Iguana de tinta N11 - Octubre 2011

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Editorial

Somos barrocos y por la lengua andamos Escribía don Ricardo Palma, en aquellos versos tan sencillos y hermosos de su época (finales del siglo XIX), que Asombróse un portugués/ de ver que en su tierna infancia/ todos los niños en Francia/ supiesen hablar francés. Un verso sencillamente simple, escrito por un viejo con corazón de muchacho. Y, seguramente, quienquiera sea el lector de estos versos, sonreirá sin ir más lejos: pero hay materia de fondo que a la larga terminará por hacerlo pensar en alguno de esos a veces ni siquiera enunciados problemas de la lengua.

Publicación de la Feria Internacional del Libro de la Universidad de Carabobo adscrita a la Dirección de Medios y Publicaciones de la UC Año 6, Nº 11, 2011

El portugués del verso también podría haberse asombrado de haber escuchado no ya a un paisano de Voltaire sino a un cachaco colombiano, a un cholo peruano, a un gochito nuestro, a un charro mexicano… en fin, a un sudaca o simplemente a un hispanoamericano, porque seguramente tampoco le entendería mayor cosa. Menos aún si comenzáramos a complicar más el meollo añadiéndole la salsa brasileña de la samba, o el tumbaíto cubano guantanameño, amén de la carga semántica que cada palabra de cualesquiera de las lenguas del mundo añade a su peso cuando pasa por los labios, la garganta y las entrañas del llamado pueblo latinoamericano o hispanoamericano a lo cual, necesariamente, debe añadírsele también el peso específico de la negritud. Sucede, sencillamente, que nuestra lengua es barroca. Una característica tal vez no muy fácil de explicar pero cuya historia es tan sencilla como el agua clara… y una vez que escuchamos o leemos la historia, ya sentimos que estamos en tierra conocida y sonreímos satisfechos, aunque en el fondo jamás terminaremos de entender cuánta profundidad y cuantas aristas, o facetas o lo que sea, tiene la palabreja esa: “Barroca”. ¿De dónde proviene el término? ¿Quién lo inventó o descubrió? ¿Dónde apareció, y cuándo? ¿Qué significa? Es –decimos- un adjetivo calificativo, y entonces ¿a qué cualidades alude? O, como suelen decir nuestros políticos resabiados: ¿Con qué se come eso? El aluvión de preguntas, sin lugar a dudas, es aterrador. Por lo cual debemos serenarnos, respirar despacio y comenzar a pensar, a evocar, a soñar, a inventar… Vemos las borrosas carabelas de Colón cuando “desafiando la eternidad” –Germán Arciniegas dixit- se echaron al océano en busca de una nueva ruta hacia la India, sin saber cómo, ni por qué, llegaron a esta

parte del planeta que, por decir lo menos, les pareció mágica, misteriosa, llena de prodigios… el propio Colón llegó a afirmar, cuando llegó a tierra firme (precisamente en lo que es hoy el oriente venezolano) que él estaba seguro de que aquí fue donde existió el Paraíso terrenal… Imagínense… Y otra cosa, aquellos aventureros, soldados del mayor imperio del mundo de entonces, eran siervos fieles y serviles de la Santa Iglesia Católica Apostólica y Romana. Tenían, mejor dicho, que respetar –y así lo hacían- el credo según el cual cada quien debe ganarse el pan con el sudor de su frente, y las mujeres parirán a sus hijos con dolor, y nadie debe desear la mujer de su prójimo, y no fornicarás, ni matarás, y etctétera, etcétera, aunque a la hora de las chiquitas “el que tiene más saliva traga más harina” y “el que está arriba es el vivo y el que está abajo es…”. Bueno, pero terminemos aquí, porque resulta que una de las grandes sorpresas y alegrías de aquellos viajeros fue la cantidad y variedad de pan que aquí encontraron: Maíz, yuca (casabe), ñame, ocumo, una variedad de castañas tan sabrosa como la de su lejana tierra… ah, y además de todo eso: carnes de toda clase, aguas llenas de peces de todos los tamaños y sabores… mejor dicho: hasta aquí llegó el hambre… y eso, aunque parezca un tanto extraño, ejerce una notable influencia sobre el lenguaje. En apenas un siglo y tanto las palabras de la lengua imperial de entonces, que era el castellano, se recargaron de tal forma que su peso semántico excedió todas las medidas y así también el arte –sobre todo la literatura- nadó en la sobreabundancia. Así nació (y ya también eso se sentía en la propia europa) un arte sobrecargado de formas y de significados. Preciosismo, rococó, barroco, como quiera que se llame, fue el resultado; y, consecuencia de ello mismo, es lo que llamamos “lengua barroca”, término que explican muy sabiamente Alejo Carpentier, Edoardo Crema y muchos otros de los grandes críticos de la literatura… Eso, sin necesidad de discutirlo o por lo menos plantearlo como un difícil tema de sociología, de lingüística o de estética, es lo que ha hecho, hace y seguirá haciendo que los hispanohablantes del castellano de esta parte del mundo, y hasta de otras partes, incluida España, seamos –como se dice en lenguaje claro y sencillo- barrocos. Y no se trata de un simple y caprichoso calificativo: es una categoría. Una categoría cuyo estudio es una desafiante aventura por los infinitos caminos de la lengua, es decir, de los laberintos del tiempo…


