Monolito VI

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Julio Cortázar, a muy temprana edad, descubrió que “todo era relativo, que todo era precario; había que vivir en un mundo que no era ese mundo de total confianza y de inocencia”. Y es que desde hace mucho tiempo hasta la verdad se ha puesto en duda. Con el paso de los años, de generación en generación, la verdad ha ido perdiendo su color, se ha deformado, y al día de hoy se nos presenta como una pieza abstracta que posa dentro de una vitrina de algún museo del mundo. La verdad es la brújula que nos indica cuál es el camino por el que hay que seguir. Es evidente que si nuestra brújula no sirve o está mal hecha, nos perderemos en la infinitud de la naturaleza orgánica y del pensamiento. Por perdernos en la naturaleza no hay tanto problema, no hay drama, pues el ser humano se adapta a todo; sin embargo, ir a la deriva en el mundo del pensamiento es peligroso, porque allí habitan todas las definiciones acerca de todo lo que conocemos y no conocemos. En ese lugar todo es moldeable, nada se destruye, todo es fecundo: es como un tablero infinito con espacios definidos donde caben todas las piezas etéreas inimaginables; allí toda pieza encaja a la perfección y comienza a echar raíces sin importar qué fruto dé. La degradación del lenguaje origina definiciones erróneas, acepciones contrarias a los significados reales de las palabras. Al no conocer el verdadero significado de tal o cual palabra, lo que te digan o se diga colectivamente acerca de la definición de una palabra se tomará como cierto –sin preguntarnos- y se creerá y actuará en consecuencia. El peligro de ir agregando eslabones erróneos a esa cadena no es otro más que el decaimiento e involución de la sociedad, pues el lenguaje –desde los primeros monos nómadas que salieron de los bosques para explorar- ha servido para comunicarse: actuar en conjunto para realizar una tarea que un solo individuo sería incapaz. Si no tuviésemos la necesidad de buscar alimento para subsistir y dar de comer a nuestras familias -dado que el terreno nos ofrecería todo tipo de alimento-, seguiríamos viviendo en los árboles, cubiertos enteramente de pelo, y expresándonos mediante gruñidos o gritos, seríamos relativamente independientes. Desafortunadamente no es así: dependemos de todos. La dependencia obliga a relacionarnos para obtener alguna cosa, dígase salud, trabajo, etcétera. Estas benditas relaciones se logran mediante el lenguaje, y para que ese lenguaje sea entendible se pone sobre la mesa el diálogo que es el puente por donde pasan las palabras y estas a su vez llegan al individuo. Hecho esto, se actúa en consecuencia del sinnúmero de vocablos expresados con sus respectivas definiciones, y se consuma la acción del diálogo al realizarla, ya sea corpórea o mental. Sin embargo; la virtud de la acción dependerá exclusivamente de las definiciones expuestas; si los significados presentados no corresponden con la verdad se realizará una acción mentirosa, y si se han expuesto definiciones con verdad, se realizarán acciones verdaderas. De esta manera podemos ver reflejado el grado de descomposición de nuestras sociedades, ya que somos el resultado de nuestro lenguaje. Lamentablemente, el resultado de las acciones que se realizan diariamente en la mayor parte del mundo –y que los medios de comunicación se encargan de presentarnos-, son actos realizados con mucho más apego en la mentira –en el terreno que el lector guste, bien puede ser el político, de seguridad, deportivo, etcétera; diálogos no apegados a la verdad porque actúan en base de definiciones erróneas. Así, hemos exiliado a la verdad y bien valdría la pena ir a buscarla y de rodillas pedirle que regrese. JUAN MIRELES http://wwwjuanmireles.blogspot.mx/

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4 de febrero de 2013 3

Revista Bimestral

MONOLITICOS

De poesía, poetas y consideraciones

Juan Mireles Director Editor Mario Islasáinz Editor Cristina Arreola Editor Alejandro Montaño Colaborador Vito Cano Comiendo uvas Arte de portada Justina Cabral Publicidad online Facebook www.facebook.com/Rev istaLiterariaMonolito

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A estas alturas de la historia humana, la poesía ha pasado junto a ella, como no podía ni puede ser de otra manera, por muy diversas etapas y modismos; dejando también su inevitable rastro, a lo largo de sus renglones. Unas veces vanguardista, otras con las regresiones propias, que autores de genuina exquisitez le fueron imprimiendo; devolviéndola sin prejuicios o con ingenuidad a su origen juglar, romancista, modernista o lírico. Corresponde a los especialistas en este campo esclarecer los detalles de su devenir en el tiempo, otras cosas podrían ser tomadas como intrusismos inoportunos e inadecuados de actores comprometidos en los quehaceres de sus obras. Bajado el telón, nunca son los propios artistas los mejores opinantes. No obstante, los autores que se han marcado objetivos de compromiso, sean noveles o con cierto bagaje, se ven hoy, como otros en su tiempo, al llamado de tener que reflexionar a fondo sobre el terreno que pisan, lo que es una constante y lo que no, lo que se demanda y lo que en verdad es necesario, cosas que no están en el mercado pero sí tienen una gran presencia en el angustioso grito de humanidad que reclama el planeta entero. Nuestra época, se nos antoja así, un pantanal peligroso en el mismo corazón del postmodernismo –en muchos aspectos, todavía sin definir adecuadamente-, con el añadido del considerable avance tecnológico, donde autores precoces y ávidos de golosina, se presienten audaces guerreros, a edades donde la vanidad aún no ha experimentado el paso de la pulidora de la vida, ni sus escasas experiencias les han podido brindar, todavía, la fuerza oportuna para escapar victoriosos de la entropía que acuña el momento. Sería como caer en el remolino de una mediocridad con “brillantez”, que va dando vuelta y vueltas nada más haber comenzado su andadura. Un desenlace poco deseable para nadie y donde podrían perderse prematuramente autores con potenciales excelentes. El mismo Juan Ramón Jiménez, considerado no ya poeta, sino maestro de escuelas de poetas, declaraba cercano a su final el gran arrepentimiento que le producía haber publicado buena parte de su trabajo. Estamos mencionando a un Premio Nobel –cuando el Nobel era el Nobel-: “estoy arrepentido de la mayor parte de los libros que he publicado, y mi obsesión actual es no haber esperado…”. Salinas reflexionó también considerablemente sobre la importancia de tres aspectos; originalidad, fondo y belleza, necesariamente, para él, por ese orden. Los debates entre autores coetáneos florecían con ricas opiniones aportadas para el verso libre y la métrica. Ha llovido mucho desde entonces.


