LOBITO BUENO Érase una vez un lobito bueno al que maltrataban todos los corderos. Y había también un príncipe malo, una bruja hermosa y un pirata honrado. Todas estas cosas había una vez. cuando yo soñaba un mundo al revés. JOSE AGUSTÍN GOYTISOLO
UNO, DOS Y TRES Uno, San Bruno. Dos, el Señor. Tres, San José. Abro mi mano convento es. Cinco monjitas en el cancel. La una sentada; las otras, de pie. Diego Diaz Hierro.
ME TENDÍ EN LA ARENA Me tendí en la arena para que el mar me enterrara, me dejara, me cogiera, ¡Ay de la ausencia ¡ MIIG UEL HERNÁNDEZ
CUANDO SE MURIÓ EL CANARIO Cuando se murió el canario, puse en la jaula un limón: ¡Soy un caso extraordinario de imaginación! FRANCISCO VIG HI
MIRE USTED CON LA GRACIA Mire usted con la gracia que mira el tuerto, con un ojo cerrado y el otro abierto. Anónima
TRATO HECHO -Oye, pichoncito amigo, yo quiero jugar contigo. -Niño, si quieres jugar, ven, sube a mi palomar. -Me faltan alas, no puedo… Baja tú, no tengas miedo. -Sin miedo voy a bajar y jugaré satisfecho; pero trigo me has de dar -Pichoncito, trato hecho. AMADO NERVO
TENGO LOS OJOS PUESTOS Tengo los ojos puestos en un muchacho; delgado de cintura; moreno y alto. A la flor, a la pitiflor, a la verde oliva, a los rayos del sol. Se peina la ni単a. FEDERICO GARCIA LORCA
YO QUISIERA, QUISIERA Yo quisiera, quisiera yo quisiera ser pรกjaro: el asiento de ramas, y de plumas los brazos: el quehacer de aire y nada, y de pico los cรกnticos, el amigo en el cielo y el amor en el รกrbol. Yo quisiera, quisiera yo quisiera ser campo, la cabeza de almendra, los cabellos de esparto el aliento de pinos y los picos de sembrados, el hablar de silencios y de surcos los labios. MIGUEL HERNร NDEZ
SI YO FUERA … -Si yo fuera una chicharra, Tocaría el violín ahora mismo en esta sala. -Si fuera un grillo cantor, después de comer lechuga, retumbaría el tambor. -Si fuera un agil delfín, jugaria con los peces del estanque del jardín. -Si fuera un señor canguro, saltaría cinco leguas si me viera en un apuro. -Si fuera un largo cienpies, me pondría los zapatos para correr por la mies. -Y si un giboso camello, te soplaria despacio cosquillicas por el cuello. -Yo… sí fuera un puerco espín… ¡ A callar, que este es el fín ! MARINA ROMERO