Fauna Iberica 13.La estacion biologica de Doñana.Blanco y Negro.08.07.1967

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Fauna ibérica / 13/

garcetas y eijpulgabueyes criados en el C o t o , hasta tocar el l i t o r a l a m e r i c a n o ; nos i n l e r n a r f a m o s en Africün tras de las cigüeñuelas, avócelas y qarías p u r p ú ' reas; descenderíamos hacia el mar AusIra! con los c h a r r a n e s ; avanzaríamos en i j g 7ag sobre el Mediterráneo^ Siguiendo a la dispersión po^tnupciat tíe las gar-

Por el Dr. Rodríguez de la Fuente

cillas.

LA ESTACIÓN BIOLÓGICA OE OONANA PARAÍSO OE LAS AVES 3

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I sobre u n mapa físico del hemisfer i o oí^cidsntai u n i é r a m o s la Estac i ó n Biológica de Doñana, m e d i a n t e l í neas recias, con los diversos p u n i o s geográficos dtJnde a n i d a n o i n v e r n a n los centenares de miles de aves que pasan una p a r t e más o menos larga de su Vida en este paraíso de la m a r i s m a del Guadalquivir^ quedaríamos asombrados

ante fa e n c r u c i j a d a o r n i í o t ó g i c a que se ofrecerra a nuestros o j o s V e r í a m o s , c o m o en un gigantesco abanico i n c l i n a d o hacia el Este, los trazos que van desde la m a r i s m a hasta la alargada y brülanre diadema de lagunas norle-europeas donde nacen los patos y los gansos que pasan el i n v i e r n o en Donana; c r u z a r í a m o s el A t l á n t i c o con l a i

Abierta al interés científico del m u n d o entero, la ENtación Bialó^ca de Dnñana. dcpcndlcnlc del Ckínsejo Superior de lnvcsli^ac¡f)ne^ CientíMcas y tn-aila hajD los auspkjn-^ áei World Wildírie Fuiíd. e.s eJ p^raií-o de la avifauna europea. * 'r -'.

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ESTACIÓN BIOLÓGICA DE DOÑANA CONSEJO SUPERiOR DE INVESTIGÜCIONES CIENTIFICiS WORtD WIIDIIFE FÜHD -'. ^ ^ - ¿ • ' -

Y a estas líneas de largo alcance, se s u m a r í a n Otras más c o r l a s , en a p r e t a d o haz, que nos indicarían los desplaiamientos regionales de los pato? reales y las fochas. Complelada esta curiosa rosa de fos v i e n t o s , mediante los datos a r r o jados por la recuparaciún de anillas españolas a [o largo y a lo ancho del m u n d o , al observar con d e t e n i m i e n t o este fabuloso p u n t o de i r r a d i a c i ó n vital, c o m p r e n d e r í a m o s de p r o n t o la Imp o r t a n c i a o r n i t o l ó g f c a , c u l t u r a l y económ i c a de Is Estación Biológica de Doñana. Pero las grandes concentraciones de pájaros invernantes, pasajeros o nidifícantes que se refugian en este santuario n a t u r a l del sur de la península Ibérica, las 1B3 especies d e vertebrados que v i ven en las dunas, jaguarrales y marismas de Doñana, nO deben este p r i v i l e g i o a u n s i m p f e c a p r i c h o de \ñ naturaleza. H a n c o n c u r r i d o especiales y afortunadas circunstancias geOCfráírcaSn ecológicas e históricas para que fa fauna m e d i i e r r á nea pueda d i s f r u t a r , en plena era a t ó m i ca, d e un a m p l i o paraje natural que conserva celo&amenie sus condiciones p r i migenias.

