Laberinto
David Toscana Fe de erratas página 2 Wisława Szymborska Hasta aquí página 3 Margarito Cuéllar Lêdo Ivo página 9 Heriberto Yépez Conaculta página 12
N.o 498
sábado 29 de diciembre de 2012
El ángel de Salvador Elizondo
Miguel Ángel Flores Página 4 ESPECIAL
Encuesta
Claroscuros en la política cultural Héctor González Página 6
MILENIO
02 b sábado 29 de diciembre de 2012
MILENIO
antesala DE CULTO
Ernesto Jiménez Olín b urzoolin@prodigy.net.mx ESPECIAL
Fe de erratas
Lillian Hellman
Una decente dama sureña
TOSCANADAS ESPECIAL
C David Toscana dtoscana@gmail.com
S
e sabe que las erratas son el dolor de cabeza de escritores, editores e impresores. No suelen crear tanta inquietud las que se presentan como obvios errores. Si aparece “cacetía”, en lugar de “cacería”, el lector lo capta como un error de dedo y sanseacabó. Pero si dice “cazería”, entonces viene el juicio de ignorancia. Siempre se prefieren las erratas evidentes que las sutiles. Y, por supuesto, se prefieren las que no tienen ningún significado a aquéllas que se lo cambian. Particularmente, las dos erratas que más me han fastidiado fue un “haya” por “halla” y un “1862” en vez de “1863”. Uno ruega que se agote la primera edición para que la segunda salga correcta y no piensen que Toscana no distingue entre haber y hallar, o bien, entre la primera y la segunda batalla de Puebla contra los franceses. Recuerdo que cuando Juan Villoro dedicaba su Materia dispuesta, corregía una errata por ahí de mediados del libro. En algún lugar escuché que a un editor de periódico lo habían echado porque al publicar el encabezado sobre una fiesta de la Purísima Concepción, había cambiado la R por una T, cosa natural, pues ambas letras son vecinas en un teclado. Hay historias o leyendas sobre editores que fueron a prisión por alguna errata durante el estalinismo. El error de dedo que llevaba otro dedo al gatillo. En cambio, Alfonso Reyes nos cuenta de erratas afortunadas, como aquel mediocre verso suyo de “Más adentro de tu frente” que el editor cambió por el sugerente “Mar adentro de tu frente”. Hay erratas que no se corrigen. Por ejemplo, en la Biblia. Hay una frase complicada para el catolicismo: “Jesús y sus hermanos”. Son primos, suele decir el religioso que explica el pasaje. ¿Entonces por qué en cientos de años no se cambia el parentesco? Machado de Assis, dice en sus Memorias póstumas de Bras Cubas, que el hombre es una errata pensante. “Cada estación de la vida es una edición que corrige la anterior, y que será corregida también hasta la edición definitiva, que el editor obsequia a los bichos”. Optimista, el buen brasileiro, pues por lo regular las ediciones de carne y hueso se van cargando de erratas. Son pocas las experiencias de vida que nos permiten corregir como si se tratara de un error de dedo, ortográfico, de ignorancia. En el futbol, por ejemplo, juega un papel más importante la errata que el acierto. En un sexenio, las erratas no se corrigen, se heredan. Las mínimas que podemos mencionar son estas: Donde dice: Debería decir: Haiga sido como haiga sido Fraude Endeudamiento Robo 80 mil 150 mil Yosoy132 Yosoy110000000 Presidente del empleo Empleo del presidente Crisis económica Rapiña de banqueros Angelopoulos Global Public Leaders Fellow Professor of “1001 Mistakes to Avoid While Being President”, que en la UNAM se titularía “Cómo montarse en su macho durante seis años y que mueran decenas de miles en el intento”. Eso es lo mínimo que podemos esperar. Que el curso de Felipe Calderón en Harvard sea una fe de erratas. L
omo ella misma lo cuenta, la escritora norteamericana Lillian Hellman (19051984) llegó a su vocación como escritora algo tarde pero desde que se asumió como tal, el éxito le sonrió como autora teatral y guionista en Hollywood. Hellman nació en Nueva Orleáns en una acomodada familia de raíces judías que le permitía pasar una temporada en esa región y otra en Nueva York, donde hizo sus estudios. Ella se casó a los veinte años, pero en su curioso matrimonio la pareja vivía cada quien por su lado por lo que pudo ir a Bonn, Alemania Occidental a finales de los años 20 a seguir estudiando; allí descubrió, “Por primera vez en mi vida, pensé lo que era ser un judío”. A principios de los novecientos treinta, conoció a la persona que iba a revolucionar su vida por completo: el autor de El halcón maltés, Dashiell Hammett. Su tendencia izquierdista se acentuó con esta relación, haciéndola participar en diversas actividades a favor de la Guerra Civil Española y acercándose a los comunistas. Pero esos años, al término de la Segunda Guerra Mundial, iba a costarles muy caro a los que tuvieron esos ideales cuando el Comité de Actividades Norteamericana puso a temblar a todos los ámbitos estadunidenses, si bien la industria cinematográfica fue acaso la que lo resintió más. Las actividades del Comité están ligadas a ese momento de la Guerra Fría conocido como “maccarthismo”, en el que se pretendió erradicar del gobierno y otras instituciones la influencia comunista. Si
EX LIBRIS
BITÁCORA PSICOTRÓPICA
bien la idea general suele ser que James McCarthy presidía el Comité, esto no fue así como lo han demostrado especialistas como Garry Wills, quien es el autor de la informada Introducción a Tiempo de canallas (FCE, 1980), el libro de memorias que Lillian Hellman dedicó al tema. Como recuerda Wills, las actividades del Comité se echan a andar precisamente a partir de una película de 1944 en la que se presentaba a los rusos sonriendo, hecho que fue tomado como propaganda comunista. Como en las purgas stalinistas en la Unión Soviética, en esta cacería de brujas lo que se trató fue de que la gente asumiera una culpa (verdadera o falsa) o que en todo caso denunciara a sus colegas como lo hizo el director Elia Kazan. El meollo de todo el affaire hollywoodense se centraba en la cuestión de los lujos que perderían como se lo dijo Kazan a Hellman en una cita que tuvieron: “Para ti es fácil hacer lo que te dé la gana, porque de seguro ya te habrás gastado la plata que ganaste”. Sin embargo, esta dama sureña de convicciones firmes, no sufrió menos que otros. La importancia de su papel en este episodio es que ella hizo que el Comité comenzará a perder poderío cuando le tocó su turno de comparecer después de Hammett a principios de los 50. Y lo consiguió porque, como explica Wills, “Ella no llegó armada con ideologías, sino con su código personal; simple y sencillamente con su sentido inerme de lo que era decente y de lo que no lo era, algo que a veces resulta el arma más efectiva de todas”. L Voltaire II bEKO
Xavier Velasco
Cuando los días dejan de alargarse, a los años les da por encoger.
MILENIO b LABERINTO b Dirección: José Luis Martínez S. Edición: Alicia Quiñones Coedición: Roberto Pliego Arte y diseño: Salvador Vázquez Mejía
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LABERINTO
antesala
Y hasta aquí
CNT: Inanna y Bertolt Brecht
Los mapas muestran un mundo tranquilo, en paz, con fronteras apenas visibles; son un ideal, una quimera que la poeta mira sobre la mesa, consciente de su falsedad A SALTO DE LÍNEA
POESÍA
ESPECIAL
Wisława Szymborska
Mapa Plano como la mesa sobre la que se extiende. Bajo él nada se mueve ni busca una salida. Sobre él mi humano aliento no crea remolinos de aire y deja en paz toda su superficie. Sus llanuras y valles siempre son verdes, sus mesetas y montes, amarillos y ocres, y los mares y océanos de un azul amigable en sus desgarradas orillas. Aquí todo es pequeño, cercano y accesible. Puedo con el filo de la uña aplastar los volcanes, acariciar los polos sin gruesos guantes; puedo con una mirada abarcar cualquier desierto junto a un río que está justo ahí al lado. Las selvas están marcadas con algunos arbolitos entre los que sería difícil perderse. Al este y al oeste, sobre y bajo el ecuador, un espacio sembrado de un silencio absoluto y en cada oscura semilla hay gente viviendo tan tranquila. Fosas comunes y ruinas inesperadas, de eso nada en esta imagen. Las fronteras de los países son apenas visibles, como si dudaran si ser o no ser. Me gustan los mapas porque mienten. Porque no dejan paso a la cruda verdad. Porque magnánimos y con humor bonachón me despliegan en la mesa un mundo no de este mundo.
ESPECIAL
N
acida en un pequeño poblado al oeste de Polonia, Wisława Szymborska (1923–2012) fue una poeta, ensayista y traductora que marcó la historia contemporánea de la poesía europea. Premio Nobel de Literatura 1996, desde joven comenzó a publicar en periódicos y revistas. Su primer poemario apareció en 1952 —debió publicarse en 1949, pero fue censurado—. Entre sus libros se encuentran: Sal, El gran número, Gente en el puente y Fin y principio. En español acaba de aparecer Y hasta aquí (Posdata Editores, 2012; traducción de Abel Murcia y Gerardo Beltrán), libro que contiene poemas que la escritora terminó justo antes de morir, entre ellos los que publicamos en esta página.
