LA EDUCACIÓN - ELENA G. DE WHITE

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También las estrellas tienen un mensaje de ánimo para todo ser humano. En los momentos que sobrevienen a todos, cuando el corazón es débil y la tentación abruma; cuando los obstáculos parecen invencibles, las metas de la vida imposibles de lograr, y sus hermosas promesas como manzanas de Sodoma, ¿dónde se pueden hallar entonces un valor y una firmeza como los que ofrece la lección que Dios nos ha invitado a aprender de las estrellas que siguen su curso invariable? "Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su dominio. ¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi camino 116 está escondido de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio? ¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas". "No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia". "Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo".* La palmera, herida por el sol ardiente y las tormentas de arena, se yergue verde, florecida y llena de fruto en medio del desierto. Manantiales vivos alimentan sus raíces. Su corona de verdor se divisa a la distancia, en medio de la llanura calcinada y desolada; y el viajero, que se siente morir, apresura su paso vacilante para llegar hasta la sombra fresca y el agua vivificante. El árbol del desierto es un símbolo de lo que Dios quiere que sea la vida de sus hijos en este mundo. Tienen que guiar al agua viva a las almas cansadas, llenas de inquietud, y a punto de perecer en el desierto del pecado. Tienen que dirigir la atención de sus semejantes a Aquel de quien parte la invitación: "Si alguno tiene sed, venga a mí y beba".* Se considera que el río ancho y profundo, que ofrece una vía de comunicación para el tráfico de las naciones y sus viajeros, es un beneficio para todo el mundo; pero, ¿qué diremos de los arroyuelos que contribuyen a formar esa noble corriente fluvial? Si no fuera por ellos, el río desaparecería. De ellos depende su misma existencia. También se honra a 117 los hombres que dirigen una gran obra, como si a ellos solos se debiera el éxito de ésta, pero ese éxito requirió la fiel cooperación de un sinnúmero de obreros más humildes ignorados por el mundo. Las tareas no elogiadas y los trabajos no reconocidos constituyen la suerte de la mayor parte de los trabajadores del mundo. Esta situación llena de descontento a muchos. Les parece que están desperdiciando la vida. Pero el arroyuelo que corre silencioso por el bosquecillo y la pradera, y lleva salud, fertilidad y belleza, es tan útil en su lugar como el ancho río. Al contribuir a la vida del río ayuda a lograr lo que él solo nunca hubiera podido realizar. Muchos necesitan esta lección. Se idolatra demasiado el talento y se codicia excesivamente la posición. Demasiadas personas no quieren hacer nada a menos que se los considere jefes; demasiados no se interesan en el trabajo a menos que reciban alabanza. Necesitamos aprender a ser fieles para usar hasta lo sumo las facultades y oportunidades que tenemos, y a contentarnos con la suerte que el cielo nos asigna. UNA LECCIÓN DE CONFIANZA "Pregunta ahora a las bestias, y ellas te enseñarán; a las aves de los cielos, y ellas te lo mostrarán. . . Los peces del mar te lo declararán también". "Ve a la hormiga. . . mira sus caminos". "Mirad las aves". "Considerad los cuervos".* No solamente hemos de hablar al niño de estas criaturas de Dios. Los mismos animales deben ser sus maestros. Las hormigas enseñan lecciones de trabajo paciente, de perseverancia para vencer los obstáculos, de previsión para el futuro. Los pájaros son maestros de la dulce lección de la confianza. 118 Nuestro Padre celestial hace provisión para ellos, pero ellos deben buscar su alimento, construir sus nidos y criar a sus hijos. Constantemente están expuestos a los enemigos que tratan de destruirlos y, sin embargo, ¡con qué ánimo hacen el trabajo! ¡cuán gozosos son sus cantos! Es hermosa la descripción que hace el salmista del cuidado de Dios por las criaturas de los bosques: "Los montes altos para las cabras monteses; Las peñas, madrigueras para los conejos".* El hace correr los manantiales por las montañas donde los pájaros tienen su habitación y "cantan entre las ramas". Todas las criaturas de los bosques y de las montañas forman parte de su gran familia. El abre la mano y satisface "de bendición a todo ser viviente".* EL ÁGUILA DE LOS ALPES El águila de los Alpes es a veces arrojada por la tempestad a los estrechos desfiladeros de las montañas. Las nubes tormentosas cercan a esta poderosa ave del bosque y con su masa oscura la separan de las alturas asoleadas donde ha construido su nido. Los esfuerzos que hace para escapar parecen infructuosos. Se precipita de aquí para


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