PRIVILEGIADA SITUACIÓN GEOGRÁFICA DE DOÑANA Si volvemos a nuestro m a p a , varemos^ en p r i m e r lugar, q u e la d i a l r i b u c i ó n d e las aguas continentales en Europa, determ i n a ya una concentración invernal de las aves acuáticas nórdicas en las áreas mediterráneas Efectivamente, en t o d o el n o r í f del a n t i g u o c o n i i n e n i e j millares de charcas, cristalinas y p r o f u n d a s , se mezclan en a b i g a r r a d o mosaico con las tierras planas de -la t u n d r a , cubiertas de liqúenes y c o r t o s pastos Una n u t r i d a pob l a c i ó n de gansos y de diversas especies de patos crían en estos inmensos y sol i t a r i o s parajes, aprovechando los interminables dfas de la p r i m a v e r a y el verano á r t i c o En fa taiga y en fa Europa central, lagunar menos dispersáis proporcionan adecuado habitat a las anátidas, entre los oscuros bosques de pinos y abelos. T o d o este e j é r c i t o de aves acuáticas se ve o b l i g a d o a d e j a r los t e r r i t o r i o s natales a Ja llegada del o t o ñ o . Sus cuarteles de i n v i e r n o se e n c u e n t r a n , p r i n c r p a l m e n le, en la Europa m e d i t e r r á n e a , donde las masas de agua, c o m o obedeciendo a u n í ley de concentración que avanzara de N o r t e a Sur, son menos numerosas, pero a m p l i a r y superficiales, f o r m a n d o , gen e r e l m e n í e , lagunas de tipo estepario, t a n t o si están ubicadas en el i n t e r i o r com o en albuferas o marismas inundadas.

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'GTO&IÍAMAS

APCMIVQ DE J * ESTACIÓN.


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•fí^' Dos caratlcrislieos bíolopOs de b EsUciÚD Bfolóírica d^ Doóana. En la folo^iraría superior, el pinar que se mira en tas ajguaí. Abajo, el a l c o m o c a l - j a ^ a r í a J ; el árbol de la imapcn alberga una colonia nidificante de parcíllas co generosa y abigarrado número. Esia agrupación invernal a cjue se ven obligadas las aves por rrnperalivos puramente naturales, resulta máü acubada en nuestros días por la presión humana Lñ5 [ierras medirerráneas han sido rra bajadas por el hombre desde liempos Jn memoriales. Muchos lagos esUn ye dése cados; numerosas albuferas y marismas drenadas para l u aprovechamiento agrí cola; las principales estaciones de paso son objeto de una eKplotacJón cinegética. En consecuencia, han quedado muy pocos cuartefes seguros de invernada en Europa meridional: los mds importantes están situados en e[ delta del Danubio, el delta del Ródano y ía marisma del Guadalquivir, Pero este último se beneficia todavía de su situación estratégica en las rutas de todas las aves que pasan desde Europa al Aírica, a través deJ puente natural constituido por la península [Ibérica, A las poblaciones invernante^ o nidificantes de la marisma, se suman, por este motlvOn las que hacen escala más o menos larga, en sus periódicos desplazamientos migratorios. UNA VISION CLARA DE LA FAMOSA RESERVA El Coto de Doñana era ya célebre entre monteros y caladoras muchos años antes de que se descubriera su importancia ornilotóglca. Quizá por esta razón, el


Las espátulas, curiosas ave>( nidificantes en la m a r i s m a , abren sus amplías alas al sol de la primavera andaluza. E s t á n tranquilas y felices p o r q u e saben que no se escuchará u n soLo disparo: Aq\ú hace ya muchos aEios que se colgaron las escopetas.

hombre de la calle tenga una idea un tanto confusa de la famosa reserva. Para unos, Doñana es un coto real y legendario donde se matan jabalíes con lanza y se pueden ver linces, gamos y ciervos corriendo en pleno día. o exóticos carne* líos recortados sobre las dunas; para otros, se trataría de un Inmenso almarjal donde los ornitólogos, con el agua hasta las rodillas, ponen anillas a las aves y se entretienen retratando los nidos de las águilas imperíafes. El concepto global, la relación que pueda exííiir entre los jabalTes antaño alanceados, los venados, los linces —animalea que prosperan entre secos malorrales— y las garcíllas blancas, Canias veceí retratadas, los miliares de gansos salvafes y de patos —necesitados todos ellos del medio acuático—, os lo que no acierta a explicarse muy bien quien no haya visitado el Coto de Doñana. Hay una ciencia, llamada ecología, que estudia, precisamente, las relaciones de los organismos vivos enrre sí y con el