El dramaturgo alemán, autor de El círculo de cal
Braulio Peralta braulioperalta@yahoo.com.mx
D
os espectáculos teatrales harán historia en México si es que aún existe la capacidad de asombro para imaginar la escena como el espacio donde la vida acude a recrear/ imaginar/ idealizar el mundo/ soñarlo/ transformarlo, y sostener que el arte puede cambiar el curso del pensamiento cuando toca fibras internas del ser humano. Dos espectáculos de la Compañía Nacional de Teatro con elencos generacionales distintos y convergentes, pero excepcionales. Dos concepciones radicales: Luis de Tavira, con la fuerza a la que nos tiene acostumbrados con puestas tan memorables como Novedad de la patria, ahí donde la nación se resquebraja en pedazos y la memoria es un pozo de olvido. Con El círculo de cal, de Bertolt Brecht revierte en un pueblo de Michoacán el desgarramiento de sociedades divididas por la tierra y la paternidad de los hijos. O Lorena Maza, la misma que después de Los enemigos (de Sergio Magaña), regresa con el tema de los mitos para insistir que las leyendas universales son el principio y el fin de la comprensión de la historia. Inanna es una diosa sumeria pero bien puede ser una deidad nacional que viene a decirnos el origen y el amor de lo que estamos hechos. Lorena Maza es sutil y convincente en su estética. Con la historia como verso, con un texto dos milenios previos a la Biblia, rememora a la diosa que, de la vida pasa al inframundo, y de ahí, al renacimiento. Luis de Tavira, moralista por convicción,
fabula un montaje donde es posible el triunfo de los sobrevivientes. El equipo que acompaña al director y la directora de las obras son insuperables. Escenografías de Alejandro Luna para Inanna y Philippe Amand en El círculo de cal. Sin ellos sería impensable la majestuosidad del montaje. Lo mismo que el vestuario de Eloise Kazan y Jerildy Bosch. O la música, central en las concepciones, aunque superior en Inanna, de Manuel Mejía Armijo. Hay altibajos en la actuación. Las máscaras de José Pineda, en el montaje de De Tavira salva en parte a los histriones. Una Compañía Nacional de Teatro que no sabe cantar, pero supera con interpretación. En Inanna, ante la ausencia de una dramaturgia convencional —en traducción poética de Elsa Cross—, el uso del verso disloca a actrices tan excelsas como Julieta Egurrola, pero encaja a la perfección en Angelina Pélaez. O Erika de la Llave, Mariana Giménez, Roberto Soto y Mariana Gajá, en El círculo de cal. Mención aparte el crédito al trabajo de Rosenda Monteros y Marta Aura, por sus caracterizaciones. Bien por la Compañía Nacional de Teatro con dos obras tan cerca y tan lejos en sus objetivos. Muestran su vitalidad. También, la suma de sus desaciertos, menores estos años. Dos obras para verse apenas inicié el 2013, en la sede de la CNT, con Tavira, o en el Teatro El Galeón, en el caso de Inanna. Vale la pena ver las dos concepciones para encontrar la potencialidad de una compañía que se esfuerza por ser centro del debate teatral en México. Estos montajes lo logran con creces. L
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MILENIO
literatura
El ángel de
Salvador Elizondo
¿Cuál fue la verdadera vocación de Elizondo, de quien el 19 de diciembre se cumplieron 80 años de su nacimiento? Escribió novelas como Farabeuf, estudió pintura, practicó fotografía, se interesó por el cine y se dedicó, casi en secreto, a la poesía ENSAYO Miguel Ángel Flores
E
n su libro Tiempo mexicano Carlos Fuentes dedica unos reglones a recordar a un compañero de estudios varios años menor que él. Se llamaba Salvador Elizondo, una figura oscura, no en el sentido de la notoriedad sino por el aspecto sombrío de sus gustos o de las zonas de las manifestaciones del arte que le interesaban. Elizondo era el más joven de los estudiantes que en la Facultad de Derecho publicaban la revista Medio Siglo. Había asombrado a todos que en su ensayo “La idea del hombre en la novela contemporánea” hiciera observaciones sobre novelas de Hesse, Huxley, Faulkner, Kafka, Joyce, por ejemplo, que pocos habían leído en México y que no constituían entonces centros de atención para quienes se ocupaban de la práctica y crítica de la novela mexicana. Salvador Elizondo había gozado del privilegio de una juventud acomodada debido a la buena posición económica de su padre, que entre otras cosas había sido productor de cine y terminó su vida ocupado en actividades bancarias de alto rango. Elizondo pudo así aprender desde su niñez el inglés y el francés que leía sin ninguna dificultad. Estudió en el extranjero y vivió y viajó por la Europa de la postguerra donde se incubaban todos los frutos de la modernidad y la postmodernidad. Años en que se desarrollaban polémicas de todo tipo y cuyos personajes eran Sartre y Camus, entre otros. La lectura de Joyce fascinaba al joven Salvador Elizondo y había despertado su interés la escritura china tanto por el aspecto estético del que participa como por su estructuración para producir significados. Y así llegó a la lectura de Fenollosa y la poesía de Ezra Pound. El fenómeno estético de la poesía lo intrigaba. Sentía gran interés por los aspectos técnicos del arte en todas sus manifestaciones. Sus intereses se inclinaban al ejercicio de la ficción, de la pintura, la fotografía, el cine: actos sucesivos y congelación de instantes. Memoria e imagen. La ejecución técnica constituía la simiente de cualquier arte, su operación técnica iba a ser para él tan importante como la manifestación de los sentidos y los contenidos. El cine en cuanto a metáfora de instantes y movimientos constituía uno de sus más intensos centros de atención. La actividad intelectual de Salvador Elizondo se hizo presente en las publicaciones que dirigían Fernando Benítez y Jaime García Terrés, y también en las de sus amigos como Juan García Ponce y Tomás Segovia. Fundó una revista, de efímera vida, S.nob, y fue un miembro muy activo del grupo Nuevo Cine que buscaba renovar la crítica de cine en México y se empeñaba en denigrar, muy merecidamente,
lo que los productores y directores nacionales concebían para su exhibición en pantalla. Filmó una película en 16 mm, Apocalipsis, y escribió un lúcido ensayo sobre la primera etapa de la filmografía de Luchino Visconti. Había aprendido la técnica de pintar un cuadro con Jesús Guerrero Galván, pero nunca exhibió ninguno de sus cuadros; escribió también un importante estudio, breve, sobre la pintura de Vicente Rojo en cuanto a sus aspectos formales, pero no asumió el ejercicio de la crítica de artes plásticas. Practicó la fotografía, mas para él esta actividad fue un asunto privado. ¿Cuál era su verdadera vocación?, se preguntaban quienes seguían sus escritos y sus conferencias. En 1965 asombra a los lectores con la publicación de Farabeuf. Un texto insólito para el medio mexicano. A partir de la observación de una fotografía que congeló el momento de suma crueldad a la que estaba siendo sometido un cuerpo en China, se desencadenó en él un proceso narrativo en el que se aliaban los procesos de la memoria, el afán por capturar un instante sobre el que se construye toda una narración en su imposibilidad de ser aprehendida en todos sus aspectos, y en la que giran como soles nocturnos el deseo, la muerte, el éxtasis del dolor y los cauces del erotismo, a veces ignotos. Los mejores momentos de la narración son aquellos en que la realidad se relata de tal modo que nos enfrentamos a una irrealidad de cuanto se narra: ¿de verdad sucede lo que se dice en los torturados renglones de la ficción? Una rebelión en China desencadena el horror y la técnica quirúrgica nos remite a una sórdida destreza para cortar la carne humana. Pero lo que nos llega a interesar de la novela no son los relatos de la crueldad sino los juegos y engaños a que nos puede orillar la memoria y nuestra percepción del tiempo. Es evidente que la aportación de Elizondo se refiere a las zonas oscuras y sombrías de nuestra condición. Le interesó reportar esos hechos bañados por una luz difusa y mortecina que nos remite a lo insólito, y sintió gran atracción por lo insólito, de encuentros y desencuentros impregnados por lo enigmático. Hizo ejercicios narrativos que le sirvieron para dominar su oficio, como los cuentos de Narda y el verano, donde sin embargo no están ausentes los rasgos que caracterizan su narrativa. Y nos sorprendió con su relato Elsinore pues en él entra a la esfera de los sentimientos desde una perspectiva muy diferente a la que había hecho característica su escritura. Sin disputa ni controversia, Elizondo se hizo de un sitio de relevancia en la narrativa mexicana. En relación con su bibliografía casi no se mencionaba que Salvador Elizondo había entrado en la literatura por la puerta de la poesía. Su primer
El escritor en una fotografía que recuerda una de sus vocaciones: el cine
Salvador Elizondo Contubernio de espejos. Poemas 1960-1964 México, 2012 FCE 80 pp.
libro pertenece a ese género. Pero no persistió en él, al menos no divulgó cuanto escribió en este dominio. Sus amigos y los enterados conocían de la existencia de ese libro, un libro maldito, para el autor, no por sus rasgos estéticos y éticos, sino por malo. ¿Cuánta justicia se hacía a sí mismo Elizondo? Poesía fue su título; y fue patrocinado por el mismo autor. Nadie le preguntó a Elizondo si no había encontrado un editor profesional que se hubiera querido ocupar de él. O si la impaciencia lo llevó a publicar en edición de autor. Quién sabe quién pueda responder ahora esas preguntas; ahora que es uno de nuestros escritores más célebres y reconocidos. El libro lleva el escueto título de Poesía, apareció en 1960 sin pie de imprenta. Salvador Elizondo tenía entonces 28 años de edad y se supone que los poemas reunidos debieron haber sido escritos durante la primera etapa de sus veinte años; ¿se podría suponer que fueron fruto de la precocidad? Salvador Elizondo nunca comentó públicamente (salvo que exista una pequeña nota de prensa) que hubiera continuado escribiendo poesía. Pero en una entrevista, realizada pocos años antes de su muerte, señaló que tenía la intención de publicar sus poemas que consideraba dignos si se relacionaban con lo que se escribía ahora y que se nos quiere hacer pasar como poesía. No sucedió eso en vida. El rescate de su archivo, la exhumación de los manuscritos, o la preparación de los originales ya dispuestos para su impresión, lo que no se señala en el libro de su autoría que este año publicó el Fondo de Cultura Económica, nos entrega la novedad de un conjunto de poemas bajo el título Contubernio de espejos. Poemas 1960-1964. Resulta muy interesante comparar su libro de 1960 y el que apareció este año. Interesante en el conjunto de la poesía mexicana del siglo XX; interesante en cuanto a los plantea-
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literatura FOTOS: ESPECIAL
En su estudio, concentrado en su trabajo
