de la vida cultural del país. Morena Cultura se organizó de manera autónoma, tras convocatoria pública en la prensa y difusión de oído a boca, y en sus asambleas, verdaderamente multitudinarias, se vertieron las propuestas y demandas de los trabajadores de la cultura, recogidas por una comisión redactora que elaboró la plataforma de política cultural del nuevo gobierno en la asamblea, del 28 de enero de 2012. En ella decimos: “Ante la degradación de la sociedad, el desmantelamiento de las instituciones públicas, la destrucción de la naturaleza; frente a la desigualdad, la corrupción, la deshumanización, la concentración del poder y de la riqueza, es imprescindible e impostergable que en México se realice un profundo cambio en todos los campos: el político, el socioeconómico y, de manera fundamental, el cultural y moral”. Tras ello exponemos una visión abarcadora de la cultura, como construcción humana, basada en nueve lineamientos: 1) universalidad: la cultura es un bien de todos y debe garantizarse el derecho de todos a la cultura, rechazando el uso esteticista y academicista de la cultura, centrada en las llamadas “bellas artes”; 2) libertad: rechazo explícito a cualquier restricción a la creación, lo que implica cancelar la noción de “cultura oficial” y democratizar la cultura y la toma de decisiones en materia cultural; 3) diversidad: reconocimiento y fomento de la diversidad cultural de México, con la extinción de las políticas culturales del PRI y PAN homogeneizadoras y destructoras de culturas. Naturalmente, hacemos nuestro el espíritu y la letra de los Acuerdos de San Andrés y reclamamos que se retome su senda emancipadora y descolonizadora; 4) valores: la actividad cultural no sólo produce obras, sino además sentidos, sentimientos y, sobre todo, valores. Los últimos gobiernos han provocado una crisis de valores que tiene su origen en los principios neoliberales, asumidos por una oligarquía, que justifican el individualismo, la desigualdad social, el abuso de poder y la antidemocracia. Frente a esta crisis, llamamos a una política cultural que impulse una nueva moral pública solidaria y emancipadora, tomando como punto de partida nuestras propias raíces. 5) Patrimonio: el Estado debe fomentar y proteger el patrimonio arqueológico, histórico, artístico y cultural, tangible e intangible y las instituciones encargadas del resguardo de dicho patrimonio; 6) educación y desarrollo social: requerimos una política cultural que potencie nuestro sistema educativo y favorezca el desarrollo social de todos los mexicanos, dando lugar a un nuevo sentido cívico, de la legalidad, la equidad y el respeto a la dignidad de los ciudadanos; 7) seguridad: la cultura es un elemento fundamental en la construcción de cohesión e identidad de la sociedad mexicana. La cultura genera contenido social a la acciones de prevención del delito, al propiciar la correcta apropiación colectiva del espacio público y la regeneración del tejido social; 8) economía: la cultura brinda un contenido distintivo a un importante número de actividades relacionadas con la economía de servicios y turismo, además de la oferta museística, teatral, cinematográfica, literaria, musical y fiestas regionales, etcétera; pero ante los intentos por mercantilizar la cultura reclamamos el principio de la “excepcionalidad de la cultura”, en la medida en que ésta no es una mera mercancía, sino sustancia fundamental de la vida social. Sobre estos lineamientos, aquí apenas esbozados construimos un plan de acción inmediato de nueve puntos. Ambos documentos pueden consultarse en http://morenacultura.org/docs/. Una cosa más llama la atención de la propuesta de cultura y de la campaña de Andrés Manuel López Obrador: la lista de historiadores, científicos sociales, artistas, cineastas, músicos, escritores y creadores que lo apoyan. Se puede decir, sin temor a equivocarse, que los creadores de arte y cultura y los estudiosos de la realidad nacional están mayoritariamente con un proyecto de nación viable, que representa la única salida de la profunda crisis nacional. L

Josué Barrera

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n las campañas políticas se habla de educación, inversión y bienestar social pero por lo regular se ve a la cultura como un tema independiente que no está ligado a otras esferas de la sociedad. Esto va aunado a la carencia de análisis sobre el tema por parte de los expertos en la materia. A punto de concluir las campañas a la Presidencia de 2012 debemos preguntarnos: ¿los partidos y sus candidatos están preparados para asumir el reto de la cultura en México los próximos seis años? Los cuatro candidatos que contienden han expuesto sus propuestas en el tema de cultura en sus páginas de campaña (y ahora también en las páginas de Laberinto). Todos coinciden en el fomento a la lectura, en el equipamiento de los EKO recintos culturales y en impulsar la creación artística, actividades que cada administración ha realizado. Sin embargo hay propuestas que resaltan en cada uno de ellos por ser diferentes respecto a sus opositores y son las que se destacan a continuación.

Andrés Manuel López Obrador

El antecedente que trae el Partido de la Revolución Democrática es el fomento a la cultura que se ha venido dando en los gobiernos perredistas del Distrito Federal desde que llegó Cuauthémoc Cárdenas. Actualmente el DF cuenta con una Secretaría de Cultura cuyas actividades no se comparan con las que se realizan en otros estados del país dado que el público en el Centro es más activo que en otras regiones y el presupuesto que el gobierno federal le transfiere en el rubro de cultura oscila en los 225 millones de pesos, siendo el más alto en el país, seguido por los estados de Veracruz y Jalisco con 150 millones de pesos.1 Andrés Manuel fue el primer candidato que habló abiertamente sobre el tema de la cultura proponiendo la creación de una Secretaría de Cultura. En los foros que se han hecho en relación con el tema podemos ver la presencia de Elena Poniatowska y Paco Ignacio Taibo II, entre otras personas. No es de extrañarse que esta propuesta temprana haya ganado seguidores en el área cultural ya que por tradición es un tema al que pocos candidatos se refieren durante la campaña.