medio que les rodea. Todo animal —que para vivir necesita comer y descansar, y para perpetuar su especie precisa reproducirse— actúa directa o indirectamente íobre los otros seres que comparten con él un terreno o bioiopo determinado, constituyendo to que se [tama una comunidad. El famoso biólogo Charles Darwin expuso un ejemplo muy demostrativo de las insospechadas ¡nTeracciones ecológicas que pueden darse entre los distintos miembros de una comunidad, estudiando una pradera en Inglaterra. Observó Darwin que el [rebol rojo era polinizado por las abejas; en otras palabras, estos insectos, al recoger el polen que precisan para fabricar la miel, lo transportan de unas flores a otras, posibilitando la fecundación cruzada de estas plantas. Por lo tanto, dependía de las abejas la existencia continuada del trébol. Pero los ratones campestres destruían las colmenas para comerse la miel, actuando en detrimento de la población apícola, con la consiguiente repercusión indirecta sobre el trébol rojo. Los gatos domésticos daban caza a los ratones, lo quo, a su ve;, afectaba sucesivamente s estos roedores, a las abejas y al trébol de las praderas. En resumen, la desaparición o el aumento excesivo de una especie puede originar una verdadera reacción en cadena de insospechadas consecuencias para los demás organismos que comparten ef mismo bioropo. Si pretendemos tener una visión clara y armónica de la Estación Biológica de Doñana. debemos estudiarla, prime-

ro, bajo el punto de vista ecológico, comenzando por describir los distintos biotopos en que se asientan sus comunidades, naturalmente, a través de los matices muy generales que nos permite reflejar un artículo de divulgación. Aguas abajo de Sevilla, a partir de Coria, et río Guadalquivir discurre lentamente por una llanura arcillosa, separándose en numerosos brazos que luego vuelven a unirse, antes de desembocar en el Atlántico, en Sanlúcar de Barrameda. La vasta planicie arcilloso-límosa, compacta y salina, muy pobre en materia orgánica, ocupa unas 140,000 hectáreas, y se inunda cada invierno con las aguas de l^s lluvias y las avenidas de algunos ríos. Este caudal sin salida al Guadalquivir, se mantiene durante meses en el terreno, formando una somera y amplísima laguna esteparia: la marisma del Guadalquivir. La marisma está separada del mar por una faja de tierra que se extiende a partir de ta desembocadura del río, 35 kilómetros hacia el Noroeste. En este terreno arenoco, de grandes dunaü, cubierto de pinares y jaguarzaíes. se encuentra eí Coto de Doñana. Ai Norte, la llanura se eleva suavemente hacia las tierras firmes pobladas de pinares y alcornocales, y didividldas en una serie de cotos de caza. ¿Qué situación ocupa la Estación Biológica de Doñana en e^te inmenso y complejo paraje? Concretamente, abarca parte del coto del mismo nombre y parte de la marisma, a caballo entre dos biotopos altamente diferenciados: el marismeño y

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Las ^rcQ];is bueyeras crian en Doñana en grandes colonias- Como se sabp> esta^ aves suelen marchar jimto at ganado vacunii. nutriéndose a cxp^nsiis; de sns parisitos y de los insectos que los anlmaJes ievanlan a su pa^o mientras se trasladan a pasión. el macorrai seco mediterráneo, Y en este hecho radican sus ventajas eco\6gtcAs. Porque en el límite de dos habiíats, se da ]o que los biólogos llaman el «efecto de borda», que favorece grandemente la multiplicación y dEversificación de las especies que habitan en ambos bioioposPero avancemos desde las playas hacia el interior de fa marisma, pasando por las dunas y pinares, y vayamos obwrvanda la fauna mSs característica de nada uno de estos parajes. DUNAS, PINARES Y NIDOS DE ÁGUILAS Treinta y ;Ínco l<ifómetros de playa, da arenü fina y limpia, van desde la