La conjunción pasional entre fondo y forma introducidos por un preclaro Miguel Hernández, derribaron 4 ESCRIBA EL TÍTULO AQUÍ algunos postulados preestablecidos, pero no sin antes haber pasado por los tirones de orejas propinados por su amigo y maestro, ese Neruda irreverente y singular que había revolucionado y elevado, casi en solitario, la importancia de la imagen en la poesía: “Abandonado como lo muelles en el alba…”, una exactitud en la transmisión del sentimiento que se acerca más al álgebra que al fotograma, sencillamente no hay nada más abandonado que un muelle en el alba. M. Hernández, ya había reconocido en Neruda que para escribir así hacía falta “una imaginación muy trabajada, no muy trabajosa” (en Poesía y prosa de guerra). Pero no nos asustemos, al menos todavía; esos grandes maestros a los que ofrecemos nuestra admiración, cariño, simpatía y tanto nos han enseñado y enseñan, no estuvieron tampoco exentos de mediocridades, a veces casi inaceptables. Para eso no hay más que leerlos por orden cronológico, aunque, por otro lado, siempre advierten fuertes dosis de genialidad a todo lo largo de sus trayectorias. Es importante observar con insistencia este exasperante relativismo del momento, el mismo que ha condenado a la lírica y la ha sumergido en los cajones de la nostalgia, adjetivándola de “asunto ya superado”, mientras que ha situado a la forma y a la belleza en la cumbre del buen gusto literario, aunque en la mayoría de los casos la emparienta con la tristeza. Entendiéndose que no debiera haber contradicción alguna entre una cosa y la otra, las prácticas literarias vienen demostrando lo contrario, siendo presas de un dualismo irreflexivo, a veces más que abominable. Hasta el punto, de que como ya dijera alguna vez el mismo que suscribe en algún otro lugar, nos recuerda a aquel pasaje de Cervantes en “El Licenciado Vidriera”, cuando viendo a una madre acompañando a su hija no muy agraciada físicamente, le decía: “Hace usted bien en empedrarla señora, porque se pueda pasear”. Así, buscando en los anchos márgenes que ofrece el campo de la poesía, muchos autores sucumben también a los encantos de la singularidad del surrealismo, llevándose sus expresiones más allá de los más comunes de los mortales, y si bien todo es aceptable, incluso encomiable, tampoco es de imaginar que la literatura se fuese llenando de meta-poetas, y que ésta se aprisionase en las más exquisitas élites de la cultura. En tanto la demonizada lírica se adormece y se llena de polvo, como bien advirtiese Gustavo Adolfo Bécquer refiriéndose al arpa, esa que yacía del rincón en el ángulo oscuro. Otros, en cambio, se apresuran a la poesía social, cual oportunidad de denunciar directamente los abusos de los poderosos. Eso está bien, es un noble ejercicio. Pero no se pasen por alto los delicados márgenes que la sostienen, porque a menudo nos llevan al panfleto. Es más difícil de lo que parece. Tampoco se subestime desde estas posiciones a los interioristas, ni a los aparentemente infantiles. Pudiera no haber todavía mejor labor social que elevar a los corazones, cuando nos llevan a esa ternura que olvidamos a menudo involucrados todos en la rutina de la vida, y nos alejamos inconscientemente de lo que es real, humano y sin embargo nos avergüenza. Es también de señalar los grandes problemas y las fronteras que no se deben traspasar desde estos estilos, para que sigan siendo arte. Cosas como el amarillismo literario, la domesticidad y el simplismo. Son asuntos en los que fácilmente caemos sin darnos cuenta. Sin ánimo de que esto sea un ladrillo: Es preciso puntualizar que no lo ha escrito ningún doctor en letras, más bien uno que ha vivido más del esfuerzo de las manos y de las costillas que de su cerebro. Uno que tiene más que aprender que enseñar. Uno que nunca supo vivir de la poesía, pero se desvive por seguir viviendo con la poesía. No es intención del artículo atemorizar a nadie para que deje de escribir, todo lo contrario, porque es así como únicamente se aprende -el que suscribe lo dejó durante un tiempo y ahora se arrepiente-. Se trata más bien de hacer un ejercicio de reflexión, una vez asumido que se quieren alcanzar determinados objetivos en el mundo de la Poesía, y únicamente para aquellos que lo hayan asumido. Dicho de otro modo; son sólo algunas cosas a tener en cuenta si queremos entregar lo mejor de nosotros mismo a quienes estén dispuestos a leernos. Y también, como no, aportar una más de tantísimas opiniones como cualquiera de las que pueden caber en un asunto como este.

Por Casiano Cerrillo Domínguez


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ATLAS ELEMENTAL DE ANTROPOLOGÍA URBANA Por José Rico-Villademoros

Aun siendo una especie muy difundida, son pocos los estudios, cuando menos rigurosos, que podemos encontrar a lo largo de la historia sobre este personaje que ha poblado la tierra desde que tenemos conciencia de su existencia (de la tierra por tu puesto). Sin embargo, tan acostumbrados estamos a su presencia, tan familiar nos resulta, que pasa inadvertido por nuestras vidas y solo notamos su presencia cuando nuestra irritación, nuestra colmada paciencia o nuestro estrés nos anuncian un inminente accidente cardiovascular. Uno de esos infrecuentes estudios (esos de los que anotábamos antes, en el párrafo anterior) es el del célebre profesor ruso de origen canario, Nemesio Isa, conocido en los ambientes científicos canadienses como Hector Antrovich, que en su magnífico pero apenas divulgado estudio Estructura genética de los primeros pobladores de la isla de Ibiza [1], realizó una minuciosa prospección entre 10 pobladores, llegando a una conclusión ––algunos eruditos piensan que se pasó dos pueblos en la extrapolación––, cuando menos, inquietante: el 23% de la población mundial puede ser englobada en este grupo de gibones. Inquieta más, si nos lo paramos a pensar, el saber que el 77% restante tenemos que padecer los constantes ataques, las insoportables conferencias o los criminales discursos de todos los “Juan Pelmazo” que pueblan la tierra. Claro está ––hay que decirlo con toda la rotundidad–– que nuestra preocupación solo tiene que circunscribirse a nuestro entorno urbano o más cercano. Es precisamente en ese entorno donde las “hazañas” del señor Pelmazo pueden erosionar nuestra salud mental y, porque no decirlo, la física. Puede ser nuestro vecino del 5º, nuestro peluquero, nuestro cuñado o nuestro confesor. Ataca siempre por sorpresa y desafiando toda clase de inclemencias; frio polar, calor africano, lluvia londinense o terremoto belga (no se sorprenda el lector, en contra de lo que pudiera parecer en Bélgica son muy comunes los terremotos, léase el tratado a este respecto del sismólogo y vulcanólogo jamaicano Alexander Epi Centro [2]), nada impide al felino estar al acecho de la víctima propicia. En un incunable que se conserva en un estado extraordinario, encontrado en la Capilla Sixtina (durante unas obras de fontanería realizadas a finales del siglo XIX) y atribuido al Cid––si, lo que leen, al Campeador, a ese, a Rodrigo Diaz, no se rían–– con gran dificultad pude leerse (con lupa de gran aumento) el siguiente extracto de un romance que, suponemos, era más largo en su original: Encontrabase camino de Villareal de Medero un juglar de Argamansilla al que llamaban Madrazo Dieronle de orinar las ganas y se aparté del sendero. Aqueste preciso instante cuando el (...) se agarraba 1 Editorial No llores por mí Argentina – 1995. Colección Cuando el río suena / 2 Tratado de complicaciones falleras en la ciudad de Bruselas. Editorial Lotaringia – 2001.


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La capilla sixtina

en lontananza observó que desde un cerro oteando Juan Pelmazo se encontraba.

