La importancia de la autonomía en los primeros años de vida.

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LA IMPORTANCIA DE LA AUTONOMÍA EN LAS PRIMERAS EDADES Es uno de los aspectos relevantes e importantes dentro de la Educación Infantil. A menudo, dentro de esta etapa, nos quedamos con aspectos más formales como son las matemáticas o si el niño termina sabiendo leer y escribir; hay que recordar que según los documentos oficiales, no es uno de las prioridades, a pesar de que muchas veces todos le damos excesiva importancia. Está bien que los alumnos salgan leyendo y escribiendo pero no es lo principal. En este sentido también hay que tener en cuenta que no todos pueden alcanzar este objetivo al final de la etapa, pues hay que observar si el niño tiene la suficiente madurez, motivación, experiencias con textos… Los que no llegan además, muchas veces se sienten mal y con baja motivación, pues no son capaces y les presionamos en exceso con estos contenidos. Lo tenemos difícil los educadores infantiles, pues en 1º de Primaria ya se comienza con los libros de texto. Ojala adoptáramos el sistema finlandés donde la educación obligatoria y donde los niños comienzan a leer y a escribir a los 7 años (todos poseen así, esa madurez para hacerlo); su nivel de fracaso escolar está por debajo del 1%, debemos aprender mucho de él. Para estas edades hay otros muchos objetivos más importantes y básicos que van a repercutir claramente en el día de mañana. Dicen que hay que prepararles para la Educación Primaria pero también para la vida real. A menudo los pequeños salen de Educación Infantil sin los otros objetivos primordiales que facilitan una buena adaptación a la educación obligatoria y a las situaciones cotidianas que se le plantean. ¿Cuáles son esos objetivos entonces?: que los niños sean felices, que les queramos, que les demos oportunidad de afrontar un montón de experiencias y vivencias distintas para que vayan conociendo cómo es el mundo y cómo funciona la realidad, que se esfuercen en sus tareas habituales, que tengan hábitos y normas y que tengan gusto por aprender entre otros. Todo abarcándolo desde una perspectiva de juego, que es como mejor aprenden los niños de estas edades. Este quehacer se engloba bajo una premisa, desde un aspecto esencial que hace y conforma la base; es la AUTONOMÍA. ¿Por qué es tan importante la autonomía en los primeros años de vida?. Ser autónomo significa saber lo que hay que hacer en cada momento, es autoestima, confianza en uno mismo y en las posibilidades, seguridad, esfuerzo, ser responsable, les ayudamos a centrarse en lo que tienen que hacer en cada momento, es en definitiva… CRECER. Un niño que no está habituado a hacer todo aquello que pueda, vivirá dependiendo del adulto, no estará acostumbrado a esforzarse en cualquier tipo de actividad cotidiana, así, no vivará con ilusión, seguridad y autoestima. Con ello, un niño inteligente por ejemplo, a la larga, fracasará inevitablemente en la mayoría de los aspectos de la vida, pues no tiene hábito de esfuerzo y sacrificio, y con los años, esto es muy difícil cambiarlo. No nos sirve decir “ya lo aprenderá cuando tenga más años”; es un error típico, con los años los niños van teniendo cada vez más juicio moral (piensan y opinan por sí mismos), en las primeras edades es cuando mejor se puede trabajar y más fácil es de conseguir: el niño se esfuerza para agradar al adulto, para satisfacerle, y es que su moral depende de la del adulto. La ventaja también es que todo lo ve como un juego y así, está estableciendo a la vez, hábitos de manera natural válidos de cara al futuro. “Los hábitos adquiridos desde pequeños son hábitos y esfuerzos asegurados para el día de mañana, pues el niño los ve


de manera natural porque crece con ellos”.El niño se da cuenta, el adulto le refuerza, entonces, se ve mayor, no dependiente, de este modo, crece su autoestima y seguridad a cada momento. Si le protegemos en exceso y no le dejamos hacer se volverá temeroso, cobarde, con poca iniciativa y le costará afrontar las situaciones diarias y le será muy difícil llevar a cabo las nuevas. Padres y educadores hemos de ser conscientes de estos aspectos siempre que actuemos con el niño. Y es que para avanzar en el día a día, el pequeño necesita continuos retos para poder superarse (lo demanda interiormente). Dejémosles entonces ponerse la ropa, la mesa, ducharse, recoger, lavarse los dientes, ayudarnos a cocinar… y seamos exigentes, todo, por su bien presente y futuro, solo, porque así se irán haciendo cada vez más mayores siendo pequeños, más maduros y sabrán resolver los problemas por sí mismos. Recordad: si les hacemos autónomos y les vamos poniendo poco a poco nuevos retos estaremos construyendo personas adultas que sabrán lo que hay que hacer, si les hacemos las cosas y no les damos la oportunidad de llevarlo a cabo, construiremos personas dependientes, poco maduras y carentes de motivación y esfuerzo, aspectos básicos en la vida cotidiana. Con una buena autonomía y prioridades bien trabajadas y con constancia (entorno a los objetivos comentados para la Educación Infantil) tendremos para Primaria niños felices y bien preparados para afrontar esta etapa, y a la vez, la base para otras edades y, en general, las pautas para la vida adulta. La autonomía exige esfuerzo, el cual es necesario para cualquier actividad en la vida y no solo para lo que nos gusta (si a un niño no le inculcamos el esfuerzo estará abocado al fracaso escolar por ejemplo); si no se practica, nos hacemos cómodos y nos habituamos a ello y si se mantiene, tendremos adolescentes y adultos carentes de ilusión por la vida (recordad la generación “Nini”). Hay que llevarlo a cabo desde que el niño nace en función de lo que pueden hacer, siempre animándoles, reforzándoles con palabras cuando consiguen el objetivo para que así, las actitudes se vuelvan a repetir, proponiéndoles nuevos retos que puedan alcanzar para estimular el “apetito” por hacerse mayor y superarse. De la misma manera, habría que abarcar el tema de las normas y límites: cuanto antes y de manera constante para que crezcan con una orientación, seguridad, autoestima y autoconcepto, además de ir desarrollando poco a poco una personalidad definida y una adaptación progresiva y sin problemas a la sociedad en la que vivimos. Aunque la Educación Infantil no es una etapa obligatoria es una etapa básica y fundamental en mi opinión. Me quedo con algunas frases: “es muy difícil construir un edificio sin unos buenos cimientos, sin una buena base”. “Uno aprende si hace y deja de aprender si no es capaz de hacer”. "Dime y olvidaré, enséñame y recordaré, involúcrame y aprenderé". (Benjamin Franklin). Un último dato: según las investigaciones el cerebro de una persona se desarrolla en un 75% hasta los 2 años, de ahí la importancia de la estimulación en los primeros años.


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