desembocadura del Guadalquivir a la del río Tinto, Da espaldas ai Atlántico, avanzamos hacia las dunas. A nuestro paso se levantará algún chorlitejo. cuyos huevoT¡, semejantes a guijarros, son invisibles sobre la arena. En este trecho la vida aún no presagia la formidable riqueza que descubriremos unos hilórnetros más adentro, E^ muy posible que un zumbido nos haga volver la cabeza; entonces veremos al halcón peregrino que cae como un bólido sobre el chorliiejo que hemos espantado a nuestra marcha. Cría unos kilómetros más arriba, en una de las torres que se levantaron en tiempos pasados para vigilar la costa, A l llegar a tas dunas, descubriremos

entre ellas calles y plazuelas nafurales. de suelo limpio y cubierto de vegetación baja. Estas depresiones se llaman corrales. Y en ellas podrá sallar una liebre o aparecer un zorro que ha dejado su refugio en el jaguarzal para cazar reptiles e insectos en e&ta zona de pobre vegetación. Si nos interesara la herpetología, entre los matojos que pueblan las arenas, podríamos recolectar sapos de diversas razas, culebras. salamanquesas y hasta alguna víbora, Pero de los ofidios se encarga el más acabado especialista del coto: el águila cufebrera. Patrulla, incansable, sobre esIOS terrenos abiertos para nutrir con víboras y culebras a su polluelo único< que espera unos kilómetros más adentro en

En la marisma ae nutren cientos de miles de aves acuáticas en sus distintos «UICTIOH' alimenticios. I ^ garza real pesca carpan díe^tramenle. lou ganaos He tragan los bulbos de la castañuela y las ánades reales filtran d limo con sus picos, para ingerir después las semillas depositadas en el fondo de las ancuas repartidas por Doñana.

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El águila; la más preciada joya de Doñana su a l t o n i d o , en ta copa d e un p i n o , cer^ cfl de la t o r r e donde se esconde u n orn i t ó l o g o q u e va l o m a n d o noia m l n u c i o samento d e las c o s t u m b r e s d e la familia. Desde la cOspíde d e u n a d u n a avistar e m o s el p i n a r . Salpica con sus copas verdinegras toda una faja de t e r r e n o

r e l f l t í v a m e n l s o n d u l a d o hasta los límites de la llanura c u b i e r t a de j a g u a r r o y alc o r n o q u e s . En la zana l i m í t r o f e , una f i l a de lagunas marca el paso de u n o a o t r o b i o i o p o . Nos a s o m b r a r á n algunos pinos e n t e r r a d o r en la arena hasta al nac i m i e n t o de la copa. Pero si observáramos con paciencia de b i ó l o g o cada uno de los árboles que, por c i e r t o , f u e r o n i n t r o d u c i d o s en fa región solamente a p a r t i r del siglo X V I I I , p o d r í a m o s apuntar en nuestra libreta de ñolas una serle de nidos de rapaces cuya densidad y v a r i e d a d no se da en ninguna o t r a p a r t e de Europa. El águila i m p e r i a l , la más preciada joya alada da Doñana, ha a f i a n i a d o la gran p l a t a f o r m a de ramas en q u e cría a sus dos polluelos, sobre un p i n o relat i v a m e n t e separado d e los demás. En el coto y en la m a r i s m a , sus o j o s p a r d o s lo ven l o d o . Cada m a ñ a n a , poco t i e m p o

después de salir el s o l , l e eteva en amplios círculos y nadie podría Saber si va a lanzarse sobre una liebre que ramonea en los corrales de las dunas, sob r e un c o n e j o recién salido de su refugio en el m a t o r r a l o sobre la colonia de garzas, en el b o r d e m i ^ m o de la marisma, para robar un poHuelo D u r a n t e las horas de c a l o r , macho y h e m b r a sestean en la rama despejada de un pino p r ó x i m o al n i d o , s u m i d o s en p r o f u n d a b e a t i t u d - Su silueta m o n o l í t i ca, animada lan solo p o r las manchas blanquísimas de los h o m b r o s y el escudete de la f r e n t e , está en los libros de divulgaciCn y en los t r a t a d o r o r n i t o l ó g i cos de m e d i o m u n d o ; i u s actividades, a lo largo de t o d o el día, recogidas por famosos biólogos, se guardan en los archivos de m u c h o s c e n t r o s científicos. Pero las p r e o c u p a c i o n e ; de nuestras águilas no pasan más allá de la caza