mientos de su poética, o, si se quiere, en cuanto a su idea de percibir el fenómeno poético; interesante en si es válido plantearse cómo se debería publicarse un libro de un autor de su talla ya fallecido. En el libro de poesía se advierte que Salvador Elizondo aparece como un autor de sólida cultura; es decir, no hay un tono ingenuo en los poemas, tanto en el procedimiento de su escritura como en lo que quiere plasmar en el poema. Muy joven había leído en su lengua original otra fuente de la técnica de su escritura: la que constituye la lectura de Mallarmé y Paul Valéry. Dentro del ámbito de la poesía francesa había surgido el movimiento de los surrealistas. Pero no solo fue la poesía surrealista la que se advierte en muchos de sus poemas sino la pintura. La forma en que “pintó” el silencio De Chirico. La transformación de una geometría en una especie de pesadilla, que contiene el peso de una realidad desolada y de desamparo. La solidez que se percibe como ruina. De la escritura surrealista quedó la libre asociación y el sueño donde se potencian los aspectos más oscuros de la realidad, o donde se hace comprensible por el deseo. Elizondo pertenece a la estirpe de los poetas para quienes los procedimientos del surrealismo constituyen la última deriva del romanticismo. Elizondo parece decirnos que la lepra de la vigilia es la escoria de nuestros sueños. Solo la oscuridad de la noche puede realizar la transmutación de esa oscuridad que emite una “luz” bajo la cual los ojos perciben el horror de nuestros actos. El ángel de Rilke es terrible en el grito. El ángel de Elizondo lo es en la penumbra y la alusión. Los ángeles se ciernen sobre coitos que anuncian premoniciones. En la fabulación de Elizondo a los coitos los acompaña la música del grillo, como si fuera rara avis, y la carne en el coito suspendido queda en nada, solo hay esqueletos recién fotografiados. Y ese acto físico se realiza contra un telón de fondo donde se escuchan trenes que parten, el cielo es azul y tiene estrellas y el “espejo guarda la memoria de una mirada muerta”; todo sucede en una atmósfera enrarecida que dicta el tono de todo el libro: los poemas se construyen siguiendo una línea de fabulación e imaginación extraña para la poesía mexicana. Los cadáveres dan testimonio: “En este espacio yermo/ deshabitado de palabras/ todo futuro es yerto/ todo presente es fijo/ todo pasado es muerto”. En ciertos momentos muchos de los poemas se pueden leer desde la perspectiva de la imposibilidad de las palabras para expresar un acto concreto, de la imposibilidad de elaborar la metáfora del instante y la sorpresa con un sistema que solo admite la sucesión al expresarse, lo que impide que sus medios fijen un instante. Por eso el poema se convierte en ese espacio yermo que no habitan palabras. El espejo refleja una mirada, pero la mirada está vacía: “Solo quedan los gestos de los dioses/ inmóviles, difusos en el polvo;/ el viento los
circunda y los arremolina/ la tolvanera erguida/ parece que está viva/ …y sólo gira”. En ese procedimiento de sucesión la memoria se confunde en el orden de lo que acontece, lo que se filtra y queda grabado se impregna de apariencia: “Los hombres —los viejos sobre todo—/ han pasado el invierno encerrados,/ atizando los frágiles fogones del recuerdo/ con las palabras que fueron vuestras/ y que ahora reposan ateridas/ en el fondo desolado de sus ojos/ como fosos […] y el sol los encontraba dormidos sobre su impotencia/ como sobre un fardo de sombras, sin haber recordado vuestros nombres; huecos sus corazones como una urna”. El sistema metafórico de Elizondo basta para manifestar que tenía plena conciencia sobre la construcción de un poema. Aunque no se siente preocupado por los aspectos técnicos, y deja que el poema transcurra libremente encontrando su propio ritmo, no hay una voluntad de orden y de rigor en la expresión que da solidez a sus versos. Volvamos a una palabra para describir la poética de Elizondo: desolación. Los dioses han abandonado los escenarios donde transcurre la fabulación de los poemas. Los dioses le son desconocidos, los jóvenes son aconsejados por un ángel terrible y “solo saben que la inmortalidad/ es la incorporación de los cadáveres”. Podemos imaginar: alguien vaga sobre arquitecturas que desconciertan y señalan en su abandono la premonición de algún encuentro. Pero cuanto se mira en torno se esfuma en el preciso momento en que los ojos tocan presencias y recuerdan ausencias. El poema “Encantamiento contra la enfermedad” nos da la medida de los alcances de esta poesía en cuanto a su expresividad, la atmósfera que la envuelve y la consumación de sus logros: Cuando digas el nombre de los dioses bajando por la escalera tus ojos encontrarán los ojos de algún desconocido y pensarás en lo que tantas veces me dijiste. Olvidarás tu nombre poco a poco. no quedará de ti más que tu sombra disolviéndose lenta contra el muro y tu paso, ágil sobre la arena, se desvanecerá junto a la espuma y sólo tu recuerdo pronunciarás dos veces el nombre con que abrías la ventana: Mar. Mar.
Como se había mencionado ya, el Fondo de Cultura Económica ha puesto en circulación un delgado volumen que contiene los poemas que, según nos dice el título del mismo, fueron escritos entre 1960 y 1964. Es decir, todo parece indicar que son posteriores a la redacción de sus primeros poemas que aparecieron en el libro Poesía. Lo primero que distingue a los poemas de la segunda etapa es su voluntad de forma. Elizondo insistía que el exceso de libertad, o el libertinaje, a que había sido sometido el acto de escribir poemas había desembocado en textos donde se podía encontrar de todo menos poesía. El verso librismo en sus mejores logros parecía solo prosa cortada que no contenía los ritmos que exige el poema más libre. La lección de Valéry
estaba muy presente. En el peor de los casos, lo que se entendía por poema era solo la expresión con mala prosodia de contenidos vulgares. La expresión suprema del poema como mecanismo de contenido y forma lo constituía para Elizondo el soneto: un silogismo que se construía siguiendo las reglas de una estructura precisa. El soneto era para Elizondo un mecanismo verbal que debía bastarse a sí mismo y en su rigor nos enfrentaba con el vacío que había producido vértigo a Mallarmé. Todo esto conducía a un callejón sin salida: la imposibilidad de escribir, que se podía expresar por la metáfora en la que un espejo se enfrenta a otro espejo y en la reproducción infinita las formas se pierden en el vacío. Su mejor ejemplo era su texto en el que alguien se ve escribir a sí mismo hasta perder su identidad. Pero no fue la precisión técnica lo que hizo mejor poeta a Elizondo. Sus sonetos están aceptablemente construidos. Pero los debilita que recurra con frecuencia a la rima utilizando el participio pasado y que en ninguno de ellos se haya planteado un tour de force. Su intención nos recuerda al acto fallido que han sido los poemas de los autores brasileños como Lêdo Ivo que junto con sus compañeros, después de la aventura vanguardista de los Andrade o Bandeira y Drummond, buscaron refugio en la tradición para encaminar por el “buen” rumbo a la poesía. Después de los momentos de sorpresa, de metáforas insólitas de realidades habitadas por el mal, las pesadillas, la muerte que se trasmuta en deseo, Contubernio de espejos parece suceder en esa misma atmósfera, pero se tiene un sentimiento de asepsia cuando se lee ahora a Elizondo: Tibio remanso a furias excitable con apremio del doble compromiso que trueca el infierno en paraíso su galopar inmóvil e implacable.
Aunque están presentes la manifestación de sus mejores virtudes como escriba que había alcanzado en su anterior libro, como el poema “Imagen”: Viven en un espejo de azogue turbio y realidad incierta. te invoco en su reflejo y se queda desierta la angustia con que llamo en esa puerta.
Contubernio de espejos exigía que fuera acompañado de un prólogo, que fuera el resultado sobre la investigación acerca de ciertos aspectos de Elizondo como poeta. Entre sus papeles, ¿se encontraron más poemas? Hacer un cruce entre su narrativa y su poesía: en Farabeuf hay pasajes que se desprenden directamente de algunos poemas, y en ambos la simbolización y el juego de la memoria desempeñan un papel semejante. Contubernio de espejos parece ser la glosa de los poemas publicados en el primer libro; se puede hablar también que en algunos casos se recurrió a la reescritura. Hay un poema que pasó íntegro de un libro a otro sin ninguna modificación. En fin, aspectos que resultan confusos en una valoración de la poesía de Elizondo. L
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Bellas Artes, en el filo de la polémica
Claroscuros en la política cultural Termina el año y es tiempo de balances. El sector cultural no estuvo exento de sobresaltos, aciertos, celebraciones, muertes y escándalos. A continuación un grupo de protagonistas de la gestión y el quehacer cultural, hace un corte de caja de 2012 Héctor González
Formación de públicos
Juan Domingo Argüelles (escritor y promotor cultural)
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iría que no hay nada nuevo bajo el sol y que los problemas de la cultura en México siguen siendo los mismos que no se han atendido del todo a lo largo de por lo menos seis sexenios: de López Portillo a Calderón. Por ejemplo, desde López Portillo el discurso de la lectura es el mismo, y casi con las mismas palabras. Todos los presidentes de la República han dicho que la lectura es “una palanca para el desarrollo”, y durante los próximos seis años se seguirá diciendo. El día que se deje de decir esto será porque ya se habrá solucionado el problema o porque se habrán acabado los lectores. Lo malo es que además se sigue diciendo lo mismo cuando ya ni las formas de leer ni los lectores son los mismos. Es exactamente como el problema de los pobres: si no hubiera pobres, los políticos no tendrían de qué hablar en sus discursos. En lo cultural, la asignatura pendiente es la formación de públicos en el arte y la cultura, que de manera natural conduce a la profesionalización en estos ámbitos. Un lector sin librerías o sin bibliotecas es, sin duda, una visión muy dramática, pero creo que puede ser más absurdo un escenario de librerías y bibliotecas sin lectores. Lo mismo pasa con los museos y las escuelas de formación artística. Si te vuelves músico y no tienes ninguna orquesta donde tocar porque no hay públicos que puedan sostener amplias temporadas de conciertos, lo que te espera es la frustración y recoger monedas en el sombrero a las afueras de los restaurantes de Coyoacán o de Polanco mientras tocas la flauta o el violín. Puedes tener buenos museos, y sin embargo sabemos que solo un escaso número de mexicanos los han visitado. El problema de la cultura es un problema también de educación. Sin duda es bueno tener taxistas con licenciatura, pero lo malo es formar licenciados cuya única oferta real de trabajo sea la de conducir taxis. Al rato, como dijo Monsiváis, se solicitarán licenciados con bicicleta. Si el sistema cultural no forma personas que puedan vivir de sus conocimientos y aptitudes a partir de la educación que recibieron, entonces ese sistema no sirve para nada. Mejor manejar un taxi, ser repartidor en bicicleta, y en tus ratos de ocio tocar la flauta, el violín, el piano, pintar o escribir un cuento: de todos modos nadie te iba a pagar por eso.
Repensar la cultura
Lourdes Arizpe (antropóloga y gestora cultural):
E
l balance del estado de la cultura no puede arrojar más que una sensación de rezago. Pongo tres ejemplos: No hemos formado a la generación joven que pudiera retomar y crear nuevos planteamientos en cultura. Las instituciones siguen haciendo lo mismo. Se ha dado apoyo a la creación pero sin que esté ligada al resto de los procesos sociales y culturales. A nivel internacional, México ha perdido el liderazgo que tuvo durante cincuenta años. En los últimos años ha habido intentos por mejorar la situación pero con resultados variables, gracias a que se apoderó de las instituciones culturales una política de corto plazo que puso a México como imitador de lo que se hace en otros países. Es necesario repensar de fondo la cultura. En México se creó la política cultural a partir de una reflexión muy profunda y ramificada, esto fue en la primera mitad del siglo XX y se contempló con los artistas, con los museos, los indígenas, con las clases medias. Las condiciones actuales son distintas. Es preciso repensar la cultura en términos de un sector específico que contribuye en el sector económico y político. Se necesita promover una reflexión profunda sobre cómo está cambiando la cultura con el nuevo acceso a la comunicación e información. Se habla mucho de las redes sociales, pero éstas son muy manipulables. Es necesario restaurar la confianza en el debate público y para eso necesitamos conjuntar a quienes saben hacer política con quienes saben de economía y quienes conocen la sociedad mexicana.