Tuvose Madrazo que huir (fízole poca gana el frenar su incontinencia) pero diose por elegir miccionar o pa la Habana. [3]

Es nuestro amigo, por lo general, persona muy solitaria (a estas alturas el lector ya habrá adivinado los motivos de tal circunstancia) y gusta de darle a la bebida, bueno, más que gustarle, da la impresión que vive para ella. Viste de manera sencilla, poco llamativa y esto le permite pasar inadvertido entre la multitud y así poder seleccionar a sus presas con más facilidad. De estar casado (o vivir “en pareja”, como dicen los aristotélicos), sufre un enfermizo temor reverencial que le obliga a permanecer callado cuando se encuentra en casa y es capaz de pasar varios días sin hablar y asintiendo a todo lo que su pareja le espeta. 3 Utilizando la prueba del carbono 14 se sabe que este incunable data de 1088 por lo que es poco creíble que en la época se con ociera la existencia de La Habana (Cuba). Gracias a los descubrimientos del profesor Bruno Cerciórate (Habaneras de la Giralda – Editorial La Guayabera – Sevilla 1935) sabemos que en la provincia de Badajoz (Hispania), en el sur, hay una población llamada Habana que se hizo famosa por contar como hijo predilecto con un tal Madrazo, oriundo de Argamansilla, juglar y personaje citado en un romance descubierto en un incunable en la Capilla Sixtina durante unas obras de fon... Está claro: es nuestro Madrazo.


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Es curiosa la casi total inexistencia de este espécimen en el género femenino; el analista de mercados financieros Ferdinand Standard y Fitch, durante sus años de investigación en la Dagong Global Credit Rating (agencia de calificación china) y después de haber realizado un minucioso estudio de campo [4] en la Academia Militar de West Point, señala con una osada contundencia ––y a mi entender, con una certera clarividencia–– que la falta de pene en la mujer le hace menos vulnerable a este tipo de patologías. Múltiples y variadas son las formas de ataque de este devorador de tiempo. Una relación, no exhaustiva, de sus estrategias es la siguiente: –– ¿Perdona amigo, puedes decirme la hora? Hombre, en estos tiempos que corren, no darse cuenta de que esta pregunta solo puede indicar dos cosas: o es Juan Pelmazo o nos van a pedir la billetera a punta de navaja, significa que no estamos preparados para vivir en sociedad. ––¿Podría indicarme por donde voy a la calle...? Pregunta muy común en los periodos estivales, cuando la afluencia de turistas se hace insoportable. Puede ser que paguen justos por pecadores pero ante esta pregunta lo mejor es que sigas tu marcha como si no la hubieras oído o bien le indiques una calle que se encuentre a varios kilómetros de tu situación (utiliza el Google Maps de tu smartphone), esto tiene la ventaja no solo de que quedas como un ciudadano educado, también sirve para no correr el riego de que te vuelva a encontrar en un futuro. Otra solución es que pases la patata caliente a otro transeúnte y te largues (en Villadiego, “tomar las de...”). ––Caluroso día. ¿Verdad? Es comprensible que se apodere de ti un odio irrefrenable. Treinta y cinco grados a la sombra, llevas toda la mañana de compras absurdas con tu señora esposa, te acaban de comunicar que tu hija se ha fugado con un armenio a Miami, el mayor que tienes en casa (cuarenta y cinco añitos) le acaba de pegar un leñazo a tu Mercedes y, cuando consigues que el aparentemente solitario, parque, un banco a la sombra ¡zas!, aparece Juan Pelmazo afirmando una verdad tan irrefutable como las gotas de sudor que, cual cascada, discurren por toda tu cabeza y axilas. ¡No hay derecho! te dices a ti mismo (es decir, mismamente a ti, o “No hi ha cap dret”, que dicen en Esplugues De Llobregat –– Cataluña, España (¿?)-; pero te lo dices con esa impotencia, con esa sensación de batalla perdida que provocan las varices que padeces y que impiden que puedas levantarte y huir. En fin, no deseamos abrumar al lector con una larga y tediosa lista de frases utilizadas por nuestro Juan Pelmazo para atacar con éxito. Finalmente unos consejos para poder evitar el posible ataque de este esfirénido: no se pare en la calle, no hable en el ascensor, no frecuente parques y jardines, no devuelva sonrisas a los desconocidos, no haga preguntas al taxista, mantenga siempre un rictus de mala leche y encono y si es necesario, solo como último recurso: utilice el grito de Tarzán. Eso sí, con mesura; no vaya a terminar sus días con un edema pulmonar. Qué razón tenía Pancho Villa (el boxeador; tranquilos) cuando dijo aquello de “un hombre parco en palabras es un tesoro”. 4 Sostenibilidad y amenorrea en los sargentos de artillería. Usos y clasificaciones. Editorial Bush & Bush. Massachusetts, 2005 (descatalogado).


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1) El término 10

Paradoja del interventor

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Extraordinaria y rompedora novela del escritor extremeño Higalgo Bayal. Con un rico e inusitado lenguaje nos sumerge en un atisbo de laberinto emocional y existencial donde el protagonista, de cuyo nombre no quiere acordarse, deambula insomne por las calles de una ciudad que le recibe pero que no le acoge. El individuo, tras perder un tren de insondable destino, permanecerá en la estación, esperando la llegada de la próxima máquina, resistiendo pero sin luchar, soportando la intransigencia del frío y el frío de los humanos. En un castellano que a veces se empapa de barroco, Hidalgo nos muestra un personaje kafkiano, sumido bajo una superestructura social que no comprende pero que acepta.

Paradoja del interventor Gonzalo Hidalgo Bayal Del Oeste ediciones. 2004.

Todo lo jerarquizado y colectivo que va apareciendo en la novela (el Hospital, la policía, el Ayuntamiento, La Iglesia, la jauría humana que conforman los jóvenes...) le ningunea y le agrede. Sólo el devaneo con algunos personajes (individualmente tratados) le confiere un pasmo de ternura.

El protagonista personifica al hombre de hoy. Un ser desorientado tras perder el tren de los valores que ya han quedado caducos (la familia, la tradición, el trabajo, la religión...). En su extravío emocional no encontrará refugio en la ciudad (sociedad) que le interpela y continuará caminando en un quimérico descenso a los infiernos, en busca de respuestas plausibles. Creerá lo que le dicen: Que aquel tipo de allí es el interventor (el diosecillo que debería ayudarle y guiarle), que quizás pase otro tren....Nada será cierto y la esperanza del individuo se irá diluyendo sin remisión. La simbología es clave en el relato. Tanto como las connotaciones religiosas y bíblicas: El Cristo, el Vía crucis, la prostituta que preconiza la muerte, el fuego, los números, la frágil botella a modo de cáliz que nunca se romperá, el abrigo sin dueño que acabará crucificado sobre un hierro y ese último camino de Emaús que toma el protagonista, una vez resucitado del incendio, para perderse quizás en el inicio. Los influjos de Kafka (la incomprensión/aceptación de lo que le rodea), de Borges (el tiempo y el abstracto laberinto por el que uno itinera), de Martín Santos (la bajada a los infiernos del lumpen), incluso de Beckett (que inútilmente espera a un Godot que ya no existe), están presentes de modo difuso a lo largo de la novela. Hidalgo dibuja un paisaje deshumanizado, en una gama de actualísimos grises, un entorno cuajado de personajes sin nombre (excepto el Cristo) en el que la sociedad, representada por la ciudad, se torna implacable para aquellos que sólo esperan. Es una novela sobre la inocencia y contra el paroxismo. Una novela que nos muestra los terribles resultados del conformismo y de la pasividad social. Es esa misma incapacidad de dar una respuesta colectiva la que ya ha comenzado a herir la piel de nuestros hijos.

