Programa de mano, OSUG, 3 - 2da Temp, 2023

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ORQUESTA SINFÓNICA DE LA UNIVERSIDAD DE GUANAJUATO

Tradición y vanguardia

La Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG) ocupa un lugar privilegiado en el panorama musical de México como uno de los ensambles orquestales de mayor prestigio en el país y con una sólida proyección internacional. Desde su fundación, importantes solistas y directores han participado en los programas de la orquesta, entre ellos Francesca Dego, Yuja Wang, Brodsky Quartet, Shlomo Mintz, Dmitri Hvorostovsky, Neeme Järvi, Cyprien Katsaris Christian Lindberg, Eduardo Mata, Jorge Federico Osorio, Leif Segerstam, y el Trío Altenberg.

En razón de su alta calidad interpretativa, la OSUG es la orquesta residente del Festival Internacional Cervantino, el festival dedicado a las artes escénicas más importante de América Latina, mismo en el que ha participado con programas de gran trascendencia como el estreno en México de la Sinfonía no. 4 de Lutoslawski, las Sinfonías no. 4 y 7 de Shostakovich, Das Lied von der Erde de Mahler y decenas de estrenos y ejecuciones de obras de compositores tales como Mario Lavista, Joaquín Gutiérrez Heras, Phillip Manoury, Igor Stravinsky, Anton Bruckner, Silvestre Revueltas. Gracias a su enorme repertorio, dinamismo y personalidad, la OSUG ha sido invitada a diversos festivales nacionales y ha realizado múltiples giras internacionales.

Esta orquesta es testimonio vivo de la larga tradición cultural del estado de Guanajuato y es la primera orquesta profesional permanente de una universidad mexicana. Su concierto inaugural ocurrió el 25 de abril de 1952 bajo la batuta del maestro José Rodríguez Frausto, quien estuvo al frente de ella por 34 años. En 1986 asumió la dirección el maestro Mario Rodríguez Taboada y para 1992 la OSUG se fusionó con la Filarmónica del Bajío para crear un solo organismo, del cual

asumió la titularidad Héctor Quintanar. Durante este periodo, la orquesta desarrolló un valioso proyecto de difusión de la música nacional con la grabación de seis discos compactos de la colección Compositores Mexicanos, integrada por 32 obras inéditas de 23 autores.

En 1997 José Luis Castillo asumió el cargo de director titular y expandió notablemente el repertorio de la orquesta, recorriendo todas las etapas del vasto espectro musical con un acento particular en lo contemporáneo. De 2005 a 2011 Enrique Bátiz asumió el cargo de director invitado y asesor musical, con quien la OSUG realizó giras por China y Egipto.

En 2012, año en que la OSUG cumplió sesenta años de existencia, se designó como director titular al maestro Juan Trigos, quien continuó la idea de difusión de la música nacional impulsada en la OSUG por Héctor Quintanar. Entre 2012 y 2014 se efectuaron giras por México, Estados Unidos e Italia.

En junio de 2015 Roberto Beltrán Zavala fue nombrado director titular de la OSUG. Con una sólida carrera internacional y una nutrida agenda de conciertos su enfoque en el sonido Orquestal y en el repertorio post-romántico ha dado a la OSUG una profunda personalidad como ente artístico..

En mayo y junio de 2017, con motivo de sus 65 años de fundación, la OSUG realiza exitosamente una gira por Europa, donde compartió escenario con, el Cuarteto Brodsky, Francesca Dego y Shlomo Mintz, en importantes salas de conciertos y teatros de España, Francia e Italia donde se culminó con un exitoso concierto en la prestigiada sala Verdi en Milán.

El concurso de composición Miniaturas para la OSUG es un proyecto de vinculación entre la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato y el Departamento de Música (DEMUG), nace en 2015 por iniciativa del director titular de la OSUG, el maestro Roberto Beltrán Zavala, y de Javier G. Compeán, profesor-investigador del DEMUG.

Esta colaboración inédita y única brinda a los estudiantes de la Universidad de Guanajuato la oportunidad de trabajar y conocer la escritura orquestal, y escuchar en el ensayo de las piezas finalistas la retroalimentación de los integrantes orquesta a sus obras.

Los concursantes envían las obras a considerar bajo estricto anonimato y al terminar la sesión final en ensayo con orquesta, los miembros de la OSUG votan, en un ejercicio democrático, por la pieza ganadora que será escuchada en concierto público.

