Ediciones FUNDECEM / Paisano nº3

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de

revista

POESÍA

Paisano

José Manuel López Ernesto Pineda Gonzalo Fragui Kristel Guirado Rita Rivera Carlos Luis Rivera Karelyn Buenaño MÚSICOS INVITADOS Luis Sierra Piano Erika Seijas Soprano Daniel Molina Cuatro

Recital de poesía / mayo de 2014


El Réquiem

José Manuel López

En la efervescencia del mediodía dormiremos y con un parque de latas a cuestas festejaremos el pus que rellena nuestros pies. Las uñas desde adentro Felices sobre el asfalto caen, Sostienen el pedazo de tierra que nos ancla a la gravedad con su voz de aire su cántico de árbol. . Hacen que el cielo se presente Con sus túnicas negras para hablarnos de las esquinas que guarda el inframundo en su corazón recuerdan que el único abrigo para el nicho nuestro es la brisa cuando nos pega en la cara es el viento cuando se abren los ojos a la luz del pino oscuro.


Ma-jokaraisa (mi otro corazón) El warao de ayer vivía en su tierra, sin límites ni propietarios, ancestralmente habitada y sabiamente protegida sólo por él. El de hoy vive suplicando que le permitan vivir en la tierra a la que pertenece desde ayer, luchando porque se detenga la destrucción de su mundo… o vive mendigando en las ciudades de otros mundos. El warao de antes comía y bebía libre y gratuitamente del río, del morichal y del conuco; moriche, yuca, morocoto, casabe, maíz, carato. El de ahora come y bebe lo que debe comprar, pan de trigo, margarina, leche, azúcar, y tristemente, se intoxica con el ron que le venden al más alto precio… o deambula buscando qué comer en ciudades que no entiende. El warao de ayer vestía un wayuco hecho con corteza de árbol y caminaba descalzo, mujeres y hombres con el pecho desnudo, con desfachatez y libertad. El de hoy viste ropas extrañas que acaloran su piel y un calzado que oprime sus pies… y también sus esperanzas. El warao de antes vivía en janokos de tronco y palma de moriche, sin paredes, con mucho viento y luz de sol. El de ahora comienza a vivir en casas de bloque y zinc, con bombillos y aire acondicionado… o vive en las plazas y aceras de unas ciudades que no lo comprenden. El warao de ayer se desplazaba en curiaras, con remos o canalete. El de hoy anda en lanchas con motor a gasolina… o en autobús.

El warao de ayer hablaba en perfecto warao. El de hoy habla en deficiente castellano… cuando se lo permiten. El warao de antes cantaba con determinación y alegría sus joa y sus dokotu, para sanar o divertirse, y relataba con maestría y dignidad sus denobo o sus dewara para expresarse, educar y denunciar. El de ahora, con resistencia y perseverancia, lo continúa haciendo… aunque no sabemos hasta cuándo. El warao de ayer era el verdadero warao. El de hoy no ha dejado de serlo… a pesar de nosotros.

Ernesto Pineda

El warao de antes creía con certidumbre en la presencia y el poder de Kuai Mare, Jebu Kanobo y Waniku. El de ahora cree ser cristiano o católico, con más obligación que convicción… y sin ninguna devoción.


Casa a Clelia Olazo, in memoriam

Qué nos estará queriendo decir esa casa Qué susurra con su voz de lluvia cotidiana Qué grita cuando su piel se agrieta como manos de labriego Qué conversa con el viento oloroso a cínaros Qué nos reclama con su silencio de estrellas Quién nos traduce estas dos flores amarillas que le nacieron en el sueño Quién nos aclara el mensaje de unas mariposas de colores que en la madrugada se pegaron a las paredes como quien [se aferra a un abismo Quién sabe qué siente en las madrugadas cuando se sube al tejado [a contemplar la luna

Gonzalo Fragui

La casa celestina no duerme La ataca un insomnio milenario Se hace la sorda ante el amor escandaloso de los gatos Y cuando llueve activa la gotera de la sala que marca los minutos [como un reloj de agua Pero la casa también tiene sus resabios En el cumpleaños la casa se mueve como si tuviera ganas de bailar Se le agua la boca con las quesadillas de cabello de ángel Quisiera bajar de la montaña para meter los pies en el río Y se asusta con algunos amigos y otras músicas estridentes La casa sólo le teme a la soledad Cuando nadie la visita, pone una silleta en la puerta, se sienta a mirar el juego de los pájaros y se toma un trago de chimenea que le quema las entrañas [como un licor fuerte


Se contraen ante el dolor y la muerte ante el placer de lo efímero y de lo infinito sin rasgar la cáscara sin romper a destiempo las tiernas carnes de angustia

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Ely Galindo

embras en primavera y machos al final del verano rajan el carapacho ahora ya fuera de su antigua residencia el nuevo y sumamente suave cangrejo recupera la flexibilidad iniciada la aventura intenta desplazarse hasta el sonido que rompe en espumas toda orilla

entonces atado al sino de su fragilidad camina sobre sus pasos y se entierra pronto en la arena para endurecer de nuevo A Andrés Mejías

Kristel Guirado

pero el tiempo de respirar el agua dulce es corto ningún hombre escoge el desamparo como destino


1 Saeta No miran a más nadie clavan en el cuerpo de aquella mujer lanzas de sus pupilas llenas de vergüenza ajena aún yacía entre sus piernas el unísono

Rita Rivera

apaciguando el dolor que esa noche causara le habían quitado un pedazo a quien la vida virgo llamara


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Del polvo vengo Al polvo regresaré Sin aire Sin fuegos Sin oro Sin hielo Debo entonces destruirme y destruir a todos por lo que no me puedo llevar?? Tengo que acabar con lo que me rodea sabiendo que ya no hay más?? Cavo mi propia tumba con uñas de desesperación con toda la fuerza del ego con la certeza irrevocable de ser más que Dios Se me olvidó por completo que Polvo era Al polvo volví Sin nada Sin algo Sin nada Y dejé mi huella de devastación

Carlos Luis Rivera


Poema del nudo

Uno se vuelve un ser odioso acorazado poeta, y olvida que el aire no deja de empujar las hojas secas desde la esquina a la casa y que en las casas de las otras ciudades hay otros átomos de barro que deambulan. Uno descuida su primer corazón el más extenso, poeta, y se lo vende a las aves que se marchan para siempre y deja atrás los intentos, los libros pequeñitos comidos por la plaga, los vasos de vino llenándose de lluvia. Uno no encuentra todo lo que quiso nube de playa en poeta, sino que se extingue corrigiendo versos como quien pretende enderezar el mar.

Karelyn Buenaño

Paisano revista de POESÍA Mérida, República Bolivariana de Venezuela / Año1 / Nº 3 Ilustraciones: Chalo

Mayo de 2014 Depósito Legal: LF4912014800580 Gobierno Socialista de Mérida Gobernador Alexís Ramírez

Fundación para el Desarrollo Cultural del Estado Mérida - FUNDECEM Presidente Pausides Reyes Unidad de Literatura y Diseño FUNDECEM e-mail: literaturaydiseno@gmail.com facebook: literaturaydiseno@gmail.com twitter: @FUNDECEMLityDis


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