Taller para catequistas

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Discípulos misioneros para que tengan vida

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Las oraciones del discípulo misionero Y DIOS CREO A LOS CATEQUISTAS... Cuando Dios creó el mundo, un día antes de darlo por terminado, Dios encomendó a sus ángeles la tarea de recorrer de nuevo el mundo y ver si faltaba algo por hacer. Un ángel llamado Juan, le contestó: “Señor, mil veces nos has enviado a ver si faltaba algo, ya te hemos dicho que todo quedó muy bien.” Y Dios se fue a dormir. A la mañana siguiente, Dios madrugó más de lo normal, y aún en pijama se asomó a la ventana y vio que el hombre estaba talando bosques, matando focas, robando a sus empleados, e inventando armas para pelear por el petróleo, antes aún de descubrirlo. Dios mandó a sus ángeles bajar a la tierra a indagar que había hecho mal y corregirlo. Muchos días después, los ángeles subieron a Su presencia. “Señor, te tenemos que dar una mal noticia. Toda tu obra ha quedado perfecta salvo una cosa: el corazón del hombre se rasga con cada palabra que pronuncian otros hombres, y en cada grieta se cuelan unos sentimientos extraños que Tú no creaste y que el hombre mismo les ha puesto nombre: odio, celos, rencores, ambición...” “Nosotros hemos cerrado sus heridas con Tus palabras y con Tus sentimientos, pero no basta con cerrarlas una vez; se vuelven a abrir continuamente, el corazón del hombre te ha quedado algo olvidadizo y frágil. Habría que estar todo el día a su lado.” Un ángel propuso: “Sólo cabe una solución, has de destruirlo y volverlo a crear de nuevo, mejorando su corazón; el de los elefantes te quedó muy bien, podrías copiárselo.” Dios contestó: “No sería mala idea si no les hubiese cogido ya tanto cariño, y hasta tengo escogido de entre ellos algunos para grandes misiones. Creo que es mejor solución la que dijiste antes: que haya ángeles en medio de ellos, constantemente cerca, para cerrar sus heridas y sanarles el corazón y para hablarles de mi y de nuestro proyecto común, a todas horas, en toda ocasión, a tiempo y a destiempo. Id todos, ¡Quedáis sin trabajo en el cielo! Yo mismo iré también el próximo 25 de siembre...! Y ASÍ FUE COMO DIOS CREO A LOS CATEQUISTAS...

Invocación al Espíritu Santo Te pedimos la paz Espíritu Santo: Tú sabes que los jóvenes tenemos un corazón bueno y generoso que venimos con los brazos abiertos a la entrega, la mirada alta, con los sueños de grandezas, que nos gusta lo difícil, lo nuevo... Tú sabes que nuestra juventud rebelde no se conforma con echar un remiendo en un paño viejo. Tú sabes que nuestra juventud no aguanta el ser moneda de dos caras; que nuestra juventud no sufre la letra y busca el espíritu en las páginas desnudas del Evangelio. Tú sabes que nuestra juventud insatisfecha no heredó nada fácil, no encontró las cosas a su gusto y se lanzó a abrir nuevos caminos. Dame intrepidez, sinceridad y humildad. Dame valor ante el riesgo y prudencia en la aventura. dame encontrar en mi tarea de catequista a CRISTO camino, verdad y VIDA.

Te pedimos la paz que nos es tan necesaria como el agua y el fuego la tierra y el aire La paz que es perdón que nos libera de la rabia y la ira, de la envidia y la sangre La paz que es amnistía de presos y exiliados que desean un hogar más digno y estable. La paz que es libertad, la vida siempre abierta en la casa y en la fábrica, en la plaza y la calle. La paz que es el pan amasado cada día que se rompe en la mesa con júbilo y con hambre. La paz que es la flor de tu reino que esperamos y que hacemos más bello y cercano cada tarde. Te pedimos la paz y a nosotros nos pedimos porque somos hermanos y Tú eres nuestro Padre. Enséñanos a desvivirnos Ayúdanos, Señor, a acoger la vida que tú nos regalas, y a cultivarla día a día para hacerla crecer hasta devolvértela como un fruto maduro.


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