Latidos del Olvido, PAUs

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© Los autores. © Edición: A+ARTE. 2013 Se permite la reproducción total o parcial de esta publicación sin fines comerciales y citando expresamente a los autores.

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Maqueta: Paye Vargas Soria.

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Beats of Oblivion is an artistic project, aiming at the creative use of abandoned places. It involves the collaboration of artists and thinkers, who contribute with their work, thoughts and ideas, and try to recover past and present realities. It implies all types of ephemeral interventions (photography, painting, murals, sculpture, projections...) , whose ultimate premise is total and absolute respect for the spaces and environments where they are made. On-site creations made ​​in one place, with that place and for that place.

Latidos del olvido es un proyecto artístico, encaminado a “reutilizar” lugares abandonados o deteriororados, a causa del paso del tiempo y el olvido. Cuenta con la colaboración de artistas y pensadores que aportan sus intervenciones y reflexiones intentando rescatar realidades del pasado y del presente. Se trata de intervenciones efímeras de todo tipo (fotografía, pintura mural, escultura, proyecciones…) cuya máxima premisa es el respeto total y absoluto de los espacios y entornos donde son realizadas. Creaciones in situ, realizadas en un lugar, con ese lugar y para ese lugar. 3


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Coordinadores Sr. Arribas Diego Llorente DomĂ­nguez Paye Vargas Soria 5


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Sr. Arribas Miguel Amorós Julian Alonso Iván del Arco Santiago Ulises Faragüit Anaïs García Pérez Eva Lavilla Rey Diego Llorente Domínguez Borja Lucena Góngora Rafael Reviriego Enrique Rubio Romero Julia Schulz-Dornburg Spanish Dream Mario Tejedor Miriam Tello TXP (Todo por la praxis) Rubén Varillas Paye Vargas Soria 7


“PAU: Programa de Actuación Urbanística” Por norma general, el proceso de creación de una ciudad se compone de la consecución de distintas contribuciones que podemos distinguir a través de su tejido como si de la sección del tronco de árbol se tratara. Suele ser tras un periodo de esplendor económico cuando en una ciudad se toman decisiones de gran envergadura definiendo de este modo su propio carácter, la huella imborrable de ese momento en su historia. Así se muestra desde la monumental Roma clásica, a las largas avenidas parisinas, la repetición de bloques comunistas o los rascacielos neoyorquinos. Siempre el urbanismo ha transmitido los valores que en ese momento se querían difundir. Valores que se mostraran perpetuamente, como testigos de una ideología y que repercuten directamente en la sociedad al definir cómo serán sus movimientos, 8

sus interacciones entre si o distintas agrupaciones. En el caso de España, el último momento de esplendor económico, ha dejado una huella imborrable en todas nuestras ciudades. Un episodio más en nuestra historia, una muestra fiel de la utopía social de este momento y de los valores que transmite. Creada una vez más a imagen y semejanza de sus autores, el nuevo modelo de ciudad se ha convertido en un modo de generar riqueza, un producto. Y del mismo modo, el urbanismo ha sido tratado como su publicidad, compitiendo entre sus iguales en cuanto a comunicaciones, zonas verdes o deportivas, pero en ningún caso valorando el total de la ciudad u otros valores que pudieran resultar no tan atractivos en el momento de compra. Ha desestimado cualquier contexto arquitectónico, social o cultural a fin de vender la nueva imagen del nuevo modelo de vida más moderno


y adaptado a lo que se han considerado que son las nuevas necesidades. Un nuevo modelo que se reduce a un espacio herm茅tico de posesiones estandarizado, del cual salir tan solo para obtener nuevos productos o el medio de conseguirlos. Por tanto, la calle, extraordinariamente sobredimensionada y privada de dotaciones, carece de sentido, limita la posibilidad de encuentros y sociabilidad. Produce miedo a la soledad y en consecuencia la sensaci贸n de querer volver al lugar seguro aunque igualmente solitario. Ya sea por los valores que transmite o por la producci贸n sin control de este producto, es obvio que el modelo ha fracasado estrepitosamente dejando la huella de lo que fue y de lo que quiso ser. Enormes extensiones han modificado ya el contexto de la mayor parte de las ciudades, forman parte de nosotros y de nuestra cultura. Han repercutido fuertemente en nuestra sociedad, por tanto no tiene sentido dejarlas en el olvido, es

el momento de conocerlas y afrontarlas. Es el momento de empezar un nuevo episodio. Diego Llorente Dom铆nguez

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“Urban Development Program” Process of creating a city generally consists of various contributions that we can distinguish through its tissue as if it was the rings in the trunk of a tree. It used to be after a period of great economic prosperity that critical decisions defining the very character of the cities were made. It was the case of monumental and classical Rome, long Parisian avenues, communist blocks’ iteration or New York’s skyscrapers to name but a few examples. Urbanism has always transmitted the values eager to be spread. Those values last forever as witnesses of ideology. They affect society directly by shaping and defining habitants’ movements, interactions and associations. In Spain, the last period of economic prosperity has marked all the cities. It constituted another chapter in our history, namely an adequate sample of 10

social utopia of that period and the values it transmits. Once more, the new city model, which was created to its authors’ image and likeness, has become a way to generate wealth and products. Urbanism has been treated as an advertisement which enable cities to compete in terms of public transportation, green areas or sport facilities. However, urbanism has never taken into consideration city’s integrity and different values which are not that easy to capitalize. It rejects any architectural, social or cultural context which is not consistent with the new model it tries to sell. Therefore, extremely oversized and deprived of public space streets don’t make sense any more. They limit the possibilities of meetings and socializing. They produce fear of loneliness and urge to return to some safe place, lonely as well. It is obvious that the model of transmitted values and uncontrolled production has failed miserably and has


left the trace of what it used to be and what it tried to be. Huge areas have already changed most of the cities’ context. They form a part of us and our culture and they have significantly affected our society. It does not make a sense to let them fade into oblivion. It is the time to reveal them and face them. It is the time to start a new chapter. Diego Llorente Domínguez

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“EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS”// “In the Wonderland” Sr. Arribas

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“In the Wonderland” PAU Vallecas (Madrid), February 2013. “En el país de las maravillas” PAU de Vallecas (Madrid), Febrero 2013.

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“In the Wonderland” CMA, Garray (Soria), March 2013. “En el país de las maravillas” Ciudad del Medio Ambiente CMA, Garray (Soria), Marzo 2013.

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“In the Wonderland” PAU Soria, April 2013. “En el país de las maravillas” PAU de Soria, Abril 2013.

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“In the Wonderland”

“En el país de las maravillas”

We understand wonder as a special type of possession which draws admiration. We have linked wonder to material and forgot about dreams. Our hope lies in having and possessing. Imaginary needs are everything we may think of. One of them is house. We have been programmed to need it, to possess it and to be amazed by it. When we finally have it, we end up at the border between reality and fiction. We are not able to live without this reference. We have already lost the concept of nomad. Logic has prevailed over imagination. Material has prevailed over imagination. In conclusion, your dreams have been turned into your condemnation. So let me ask you:

Entendemos como maravilla toda posesión extraordinaria que causa admiración. Hemos vinculado el término maravilla a la materia olvidándonos de la ilusión, nos ilusionamos con tener y poseer. Todo cuanto pensamos lo hacemos a partir de las necesidades creadas. Entre una de esas obligaciones se encuentra “la casa”, nos han programado para necesitar una, para poseerla, maravillarnos con ella y cuando no la tenemos quedamos en un limbo entre la realidad y la ficción. Somos incapaces de vivir sin un ancla, se ha perdido el concepto de “nómada” y se ha impuesto la lógica frente a la imaginación. Ha vencido la materia a la imaginación. En definitiva han conseguido que tus sueños sean tu condena y planteo la pregunta:

¿Who is the owner of your dreams?

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¿De quien son tus sueños?


“In the Wonderland” Lucero (Madrid) May 2013. “En el país de las maravillas” Lucero (Madrid), Mayo 2013.

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“In the Wonderland” PAU Valdeluz, Guadalajara, Juny 2013. “En el país de las maravillas” PAU de Valdeluz, Guadalajara, Junio 2013.