Enrique Peña Nieto El Partido Revolucionario Institucional es el que ha puesto las bases de las políticas culturales en el país desde que era el PNR en la etapa posrevolucionaria. El trabajo de José Vasconcelos es tan importante que hasta el día de hoy se pueden notar las influencias de su labor. En 70 años el PRI impulsó sobre todo una política pública de mecenazgo

apoyando a muchos artistas y centralizando las actividades culturales. Eran otros tiempos. Desde finales del siglo pasado se ha venido manejando una visión democratizadora de la cultura ligada a la idea de llevar la cultura y el arte a toda la población. Enrique Peña Nieto propone diez puntos, de los cuales destaco dos que me parecen los más relevantes a comparación de los otros candidatos: 1. Impulsar una política cultural que incluya a los millones de mexicanos residentes en Estados Unidos. 2. Fomentar la inversión pública y privada en la cultura e impulsar nuevos esquemas de financiamiento y programas de apoyo alternativos para creadores y artistas independientes.

Gabriel Quadri En Nueva Alianza no podemos encontrar antecedentes sobre cómo han manejado los temas culturales en otras administraciones ya que es un partido político relativamente nuevo. En la página web de Nueva Alianza (http:// www.nuevaalianza.mx/) el rubro cultural se ubica en el lugar 17 de 18 que contempla. De los cuatro partidos que aspiran a la Presidencia es el que propone más puntos: veinte en total. Entre las propuestas se habla de un Plan Nacional de Cultura, el cual será supervisado y evaluado por un consejo directivo constituido por personas de varias instituciones universitarias, sin embargo desconocemos en qué consiste dicho Plan Nacional de Cultura. A diferencia de lo esperado, de los 20 puntos solo uno toca la educación, cuando habla de educación artística, pero para esto se necesita de reestructurar el plan de estudio de educación básica. Resalta también la propuesta de evaluar constantemente museos, teatros y zonas arqueológicas así como el impulso de políticas que promuevan la industria creativa.

Josefina Vásquez Mota La candidata del Partido Acción Nacional, en materia de cultura hace quince propuestas, entre ellas la de potenciar e impulsar las industrias culturales (editoriales, revistas, galerías, teatros, etc.), que en diferentes regiones del país no subsisten por falta de público e inversionistas. Descentralizar la cultura es un paso que necesita dar el país para impulsar el apoyo a las industrias culturales de cada región. Garantizar la seguridad social es otro punto importante, ya que todos conocemos personas en distintas disciplinas artísticas que no han recibido atención médica oportuna y de calidad porque su profesión no permite que tenga seguridad social. Habría que ver cómo se van a seleccionar a estos artistas y creadores. La política cultural no sólo se debe enfocar al grupo de artistas o a la gente involucrada en la cultura sino a la población en general. Debe estar en constante comunicación con la sociedad civil y ser representada por agentes que conozcan y que estén en constante búsqueda de las necesidades de cada región. La gran pregunta de las políticas culturales actuales es: ¿cómo ser parte de un mundo plural y globalizado sin dejar de lado las costumbres y tradiciones locales? L Ver: Ernesto Piedras, Índice de capacidad y aprovechamiento cultural de los estados, basado a su vez del Presupuesto de Egresos de la Federación 2011, Anexos 29.7 y 29.8. 1


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LABERINTO

en librerías

Personas

Todos eran mis hijos Carlos Fuentes Alfaguara México, 2012 259 pp.

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ersonas es un conjunto de semblanzas permeadas por la admiración y el afecto. Después de éste, sólo queda por publicar la novela Federico en su balcón para tener las obras completas de Carlos Fuentes. Gestos, anécdotas, escenarios, nada escapa a la mirada y memoria del escritor mexicano. Así, por ejemplo, al hablar del periodista francés Jean Daniel subraya la fidelidad de éste hacia su oficio, que no le impedía acercarse al poder pero sin dejar de juzgarlo, sin perder su independencia. Alfonso Reyes, Luis Buñuel, André Malraux, William Styron, Pablo Neruda, Julio Cortázar, Lázaro Cárdenas y Susan Sontag son algunos de los personajes que deambulan por las páginas de este libro donde todo es revelación y asombro. Al hablar, por ejemplo, de Sontag la describe y define: muy alta, muy morena, de ojos negros y con “el cerebro más rápido e intransigente que me ha cabido, en vida, conocer”.

Arthur Miller Tusquets México, 2012 141 pp.

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ocos son los dramaturgos estadunidenses de la primera mitad del siglo XX que, como Arthur Miller, plasmaron en cada diálogo una simbología, y en cada historia el camino de la destrucción del hombre contemporáneo. Todos eran mis hijos, su segunda obra teatral, retrata a la familia Keller, que ha perdido a uno de sus hijos en la II Guerra Mundial. Aunque la señora Keller aún tiene la esperanza de que Larry, quien fuera piloto en el ejército, aparezca, este tema parece haber sido “superado” en casa. “La guerra descuadró todas las cuentas”, dice el padre. En principio, el número de hijos: “Bueno, es lo que traen las guerras”. En este drama se muestra no sólo el saldo que deja la violencia; también propone una mirada crítica sobre “el sueño americano”, motivo por el que Miller fue llamado a comparecer ante el Comité de Actividades Antiestadunidenses, temible institución de censura y represión.

