Dircurso Ramón Mallea Araus cambio de mando JDC 2013-2015

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Discurso finalización de gestión JDC 2011-2013 Ramón Andrés Mallea Araus

Estimados y estimadas, amigos, amigas y camaradas, Saludo autoridades Saludo dirigentes juveniles

Hoy estoy frente a ustedes con el objeto de traspasar el mando y la conducción de la JDC a la nueva directiva y mis palabras irán orientadas en 2 sentidos, la primera es dar cuenta del trabajo realizado en estos años de gestión, y en segundo lugar hacer una reflexión sobre los desafíos de la JDC de Melipilla, la política y de la sociedad a la luz de lo que vivimos hoy en día. Quiero expresarles que haber elegido comenzar el camino de la dirigencia política juvenil de la Democracia Cristiana en mi comuna, es la mejor decisión que he tomado junto a los chicos que me acompañaron en este proceso, Lilian Bustos que por razones de fuerza mayor no pudo estar, Felipe Bellolio, Roberto Farías y Verónica Mallea que fueron la directiva que encabecé. He defendido la idea de que la política debe tener un componente de camino recorrido desde las instancias que verdaderamente permiten a nuestro partido conectarse con la realidad, a partir de eso enfrentar el drama de los partidos que han tendido a convertirse en cúpulas o directorios que imitan a empresas que buscan intereses particulares y cortoplacistas. Yo creo en las instituciones, pero en un contexto en que estas y particularmente los partidos están tan desprestigiados, a los políticos, no nos queda más que asumir la responsabilidad de ir, elegir estar directamente donde más se requiere y donde nadie quiere estar, es cierto, hay que decirlo, porque en la lógica política actual ser dirigente de base, ser dirigente de una juventud política es rasca, inútil y contrario a la lógica. Yo pienso lo contrario, y no tengo miedo a decirlo, y vengo hoy después de un camino recorrido a


decirles a ustedes que no me equivoque y a partir de eso quiero invitar a mis camaradas a motivarse para hacerse cargo de la política, pero desde las bases, desde la cercanía con las personas y no solo desde la burbuja de la cual muchos administran el poder y no escatiman en hacer lo necesario para mantenerlo o acceder a él. Pero quisiera contarles algunos de lo logros y aprendizajes valiosos que tuvo esta juventud durante este tiempo.

Hemos construido una JDC que actúa, con opinión y convicciones firmes

La JDC siempre tuvo opinión sobre los temas relevantes que ocurrían en Melipilla, en la región y en el país, es así como cuando fueron las movilizaciones por la energía, por la educación, por las luchas laborales, la lucha contra la cárcel que el gobierno pretendía instalar en Alhué, esta juventud fue la que opinó con claridad ante los medios de comunicación, la que articuló con éxito al pueblo melipillano a través de las movilizaciones ciudadanas, la que generó las confianzas con los dirigentes estudiantiles, la que articuló y canalizo los acuerdos entre estudiantes y el alcalde que permitieron avanzar con éxito en las legitimas y urgentes demandas estudiantiles a nivel local, y también la colaboración para manifestar con fuerza al gobierno que los estudiantes melipillanos tenían opinión y convicción sobre las acciones que se llevaban a cabo, por eso agradezco la confianza que siempre me entregaron Daniel Fuenzalida y Pablo Salazar, ambos ex Presidentes secundarios del Líceo politécnico y en el caso de Daniel, Presidente de la federación de estudiantes secundarios de Melipilla, a Cristian Cornejo, que siempre ayudó en la tarea de canalizar las energías del movimiento al interior del Liceo Hnos. Soto Mayor Baeza, y en los momentos más difíciles ayudó a que la falta de criterio no rompiera el dialogo con la autoridad local.


Y en esto quiero aclarar algo fundamental, el rol que le cabe al Presidente de la JDC no es el de manipular y abusar de la confianza de los dirigentes, sino al contrario, ponerse a disposición de lo que ellos necesitan y apoyarlos en sus legitimas demandas, articular el dialogo y los acuerdos que permiten llegar a puerto y solucionar los problemas. Trabajar con los dirigentes fue la experiencia más hermosa que me ha tocado, porque comprobé en la práctica que la política si puede ser dialogo, respeto, humildad, confianza, lealtad y solución a los problemas. Gracias a los chicos por confiar, yo me quedo feliz de haber estado siempre detrás y nunca delante de ellos que eran los protagonistas de aquel proceso. También colaboramos a movilizar con una gran escases de recursos, pero con inteligencia, trabajo, voluntad de muchos y mucha generosidad al pueblo de la provincia de Melipilla cuando el gobierno intentó instalar una cárcel en la comuna de Alhué. Fuimos vitales en encender el debate público y concientizar a los melipillanos en ese proceso. Levantamos la voz fuerte cuando el gobierno regional aprobó el PMRS100, la modificación al plano regulador Metropolitano en que se incorporaron miles de nuevas hectáreas para uso urbano, lo que permite ampliar la ciudad y por ende la periferia de la gran ciudad, nosotros le dijimos a la opinión pública ¿por qué no potenciar otros polos de desarrollo como Melipilla?. El plan que define la proyección del desarrollo territorial de la región es un tema central en el que no solo no debemos callar, sino que la ciudadanía y las autoridades deben abordar en conjunto, es a nosotros, nuestra generación la que va a tener que hacerse cargo de estas decisiones complejas que lo único que hacen es incrementar brutalmente el centralismo bajo una lógica desquiciada de mercado, que nos daña a nosotros, a Santiago y al país. El trabajo no estuvo exento de limitantes, pero intentamos siempre utilizar los recursos limitados que, de los que disponíamos, hicimos cosas interesantes siendo creativos, entre ellas un ciclo de cine en que pasamos 6 películas con profundo sentido y junto con ellas reflexionamos a la luz de la sociedad que vivimos hoy.


