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BALONCESTO II


TECNIFICACIÓN O “TACTIFICACIÓN” La víspera del día de Reyes del año 1932 nacía en la ciudad italiana de Alessandria Umberto Eco. Educado en los Salesianos, posteriormente se doctoró en Filosofía y Letras en la Universidad de Turín, institución en la que trabajó como profesor. Antes de convertirse en catedrático de Comunicación Visual en Florencia, instruyó a otros universitarios en Turín y Milán. Desde 1971 ocupa la cátedra de Semiótica en Bolonia, donde creó en 2001 la Escuela Superior de Estudios Humanísticos, una iniciativa académica para licenciados de alto nivel destinada a difundir la cultura universal. Gran novelista, se consagró en 1980 con “El nombre de la rosa”, una narración histórica articulada en torno a una fábula detectivesca ambientada en un monasterio de la Edad Media. En momento dado de la obra, el novicio Adso de Melk se dirige a su mentor, el franciscano Guillermo de Baskerville, con este trabalenguas: “hacéis, y sabéis por qué hacéis; pero no sabéis por qué sabéis que sabéis lo que hacéis”.

Recientemente se han celebrado las finales a 4 de las categorías junior, masculina y femenina. Lamentable, hemos visto deambular por la pista como almas en pena a casi todos los participantes en el programa de Jóvenes Talentos de la Federación Navarra de Baloncesto, popularmente denominado “tecnificación”. Ni hacían, ni sabían por qué hacían. Es evidente que el proyecto no está dando los resultados que debería. ¿Las causas? Ya hace más de dos décadas que los entrenadores de moda de nuestro baloncesto, alguno de ellos dedicado a la enseñanza, venían imbuidos por la perspectivas constructivistas de la educación que proclamaban Piaget y Vigostky. Aprovechando las novedosas ideas, no tuvieron ningún pudor en piratear las teorías fundamentales del constructivismo y tratar de aplicarlas al baloncesto. Así, no era complicado encontrar artículos en revistas tan especializadas como la de la Asociación Española de Entrenadores de Baloncesto en los que únicamente se modificaban la palabras “educación” o “enseñanza” por baloncesto y “colegio” o “escuela” por cancha. En general, desde la postura constructivista, el aprendizaje puede facilitarse, pero cada persona es protagonista de su propia experiencia interpretando la realidad interna y subjetiva. De esta forma, los defensores del constructivismo se manifestaban absolutamente en contra del aprendizaje por instrucción que postula que la enseñanza o los conocimientos pueden programarse de modo que pueden fijarse de antemano unos contenidos,


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método y objetivos en el proceso de enseñanza-aprendizaje, o elearning como ahora es denominado. La realidad es que ambos enfoques se mezclan, si bien la explicación sigue teniendo más presencia en el sistema educativo. Al trasladar las teorías constructivistas al deporte, se convirtió en sacrilegio utilizar el método analítico para entrenar baloncesto, únicamente había que trabajar de manera global. Así, por ejemplo, pasamos de utilizar los maravillosos apuntes de técnica individual de Katxo González, en los que la puerta atrás se trabajaba en cuatro tiempos, a no enseñar nunca más es este fundamento tan importante para recibir. Se dieron situaciones tan esperpénticas como idear un método por el que se pretendía mejorar la técnica del tiro libre sin mirar al lanzador, solo observando en qué parte del aro golpeaba el balón. Trabajar analíticamente supone, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua “distinguir y separar las partes de un todo hasta llegara a conocer sus elementos”. Consiste en desglosar los fundamentos en segmentos y trabajarlos por separado. Para ello es necesario determinar los elementos constituyentes de cada rudimento técnico estableciendo un listado de gestos que el jugador puede realizar y encadenarlos en una progresión lineal. Como todo, tiene sus desventajas, ya que no se actúa en situaciones reales de juego y se basa en muchas repeticiones de una misma propuesta. No obstante, resulta totalmente apropiado para entrenar la técnica individual en categorías inferiores, hasta convertir cada fundamento en un hábito. Por el contrario, el método global intenta convertir al jugador en el intérprete principal de su propia mejora, ya que aprende investigando, adecuando su propio movimiento a la situación requerida. Globalizar permite entrenar muchas situaciones de juego, es ideal para optimizar la táctica individual. Pero ¿qué sucede cuando el jugador no maneja un bagaje técnico suficiente? Parece evidente que no se puede proponer una situación de 2x2 a quien bota, pasa o tira mal. También puede ocurrir que planteemos al jugador el mismo 2x2 pero que lo resuelva de forma diametralmente opuesta a cómo queremos jugar en el equipo. Entonces, ¿nos olvidamos del constructivismo, del método global, y le insinuamos que debe utilizar nuestra solución?