La función del Estado
Jorge Ayala Blanco (crítico de cine)
P
uesto que la cultura es un proceso demasiado largo, y convencido de que a nivel cultural no existen buenos ni malos años, podría
Un espacio que espera ser visitado: la Ciudad de los Libros
decir que 2012 fue un año tan feraz, pésimo y contradictorio como todos los últimos de la (in) cultura panista y los espejismos de sus estelas de luz apagada pero muy bien pagada. Por un lado, podría afirmarse que continuó viento en popa el deterioro del sector y su burocratización centralista supuestamente descentralizadora, así como el desmantelamiento de la vida cultural en su conjunto y la subvencionada inhibición de la creación cultural en sí, pese a la faraónica pretensión de las obras arquitectónicas de su recta final. Sin embargo, por otro lado y contradictoriamente, en el campo del cine, que es mi ventana a la cultura, jamás se habían producido tantas películas como en los últimos años ni con tanta libertad, pero, aunque todo mundo gana al producir, prácticamente ya ninguna película se recupera en la exhibición; y nunca se había apoyado tanto ni difundido tanto la cultura fílmica a lo largo y a lo ancho del país. Corresponde a la entrante administración cultural garantizar el asentamiento del sector fílmico y un funcionamiento eficaz en las nuevas condiciones. Garantizar que la Cineteca Nacional siga siendo el organismo rector de la cultura cinematográfica mexicana, pues, entre otras tareas, no cualquier imbécil ni demagogo será capaz de programar consistentemente diez salas día con día durante los próximos seis años, ni evitar que eso se convierta en un sucedáneo del tipo Cinépolis-Cineteca. Garantizar que las numerosas cintas patrocinadas por el Imcine lo sigan siendo, sin favoritismos ni a través comisiones-mafias peleles, y que los productos obtenidos logren recuperarse en la taquilla, para lo cual deberá enfrentarse a la voracidad de los exhibidores, siempre haciendo competir a los filmes nacionales en abierta desventaja con los hegemónicos estadunidenses y aplastando a las distribuidoras independientes. Y recordar que la función del Estado no es producir películas, sino crear las condiciones para que éstas se produzcan en una industria económicamente sana y puedan llegar al público en una situación justa.
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de portada FOTOS: ESPECIAL
En relación a lo que traerá el 2013, se ha nombrado en Conaculta a una persona inteligente y capaz que ya demostró sobrado conocimiento sobre el tema y lo hizo bien. En el INAH ocurre algo similar con la llegada de Sergio Raúl Arroyo, quien tuvo muy buena actuación durante su gestión al frente de la institución. Maraki (María Cristina García Cepeda) es buena administradora y lo ha demostrado. Todo ello indica que puede haber buenos resultados.
Lo mejor y lo peor
Humberto Musacchio (periodista y escritor):
E La danza, una disciplina con serios problemas
El teatro, siempre en espera de apoyos
En busca de la iniciativa privada Horacio Franco (músico)
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ada año es en México un año de inmensa labor cultural en lo que a festivales, creadores, gestores, público e instituciones se refiere. Y de grandes pérdidas. 2012 no fue la excepción. Pero por ser el fin de sexenio, la pasada administración tuvo que sacar todos los logros en infraestructura que comenzó, y gracias a ello contamos con muchos espacios nuevos destinados al quehacer cultural. La pérdida de Carlos Fuentes, de Joaquín Gutiérrez Heras, Gustav Leonhardt, Gloria Mestre, Chavela Vargas, Ravi Shankar y muchos otros deja gran tristeza. Pero el trabajo y esfuerzos de la comunidad siguen pujantes. Al tener nueva administración en México, y al contar con una persona tan experimentada como Rafael Tovar como presidente de Conaculta, creo que vamos a tener un año en el que las buenas iniciativas no faltarán. La mayor preocupación de mi parte es que si a la cultura le quitan presupuesto, tienen forzosamente que lograr que la iniciativa privada comience a tener incentivos fiscales para poder hacer deducible al 100% la donación a las artes escénicas. De lograr esto, gente como Carlos Slim y otros empresarios podrían comenzar a volverse patrocinadores o mecenas de gran parte de la cultura mexicana.
La cultura, un espacio de diálogo Lucina Jiménez (promotora cultural):
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s difícil evaluar este año más allá de lo que le toca a ConArte, como consultora internacional pasé buena parte del año en Honduras, Sudáfrica y España. Para ConArte ha sido un año especialmente exitoso. Ampliamos RedeseArte Cultura de Paz a San Luis Potosí y al Faro de Oriente, ganamos el reconocimiento de la OEA en artes y formación de ciudadanía democrática, inauguramos la Galería Transmemoria, ampliamos la Selección de La Nana, Aprender con Danza, presentamos nuestro primer disco del sello RaízFusión, con el trío JazzFalto y dejamos abierta hasta febrero una convocatoria para los jóvenes. Valoro también que más de 600 creadores, promotores, editores, productores y gente de todo el país, por primera vez en muchas décadas nos pusimos de acuerdo para impulsar 10 puntos básicos para la política cultural. Yo creo que ya se ha ganado en que se retomen algunos, pero hay que trabajar conjuntamente con las nuevas autoridades culturales para lograrlos porque es un proceso que llevará su tiempo. En relación a las expectativas para este 2013, la más importante es que marca el inicio de una nueva era en la cultura maya y así debería serlo para la cultura mexicana. México está frente a la gran posibilidad de coordinar la cultura con el desarrollo, la sustentabilidad y la inclusión social. Hay que garantizar ese enfoque en el Plan Nacional de Desarrollo. Insistir en ello no es gratuito. Las Comisiones de Cultura
están presididas por dos mujeres de distintos partidos, y ambas tienen un compromiso con la cultura y desean dar los pasos necesarios para actualizar la legislación cultural, tema urgente. Conaculta, a través de Tovar y de Teresa, ha manifestado la ampliación de sus líneas de trabajo convencionales. Rosario Robles en Sedesol incluyó el tema cultural en su propuesta de desarrollo social. Es el momento de trabajar Estado, Legislativo y Sociedad Civil para definir las prioridades y avanzar. Entre los retos de la nueva administración destaco, definir esquemas de financiamiento a la cultura, especialmente a estados, municipios y sociedad civil; crear incentivos fiscales y créditos con tasas bajas de interés; nuevos esquemas de apoyo a proyectos de inclusión social, dar prioridad a la educación artística en la escuela y en los ámbitos no formales, internacionalizar lo mejor y más sólido de nuestras culturas, poner énfasis en la gestión y profesionalización de los agentes estatales, municipales y de sociedad civil que trabajamos en la cultura, para fomentar nuevas concepciones orientadas hacia la sustentabilidad. Que la cultura se convierta en espacio de diálogo, interculturalidad y cultura de paz.
Aciertos y errores
Eduardo Matos (arqueólogo)
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omo siempre ocurre, 2012 tuvo aciertos y errores. Entre los primeros vimos la continuidad exitosa del Festival Cervantino, de las diversa ferias de libros entre la que destaca la de Guadalajara; publicaciones importantes como las del FCE y otras editoriales; llevar a la Rotonda de las Personas Ilustres a José Pablo Moncayo, Edmundo O’Gorman y María Izquierdo; la instauración y entrega del Premio “Carlos Fuentes”; la apertura de nuevas zonas arqueológicas, etcétera. Entre los errores, el querer traer “prestado” el Penacho que está en Viena cuando por ley es de propiedad nacional; el uso que se sigue haciendo de museos y zonas arqueológicas para actividades que nada tienen que ver con su vocación. Uno de los errores más grandes fue entregar el premio de la FIL de Guadalajara a un sinvergüenza que se roba el trabajo de otros (Bryce Echenique).
n México, 2012 fue un mal año para la cultura. Pocas realizaciones y abundantes tropezones. Veamos: Lo mejor: La salida de Teresa Vicencio de Bellas Artes (¡uf!). La apertura en la Biblioteca México de los acervos —adquiridos por Consuelo Sáizar en nombre de Conaculta— de Monsiváis, José Luis Martínez, Castro Leal, García Terrés, et.al.; la declaración de Xilitla por la SEP como monumento artístico; los premios otorgados a Julián Herbert por su novela Canción de tumba; y el Congreso Internacional de Arquitectura que prácticamente pasó inadvertido por falta de difusión. Lo negativo, sin orden cronológico: Aumentar 10 por ciento la entrada a los museos del INBA. Galardonar a plagiarios, como sucedió con el Premio FIL [de Guadalajara] a Price Echeníquel y el Premio Villaurrutia a Sealtiel Alatriste, quien tuvo la decencia de no recibirlo. El nepotismo y las corruptelas en la Compañía Nacional de Danza. La Contraloría interna de Bellas Artes se negó a informar sobre el asunto. La acusación del pintor Agustín Portillo contra Roberto Vázquez, secretario general del Conaculta, de desviar 45 millones de pesos cuando fue director del Centro Nacional de las Artes. No se sabe si hubo investigación. La donación de cien millones de pesos de Conaculta a la Academia Mexicana de la Lengua para adquirir el Arboretum de Panzacola, lo que nada tendría de malo si no fuera porque —otra vez— Roberto Vázquez, segundo de abordo en la dependencia, es parte de la familia que vendió el predio. No hay investigación sobre el asunto. Es uno de los peores años que recuerdo. Las autoridades que llegan son, tanto en Conaculta, como en el INBA y el INAH, verdaderos profesionales de la gestión cultural. Eso nos permite cierto optimismo, aunque es mucho lo que se tiene que corregir.
