LA EDUCACIÓN - ELENA G. DE WHITE

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produjeron la Revolución Francesa, tienden a envolver al mundo entero en una lucha similar a la que convulsionó a Francia. Estas son las influencias de hoy día. Para permanecer firmes en medio de tales trastornos es necesario echen ahora los cimientos del carácter. 229 En todas las generaciones y en todos los países, el verdadero cimiento y el modelo para la edificación del carácter han sido los mismos. La ley divina: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón. . . y a tu prójimo como a ti mismo"*, el gran principio manifestado en el carácter y en la vida de nuestro Salvador, es el único cimiento y la única guía seguros. "Y reinarán en tus tiempos la sabiduría y la ciencia, y abundancia de salvación"*, sabiduría y ciencia que sólo la Palabra de Dios puede impartir. Tan ciertas son ahora como cuando fueron pronunciadas a Israel las palabras en cuanto a la obediencia a los mandamientos de Dios: "Porque ésta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos".* Esta es la única salvaguardia de la integridad individual, de la pureza del hogar, el bienestar de la sociedad o la estabilidad de la nación. En medio de todas las perplejidades, los peligros y los derechos en pugna, la única regla segura consiste en hacer lo que Dios dice: "Los mandamientos de Jehová son rectos", y "el que hace estas cosas, no resbalará jamás" .* 230 Métodos de Enseñanza "Para dar sagacidad a los simples, y a los jóvenes inteligencia y cordura" Durante siglos la educación ha dependido en extenso grado de la memoria. Esta facultad ha sido sobrecargada hasta lo sumo, y no se han desarrollado paralelamente las demás facultades. Los estudiantes han ocupado su tiempo en almacenar trabajosamente en la memoria una cantidad de conocimientos, muy pocos de los cuales iban a poder utilizar finalmente. El cerebro recargado con lo que no puede digerir ni asimilar, por fin se debilita, no puede realizar un esfuerzo vigoroso y serio, y se conforma con depender del criterio y el discernimiento de los demás. Al verificar los malos resultados de este método, algunos se han ido al otro extremo. Según su parecer el hombre sólo necesita desarrollar lo que está dentro de él. Semejante educación fomenta la presunción en el estudiante, y lo aparta de la fuente del conocimiento y el poder verdaderos. La educación que consiste en adiestrar la memoria y tiende a desalentar la reflexión personal, ejerce una influencia moral que se aprecia demasiado poco. Al renunciar el estudiante a la facultad de razonar y juzgar por sí mismo, se incapacita para distinguir la verdad y el error, y es fácil presa del engaño. No cuesta inducirlo a seguir la tradición y la costumbre.231 Es un hecho sumamente ignorado, pero no por eso menos peligroso, que el error rara vez se presenta tal como es. Logra aceptación mezclado o ligado a la verdad. El comer del árbol del conocimiento del bien y del mal causó la ruina de nuestros primeros padres, y la aceptación de una, mezcla de bien y de mal es la causa de la ruina de los seres humanos de hoy día. La mente que depende del criterio de otros se extraviará tarde o temprano. La facultad de distinguir entre lo bueno y lo malo sólo se puede obtener mediante la dependencia individual del Señor. Cada uno debe aprender por si mismo de Dios, mediante su Palabra. Se nos dio la razón para que la usáramos, y el Altísimo desea que lo hagamos. "Venid. . . y estemos a cuenta"*, nos dice. Si confiamos en él podemos tener sabiduría para "desechar lo malo y escoger lo bueno". * En toda enseñanza verdadera, es esencial la relación personal. Al enseñar, Cristo trató individualmente con los hombres. Educó a los doce por medio del trato y la asociación personales. Sus más preciosas instrucciones las dio en privado, y con frecuencia a un solo oyente. Reveló sus más ricos tesoros al honorable rabino en la entrevista nocturna celebrada en el Monte de los Olivos, y a la mujer despreciada, junto al pozo de Sicar, porque en esos oyentes percibió un corazón sensible, una mente abierta, un espíritu receptivo. Ni siquiera la muchedumbre que con tanta frecuencia seguía sus pasos era para Cristo una masa confusa de seres humanos. Hablaba y exhortaba en forma directa a cada mente, y se dirigía a cada corazón. Observaba los rostros de sus oyentes, veía cuando se iluminaban, notaba la mirada rápida y de comprensión que revelaba el hecho de que la verdad había llegado al alma, y su corazón vibraba en respuesta con gozosa simpatía. 232 Cristo se percataba de las posibilidades que había en todo ser humano. No se dejaba impresionar por una apariencia poco promisoria o un ambiente desfavorable. Llamó a Mateo cuando estaba en el banco de los tributos, y a Pedro y sus hermanos les pidió que dejaran el bote del pescador para que aprendieran de él. En la obra educativa de hoy se necesita prestar el mismo interés personal y la misma atención al desarrollo individual. Muchos jóvenes que aparentemente no son promisorios, están ricamente dotados de talentos que no usan. Sus facultades permanecen ocultas a causa de la falta de discernimiento de sus educadores. En más de un muchacho o una niña exteriormente tan desprovisto de atractivos como una piedra sin pulir, se hallaría material


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