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“A muchas personas no les interesa lo básico. Buscan resultados gratificantes, instantáneos, y deciden saltarse unos cuantos escalones. Tal vez no practiquen el bote porque no suelen subir el balón en los partidos. Quizás no desarrollen técnicas de tiro apropiadas porque no dependen de su capacidad anotadora. Al principio pueden salirse con la suya, pero llegará un momento en que todo quedará al descubierto”. Michael Jordan, Mi Filosofía del Triunfo (página35).

Descartado el método analítico por la iluminación de algunos, desde aquel momento todo consiste en colocar al jugador ante situaciones de diferente dificultad y que él solo las resuelva. Casi toda la sesión de entrenamiento se centra en jugar desde uno “para” uno, o dos para dos hasta cinco “por” cinco. Entre paréntesis, era todo tan bonito que nos cambiaron hasta el vocabulario, el baloncesto es un deporte de oposición y siempre se ha jugado “contra”, no a favor que es lo que significan las preposiciones por y para. No es difícil de entender que aquellos lodos trajeron estos barros, y nunca un refrán puede venir tan a cuento. Un buen número de entrenadores del baloncesto navarro, probablemente incluidos los que dirigen el programa de Jóvenes Talentos, fueron “alumnos”, o “alumnos de alumnos”, de aquellos que cambiaron la manera de llevar un equipo con sus postulados constructivistas. Hacen, pero no saben lo que hacen ni por qué lo hacen. Nuestro baloncesto es un mal heredero de unas propuestas que mal entendidas nos han llevado a que no exista un jugador/a de futuro en toda la cantera foral. Es imposible creer tal jugadora o tal jugador van a llegar a Obenasa o a Grupo Iruña. Parece, sinceramente, que el programa de Jóvenes Talentos de la Federación Navarra de Baloncesto lleva un rumbo totalmente equivocado. En la edición de noviembre de 2010 de la revista 6’25 que edita la propia FNB, la persona que escribe comenta que “el área de mejora técnica se centra en la ampliación y mejora de los recursos técnico-tácticos, incidiendo en la toma de decisiones… ”. Dos grandes errores. Uno evidente, la mejora técnica resulta que no es técnica sino técnico-táctica. El segundo, incidir en la toma de decisiones. Los jugadores que participan necesitan aprender lo básico, tal y como manifestaba Michael Jordan, antes de tomar decisiones. Todo el trabajo realizado se orienta a la táctica individual en lugar de la técnica. Estamos ante una “tactificación”, palabra que no existe en el diccionario, en lugar de una “tecnificación” que sería lo realmente provechoso para el progreso de las futuras ¿figuras? del baloncesto navarro. En otra parte del artículo, uno de los directores añade: “en estas primeras etapas la planificación se centra en los mecanismos de creación de juego más utilizados en el baloncesto moderno: bloqueo directo, bloqueo indirecto y juego desde el poste bajo”. Pura táctica. Que dominen los fundamentos, que hagan y sepan lo que hacen y por qué lo hacen. Enséñenles a pasar, botar y tirar, o lo que es lo mismo, a jugar a baloncesto. Todavía lo necesitan mucho más que los bloqueos, y así lo han demostrado recientemente. ¿No sería más lógico que esas situaciones, la táctica individual o colectiva, se trabajara en los clubes en lugar de la tecnificación de FNB? A los jugadores/as se les vio completamente desorientados en las finales a 4 junior. Es muy posible que como joven talento se le explique cómo solucionar las situaciones de una manera y en sus equipos de otra, y no tienen muy claro a qué atenerse. Existe, además, una