Por Javier Sachez


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Mercadillo

VITO CANO

Decisión y vértigo

El profesor de literatura sacó un día a su alumno preferido de clase y lo colocó en el centro de la biblioteca más grande de la ciudad. Por mucho que vivas, le dijo, por muy ávido de lecturas que seas, a lo más que alcanzarás será a leer uno o dos de esos estantes. Y, por si fuera poco, a la vuelta de un suspiro, habrás olvidado la mayor parte. El resto te será por siempre inaccesible. Lo que queda fuera del alcance de la yema de tus dedos es infinito. El quid de la sabiduría no estriba tanto en abarcar como en saber elegir. Y el muchacho se quedó boquiabierto, con levadura de hormigas en el estómago. Eso que llaman vértigo. Continúa…


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Me voy Cuando me asomo a un cuadro de Vito Cano siempre me viene a la cabeza la historia de la librería y del vértigo. Será porque le conozco desde que emborronó su primer lienzo y, justo por eso, sé la de laberintos que ha recorrido su mano hasta alcanzar la maestría de la elección perfecta. De la abstracción a la imitación, de lo figurativo a lo fantástico. El vértigo de un horizonte sin límites. Muchos artistas se pierden en ese paisaje y en esos laberintos. Vito Cano, que llegó a la pintura sin nada que perder, miró al abismo y tuvo clara la elección. El color como expresión, la fantasía como declaración de intenciones, la dulzura como manifiesto. Que el mundo es ancho y ajeno ya nos lo enseñó el poeta; que trae las alforjas cargadas de días áridos y grises lo sabemos por las cicatrices que va dejando en nuestra propia alma. Pero también tiene días luminosos y corre por la calle gente amable y a la que le quedó un pellizco de niñería en los ojos. Esta fue la elección que hizo Vito Cano. La que le convierte en ese artista tan particular, tan reconocible, tan él mismo. Se sentó un buen día frente a un lienzo en blanco y decidió desdeñar el lado sucio y árido del mundo. Está ahí. Existe. Pero que lo pinten otros. Continúa…


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Comiendo uvas

VITO CANO

http://www.vitocano.es/

Asomarse, entonces, a la obra de Vito Cano es tomar conciencia de que miramos un diminuto y humilde estante de esa inabarcable librería que es la vida y su batalla, sí; pero también intuimos que somos testigos de algo más, que eso que miramos es el estante luminoso y noble, colorista y auténtico con el que un artista de talento ha decidido contarnos el mundo. Su elección. Su propio refugio de colores contra el vértigo. Texto de Florián Recio.


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OBRA MAESTRA

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por Araminta Gálvez

Como en un lienzo de Dalí se derrama mi sangre por la alfombra. Incontenible. Incontrolable. Me atrae su iridiscencia. No parpadeo. Tampoco pienso en el dolor que seguramente martiriza mi vientre. Cuando te clavan un cuchillo en el medio del abdomen el dolor debería ser normal. Pero éste no es el caso. Estoy obnubilada por la abstracción que sin proponérmelo estoy creando. Es mi obra maestra. La intensidad del rojo es estrepitosa, lacerante. Con ningún pigmento alcanzaría esta perfección. Mi cuerpo tiene bruscos estremecimientos facilitando que la sangre salga a borbotones. Me maravilla ver cómo el rojo se deposita en las minúsculas cavidades blancas de la alfombra y las posee en un orgasmo de color. Temo que la fuente de sangre se agote. Intento controlar los estertores y dosificar en lo posible su salida. Detengo la respiración y el pulso de mis sienes. Me tranquiliza notar que mi corazón palpita con suavidad. Casi en silencio. El surrealismo de mi obra se magnifica. Las manchas de color vienen y van y sin proponérmelo, adquieren formas inimaginables. Cobran vida, sal tan, se comen y poseen unas a otras, se agigantan hasta devorarme y luego me desechan. Este es mi momento cumbre. Estoy en la cúspide de la realización. Mi paleta es única, los trazos son perfectos, los volúmenes no tiene competencia. Entonces el estruendo de una sirena me distrae de mi concentración y el dolor agudo aparece transformándose en protagonista. La intensidad del dolor compite abrumadoramente con mi satisfacción. Miden sus fuerzas, los ruidos avasallan, y el desplome viene cuando unos pasos despiadados pisan mi obra masacrándola, violándola. La sangre se adhiere en las suelas de sus zapatos. Las gotas se desvanecen perdiendo su intensidad. Se desparraman quebrando sus formas y esencias. Intento gritar para detenerlos pero los sonidos no cobran vida en mi garganta. Un impenetrable telón de oscuridad me posee destruyendo mi obra y seguramente mi vida. Araminta Gálvez, marzo 2012


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SUEÑOS DE INFANCIA

por Natalia Haydée Lasca para Hugo Lasca, mi padre.

El clásico de los domingos en la mesa familiar era nombrar a su pueblo. Una y otra vez repetía las mismas historias a quien lo quisiera escuchar. Sus oyentes a veces estrenaban esos relatos y otros, los más, ya conocían el final del cuento. No por eso se hacía menos interesante. Los que estaban al tanto, sabían de su adoración por Berutti, un pequeño pueblo a 500 kilómetros de la Capital, que lo había visto nacer. Repasaba los días en la panadería de sus padres, la única del pueblo, la que no abría los lunes… Contaba las persecuciones políticas en la familia. Estas historias eran un legado que su madre y su tía le habían heredado… En esas épocas, la defensa de los ideales era estandarte. Los veranos silenciosos con sus días a plenos sol se hacían más largos allí, y la siesta encontraba a los niños haciendo travesuras, inventado odiseas diferentes cada tarde. Las tardecitas en la estación esperando ese tren que trasladaba sueños a lugares desconocidos eran esperadas con ansias. En las cercanías del pueblo, la inmensidad de los salitrales se asemejaba a un blanco desierto y se convertía en escenario de incomparables travesías. En ese momento era impensable que años después, una gran inundación los convirtiera en enormes lagunas. Los domingos de fútbol se continuaban, y las peleas eran infaltables entre los clubes del lugar. Toda esa grandeza cabía en ese pequeño territorio… Y un día, en el atardecer de su niñez, sus padres decidieron buscar un mejor futuro en la Capital y atrás quedaron amigos, la casa frente a la placita, los familiares tan queridos y el club de sus amores. Y desde ese día, Berutti dejó de ser para él el pueblito que muchos abandonaban en busca de nuevos horizontes, para convertirse en un enorme lugar, poblado de historias apasionantes con grandes personajes, que ocupaban un espacio aún mayor en su mente y en su corazón. Historias apasionantes que sus hijos, nietos y quién lo quisiera escuchar, oirían más de una vez…