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“MEDITACIÓN SOBRE UNA RUINA ANUNCIADA. La Ciudad del Medio Ambiente de Soria” de Miguél Amorós La contemplación de una de las miles de urbanizaciones abandonadas a medio construir,testimonio de un pasado reciente en el que la especulación inmobiliaria era el principal motor de la economía y de la política, induce, cómo no, a pensar en la futilidad y el absurdo de una existencia abocada a una persistente búsqueda de beneficios pecuniarios. En su momento, los dirigentes aludieron al Progreso, palabra clave que parecía justificar todo atentado paisajístico, ambiental o social envuelto en una imagen de confort campestre y lucro privado; esa “herejía de la decrepitud”, según Baudelaire, inventada por el “hombre civilizado” “para consolarse de su abdicación y declive”, una negación obsesiva de su ser que se parecía a “un modo de suicidio incesantemente renovado.” Esas ruinas son bastante peculiares en el género, puesto que no evocan la experiencia del tiempo, ya que 26

no tienen pasado: no han tenido tiempo de envejecer. Se han vuelto historia sin haberla tenido jamás. No han llegado a existir como edificios albergando vida, por más que ésta estuviera desprovista de toda magia y fuera análoga a la muerte. Son lugares vacíos que nunca se llenaron. Estos desolados desiertos de cemento nacieron muertos, por eso no traen recuerdos. Por no ser, no son ni verdaderas ruinas pues no pueden contarnos lo que han sido. No transmiten emociones, sino sentimientos de vacuidad. La venganza de la Naturaleza al invadir los templos abortados de la locura inmobiliaria no basta para dotarles de un significado especial y conferirles una pátina de misterio; esa clase de ruinas no tienen sentido ni esconden secretos; el polvo y los hierbajos no los preparan para la lírica. Las cicatrices en el territorio no se curan sino con la desaparición del mal civilizatorio que las causó. Se trata de verdaderas mutilaciones que para rebrotar requieren la extinción de la sociedad capitalista; la poesía mora en la destrucción de lo infame.


Los proyectos residenciales fallidos nunca tuvieron humos porque nunca fueron proyectos políticos. Iban destinados a satisfacer los afanes prosaicos de una mentalidad de clase media, hoy en día tan extendida. Debía proporcionar un pedazo de espacio íntimo a unos seres mezquinos absolutamente dependientes del automóvil y la parafernalia electrónica. La arquitectura de bloques periféricos y adosados es producto de una demanda ramplona, sin gusto, americanizada, incapaz de concebir un bienestar diferente del que proporciona la abundancia de artefactos modernos, ni de imaginar unos valores distintos de los ponderados por la dominación, por lo que su calidad está a la altura de su concepto. Es una arquitectura de masas solitarias y manipuladas, que refleja una pobreza de espíritu y una vulgaridad de deseo elevadas. No ordena espacios, más bien los trivializa. No establece relaciones o vínculos sólidos entre sus habitantes, ni define señas de identidad. Generaliza el aislamiento en comunidad y a la vez que uniformiza, desarraiga. No tiene pretensiones: sólo promete seguridad, aparcamiento y anonimato. No hace política,

por lo cual no necesita grandilocuencia ni sensacionalismo. Otra cosa ocurre con megaproyectos del estilo de la Ciudad del Medio Ambiente, mitad pelotazos urbanísticos, mitad trofeos de la clase política. Los dirigentes siempre han querido construir aunque fuera en terreno inundable, dejando constancia de su paso: la historia de la dominación es la historia de la arquitectura. Consciente de que los edificios monumentales son una señal de poder, la clase política contemporánea es un gran mecenas de los arquitectos. Quiere registrar su presencia e impresionar al público adicto dando, con una geometría torturada y unos materiales nuevos, una imagen de modernidad, en este caso concreto con aderezos de ecologismo. Pero nos equivocaríamos si nos atuviéramos al cálculo político como motivo único de la voluntad constructora dirigente: hay que dejar sitio a la psicopatología. En efecto, la frontera entre el impulso tecnopolítico y la megalomanía o el narcisismo es borrosa, y a menudo los dirigentes transitan de un lado a otro 27


como si nada. Así se obsesionan por el tamaño antes que por la utilidad, por la apariencia antes que por el sujeto. no reparando gastos ni ahorrando destrozos en la fauna o en la flora. La forma no tiene que ver con la función, sino con el espectáculo. La función es lo de menos. La arquitectura del poder tampoco tiene contenido, no es la expresión sensible de “la idea” en el espacio, y por lo tanto, no “da realidad a lo en si mismo verdadero” (Hegel). Es algo puramente formalista, sin objeto, sin relación directa con el mundo, independiente de él. La autoridad emplea la monumentalidad para demostrar que controla los acontecimientos y que el éxito ha de coronar todas sus empresas. La arquitectura ha de crear solamente esa ilusión, ese espejismo, cueste lo que cueste. En fin, es lo que tiene de fascismo la partitocracia, que sus jefes actúan como antaño lo hacían los dictadores, unilateralmente, sin atender a razones, con la fuerza por delante, pero queriendo dar la impresión de que respetan los usos democráticos y la moda verde, desarrollando la economía, creando puestos de trabajo y proporcionando como mínimo 28

“un referente mundial en el ámbito del medio ambiente y la sostenibilidad.” Sin embargo el discurso ideológico no puede resultar visiblemente más postizo; la clase política no pretende transmitir valores ciudadanos con sus experimentos arquitectónicos, sino simplemente exhibirse. No persigue nuevas señas de identidad locales, pues con tanta retórica arquitectónica y tanto singularidad estridente todas las capitales se parecen, sino al contrario, busca en los iconos su propia imagen identitaria. Una imagen plasmada en edificios sin aura pero con diseño de marca, auténtico o de imitación, mucho más difícil de olvidar que el despilfarro de fondos públicos con los que se financiaron. Una imagen que las revistas turísticas recogerán y las agencias de viajes incluirán en sus circuitos. Los edificios duran una eternidad, pero también pueden ser una ruina políticamente hablando, ya que a veces resultan tan fallidos como la urbanización de Garray, cuyo promotor se largó con el dinero de los compradores antes de acabarla. Estamos lejos de una arquitectura imperial, pero nos hallamos sin duda


ante una glorificación del régimen partitocrático que por suerte presenta signos de desgaste. La proliferación de iconos arquitectónicos produce una devaluación que en lugar de apuntalar el sistema lo sitúa en el camino de la descomposición. Si además son vistos como caprichos de egotistas incompetentes, ambiciosos e inseguros, más que como muestras del arte de gobernar con ecuanimidad y austeridad, el proceso se acelera. Y es que la arbitrariedad, la prepotencia y el derroche dan un toque siniestro muy impopular. Orwell observó con perspicacia que la arquitectura se llevaba bien con la tiranía, puesto que los tiranos ofrecían mucho más trabajo a los arquitectos que los pueblos libres. Hoy día abundan menos los tiranos es estado puro, pero los consistorios-empresa y los poderes autonómicos han heredado sus ínfulas, su falta de escrúpulos y por encima de todo su incultura: la clase política de la partitocracia es la primera clase dirigente completamente ignorante. Se sabe que un alarde constructivo fascina doblemente a los poderosos si éstos son analfabetos funcionales, pero en mayor medida repele

a las masas contribuyentes desencantadas, que ya no se dejan apabullar y están lo suficientemente despiertas para que no les den la liebre de lo cívico por el gato de lo trivial ostentoso y caro. El rechazo popular de un monumento puede convertirse en rechazo de la clase que lo mandó construir. Los dioses del Mercado y de la Política podrían abandonar despavoridos las moradas terrenales que los arquitectos han construido expresamente para ellos y eso sería el principio del fin. A este propósito, hacemos nuestra la reflexión de Marc Augé: “Sólo una catástrofe hoy es susceptible de producir unos efectos comparables a la lenta acción del tiempo.” Un repaso por la historia nos mostraría ejemplos de clases poderosas que se han venido abajo después de acabar de amueblar con multitud de “referentes” y símbolos sus capitales. Sus habitantes supieron escapar a tiempo de las construcciones concebidas para dominarlos, que se convirtieron en un ruinoso paisaje bastardo condenado a perderse en la memoria. Miguel Amorós