También realizamos diálogos con actores relevantes del PDC, entre ellos Victor Torres (ex Vicepresidente Nacional del PDC y actual Diputado) y Ricardo Hormázabal (Ex Senador y Presidente del PDC). Otra actividad importante fue la jornada de formación del año pasado en que contamos con las clases magistrales de Ignacio Balbontín y Rodolfo Fortunatti en un encuentro en que participaron jóvenes de Melipilla y del país.

El Rol de la política que va más allá

Cuando lo que motiva la acción política son ideales como los de la democracia cristiana, nosotros somos capaces de ir más allá, no quiero simplemente dar cuenta de lo que hemos hecho, sino que también reflexionar sobre lo que hemos aprendido, yo en particular, puedo decir que los aprendizajes humanos han sido tremendos, porque cada recorrido, cada conversación, cada gesto nos hace descubrir el mundo en que estamos interactuando y las motivaciones de las personas, y después de este tiempo salgo del ejercicio de este cargo con mucha más motivación para servir en la tarea política, pero con el firme convencimiento de que lo que he visto es preocupante y un desafío de proporciones para la sociedad que vivimos y la que viene. Nuestras ideas se centran en la persona, poniendo acento en la dignidad, en la necesidad de hacer lo necesario para que cada uno en esta sociedad pueda obtener los medios para la concreción de la vida buena, digna, feliz y finalmente la trascendencia, y he observado que así como en las grandes ciudades, también en Melipilla somos testigos de como los peores vicios de la ciudad se van apoderando de las personas, ya no solo somos individualistas y nos importa poco lo que ocurra con el de al lado, también vivimos del miedo y la desconfianza, del pragmatismo y de la ley de la selva, creo que no


podemos permitir que el desarrollo para nuestra comuna, para los melipillanos y en general lo mismo que ocurre en Chile siga su curso, tenemos que actuar y hoy es el momento, siempre es el momento de actuar, quiero decirles que lo que he visto me ha producido mucho dolor, he visto como las personas viven con grandes vacíos espirituales y existenciales, como cada vez más las relaciones entre las personas no son más que interacciones instrumentales y que el valor de los estético, el arribismo, la apariencia, el que dirán, la opinión de los demás se apodera de las personas y anula lo fundamental que es desarrollar la propia personalidad y con esta desenvolverse y desarrollarse siendo aceptados por los demás. “Díos ha muerto” decía Nietzsche, es “El fin de la historia” afirmaba Fukuyama, ¿de verdad creemos eso?, ¿Dios, los valores, la solidaridad, el humanismo, la vida con sentido ya no son más?, yo no creo en eso, y no creo en los valores del mercado como el nuevo dios que nos rige con sus valores: el individualismo, el utilitarismo, la instrumentalización de lo que sea necesario para la concreción de fines particulares, nosotros en esta etapa debemos comprender que la economía, el Estado y la sociedad deben volver a humanizarse, hay muchas cosas buenas que podemos rescatar de nuestra comuna, existe aún gente que conoce a sus vecinos, que no vive encarcelada, existen personas que luchan porque la droga y la delincuencia no se apoderen de sus barrios por más peligroso que esto sea. Hoy quiero invitarlos a volver a creer, volver a creer en las personas, volver a confiar en los demás sabiendo que existe el riesgo de ser traicionados, ir con el corazón abierto, ir más allá de los códigos formales y ver a través de las personas, debemos entender que cada ser humano es un ser único, con características propias y una historia particular, y por ello cada vida debe ser entendida en su dimensión, en su dignidad, entregar amor sin esperar más recompensa que la satisfacción espiritual que no se transa económicamente, ni se mide socialmente.


Camaradas y amigos, los invito a trabajar juntos por un ideal, siempre los desafíos que tenemos en frente pueden ser difíciles, pero ninguno será imposible si logramos actuar con convicción, con fe, esperanza y convencimiento de que lo que hacemos tiene un sentido profundo, dice el mago Gandalf en El Hobbit “son las pequeñas buenas acciones de los hombres las que mantienen a raya el mal”, pequeños actos sumados a los de otros pueden ser grandes saltos. Para cambiar el mundo no necesitamos grandes héroes ni grandes parafernalias, sino que pequeños actos y actitudes cotidianas de amor de cada uno. Creer en las personas es servir a nuestro ideal humanista y dar todo para que cada uno pueda disponer de los medios necesarios, pero por sobre todo de su libertad, expresada en que siempre existirá aunque sea un ínfimo margen de acción que permitirá elegir y diferenciarse, así nuestro deber fundamental es generar todas las condiciones para que las personas puedan lograr la felicidad y sus objetivos trascendentes en conjunto con los otros en esta vida. Muchas gracias.


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