nante en nuestra sociedad que sigue pensando que nuestra afición favorita no es más que un pasatiempo para críos. Una industria que mueve miles de millones en inversiones, miles de puestos de trabajo y millones de aficionados alrededor del mundo es cualquier cosa menos un juego de niños. Y de la que se hace una gala tan ostentosa para celebrar los mejores del año, muchísimo menos. Son prejuicios, desde luego, y los hay y seguirá habiendo durante años, pero fiestas como la de los VGA me confirman que estamos consiguiendo algo.No solo eso, las nominaciones a videojuegos en premios de renombre internacional como los BAFTA, las entregas de títulos honoríficos a nivel gubernamental a diseñadores de videojuegos por su aportación a la historia o incluso la proliferación de medios especializados de tanta calidad como éste que manchan siempre nuestros artículos, son los que 50|gtm
consiguen que poco a poco, los videojuegos puedan normalizarse como lo que son, y que puede que con el tiempo consigan erradicar estereotipos, prejuicios y demás monsergas. Sí señores, los Video Game Awards me llenaron de orgullo y me hicieron pensar todo esto, aunque lleve tiempo afirmándolo por todas las plataformas en las que se atreven a darme voz. ¿Llegaremos a ver algún día al
mencionado Gabe Newell subir a un escenario en hora de máxima audiencia a recoger un galardón conmocionado por la emoción y las lágrimas? Una imagen grotesca, puede, pero solo el tiempo lo dirá... Aunque me temo que una vez más, el tiempo volverá a darnos la razón.
MARC ROLLÁN FUNSPOT GAME OVER