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Dra. Jessy Divo de Romero Rectora de la Universidad de Carabobo

Con el lema “La lengua que somos” expresamos como institución la historia, la cultura y el pensamiento de que estamos hechos como pueblos Hispanoamericanos; en una articulación de vida compartida mediante las palabras que nos han acompañado desde hace más de cinco siglos

La cotidiana necesidad de la comunicación

“La lengua que somos”, tema escogido por el Comité Organizador de la Décimo Segunda Feria Internacional del Libro de la Universidad de Carabobo, es una forma con la que pretendemos como institución, expresar la historia, la cultura y el pensamiento de que estamos hechos como pueblos Hispanoamericanos; en una articulación de vida compartida mediante las palabras que nos han acompañado desde hace más de cinco siglos. Conquistando, -esta vez con cortesía-, lo que puede de otros idiomas; y anidándose con gracia en las grafías de las lenguas extranjeras, para reemprender desde allí el tránsito de estrenados caminos, acompañada de nuevos hablantes. Mediante nuestra lengua, -esa que llegó de las tierras de Castilla, embarcadas en tres carabelas desde el otro lado del Atlántico hace Quinientos Diecinueve Años este 12 de octubre de 2011-, participamos hoy en un mundo sin confines, expandido por extraordinarios medios tecnológicos, a nuevas geografías del espíritu. Homenajeamos la lengua hablada por 500 millones de personas en el mundo (*): que, desde España, en su variedad castellana, andaluza y canaria, se mezcló, -a veces violenta, a veces cautivadoramente-, hace cinco siglos con lo indígena y lo africano, para dar origen a lo que hoy conocemos como Latinoamérica: una variedad humana que en medio de su distinta pronunciación y vocabulario, conserva, sin embargo, la comunidad de una cultura hecha de lenguaje. “Español de islas y tierra firme, deltas, pampas, cordilleras, selvas, costas ardientes, páramos desolados, subiendo hacia los volcanes y bajando hacia la mar salada, ningún otro idioma es dueño de un territorio tan vasto”, dice claramente el escritor nicaragüense Sergio Ramírez, en La lengua mojada.

Dra. Jessy Divo de Romero,

Hoy, esa lengua, -extensa, versátil y múltiple-, construida en la vasta y caótica diversidad de muchos idiomas, dialectos y hablas, continúa su propagación en el río de aguas revueltas del mundo global; nutriéndose y transformándose en nuevos territorios, mediante el auspicio de las tecnologías de la comunicación y la información, en un acto de voluntad e inteligencia, individual y colectiva, que nosotros como Universidad celebramos, para satisfacer la cotidiana necesidad de la comunicación.

rectora de la Universidad de Carabobo (*) De acuerdo con la Asociación de Academias de la Lengua Española, para el año 2030 el español será el segundo idioma más hablado del mundo, detrás del chino-mandarín, y para el 2045 se prevé que llegue a ser el primero.

Casa de citas Lo que me gusta de tu lengua es la palabra.


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Las academias de la lengua, hoy

Francisco Javier Pérez Presidente de la Academia Venezolana de la Lengua

Hijas de la tradición, las veintidós academias de la lengua española son hoy instituciones ganadas por la modernidad. Nacida la primera, la Real Academia Española, en los albores del siglo XVII, su gestión de entidad conductora de los cuidados hacia el idioma hizo que ampliara su prestigio a todos los ámbitos planetarios del español y que su modelo fructificara en las academias hispanoamericanas que, bajo su impronta, comenzarán a fundarse a finales del siglo XIX.

Foto: cortesía RAE

Casa de citas Me escribes en la lengua que nos une, que acaricia, penetra y que ilumina, que casi comunica lo que las manos comunican y pronuncia casi lo que callan los labios.

Defensoras comprometidas con una manera de hacer lingüística, las academias decimonónicas, las más o las menos, se supieron corporaciones abocadas a avalar los buenos usos y a sancionar los incorrectos. Ello hizo que se entendieran (¿malentendieran?) como centros de poder lingüístico conducidos por el preceptismo y por el purismo, ideales preservadores de una limpieza de sangre lingüística que solo existía en la mente de los censores, pero que nada tenía que ver con la fuerza transformadora de la lengua, ni con los usos frescos que llamaban, desde siempre, a su natural renovación. Estos roles punitivos, rotularon a las academias en general y a algunos de sus miembros en particular, de “policías correccionales” de la lengua y la literatura (y la formulación de este principio se la debemos a Oscar Wilde) y la estela negativa que dejaron fue nefasta, tanto que de cuando en cuando aflora sin que podamos comprenderla viva aún (aquí hay que decir que Hispanoamérica ha sido profundamente conservadora en esta materia, mucho más que España, pues este conservadurismo resultaba en el siglo XIX una corriente de oposición al auge de los nacionalismos y criollismos que a más de uno mortificaba).