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contradicción que define la mayoría de los errores del proyecto. El responsable de FNB indica en 6’25 que se trata de que los jugadores desarrollen su potencial a través de programas totalmente individualizados, mientras que uno de los entrenadores se refiere a crear las famosas situaciones y al juego de equipo, nuevamente alejándose de lo específico. En resumen, más táctica. Desde hace un tiempo, todos los programas técnicos de la Federación Navarra de Baloncesto se basan en un enorme volumen de trabajo, pero con poca o nula calidad. En primer lugar, es absolutamente necesario respetar lo que hacen los entrenadores en sus clubes, y formarlos si es preciso. Tampoco es imperioso querer abarcar todo porque no se llega a nada, y los hechos nos dan la razón. Mucho menos es de recibo pensar que los jugadores casi pertenecen a la Federación y por ello deben dedicar horas y horas a entrenar con selecciones o en el programa de jóvenes talentos. Es más que evidente que así no se obtienen resultados. El programa de Jóvenes Talentos, apoyado por las instituciones deportivas de la comunidad, dispone de unos medios enormes pero no está consiguiendo los logros deseados. Supone una inversión muy poco rentable y aún más cuando según el Secretario Técnico de la FNB no pretende obtener jugadores más allá de EBA, la cuarta categoría del baloncesto nacional. Para acabar, hay un par de temas que llaman la atención. Por un lado, se aprecia la falta de un estudio psicológico profundo sobre las características de cada jugador. Para alguien que ha entrenado hasta hace bien poco, es fácil apreciar que parte de los jugadores/as elegidos no tienen la mentalidad suficiente como para que se le dedique tanto tiempo y esfuerzo. Es más, también da la sensación de que alguno de ellos está en el programa más por decisión de su padre que por iniciativa o deseo propio. La segunda cuestión curiosa es que solo entran en el programa jugadores/as altos. No está clara la razón por la que los bases son discriminados, no pudiendo formar parte del grupo. Seguramente tendremos que llegar a la conclusión de siempre: es más complicado preparar “situaciones” para los hombres pequeños que para los grandes y, supongo, que los que llevan el programa no sabrán hacerlo. Nuevamente la táctica individual se interpone en lo que debería ser una tecnificación. Desde luego en Navarra existe al menos un entrenador que sabe “tecnificar” bases y así lo demostró hasta hace un año un club. Personal de Federación lo conoce perfectamente pero por ser un veterano, o por no ser de la camarilla, por no llamarla secta, de los cercanos a la Secretaría Técnica, o por no confiar en su trabajo (no se ocuparía de las situaciones, sino de la técnica individual), no es tenido cuenta para desarrollar una labor que podría ser muy provechosa para los más bajos. El programa de Tecnificación de Jóvenes talentos de la Federación Navarra de Baloncesto comenzó su andadura en marzo de 2010. Han pasado catorce meses y parece que ya es el momento de analizar las razones por las que no se obtienen los resultados apetecidos. Y hacerlo de forma seria, imparcial e, incluso, de plasmar las conclusiones en un documento escrito que todos podamos consultar y al que todos podamos aportar algo, sea o no del agrado de la FNB. De esta manera se podrá afirmar que “hacéis, y sabéis por qué hacéis… ”.


DEJAR “LA HUELLA” Existe un lugar en Jerusalén, la Capilla de la Ascensión, donde la tradición reconoce la huella dejada por Jesucristo en el momento de abandonar nuestro mundo y subir a los cielos. En El Cairo, en el Mausoleo de un imán llamado Al Shafi’i, un hombre muestra otra pisada que el rito islámico atribuye al profeta Mahoma. El 9 de febrero de 1960, en el Sunset Boulevard de Hollywood, Joanne Woodward, ganadora de un Óscar a la mejor actriz en 1957 por su interpretación en “Las tres caras de Eva”, recibía la primera estrella del Paseo de la Fama. Años más tarde, el 21 de julio de 1969, Neil Armstrong se convertía en el primer ser humano en hollar el suelo lunar. Allí, en el sur del Mar la Tranquilidad, inmortalizando su huella pronunció su ya famosa frase: "Un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la Humanidad".

Creo sinceramente que hay dos tipos de personas: aquellas que por su categoría dejan huella, y otras que por su vulgaridad dejan “la huella”. Las primeras son recordadas por sus grandes logros o, simplemente, por ser un buen hombre, un gran educador o un entrenador entregado a sus jugadores, por ejemplo. Tal vez nunca se propusieron ser importantes para los demás, pero lo fueron. Las otras, las que buscan dejar “la huella” casi siempre lo consiguen, pero de manera negativa. En su afán por sobresalir muchas veces meten la pata. Esto es lo que pasa con un colegiado del Comité Navarro de Árbitros de Baloncesto. Partido que pita, partido que acaba con unas cuantas faltas técnicas o antideportivas de lo más absurdas. Parece como si ser joven y vestirse de gris para dirigir a otros que le pasan en edad y sabiduría le da derecho a convertirse en uno de aquellos que hace 20 o 30 años, también de gris, reprimían a base de porrazos. No obstante, aunque no nos guste, la situación no es nueva. Cuando yo jugaba -de eso hace muchísimo– había un árbitro que la noche anterior a la celebración de sus encuentros soñaba con el resultado, o al menos así lo comentaba. Desconozco si se acostaba muy perjudicado, pero el problema era que este señor se empecinaba una y otra vez en que sus sueños se hicieran realidad. Ya podía un equipo ser treinta puntos superior a su contrario, las visiones nocturnas del colegiado convertían el arbitraje en la peor de sus pesadillas. Siempre acababa dejando “la huella”. En aquella época en la que todavía estábamos los dinosaurios no era fácil, pero ahora se dispone de los medios materiales y humanos como para poder preparar convenientemente a los jóvenes árbitros que llegan. Probablemente el reglamento es lo primero, pero sin saber estar dentro de un terreno de juego, sin conocer la forma de tratar a entrenadores y jugadores siempre se deja “la huella”.