Vonnegut y el cuerpo coloreado LOS PAISAJES INVISIBLES LIFE

Iván Ríos Gascón

dulzura, y él ama a ese artefacto porque, sencillamente, no puede soportar la imperfección de los humanos. Parábola de ue un superviviente por Pigmalión, de Frankenstein, partida triple. A los 22 del doctor Caligari, el personaje años, en 1944, resistió femenino de Vonnegut va a con estoicismo la muerte de contracorriente del silogismo de su madre, cuando ésta eligió Joubert, porque el aparato no es la salida de emergencia de cuerpo que se pinta solo, sino una sobredosis de somníferos, un lienzo en el que el ingeniero y también sobrevivió como George Castrow ejercita prisionero de los nazis en el dripping de sus anhelos la II Guerra Mundial. De ese tempestuosos. Sin embargo, el cautiverio en Dresde emergería su más célebre novela, Matadero cuento “Fuera, vela efímera” es, quizás, el más satírico y amargo cinco, una conmovedora, de esos asuntos que recaen en los oscura y divertida historia pinceles: la viuda Annie Cowper que transpira “el sentimiento recupera las ganas de vivir, a apocalíptico de la vida”, como elocuentemente dicta el apartado través de intensas, románticas misivas que recibe de un hombre 154 de El libro del desasosiego misterioso, que sólo le pide de Fernando Pessoa. Décadas no caer en la vulgaridad de después, a mediados de los intercambiar fotos. años ochenta, él mismo intentó Annie Cowper languidece de inmolarse con barbitúricos y amor y compasión. A kilómetros alcohol mas la muerte le hizo de distancia, su novio epistolar le el feo hasta hace cinco años, en cuenta que no deja de pensarla 2007, cuando se murió por fin a en la agónica enfermedad que lo la edad de 84. Las escaleras de consume, y ella rompe el pacto su casa de Manhattan hicieron mandándole un retrato. Tras el trabajo sucio. Lo derribaron un largo silencio, Annie decide aparatosamente, las lesiones ir a buscarlo, imaginando a un se acumularon en el cerebro. hombre fino, apuesto, postrado ¿Para un hombre tan avispado, en su lecho. La aventura la lleva imaginativo y elegantemente hasta un cementerio donde sólo irónico, tenía sentido seguir encuentra a un enano añoso, en este mundo con taras o cuya fealdad es subrayada por un trastornos irreparables? La ojo grisáceo como huevo cocido. respuesta es incontrovertible El enano dice ser sepulturero si recordamos lo que decía el pensador francés Joseph Joubert: y, por desgracia, esa mañana echó bajo tierra al distinguido “Un cuerpo se pinta a sí mismo John P. Hawkins. No obstante su por la emisión de sus colores”. dolor, Annie Cowper irradia un El cuerpo coloreado. En la arcoiris. El gnomo le confirmó antología póstuma Mientras los su intuición de que sólo los seres mortales duermen (Sexto Piso), habitan dos relatos excepcionales sensibles son hermosos. “Un cuerpo se pinta a sí (bueno, la verdad es que todos los mismo por la emisión de sus textos son piezas maestras) que colores”, dijo Joseph Joubert, se relacionan con la policromía pero Kurt Vonnegut cierra su epidérmica con que intentamos historia con ese enano tuerto y arroparnos, aunque a ojos del viejo escribiendo en una carta: gran Kurt Vonnegut, a decir “Por favor, por favor, por favor, verdad esos matices no sirven no descendamos a la vulgaridad para nada. “Jenny” es la historia de un científico que se inventa un de lo que llaman ‘intercambiar fotos’. Ningún fotógrafo, salvo frigorífico con la apariencia de en el cielo, podría conseguir una Nancy, su ex mujer, que controla imagen del ángel que se alza desde unos zapatones forrados desde sus cartas y me ciega de con botoncitos. La máquina adoración”. L habla, se mueve, lo trata con thewhitesubway@yahoo.com

Insolencia. Literatura y mundo

Punto de fuga

Guillermo Fadanelli Almadía México, 2012 218 pp.

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a insolencia de Guillermo Fadanelli no es sino una manifestación de rebeldía contra los valores establecidos, una manera de reiterar su independencia y derecho a la crítica. En este libro, advierte al hipotético lector: “Encontrará preocupaciones personales, mis autores más queridos, mis lecturas de amateur de la filosofía”. Dice que es banal pretender ser objetivo o abarcar con palabras la totalidad del conocimiento. Dice también que los escritores “Siempre estamos en medio de algo. En medio de un camino o de una historia”. Con el correr de las páginas se hacen evidentes las obsesiones del autor de Elogio de la vagancia, quien se pregunta acerca de temas como la ciencia, la teoría literaria, o la relación entre lo moral y la literatura de ficción. Se pregunta, sobre todo, si vale la pena dedicar toda la vida al mundo de la literatura, con sus sacrificios y recompensas.

Ladrón de dinosaurios

Elizabeth Flores Ficticia México, 2012 96 pp.