Felizmente, toda la situación descrita pertenece al pasado y hoy las academias de la lengua son otra cosa y pretenden otro tipo de relaciones entre el idioma y sus usuarios. En líneas generales, quieren integrarse a los mayores esfuerzos descriptivos y dejar las viejas prácticas de castigo. Se empeñan en producir gramáticas y diccionarios que nos acerquen al ideal imposible de compendiar en un libro la riqueza inmensa de la lengua. Lo hacen, y aquí radica la diferencia, nunca imponiendo los modos de hablar o escribir, sino entendiendo la lengua y haciendo que ella dicte las pautas de su funcionamiento y las vías para su desarrollo. Quieren ser vistas como instituciones vivas e integradas con la sociedad de la que son parte, hijas de su tiempo y deudoras de unos hablantes, a quienes buscan orientar y no despreciar. Desde el año 1951, cuando se creó la Asociación de Academias de la Lengua Española, las veintidós corporaciones (la española, las hispanoamericanas, la filipina y la norteamericana) pasaron a formar parte de esta institución que, con el concierto y aprobación de todas, ha dado forma a una lingüística panhispánica que tenía y tiene como metas la aceptación de la pluralidad de usos y, más aún, ha puesto en marcha ambiciosos proyectos descriptivos basados en el principio de una norma policéntrica que respeta las diferencias entre los distintos usos del español y que no busca imponer ninguno en particular. Así entendidas, las academias de la lengua española son, como queda dicho, corporaciones ganadas por la modernidad y por el apego generoso hacia la lengua, su razón de ser y su empeño más noble.


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Michaelle Ascencio, pregonera de la Filuc 2011

Michaelle Ascencio, pregonera de lujo de FILUC 2011. Foto: Claudio Vallieri

La escritora y profesora de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Michaelle Ascencio, será la encargada de ofrecer el pregón de la Feria Internacional del Libro de la Universidad de Carabobo 2011, con lo que inaugurará de manera formal un evento que bajo el lema “La lengua que somos” se enfoca este año en el desarrollo del español. Ascencio egresó como licenciada en Letras de la UCV en 1969 y Licenciada en Etnología de la Université d´Etat d´Haiti en 1975. En 1994, obtuvo el doctorado en Etnología y Antropología Social de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París.

Homenajeados

Orden Alejo Zuloaga ANTONIO LÓPEZ ORTEGA ESTEBAN MOSONYI

Esteban Emilio Mosonyi, uno de los principales voceros de nuestras lenguas originarias. Su trayectoria nacional e internacional en la lingüística, la antropología, el indigenismo y políticas culturales lo han convertido en un vehículo en la lucha de los pueblos indígenas venezolanos. Maneja más de 28 idiomas, entre ellos las lenguas indígenas: warao, wayuu, baniva, pumé, tupíguaraní, warequena, guahibo, kuiwa, kurripako, piapoko, pemón y yanomami. Se ha desempeñado como Profesor de Lingüística y Antropología y de Lenguas Indígenas de la Escuela de Letras, y en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales en la UCV. Es autor de una cuantiosa lista de publicaciones entre las que se encuentran Identidad Nacional, Culturas populares, Situación de las lenguas indígenas de Venezuela, Manual de lenguas indígenas de Venezuela, El indígena venezolano en pos de su liberación definitiva, Los yaruros de Guachara y Morfología del verbo yaruro. Gracias a los aportes de Mosonyi, las lenguas indígenas están alcanzando el rango de lenguas escritas, literarias, dueñas de un acervo de publicaciones.

GUSTAVO GUERRERO

Gustavo Guerrero es uno de los más prominentes intelectuales venezolanos del momento. Nacido en 1956 y con estudios de Derecho en la Universidad Católica Andrés Bello, a partir de 1981 se residencia en Francia, donde desarrolla una carrera de proyección internacional en los terrenos de la crítica, la investigación y la edición. Con su libro Itinerarios (1996), aborda la obra de autores tan disímiles como la mexicana Sor Juan Inés de la Cruz, el venezolano Rómulo Gallegos y el vasco Bernardo Atxaga. Con La religión del vacío (2002) amplía sus intereses hacia la obra de autores como Alejandro Rossi, Juan Malpartida, Rafael Cadenas, Arturo Uslar Pietri, Eugenio Montejo, Jorge Edwards, Octavio Paz, Blanca Varela, José Lezama Lima o Rodrigo Rey Rosa. Historia de un encargo obtiene el Premio Anagrama de Ensayo en 2008. Guerrero es en la actualidad profesor de la Universidad Julio Verne en la ciudad francesa de Amiens y consejero literario en literaturas hispánicas para la prestigiosa editorial Gallimard.

Premio Municipal de Literatura en 1985, Mención Investigación Social, por su obra Del nombre de los esclavos. Ha publicado también Lecturas antillanas en la Colección El Libro menor de la Academia de la Historia, en 1990; Entre Santa Bárbara y Shangó en la Editorial Tropykos en el 2001 y El Viaje a la inversa en el Fondo Editorial de Humanidades de la UCV en el 2004. Con Amargo y dulzón, su primera novela, ganó el premio de la Bienal de Literatura Latinoamericana “José Rafael Pocaterra” en 1998, y fue publicada por la Casa de las Letras en el 2002.