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Todo comienza, pero nunca sabemos cuando termina. Imagen y texto: Juliรกn Alonso

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“De las casas del terror a las casas del horror” de Iván del Arco Santiago En otros tiempos soñábamos, niños y mayores, con ir a las casas del terror que proliferaban en los parques de atracciones, era esa vuelta al mundo de lo fantástico, la línea entre lo mundano y lo ficticio. Hoy, nos ahogamos entre las casas del horror e intentamos huir de ellas, de su desapacibilidad. Esos muros vacíos, esqueletos de arquitecturas que no existen, vacuos, inertes, solitarios y melancólicos son antítesis de la algarabía y los gritos de isla de las ferias y los parques de atracciones que suponían ser las casas del terror. Una isla de miedo voluntario en un efímero mar de sonrisas. Hoy, inmersos en un mar de injusticias y tristezas, de desaliento y desasosiego, la misma gente vive en el terror de la incertidumbre, del futuro de sus casas, sus propiedades, el trabajo de tantos años que amenaza con derrumbarse; se siente esclavo de un hoy que no le ofertaron mientras observa con anhelo y melancolía las casas del horror.

Estas casas del horror son esqueletos de ilusiones interrumpidas que se recortan con tétrica estética escultórica de abstractas líneas infinitas que se pierden en el horizonte, de surrealistas imágenes entre figuraciones incompletas de telúricos muros impregnados de oníricas imágenes cual tragedia griega o, sin más, formas sensibles que muestran el inconsciente expresionismo que los tiempos contemporáneos, mediante artistas improvisados, han materializado, creando un espacio para un Land Art mutante que constantemente es modificado por la praxis de agentes imprevistos que nos recuerdan que no somos nada en la inmensidad del Tiempo. Agentes que en el proyecto de Latidos del Olvido son ayudados o rematados por profesionales del arte que le dan una mayor proyección poética, en la que lo espontáneo da paso a lo meditado en conjuntos de gran calidad. Pero, volviendo a nuestras casas del terror y del horror, resulta curioso ver como se desarrolla la dialéctica maniquea en la semántica de lo fantas31


magórico. Las sombras de las PAUS se esparcen aleatoriamente por los variopintos esqueletos, los inconclusos espacios y sus yermos interiores, introduciéndonos en el terror psicológico del miedo a lo postrero. Nada que ver con las meditadas intervenciones de los ingenieros del pasatiempo que conforman y preparan los espacios tenebrosos y fantasmagóricos de las atracciones-casas del terror, donde la sombra recobra su significado psicológico de principios del siglo XX y nos recuerda que hay cuestiones que son intrínsecas al hombre: el miedo, ese motor de la imaginación, la espiritualidad y la crudeza de la realidad con todas sus reacciones. Las casas del terror nos introducen en lo telúrico y desconocido por un tiempo limitado mientras las casas del horror nos conducen por un camino atemporal de realidades que nos gustarían fuesen fingidas. Ahí está la dualidad de lo real en la psique y ésta en lo fantástico e irracional. Horror y terror, ambos conceptos nos acompañan en nuestra vida. Terror que nos evade de la realidad; horror que 32

nos devuelve a ella, al tiempo que busca una sonrisa en el futuro, melancolía de infancias donde el horror de los espacios deshabitados muta terror en la isla de las luces y los sueños. Iván del Arco Santiago


“ILUSIONES DE AYER, MONSTRUOS DE HOY, FANTASMAS DEL MAÑANA” de Iván del Arco Santiago Hace casi 400 años, Calderón de la Barca escribía sobre la realidad de su tiempo, recapacitando sobre “¿qué es la vida?” y afirmando que ésta era “un frenesí, (...) una ilusión, una sombra, una ficción”, a lo que añadió que “el mayor bien es pequeño, que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son”. Son realidades de otrora que están en la más ardiente actualidad, pues vivimos a tope, con el tiempo en los talones, persiguiendo sombras, ficciones, ilusiones y sueños, siempre queriendo más, aumentando nuestros monstruos motivados por algunas de esas ilusiones fallidas que nos perseguirán en el mañana. Porque como nos regaló Goya en el Capricho número 43, “El sueño de la razón produce monstruos”, alejarse de la realidad sensible y dejarnos guiar por la imaginación nos distancia de lo tangible y nos acerca a la incertidumbre de la metafísica, que siempre se revalida en

momentos críticos, dejando huellas de su irresponsabilidad en el propio mundo sensible. Si la crisis del XVII hizo que calderón escribiese sobre los sueños e ilusiones, sobre ficciones y huellas metafóricas de su entorno, y Goya casi 200 años más tarde plasmó el cambio de siglo con sus caprichosas estampas que conjugaban bestias y otras ficciones, hoy los componentes de Latidos del Olvido y sus numerosos colaboradores nos muestran nuevos monstruos disfrazados de cruda realidad. Y nos lo enseñan como mejor saben, con ese lenguaje puro y plural que supone el desarrollado con la imagen. Sus sintagmas efímeros nos recuerdan otra vez más las infinitas caras que en nuestros días tienen la decrepitud y el tiempo fugaz, esa vanitas del siglo XXI, ya citada en otras ocasiones. De tal forma, seguimos disfrutando de los proyectos de este grupo artístico de “crea-ocupación”, en el que hombres y arquetipos de miedos fantasmagóricos se yerguen latentes en medio de un microcosmos de decrepitud, convir33


tiéndose en perfectas siluetas que entran en simbiosis con el medio humanizado, que intenta ser por ellos deshumanizado, derrumbado por titanes de nuestros miedos, monstruos de hoy que parafrasean regresos de momias, frankensteins o golems descritos por la literatura de Gautier, Shelley o Meyrink, así como por filmes de cine fantástico y de terror dirigidos magistralmente por Freund, Whale o Wegener. La interrelación entre el arte y los usos de estos espacios fantasmagóricos nos convierte en actores de un espacio que la obra fotográfica describe con ese lenguaje universal pero complejo, especialmente cuando se hace con exactitud, delicadeza y matemática sutilidad. Es ese lenguaje icónico, que en la apariencia de la verosimilitud obliga, para no caer en la indiferencia o en lo absurdo, y que en su uso preciso se convierte en ironía de las ilusiones del ayer y analogía de la certeza del presente. Son imágenes que invitan a adentrarnos en este submundo de realidades truncadas, nos marcan los límites, nos muestran la verdad desde fuera, invitándonos a meditar para 34

después describirnos mediante imágenes de alta carga semántica tal cómo son esas estructuras antrópicas inmersas en medios naturales que, desde su ilusoria realidad, parecen ventanas que se abren a un mundo infinito. Mundo, al que regresamos con el resto de obra plástica y las intervenciones sinceras de este grupo de artistas que en este proyecto ve como multiplica sus efectivos con obras de alta calidad técnica, iconográfica y semántica que entierran los monstruos de hoy y nos anuncian los fantasmas del futuro, la realidad en la que tras años y años de especulación y después de vendernos un futuro mesiánico, retornamos espeluznados, viendo como una gran masa de gente sufre en nuestros días ahogada en las cláusulas de los incontrolados contratos inmobiliarios e hipotecarios que han roto las ilusiones de millones de personas en todo el mundo, haciéndoles pensar que todo es un sueño, como el de Segismundo en la celebérrima obra de Calderón, anteriormente citada. Palabras, imágenes y


volúmenes que líricamente nos invitan a meditar sobre un futuro incierto. Estas ficciones, ilusiones, monstruos y fantasmas son formas de hoy que se metamorfosean con los cambiantes tiempos y dejan una ventana abierta a posibles cambios guiados por la prudencia, la templanza, la fortaleza y la justicia, aquellas virtudes cardinales que defendía también Calderón y que no son tan lejanas a los valores primordiales que el ser humano actual debería tener: rectitud, pureza, veracidad y contundencia, que son las actitudes que pueden derribar estos monstruos contemporáneos y hacer que aquellos deseos fallidos muten en nuevas ilusiones realizables. Iván del Arco Santiago