Balance afortunado
Ernesto Piedras (economista y promotor cultural)
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n términos de política pública, creo que el balance de es afortunado. Me agradó el énfasis de Consuelo Sáizar en la infraestructura y la digitalización de contenidos. Hacia el futuro, la demanda sobre la política cultural debe apuntar a la calidad, cantidad y equidad. ¿Todos tenemos la misma capacidad todos de apropiarnos de los contenidos que queremos? Me parece que hay profundas inequidades. Me gustaría que hubiera un área de planeación cultural, dedicada a lidiar con el Congreso y con las secretarías [de Estado]. ¿Por qué cuando Desarrollo Social trabaja no involucra a la cultura si la cultura es eminentemente bienestar y desarrollo? ¿Por qué no hay una política fiscal relacionada con el sector? ¿Por qué los artistas no tienen Seguro Social? Otra área podría estar dedicada a la planeación regional y a la relación con los estados. Una prioridad más tiene que ver con reconocerle a la cultura su potencial como impulsora de la economía toda vez que su aportación al Producto Interno Bruto se ubica en poco más del 7%. Se le debe reconocer como un sector integral, productivo y de generación de empleo. Luego sigue el financiamiento y, por último, la distribución de los recursos. Ahí pueden entrar la infraestructura, los estímulos y las becas. Es vital apostar por la generación de empleo. ¿Qué sucede con aquel que quiere montar una empresa cultural? Los estímulos para el sector privado son mínimos. No somos un país con déficit en la generación de contenidos pero hace falta divulgarlos.L
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MILENIO
en librerías ESPECIAL
Un espacio abierto a la diversidad cultural: el Centro Nacional de las Artes
La cultura a debate
¿Para qué leer 1988-2012. Cultura y transición? En este texto, Cruz Vázquez responde: Para mirarnos al espejo y reconocer lo bueno y lo malo que hemos hecho en un sector esencial en el desarrollo del país ENSAYO Eduardo Cruz Vázquez*
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n virtud de que el Grupo de Reflexión sobre Economía y Cultura de la UAM Xochimilco ha trabajado de forma consistente en la promoción y empoderamiento de la economía cultural en la agenda nacional. Instalado en junio de 2009, una de sus principales tareas ha sido fundamentar la necesidad de la caracterización y análisis del sector cultural. Con el libro 1988-2012. Cultura y transición, culminamos una parte de dicho proceso, ya que nos propusimos una revisión de la transición que ha tenido lugar en estos 24 años, la suma de cuatro sexenios, en el contexto de un historial lleno de singularidades en el poder presidencial de la República: dos gobiernos priistas y dos panistas. Es por ello la primera obra en su tipo, muy pensada para los miles de estudiantes que requieren saber de forma precisa y bien documentada, al México cultural y económico que se enfrentan. 2) Bajo una estructura periodística, donde el reportaje, la entrevista y la crónica son géneros fundamentales, Cultura y transición fue concebido para ampliar el debate sobre una profunda reforma cultural de cara al inicio de un nuevo ciclo sexenal. Un libro de coyuntura con una combinación de experiencias y saberes en el equipo de redacción. Nombres que ya dicen y significarán más al paso de los años: Xavier Rodríguez Ledesma, Andrés Ordorica Espinosa, César Villanueva, Luz Jaimes, Karla Quiroz Díaz y Judith Amador Tello. Después de mucho discutir, determinamos las líneas temáticas a abordar para esta visión retrospectiva. En el mismo orden, los intelectuales y el poder; los presidentes de la República y la cultura; la diplomacia cultural (elaborado conjuntamente por César y Luz); el papel del poder Legislativo (haciendo dupla Carlos y Karla) y el sindicalismo del subsector cultural. En suma, una labor en equipo que convocó a cerca de 50 personajes de todos los ámbitos, a través de cuyo testimonio, el lector podrá descubrir los paraísos e infiernos del sector cultural mexicano. 3) En efecto, hay que leer este tomo porque Carlos A. Lara González se ocupa de una cirugía del rol del Estado en la institucionalidad cultural y permite dimensionar lo que era en tiempos de la subsecretaría de Cultura, lo que pasó cuando se crea el Conaculta y lo que hoy llega a dirigir, por tercera vez, Rafael Tovar. Una política cultural y un Consejo igual y diferente en una sociedad que cambió a mucho mayor velocidad que el aparato gubernamental. Este proceso dinámico y diverso, lleno de zonas multicolores, donde también tienen lugar los tonos dramáticos (como la ausencia de reservas culturales en los tratados de libre comercio), se aprecia también con nitidez en mi artículo. Le propongo al lector
Eduardo Cruz Vázquez y Carlos A. Lara González (coordinadores) 1988-2012. Cultura y transición UANL/ ICM México, 2012 227pp. un recorrido por la economía cultural, por las rutas donde cultura y economía se vuelven indisolubles para comprender el comportamiento del sector. Al menos una conclusión tajante: de 1988 al 2012 lo que mayormente cambió fue la diversificación del mercado cultural y su aportación al desarrollo del país. El ajuste del paradigma fue dado sin consenso: de una organización casi monopólica, donde los bienes y servicios culturales eran responsabilidad del Estado, se pasó a una economía de mercado donde lo cultural vino a modificar las nociones de valor y significado en la sociedad y casi en la totalidad de los productos. Si bien los públicos ahí están, ahora nos preocupamos enfáticamente por los consumidores. Lo cultural entronizó su transversalidad. El promotor y el gestor cultural en las dependencias de gobierno y en las universidades se transformó. Sin dejar de ser lo que son, vivimos el tiempo de los emprendedores y de las empresas culturales. Es un hecho contundente que en el porvenir, el crecimiento del sector estará marcado por el influjo del comercio cultural y, esperamos, por una más decidida mediación del Estado para hacer competitivo e innovador el vasto quehacer económico del campo.
4) Todo proceso de documentación, investigación, estudio, rescate de fuentes y levantamiento de entrevistas tiene oasis y abismos. El fluir de la información genera grandes satisfacciones, pues siempre el lector en la mente, se augura un material genuino para su beneficio. Una gran felicidad es haber logrado más allá de lo fundamental para armar el libro. No será en vano reiterar la gratitud a quienes decidieron que hablar del pasado y del presente no representa riesgo, aun cuando comprensiblemente se eludan ciertos temas. Uno quiere obtenerlo todo, esa verdad que solo el personaje resguarda. Nadie más tiene esa información. Los que se negaron a testimoniar, de los ámbitos público, de la economía, el comercio y la empresa, quedan en considerable deuda. Ellos lo saben. Su silencio les hace cómplices de un tenebroso historial de ciertos asuntos que no deberían mantener bajo llave por razones morales, que no penales. Cuánto se les rogó a algunos. Varios de esos capítulos que tuvieron lugar entre 1988 y 2012, son pasajes que tendremos que seguir contándolos sin la fortaleza de las fuentes. No me caben todos los nombres, pero dejemos constancia de aquellos que el lector podrá acometer: Vicente Fox, Rafael Tovar, Sari Bermúdez, Sergio Vela, Consuelo Sáizar, Bolfy Cottom, María Teresa Uriarte, Gerardo Estrada, Saúl Juárez, María Cristina García Cepeda, Andrés Webster, Martha Ketchum, Leobardo Sarabia, Marinela Servitje, Alejandro Soberón, Thomas Veerkamp, Sergio Autrey y Francisco Gil Díaz. 5. El libro 1988-2012. Cultura y transición, que mientras llega a librerías se vende en el GRECU de la UAM-Xochimilco, es un afortunado coctel de complicidades. De nuestra universidad y del empeño propio de quienes somos “microchirris” empresarios culturales, nació un modelo formativo que va de la conferencia al Diplomado en Cultura y Negocios que este 2012 se llevó a cabo en nuestra casa de estudios, en el Instituto de Cultura de Morelos (a partir del nuevo gobierno se convirtió en Secretaría de Cultura) y en la Secretaría de las Culturas y Artes de Oaxaca. A este enjambre de relaciones se sumó la Dirección de Publicaciones de la Universidad Autónoma de Nuevo León (coeditora de Diplomacia y cooperación cultural de México: una aproximación y de Economía cultural para emprendedores) y un fondo de recursos de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados de la LX Legislatura. Salido de imprenta regia hace cosa de semanas, lo presentamos en la Bolsa Mexicana de Valores el pasado 11 de diciembre en compañía de Cecilia Genel (del INAH), Eduardo Caccia (del GRECU), Luis Miguel González (de El Economista) y de Roberto Gavaldón, anfitrión de la velada. Tanto la edición como el lugar de lanzamiento se significan: la movilidad del sector nada tiene que ver con ese lejano 1988. 6. Hemos intentado responder la pregunta: ¿Por qué leer este libro? Para cerrar buscaré decirles ¿Para qué sirve el libro? Como reza la sentencia popular, para mirarnos al espejo y reconocer lo que bien y mal hemos construido en esa mole que llamamos sector cultural. Sirve para que todos los involucrados aprendamos a jugar mejor nuestros papeles. Es útil para plantear lo que se necesita, lo irresuelto (que no es poco) y para, de una vez, aceptar lo que hay y no cambiará. Parafraseando al poeta, no somos los de entonces: el país cultural de 1988 nada tiene que ver con el de 2012. Aquí se vale la experiencia en carne propia. Tenía 27 años y trabajaba con Alejandro Ordorica en el Programa Cultural de las Fronteras de la SEP. Recuerdo cuando Víctor Flores Olea entró al despacho del subsecretario de Cultura, el gran Martín Reyes, en la Casa del Marqués del Apartado, en la esquina de Argentina y Justo Sierra. Vi nacer al Conaculta. Tovar era un treintañero que también tenía su oficina en la casona de Cracovia, sede que el presidente Salinas dejó al Consejo. Por esos años vi surgir a CIE/OCESA y me tocó un “foro” lleno de tierra para ver a los Rolling Stones en el Autódromo de los Hermanos Rodríguez. (Mi hija Mariana —1997— se niega a tocar mi máquina Remington y me pide una Mac, ya que su portátil le parece fuera de moda). L Periodista. Coordinador del Grupo de Reflexión sobre Economía y Cultura de la UAM Xochimilco
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LABERINTO
en librerías
Antología de la literatura fantástica J.L. Borges, A. B. Casares y S. Ocampo Debolsillo México, 2012, 408 pp.
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acerse de una cultura literaria en realidad no es difícil, solo hay que seguir el consejo de Mario Vargas Llosa: leer los autores que cita Borges. Están los que comenta en la revista El Hogar o los de Textos cautivos, pero igualmente los que se presentan en esta nueva reedición de la Antología de la literatura fantástica. El prólogo a la primera edición de 1940, escrito por Bioy Casares, es una lección para los aficionados y los ejercitadores del género, el cual aún mantiene su vigencia. Vale recordar algunos renglones. “Analizado con un criterio histórico o geográfico (el libro) parecerá irregular. No hemos buscado, ni rechazado, los nombres célebres. Este volumen es, simplemente, la reunión de los textos de la literatura fantástica que nos parecen mejores”. El placer que produce su lectura se debe a la conjugación de la calidad de los escritores participantes con una imaginación alerta.
Goodbye Berlín
Ideogramas Juan Carlos Méndez Guédez Páginas de espuma Madrid, 2012 125 pp.
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e Méndez Guédez (Venezuela, 1967) no se puede afi rmar que padece de tacañería creativa. Entre novelas y cuentos, roza ya una docena de libros publicados. Es, sin duda, una de las voces más poderosas de la nueva narrativa latinoamericana. Ideogramas es una muestra ideal para que los lectores se inicien en su obra o terminen por volverse incondicionales. Agrupa doce relatos unidos por la sensación de que, hagan lo que hagan, sus personajes no podrán más que hundirse en el desconsuelo. Podrán huir de la influencia materna, podrán fingir un desmayo para sentir por primera vez el frío de la nieve sobre el rostro, o perderse con una desconocida por las calles de Praga, para comprobar al final que el gesto que creían apropiado termina siendo el gesto equivocado. O como dice el protagonista de “Huellas”, el relato inicial: “lo que ves no es lo que sucede sino tan solo una de las partes”.