Hace unos diez años, para cerrar el prólogo de Ríos de sangre, obra reunida (1978-1998), escribí que el lector de Antonio López Ortega agradece, entre otras muchas cosas, la fidelidad del autor para con su proyecto narrativo y para con ese rico y variopinto universo que ha ido creando y recreando durante más de tres décadas. Y añadía: “López Ortega no deja de ser nunca ese artista que está dispuesto a repetir una y otra vez, como en una serie de bocetos, la misma escena de amor, el mismo viaje, casi el mismo recuerdo de infancia, a sabiendas de que por muy perfecto que quede, algo se le escapa y siempre hay que volver a empezar la tarea pero desde otro ángulo, desde otro punto de vista más innovador, más justo e incondicionado”. No creo que la publicación de Ajena (2001) ni de Fractura y otros relatos (2006) ni menos aún de Indio desnudo (2009) me obliguen a matizar hoy este juicio. Muy por el contrario, todos prolongan y acentúan el mismo afán de contar y de darles cuerpo a nuestras experiencias; todos nos devuelven a ese límite que constituye el punto de encuentro entre una visión, un estilo y la urgencia de aportarles sentido a un país y a un tiempo que parecieran empeñados en no tener ninguno. De ahí quizás que sus libros también puedan leerse cada vez más como unas crónicas secretas e inquietantes de este presente que nos dicen, entre líneas, lo que ya somos e ignoramos, lo que no vemos pero que, irremediablemente, nos está pasando. (Gustavo Guerrero)

ENRIQUE OBEDIENTE Enrique Obediente Sosa es profesor del Departamento de Lingüística de la Universidad de Los Andes y Miembro Correspondiente de la Academia Venezolana de la Lengua. Sus áreas de investigación son la fonética, la fonología y la historia del español. Ha sido Profesor Visitante invitado por el Instituto Románico de la Universidad de Bergen (Noruega) e Investigador Extranjero en la de Zaragoza (España). Conferencista invitado en la Universidad de Massachusetts, la Autónoma de Barcelona, la Universidad de Mainz, el Instituto Iberoamericano de Berlín, El Colegio de México, la Universi-

JOSÉ ANGEL FERNÁNDEZ Este mensajero de la palabra Wayúu nació en el ombligo de la tierra en la Laguna del Pájaro, Distrito Páez, de la Guajira venezolana en 1961. Es sociólogo y antropólogo, egresado de la Universidad del Zulia. Asesor de los periódicos indígenas Nunuiki Wayúu y Wayuunaiki. Ha publicado en edición bilingüe: Litakaa (Totuma), La rebelión de la libertad y Cantos y Pagamentos a la Madre Tierra. Este último obtuvo el segundo lugar del concurso Kuai Nabaida (el mar de arriba) de la Fundación Editorial El Perro y La Rana, 2007.

MANUEL NAVARRO CORREA Profesor Titular Jubilado de la Universidad de Carabobo. Doctor en Filología Románica (Universidad de La Laguna, España). Miembro Correspondiente por Carabobo de la Academia Venezolana de la Lengua. Actualmente pertenece a la plantilla de investigadores del Centro de Estudios de las Américas y el Caribe (CELAC), de la UC. Su principal área de investigación ha sido el español de Venezuela sobre el que ha publicado más de veinte artículos en revistas especializadas tanto nacionales como internacionales. Es autor de los libros En torno a un atlas lingüístico venezolano (1974), El español hablado en Puerto Cabello (1995) y El habla de Valle Gran Rey (2001).

dad Laval en Québec, la Universidad de Salamanca, la de Alcalá de Henares, entre otros. Ha publicado, entre otros libros, el manual Fonética y Fonología y Biografía de una Lengua: Nacimiento, desarrollo y expansión del español. Ha publicado igualmente numerosos artículos en revistas especializadas, entre las que cabe mencionar Boletín de Lingüística, Lengua y Habla, Lingua Americana, Revista Internacional de Lingüística Iberoamericana, etc. Es el coordinador del Grupo de Lingüística Hispánica, equipo de investigación que estudia las características actuales del español de Mérida así como su desarrollo.


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Invitados internacionales Es autor del libro de micro relatos Oficios de Noé (2005) y sus piezas aparecen en varias antologías dedicadas al género. Es cocompilador, junto a Harold Kremer, de la Antología del cuento corto colombiano (1994); Los minicuentos de Ekuóreo (2003); y de la Segunda antología del cuento corto colombiano (2007). Además de coautor, con Harold Kremer, de Ekuóreo: un capítulo del minicuento en Colombia (2008). (Foto: cortesía del autor)

