Estilos educativos, normas y límites

Page 11

«muy bien» es uno de los mejores premios que puedes darle: le hará sentir orgulloso, fomentará su sensación de control y favorecerá el desarrollo de la seguridad en sí mismo. Ahora bien, debemos tener en cuenta lo siguiente: • Elogia a tus hijos cuando hayan conseguido algo y no simplemente para hacer que se sientan bien. No podemos decir a un niño de 6 años que ha hecho una raya en una hoja que nos encanta el elefante que ha dibujado (a no ser que se trate de un caso especial). El niño no confiará en el adulto si éste continuamente le está elogiando. Si reforzamos a nuestro hijo por esa raya le estamos apoyando en la ley del mínimo esfuerzo; es como si le estuviéramos diciendo: da igual cuánto te esfuerces, a mí me parecerá siempre estupendo. Por otro lado, a los niños no les gusta que les mientan. En ocasiones pueden enfadarse muchísimo cuando a pesar de sus esfuerzos no consiguen, por ejemplo, atarse los cordones de los zapatos. Por mucho que les digas que lo están haciendo bien, no encontrarás otra respuesta que su enfado y protesta. Hazles ver que lo que importa es intentarlo y que cada día las cosas les saldrán mejor si practican; ofrécete a ayudarles, enseñándoles cómo hacerlo. • Alaba también los progresos. No es fácil aprender a atarse los cordones de los zapatos y no debemos esperar a que lo haga perfectamente para premiarle; hay que ir alabando las conductas que se aproximen al objetivo para que el niño se sienta apoyado en sus esfuerzos. • No hay que ocultar el fracaso. Las cosas no siempre salen bien: a veces porque no nos esforzamos, otras porque intervienen otros factores (ese día no habíamos dormido bien). Si un niño fracasa en una determinada tarea, debemos seguir animándole e intentar dividir la tarea complicada en pasos más sencillos que el niño pueda ir consiguiendo sin sentirse frustrado en cada momento. En esta línea, el afecto es algo imprescindible en el desarrollo de un niño, por lo que no debemos ponerle límite y sí incluirlo en el día a día. Hay abrazos y besos espontáneos, los que surgen cuando a uno le apetece. Si tu hijo te da un abrazo, acéptalo independientemente de lo que estés haciendo (salvo que sea algo demasiado exagerado). Los niños necesitan una respuesta a sus muestras de cariño y carece de toda lógica decirles: «Ahora no podemos darnos un beso que estamos viendo la tele». También tú puedes darle besos cuando quieras, pero recuerda que eres el adulto y que tienes más capacidad para diferenciar entre situaciones y momentos. Si achuchar a tu hijo implica que a lo mejor se despierta, entonces espera. Hay otros besos y abrazos que surgen tras una situación de alegría compartida. Los primeros pasos del bebé van seguidos de abrazos y risas. El afecto refuerza los aprendizajes adquiridos. Por eso no dudes en demostrarle todo tu cariño cuando haga cosas nuevas; contribuirás a que siga progresando. Pero el afecto es algo más que la expresión física del cariño. Todo lo que hacemos y decimos a nuestros hijos está impregnado de un afecto determinado. El tono firme con el que le hablamos no puede ni debe estar reñido con palabras afectuosas. Dile a tu hijo que le quieres por ser quien es, independientemente incluso de lo


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.