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n su primer libro, la autora se muestra dueña de una escritura madura que supera lo que llamaríamos una visión de la vida. Si estos dos aspectos logran equilibrarse, Elizabeth Flores será sin duda una de nuestras grandes escritoras. Otro detalle que deberá cuidar es su adjetivación, que en ocasiones pudiera parecer novedosa pero si no refuerza la historia se queda en mero ingenio. De los diversos temas que toca, donde se siente más plena es en el del desamor, como en el cuento epónimo. Sabedora de que las emociones no tienen género, destaca el recurso de que la mayoría los protagonistas sean varones; de este modo se anula cualquier señalamiento de feminismo. Los hombres, como las mujeres, no están exentos de sufrir. La fuerza de las historias proviene de la carga simbólica que adquieren los elementos que las integran: el muro en “Punto de fuga” o el mar en las dos que abren el volumen.

El 68. Conspiración comunista

Eric Uribares Ficticia México, 2012 86 pp.

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unque por aquí y por allá salen al paso individuos con las más insospechados oficios —fontaneros, sicarios que ofrecen sus servicios profesionales con el aval de la Procuraduría Federal del Consumidor, luchadores enmascarados, plañideras—, lo cierto es que el personaje central de esta reunión de cuentos es la misma literatura… o al menos algunos de sus máximos representantes: Mario Vargas Llosa, Jaime Sabines, Augusto Monterroso. Juan Rulfo. Son ellos mismos o podrían serlo sin arrobo, y han sido expuestos al ridículo. A Eric Uribares no le faltan imaginación ni sentido del humor. Parece conocer la insolencia y no amilanarse frente al canon latinoamericano. Tiene 32 años y dos poemarios. Debe, sin embargo, dosificar sus atributos. El humor puede disolverse en la risotada y la insolencia confundirse con la bravuconada. Con todo, Ladrón de dinosaurios exhibe una atendible frescura.

Arturo Martínez Nateras UNAM México, 2011 368 pp.

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xtremando las cifras, hay tantas versiones del 68 mexicano como participantes hubo. Bajándole al número, todo se reduciría a las tendencias políticas que participaron. El académico y militante del Partido Comunista Arturo Martínez Nateras explica por qué escribió el libro que se comenta: “Sin rodeos ni subterfugios, respetándolos, discuto con Raúl Álvarez Garín, Gilberto Guevara Niebla, Luis González de Alba, Eduardo Valle Espinoza, Carlos Monsiváis, Barry Carr”. El libro se divide en dos partes: “Brillo de memoria”, que muestra gráficamente cómo se fue desenvolviendo el movimiento, y “Conspiración comunista”, donde expone la participación de los jóvenes comunista y el partido. Esto para oponerse a la visión de “los apoderados de la franquicia del 68”, quienes los han calumniado, difamado y caricaturizado. Carlos Montemayor escribe el prólogo de este otro libro rojo.

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MILENIO

teatro PROSCENIO.MX

El montaje se presenta miércoles y jueves en el Foro Shakespeare. Zamora 7, colonia Condesa

La vida que dilapidamos Héctor Bonilla y Roberto Sosa alternan funciones en Almacenados, que vuelve después de seis años, una pieza acerca de la degradación laboral y el conformismo CRÍTICA Alegría Martínez alegriamtz@gmail.com

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lmacenados puede muy bien recordarnos a Esperando a Godot de Samuel Beckett, con la diferencia de que en la presente obra del español David Desola uno de los personajes conoce un secreto que el otro ignora y aun así transita por el camino de costumbre en absoluta fidelidad a lo que acepta como destino.

La virtud agregada a este montaje, que vuelve al Foro Shakespeare seis años después de haberse estrenado en el teatro Helénico con Héctor Bonilla y Sergio Bonilla como intérpretes y con Esteban Roel como director, consiste en que ambos actores están ahora bajo la dirección de Fernando Bonilla, quien actualiza la obra mediante una buena adaptación en detalles que aluden a esta época. Mientras, en confabulación con los actores, el juego

escénico adquiere mayor agilidad y cada uno de ellos da buena muestra de cómo ha asimilado la obra y crecido artísticamente. Dos familias actorales se hallan involucradas en esta puesta en escena, la Bonilla Álvarez y la de Roberto Sosa —padre e hijo—, que alternan funciones, según la agenda de cada una, lo que abre las expectativas en cuanto a la oportunidad de apreciar la calidad interpretativa de ambas. Así fue como en lugar de observar a Héctor y a Sergio, casi idénticos —a no ser por la edad—, se abrió la posibilidad de ver al joven director en el rol del nuevo trabajador que arriba a su primer empleo, cuando el viejo —que le dejará el puesto— está a cinco días de jubilarse, tras 29 años de laborar en una empresa de mástiles y astas bandera. Un galerón convertido en bodega. Un reloj checador y el altar de la Guadalupana enmarcada por foquitos navideños se encuentran a cada extremo. La inmensidad esparce hasta las butacas la sensación de un vacío infinito. La agresividad del empleado mayor, que explica las reglas de trabajo al joven invadido de dudas, equivale a una serie de explosiones cortas y continuas que se intercalan entre el silencio y la espera. El tiempo parece volverse nata en esa bodega abierta a recibir una mercancía que nunca llega. Hasta ahí, la rutina, los horarios, la obediencia que por casi 30 años han estructurado la existencia del viejo señor Lino, se ven vulneradas por la llegada de un sustituto —paradójicamente, de nombre Nin—, dispuesto a aprender, a esperar, a guardar silencio, pero también a cuestionar, a proponer que haya más de una silla, aunque sus iniciativas se diluyan en el círculo del conformismo. Trágica y a la vez con humor,Almacenados plantea un panorama de terror en el cual el trabajo se vuelve lo único que toma espacio en nuestra vida, mientras nos aleja cada vez más de lo que somos para dejar un despojo vil de lo que alguna vez fuimos. La inflexión que da a sus palabras el viejo, proveniente del talento y la habilidad que posee Héctor Bonilla para dotar de significado sarcástico, peyorativo, autoritario,