Hace unos días, la Ex Esposa Que Todos Llevamos Dentro me despertó a las 5:45 de la mañana, para encender el calentador; impidió que volviera a dormirme, con una certera patada en el culo; me recordó que, como Ella (la real, la de carne y hueso) está de viaje, tengo que despertar a Diego, mi hijo adolescente, hacer que se meta a bañar, y mientras tanto, prepararle el pan francés que me mantiene con el título de Mejor Desayunador del Mundo por séptimo año consecutivo. Afortunadamente, mi hijo es autogestivo de nacimiento, y además tiene bien incorporada a su propia Mamá Que Todos Llevamos Dentro, así que en silencio nos entendemos, se viste solo, y cuando salgo de bañarme, él ya está lavándose los dientes sin que yo se lo haya dicho, lo cual corrobora mi hipótesis (que mi Ex por supuesto, no comparte) de que si le dices 54 veces que lo haga, igual terminará…


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ATRACCIÓN SEXUAL haciéndolo, pero todos acabarán de malas. Mientras desayuno, ya vestido, él se despide con un beso carrereado y se va solo a la escuela. Son las 6:43 y ya los dos estamos listos para hacerle frente al día. Simplemente, no puedo creerlo. Antes de partir rumbo a mi oficina, me descubro a Mí Mismo escribiéndole un recado donde le digo las cosas que él ya sabe que tiene que hacer en mi ausencia… justo como lo haría su Madre. Lo pienso, pero no rompo el recadito, él sabe qué hacer con él, (ignorarlo, por supuesto). Por desgracia, cuando estoy solo en mi casa la voz de mi Ex pierde casi toda su fuerza; es entonces cuando en las mañanas, Mi Niño Interior se acurruca y dice: “10 minutos más de sueño, al fin y al cabo, tengo todo el tiempo del mundo”.

El sudor propio de un acercamiento entre cuerpos me hace abrir los ojos y revisar de donde proviene, mi ropa tendida en el frio piso me hace dudar un poco de la situación en la que estoy inmiscuido, es como si se tratara de un sueño, un sueño que se ve roto con la sensación tan placentera de cubrir mi pene con una especie de pared húmeda, la fricción que esta pared le brinda es espectacular hace que los pelos de la nuca se me ericen, trato vagamente de abrir los ojos y consigo abrir solo uno para encontrarme de frente con esa espeluznante figura, unos ojos desorbitados, un cabello húmedo, una boca salivante, todo esto me saco de lo que antes había estado sintiendo, mi respiración se acrecentó y mis manos temblaron, las embestidas propias del acto sexual no se hicieron esperar, ya no sabía en realidad cómo reaccionar, los dos puntos se fueron trazando, miedo y placer, mi pene sentía que los desgarraban y la figura que estaba enfrente de mí era la culpable, el éxtasis me embriago y todo mi jodido cuerpo se contrajo, pero como si aquella bestia brutal adivinara lo que estoy sintiendo dejo de moverse y el estallido fue reprimido, me pidió que me pusiera abajo, ¿cómo? Si boca arriba me dijo, es como un especie de lenguaje desconocido para mí, solo mi cuerpo sabe cómo reaccionar, me situó en el lugar antes mencionado, el estupor aún sigue dentro de mí, toma mi miembro en sus manos y lo dirige a esa parte cavernosa y húmeda que embona a la perfección con mi maltrecho pene, se empieza a mover con una furia incomprensible, yo solo disfruto mientras tiemblo, no articulo palabra, no sé qué palabras decir, solo puedo sujetar sus pechos para que dejen de moverse con frenesí, el placer se va acrecentando mientras ella hace más rápidos sus movimientos, su cuerpo se torna rígido al igual que el mío, estallo en una ola de placer desorbitante, mis manos tiemblan y aprieto con furia sus morenos pechos, se levanta sigilosamente, toma sus ropas, se viste rápidamente, se dirige a la puerta y antes de salir, me dirige una mirada de perversión y sale a toda prisa, es la quinta vez que la hermana de mi madre hace lo mismo, me deja solo, húmedo y sintiendo una sensación en extremo rara, no es placer, más bien es un miedo descomunal.

No cabe duda que mi Ex nos ha educado bien a los dos.

Por Everardo Martínez Paco Por Alejandro Montaño


GOTAS DE LLUVIA

19 por Elena Ortiz Muñiz

Le gustaba contemplar el paisaje urbano debajo del puente en el centro de la ciudad. No había gran cosa que ver: mucho concreto, automóviles en todas partes, semáforos que cambiaban sus luces insistentemente provocando la ira de los conductores que debían frenar ante la luz roja que detenía sus vidas apresuradas unos segundos. Indiferencia, lejanía, injusticia y dolor. Eso es todo lo que había debajo de ese sol rabioso que castigaba la piel y los ojos con su enorme intensidad. Pero para él era distinto. Desde su perspectiva llovía, sí, llovía continuamente, siempre, de manera metódica y eterna. La lluvia era su aliada porque mojaba papeles desapareciendo evidencias, reblandecía las rocas humedeciendo el centro mismo de aquellos monstruos indestructibles, el agua borraba huellas, nublaba la vista, refrescaba el cuerpo, lavaba las culpas. Las gotas se mezclaban con las lágrimas que escapaban de sus ojos disimulándolas, haciéndolas menos evidentes. El sol lastimaba, la luna era odiosa, sobretodo en esas noches en las que el cielo aparecía limpio y salpicado de estrellas. Se burlaba de sus desventuras, era cruel, le hacía sentir envidia de su placidez. La lluvia, en cambio, no dolía pero sí refrescaba. Por eso, en su mundo siempre llovía, no podía ser de otra manera. Se recostaba bajo el puente en posición fetal, mientras las gotas de agua marchaban como soldados en un desfile, con sus fusiles al hombro y el redoble de los tambores. Pasaban frente a él saludándolo con una sonrisa dibujada en los labios haciéndolo sentir acompañado. El puente era un refugio, bajo el cual, admiraba el verde del campo a pesar de la lluvia impasible, miraba las vacas pastar, las flores multicolores crecer y el arco iris al fondo como la nota maestra en una obra de arte sin igual. Bajo aquel techo se volvían mudas las voces de las bocinas histéricas y los motores delirantes. Estaba contento. No tenía frío, ni tampoco calor. No había nada que le recordara el rostro de su madre con esa mirada fría y cruel sobre él todo el tiempo. Recriminándolo, golpeándolo, renegando de su existencia sin importarle cuán hiriente podía ser. Pero eso no sucedía bajo su puente, ahí era rey, dueño, amo y señor. Por eso se permitía soñar con paisajes lindos, decidía sobre el clima y lo que quería o no escuchar. Un golpe más, una aspiración más profunda…Sí, ahora escuchaba la música, era dulce, melodiosa, le daba paz. Miró el campo abierto frente a sus ojos rojos y sintió ganas de correr bajo la lluvia para experimentar la humedad del césped en las plantas de sus pies. Se levantó con cierta dificultad, estaba muy débil, no recordaba cuándo había sido la última vez que comió algo. Pero el solvente le daba fuerzas. Por eso se adelantó con decisión deseaba brincar sobre el agua con sus pies desnudos. ¡Lo hizo! Saltó sobre el charco saliendo de las penumbras del puente hacia la avenida. El conductor del auto gris frenó intempestivamente, pero era imposible haberlo esquivado. El cuerpo al ser impactado rebotó sobre el cofre y fue a dar de lleno contra el pavimento negro y seco. Sintió la humedad bajo su cuerpo herido. Sonrió. ¡Era el charco de agua! Lo había alcanzado. Quedó tendido como un papel mojado a consecuencia de la lluvia de sus sueños, la sangre de sus venas rotas y las lágrimas de sus ojos. Los rayos fieros del sol daban de lleno en aquel rostro de niño evidenciando su corta edad. Tan solo 10 años recién cumplidos. Pocos, pero aún demasiados para soportar el peso de tanta injusticia y desolación, del abandono y el desamor. No podía moverse, no quería hacerlo. Nubarrones negros oscurecieron el cielo intempestivamente y comenzó a llover. ¡Estaba lloviendo al fin! Lloviendo de verdad. El agua caía sobre su faz llevándose las lágrimas, la mugre, el sudor, la sangre derramada. Refrescando su inútil existencia. Cuando la ambulancia llegó era demasiado tarde. El chiquillo había muerto. Una sonrisa poblaba su faz. Por primera vez en su vida…descansaba en paz.