14 m a r i a m a cambia con el flujo y el reflujo de sus aguas y el decurso de ja^ estaciones. Es una ifiran laguna

ín-?^v

durante


colidiana del COHEJO O eí ganso y la für o j defensa de su territorio, de uno, do^ o tres kilómeiros de diárnetro, contra la intrusión de las Otras ires parejas que se reparten el coto Como una edición de bolsillo de esia gran ave caladora, rrtÁ^ clara de lonos, pero de sílu^ra muy acmefante y costumbres también arborícolas, es el ¿güilo calzada, A pleno sol de mediodía, flota como un copo de algodón en el cielo ardiente. V cijando cae, con la^ alas pagadas al cuerpo, sobre un pollo de pe»"diz, no habría ojo capaz de descubrirla, porque sabe atacar con el sol de espalda, aprovechando la íuerza deslumbradora del astro, para sorprender a sus presasMás modestas rapaces, como los búleos, incansables cazadores de ratones, que deben competir con las lechuzas y buhos chicos, que actúan de noche, los viemo y. en príitiavera. una pradera enorme.

La o r ^ L l o ^ a garza real vipla ücíLdo La^ ranias altas; de un alcornoque lA K^3,n |ícrsi>ectíva de pradería* que se e x ü e n d í en l o m o hacia todos los horizontes.

Arriba, ei agüita imperíat, joya alada del coto de Doñan^. se dispone a posarse en el níilu eon una pre&a entre las ^arraí^, cobrada t ^ i e n t e m e n t e . Bajo rsta?^ linea*, el zampullín afianza su nido IloUnle a los tallos del ballunco, por medio de firmes anclajea; realirados eon una lécnlca tan remóla como segura e mfaliblf.


Las: tres biotopos má.^ característicos de Doñiina, con las comunidades animales que 1o>« ocupan. Las Tfneas que unen a tas ave^ rapaces cotí su<t pri^¡<3^, non dan una idea de Ja influencia que tienen^ t n lo^ dirercfitcs nhabitat.s», estu^; preüatores alados.

Hace años que se colgaron las escopetas 92

milanos realeo y grlseü, cuyo régimen ecféciico va desde la carpa moribunda ñ\ polluelo de garcilla, comparlen el pinar para construir sus nidos. Las palomas torcaces, las lóríofas. las urracas y los cuervos, reíendrfan nuestra atención con sus vuelos provocativos si no surgiera de pronto una hembra de jabalí con sus rayones, que busca raíces y piñones sin dar demasiada ¡mporiancífl a nuestra presencia. Porque aquT hace ya «ños que se colgaron las

escopetas, y de este detaffe los animales se enteran muy pronto. TRAS LAS LAGUNAS. EL JAGUARZAL-ALCORNOCAL Pasadas fas lagunas, en las que podrá sumergirse sin provocar una sola onda un íampullín, nos enfrentamos con la llanura cubierta por un manto de pdli' dos matorralei que nos cierran el paso. Son los tañías veces citados ¡aguarzos.

,


NCÉ tar bástanle adeníradoi en la marisrna. Y no andarán lejos lo5 pequeños carniceros de Doñana: turones, comadrejas y el singular melón. Ene animal, que riene loda Fa grada, la acometividad y la dulzura de iRiki-iiki-iaví», la mangosta de <ip]¡ng, ha encontrado en la eílación uno de sus refugios más sagrados, Aquí caza conejos, raías y diversas especies da ratones, sin despreciar los lagartos y culebras que han hecho famosas a las mangostas asiáticas.