VUELVA USTED MAñANA Transcurría el día 24 de marzo de 1809, cuando en plena dominación francesa nacía en la antigua Casa de la Moneda de la calle Segovia de Madrid, Mariano José de Larra. Hijo de un médico afrancesado, la familia se trasladó a Burdeos, donde realizó sus primeros estudios. De regreso a la capital, pasó por los colegios de los escolapios y de los jesuitas, con un breve lapso de tiempo internado en tierras navarras, en Corella (1822 y 1823). Considerado como uno de los más altos representantes del romanticismo literario español, junto con Espronceda y Bécquer, destacó como un periodista crítico y satírico. Sin embargo, su vida fue muy corta, ya que a los 27 años, el 13 de febrero de 1837, después de haber mantenido una enervada discusión con su amante, se suicidó disparándose un tiro en la sien con una pequeña pistola, de las que llaman de cachorrillo. Entre sus artículos destaca uno titulado “Vuelva usted mañana”, publicado en el “El Pobrecito Hablador” número 11, en enero de 1833. En la crónica se describe como un extranjero llega a España con el fin de realizar un sencillo trámite que en su país no le llevaría más de quince días. Sin embargo, no consiguió sus propósitos y… “finalmente, después de medio año largo, si es que puede haber un medio año más largo que otro, se restituyó a su patria maldiciendo de esta tierra, (…) diciendo sobre todo que en seis meses no había podido hacer otra cosa que volver siempre mañana, y que a la vuelta de tanto mañana, enteramente futuro, lo mejor o más bien lo único que había podido hacer bueno había sido marcharse”.

Aunque han pasado casi 180 años del episodio narrado por Larra, con algún directivo de la Federación Navarra de Baloncesto puede ocurrir algo muy parecido. Días antes de la pasada Nochevieja de 2010 solicité una reunión con uno de sus vicepresidentes. Creo que fue una osadía, o mejor una estupidez, porque si bien el tema podía resultar algo complicado, no era para tanto. Y ya es casual, tanto el extranjero como yo debimos aturdir a nuestro interlocutor ya que al “ver nuestra precipitación, declaró francamente que necesitaba tomarse algún tiempo”; “tres días, dame tres días, que ahora tengo mucho trabajo” me garantizó el vicepresidente. “Pasaron tres días; fuimos. Vuelva usted mañana, nos respondió porque el señor no se ha levantado todavía. Vuelva usted mañana, nos dijo al siguiente día, porque el amo acaba de salir. Vuelva usted mañana, nos respondió al otro, porque el amo está durmiendo la siesta.


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Vuelva usted mañana, nos respondió el lunes siguiente, porque hoy ha ido a los toros” -¿Qué día, a qué hora se ve a un español? Vímosle por fin, y… Vuelva usted mañana, nos dijo, porque se me ha olvidado. Vuelva usted mañana, porque no está en limpio”. Había pasado

ya un mes desde mi primera solicitud cuando decidí volver a intentarlo. Nuevamente contacté con él y por fin parecía que daría respuesta: “No te preocupes, tienes toda la razón, dime como tienes la semana que viene por la tarde y te llamo”. Como era de esperar, y desde luego esperar es lo que estaba haciendo, la semana que viene nunca llegó. “Vuelva usted mañana, el oficial de mesa no ha venido hoy, grande causa le habrá retenido. Vuelva usted mañana, porque el señor no da audiencia hoy, grandes negocios habrán cargado sobre él”. Y… “Tengo que

llamarle, tengo que llamarle”, palabra de vicepresidente. Pero ni tres días, ni tres semanas, ni tres meses. Estoy igual que el personaje de Larra, han pasado seis meses y sigo sin respuesta. Por supuesto, después de esos tres días iniciales, después de la semana que viene, y después de tanto tengo que llamarle, lo mejor o más bien lo único que he podido hacer bueno es desistir. Pero ¡cuidado! que yo también he sido directivo de la Federación Navarra de Baloncesto y sigo cooperando con ella cuando se me requiere. Estoy pensando en que si a un colaborador le ningunea de esta forma, ¿cómo tratará el señor vicepresidente al que no considere de los suyos?