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Recomendación http://ipasturgi.blogspot.mx/ 21

MOTIVO DE GUERRA Por Rebil-Coret .

Fugitivas tretas gemelas te hicieron despertar una vez más entre el cañón de las disyuntivas. No obstante, a fuerza de ambicionar esos queridos territorios te decidirás al fin: declararás tu amor a toda una nación. Te veo organizando una comitiva real cuya misión es llevar excitantes promesas y espléndidos regalos jamás vistos. Los quieres, y piensas que para ellos sería mejor que fueran como tú porque te quieres a ti mismo. Pero hagas lo que hagas, rechazarán tus torpes y siniestros requiebros, tu trampa inmensa. Ellos bien saben que sólo buscas clavar tu fálica bandera en su centro umbilical. Furioso, recurrirás entonces a tácticas de cortejo más severas: les declararás la guerra. Te veo volteando la tortilla: dices a los tuyos que ellos, los “enemigos”, estuvieron de este lado de las montañas con las crines ondeantes de persecución y palpitaciones extremas. Ahora tienes un pretexto para soltar a tus sabuesos: movilizas al ejército para que pene-tren sus fronteras y sean sometidos con violencia. Si no es por las buenas, piensas, será por las malas. Y puede que ante ti se rindan, pero no de amor; que los conquistes, pero con desgracia… Guerras, no son más que enfermizos romances, imposibles amoríos, ritual desesperado en donde tú, ave infame, despliegas todo el abanico de tu artillería pesada para llamar su atención.

UN BESO Por Jonathan Vizcaíno

En el jardín, la brisa nocturna los acariciaba, al pie de la luna ella reía, él miraba sus ojos profundos, la tomó de la mano y la llevó a su casa, la tocó despacio y sintió sus labios, sus labios tristes y secos. Y en el final de la noche, acarició su frente, y la cobijó con ternura, utilizando hasta el último grano de arena.

El libro Job aterido (ganador del concurso de poesía convocado por Editorial Seleer) del escritor español Javier Sachez, embarca al lector en un periplo introspectivo que colinda con dos realidades: la que vive desde la penitencia mar de recuerdos, visiones aletargadas; mundo surreal que lo lleva de nueva cuenta al lugar del acto-, a la otra, la más real de sus visiones: lo actual. Todo ello se recrea en favor y empuje del personaje para que éste logre llegar a su ansiada esperanza. El libro está dividido en seis partes donde el poeta consigue sumergir al lector en esas dos realidades que se yuxtaponen sempiternamente, gracias a los monólogos y descripciones que logra generar con versos magníficamente hilvanados.No hay desperdicio de palabras, todo tiene su razón de ser; lo poético lo consigue en cada verso: es una constelación de imágenes que juntas recrean en cada lectura al lector; es decir, lo integran a la imagen, lo forma, lo dibuja, porque solamente de esta manera consigue que el lector experimente el sentir del personaje.


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ATRAPADA POR LA MAGIA

Nuria de Espinosa

-Permanece en un estado continuo de melancólica nostalgia. No sé explicarlo mejor, hay algo en su rostro, como una especie de alejamiento, -dijo el doctor frunciendo el ceño.Ha pasado ya tiempo desde qué… evitó continuar, la mujer le miraba fijamente. Por unos instantes el doctor titubeó, pero solo percibió un vacio en su mirada. Movió la cabeza negativamente y fijó la vista en su acompañante, esperando algún gesto o comentario. En ese momento la paciente con los ojos como platos, parecía mirar hacía algún punto lejano. Los dos hombres se miraron. Uno, cogió la pluma que colgaba de su bolsillo delantero y anotó; reclusión. El otro hombre escribió: Sigue en su mundo de fantasía… Siguió escribiendo… la noche, las hadas, silencio, ausencia, no sabe regresar. Tratamiento electroshock. Volvieron a mirar a la paciente y se marcharon. Al cerrarse la puerta de la habitación, pequeñas luces aparecieron tras el cristal. La mujer sonrió, abrió la ventana y se dejó fusionar por ese mundo mágico que la transportaba.

CAPICÚA

Giulio Guzman Arce

Los golpes estrepitosos que se escuchan dentro de la casa los despiertan. Vidrio. El niño se levanta y su papá lo acompaña. Anormalidad inestable. Los ruidos intermitentes. La amenaza. Oscuridad, luz, nada. Oscuridad, imaginación, luz. Ahora ya no hay ruido. La luz de la cocina. Alguien permanece ahí, en silencio. El papá mira primero y luego retrocede. El niño mira y ve a un hombre parado e inmóvil. Sabe esto: ese hombre es igual a su papá. Esta vestido como él. Retrocede. Vuelve a mirar y su papá también lo hace. Retroceden y el niño empieza a llorar.


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POEMAS

Cartografía de un beso ….Decirte pegadito a los labios mordidos que eres mi todo. Cuando se besa

Yolanda Arroyos Pizarro

se hace de diferentes formas sensuales Suave, suavecito en el centro se surcan los labios con labios jugar a mordisquear los bordes despacito.

Besar y devorar las palabras entrecortadas por las ansias.

Descifrar los lenguajes de la lengua boca –con-boca convocados al deseo de dos cuerpos trenzados chamuscando la pasión, comiéndose cada esquina apretándose, recorriéndose todos los ángulos, todos toditos sin dejar espacios. Transitar todas las curvas corpóreas detenerse sobre la nuca y lamer el cuello despoblar los huequitos sobre la espalda


Transitar todas las curvas corpóreas detenerse sobre la nuca

Casa vacía

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y lamer el cuello despoblar los huequitos sobre la espalda

A dos puertas

y cabalgar cuesta/abajo,

de tu partida

nadar en los ríos y hacerlos mares

veo mi sonrisa vacía

saciar la sed con los fluidos

en el umbral del muro

deletrear poemas en la [ i ] femenina.

que decía: “tú y yo”,

Cuando se besa

cercano a la ventana.

se cierran los ojos, los sentidos se activan

Dejaste en los muros

las manos trazan la cartografía de la piel

cucarachas

y se embiste toda la noche

y escogiste la puerta

columpiándose en la comisura de los labios.

de salida.

José Jiménez-Fuentes El dolor como huésped me gritaba que espantara la ruina con la nada.