HÉCTOR ABAD FACIOLINCE

Héctor Abad Faciolince nació en Medellín, Colombia. Se ha desempeñado como periodista, traductor, editor y escritor. Es autor del libro de cuentos Malos pensamientos (1991), las novelas Asuntos de un hidalgo disoluto (1994), Fragmentos de amor furtivo (1998), Basura (2000), ganadora en España del primer Premio Casa de América de Narrativa Innovadora y Angosta (2004). Es además autor del libro Género incierto denominado Tratado de culinaria para mujeres tristes (1996), traducido al alemán, italiano, griego y portugués. Los libros de ensayos breves Palabras sueltas (2002) y Las formas de la pereza (2007), así como la crónica de viajes Oriente empieza en El Cairo (2002). Como periodista, ha sido columnista de las revistas “Cromos”, “Cambio”, “El Malpensante” y de los periódicos “El Espectador”, “El Colombiano” y “El Nacional” de Caracas. Abad Faciolince vive actualmente en Medellín y trabaja como columnista de la revista Semana de Bogotá. (Foto: cortesía del autor)

Mujer y Escritura (1991), Masticar una rosa (1993), Arca espejada (1994), Telar de rebeldía (1998), Piedra de sacrificio (2000), Mudanza de los sentidos (2001 y 2002), La escritura como opción ética (2002), Charamicos (2002). Con su libro Piedra de sacrificio obtuvo el premio Anual de Cuento 2000 de la Secretaría de Estado de Cultura. (Foto: Daniel Mordzinski)

RODOLFO HÄSLER

Rodolfo Häsler nació en 1958 en Santiago de Cuba, donde permaneció hasta los once años de edad. En la actualidad reside en Barcelona. Ha publicado Poemas de arena (1982), Tratado de licantropía (1988), Elleife (1993) con el que obtiene el premio Aula de Poesía de Barcelona 1992 (publicado en esta misma colección); y la plaquette Okantomí (1994). Con De la belleza del puro pensamiento obtuvo el premio de la Oscar B. Cintas Fundation 1993 de la ciudad de Nueva York. Entre otros de sus libros están: Poemas de la rue de Zurich (2000), Paisaje, tiempo azul (2001) y la plaquette Mariposa y caballo (2002). Se le ha incluido en Anthologie de la poésie cubaine du XXè. siècle (1997), Nueva poesía latinoamericana (1999), Antología de la poesía cubana (2002), Poemas cubanos del siglo XX (2002), Los poemas de la poesía (2003) y en Por vivir aquí. Poetas catalanes en castellano. 1980 - 2003 (2003). Es traductor asimismo de la poesía completa de Novalis y codirector de la revista Poesía 080 de Barcelona. (Foto: Edda Armas)

ÁNGELA HERNÁNDEZ NÚÑEZ GUILLERMO BUSTAMANTE ZAMUDIO

Guillermo Bustamante Zamudio nació en Cali, Colombia, en 1958. Licenciado en Literatura e idiomas, Magíster en Lingüística y Español (1984). Es profesor de la Universidad Pedagógica Nacional de Bogotá. Cofundador y codirector de la revista Ekuóreo de minicuentos. Ganador del premio Jorge Isaacs en el 2002, con el libro Convicciones y otras debilidades mentales, también obtuvo el premio del Tercer Concurso Nacional de Cuento, Universidad Industrial de Santander, 2007, con el libro Roles.

Poeta, narradora, crítica literaria, investigadora. Nació en Jarabacoa, República Dominicana en 1954. Estudió Ingeniería Química en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Junto a la militancia política y la investigación de los problemas de la mujer dominicana, ha desarrollado también una prolífica labor en el campo de la poesía y el cuento. Entre sus obras están: Desafío (1985), Las mariposas no le temen a los cactus (1985), Emergencia del silencio (1985), La mujer dominicana en la educación formal (1986), Tizne y cristal (1987), De críticos y creadoras (1988), Alótropos (1989), Libertad, creación e identidad, selección de ponencia Encuentro

GUSTAVO GUERRERO Gustavo Guerrero nació en Caracas en 1957. Se licenció en Lengua y Literatura Inglesa en la Universidad de Cambridge, y se doctoró en Historia y Teoría Literaria en l´Ecole des Hautes Etudes en Sciencies Sociales en París. Es profesor de Literaturas Hispánicas Modernas en la Universidad Jules Verne en Amiens, Francia, país en el que vive. Gustavo guerrero ejerce como consejero literario para la lengua española de la editorial francesa Gallimard, además, colabora habitualmente con las revistas Letras Libres y Cuadernos Hispanoamericanos. Entre sus obras encontramos: La sombra de otros sueños (1982), Círculo del adiós (2005), La estrategia neo-barroca (1987), Teorías de la Lírica (1998), Itinerarios (1997), La religión del vacío y otros ensayos (2002), obra finalista del Premio Bartolomé March de Crítica Literaria en 2003 y Círculo del adiós (2005). Gustavo Guerrero fue ganador de la entrega 2008 del Premio de Ensayo Anagrama con su obra Historia de un encargo: La catira de Camilo José Cela. (Foto: cortesía del autor)


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Edgar León Márquez Periodista