LA FOTOGRAFIA Cerca del mediodía del 23 de febrero de 1945, casi al final de la Segunda Guerra Mundial, un grupo de marines de los Estados Unidos alzaba su bandera sobre la cima del monte Suribachi, en la isla de Iwo Jima. El momento fue inmortalizado por Joe Rosenthal, y la fotografía se hizo tan popular que obtuvo el premio Pulitzer de ese mismo año. Sin embargo, esta no era ni la primera bandera que se izaba ni la primera imagen que se obtenía en ese lugar y en esa fecha. Dos horas antes, otros soldados habían colocado un blasón más pequeño en presencia de otro fotógrafo, Louis R. Lowery, cuya cámara fue la única baja del tiroteo que se produjo a continuación con tropas enemigas japonesas. Tampoco la famosa toma fue la última, ya que Rosenthal la había obtenido demasiado rápidamente como para fiarse de sí mismo. Al llegar a la cumbre descubrió que estaban preparando una segunda enseña para izarla por lo que con urgencia se dispuso a preparar una base de piedras en la que apoyar su cámara. Repentinamente, por el rabillo del ojo vio que estaban a punto de clavar el mástil, así que levantó la cámara, y apuntando a mano, sin utilizar el visor, hizo la fotografía mundialmente conocida. Diez años después del evento Rosenthal escribió: “De reojo vi que los hombres comenzaron a izar la bandera. Alcé mi cámara y tomé la escena. Esa es la forma en que tomé la fotografía, y cuando tomas una fotografía de esa forma, no te vas pensando en que hiciste una gran toma. No lo sabes”. Por ello, para asegurarse que tenía un retrato publicable, unió a un grupo de 18 marines para que posaran en actitud victoriosa.

En el baloncesto navarro también se pueden dar situaciones curiosas con alguna fotografía. Recientemente se ha celebrado en Zaragoza y en otras localidades cercanas, el Campeonato de España de Clubes de categoría cadete. La federación organizadora preparó una web con toda la información sobre el evento. Desde el apartado “competición”, en “grupos”, y en “competición masculina”, se puede acceder a los datos de todos los componentes de cada equipo y la foto del conjunto si el club participante la envió. Por lo visto, el representante navarro no tiene al día sus archivos fotográficos, y eso que uno de sus directivos parece que tiene una cámara Canon pegada a la mano. Que sorpresa es encontrar junto al listado de técnicos y jugadores que realmente han acudido al campeonato, una imagen del supuesto equipo, y que resulta ser el que yo entrené en la temporada 2008/09. Cierto es que coinciden club


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y categoría, pero nada más. La verdad es que no me gusta que en Zaragoza crean que me llamo como su entrenador actual, ni tan siquiera que me relacionen con él. Tampoco creo que a los jugadores de la fotografía, que ya han acabado su etapa junior, les haga mucha gracia si se enteran. Son mucho mejores tanto fuera como dentro de la pista, aunque no se clasifiquen para sectores porque la competencia es mucho mayor en su edad. Si se preparan chapuzas como esta hasta en los más mínimos detalles, ¿qué pasará en los grandes asuntos del club?


CON DOS COJ… El día 16 de agosto de 1501 Miguel Ángel Buonarroti recibía el encargo de realizar una escultura del Rey David. Los capataces de la Opera del Duomo, la oficina de trabajos de la Catedral de Florencia, se habían decidido por un joven artífice florentino que, salvo la Pietà del Vaticano, no había realizado ninguna obra importante, y mucho menos en su localidad natal. Para consumarla, le entregaron un bloque de mármol de Carrara dañado porque ya había sido el protagonista de varios intentos anteriores conseguir la ansiada figura del personaje bíblico. Simone da Fiesole lo estropeó tratando de cincelarlo por primera vez, y Agostino di Duccio y Antonio Rossellino lo acabaron de rematar en nuevas tentativas. Miguel Ángel, Michelangelo, comenzó su labor el 18 de septiembre, poco más de un mes después de ser requerido para ello. Tras casi tres años de trabajo creó un David de más de 4 metros de alto que no se parecía en nada a las versiones anteriores de Donatello y Verrocchio en las que el joven rey es representado con el cuerpo de Goliat vencido. En la escultura de Miguel Ángel, Goliat no aparece, lo que se interpreta como que el combate no ha comenzado. David se encuentra en tensión y preparado para la lid, su cuerpo desnudo se encuentra girado, la pierna izquierda está adelantada respecto a la derecha, el brazo izquierdo levantado sostiene la onda sobre el hombro mientras que con la cabeza vuelta fija su vista en el objetivo.

Aunque en la actualidad solo puede admirarse al aire libre una copia del original, el David de Miguel Ángel sigue maravillando a los italianos. Sin embargo, lo que más parece fascinarles, son las partes pudendas de la figura. Dime de qué presumes y te diré de qué careces, pero por todas partes se pueden encontrar souvenirs mostrando los cataplines del bien dotado David: pasta para cocinar, imanes de nevera, pisapapeles de muy dudoso gusto, pañuelos, gorros de cocinero, y otros muchos artilugios entre los que destacan las pantalonetas deportivas. Pantalonetas deportivas… Cualquier equipo impresionaría si las usara como equipación habitual. Podría perder muchos partidos, pero lo que nadie dudaría es que sería un conjunto con dos coj…


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Solo con los espectadores conocieran su utilización se llenarían las gradas de las canchas. Solo con llevarla puesta los jugadores estarían plenamente mentalizados para la lucha. Solo con verlos calentar causarían un tremendo efecto en el contrario. Solo con saltar al rebote los contrincantes se apartarían para no llegar a manosear tales piezas. Solo con colocarse en posición básica defensiva harían perder un montón de balones a los atacantes rivales.

