F__Special. Edition_bienal

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En esta edición especial de Franceville para la Bienal de Arte Joven optamos por una propuesta de estilo que tenga intima relación con las tecnologias digitales. Como extensión a la propuesta general de la bienal fundamentamos está estética en la relación que se establece entre el desarrollo y puesta en funcionamiento de una bienal y a su vez en el trabajo previo de los artistas. Proponemos que la revista acompañe los procesos de armado y desarrollo, como asi a los participantes y disertantes del evento con la finalidad de ser el medio que difunda “desde el origen” los espacios de construcción e interacción con los artistas.


En 1962 el astronauta John Glenn dejó constancia en sus diarios del uso y significado de un nuevo término hasta entonces desconocido: Glitch. Esta palabra era utilizada por los técnicos del programa espacial norteamericano para referirse a problemas técnicos concretos que estaban sufriendo y para los que no existía terminología precedente. Concretamente un glitch significaba: “un aumento o cambio en el voltaje de una corriente eléctrica” (John Glenn, citado en el American Heritage Dictionary. 2000). El término glitch es definido como una pequeña o transitoria falla en un sistema –tan pequeña que lo mismo podría ser una microalucinación que un guiño del programador, de naturaleza tal que no permite aseverar nada con certeza sino que lo suyo es la duda que emite sobre lo real. El glitch es también el intervalo en el que una señal se asienta o un error del diseño se autocorrige, generalmente observado como un pulso eléctrico que evoca una especie de fantasma digital o un relámpago electrónico que se desvanece y que en su velocidad inaprehensible lo mismo nos hipnotiza que nos enceguece. En la luz una doble vertiente: la apertura de una grieta entre las dimensiones o la reprogramación del sujeto en un rayo amnésico… De este microestallido nace todo un movimiento estético –que es también una filosofía tecnoplatónica, en la que los pixeles constituyen el atisbo de que lo que observamos es una sombra del código fuente, de aquellas ideas molde con las que se creó el mundo. El “pure glitch” aparece sin más, es una anomalía casual con la que nos topamos de repente mientras jugamos a un videojuego, vemos un video digital mal codificado o descargamos una fotografía corrupta de Internet. La intervención humana se limita a no descartar el fallo, sino a rescatarlo, mediante una captura de pantalla, para su posterior exhibición en alguna galería digital (Flickr está llena de álbumes de imágenes de glitchs). Estos “cazadores” de glitchs se limitan a esperar el error, y simplemente registrarlo. El Glitch art puede entenderse por tanto como un giro contracultural, un hackeo inconformista a las limitaciones impuestas por la máquina y un ataque contra el hiperrealismo en la cultura digital contemporánea de imágenes perfectas retocadas con Photoshop. Es una forma de no aceptar lo que se nos da, sino de tomar una voz propia y encontrar una forma distinta de utilizar la tecnología, aprovechando precisamente los fallos del sistema.


El glitch como movimiento o manifestación artística se desprende de lo que se conoce como la Nueva Estética, una corriente más amplia que superpone los espacios de los nuevos medios y de la tecnología digital a los espacios de interacción cotidiana. Se puede considerar que la Nueva Estética es solamente un proceso accidental de reflexión que se vierte en arte contigentemente, más que un movimiento en sí, pero también se puede argumentar que su consolidación o validación estética es algo que está en ciernes –y que su adopción es incontenible. El uso de computadoras portátiles (no móviles, wearable), el incremento de la vigilancia y su generación de imágenes satelitales, térmicas, ultravioleta, rayos x y demás, la realidad virtual y la realidad aumentada, cada una de ellas con la tendencia a convertirse o amalgamarse a un ecosistema, sugieren claramente que el arte, la expresión creativa y la comunicación de nuestras vidas personales se generarán cada vez más a través de la irrupción de la tecnología digital sobre la pantalla orgánica de la realidad.

IMAGEN EMITIDA POR SATELITES DE LA NASA CON ERRORES DE REGISTRO

PIEZA DISEÑADA POR EL ARQUITECTO FERUCCIO LAVIANI

ES LA PERCEPCIÓN DE LA FALLA EN EL SISTEMA, LA SEÑA DE UNA REALIDAD MÁS PROFUNDA. EL GLITCH ART Y LA NUEVA ESTÉTICA MARCAN LA IRRUPCIÓN DE LA INFORMACIÓN DIGITAL AL MUNDO FÍSICO Y EN ESE PROCESO DE BORRAR LAS FRONTERAS NOS HACEN REFLEXIONAR SOBRE SI DE TODAS MANERAS LA REALIDAD YA ERA UNA CONSTRUCTO INFORMÁTICO.


APLICACION A NUESTRA PIEZA EDITORIAL /////////////////////////////////////////////////////////////////TAPA


APLICACION A NUESTRA PIEZA EDITORIAL CON MENOR CORROSION ////////////////////TAPA


APLICACION A NUESTRA PIEZA EDITORIAL //////////////////////////////////////////////////////////////NOTAS





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