Los hombres te han hecho mal
Wolfgang Herrndorf Alevosía España, 2012 243 pp.
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alardonada con el Premio Nacional de Literatura Juvenil Alemana, Goodbye Berlín narra la vida de Maik, un joven berlinés que lleva una existencia de lo más cotidiana y normal. Claro, tan normal como puede ser la vida a los 14 años, en plena edad de la punzada. Maik sufre por lo disfuncional de su familia (su mamá es alcohólica, su papá tiene una amante), por lo mucho que le cuesta hacer amigos y, desde luego, porque hay una chica que ni siquiera se acuerda de invitarlo a su fiesta de cumpleaños. Pero para cada roto hay un descosido y en este caso se trata de Tschick, un chico ruso radicado en Alemania quien tampoco goza de la simpatía de sus compañeros. Juntos y sin nada que hacer durante el verano, los dos marginados de la clase emprenden un demencial viaje a bordo de un destartalado (y robado) Lada azul, para aprender más uno del otro y, también, para intentar comprenderse a sí mismos.
Historias de un año cualquiera
Ernesto Mallo Siruela/ Policiaca Madrid, 2012 187 pp.
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ascano porta una Cold 38 plateada. Camina por las avenidas frías y a veces lluviosas de Buenos Aires. Lo han jubilado. Ahora no trabaja más para el gobierno que lo vio crecer bajo el sobrenombre de “El Perro”. Sin embargo, no se ha alejado de los problemas ni de las calles: de vuelta a casa, aparece en su vida una pariente que lo obliga a investigar un asesinato en Mar del Plata, un balneario conocido como “la ciudad feliz”. El caso lleva al personaje a investigar una red de trata de personas, en la que están involucrados políticos y policías. ¿Logrará Lascano desarmar una red que involucra poder y dinero? Con una narrativa vertiginosa, el escritor argentino Ernesto Mallo entrega la tercera parte de la saga del comisario que destapa casos en el que están involucrados funcionarios corruptos y sicarios temibles. Una historia basada en hechos reales.
Estética de la emancipación Sidharta Ochoa Herbert and Ash Books Mexico, 2012 62 pp.
Jorge F. Muñoz/ Ric Reyes Edición de autor México, 2012 64 pp.
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istorias de un año cualquiera, presentado en la pasada Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil de la Ciudad de México, reúne siete crónicas en cómic que nos hablan de la situación política que se vivió en México durante 2012, especialmente en las elecciones presidenciales. La construcción de los personajes está basada en situaciones como marchas, la supuesta compra de votos o la explotación de los trabajadores. Los dibujantes y diseñadores gráficos Jorge F. Muñoz y Ric Reyes argumentan que, para ellos, como artistas visuales, era importante imprimir su versión de los hechos. “En el mundo, miles de relatos ocurren a cada momento, en los que se involucran un sinnúmero de personas. No existen héroes o villanos: cada uno de nosotros actúa según las circunstancias (...) Del monólogo interno al humor o a la decepción amorosa, los artistas no caen en convencionalismos ni se limitan en la narrativa gráfica”, se comenta en el prólogo.
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omo se explica en una de las páginas, este libro misceláneo reúne poemas y notas de Facebook y Twitter escritos en los últimos tres años. Alberto Chimal denomina “escritura fugaz” al proyecto de la autora nacida en la frontera norte; ella a su vez lo califica de escritura “experimental”. Mujer de su tiempo, se autocalifica como “Hembra cosmo”: “leo teoría social y literatura. Y no, no barro ni plancho, ni cocino. Tampoco sé servir a los hombres”. Y precisamente con el bagaje que le da su formación, reflexiona sobre sus orígenes, la escritura y la realidad mexicana. El libro se divide en tres partes —“No hay tal estética”, “El olvido del timeline” y “No hay dictadura en la era digital”— y puede verse también como una especie de diario de una conciencia crítica a la que no se le escapa nada. Como en ese famoso texto de Borges, con estos fragmentos Sidharta Ochoa va creando su propio rostro.
Lêdo Ivo, la vida del relámpago RESEÑA ESPECIAL
El poeta brasileño, quien murió el pasado 23 de diciembre
Margarito Cuéllar
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os poetas jóvenes guardaron un cómplice silencio. Solo un muchacho alzó los brazos al grito de “¡Eu vou, eu vou!”, cuando los organizadores del Festival de Poesía de Bogotá preguntaron quiénes de los invitados querían viajar a Valledupar a compartir sus poemas. Lêdo Ivo cumpliría entonces 87 años, tenía el pelo blanco y el rostro cruzado por los surcos del tiempo; vestía de mezclilla y tenis, había llegado apenas un día antes de Río de Janeiro y la mirada se le iluminó cuando se apuntó para ir a la cuna del vallenato. Esa chispa jovial la había visto ya en octubre de 2008 en Monterrey, y después durante la presentación de Réquiem y Poesia en general en Bellas Artes, un domingo compartido con Rodolfo Alonso, Eduardo Langagne, Juan Gelman y José Ángel Leyva. El viernes siguiente tenía otra presentación en la Ciudad de México. “Voy a mi casa a bañarme y a cambiarme de ropa”, dijo en su portugués veloz, como entre broma y en serio, y enfiló al aeropuerto para volver fresco y puntual el día de su actividad, como si en vez de volar a Río de Janeiro hubiera ido en taxi a Coyoacán. Tenía razón el poeta originario de Maceió, Brasil (18 de febrero de 1924- 23 de diciembre de 2012): “El día más largo del hombre/ dura menos que un relámpago”. Su relámpago fue la vida de un instante: 88 años. Y la fortaleza que iluminó la poesía brasileña del siglo XX, como lo hicieron antes Manuel Bandeira, Carlos Drummond de Andrade, Cecília Meireles, Murilo Mendes, José Paulo Paes y Vinicius de Moraes, entre la abundante y sólida cosecha poética de ese país. Mientras “traicionaba”, o trasladaba al español para Vaso Roto la antología Poesía brasileña de Elizabeth Bishop, que incluye de Bandeira a Ferreira Gullar, pasando por João Cabral de Melo Neto, Cassiano Ricardo,
Joaquim Cardozo y José Oswald de Souza, me preguntaba sobre la ausencia de Lêdo en el volumen que introdujo la poesía de Brasil en Estados Unidos. Sobre todo porque para 1972, año en que aparece el libro, Ledo había aportado a la poesía en lengua portuguesa una producción iniciada en 1944 con As imaginações, y a la que le siguieron: Ode e elegia (1945), Acontecimento do soneto (1946), Ode ao crepúsculo (1948), O preto no branco (1955), Estação central (1964), Linguajem (1966), Um brasileiro em Paris (1968) y Finisterra (1972). Busco en los estantes los libros de Lêdo. Me salta una obra monumental —mil 100 páginas—: Poesia completa (1940-2004), que conservo con orgullo no solo por la dedicatoria, sino porque a sus ochenta y pocos años se tomó la molestia de hacer el envío desde su natal Río de Janeiro. Y sobre todo porque contiene toda su producción hasta 2004, incluido Plenilúnio, reeditada por Vaso Roto en 2010, que en 2009 había lanzado ya Rumor nocturno. Debemos a Ştefan Baciu la traducción de Las pistas (Universidad Veracruzana, Luna Hiena-Ediciones, 1986), y a Marcela Terán Las islas inacabadas (UAM, 1997). A José Ángel Leyva debemos la edición de Réquiem y Poesía en general. La primera traducida por Jorge Lobillo y la segunda por Rodolfo Alonso. Poesía —la de Lêdo— de la intensidad vital, de la mirada siempre atenta al paisaje del acontecer diario, de la que no escapa ni el poema ni el poeta mismo, y en la que el ser y actuar de la sociedad actual se hacen presentes a través de tonos matizados por la reflexión y la ironía. “Los hombres pasan por la tierra./ Por el mar pasan las nubes y los barcos”, escribió un día fugitivo, como el resto de los días del hombre, el poeta para quien ninguna lengua es la patria. L
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MILENIO
música Lindsey Buckingham
“La música se ha vuelto como fast food” Vía telefónica, el guitarrista refiere el regreso de Fleetwood Mac y el caótico destino con Stevie Nicks ENTREVISTA ESPECIAL
ido, solo toma sana distancia. Me encanta la idea de volver a estar junto a Stevie Nicks, por mucho sigue siendo mi amiga, mi inspiración, mi pasado y presente. Todo es cíclico, ha sido una aventura en mi vida que se repite constantemente”. La primera grabación entre Buckingham y Nicks ocurrió en 1973, cuando editaron Buckingham Nicks (un LP instrumental grabado antes de que entraran a la banda). Hacen a un lado sus diferencias y salen de gira. ¿Es tan fácil como eso? No, al contrario. Es madurez, pero también son ganas. Es perdón, pero no olvido. Es un juego mental-emocional muy complicado, pero la garantía de que será intenso, inspirador y emotivo es incuestionable. Desde 2012 teníamos la inquietud, pero Stevie estaba concentrada en discos en solitario, y yo también. Entonces no era el momento adecuado. Para esta gira solo estarán Mick Fleetwood, John McVie, Nicks y yo. Pensábamos grabar un disco pero, como es nuestra costumbre, nunca llegamos a un acuerdo. Solo pudimos grabar unas pocas canciones que serán editadas a principios de 2013. Hemos platicado sobre la posibilidad de tocar de manera íntegra el disco Rumours. Me encantaría hacerlo, finalmente es uno de mis grandes orgullos y a la gente le fascina. ¿Es posible que graben algo juntos? Al menos un par de canciones inéditas. No creo estar en un estudio con la banda. Trabajamos de manera independiente. Los tiempos han cambiado e internet recorta distancias. A Nicks no le interesa grabar un disco completo, ya no es redituable; ni siquiera es importante para la gente. La música se ha vuelto como fast food: consumes, lo saboreas y desechas, pero nada permanece, solo quita el apetito por el momento. Me imagino que la labor como periodista musical debe ser complicada. ¿De qué se puede escribir? Veo revistas musicales y la gran mayoría recurre a cosas que son garantía de venta, como The Beatles, Led Zeppelin, Pink Floyd o Nirvana. Como músico, ¿siente alguna responsabilidad de que el gusto de la gente sea luminoso o decaiga? Quisiera pensar que a la gente le interesa tener una educación musical, pero estoy siendo demasiado optimista. Mi responsabilidad es crear música lo más sincera, emotiva y real posible. No soy un tipo mental o un arquitecto que diseña una obra, simplemente entrego emociones espontáneas. Creo que mis gustos, entre más amplios y cuidados, serán mejores fuentes de inspiración y resultarán en grandes melodías. Mi responsabilidad no es con el escucha, sino conmigo. No tengo que hacer cosas para que la gente venga a escucharme. Mis creaciones son un reflejo de mi persona, mi historia y mi futuro, de eso dependo. Si haces cosas como Justin Bieber o Rihanna, creo que te condenas al olvido, aunque con mucho dinero en el bolsillo (risas).