ÁNSAR COMUhJ

AÑADE

REAL

El garó montes no nos ofrecerá más detalles de su presencia que las huellas impresas sobre la arena en su ronda nocturna de caza. Y desde la ventajosa plataforma que ofrece el nido viejo de un cuervo^ no eS nada dificíl que nos contemple una glneta, arropada en su suave y anillada cela. Esparcidos a lo largo y a lo ancho de la planicie, los copudos alcornoques, más lozanos y numerosos en ef borde de la rnarisma. ofrecen un aspecto sorprendente. Son como gigantescos árbcn les da Noel de fos que en lugar de bolas de cristal y farolillos cuelgan, aparentementa, recortadas siluetas de pájaros blancos o grises. Al examinarlos más de cerca, comprobaremos que se trata de centenares de garcülas, garzas reales^ marcinetas y espátulas, posados sobre sus nidos. Tras dejar a nuestras espaldas fos ú l timos alcornoques, hubiéramos proseguido confiadamente nuestra marcha sobre una llanura inmensa cubierta de una tupida vegetación de aspscto herbáceo. Pero los halluncos, la paja castañuela y el almajo que forman esta densa corlina vegetal esconden todavía dos cuartas de agua que les dan vida. Y dan vida a las carpas, a las anguilas, a los anfibios y a los millares de aves palmípedas y zancudas que se nutren en esta inmensidad. Estamos ante fa marisma. EL CJCLO ANUAL DE LA MARISMA INMOVÍL

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SUELO

LIMOSO

(MARISMAS) ^"^*-^^-

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muy importantes para los ecólogos, que piensan que los primitivos biolopos le* eos mediterráneos estarían constituidos principalmente por estos vegetales. En las depresiones del terreno. Jos jaguarzos se mezclan con brezos y otros arbustos, formando marañas impenetrables, aprovechadas, en algunas zonas, por colonias de garcetas y otras aves zancudas para anidar. Bajo estas sombreadas galerías oculta et lince su progenie; los venados encaman en las horas de calor y en las partes más abiertas descansan los gamos, que saldrán al atardecer para pas'

LB F-nansma. aparentemente inmóvil y monótona, es c<?mQ un organismo ciclópeo en perpetua gestación. Ef HnfO y el reflujo de sus aguas, el decurso» de las esraciones, pueden cambiar el aspecto de su f a ; de tal manera que quien la haya contemplado en septiembre, resé-

--LU-a.^^--,.

Las fochas nacen por miles todas Us primaverAS en la marisma de Doñana, Cuando dí'*(d.'ndpn \an iguas, se dispeiísan por la mitad meridional de la península-


En primavera, la marisma vive y palpita ca, agrieíada y a b j ó i i c a . n o la reconocería en p r i m a v e r a , c u a n d o ílorecen la castañuela y el b a l l u n c o , c u a n d o fas fochas d e j a n o í r su g r i t o agudo y los patos realeo y canasreras la c o r o n a n con el arabesco d a sus vuelos nupciales. Entonces, la m a r i s m a vive, palpita y le atrae a u n o con fuerza i r r e s i s t i b l e en b u í c a d e l secreto de su c a p a c i d a d genésrcaPero antes rie m o n t a r sobre ef l o m o del caballejo que nos llavará chapoteando sabiamente hacia el h o r i z o n t e l e j a n o , nos conviene conocer la o r o g r a f í a del t e r r e n o que p i s a m o s . Porque si aparentemente su suefo es p l a n o , presenta ligeras depresiones y elevaciones m u y i m p o r t a n t e s para la ecología de las c r i a t u r a s que la p u e b l a n y t a m b i é n para la s e g u r i d a d de nuestra m a r c h a . Las partes elevadas, apenas u n m e t r o sobre el nivel general de la pfaniciej se llaman vetas y en épocas de i n u n d a -