No obstante hay que darse prisa. Dentro de poco tiempo no se van a poder conseguir, ya que ayuntamientos como el de Pisa han comenzado a prohibir su venta. Y ya se sabe que cuando alguien da el primer paso, la mayoría va detrás. Es que no entienden nada sobre deporte.


LA CANASTA QUE CAMBIÓ LA HISTORIA DEL BALONCESTO EUROPEO Una genialidad de Ferrándiz. En un momento de máxima tensión el entrenador del Real Madrid no dudó en obligar a sus hombres a anotar una autocanasta que valió una final europea. La canasta que cambió la historia del baloncesto europeo Toto Leal en Libertad Digital (8 de Agosto de 2011) También en http://blanen.blogspot.com/2007/10/historia-delbaloncesto-la-canasta-que.html Dicen que cuando algo nos parece una trivialidad, hay que buscar el origen de esa acción para ver por qué es así, y ahí es donde radica el mérito de la misma, en el pionero, en el primero que, sin tener un precedente, pensó que podía sacar un beneficio de ello, para sentar cátedra y que los demás le imiten. Eso es precisamente lo que hizo Pedro Ferrándiz, entrenador de baloncesto del Real Madrid, en los años 60. Aunque en su caso no le pudieron imitar: la FIBA decidió sancionar la inteligente estrategia del técnico y cambiar las reglas. Pero él, listo como pocos, ya se había adelantado.

Nos situamos en 1962. Octavos de final de la Copa de Europa, una competición que acaba de nacer y que, por entonces, estaba dominada por los conjuntos de la Europa del Este -sólo equipos soviéticos se habían proclamado campeones-. El Real Madrid, que imperaba en España pero aún buscaba su hueco en la elite europea (la plantilla estaba formada por Emiliano Rodríguez, Sevillano, Cortés, Hightower, Stan Morrison, Lolo Sáinz, Descartín, José Ramón Durán, Llopis y Alocén, con Pedro Ferrándiz al mando), se enfrentaba al Ignis de Varese, a quien le sucedía algo similar en Italia. El primer partido de la eliminatoria, a ida y vuelta, se disputaba en el país de la bota. Con tal de que pudiera acudir más gente al Ignis le ofrecieron jugar en el pabellón de Milán, con capacidad para unos 6.000 espectadores. Sin embargo, el Commendatore Borghi, fundador y propietario del club, declinó la oferta. Su idea era la de que el partido se disputara bajo la presión asfixiante del pabellón de Varese, una pista lúgubre, de cemento y, sobre todo, con los aficionados muy cercanos al campo.


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Como era de esperar, ya desde antes de comenzar el encuentro el ambiente era una auténtica olla a presión. Los tifossi no paraban de cantar, animar, encender bengalas... tanto para alentar a los suyos como para amedrentar a los blancos. Y en esas circunstancias arrancó el choque, aunque el dominio madridista fue claro desde el inicio, llegándose al descanso con el marcador de 36-44. Pero en el segundo acto la cosa cambió. De Redevilher, el colegiado, sí se dejó influenciar por el ambiente hostil, y señaló varias jugadas polémicas a favor de los locales, lo que fue crispando los ánimos de los blancos. A medida que se llegaba al final el Ignis se iba acercando en el marcador, mientras que el Madrid veía cómo Carlos Sevillano y Stan Morrison, dos de sus mejores hombres, eran expulsados. Y a falta de dos segundos cinco puntos casi consecutivos pusieron la igualada en el marcador. Los italianos estallaron de júbilo, viendo que habían llevado hasta la prórroga un partido que tenían prácticamente perdido. Pero entonces apareció la genialidad de Ferrándiz. El técnico blanco pidió tiempo muerto. El Real Madrid regresó a la pista. Sacó de fondo, Alcocén recibió el balón, se giró, y anotó en su propia canasta. Los jugadores blancos se marcharon corriendo hacia el vestuario, mientras los italianos se quedaron sin reaccionar, incluso algunos celebrando la victoria, hasta que que alguien comprendió lo que había pasado, y se montó. Vaya si se montó. Pero el marcador ya era definitivo: 82-80 a favor del Ignis Varese.

Pedro Ferrándiz lo tuvo claro en todo momento. "Más valía perder por dos puntos, que se podían remontar en casa, que ceder una prórroga en la que podíamos recibir un revés importante". "El asunto era que si le dábamos el balón al adversario, como si nos hubiésemos equivocado, a lo mejor no querían o no acertaban a meter canasta. Había que hallar un método infalible y yo creía tenerlo. La solución me parecía obvia: se trataba de romper el empate con una canasta introducida en el aro propio". Eso sí, durante el tiempo muerto ya advirtió a los suyos: "nada más anotar la canasta salid corriendo por si hay problemas".