conciliador o despótico a su personaje carcomido por la sumisión, enriquece a este abandonado de sí mismo y da la pauta al joven Fernando para que como director y, en este caso, como actor, reaccione a la altura de las increpaciones. La despreocupación e indiferencia del joven Nin, que se transforma lo necesario para solidarizarse por momentos con su colega hasta quedar ambos unidos durante segundos y retomar la postura del que no arriesga, es la bofetada que propina el dramaturgo desde la reflexión sobre la naturaleza degradante de algunos mecanismos laborales. La puesta en escena adquiere aire fresco bajo la dirección de Fernando Bonilla, quien como actor le añade, además, un toque de ternura y distintos matices de ingenuidad al personaje de Nin que, por un instante, nos hace pensar en las posibilidades de cambiar el rumbo. Almacenados ocurre en tiempo real, en una época que es la de hoy desde hace mucho tiempo, donde los minutos se desperdician como gotas de agua que se estrellan contra el piso, donde la esperanza se restringe a un mínimo de seguridad que nada aporta a la vida propia, que se escurre hueca sin que siquiera intentemos remediarlo. La interpretación de los actores, el trabajo del director, la iluminación de Alberto Lomnitz que nos lanza a un paraje de luz fría, donde nada puede cobijarnos, la producción general de Sofía Álvarez —que cuida al detalle la presencia de cada objeto inserto en la mecánica de los desvencijados—, con producción ejecutiva de Gabriela Zapata y asistencia de dirección de Ana María Benítez, hacen de Almacenados una experiencia agridulce y perdurable. La obra del dramaturgo ganador del Premio Lope de Vega, del galardón Hermanos Machado y del Marqués de Bradomín, entre muchos otros, que ha sido llevada a escena por distintos teatros de Europa, encuentra en esta propuesta familiar y mexicana una versión que permanecerá en la memoria emotiva y plástica de quien se acerque a verla con la paciencia y la humildad que solicita una obra sobre el tiempo y la vida que dilapidamos. L

LA PUERTA ESTRECHA TAPIOCAINN.COM

La sangre de las promesas Alicia Quiñones aquinonescontacto@gmail.com

E

l exilio obliga a construir una vida donde la inocencia cae a pedazos. La inocencia es un estado que tarde o temprano se volverá una polvareda, un recuerdo. Todos vivimos el exilio de alguna forma. Es, incluso, para muchos, una actitud frente a la vida. Wajdi Mouawad (1968), escritor de origen libanés, sufrió el destierro en su niñez, dejó su patria debido a los conflictos entre musulmanes y el gobierno libanés del cristiano Chamoun, en la década de 1960. La familia de Wajdi, cristiana-maronita, huyó a Francia y años más tarde a Québec. Vivió en Beirut hasta los ocho años, y ahí, desde un edificio vio cómo un autobús lleno de refugiados palestinos era acribillado por las milicias cristianas. ¿Qué pasó con esa imagen? ¿Qué sucedió en el viaje? ¿Adónde se fue la guerra? ¿Por qué dejó una estela de miedo que no se puede olvidar; dónde quedaron los ideales, los recuerdos de la temprana infancia? “En el exilio —cuenta el autor— tuve que buscarme algo con lo que recrear el espacio de felicidad de mi infancia, algo que volviera a ponerme en relación con la naturaleza: el teatro”. Escribió la tetralogía La sangre de las promesas —que comprende Litoral, Incendios, Bosques y Cielos—,un retorno a la naturaleza del hombre o del niño. No es lo que suele llamarse una adaptación

o una modernización de temas trágicos, aunque nos remitan a personajes emblemáticos como Antígona o Edipo. Más bien el trabajo deriva de la comprensión de los mitos clásicos y se construye al intentar comprender la vida propia. Litoral nace de un viaje que el autor hizo a su tierra natal. Cuenta la historia de Wilfrid, quien recibe una llamada mientras hace el amor: su padre ha muerto. La anécdota se encuentra cuando deciden enterrar al padre, pero los cementerios están saturados por la guerra. Incendios presenta a Julia y Simón, hermanos que asisten a la lectura del testamento de su madre. Su última voluntad fue que les entregaran unas cartas al padre —a quien creían muerto— y a un hermano de ellos, cuya existencia ignoraban. “Las personas que no cumplen sus promesas no merecen un nombre en su lápida”, escribe Mouawad. Los hermanos emprenden este viaje para conocer un pasado que cambiará su concepción de la realidad, del amor y de la muerte; lo hacen para cumplir la voluntad de su madre —quien nunca habló de su pasado—, y así colocar su nombre en la lápida. En Bosques seis mujeres deciden buscar el origen de una enfermedad. La investigación nos remite a 1917, año en el cual un soldado se refugiará en el corazón de un bosque para descubrir un zoológico y al amor de su vida. Esta búsqueda lo lleva a quedar atrapado en la violencia y las traiciones, de las que saldrá cuando las promesas traicionadas sean cumplidas.

