Sancho el Sabio : revista de cultura e investigación vasca

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SANCHO EL SABIO

Por tanto, el contexto podía invitar a la interpretación de las palabras de Arzalluz que hicieron los duros. O tan sólo ser una simple excusa. Lo cierto es que a partir de entonces en las discusiones internas de 1981 la facción dura de ETApm utilizó profusamente la tesis del apoyo del PNV a la “lucha armada” y a poner fin a la tregua. Por ejemplo, en la transcripción de uno de los debates encontramos diversas referencias al mismo asunto: “el PNV insinúa el porqué no damos bacalao, que Madrid está cerrada y que nos van a dejar sin estatuto”; “se está jugando con fuego cuando se dice que eso [romper el alto el fuego] es hacer un favor al PNV. Se le hace al PNV y él nos lo va a agradecer, pública y privadamente con nombre y apellidos, porque Garaikoetxea y Arzalluz lo han insinuado, intervención armada, han puesto en cuestión que esta organización esté quieta”94. Los dirigentes de EIA, que llevaban meses intentando convencer a los polimilis de la necesidad de su disolución, constataron con sorpresa un cambio súbito en la postura de sus interlocutores. Las supuestas palabras de Arzalluz eran un argumento irrebatible. El discurso de los duros se convirtió en hegemónico. En opinión de uno de los líderes de ETApm se puede considerar que fue “determinante totalmente”95. En la polémica suscitada en 1985 Arzalluz sacó a la luz un dato que había guardado en secreto hasta entonces. El 20 de agosto de 1981 el presidente del PNV había tenido una tercera reunión con ETApm (la segunda cronológicamene). Pero a ésta, al contrario que las anteriores, no acudió ningún representante de la línea pragmática, porque ni siquiera supieron de su existencia hasta años después. El encuentro fue con los principales líderes duros. Según su versión, los dirigentes de ETApm solicitaron más apoyo del PNV hacia EE96. No resulta una afirmación fácilmente sostenible, teniendo en cuenta las muy deterioradas relaciones que mantenían los duros con Mario Onaindia y Juan Mari Bandrés, pero aventurar cualquier otra hipótesis sería ir demasiado lejos. Lo sorprendente del encuentro no es de lo que se trató, sino que su celebración se ocultara a la facción pragmática, que tenía la mayoría de la dirección de ETApm. Es necesario constatar que las fuentes disponibles no permiten culpar a Xabier Arzalluz de animar conscientemente a ETApm a volver a las armas y, por tanto, las acusaciones de 1985 no tenían una base sólida. Es imposible conocer cuál era su verdadera intención y, por tanto, no se especulará sobre ella. Sin embargo, a Arzalluz sí se le puede atribuir haber influido negativamente en el proceso de disolución de ETApm. En primer lugar, con un discurso público un tanto demagó-

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94 BBL, c. ETA 4,5, “Debate II”, 1981. 95 Eduardo URIARTE: op. cit., pág. 268; la cita en entrevista a Fernando López Castillo, cit. 96 Deia, 25 de agosto de 1985.

Sancho el Sabio, 33, 2010, 55-95


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