Avances Tecnológicos

Libros electrónicos: nueva opción

para fomentar la lectura en la era de la información Anteriormente, quién se hubiese imaginado leer un libro electrónico o digital, o tener más de 4 mil libros en una tableta electrónica sin la necesidad de tener esas grandes bibliotecas en su hogar. Pero ya es todo un hecho, estamos en la era de las nuevas tecnologías de la información y comunicación y los libros no quedaron atrás de estos nuevos avances. El significado de libro electrónico también conocido como e-book, ecolibro o libro digital, es una versión electrónica o digital de un texto publicado en la World Wide Web o en otros formatos electrónicos. También suele denominarse así al dispositivo usado para leer estos libros, que es conocido también como e-reader o lector de libros electrónicos. Por otra parte, algunos autores proponen que se debe hacer una distinción entre los libros electrónicos y el hipertexto. El hipertexto está destinado a la estructuración de la información a través de enlaces, mientras que el libro se ha definido como la versión digital del originariamente editado en papel, aunque de hecho existen muchos que no tienen una edición impresa en origen. Un ejemplo de hipertexto sería Wikisource, y uno de libro electrónico cualquiera en formato digital que pueda encontrarse en Internet o en CD-ROM.

La Evolución del Libro Digital Existen muchos dispositivos para ser utilizados como libro electrónico: las computadoras, un ordenador de bolsillo u organizador personal, una portátil, teléfonos inteligentes y, en general, cualquier dispositivo que posea una pantalla y memoria.

Libros Electrónicos Vs. Libros en Papel Ventajas del libro electrónico:

Ventajas del libro de papel:

• Menor gasto de papel y tinta.

• Puede ser legible durante decenas de años, dependiendo de la calidad del material de confección y de la conservación, incluso durante siglos sin necesidad de ser sustituido.

• La reducción del consumo de papel hará que disminuya la presión a la que están sometidos los bosques.

• El libro de papel no consume prácticamente ninguna fuente de energía externa, para ponerlo en marcha basta con cogerlo de la estantería, abrirlo y empezar a leer.

• Mayor comodidad en la portabilidad.

• Ante la preocupación por el cansancio que pudieran provocar los ebook en la vista, se trata de una tecnología diferente: la pantalla del libro • No necesitas tener ordenador ni conexión a inelectrónico está pensada para que no canse la ternet. vista, debido a lo cual, los modelos que hasta ahora han salido a la venta son todos en blanco y • Un libro de papel puede sufrir caídas, golpes, negro. Esta tecnología también permite una duimpactos múltiples, rozaduras, aplastamientos ración de batería que puede llegar a durar hasta o derramamientos de líquidos y en la mayoría dos y tres semanas. de los casos el hecho no afectará prácticamente en nada su legibilidad. • Posibilidad de enriquecimiento del texto a través de enlaces multimedia. • Puede firmártelo el autor. • Posibilidad de hacer anotaciones y comentarios al margen. Si lo que queremos es ahorrar espacio está claro que el libro electrónico es la mejor opción, si nos gusta tener la posibilidad de decorar nuestros espacios con lustrosas y formidables bibliotecas para mostrar a nuestros amigos lo cultos que somos, entonces el libro en papel sigue teniendo claras ventajas, nadie se podrá hacer una idea de cuántos libros tenemos viendo nuestro e-book. No obstante, a finales de la primera década del siglo XXI comenzaron a aparecer dispositivos cuya función es servir exclusivamente de libro electrónico. Estos dispositivos se caracterizan por un diseño que permite emular la versatilidad del libro de papel tradicional. Así, se buscó movilidad y autonomía (dispositivos móviles con bajo consumo de energía para permitir lecturas prolongadas sin necesidad de recargas), pantallas con dimensiones suficientes para mostrar documentos

Casa de citas

Después de la lectura de esta comparación pienso que hay suficientes elementos de juicio para concluir que ambas tecnologías (el libro papel y el libro electrónico) tienen suficientes ventajas comparativas para poder coexistir en armonía durante mucho tiempo.

tradicionales (un A4 o un A5) y alto nivel de contraste incluso a plena luz del día. Ahora con los libros digitales, el usuario puede ojear su biblioteca organizada en una bella estantería, tocar cualquiera para abrirlo, pasar las páginas deslizando el dedo o tocando el margen de la página, poner marcadores de página al interrumpir la lectura, e incluso añadir notas a sus pasajes favoritos con la tinta electrónica.

Existe el sueño de mi lengua que habla un idioma que jamás puedo recordar palabras que entran en el sueño de las palabras una vez dichas.


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Pequeños de diferentes instituciones despertarán su imaginación

El “Chamario”, un lugar para la promoción de la palabra, el libro y la lectura

Ismeyer Tapia De Caires Periodista

Como un semillero de escritores ha sido catalogado a lo largo del tiempo el “Chamario” de la Feria Internacional del Libro de la Universidad de Carabobo; espacio que desde su creación en 1999 ha tenido como propósito estimular la imaginación en niños y niñas en edad escolar, y promover la lectura y la escritura.

“Mi mensaje con este cuento, es que los niños y niñas no deben estar concentrados todos los días en la televisión y deben hacer deportes y leer”, refirió Castillo quien tiene 12 años de edad. María Paula García: “El niño guajiro” María Paula García, estudiante de sexto grado en la Unidad Escolar Antonio Guzmán Blanco en Valencia, fue la ganadora del tercer lugar con “El niño Guajiro”, que cuenta la vida de un niño que llega a la ciudad y se siente triste porque nadie lo tomaba en cuenta, por lo que demostró en clases lo que sabía gracias a una amiga que lo ayudaba siempre.