ción SQn c o m o i l l a s , c u b i e r t a s de gramíneas y cardos en las q u e !>e c o b l f a n todos los animales terrestres que p u l u lan en la m a r i s m a ; roedores, z o r r o s , m u s i é l i d o s y los p á j a r o s q u e instalan sus nidos en seco, c o m o los azulónos, canasteras, avócelas y o t r a s zancudas. Los velones son Islas más ba¡as que desaparecen cuando la i n u n d a c i ó n es grande y están generalmente cubiertas de unos matos grisáceos y ásperos llamados a l m a j o s , capaces de retener el agua en sus hojas especializadas. Por d e b a j o del nivel m e d i o de la mar i s m a , i n u n d a d o unos seis meses al año, hay depresiones más o menos amplias y p r o f u n d a s q u e se llaman l u d o s . En ellos se conserva el agua diez meses y en su f o n d o no crece vegetación alguna. Con las p r i m e r a s lluvias del o t o ñ o llegan las avanzadillas de las aves e m i ' g r a n l e s . Solamente los l u c i o s están llenos a rebosar, p e r o o f r e c e n escaso r e f u g i o y c o m i d a a las escuadras exploradoras de cercetas, p o r r o n e s y ánsares cfUB vienen h a m b r i e n t o s y delgados tras el l a r g o vía¡e. Con los aguaceros de n o v i e m b r e se va e m p a p a n d o el suelo sediento de la m a r i s m a , que atesora semillas de baHuncos y caíitañuelas y n u t r i t i v o s tubérculos que todavía las aves no pueden a r r a n c a r . Pero crecen los ríos, las madres se t o r n a n turgentes y la m a r i s m a se va llenando d a agua. Los picos incansables de los patos f i l t r a n el l i m o en busca de las semillas pisoteadas p o r las

vacas y caballos d u r a n t e el estío. Loa gansos a r r a n c a n la castañuela para tragar sus b u l b o s , cayéndose rocosamenle de espalda a consecuencia del esfuerzo. Pero la d r a m á t i c a silueta del águila i m perial cabalgando en el cierzo les de^ vuelve la p r u d e n c i a . Algunos de los ya obesos viajaros n ó r d i c o s dejarán su vida e n t r e las garras del p á j a r o heráldícoEn pleno i n v i e r n o el viento amontona los restos de vegetación, llamados ronces, en las riberas de las vetas, Sólo algunos mechones de castañuela y de hallunCQ se m a n t i e n e n en pie. Centenares de miles de patos nórdicos y unos ocho m i l gansos se reparten la laguna esteparia. En f e b r e r o comienzan a anid a r las p r i m e r a s fochas, al a m o r de 'los m o n t o n e s d e vegetación reseca. Los palos invernantes y los gansos r e t o r n a n a las charcas natales de la t u n d r a . Con la llegada d e la p r i m a v e r a de m a n t o vegetal vuelve a c u b r i r p e r f i c i e de las aguas. Millares d e y de azulones anidan ya en toda risma.

e l verla sufochas la m a -

En j u n i o el agua comienza a desaparecer, solamente los lucios brillan al sol c o m o dispersos espsjos. En ello se a m o n tonan los polluelos de fochas y de palos en tal c o n c e n t r a c i ó n q u e , muchos veces. sobrevienen grandes mortandades o r i g i nadas, q u i z á , p o r b o f u l i s m o . En las vetas se seca la hierba y fas colonias de aves limícolas están en plena efervescencia. El cielo se c u b r e c a p r i chosamente con sus irregulares vuelos.