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No hay duda de que la decisión, sin un antecedente y que iba a sembrar polémica posteriormente, fue más que acertada. A las expulsiones de Sevillano y Morrison había que sumar que Emiliano y Sáinz estaban con cuatro personales, y que Wayne Hightower estaba en el banco por lesión después del duro marcaje recibido. Además, los italianos llegaban eufóricos, y el árbitro se había decantado de cada vez más a su favor. Pensar en ganar aquella prórroga era una quimera, y lo más probable hubiera sido perder por una renta difícil de remontar en el partido de vuelta.

Días después los italianos clamaron ante la FIBA, pero sin nada que hacer. Pese a que había sido una acción cuando menos reprobable desde el punto de vista moral, estaba dentro de la ley, no se había vulnerado ningún artículo del reglamento. Eso sí, pocos meses después, durante una reunión de la FIBA, se decidió que una autocanasta anotada en los últimos instantes para evitar el empate comportaría la inmediata descalificación del equipo al que perteneciera el autor de la autocanasta -hoy día, a no ser que ésta sea involuntaria, se señala una falta técnica-. Pero eso ya llegó tarde. En cuanto se tomó por primera vez esa decisión nada se pudo hacer contra ella, y muy bien que le salió la jugada a Ferrándiz. En el partido de vuelta la superioridad blanca fue patente y, ayudados por una afición enrabietada después del tratamiento recibido en Italia, el Real Madrid se alzó con una clara victoria, por 83-62. De ahí a cuartos, en los que se eliminó al Legia polaco; a semifinales, donde se superó al Olimpija yugoslavo, y a la final, en la que se cayó ante el Dinamo Tblisi. Pero el conjunto madridista se convirtió ese año en el primer equipo de la Europa Occidental en llegar a una final -de hecho, ningún otro había llegado siquiera a semifinales- y, aunque al año siguiente volvería a proclamarse subcampeón, esos fueron los cimientos para que entre 1963 y 1968 el Real Madrid consiguiera 4 Copas de Europa.


LA BLACKBERRY DEL SELECCIONADOR Transcurría el día 7 de marzo de 1948 cuando nacía en la localidad jienense de Arjona el escritor Juan Eslava Galán. Hijo de un olivarero, pasó por casi todos los centros educativos de Arjona antes de ser enviado a estudiar el bachillerato en Jaen. O no era un alumno modelo, o los educadores lo trataron mal, ya que su primer libro, “Escuela y prisiones de Vicentito González”, es una crítica feroz al sistema de aquella época. En la Universidad de Granada se licenció en filología inglesa, y tras residir unos años en el Reino Unido, regresó a la ciudad de la Alhambra donde acabó doctorándose y adoctrinando bachilleres. Con su novela más conocida, “En busca del Unicornio”, obtuvo el premio Planeta en 1987. Ambientada en el siglo XV, la obra narra la expedición imaginaria que al mando de Juan de Olid recorre el continente africano en un intento conseguir un cuerno de unicornio que aumentaría la virilidad del rey de las españas. Entre las innumerables aventuras y cómicas vicisitudes narradas, destaca un episodio en el que logran bautizar a unos cuantos nativos de raza negra. El primero de los convertidos fue un criado de fray Jordi, el cura de la expedición, al que después agasajaron con unos presentes, un gorrillo de lana y una sarta de cristales, y espléndidos manjares. Curiosamente, al día siguiente una multitud de indígenas esperaban a las puertas del campamento para ser bautizados. Parece ser que los regalos obraban el milagro, ya que tras permanecer toda una mañana cristianizando infieles, “corrióse la voz de que a éstos ya no se les daban gorrillos de lana ni sartas de cuentas de colores ni regalo alguno y luego se les pasó la fe se

retiraron todos diciendo muy gruesas palabras de enojo en sus lenguas africanas”.

El seleccionar nacional absoluto de baloncesto, Sergio Scariolo, lleva fama de contestar a cuantos mails se le envían. He contactado un par de veces con él. En la primera ocasión le pedía información para adquirir esa pizarra tan rara que utiliza para dirigir los partidos. Desde la propia blackberry del entrenador, en tres o cuatro días recibí todas las instrucciones precisas para comprarla, incluido su nada desdeñable precio de 20 € uros.


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Dado que los ingresos eran para fines benéficos no dudé en hacerme con una, aunque su utilidad es más bien escasa y más aún cuando ya no dirijo a ningún equipo.