Escena de Litoral, bajo la dirección de Hugo Arrevillaga

Cielos, la última pieza, dice su autor, “viene a contradecir cuanto defienden los tres espectáculos anteriores: la importancia de la memoria y la búsqueda de sentido a la vida”. El poeta dramático Mouawad se ha dado a conocer en nuestro país gracias la ardua labor escénica de Hugo Arrevillaga, quien ha trabajado con él por lo menos cinco años. Esta semana, en el Teatro Benito Juárez, se llevarán a cabo las últimas funciones de Bosques y Litoral, el anticipo de una hazaña mayor: la puesta simultánea, en diversos teatros, de la tetralogía La sangre de las promesas. L


sábado 23 de junio de 2012 b 11

LABERINTO

cine Bernardo Ruiz

Él salió del semanario, pero después del asesinato de Javier Francisco Ortiz Franco, Adela Navarro le pidió que regresara. No incluí esa parte por cuestiones de tiempo.

“Doy plataforma a las perspectivas de los periodistas”

¿Diría que es un documental de denuncia? Son los hechos. Mi trabajo es como el de un reportero, sólo que utilizo las herramientas del cine. A final de cuentas, señalo historias verídicas. No empujo ideología alguna. Mi labor consistió en organizar el material.

Con el semanario Zeta como telón de fondo, el documental del director mexicano radicado en Nueva York exhibe los riesgos a los que suelen enfrentarse los periodistas en el norte de México ENTREVISTA ESPECIAL

Aunque en el montaje hay una posición. Pienso, por ejemplo, en cómo yuxtapone una imagen de un político como Hank o Salinas de Gortari a un hecho concreto. Doy plataforma a las perspectivas de los periodistas. Son los mismos reporteros de Zeta quienes cuentan la represión de los años ochenta. Tampoco voy a negar que la película es parte de los reclamos para que haya más protección a los periodistas, no sólo en México sino en Centroamérica. ¿Hubo algún material al que no tuvo acceso? Sí, hay una entrevista con Jesús Blancornelas realizada por la televisión pública estadunidense. Fue curioso porque recibí financiamiento de este sector. De parte del equipo de la publicación no hubo ninguna restricción. Hay quienes califican al semanario como amarillista. ¿Cuál es su posición al respecto? Creo que su periodismo es una combinación de intensidad y perspectiva. A diferencia de la prensa estadunidense, no oculta su punto de vista. El caso más claro es el juicio contra Hank Rohn. En cada ejemplar incluyó una página negra con la imagen de Héctor El Gato Félix Miranda, con la pregunta: “¿Por qué me mató el guardaespaldas de Jorge Hank Rohn?” ¿Buscó a Hank Rohn para una entrevista? No lo busqué porque contaba con una entrevista de archivo. Además, no sentía la necesidad de mostrar la réplica. Mi trabajo es organizar el material y dejar que el público tome sus decisiones.

El reportero Sergio Haro

Carlos Jordán gonzalezjordan@gmail.com

B

ernardo Ruiz llegó al semanario Zeta casi por accidente. Su idea era filmar una cinta sobre la migración pero al conocer a Sergio Haro cambió el norte y se decantó por hacer un documental sobre los riesgos de ejercer el periodismo en México. De su inmersión en las entrañas de la publicación fundada por Jesús Blancornelas nació Reportero. ¿Cómo llega al semanario Zeta? En 2007 empecé haciendo investigaciones en la región de Calexico y Mexicali. Después de una plática con Sergio Haro Cordero, editor de Zeta, descubrí que podía hacer una película sobre el periodismo en

México. En principio me interesó la historia de Sergio, un reportero que se aboca a la vida de los jóvenes recién deportados, los pepenadores del basurero, a quienes no acaparan los reflectores.

Zeta tiene medidas de seguridad muy estrictas. ¿Cómo convenció a los directivos de participar en la película? Al principio me vieron con cautela: querían cerciorarse sobre el contenido del documental. Conforme pasó el tiempo me abrieron caminos; las entrevistas se hicieron más profundas. Conseguí que me abrieran los archivos de Jesús Blancornelas, un material que nunca se había mostrado. En una época Sergio Haro pasó de Zeta a Siete Días. ¿Por qué omitió ese episodio?

En el caso de Sergio Haro, ¿hubo parcelas a las que, digamos, no pudieron entrar por cuestiones de seguridad? No es que él se opusiera, pero sí cortamos una parte porque sentíamos que podría poner en riesgo su integridad. Me refiero a no revelar nombres de fuentes, rutas de movimiento. ¿Cuál es su opinión sobre lo que sucede en México en materia de seguridad y periodismo? Me gustaría que esta película señale la importancia y la necesidad de proteger la libertad de expresión. En Estados Unidos hay muy poca información sobre lo que sucede en México; se ven los descabezados pero sin contexto. Es necesario que el norteamericano entienda que hay gente valiente que se esfuerza por dar otra cara del país. No olvidemos que allá está el mercado de la droga y que de allá provienen las armas con que aquí se mata. Me gustaría ser una especie de puente para mejorar el diálogo. L