“CAMINOS EN EL DESIERTO” de Ulises Faragüit Los caminos no siempre son reales, se deslizan sueños y sentimientos por debajo de las puertas de la vida, se escapan los momentos más sutiles, se ocultan bajo las apariencias falsas y fantásticas de proyectos traidores. Porque es traición y muerte edificar expectativas que nunca debieron existir, que no se podían permitir el lujo de ser invocadas. El edificio de la ilusión, que se ha cimentado en el deseo y la necesidad de las gentes, se ha revelado como un espejismo en el desierto del futuro. Porque no somos más que futuro, ese es el mayor de nuestros tesoros y la más grande de las miserias. Es entonces cuando envidiamos profundamente a nuestros hermanos animales, vividores perfectos del presente, del momento, inconscientes de si mismos y del dolor del mañana. El porvenir se tinta de expectativas y de derroche de fuerza y vida. A veces pensamos que el futuro es el resultado del 35


pasado, y que el presente no existe. Pero una historia de personas que construyen su vida sobre el esfuerzo y un futuro falso, engendran un presente angustioso y desesperanzador. Cargar con la masa de un engaño, pagando la deuda de las propias ilusiones y de la plenitud personal, es caer de boca en las arenas de un desierto en el que los espejismos parecen abrir puertas a una vida con sentido. Pero tras la carrera, el esfuerzo, el agotamiento se llega a una realidad impuesta por la codicia y la falta de humanidad. Porque lo humano es incompatible con la cosificación, la objetivización de unos beneficios infernales y sangrientos, el dolor del trabajo saqueado, del trabajo presente y futuro. Que nos han robado el alma, porque se han quedado con la última gota de mi sudor, con mi última mirada hacia el horizonte. En el engaño, no todo son palabras y papeles escritos, hay objetividad, hay presencia en calles asfaltadas para edificios de aire, farolas que pretenden iluminar fantasmas, urbanizaciones infieles a la tierra, traidoras de su propia esencia. Desenterramos la raíces de estos lugares 36

y descubrimos que se entrelazan entre el poder, el dinero la falsedad, la soberbia el egoísmo y el desprecio a lo más preciado, el ser humano. Y ante esto nos caben dos respuestas, dos posibles momentos, dos opciones que se hacen formas de vida. Una es la resignación, el bajar la cabeza ante el poder que le hemos dado al dinero y a codicia, aceptar la fina hebra del engaño que se enreda sutilmente en la vida de los hombres y mujeres reales, a los que se les ha desangrado de sueños e ilusiones. Esta actitud nos deja en manos de un poder oculto e inhumano, pero sobre todo renunciamos definitivamente al derecho a soñar o a construir un futuro, porque aceptamos el fatalismo de la injusticia., la dictadura del dinero, la entronización de la iniquidad. La otra actitud es la voz, la protesta, levantar la piel de la tierra y dejar que las flores surjan entre las piedras. Dejar ver la fuerza del ser humano, que mi voz sea el sonido del aire y que no se apague mientras este exista. Hacer renacer al león que ruge en el desierto, como los antiguos profetas denunciantes


del desamparo y el abandono del amor. Transfigurar los espejismos y hacerlos de carne, ser libre para atreverme a soñar, ser libres para tener la opción de desear la felicidad, ser libre para poder, así, ser persona. Al final podremos abrir los ojos, claros y limpios, y barrer del cieno de los hierros medidos, de las aceras estériles, de las casas de aire. De nuevo el futuro, pero no como algo soñado sino como una vivencia de lucha, de empuje, de transformación. Ulises Faragüit

“LA CIUDAD CADAVER” de Ulises Faragüit Las ciudades viven, ellas mismas son creadoras de su propia existencia, y en ellas se desarrolla el tiempo de la esperanza y el trabajo diario. En las ciudades vivas las calles son transitadas y los niños gritan felices las tardes de primavera. Una ciudad viva es fruto de la verdad, de aquello que favorece la ilusión y los proyectos son lugares donde se generan ideas alternativas y utopías. Pero hay otras que han nacido ya muertas, son inmensos cadáveres de desesperación, de engaño, de ruptura con el futuro. Nacieron muertas y yacen como gigantes tumbados en enormes extensiones. Y no nos queda otra que merodear en torno a su enorme cadáver esa mole aferrada a la tierra con los dedos clavados con postes de hierro, de cemento, con nervios de cobre. No puedo dejar de soñar con aquellos momentos en los que pareció ver el palpitar de sus sienes, cuando la respiración de miles de bocas exhalaban 37


el espíritu para el que fue creado su cuerpo. Pero es una vida que no fue vivida, un cuerpo gigantesco que se extiende en miles de metros ya pensados, programados, calibrados para extraer el poder, el dinero. Fue para muchos un intento de vida ,un vivir que sólo se explica desde la pasión, desde el amor, desde el futuro, y fuiste abortado en la adultez, siendo más que proyecto, un cuerpo formado que sólo quiso justificar lo que después fue frustración de aquellos que creyeron en él y en su creador. Pero es la tristeza la que desgarra el corazón, cuando descubro en sus ojos cerrados mortalmente que alguien te quitó el pulso, alguien que te engendró sólo para verte morir, para ser testigo impasible de tu eterno presente, de tu no-ser definitivo. No serás familia, ni amor de pareja, ni amistad, ni risas…no serás nunca, sólo eres un proyecto que nunca fue tal, porque el sentido de los proyectos es el futuro de su realización, el momento de una culminación que dará lugar a otras.

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Su presencia me lleva a un duelo sin sentido, al funeral sin cadáver, perdido en la mente de aquellos que fueron tus creyentes tus hijos fieles que como niños te tomaron de la mano mirándote confiados a la cara, esperando que tos ojos respondieran dando la calma y la paz interna. Y como un fanático, espero el momento en el que se levante,ese momento en el que su sombra pueda proyectarse sobre el suelo yermo. Estoy esperando aquel día en que aquella ciudad sea capaz de abrazar como un padre hace con su hijo, o de amar o de sentir la pasión por el mundo. Aun ha de llegar el momento definitivo de su resurrección, porque la vida es ácida, pujante, inmadura, es oportunidad. Ulises Faragüit.


“La ciudad, de fin a principio” de Anaïs García Pérez Grandes brechas de carriles de asfalto proyectadas como ejes en cuyo perímetro los inacabados habitáculos se asoman, formando las ruinas modernas. Descampados inanimados conforman las vistas de los esqueletos de hormigón … El principio de las ciudades se produce por necesidad, por la necesidad de proximidad física de los distintos vecinos, del intercambio de productos, de la comunicación, del apoyo o del simple contacto social. Estas necesidades propiciaron la aglomeración de individuos en un determinado espacio como una solución repetida, factible y satisfactoria. Otro factor determinante para la aparición de las ciudades fue la escasa capacidad de desplazamiento, lo que hacía que la mayor parte de intercambio de información entre los individuos fuera mediante la proximidad física.

Estos son algunos de los factores que generaron núcleos de población donde de aglutinaban construcciones y habitantes de una forma compacta. El plano de la ciudad es un factor fundamental, donde ver como la morfología de la misma influye directamente en las concepciones de los diferentes lugares por los ciudadanos, así como las orientaciones y jerarquizaciones de los desplazamientos. Si se rompe la escala del plano, se rompe la jerarquía y la relación del ciudadano con la ciudad. Cada vez que esta escala se hace menos familiar, menos adecuada para el peatón los errores de orientación se van agravando. Esto ocurre según nos vamos alejando de la ciudad consolidada y entramos en los nuevos proyectos de actuación urbana (PAU). Cuando aparecen estas operaciones urbanísticas donde las diferencias de su trama no son apreciables da lugar a un conjunto homogéneo y monótono. Este tipo de distribuciones del espacio diluye las actividades en la ciudad y los vínculos entre ellas se rompen. Se constituyen agrupamientos 39


mínimos donde se reúnen unos cuantos servicios y equipamientos, sin embargo, no están estrechamente relacionados con la ciudad, son pequeñas “islas” que se comunican con el resto de la ciudad mediante infraestructuras que te transportan de un punto a otro obviando el espacio que hay entre ellos. Perdida la articulación urbana se pierde la urbanidad lo que acarrea la pérdida del ciudadano, y por tanto, de la ciudad. El abandono de aquello que