El creador de "Trouble" durante una presentación
Juan Carlos Villanueva alteregoarlequin@hotmail.com
N
os hacíamos pedazos”, dice Lindsey Buckingham recordando los años en Fleetwood Mac. “Y si a eso añades las tragedias personales, las rupturas amorosas, las traiciones, los rencores y el amor propio que se desmorona, fueron años de agonía”, recuerda el legendario guitarrista, cantautor y productor en una charla vía telefónica. Para Buckingham, esos tiempos de peregrinaciones a los avernos particulares y amores enfermizos fueron el faro en la oscuridad en términos creativos. “Fueron tan
adictivos, que es necesario regresar”. Fleetwood Mac iniciará en abril una gira mundial. “Todos saben que cuando hicimos Rumours la banda atravesaba una crisis”. Se refiere a la ruptura amorosa entre Christine y John McVie y, obviamente, a la propia con Stevie Nicks. “Me decía: ‘¿Por qué en vez de perder la salud mental, no convertimos esa rabia en júbilo, en arte, en dicha y orgullo?’ Y así fue como decidimos comunicarnos a través de las canciones. Era una forma de autocrítica y catarsis. De ahí salieron cosas maravillosas como ‘Go your own way’ ”. El largo túnel del destino los ha encontrado en repetidas ocasiones. “Fleetwood Mac jamás se ha
Como dice, la gente ha dejado de tener interés por un disco. ¿Cuál es su perspectiva acerca del valor de la música hoy en día? Para mí sigue siendo tan valiosa como siempre. Yo creo que pagar por un disco es la mejor manera de mantener el arte vivo. La música es la expresión artística más importante en el universo. Creo que hay muchos como yo allá afuera, me doy cuenta que hay gente valiente que sigue editando viniles, cajas especiales, ediciones limitadas. Si tienes dinero para pagar por un disco, pero en vez de eso lo bajas y robas por internet, creo que es una forma de succionar la sangre del artista. Se necesita sangre fría para hacer eso, es una forma de asesinato. No veo la diferencia entre pagar por un litro de leche, carne o lo que comas, y comprar un disco. Finalmente, es una forma vital de alimento. L
EL PAPEL DE LAS NOTAS
La enseñanza de la música Eusebio Ruvalcaba eusebius1951_2@yahoo.com.mx
1) Se dice que la letra con sangre entra; de la música podría decirse que ni así. Su aprendizaje es cosa de toda la vida. Pero especialmente en épocas remotas, la enseñanza y el aprendizaje de la música significaban una tortura. 2) El aprendizaje de la música era tarea ardua. Solía llevarse en casa. Ya fuera del piano o del violín, se llevaba a cabo en una suerte de ceremonia. Como si todo mundo estuviera de acuerdo en poner su granito de arena. Nadie interrumpía. Nadie se aproximaba. Nadie se detenía a observar. La clase se dejaba correr. 3) Cuando un alumno se disponía a tomar su clase, una gota de sudor le resbalaba por la nuca. Consciente de que sobrevendría un momento de discrepancia, afilaba sus resistencias mientras el maestro iniciaba su perorata. 4) El maestro de música era experto en el arte de atacar al pupilo. No
existían los maestros pacientes. Se sabían dueños de un conocimiento de élite, escasamente difundido. El cual tampoco era recompensado con una buena paga, sino con un simple gracias, maestro, acompañado de unos emolumentos casi simbólicos. 5) A todo buen alumno, un buen maestro; así eran las cosas. No como en la literatura, que el escritor nunca menciona un maestro en su vida. En música, los intérpretes suelen especificar en el programa de mano quiénes fueron sus maestros, o quién fue su maestro, el hombre que le enseñó el arte de su instrumento. Para el alumno constituye un honor. Más que por méritos propios, las puertas del reconocimiento se le abren de par en par por el maestro que haya tenido. 6) En el violín, Leopold Auer es considerado uno de los más notables maestros. Es de imaginarse las dificultades para que esta institución recibiera a un alumno. Maestro de David Oistrakh, de Leonid Kogan, de Viktor Tretiakov, de Jascha Heifetz, ser alumno de él equivalía a decir escúcheseme. 7) Y los hay en todos los ámbitos, de todos los instrumentos —o cuando menos de los más socorridos entre las cuerdas y los percutidos—, así como de la dirección orquestal. 8) Quizá porque los músicos más severos consi-
deran sagrada a la música, su enseñanza reviste tal aura. Esa sensación se desparrama del maestro al alumno. No podía ser de otra forma. Tomar clases de música significa, antes que otra cosa, educar al espíritu. Significa darle un sentido de esfericidad a aquel amasijo de nervios. No es fácil cuando lo que se pretende es proyectar una imagen férrea, pobre del alumno que no controle sus nervios. Siempre cometerá los mismos errores. Nunca avanzará en el dominio de su arte. Y el maestro no podrá sentirse orgulloso de él. 9) Nadie más ufano de los avances de un joven músico que el maestro. Ni los progenitores. El maestro ve en ese chico una prolongación de él mismo. Porque los maestros de música no son como los de creación literaria. El maestro de música se vacía en cada clase, no se queda con nada guardado. No es egoísta ni pusilánime. Sabe que el camino del aprendizaje es infinito. Y en esa medida enseña. 10) Para que la enseñanza cumpla su ciclo tiene que haber interés por parte de quien aprende. Solo de esa manera las cosas se afianzan. Para siempre. Y se transmiten de generación en generación. Es admirable que en la enseñanza del violín se siga empleando el método que creó Leopoldo Mozart, el padre de Amadeus. L
sábado 29 de diciembre de 2012 b 11
LABERINTO
cine ESPECIAL
Germán Doin
“Queremos poner a la escuela en jaque” Con su ópera prima, el director argentino cuestiona el actual sistema escolarizado en Latinoamérica ENTREVISTA Carlos Jordán gonzalezjordan@gmail.com
T
ras consultar a maestros y pedagogos de diversos países latinoamericanos, Germán Doin armó un documental que hoy día es ya un referente, toda vez que invita a reflexionar sobre la educación desde una perspectiva poco convencional. ¿Cómo se gesta La educación prohibida? Surge de un interés personal. Cuanto terminé mi carrera decidí hacer algo relacionado con la educación, partiendo de mi sospecha de que los sistemas escolarizados no estaban cumpliendo con su discurso de origen. La tesis de la película es que lejos de promover la formación de mejores personas y sociedades, buscan la reproducción del mismo sistema. Se concentró en Latinoamérica. ¿Conoce el estado en que se encuentra la educación respecto a Europa? No hay muchas diferencias; quizá las hayas en financiamiento, pero en cuanto a modelo educativo creo que estamos todos bastante rezagados. Me parece que este problema es de todo Occidente, salvo contadas excepciones, como Finlandia, donde el modelo educativo que criticamos dejó de existir hace treinta años. Me centré en Latinoamérica porque tenemos los elementos para dar vuelta a esta estructura pues nosotros no tenemos el enfoque tan concentrado en las sociedades competitivas como sucede en Estados Unidos. Aquí todavía tenemos una apertura hacia la construcción comunitaria. Algunos de sus entrevistados comparan a las escuelas con guarderías y prisiones. Es una crítica fuerte, pero no es nueva. En dado caso lo novedoso es que la hagan maestros. Foucault, Iván
Illich o Paulo Freire ya hablaban de esto. Quería retomar esa crítica y dejar en claro que es aún vigente por más que la escondamos detrás de reformas. En México se hizo un documental, De panzazo, y estamos en vías de una reforma educativa. ¿Cuál es su opinión al respecto? Hay que evaluar de dónde vienen las reformas. Las que provienen de sectores conservadores tratarán de profundizar en el mismo modelo. De panzanzo reflexiona sobre un nuevo modelo pero dentro de la misma lógica: una escuela que reproduzca el mismo sistema social. Nuestro interés es otro; es poner a la escuela en jaque y cuestionarla. Revisa también otros sistemas como el Montessori o la escuela holística. ¿Existe una alternativa que considere aplicable a nivel masivo? No creo que exista un modelo perfecto, pero sí existen algunos que son más o menos flexibles a las circunstancias actuales. Deberíamos caminar rumbo a un mundo donde la educación esté democratizada a tal punto de que cada escuela sea diferente y pueda desarrollar su propuesta pedagógica conforme a las necesidades de su entorno. El mejor sistema educativo es el que reconoce la diversidad y la importancia de la comunidad. La invitación es que cada maestro tome las riendas de su proyecto educativo. ¿De qué manera internet revoluciona el sistema educativo? La unidad que hace décadas brindaba el sistema educativo, hoy internet la aporta de manera más rápida y efectiva. Ahí encontramos una gran red de información y conocimiento. Sin ir más lejos, el acervo más grande en la historia de la humanidad es Wikipedia. Es decir, la Web es una herramienta importante que
Escena del documental La educación prohibida
acompaña al intento de democratización que nos interesa. Hay autores e investigadores que vaticinan el fin de la escuela. No soy tan radical. Imagino un mundo donde las escuelas se mantienen pero como centro de reflexión o del afianzamiento del sentido de comunidad. Usted mismo usa la red como una plataforma para su película… Nuestra película no hubiera existido sin internet. Se financió mediante contribuciones realizadas por la red. Por lo mismo, está disponible en nuestra página. En Argentina ha sido revolucionaria porque demuestra que la industria del cine puede ser pensada de otra manera. En un mes tuvimos tres millones de reproducciones. Todo ello enseña que los mecanismos de exhibición están cambiando. ¿Cómo ha sido la respuesta en Latinoamérica respecto al debate que propone? Universidades, centros de formación y escuelas están proyectando la película y debatiéndola. Además ha llamado la atención de ONG’s y medios de comunicación. También han existido las críticas atravesadas por las lógicas de las escuelas convencionales. En términos de argumentación me parece que la película llega a pecar de reiterativa. Puede ser. En realidad creo que la película se pasea por muchos temas y a nosotros en la postproducción quizá nos costó ver eso que mencionas. Igual aquellas cosas que se repiten son elementos importantes. De la misma manera, y sin que suene a justificación, hay que reconocer que es nuestro primer filme. L
HOMBRE DE CELULOIDE ESPECIAL
Otra cara de la moneda Fernando Zamora @fernandovzamora
S