Este año el “Chamario” ofrece, a los pequeños que asistan, un espacio de aproximadamente 350 metros cuadrados. Se trata de un área de expresión y creación, en el que se desarrollarán actividades que conjugan la lectura y la diversión. Está previsto recibir a estudiantes de más de 230 instituciones tanto de Carabobo como de las regiones circunvecinas, y serán atendidos por un equipo de promotoras de lectura, que con diversas actividades despertarán la capacidad imaginativa de los niños y niñas. Las visitas guiadas de los estudiantes de los colegios inscritos serán de lunes a viernes de 8:00 a 5:00 de la tarde. Los niños y niñas acompañados por sus representantes pueden asistir de lunes a viernes de 4:00 a 6:00 de la tarde y los sábados y domingos de 11:00 de la mañana a 6:00 de la tarde.

4° Concurso de Cuentos Infantiles Como todos los años, la Filuc, a través de su “Chamario”, convocó a estudiantes cursantes de quinto y cuarto grado de educación básica de escuelas adscritas tanto a la Secretaría de Educación como de la Zona Educativa del estado Carabobo, a participar en el 4° Concurso de Cuentos Infantiles. Unas 90 instituciones educativas de diferentes municipios de la región y sus estudiantes hicieron volar su imaginación y lo manifestaron a través de mágicos relatos, dejando claro su amor por el arte de escribir. La estudiante de quinto grado del Instituto Experimental Simón Bolívar “Apucito”, Inés María Linares, con el cuento “El Bosque Encantado”, obtuvo el primer lugar; Diony Castillo, cursante de quinto grado de la Unidad Escolar Padre Alberto Panciera, quien escribió el cuento “Miguel y la Televisión”, fue el ganador del segundo lugar; mientras que María Paula García, estudiante de sexto grado en la Unidad Escolar Antonio Guzmán Blanco, fue la ganadora del tercer lugar con el cuento “El niño Guajiro”.

Foto: Angélica Hidalgo

Cada uno de los ganadores del concurso obtuvo como premio la publicación ilustrada de su texto, que será distribuido durante la feria, además de obsequios como computadoras y libros tanto para el estudiante como para la institución.

Semillero de escritores. Ganadores del concurso

La estudiante, que tiene 11 años de edad, exhortó a los niños y niñas a escribir. “Todos debemos hacer nuestros cuentos, no debemos rendirnos y sacar a flote siempre nuestra imaginación”. Fotos: Rafael Delgado

En el 2009 fue bautizado con el nombre de “Chamario”, en honor al admirado y recordado poeta y ensayista venezolano Eugenio Montejo, quien escribió, en el año 2003, un libro de rimas para niños y niñas, bajo el sello de Ekaré.

Inés Maria Linares: “El bosque encantado” Inés Maria Linares, de 11 años de edad, con su cuento “El bosque encantado”, relata la historia de una joven que se va de paseo a donde la abuela durante vacaciones y allí descubre un bosque con ciertas particularidades.

Inés Maria Linares: “El bosque encantado”

La estudiante de quinto grado del Instituto Experimental Simón Bolívar “Apucito”, en Valencia, manifestó su satisfacción por haber obtenido el primer premio y aseguró que lo logró gracias al apoyo de familiares, amigos y miembros del colegio en el que estudia. “Siempre me ha gustado escribir, y tenía que aprovechar esta oportunidad para redactar el cuento del bosque encantado que tanto quería hacer. He escrito varios cuentos pero ninguno para un concurso, pero seguiré escribiendo”.

Diony Castillo: “Miguel y la televisión”

Diony Castillo: “Miguel y la televisión” Diony Castillo, cursante de quinto grado de la Unidad Escolar Padre Alberto Panciera en Tocuyito, fue el pequeño que se adjudicó el segundo lugar en el concurso. Con el cuento “Miguel y la televisión” narró la historia de un niño que pasaba todo su tiempo frente al televisor sin hacer nada más, por lo que dos amigas lo ayudan a divertirse haciendo otras actividades.

María Paula García: “El niño guajiro”


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Con la lengua no se juega Enrique Obediente Sosa Profesor de la Universidad de los Andes, Mérida