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no ha sido concebido para el ciudadano. El abandono anterior a la ocupación, el habitáculo antepuesto al habitante, la infraestructura anterior a la necesidad. La calle no debe considerarse sólo un eje de circulación dónde los diferentes tipos de transporte tienen su medio aislado separado de los demás, se trata de una espacio dónde las aceras propician encuentros, visiones frente a los escaparates, sinergias entre comerciantes


y paseantes tanto en tiendas como en espacios de estancia. Cuando comenzamos a diseñar la ciudad sin tener en cuenta al ciudadano es muy posible que este nunca acabe llegando y aparezcan ante nosotros eternos paisajes llenos de ruinas inacabadas fruto de la ocupación sobredimensionada de un suelo que pudo permanecer virgen y no ser ahora inerte. Si observamos la propia ciudad consolidada veremos la oportunidad de llenar aquellos edificios que el tiempo ha denostado pero que forman parte de una ciudad activa y compleja y que están llamados a tener otra oportunidad. Texto e imagen: Anaïs García Pérez

“ATASCADOS EN LA NORIA” de Eva Lavilla Rey En Garray (Soria) hay una urbanización abandonada antes de ser ocupada (el promotor o el constructor se marcho dejando en la estacada a quienes habían comprado los adosados), allí en la urbanización del Dinosaurio han quedado dispersas por el terreno escaleras de cemento que tienden al cielo incongruentes como un capricho surrealista de Magritte. Recuerdan a las escaleras de los dibujos de Escher en las que se diluye la frontera entre interior y exterior, entre arriba y abajo en una subversión del orden racional que convierte el espacio en un lugar laxo, flexible y deformado. La escalera de Coxeter, que aparece en sus grabados sube constantemente pero termina en el mismo lugar en el que comienza el ascenso. Símbolo escalofriante del estado febril y delirante en el que hemos vivido en los últimos años de la especulación urbanística (algunos más que otros, algunos con más responsabilidad que otros). 41


En este laberinto sube y baja hemos quedado atrapados como en un ascensor indeciso o en una atracción de feria averiada. Después de la euforia contagiosa y acrítica estamos desencajados con la risa nerviosa de quien se ha quedado colgado en el ascensor o en la parte más alta de la noria; inmovilizados por el vértigo que produce la contemplación de una vida de la que hemos perdido el control. Estamos apresados por las cadenas de contratos indecentes y abusivos, y por el pago de letras ad aeternum. En estas escaleras no hay camino ascensional, no hay nada sino un movimiento espasmódico, circular, carente de sentido. Es la eternidad como castigo. No hemos llegado a ninguna parte y estamos más cansados. Engatusados por la enorme capacidad de transformar la realidad con pocas ideas y muchas excavadoras. Nuestra obra ha terminado y no es para sentirse demasiado satisfechos. No nos hemos ganado el descanso de la Creación, nuestras criaturas son abortos que decoran las márgenes de las carreteras.

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Las escaleras de Garray nos interrogan ¿Qué ha sido de las familias que compraron las casas? ¿Qué ocurrió con sus ilusiones? ¿Dónde viven ahora? ¿Cuál es su deuda? ¿Cómo era la vida que proyectaron en esas casas abandonadas? ¿Acaso imaginaron compartir barbacoas en el porche con sus vecinos? ¿Habrían sido felices allí? La urbanización del Dinosaurio tiene un aire de decorado de película americana, entre la maleza que crece desde hace años imagino a una vendedora de Avon que aprieta el timbre mientras estira la manga del jersey de angorina malva. Y es que había ya algo de falsedad en los planos de esta urbanización, en la monotonía de un diseño seriado e impersonal. Tras esas casas de juguete se esconden almas muertas como en las fotografías de Gregory Crewdson que muestran los submundos que se ocultan tras la mirada superficial en tonos pastel a una clase media que se creía (nos creíamos) a salvo. La perplejidad de sus protagonistas, la inmensa soledad que les rodea, la asfixiante incomunicación que evocan sus instantáneas encuentran en la urbanización deshabitada un nuevo


lugar de encarnación. La imagen hoy de la urbanización del Dinosaurio es la de una ciénaga. Naturalezas muertas, bodegones del siglo XXI ¿Ubi sunt? Eva Lavilla Rey

“FAUSTO” de Eva Lavilla Rey Hicimos un pacto con el diablo. En el “Fausto” de Goethe la última tentación a la que sucumbe el protagonista es la de la construcción y transformación de la costa (causa asombro pensar que el romanticismo alemán prefiguró la suerte del Levante español hace dos siglos).Así, con gran dinamismo las fuerzas del desarrollo y el progreso modifican el paisaje virgen convirtiéndolo en un espacio de recreo sin alma. Sin embargo un afloramiento del pasado se convierte en el escollo que detiene la voracidad constructiva. El obstáculo son dos ancianos, Bacis y Filemón, que se niegan a abandonar su propiedad con sus tilos y su capilla. Son insobornables porque nada puede tentarles al final de la vida. La obsesión de Fausto por deshacerse de ellos como la de muchos promotores inmobiliarios por acabar con las rentas antiguas o por desalojar a familias vulnerables no es solamente producto de su avaricia sino también del deseo de liquidar un modelo que le 43


cuestiona. El sosiego de sus vidas es una amenaza a su proyecto totalitario, así el olvido se convierte en requisito obligatorio para el triunfo de la modernidad. Sospechamos que en realidad Fausto envidia el aroma de los tilos, la serenidad de los ancianos (ha conversado apaciblemente con ellos); por eso lo único que puede hacer es destruir esa armonía que le mancilla. Hicimos un pacto con el diablo. La tentación se anunciaba a grandes letras en una valla publicitaria de carretera con el nombre de “Promociones Fausto”. Ja ja ja… se ríe Mefistófeles. Estampamos la firma, entregamos nuestra vida a cambio de bien poca cosa, de cuatro paredes convertidas en una condena a 35 años. A cambio de un bunker donde amurallarnos frente a la tormenta exterior; eso sí decorado gracias al “País Estilo” con gusto de clase media baja imitando a la clase media alta. Ja ja ja… se ríe Mefistófeles. Ha sido un sueño enloquecido por una lógica disparatada. La imagen alegórica que cierra este sueño es demoledora. El desalojo de ancianos, la urbanización de 44

zonas rurales, la especulación celebrada por todos, la expropiación forzosa, los métodos criminales, la destrucción de las zonas marítimas, los desahucios, los polígonos urbanos abandonados antes de ser ocupados, los muertos calcinados en el coche de un aparcamiento en el parking de un club de carretera en la costa… Hicimos un pacto con el diablo. ¿Y ahora qué? Nos queda recuperarnos de este viaje alucinado y rescatar del olvido otras formas de habitar. Otras maneras de ser y estar. . Eva Lavilla Rey.


“Teoria de atracción-repulsión”// “The push-pull theorY” Diego Llorente Domínguez

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“The push-pull theory II ” “Teoria de atracción-repulsión II”

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“The push-pull theory III” “Teoria de atracción-repulsión III”

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“The push-pull theory ” The same way our parents led the ruralurban migration, our generation begun to change the new settlement patterns, this time moving from the city to residential areas. This process has never been completed. It has left us with the assumptions, on which the change was based and eliminated any context. Industrial life model was imposed and accepted by society. This pattern has not failed because of any rejection. It has collapsed itself. Because of it was successful in the whole social standing. It is dead. It remains dead. And we have killed it. Therefore, since nobody recognises its ethical principles, it is not pushing any more.A new period begins.

“Teoría de la atracciónrepulsión” Del mismo modo que nuestros padres protagonizaran el éxodo del campo a la ciudad, nuestra generación comenzó en los últimos años un nuevo cambio en el modelo de habitar. Esta vez, de la ciudad a la urbanización. Un proceso que jamás se llegó a completar. Nos ha dejado las premisas en las que se ha basado este cambio. La absoluta eliminación de cualquier contexto. La imposición de un modelo de vida industrializada carente de servicios aceptado por la sociedad. Este modelo no ha fracasado por el rechazo, ha caído por si mismo. Por su éxito en todos los estatus de la sociedad. Ha muerto, sigue muerto y lo hemos matado entre todos. Desde el momento que nadie reconoce sus valores ha dejado de resultar atractivo. Empieza una nueva etapa.