Y me quedé en la lluvia de tu huida y te llevaste el alma y las ventanas. Susana Soto Poblette


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Lejano

Cruzaste la frontera. Allí:

Papeles salvajes

taxis verdes aparcando en las esquinas taxis verdes que nunca

De tus ojos bordé una inmensa pradera

van cerca de casa.

De luz solar unida a tu boca Cada noche una estampilla

Supongo te habrás acostumbrado

De murciélagos en tu áureo pelo

yo también a la posibilidad

Todo era rumor y guerra

de no encontrarnos.

Todo era simulacro de un paraíso De un vasito de esperanza

Me pregunto

De la noche y sus jardines violetas y batas blancas

si el tiempo te hará más guapo

Han pasado cien años casi rosándome tu sonrisa

si te enamorarás.

De aquellos días cotidianos De tacones altos y el coloso de tus castos ojos

Ahora hablo en tu idioma

Cruce la hora de los peces en este último trago.

conquistador y lejano.

Jimena Repetto

Ingrid Bringas Martínez


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El pecado original de un libro

Libro, libro, tú que tienes que superar en belleza al más bello árbol Haz de subir a través de tu savia un listado de las más listas palabras Hasta coronar el día y sobrepasar montañas Y ser regalo de libaciones plenipotenciarias Si tu negra tinta no absorbe más luz que la clorofila Entonces deja que su negra sombra nos cubra del sol Y se ramifique y caiga más allá de cualquier rama Libro, libro, antes de querer librarte del tormento anejo a tu existencia Cortés, esperamos que halles el modo por el cual acaricies ásperas cortezas Y así le saques los secretos a un alma con destreza Mejor es que mejores y mientras tanto te redimas Autoproclamando, sensato, uno y diez destierros a la red Mejor es que mejores y extraigas del durazno Lo que duran sus olores una y otra vez PRESENCIAS Perfumada página, absuelta apenas por mil años de radiante y circunspecta vejez

Natalia Masserano

www.natimasserano.blogspot.com

Felfema Mreosi


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GALLO

CERÁMICAS DE SERGIO ASTORGA


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CABALLO Sergio Astorga es artista plástico y poeta mexicano. Radicado en la ciudad de Porto, Portugal desde el año 2004. Ha mostrado su obra en numerosas exposiciones colectivas e individuales. Su obra La casa amarilla fue portada del primero número de Monolito. http://astorgaser.blogspot.mx/


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EN ENTREVISTA CON…

SERGIO ASTORGA “Soy de México, de su ciudad, y gracias al tezontle -como primera piedra- el rojo comenzó a retumbar entre mis ojos y el cascabel se escucha por los cuatro puntos cardinales. Como tantos otros, tuve que dejar mis lecturas para entrar a la UNAM para cursar la Licenciatura en Comunicación Gráfica en la Escuela Nacional de Artes Plásticas (Antigua Academia de San Carlos). Tuve el descaro de impartir el taller de Dibujo durante doce años en la UNAM. A la línea le faltaba la palabra y entré a la Facultad de Filosofía y Letras y por un descalabro gramatical, no sé conjugar el verbo someter; soy independiente, es decir hombre libre. “Desde el año de 2004 radico en la medieval ciudad de Porto, en Portugal. He regresado de Los Álamos, New México en los Estados Unidos, con otra sed en los ojos”.

Sergio, podrías narra al público de Monolito, ¿qué satisfacciones tiene para ti el proceso de una pintura? Narrar un estado de plenitud o de caída es asunto complicado, complicado porque los límites de un proceso son siempre nebulosos. Es como querer sentir el aire fresco encerrado en cuatro paredes. Aún en el desencanto puedo afirmar a mis amigos de Monolito, que el goce comienza desde que concibes a través de una imagen, de una palabra o de un sonido, el impulso por dibujar, que debo advertir que todo inicia en el acto de dibujo que para mí se corresponde con el acto de escribir. Muchas veces es inconsciente, puesto que la relación de estar frente a un espacio vacío, blanco, liso o con textura ya es para mí habitual. Mirar el mundo es parte de la satisfacción. Claro, no se mira todo, al paso del tiempo vas decantando lo que te asombra e intentas atraparlo. Es verdad, al inicio, sólo imitas lo que admiras y el proceso de encontrar tus maneras de mirar o hacer, es largo y muchas veces doloroso, hay más insatisfacción que disfrute.


La constancia creo que es uno de los peldaños de la escalera que llamamos satisfacción. Otro dilema a descubrir 33 en el proceso es poder darse cuenta del fino hilo entre la convicción y la testarudez. Actos sensibles todos ellos. Por eso educar, cultivar la sensibilidad es primordial. ¿Cómo se educa? A través de la lectura siempre, es la única manera de ahondar en lo que descubren nuestros sentidos. Si nosotros mostramos sensaciones inmediatas tendremos desfogue y muy poca expresión artística. Tenemos que profundizar nuestras emociones. La academia ayuda, norma, mas no es suficiente. El misterio creativo es lo que intensifica el proceso. La satisfacción de ver y tener lo no que existía para mi es el culmen de la acción. Habrá que advertir que este proceso sólo se identifica cuando tu trabajo es de imaginación y no de reproducción. La sentencia que afirma que la sensación de mirar que ya no le falta nada a lo que has hecho es una aventura, y a veces, logra que los que miran coincidan contigo.

Hemos visto que en la mayoría de tus pinturas se incluyen personajes amorfos y coloridos, ¿cuéntanos cómo se llama a dicha técnica que impregna de originalidad tu obra? Los personajes amorfos tienen como sustento la figura humana. Durante mucho tiempo di clases de dibujo con modelo, tanto femenina como masculina, aparte de mi formación homocéntrica, tal vez por eso la estilización o deformación que puede ser atributo feliz o desgraciado. Algunos observadores de mi trabajo dicen que ven surrealismo, yo lo dudo, yo creo que estoy más cerca del expresionismo, tal vez porque en el drama del expresionismo no tenga cabida el humor, el beneplácito, y en mi trabajo lo hay, me excluyan de él, por eso yo prefiero trabajar sin epítetos. En cuanto a la técnica puedo comentarles que he encontrado en la acuarela un medio ideal. Me permite mucho profundizar en el color, gracias a los papeles de algodón que absorben y tiñen. Me gusta el sentido contradictorio que le doy a la acuarela. Es una técnica que no permite muchos errores, es una técnica volátil, nítida, transparente que yo me encargo de dar cuerpo, solidez en cuanto al color. Es una técnica de agua que convierto en sólida. Yo trabajo mucho la acuarela, veladura tras veladura, superponiendo colores, sin que pierdan su nitidez. Académicamente la acuarela no se trabaja así, pero hace tiempo que dejó de importarme.