Los lingüistas y antropólogos coinciden en afirmar que el homo loquens es homo ludens, y ese ser que es capaz de comunicar y comunicarse mediante un sistema de signos dada su capacidad para simbolizar, es el mismo que, en todas las actividades que desarrolle, como persona individual y como colectivo, es igualmente capaz de jugar, de divertir y divertirse con y mediante el uso de ese mismo sistema. No solo porque con la lengua pueda, por ejemplo, relatar historias entretenidas o contar chistes, sino porque el empleo mismo de la lengua puede ser motivo de recreación y de regodeo al poder escoger tal o cual vocablo, al estructurar su frase de uno u otro modo, al hacer juegos de palabras, al decir conscientemente ambigüedades o equívocos. Voy a traer a colación un pasaje extraordinario del Quijote en el que Cervantes pone de relieve, a través de Sancho Panza, su sentido lúdico del lenguaje. En el capítulo xxxviii de la Segunda Parte nos deleita el autor con lo que hace decir a la Dolorida Trifaldi y la respuesta que sigue dada por Sancho: Sosegados todos y puestos en silencio, estaban esperando quién le había de romper, y fue la dueña Dolorida, con estas palabras: –Confiada estoy, señor poderosísimo, hermosísima señora y discretísimos circunstantes, que ha de hallar mi cuitísima en vuestros valerosísimos pechos acogimiento [...] quisiera que me hicieran sabidora si está en este gremio, corro y compañía, el acendradísimo caballero don Quijote de la Manchísima y su escuderísimo Panza. –El Panza –antes que otro respondiese, dijo Sancho– aquí está, y el don Quijotísimo asimismo, y, así, podréis, dolorosísima dueñísima, decir lo que quisieridísimis; que todos estamos prontos y aparejadísimos a ser vuestros servidorísimos.

Vemos el uso cómico que Cervantes le da a la utilización del superlativo en –ísimo aplicándolo incluso a verbos, algo que la norma no acepta pues, por función y significación, solo pueden llevarlo los adjetivos calificativos y algunos adverbios. Y se vale de Sancho para criticar el uso, y sobre todo el abuso, de aquel elemento gramatical, raro, poco usado y considerado un exótico latinismo hasta bien entrada la Edad Moderna. Conscientemente infringió la norma gramatical echando mano de un recurso que resultaría cómico, divertido. Dicho de otro modo, jugó con la lengua, y pudo hacerlo de ese modo, y de muchos otros a lo largo de toda su producción literaria, porque solo entre amigos se permite la chanza y la broma, y Cervantes tenía una estrecha y particular amistad con la lengua. Muy distinto es el caso de quienes pasan por encima de las normas sin un propósito significativo específico, de aquellos que por negligencia o por descuido violentan el sistema lingüístico que les es propio poniendo eventualmente en riesgo la intercomprensión. No creo, ciertamente, que estos deslices o desaciertos lleven a una fragmentación de la lengua española pero en no pocas ocasiones sí podrían representar cierto deslucimiento de nuestro idioma. Si bien es verdad que, como se ha dicho metafóricamente, “el español goza de buena salud”, no lo es menos que debemos tratar de mantenerlo en ese estado. No mediante presión normativa (ya está probado que no funciona ni como pedagogía ni como política lingüística), sino tocando, justamente, la fibra lúdica que hay en cada uno de los hablantes de modo que por gusto, además de por convencimiento y por interés, cada individuo considere como razón de gozo y ganancia el no empobrecer ni desfigurar su habla. Ello nos llevaría a no mermar la riqueza que ofrece el sistema e, igualmente, a gozarnos en lo propio, sin imitar servilmente o por moda formas lingüísticas foráneas innecesarias. Que nuestro idioma es eso: ‘algo que nos pertenece’, queda patente de muchas maneras; por ejemplo, ¿hemos reflexionado alguna vez sobre el hecho de que nuestro subconsciente “habla” español? ¿Que nuestros sueños y pensamientos son en español? ¿Que esa lengua es la que no cesa de ir formando nuestra identidad como individuos y como colectividad? En todo idioma hay pasión y emoción, porque la lengua de cada comunidad hablante está en lo más íntimo de cada uno de sus usuarios, y, al mismo tiempo, y paradójicamente, a flor de piel, pues es ella la que permite llevar a superficie lo que cada persona guarda en lo recóndito de su ser y descubrirse hacia los demás. Nuestra lengua, en verdad, nos descubre... y nos delata, según el caso.

En la opinión de muchos especialistas, el sentido lúdico del lenguaje se revela cuando se pone en marcha la interacción entre sonidos y sentidos que estalla en los empleos expresivos y mágicos que toda lengua conoce. Ello explica por qué la palabra no solo crea pensamientos sino también nuevos e infinitos sentimientos y estados de ánimo. Por todo lo expuesto considero que la manera más eficaz de que crezcan el cariño, el aprecio y el respeto por la propia lengua es haciendo tomar conciencia a los hablantes del gozo que proporciona “convivir” con ella, “sumergirse” en ella, “jugar” con ella, en una simbiosis que haga de todo acto lingüístico un acto inevitablemente poético.

Ilustración: Emil

La frase que encabeza este artículo puede ser verdadera o falsa según la interpretación que se le dé. En efecto, si con ella queremos decir que la lengua es una estructura o un sistema tan inflexible y rígido que impide la creación y el gozo, estamos, evidentemente, ante una falsedad. Si, por el contrario, la significación que pretendemos darle es que no podemos tratar la lengua como algo sujeto a los antojos y caprichos de cada quien es, ciertamente, una frase verdadera, porque toda lengua, por definición, es un conjunto de normas aceptadas por una comunidad para la intercomunicación, sin hablar del papel relevante que tiene en la estructuración de pensamientos e identidades particulares y colectivos.


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