Las lincas q u e unen In Estación Biolú^jea de Doñana. con las úreíis de nidlFicación o invernada^ ile las aves que pasan uria liarte de su vida en la marisma, m u e s t r a n ]a importancia cicntiTica de esta formidable encrucijada omllolÚEÍca en el sur de España^

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El trasiego de I B Í g a r i a s , garctlios y marlineres desde los árboles a la m a r i s m a « jnceaanie. Los parales más h ú m e d o s y protegidos de la m a r i s m a , d o n d e queda algo de agua, a la s o m b r a de Ea vegetación, esc o n d e n grandes conceníraciones de palos inermes e i n c a p a c i l a d o ^ para el vuelo d u r a n t e la muda masiva de sus p l u m a s . Con l o i calores de j u l i o se evapora el agua de los ú l t i m o s lucios; las ratas, ios raíones y las liebres invaden la m a r i s m a . Las garzas nuevas y las cigüeñas de paüo pescan con f a c i l i d a d las carpas q u e se asfijtjan en los someros y caldeados c h a r c o s . Los m i l a n o s p a t r u l l a n incansables a mediana a l í u r a a la caza d e eslas presas fáciles. Las fochas, capaces de v o l a r , escapan d u r a n t e la noche de la m a r i s m a agonizantes Los patos re^agado^ y las garcIMas inicJan t a m b i é n su d i s p e r s i ó n posinupcial. En agosto, la m a r i s m a vuelve a esiar y e r m a e i n m ó v i l c o m o una m a d r e agolada p o r el esfuerzo de la c r i a n z a . Ahora, p i s a n d o la vegetación reseca y c r u grente, nadie sospecharía q u e aquí se ha engendrado [a más f u e r t e bíomasa d e E u r o p a , En unos pocos meses, la energía solar ha s i d o t r a n s f o r m a d a p o r el rnmensD l a b o r a t o r i o da las aguas someras en toneladas de proteínas vivientes. Millares de fochas, patos reales, l i m i t ó l a s , garzas, m a r t i n e t e s , se r e p a r t í ' rán p o r a m p l í s i m a s regiones de la tier r a , m i e n t r a s en el N o r t e los palos y los gansos comienzan a s e n t i r ya la n o s t a i gia de la m a r i s m a . Pero entonces el org a n i s m o de la gran m a d r e ya tendrá sangre nueva. De poco h u b i e r a s e r v i d o que la dist r i b u c i ó n de las aguas c o n t i n e n t a l e s europeas obligara a las aves a c o n c e n t r a r se en D o ñ a n a ; q u e las privilegiadas condiciones ecológicas de la región perm i t i e r a n v i v i r y r e p r o d u c i r s e a 133 especies de v e r t e b r a d o s ; q u e las rutas m i g r a t o r i a s de gran p a r t e de tas aves europeas hicieran escala en la m a r i s m a . De nada h u b i e r a n s e r v i d o todas estas a f o r t u n a d a s condiciones n a t u r a l e s , si p a r t i c u l a r í s i m a s c i r c u n s t a n c i a s sociales e históricas no h u b i e r a n d e f e n d i d o este paraíso d e la d e s t r u c c i ó n h u m a n a .

j^ETÍbü. el fumnrel hace sus posturas sahre un sucinto nido veeeUK t^asi ¡ti niveJ üe las aguas de La marisma- n^'bajn: c[ águila cuJubrvra encuentra abundante*! pre'^ sa^ entre la^ d u n a i de Doñana: estas avos. cada vez má:^ escasas en Europa, son de una gran utíliüaíl por ias grandüs cantidades de oíiclios venenosos que desLruvpo,

Y al a m o r a la naturaleza, a la pasión cinegética de ios nobles p r o p i e t a r i o s del coto de Doñana v i n o a sumarse hace t a n sólo unos años la i n q u i e t u d científ i c a , la tenacidad investigadora y el esp í r i t u proteccionista de un h o m b r e que es el alma de la Estación Biológica de Doñana y que a b r i ó este p r i v i l e g i a d o rincón de España al interés b i o l ó g i c o del mundo entero. Poro la aventura de este h o m b r e , la síntesis de los l r a b 3 ; o s de su e q u i p o de c o l a b o r a d o r e s , será lema pare el p r ó x i m o ariiculOj porque el p r o p i o d o c t o r V a l v e r d e , d i r e c t o r de la Estación, nos c o n d u c i r é p e r s o n a l m e n t e por la marisma y nos hablará de sus realizaciones y proyectos.

Félix R. DE LA FUENTE 96


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