Respecto a lo anterior, ¿en qué antecedentes de movimiento o artista te basas? Puedo decirte mis Antojos, los pintores y dibujantes, escritores, músicos, danzantes, científicos, bares y cantina (muy pocos) Universidades en las que me sustento. Debo confesarte, antes de todo este tinglado, lo que yo soy en verdad es un lector con actividades extra página. Un lector en desorden. Un poeta me llevaba a un novelista y este a un pintor y un músico me llevaba a otro escritor. El que sea yo pintor es circunstancial. En mi primera infancia (llevo muchas) mis estudios fueron musicales, pensé que ese sería mi destino y no lo fue. Después llegó la lectura y pensé en ser escritor, comenzaba a dibujar y pensé ser tlacuilo, después fui profesor y pensé que mi mundo sería la Academia; ahora ya no sé muy bien si quiero ser alguna cosa. No creas que evado la pregunta y te diré que Bach y Mozart y Schubert me han acompañado desde el inicio. Saturnino Herrán, Wilfredo Lam, Egon Shiele, Miró, Durero, Brueghel el Viejo, López Velarde, Alberti, Sor Juana, Juan José Arreola, Salvador Elizondo, León Felipe, Stendhal. Este sustento, múltiple, está presente siempre.

Al descubrirte nos podemos dar cuenta que aparte de la plástica, escribes poesía: ¿De qué manera influye la poesía en tus obras y cómo lograste esa sinergia? Como ya le decía para mí el acto de escribir y el acto de dibujar son estados de consciencia que sólo cambian de herramienta. Escribir y dibujar son afines. En el dibujo a línea no hay trampas, resquicios donde se fugue la sinceridad, en la poesía, la que yo cultivo, busca la desnudes. Al igual que la línea las palabras buscan sonar, tener ritmo. Antes de comenzar a dibujar, la palabra ya sonaba en mis oídos. Son herramientas distintas, no las confundo, lo que se dice en una no se puede decir en la otra.


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Las dos conviven, se coquetean y muchas veces se tocan sin herirse. Se gestan de manera independiente. Cada una demanda sus momentos. La forma es fondo, esta sentencia para mi funciona.

Dentro de tu experimentación artística también se encuentran algunas pequeñas esculturas, ¿cómo es que nace la necesidad de extender tu práctica de creación? Las tres dimensiones. No es fácil visualizar el espacio. Formado siempre en dos dimensiones, me enfrontó a una realidad completamente distinta. Al principio me sentí torpe, inusitadamente mediocre. Modelar en barro me devolvió la sensación del tacto, recordé el poema del Golem de Borges. Creo que ha sido una experiencia muy rica, con resultados afortunados, hay algunas piezas que me gustan mucho, otras, sólo son testimonio del encuentro. En un futuro volveré a la cerámica.

Cuando el arte de uno mismo comienza a recorrer fronteras, como ha sucedido contigo, ¿cuál es la mejor manera de seguir creciendo y no perderse en esa primera fama? Me gusta tu entusiasta pregunta, fama ninguna, flama mucha. El mejor crecimiento en la creación no es vertical, a mí me gusta el pensar en la espiral, ascendente y descendente. La salud creativa tiene que ver en cómo te alimentas, la sensibilidad siempre se refina, el día a día es lo difícil. Mantener un estado de consciencia y un entusiasmo es la clave porque el mundo exterior es atroz, inhabitable.

Para los que inician en el gusto de la pintura y las artes plásticas, ¿qué les recomiendas? Paciencia, constancia y aferrarse a su talento y para descubrirlo tienen que mirar a través de los que ya miraron, si es que deciden seguir una vida creativa. Si sólo quieren el disfrute de la contemplación, para empezar, leer una Historia de la pintura e intentar delante de los cuadros, mirarlos con la intensión de entablar un dialogo. El dialogo puede ser emocional o intelectual, con el tiempo la fusión de ellos pueda convertirse en lo que llamamos una experiencia estética.

Nárranos acerca del proceso, desde el momento de inspiración hasta culminar la obra “La casa amarilla”, que ilustrara la portada del primer número de la revista Monolito. La casa amarilla es una acuarela sobre papel de algodón de 300 gramos que realice por encargo en la ciudad de los Álamos, New México, en los Estados Unidos. Es una vista panorámica, de la ciudad de Santa Fe, capital de New México. La historia de la ciudad de Santa Fe es emblemática. Es una de las primeras ciudades fundadas en esos territorios. Fue una provincia de la Nueva España instituida en 1598 por el explorador español Juan de Oñate. En su origen era poblada por nativos americanos. Tuvo su periodo colonial y un pequeño periodo del México Independiente. Hasta la pérdida del territorio en 1848 cuando los Estados Unidos declararon haber ganado de manera oficial Nuevo México a través del Tratado de Guadalupe Hidalgo. En la ciudad desde su inicio conviven tres culturas y existen todavía vestigios de lo que se llamó el Camino Real o camino de la plata. Partiendo de la ciudad de México, atravesaba todo el territorio pasando por las Cruces, Alburquerque, Santa Fe y Taos. En esta ciudad, Santa Fe, las casas son de adobe y ha llegado a convertirse en un estilo, existen pocas líneas rectas, todo es redondeado y de colores castaños, casas de una planta con patio interior.


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Como es tierra donde se da el chile, en las vigas que sobresalen de la puerta se acostumbra colgar ramilletes de chiles. Estilo sincrético, de influencia de los Indios Pueblos, México y la explotación Norteamericana. Esa es la historia que duerme en esa acuarela. Caminar por las calles de Santa Fe y tratar de reproducir su atmosfera fue mi principal preocupación. Después, Juan Mireles escogió esta acuarela como portada del primer número de Monolito, sin saber la historia que ahora cuento. Habría que preguntarle a Juan, sus motivos para su elección.

¿Cómo pueden nuestros lectores tener contacto de tus obras? Por fortuna hay muchas maneras, una de ellas es en las páginas de Monolito. Otra en mi blog Antojos http://astorgaser.blogspot.pt/ donde hay una galería de cuadros y textos de manera permanente. Si les interesa adquirir una de ellas es sólo cuestión de escribirme y nos ponemos de acuerdo. En el blog tenemos ofertas con un precio totalmente universitario. Por el ciberespacio se encuentran muchas y en colecciones particulares. Te agradezco Juan esta entrevista y espero que los lectores de Monolito hayan quedado antojados.

Antojados quedamos, Sergio. Gracias por la entrevista.


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Galería de

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KARLA SOLORIO

TODO TIENE UN INICIO


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UNA EN TANTOS

KARLA SOLORIO


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A ESCONDIDAS KARLA SOLORIO Es estudiante de la licenciatura en periodismo de la Universidad de Colima, Es colaboradora de Colimarte, programa de la Secretaría de Cultura de Colima, en donde es fotógrafa y reportera de temas culturales. Ha desarrollado lo periodístico y fotográfico en periódicos como Avanzada, El Comentario, Andante y en Revista Ombligo, como también ha realizado exposiciones fotográficas colectivas y una individual. Es coautora de un reportaje, y autora de la fotografía de portada, del libro Nuevas plumas de periodismo colimense.


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COLABORADORES Alejandro Montaño Araminta Gálvez Casiano Cerrillo Domínguez Elena Ortiz Muñiz Everardo Martínez Paco Felfema Mreosi Giulio Guzman Arce Ingrid Bringas Martínez Javier Sachez Jimena Repetto José Jiménez-Fuentes José Rico-Villademoros Jonathan Vizcaíno Karla Solorio Natalia Haydée Lasca Nuria de Espinosa Rebil-Coret Sergio Astorga Susana Soto Poblette Vito Cano

GRACIAS A TODOS.


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Visiten la revista literaria espaĂąola Los sĂĄbados, las prostitutas madrugan mucho para estar dispuestas. http://www.revistaliteraria.es/


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