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“The push-pull theory VI ” “Teoria de atracción-repulsión VI” http://vimeo.com/69419531

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“LAS NUEVAS CIUDADES SAGRADAS” de Borja Lucena Góngora Esas viejas ciudades que no fueron al principio sino aldeas y que con el transcurso del tiempo se convirtieron en grandes ciudades, están ordinariamente muy mal trazadas si las comparamos con esas plazas regulares que un ingeniero diseña a su gusto en una llanura. Descartes, R.; Discurso del Método, segunda parte

En el principio fue la cuadrícula. Quizás con decir esto nombremos el centro de la doctrina religiosa que levantó las Nuevas Ciudades Sagradas. Hacía ya siglos que algunos habían advertido que el viejo Dios había muerto, y, aunque no fuera así, lo cierto es que el nacimiento de la Nueva Época había significado su olvido irrecuperable, así como de la fe que irradiaba. Los hombres no parecían ya desear un fundamento para el ser de las cosas y el mundo, sino preferir mejor un principio para su organización.

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La Organización fue adorada como Nueva Diosa, y, con ella, los hombres alcanzaron la convicción de que todo es posible, de que todo es dado a quien encuentra los medios técnicos para ello. El sentimiento de omnipotencia, esparcido por doquier como se esparcían por la tierra todo tipo de tecnologías, era una realidad rutinaria desde el momento en que de la sola voluntad humana dependía crear el mundo de nuevo. Sólo bastaba con organizarlo otra vez. La Nueva Diosa, entonces, apareció revestida de nombres distintos: Organización, Método, Razón, Estado, Progreso, Utilidad, Revolución… Tantos nombres para una única Diosa verdadera. Las Nuevas Ciudades fueron levantadas como había soñado Descartes, profeta reconocido como enunciador de los más exactos presagios. Todo lo que anteriormente había existido había de ser arruinado antes de poder organizar las nuevas urbes; todo había de desaparecer para garantizar que la Nueva Ciudad erigida fuera realmente un producto acabado de la voluntad de construir, sin


deudas o rémoras del pasado, sin nada que escapara al dominio y la previsión. Primero, el mundo era allanado. Se hacían desaparecer los montes, las depresiones del terreno eran igualadas y convertidas en planas llanuras. Todo lo que obedecía a esa especie de molesto azar natural había de ser erradicado para posibilitar el dominio completo sobre las cosas y la propia vida. Se hacían desaparecer los vestigios de épocas pasadas, las tumbas que los hombres ya muertos habían levantado para recordar a sus muertos, sus casas que no respondían a plan racional alguno; también sus monumentos obcecados en guardar memoria de lo sido, una memoria inútil, improductiva, supersticiosa. Después empezaba todo: se trazaba la Santa Cuadrícula. Las calles eran tendidas siguiendo sus sabias líneas rectas; las avenidas proyectadas con la anchura y desolación suficiente; las señales que guiarían el tráfico, los semáforos, las indicaciones varias se situaban ya sobre el asfalto negro, aun antes de que hubiera nada más, como haciendo patente que el Plan –que todo lo preveía- conocía de

antemano los movimientos, los desplazamientos, las trayectorias que hasta el final de los tiempos podrían tener lugar. Por su parte, los huecos abiertos en la Santa Cuadrícula no habían sido abandonados al albur de las circunstancias: de cada uno de ellos pendía un destino; aquí los bloques rectangulares de viviendas, tallados con precisión geométrica, donde vivirían tantos miles; en ése, el Centro Comercial donde se iría a comprar y a pasear los domingos;allí los hospitales,los colegios,las fábricas, los parques infantiles, las oficinas y ministerios, las comisarías y parques de Bomberos. La Cuadrícula estaba así completa, y todo tan detalladamente planificado que los futuros habitantes de la Nueva Ciudad podían sentir aliviados que nada podría ya sobresaltarlos, porque nada nuevo, nada incierto o imprevisto, podría nunca aparecer. A continuación, las casas se llenaban de gente, y los colegios, y las oficinas; y la vida, día tras día, era, una y otra vez, la magnífica reiteración de un solo día, que había sido programado con cuidado y previsión.

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Los habitantes de la Nueva Ciudad repetían cada jornada los rituales domésticos, los desplazamientos, las actividades acostumbradas en las oficinas o los calabozos, la esperada vuelta a casa demorada por necesidades de la producción, el cálido tacto de la tarima flotante y el sonido tranquilizador de la televisión en el salón, las sábanas esperando para el merecido descanso… De todos esos habitantes pocos hubo, no obstante, que no llegaran en algún momento a abrigar una pequeña duda, quizás sólo un resquicio; muchos llegaron a comentarlo en el café con los compañeros más cercanos, que guiñaron los ojos con desagrado:

Sí –les decían-

tenéis razón; está

claro que la Organización nos ha dado una ciudad, que lo ha creado todo de la nada y lo ha dispuesto del modo más conveniente para hacer lo que tenemos que hacer, pero… ¿podría un Dios verdadero crear un mundo olvidándose de dotarlo de belleza? Borja Lucena Góngora

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“Arqueologías del futuro” de Rafael Reviriego ¿Qué queda tras el estallido de la burbuja? ¿Qué queda tras la vuelta a la cruda realidad después de la locura colectiva de la especulación inmobiliaria? ¿Qué se ha salvado de la gran alucinación compartida entre estafadores y estafados? ¿Qué legado nos han dejado nuestros prohombres de la corrupción institucional y nuestros modélicos líderes empresariales defensores de la libre mafia organizada? ¿Qué nos queda? Lo que nos queda es una clase política completamente tocada y destruida por la corrupción generalizada y una población hincada de rodillas e indefensa, a la que se pretende sacrificar a los dioses mercaderes. Mientras, los máximos beneficiados e impulsores de la gran estafa se permiten darnos consejos sobre “lo que hay que hacer” y lo que “no debimos hacer”. Ni la peor de las pesadillas kafkianas. Lo que nos queda, aparte de una sensación amarga, desagradable, vacía


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y resacosa, es una gran arqueología del futuro.... Ya no será necesario esperar cien años para estudiar edificios ruinosos o enclaves abandonados. El paisaje del lucro nos ha dejado un legado inabarcable. Miles de hectáreas de urbanizaciones y polígonos a medio construir. Ningún pueblo sin su esqueleto de urbanización y sus terrenos recalificados. Para objeto de estudio: polígonos industriales separados por 15 minutos de paseo a pie, resorts para 5000 turistas en pueblos perdidos de 300 habitantes, pistas de esquí en medio de la meseta, urbanizaciones con pista de aterrizaje, proyectos de parques temáticos compitiendo por el premio al mal gusto, zonas residenciales verdes en eriales quemados por el sol, campos de golf por doquier. Nuevoriquismo desaforado. ¿En que estábamos pensando cuando permitimos esto? Quizá en un futuro, cuando la arqueología sea del pasado, en lugar del futuro, alguien se preguntará que función tendrían estos esqueletos de edificios, 60

grandes cementerios de hormigón y ladrillo, cercanos a poblaciones habitadas, pero sin rastros de vida humana. Seguramente llegaría a la conclusión de que por fuerza serían zonas de culto. Y no estaría desencaminado, culto a los dioses del hormigón armado, el ladrillo visto y la especulación como forma de suicidio. Quizá ahora es el momento de reflexionar. Quizá sea el momento de intentar aprender de los errores. Reflexiones que se hacen desde Latidos del Olvido con su proyecto PAUs. Pensamientos sobre el modelo urbanístico y social que nos ha llevado al abismo. Recapitulación necesaria para no repetir errores. Nuevo comienzo reconstruyéndonos como sociedad. Es ahora o nunca. Preguntas necesarias. ¿Cuáles son tus sueños? ¿De quién son tus sueños? ¿Es tu sueño tu condena? ¿La ilusión es tener o ser? ¿Dónde fue tu futuro? ¿Por qué se han convertido en pesadillas de un día para otro? ¿Esto era el progreso? Texto e imagen: Rafael Reviriego