HOMBRE DE CELULOIDE ESPECIAL

Del Timeo al chupacabras Fernando Zamora @fernandovzamora

P

rometheus es un filme importante. Marca el regreso de Scott a la ciencia ficción, género que nació con Fritz Lang, mostró su belleza adolescente en 2001 de Stanley Kubrick y llegó a la mayoría de edad con Alien de Ridley Scott. Lleno de veladas referencias sexuales, Alien anunciaba la pandemia del sida, pero secuela tras secuela se agotó. Hoy Prometheus se anuncia como “precuela libre” del Alien. Y habrá que saber qué significa todo eso. Hay que decir que ni con Alien ni con Blade Runner Scott alcanzó la belleza de Kubrick quien potenció —con mucho— el libro original de 2001. La fuerza del texto de Arthur C. Clarke había que buscarla en un libro que pasó desapercibido y que exploraba con más profundidad los temas que toca de pasada la Odisea del espacio. Habiendo leído El fin de la infancia del mismo Clarke, Kubrick construyó 2001, una obra más próxima a The tree of life de Terrence Mallick o a las disquisiciones poéticas de Reggio y Tarkovksi que al cine para niños que se clasifica en las videotecas como “de ciencia ficción”. Alien, Blade Runner y 2001 hablaban de Dios y de su ausencia. Hoy Ridley Scott ha querido repetirse. El problema, sospecho, es que, aunque se da permiso de ser lírico en las imágenes, tiene miedo de perder al gran público. Alien consiguió en 1979 ser a un tiempo importante y popular. Hoy los productores tienen a Scott muy controlado. Y él quiere un Blockbuster echando mano de temas bíblicos. Tenía razón Kubrick cuando se negaba a permitir que sus productores corrigieran el guión “por el bien del gran público”. Frente a Alien, Prometheus es como transitar entre el Timeo de Platón y un pasquín que anunciase que, en el Área 51, encontraron al chupacabras.

Prometheus. Dirección Ridley Scott. Guión Jon Spaihts y Damon Lindelof. Fotografía Dariusz Wolski. Música Marc Streitenfeld. Con Noomi Rapace, Michael Fasbender y Charlize Theron. Estados Unidos, 2012 Las locaciones hermosísimas; el diseño de producción es propio de lo mejor de Hollywood y Prometheus, en fin, pretende ser un clásico instantáneo. Lo mejor de Ridley Scott se reconoce y, por desgracia, también lo más agudo de sus instintos cleptómanos. Dos ejemplos nada más: el robot de moral ambigua recuerda demasiado a Hal 9000 y el capitán es como un Harrison Ford, bonachón y coqueto. El hermetismo de Prometheus (todo eso que está ahí para ser interpretado) tiene la misma ambigüedad de toda la película. Es una invitación a pensar, sí, pero también a comprar el boleto de la secuela de esta precuela que parece más bien una paracuela. Barroco, sí. Los

artistas metidos a mercadólogos suelen presentar verdaderos enigmas. Que un grupo de científicos vaya y descubra que la humanidad ha sido creada por unos mal encarados y malotes es algo que ya se le había ocurrido a Erich von Däniken en 1975. No era necesario tanto ruido para volver a espetarnos la teoría cátara de que el universo ha sido creado no por Dios sino por el diablo. Si Ridley Scott quería volver a ponernos en el romántico lugar de sus robots de Blade Runner, no lo ha logrado. En Prometheus no hay espacio para el anhelo de Dios y la belleza de este viaje a Islandia resulta con más barullo que poesía, más mercadotecnia que Sturm und Drang. L


12 b sábado 23 de junio de 2012

MILENIO

varia EKO

ESPECIAL

AMLO no es de izquierda

La rueda de la fortuna

ARCHIVO HACHE

CASTA DIVA

Heriberto Yépez hyepez.blogspot.com

L

a gran ausente del 2012 electoral: la izquierda. Culturalmente, el discurso de AMLO pasó de guerrero y furioso a evangélico y “amoroso”, es decir, del Viejo al Nuevo Testamento. La piedra ideológica de AMLO es el cristianismo. “Para mí la izquierda no es más que ser honesto y pensar en el otro, el amor al prójimo”, dijo AMLO en el encuentro de mayo con Javier Sicilia (otro agente bíblico). La izquierda reducida a “Buen corazón”. Morena —su organización— es acrónimo guadalupano. Ser conservador gana a AMLO muchos adeptos en un país católico y dentro de una dizqueizquierda visceral, nacionalista y religiosa. La condena derechista —desde cristeros hasta Díaz Ordaz— contra los “rojillos” y fortalecida por el PAN contra los “izquierdosos” entró en la propia izquierda, hoy retraída en actitud cristiana y contradicción con el marxismo. La teología de AMLO se nota en su evangelismo —ayer Mesías; hoy Apóstol— y en que al centro de su propuesta no está la transformación de la economía sino la “renovación moral” (¡algo hurtado a De la Madrid!), tal y como su “República del Amor” es un mensaje muy similar al himno de “Solidaridad” de Televisa-Salinas. Esas posiciones encarnan en populismo para “serenar” (AMLO dixit) y ambivalencia en temas como aborto o matrimonio homosexual. (Una monja habla a favor de la masturbación. El Vaticano la llama “feminista radical”. AMLO diría “sometámoslo a votación”.)