i la infancia es destino, el futuro era más oscuro a finales del siglo XX. En aquellos años emergió en el panorama de las artes el director Thomas Vinterberg. Creció bajo la sombra de un Lars von Trier que hoy se dedica a imitar lo que más odiaba (Hollywood). Vinterberg por su parte se ha consolidado como el verdadero seguidor de la tradición fílmica escandinava y en Jagten (La caza) retoma el sórdido tema del abuso sexual en forma que resulta inquietante y conmovedora. Jagten pareciera el reverso del manifiesto ético y estético que lanzó a Vinterberg a la fama. Festen (La celebración) fue una de las películas más importantes de fines del siglo pasado entre otras cosas porque capturaba el espíritu del tiempo. Hoy a la acusación fundada de Festen sigue el falso testimonio de La caza y sin embargo, como el director sabe que un buen guión es una máquina de generar interpretaciones, su película produce más de las que en un principio aparecen. ¿Quiénes son aquí víctima y victimario? Thomas Vinterberg se mantiene fiel al cine psicológico de
Bergman, a la rebeldía del Dogma 95 y sin embargo liberado de ellos brilla aún más. En Festen la historia giraba también en torno a una acusación de abuso sexual. La diferencia con todas las películas sobre el tema está en que Vinterberg no peca nunca de mojigato. Jagten me recordó el dilema de Doubt de John Patrick Shanley. Como Shanley, Vinterberg toca el tema del poder, de los roles de género y de las dudas que pueden destruir la reputación de un hombre o una mujer con esta palabra: pedofilia. No hay en nuestro tiempo palabra más ominosa. Sus ecos destruyen todo a su paso. Vinterbergo lo sabe tan bien como Patrick Shanley y como él siembra dudas en sus espectadores sin caer ni en falsas promesas ni en caricaturas de buenos y malos. Vinterberg es un artista que ha hecho suyas las resoluciones del Dogma 95 y sin caer en corsés estéticos sabe que la fuerza suya está, sobre todo en la dirección de actores. Mads Mikkelsen ganó el premio como mejor actor en el Festival Internacional de Cannes. Hasta la fecha la obra más completa de Thomas Vinterberg sigue siendo Submarino (2010). A esta película, sin embargo, pareciera haberla envuelto en dos polos con un mismo dilema ético. Tanto en Festen como en Jagten, Vintemberg construye con base en una mentira que pone en duda todo lo que entendemos del ser humano. El luchador incansable que en Festen se levantaba una y otra vez para decir lo que había sucedido en su infancia se convierte ahora en el ambiguo profesor que sufre una cacería de brujas. Las pequeñas mentiras se vuelven grandes
Jagten (La caza). Dirección: Thomas Vinterberg. Guión: Thomas Vinterberg y Tobias Lindholm. Fotografía: Charlotte Bruus Christensen. Música: Nikolaj Egelund. Con Mads Mikkelsen, Thomas Bo Larsen y Annika Wedderkopp. Dinamarca, 2012 crueldades cuando lo que está en juego es la vida de un maestro escolar que no puede vivir sin su buena fama. Con todo el arte de un cineasta en la cumbre de su carrera, Thomas Vinterberg ha construido una pequeña joya en la que brilla, otra vez, el espíritu del tiempo en que vivimos. Hartos ya de tantas acusaciones es justo preguntarnos: ¿acaso la inocencia tiene siempre la misma cara? L
12 b sábado 29 de diciembre de 2012
MILENIO
varia ESPECIAL
CLAUDIA GUADARRAMA
Rafael Tovar y de Teresa
Colonia Roma
Conaculta: Arquitectura lo culto, ¿qué oculta? para flâneurs ARCHIVO HACHE Heriberto Yépez hyepez.blogspot.com
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esde el regreso de Rafael Tovar y de Teresa a Conaculta —que ya encabezó en los sexenios de Salinas y Zedillo— circulan en prensa e internet un par de planteamientos: cultura para reparar el tejido social y la promoción de una industria cultural independiente. Hablar de programas culturales para reparar tejido social alude a espectáculos gratuitos o centros culturales comunitarios (con cursos, eventos y acervos). ¿Es posible en México mantener un proyecto así? No. Se pueden hacer infraestructuras simbólicas. Un festival aquí; un espacio allá. Granos de arena en un pozo sin fondo. Además, en México hablamos de ese sueño como si no existiera ya una gigantesca red de espacios donde millones de niños y jóvenes asisten durante varias horas, casi todos los días: las escuelas. Ahí es donde los niños y jóvenes —y sus familias— podrían adquirir conocimientos y experiencias para alejarles del subempleo, violencia y desesperanza. Pero el sistema escolar mexicano es un desastre y seguirá siéndolo con el regreso del PRInosaurio que lo operó el siglo pasado. ¿Y la idea de una industria cultural independiente? Pongamos el caso de las editoriales. ¿Por qué necesitan el dinero del Estado para sobrevivir? Principalmente, porque no hay suficientes lectores. ¿Por qué no hay lectores? Porque el sistema escolar que podría producir millones de lectores no sirve. Las cifran lo prueban.
GUÍA VISUAL (Para colmo, la red de bibliotecas públicas no funciona y, por ende, no compra ni resguarda los libros que el país produce). Escuchar las propuestas de Tovar y de Teresa implica olvidar que las misiones que tiene en la mente ya tienen una infraestructura que debería cumplirlas directamente: la Secretaría de Educación Pública. Desde su creación, Conaculta opera como una especie de intervención gubernamental de disimulada emergencia, por ejemplo, inyectando recursos a la cultura “alta” mediante apoyos y subsidios a la creación artística culta (profesional y joven), y enlazando simbólicamente una parte de ella con otras poblaciones. Sin Conaculta, la cultura “alta” estaría en la misma crisis que el sistema escolar. Muchas iniciativas, creadores y espacios no podrían continuar o tendrían actividades mínimas y rudimentarias. Lo que dice Tovar y Teresa refleja que la SEP —en cuestión de reparar el tejido social y promover manifestaciones culturales— es como si no existiera. Entonces, Conaculta, por un lado, sustenta proyectos simbólicos, estratégicos o coyunturales con la población general y, por otro, mantiene una variada infraestructura andando para evitar que también la cultural alta se desplome. Conaculta es una venda que, al ayudar a la clase culta, oculta el completo fracaso popular de la SEP. A nivel macrosocial, sin embargo, Conaculta no puede servir ni como curita en la gigantesca herida abierta del narcosistema. L
Magali Tercero mtercero2000@yahoo.com.mx
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Cuántos cronistas pueden considerarse flâneurs en el sentido baudelariano? En el libro 1554 México 2012, presentado el 16 de diciembre en Bellas Artes, tres autores demuestran que aún existe el paseante atento a la Ciudad de México. El arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, la cronista Ángeles González Gamio y el escritor Vicente Quirarte retoman la crónica del humanista toledano Francisco Cervantes de Salazar y, en una especie de diálogo fuera del tiempo, comparan la ciudad descrita por él con la urbe actual que nos provoca ese amorodio del que hemos hablado tanto los defeños. Tres miradas, un prolongado fatigar las calles, diría Borges, terminan condensados en un libro espléndido. El volumen incluye la crónica de 1554 de Cervantes de Salazar, pero el lector puede acudir a la edición facsimilar de Tres diálogos latinos (UNAM, 2001). Fue escrito para presentar, en latín, tanto la jovencísima Universidad de México como la Ciudad de México y sus alrededores. La conversación entre dos personajes, Gutiérrez y Mesa, sirve para nombrar una ciudad ya desaparecida. “Seguimos la ruta trazada por el ilustre humanista para leer nuestra ciudad de manera sincrónica y diacrónica. Para ver qué ha sucedido en estos años con ella y para demostrar la nobleza de una ciudad no hemos podido destruir después de tantos siglos, a pesar de nosotros y de los elementos”, informan los editores de Joaquín Mortiz. EMBRIAGUEZ DEL QUE VAGA. Partiendo del flâneur baudelariano, Walter Benjamin amplia en El libro de los pasajes la visión sobre el tema: “La calle conduce al Flâneur a un tiempo desaparecido. Para él, todas las calles descienden (…) hasta un pasado que puede ser tanto más fascinante cuanto que no es su propio pasado privado. (…) En el asfalto (…) sus pasos despiertan una asombrosa resonancia. (…) La embriaguez se apodera de quien ha caminado largo tiempo por las calles sin ninguna meta. Su marcha gana con cada paso una violencia creciente; la tentación
que suponen las tiendas, bares y mujeres sonrientes disminuye cada vez más, volviéndose irresistible el magnetismo de la próxima esquina”. RICARDO LEGORRETA Y EL TIEMPO. Por su parte, este reconocido arquitecto mexicano, fallecido en 2011, a los ochenta años, creía que la ciudad es “ese espacio donde el hombre imprime su paso por el tiempo”. Así consta en el libro de Ana Terán publicado en octubre pasado: Tras los pasos de Ricardo Legorreta. Dime por dónde andas y te diré qué ver. En este volumen editado por el Gobierno del Distrito Federal, aparecen las 33 entrevistas que Terán hizo a Legorreta mientras el emblemático arquitecto recorría una ciudad fascinante descrita desde su propia lógica y a partir de la Plaza de la Constitución, la Catedral Metropolitana, el Palacio Nacional, el Antiguo Palacio del Ayuntamiento, la Plaza Santo Domingo, el Antiguo Colegio de San Ildefonso, el mercado Abelardo Rodríguez, las excavaciones del Templo Mayor, el Antiguo Palacio del Arzobispado, el Templo de la Profesa, Palacio de Iturbide, la Casa de los Azulejos, la Torre Latinoamericana, el Palacio de Bellas Artes, la Plaza Tolsá y el Palacio de Minería, por mencionar algunos lugares pues estos dos auténticos flâneurs van a dar hasta la Pirámide de Cuicuilco. El libro, explica Terán, es un recorrido por la ciudad, por la arquitectura, pero también por la vida de Ricardo Legorreta. Comienza con la colonia Roma “porque ahí nació él y se rescata su visión de la arquitectura no como un objeto sino como un ente orgánico”. BOSQUE URBANO. Aquí se trata de “perderse en la ciudad como perderse en un bosque”, como diría Benjamin, pues una ciudad como la de México “es tan fascinante que debemos permitir que ella misma nos guíe” (Legorreta). Los libros comentados aquí pueden ser una forma espléndida de dar la bienvenida al 2013 y reencontrarnos con nuestra ciudad, sobre todo si los complementamos con la excelente Biografía literaria de la Ciudad de México de Vicente Quirate (Cal y Arena, 2001). L