“Ciudad dormitorio, ciudad cementerio” de Enrique Rubio Romero Nacer, vivir, morir. Momentos ineludibles de cualquier creación... o no... El ser humano ligado a un entorno, a una manera de vivir, a unas costumbres, a unas tradiciones. Ancestros que se mantienen, u horizontes que se buscan. Libremente. El ser humano llevado a un entorno, sin manera de vivir, sin costumbres, sin tradiciones. Nada salvo una hipoteca que une a un lugar, sin pasado. Obligado. La ciudad dormitorio nace de la nada... es el cementerio en el que se entierran sueños pasados y futuros. Tradiciones y singularidades. Futuro donde se decide que este tiene que existir, sin darnos cuenta que nuestra pérdida de identidad es la perdida de nuestra libertad. Ser un número, de una calle con nombre de número en un edificio que se diferencia de los demás por un número, y un piso con un número en la puerta. Un número para el banco, un número para

el promotor, sin capacidad para revelarse a ser persona, un número enterrado en vida... un número de cruces... Texto e imágenes: Enrique Rubio Romero

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Imรกgenes: Enrique Rubio Romero

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“VIVIR EN LA FRONTERA” de Julia Schulz-Dornburg Julia Schulz-Dornburg, es arquitecta afincada en Barcelona. Autora del libro: “ruinas modernas: una topografía de

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lucro”, un trabajo de mas de dos años de investigación sobre el impacto de la burbuja inmobiliaria en el territorio español. Su proyecto supone una nueva concepción de la ruina y es probablemente la base de datos mejor documentada sobre este tema.


Imรกgenes: Julia Schulz-Dornburg

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SPANISH DREAM es un proyecto que propone una reflexión crítica sobre la crisis económica y sus consecuencias. En la actualidad asistimos a una situación que está provocando graves desequilibrios económicos en todo el mundo. En España, en particular, esta circunstancia se ha visto acentuada por la famosa burbuja inmobiliaria. La idea hace referencia al American Dream como símbolo de lo que anhela todo un país, el objetivo final que hay que alcanzar en la vida: tener una vivienda en propiedad. Este deseo ha legitimado un modelo social basado en la producción indiscriminada, amparado por la especulación bancaria. El sueño se hizo trizas y, como herencia, tenemos un territorio infestado por obras que quedaron sin rematar y con pocas expectativas de hacerlo, ruinas prematuras que ya forman parte de nuestro paisaje. Detrás de esta situación, se esconde una realidad personal, individual y colectiva, que forma parte del día a día y que muestra un escenario poco optimista. 66

Spanish Dream alude especialmente a lo emocional, recreando escenas familiares en espacios de obras sin terminar con un aspecto poco doméstico que probablemente nunca llegará a tenerlo. El proyecto propone la reflexión sobre una sociedad que, arrastrada por el afán de convertirse en propietaria, olvidó el verdadero sentido del habitar. Cadelasverdes es un colectivo formado por tres arquitectas: Ana Amado, Marta Marcos, Luz Paz. .


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“DESTIERRO” de Mario Tejedor He paseado por las calles de una urbanización paralizada en mitad de su erigir... A qué huelen esos edificios vacíos, construcciones defoliadas... Inspirar aquí donde solo se respira hormigón húmedo enmohecido es sentir el absurdo... pero no es sentir, no es respirar... Es desgarrar... Porque estas ruinas son algo más que mero kaos, que simple trajín inmobiliario mal avenido... Estas ruinas son los espejos rotos, que siguen reflejando la realidad, fragmentadamente, pero inequívocamente real. Desde estas ciudades derrumbadas antes de izadas se vislumbran mucho mejor vuestras descabelladas urbes... Por ahí vosotrxs y vuestras vísceras, y poco más... Egoístas, hipócritas, vacíxs, banales... Allí andáis entre barrotes de cemento y cadenas de ladrillo...

Ciudad, el sinónimo esculpido a cemento de la deshumanización de la humanidad. Que somos escoria en la cárcel y arriba juegan a las tabas con nuestro hueso, sonríe y calla... Presente incompleto como solo un desenlace más de una catástrofe anunciada... Es desde cuándo empezamos a sangrar nada, a respirar vacío, no lo sé, hace mucho... Cuándo la naturaleza, la bondad, el tiempo, cuándo la belleza, los seres, todo! Cuándo se vendieron, se pisaron, desde cuándo y por qué... El egoísmo, es sacrilegio, el poder, la muerte de la quimera... La arquitectura se convierte en el arte de ensalzarlo... Las ciudades son los templos de la decadencia, y la sociedad que las habita el súmmun de la locura... Texto e imágenes: Mario Tejedor

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Imรกgenes: Mario Tejedor

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“Finales felices” de Miriam Tello Ayer hacía sol y el viento olía a primavera la felicidad detenida respirar, recuperarse sentir un trozo de tiempo lamer el suelo uñas cortadas, el público mira esconder las migas debajo de la alfombra alisar las arrugas ayer hacía sol, pero no se dejaba coger salir de casa y doblar la esquina.

https://vimeo.com/64244070# Texto y video: Miriam Tello Música: Sarabande. Suit nº 4 en D menor. Georg Friedrich Händel. Duración: 3´28´´.

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“Recuperación de recursos en desuso” de TXP En el contexto de crisis nos encontramos con un nuevo escenario consecuencia del modelo de desarrollo urbanístico expansivo y descontrolado. La vivienda como un producto bursátil ha tenido una sobreproducción que excedía las necesidades de la población, esto sumado a una ordenación urbana descontrolada que daba rienda suelta a este proceso ha provocado un crecimiento de las ciudades en forma de mancha de aceite donde se ha producido un consumo abusivo del territorio y sin control en el modelo de crecimiento. El modelo de desarrollo aplicado a las metrópolis en España en los últimos diez años ha fracasado por su insostenibilidad económica, social y ambiental. Detrás de la oleada de construcción que ha afectado el país entero, quedan, como después de un huracán, las ruinas de un sistema de crecimiento incalculable bajo las apariencias de vacíos, esqueletos de edificios inacabados y vacíos difusos en toda la ciudad. En este contexto insertamos el proyecto increasis que pretende establecer una herramienta de crítica al modelo de ciudad que hasta el momento se ha estado desarrollando de manera compulsiva y

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proponer estrategias de activación de estos edificios y territorios en desuso. En la mayoría de ciudades españolas se están desarrollando espontáneamente modelos de participación directa más virtuosos, que pueden constituir un paso no sólo de superación de la democracia representativa, sino también de la democracia participativa, hacia una idea de implicación más directa de los ciudadanos. Los huecos que se han generado con la retirada de empresas y administraciones de la producción urbanística, sin embargo, no son sólo materiales. Son en muchos casos unos vacíos de poder que se están confirmando como un territorio de reconquista por parte del sector ciudadano. A través de estructuras más organizadas o informales, numerosos grupos vecinales están siendo los protagonistas de una reapropiación y puesta en uso de espacios residuales y abandonados en todas las ciudades de España Estos dos fenómenos, que se están desarrollando de manera aparentemente desligada, manifiestan al revés la definitiva caída del mito del sector privado como agente privilegiado en la producción de ciudad, el fracaso de la idea una clase emprendedora proactiva en la búsqueda de ventajas comunes con la ciudadanía, y la


urgente necesidad de generar una red social urbana que, desde la reutilización del vacío proponga nuevos modelos de desarrollo urbano centrados en la economía de recursos, en los servicios autogestionados y en estructuras asistenciales más horizontales. Los esqueletos, solares y edificios públicos y privados que permanecen vacíos y sin uso son espacios de oportunidad para el desarrollo nuevos centros ciudadanos de autogestión vecinal que respondan a las necesidades y demandas de la población. El proyecto In creases aborda la definición de nuevos modelos, nuevos servicios que respondan a nuevos emprendedores sociales y comunidades que a través de procesos de gestión colectiva puedan desarrollar actividades productivas en un marco que se adecue a sus necesidades. Como punto de arranque se estudiaran estas prácticas de comunidades que usan colectivamente recursos comunes que planteen estructuras formales que se basen en modelos de auto organización. Movimientos cuyo modelo de gobernanza se base en sistemas no jerarquizados, horizontales y participativos. El proyecto Increasis tiene el objetivo de estudiar estos modelos con