En la segunda oportunidad le mostraba mi discrepancia sobre los enormes valores que se adjudican al equipo nacional: no puedo soportar que el mayor de los Gasol acuda a jugar en la selección únicamente en las convocatorias que le apetece, aunque lo disfrace con otras cosas, o que el pequeño de los Gasol y su compañero Ricky Rubio miren al suelo cuando suena el himno de nuestro país en un claro gesto de desprecio hacia la enseña roja y amarilla. Mas, la blackberry de Scariolo debía estar estropeada o es lo suficientemente inteligente como para actuar como los negritos de “En busca del Unicornio”. Hace ya más de un año que espero la contestación. Está claro, si no hay gorrillos de lana o cristales de colores, si no hay pizarra en la que gastar un buen dinero, no hay respuesta.


AUSENCIAS BIBLICAS EN LOS 10 AñOS DE GASOL EN LA SELECCIÓN Transcurría el siglo VIII a.C. cuando un muchacho llamado Jonás recibía el encargo divino de acudir a la ciudad de Nínive para predicar contra la vileza que se había adueñado de sus habitantes. Sin embargo, el joven profeta sintió pánico, pues los ninivitas tenían pésima fama entre los israelitas por su enorme maldad. Por ello intentó zafarse de la misión que se le había confiado embarcándose en un barco que navegaba hacia Tarsis, en dirección contraria a la encomendada. Durante la travesía estalló una violenta tormenta que amenazaba con hundir la nave. Viendo la difícil situación en que se encontraban, Jonás tomó una importante decisión: “Agarradme y tiradme al mar, y el mar se os calmará, pues sé que es por mi culpa por lo que os ha sobrevenido esta gran borrasca (Jonás 1, 12)”. Arrojado al agua, inmediatamente se aquietó la violencia marina. Mas el elegido no fue engullido por las olas, sino por una ballena que se lo tragó. Tras pasar tres días y tres noches en el interior de su vientre, el cetáceo vomitó a Jonás en una playa desde la que se dirigió finalmente a la capital de Asiria consiguiendo el perdón de sus habitantes, los ninivitas. Las tradiciones cuentan que Tarsis es el territorio actual de la Península Ibérica y que Jonás fue devuelto por el gran pez en el área que hoy ocupa el Parque Nacional de Souss-Massa en Marruecos.

Los tres días que Jonás permaneció en el interior del animal acuático son comparados con los que Jesucristo permaneció en el Sepulcro antes de su Resurrección. Así lo anunció el propio Jesús cuando fue requerido por algunos escribas y fariseos que le reclamaban una señal: “Porque de la misma manera que Jonás estuvo en el vientre del cetáceo tres días y tres noches, así también el Hijo del Hombre estará en el seno de la tierra tres días y tres noches (Mateo, 12,40)”. El 15 de agosto de 2011 Pau Gasol cumplió 10 años y 113 partidos como jugador de la Selección Española de Baloncesto. Para la prensa todo en su carrera es maravilloso y ejemplar, pero olvidan ¿voluntariamente? reseñar sus renuncias a las convocatorias de 2005 y 2010. No había otro motivo que el supuesto cansancio acumulado durante la despiadada temporada en la NBA. La realidad es que la Federación Española de Baloncesto se ha bajado los pantalones permitiendo sus ausencias en el momento que a la figura la ha apetecido fallar. Está claro que el jugador se acerca mucho a


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lo celestial ya que a sus intermitencias se les pueden aplicar frases del propio Jesucristo cuando anunciaba a los apóstoles su muerte y resurrección:: “Dentro de poco ya no me veréis y dentro de otro poco me volveréis a ver (Juan 16, 16)”. Incluso, durante el Mundial de 2010 en Turquía se permitió acercarse al torneo para actuar como comentarista de televisión. Es de suponer que su cercana presencia animaba mucho a sus compañeros: “También vosotros estáis tristes ahora, pero volveré a veros y se alegrará vuestro corazón y vuestra alegría nadie os la podrá quitar (Juan 16, 22)”.

En aquella ocasión, España caía en cuartos al perder por 3 puntos con Serbia. De todas formas, tan fatigado estaba que para recuperarse acudió con su amigo y tenista Rafael Nadal a presenciar in situ la final del Campeonato Mundial de Fútbol que España brillantemente ganaba el domingo 11 de julio de 2010 en la ciudad de Johannesburgo, Sudáfrica. Según las webs que venden billetes de avión, el trayecto entre Madrid y Johannesburgo supone entre 32 y 33 horas de viaje y otras tantas de regreso. Es la forma ideal de recobrar fuerzas en un cuerpo reventado por la dureza de un año en la NBA. Tampoco hay que olvidar que solo un día antes de la gran final futbolera, el sábado 10 de julio de 2010, la escuadra española de Copa Davis en la que debería jugar Nadal, caía eliminada ante Francia por un estrepitoso 3-0. Dadas las circunstancias, en las próximas llamadas de sus respectivas selecciones habrá que preguntarles: “¿Eres tú el que ha de venir o hemos de esperar a otro? (Mateo 11, 3)”.


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