El ideario de AMLO es burgués. Habla de moral en lugar de economía. George Orwell distingue entre el moralista y el revolucionario. El moralista es aquel que pide “un cambio de corazón que es, de hecho, la coartada de la gente que no quiere poner en peligro el status quo”. La aproximación del moralista “siempre está en el plano moral” y “apuntar hacia un cambio espiritual en lugar de un cambio estructural”. AMLO es un moralista. Paradoja: los autores que no logró hilar Peña Nieto en la FIL 2011 son los que M.A. Mancera enlista ante pregunta “Culturalmente, ¿cómo se define?” (revista Proceso, #1857): Fuentes y Krauze. Como Ebrard. Que Krauze —líder letrado de la derecha moderada— sea la lectura favorita del iletrado Peña Nieto (PRI) y de la Izquierda-Bien de Mancera y Ebrard es sintomático de la Democracia-Ficción y la Oposición-Que-No; tan happy de la “izquierda moderada”, cuyo voto pidió, por cierto, Vázquez Mota (PAN). Lo que Pueblo Bueno y PRIAN tienen en común es AMLO. En el Manifiesto comunista, Marx y Engels decían que como izquierda estamos obligados a apoyar a todos los partidos y causas democráticas. Asimismo, no abandonar el objetivo final: sustituir el capitalismo por un sistema económico más justo. AMLO no es de izquierda. Ni de derecha, sino todo lo contrario. Reformitis tutti frutti. Gane o pierda, parte de su herencia es haber llevado el discurso de izquierda al fondo a la derecha. L

Avelina Lésper avelinalesper.com.mx

P

or fin termina un ciclo de seis años de política cultural ignorante y caprichosa en el que un pequeño grupo se repartió la bolsa de los privilegios. Los inicios motivan al optimismo, queremos que lo que venga sea mejor. Corregir lo que está mal es el único paso real para cambiar. Si los próximos jerarcas de la política cultural que está enfocada al arte la establecen con visión inclusiva y honrada tendrían que tomar en cuenta lo siguiente. El arte no sigue los dictados de la moda. Los museos se radicalizaron y expulsaron a cientos de creadores que durante este periodo no pudieron exponer. La pintura, la escultura, el dibujo y el grabado quedaron fuera de las exposiciones y saturaron a los museos con los mismos artistas de galerías que promocionan obras neoconceptuales sin calidad. Los museos de la UNAM y de Bellas Artes tienen una misión social: no son de los curadores, no son un patio privado para promocionar a sus amigos y repartirse los catálogos, las exposiciones, los viajes y los intercambios. Estos museos tienen la obligación social, artística y cultural de exponer a las artes plásticas; si no les parece, cambien a sus curadores y directores. Establezcan de forma equitativa las exposiciones de artes plásticas y las de pseudo formas del arte contemporáneo. El público tiene derecho a verlo todo, no nada más unas obras y una línea de exposiciones. Las bienales y las exposiciones internacionales a las que envían artistas deben otorgarse por concurso abierto y publicarse la lista de candidatos, quién es el jurado y los criterios de selección. Estas exposiciones deben mostrarse en nuestro país para que apreciemos lo que fue enviado. Es una actitud antisocial que una inversión tan onerosa se haga únicamente para el extranjero. El arte no es publicidad, es conocimiento que se comparte. Las becas y los apoyos no son prebendas, son impulso al mérito; no pueden concederse cada año a las mismas personas ni ejercer un tráfico de influencias digno de un sindicato amafiado. Saquen del abandono y la ruina al Museo de Arte

Moderno, el museo peor gestionado del sexenio y con las exposiciones más fallidas. Expongan las colecciones permanentes del Museo Tamayo y el Carrillo Gil. Acaben ya con el centrismo cultural: México no es nada más la ciudad. Los artistas del interior del país están en el olvido absoluto; nunca exponen en los museos de la capital. Hagan giras en los estados del país con las exposiciones que se montan en la Ciudad de México. Los recursos que se asignan para la cultura en los estados deben estar al margen del egoísmo partidista: no pueden seguir dejando en la inanición cultural a un estado sólo porque lo gobierna otro partido. El interior es fuente de talento y necesita más atención. Como la cultura y el arte son considerados carteras de poca influencia, son el lugar perfecto para ubicar puestos de compromiso sin cabida en áreas clave. Entonces, paradoja fatal, envían a gente con nula preparación y sin vocación para esta delicada labor. Para acabar el cuadro del esperpento, la cultura es arma arrojadiza para llenar los vacíos de promoción de imagen del gobierno. Se despilfarran inmensos recursos económicos en obras faraónicas, sin cordura. La política cultural no puede ser propaganda, ni refugio de inútiles: por favor, no más estelas de luz, bibliotecas sin libros y con goteras, proyectos para darles trabajo a los amigos, desfiles de disfraces, etcétera. Es una infamia que los museos del interior no tengan acervo, que los estados no compren obra a los artistas locales y se construya una torre de focos que vale lo que en Estados Unidos cuestan tres museos, con proyecto y terreno incluido. La política cultural no es para encumbrar a personas sin méritos artísticos. Consagrar a Gabriel Orozco con una gira millonaria por la Tate, el MoMa y el Centro Georges Pompidou, y que Melanie Smith y Teresa Margolles vayan a la Bienal de Venecia, entre varias exposiciones, son lujos ególatras que no debemos pagar con dinero público. Y para terminar con la lista, den más recursos a las escuelas de arte, inviertan el dinero que se desperdicia en obras pretenciosas, embrutecedoras y sin vocación social. L


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