la intención de trasladar los planteamientos de estos modelos de organización económica a modelos de organización espacial que respondan a las necesidades de estas comunidades El objetivo del proyecto in creasis es generar un repertorio de herramientas, prácticas y estrategias para la re-ocupación del patrimonio inmobiliario inutilizado, invendido o inacabado y su re-conversión en una infraestructura productiva y autogestionada por parte de la ciudadanía. Se plantea la incorporación de nuevos usos bajo estrategias de Low cost generando usos de carácter temporal aprovechando el la inmediatez y el aprovechamiento instantáneo que estos edificios pueden generar. Increasis se apoya en una plataforma web, que representa el agregador de toda la información que el proyecto recoge, así como el espacio virtual de encuentro entre todos los actores colaboradores del proyecto y la comunidad de usuarios. Paralelamente, el proyecto se nutre de talleres, acciones y encuentros que produciremos en colaboración con distintas instituciones a lo largo del año. TXP (Todo por la praxis)

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“La náusea y el hormigón” de Rubén Varillas La Náusea no me ha abandonado y no creo que me abandone tan pronto; pero ya no la soporto, ya no es una enfermedad ni un acceso pasajero: soy yo. Jean Paul Satre

Miles de quilómetros cuadrados totalmente huecos.Vacíos como enormes carcasas de hormigón y ladrillo. Casas, calles, esquinas, rotondas, todas muertas y yermas. La proyección desolada de la prosperidad. El final del banquete. España asiste perpleja a un funeral, el suyo. No se lo esperaba, no nos lo esperábamos. Apenas había síntomas: sólo algún acceso febril después de los excesos, vagas recomendaciones de los facultativos extranjeros y los achaques propios de la corrupción, nada raro. Y resulta que nuestros órganos vitales llevaban ya años carcomidos por la metástasis, un tumor pegajoso y agresivo que atiende a mil nombres, que se llama codicia, irres-

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ponsabilidad, depravación, soborno… La náusea. Los PAU (Programas de Actuación Urbanística) se propagaron en el país como un virus cuidadosamente administrado por unas autoridades que veían posibilidades económicas ingentes en la expansión descontrolada del ladrillo. Dinero fácil sin consecuencias, la ética mezclada con agua y grava dando vueltas en una hormigonera a un ritmo mantenido de veinticuatro mil euros por metro cuadrado. Hoy en día, esas colmenas deshabitadas (nunca habitadas) se erigen como islas en medio de páramos y descampados, testimonian el fracaso de un modelo y la corrupción infinita de los políticos, banqueros, constructores y tecnócratas neoliberales que las auspiciaron. Son la prueba muda del delito, el carcinoma testimonial que consume a nuestra sociedad y que los sorprendidos ciudadanos sólo hemos sabido detectar cuando el dolor era ya insoportable. No hay más ciego que el que sólo ve lo que quiere ver. Los artistas de Latidos del olvido se han autoerigido en notario y parte del proceso. Los testigos que habrán


de documentar la paradoja terrible: miles de casas vacías, miles de españoles sin casa. Diego Llorente Domínguez es la mirada que observa el sinsentido, en silencio, quien con sus fotos ilustra el proceso de vaciado moral de una sociedad anestesiada. El suyo es el ojo que captura el paisaje quemado de un desierto en el que no hay más espejismo que el que forman la grava y el hormigón. Paye Vargas es la palabra, la voz proyectada sobre los muros desnudos que alguna vez esperaron escuchar las penas y alegrías de sus moradores. Si estos muros oyeran, no dirían nada. En vez de eso, el espectador está obligado a imaginar la historia que se presiente detrás de cada pared: una fábula perversa de ilusiones con fecha de caducidad, especulación descontrolada y cláusulas abusivas que terminaron por secuestrar a los habitantes de aquella nada. Sr. Arribas modela los habitantes del silencio. Sus dibujos murales son sombras rabiosas de otro tiempo. Decía el protagonista de Sartre que “el pasado

es un lujo de propietario”, los bloques de viviendas de las PAU no tienen ni eso, ni el derecho a un pasado. Pero si hay un objeto que simbolice como ningún otro el vacío, la oquedad necia de estas urbanizaciones fantasmales, esas son las esculturas de Arribas. Sus hombres de hormigón (y caucho) abandonados junto a columnas de cemento, divisando el horizonte infinito desde azoteas o atravesando quicios hacia el vacío en medio de eriales, nos devuelven a la realidad de un puñetazo en la boca. Son los Titanes de la España actual, la que ha entrado de cabeza en una nueva era, la Edad del Estiércol. Ceo se ríe desde su trono mientras su hermano Crono corta cabezas con la hoz. Las estatuas de Arribas no tienen rostro, ni alma, son sólo piedras antropomórficas, testigos mudos, ciegos y sordos del pasado, habitantes de ciudades también mudas, ciegas y sordas que, a pesar de todo, parecen estar habitadas por sombras y presagios sin los que sería imposible interpretar el presente. Rubén Varillas

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“MORADAS DEL DESENCANTO”// “Dwelling of disechantment” Paye Vargas Soria

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“Dwelling of disechantment”

“Moradas del desencanto”

Broken dreams, lost illusions… we are wakening up to a new reality in which we were submerged. Dreams in the sense of utopias; dreams in the sense of impossible and -in this occasion- dreams which have turned into nightmares. Finished empty houses; without any light; with their blinds lowered. Symbol of the desires of a whole country: purchasing a home. The real state bubble has punctured and the dream about real estate investment seems to be every day more naïve. Societies that allowed being dragged and which has forgotten the real sense of the word ‘inhabit’. Nowadays, the dream is over, although waking up is being very hard. Premature ruins that could have housed familiar scenes, vignettes of everyday life but ruins that won’t house them any longer.

Sueños rotos, Ilusiones perdidas… estamos despertando a una realidad, en la que estábamos sumergidos. Sueños en el sentido de utopías, de deseos en el sentido de imposibles y en esta ocasión convertidos en pesadillas. Casas terminadas, vacías, sin luz, con las persianas bajadas. Símbolo de los deseos de todo un país: el tener una vivienda en propiedad. La burbuja se ha pinchado y el sueño de una inversión inmobiliaria parece cada día más ingenuo. Una sociedad que ha permitido la destrucción del auténtico sentido de anidar, de habitar.. Hoy, el sueño ha terminado, aunque está siendo duro despertarse. Ruinas prematuras que podrían haber albergado escenas familiares, estampas cotidianas de la vida doméstica, pero que ya no lo harán.


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Premature ruins which are part of our landscape. Among perpendicular streets, some half erected façades hide our phantoms. Frameworks of ambitious projects that remained half finished. Public works nobody worried about finishing and giving to the citizens. Millions of taxes spent on smoke, thousands of cubic metres of cement wasted. If every style explains its epoch, these giant unusable sculptures seem to be the metaphor of all the decades of speculation and corruption. A way to preserve the memory of our mistakes. It is an absolutely unreal scene. These frustrated buildings are the negation of the sense of time and space. Unfinished works that float in the time.

Anticipo del empobrecimiento y debilitación de un paisaje y una sociedad.. Entre las calles perpendiculares, las fachadas semiconstruidas se esconden nuestros fantasmas. Esqueletos de ambiciosos proyectos que quedaron a medias. Obras públicas que nadie se preocupó de terminar y entregar a la ciudadanía. Millones de impuestos convertidos en humo, miles de metros cúbicos de cemento desperdiciados. Si cada estilo interpreta su época, estas esculturas gigantes e inutilizadas resultan la metáfora de las décadas de especulación y corrupción. Una forma de preservar la memoria de nuestros errores. Es un panorama totalmente irreal, estos edificios frustrados son la negación del sentido de tiempo y de espacio. Obras inacabadas que flotan en el tiempo.

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