Esta colaboración única es muestra del hermanamiento posible entre la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato y el Departamento de Música, en la edición 2023 escucharemos la miniatura de una joven compositora, Grecia Nila, que además representa su debut orquestal.

GRECIA NILA (1998)

Præco

El trabajo del præco (pregonero) en la antigua Roma era hacer llegar oralmente los mensajes, sentencias y dictámenes de las autoridades a todos los ciudadanos. Se dice que “El trabajo principal de cualquier artista es comunicar”, por ello, Præco es una miniatura orquestal sobre el trabajo enérgico, servil, bullicioso y pesado de este antiguo oficio, donde además las melodías de la pieza hacen alusión al dictamen que pregonaba.

Nila es originaria de León, Guanajuato. Comenzó su formación musical como pianista a los 12 años. Posteriormente cursó el Nivel Medio en la Escuela de Música de León, donde descubrió su gusto por la composición. Actualmente cursa el cuarto semestre en de la Licenciatura en Música (Composición) en la Universidad de Guanajuato. Entre sus distinciones académicas se encuentran el primer lugar del concurso interno de instrumento en la Escuela de Música de León (2019), el tercer lugar en el concurso interno de piano DEMAE de la Universidad de Guanajuato (2021) y el estreno de su primera obra, Cavilación, a cargo del ENPRON (2022). Sus primeras influencias musicales fueron los compositores del periodo Romántico, entre los que destacan Beethoven y Chopin. Actualmente tiene un gran interés por la música descriptiva, así como por la música de cine y los musicales. En sus composiciones, trata principalmente de experimentar y explorar los “motivos” melódicos de sus piezas, así como jugar con la tonalidad y la atonalidad.

VÍCTOR IBARRA (1978)

After Op. 92

El día de hoy, tienen ustedes en sus manos no una nota de programa, sino dos.

Primera nota de programa, antigua. Ludwig van Beethoven (1770-1827) inició la composición de la Séptima sinfonía en el año de 1807 y la terminó en el verano de 1812. El estreno se llevó a cabo en la Universidad de Viena el 8 de diciembre de 1813 bajo la batuta de Beethoven mismo. Como solía ocurrir en aquellos tiempos, el concierto fue organizado con un fin especial: recaudar fondos para los soldados austríacos y bávaros heridos en la batalla de Hanau mientras defendían a su patria de las huestes de Napoleón, quien en otros tiempos había sido el héroe de Beethoven. Además de la Séptima sinfonía, Beethoven estrenó en ese concierto una de sus obras más extrañas y menos características: La victoria de Wellington, también conocida como Sinfonía de la batalla o La batalla de Vitoria Esta especie de poema sinfónico-militar, que hoy es considerado como una de las obras más débiles de Beethoven, inflamó el espíritu patriótico del público y, dadas las circunstancias, su éxito opacó al de la sinfonía. Sin embargo, el segundo movimiento de la Séptima fue muy bien recibido por el público vienés. Además del buen recibimiento que el público dio a la obra, la crítica vio con buenos ojos y escuchó con buenos oídos esta obra maestra. La reseña publicada en el Allgemeine Musikalische Zeitung afirmaba que la Séptima era la más melodiosa, agradable y accesible de las sinfonías de Bee-

thoven. Por otra parte, es muy famosa aquella frase en la que Richard Wagner (1813-1883) afirmó que la Séptima sinfonía “es la apoteosis de la danza”. El compositor dedicó la partitura de su Séptima sinfonía al Conde Moritz von Fries.

Segunda nota de programa, moderna. En el año 2020, la Dirección de Actividades Musicales de la UNAM marcó la celebración del 250 aniversario del nacimiento de Beethoven encargando nueve obras a otros tantos compositores, con la condición de que cada una estuviera basada en una de sus nueve sinfonías. A Víctor Ibarra le tocó en suerte (¡y qué buena suerte!) la Séptima. El compositor afirma sobre este interesante proyecto de composición:

Todo comienza como un reto enorme: escribir algo después, o quizá más bien en una suerte de diálogo con el Op. 92 de Beethoven que, dicho sea de paso, me parece una de las sinfonías más extraordinarias jamás escritas (no solo de Beethoven, sino del compositor que se te ocurra). Aún recuerdo la versión de Carlos Kleiber frente a la orquesta del Concertgebouw de Ámsterdam que escuché por primera vez hace muchos años en casa de nuestro querido Ismael Campos en Cuernavaca. En fin, un reto complejo que llevó a muchos momentos de bloqueo, naturalmente. Además, se interpuso la crisis sanitaria del COVID-19 lo cual hizo un poco más complejo todo. Pero creo que al final lo disfruté. Así, comencé analizando y

escuchando varias versiones de la sinfonía. De alguna manera, el movimiento con el que más establezco un diálogo es con el primero, a pesar de que los otros movimientos también podrían estar presentes. Hay estructuralmente una relación, también desde el punto de vista de la narrativa y hasta desde el aspecto tímbrico. Cuando escribía la pieza me di cuenta de que había en esta obra de Beethoven –y quizá en muchas más– “preocupaciones” e intereses que yo mismo persigo en otras partituras mías, quizá porque tengo el oído atento a estos fenómenos sonoros. Por ejemplo, el tema de los relevos instrumentales, algunos aspectos de planos sonoros, el entorno gestual, el golpe y la resonancia y su ubicación, no solo en el espacio acústico, sino en la propia narrativa de la obra. En fin, esta partitura sería para mí una especie de reflexión en un contexto actual (con las preocupaciones artísticas, sociales, estéticas que esto conlleva) frente el enorme monumento que la Séptima sinfonía de Beethoven representa.

Por cierto, hay algo interesante en el título en inglés de la obra de Ibarra. Estrictamente, la palabra after quiere decir después; pero en este contexto, otros significados pueden ser Sobre el Op. 92, Tras el Op. 92, Inspirada en el Op. 92 o Basada en el Op. 92

La audición de After Op. 92 permite hacer ciertas observaciones, algunas de

ellas más o menos objetivas y otras absolutamente subjetivas. La obra de Ibarra inicia con un gesto muy similar al que da principio a la Sinfonía op. 92 de Beethoven. A partir de ahí, el compositor procede a construir un interesante y riguroso juego de timbres, tiempos y dinámicas, siempre con un espíritu contrastante. ¿Qué diría Beethoven si pudiera presenciar una ejecución de esta obra que le atañe? Probablemente quedaría maravillado ante la variedad de timbres para él inauditos (en más de un sentido), y quizá se asombraría ante los instrumentos desconocidos, así como ante sorpresas muy inesperadas como los episodios encabezados por las percusiones o la acción directa sobre las cuerdas del piano.

El estreno absoluto de After Op. 92 de Víctor Ibarra ocurrió el 21 de enero de 2023 en la Sala Nezahualcóyotl de la Ciudad de México, con la Orquesta Filarmónica de la UNAM dirigida por Sylvain Gasançon.

ALBAN BERG (1885-1935)

Concierto para violín y orquesta

La biografía de Alma Schindler (18791964) es sin duda una de las historias más fascinantes que se puedan narrar. Nació, creció y vivió en el centro del imperio austrohúngaro entre fines del siglo XIX y principios del XX, lo que le garantizó una vida plena de contactos con numerosas personalidades del mundo cultural, social y político de su tiempo. Vista por encima, la suya parece ser una simple historia de amores sucesivos con grandes creadores, pero por debajo de ello se esconde una existencia vibrante, contradictoria y finalmente, trágica. En el año de 1902, Alma Schindler se casó con Gustav Mahler (1860-1911), después de un breve y tórrido cortejo. Alma quería ser compositora, pero era evidente que a la sombra de Mahler nadie podía componer música. El propio compositor prácticamente le prohibió componer, diciéndole: “Tu única profesión es hacerme feliz”. De la escasa producción de Alma sobrevive hoy un puñado de canciones que bien vale la pena escuchar, no sólo por sus asociaciones anecdóticas, sino por su valor musical intrínseco. Hacia fines de 1902 nació la hija mayor de Gustav Mahler y Alma

Andante Allegretto Allegro Adagio

Schindler, a la que pusieron por nombre María. Pocos años después comenzaría una trágica sucesión de pérdidas para Alma; la pequeña María murió en 1907. Cuatro años más tarde murió Mahler y poco después su viuda comenzó una serie de apasionadas y controvertidas relaciones con importantes personajes de la época. En agosto de 1915, Alma se casó con Walter Gropius, notable arquitecto, pionero fundamental de la modernidad en la arquitectura, principalmente a través de esa formidable institución que fue la Bauhaus. Al casarse con Gropius, Alma estaba todavía involucrada en una tormentosa relación con el pintor Oskar Kokoschka. Meses después del matrimonio (celebrado durante dos días de licencia que el teniente Gropius pidió a sus superiores en el ejército alemán) Alma quedó embarazada por séptima vez, y el 5 de octubre de 1916 dio a luz a una hija a la que puso el nombre de Manon, el mismo nombre de su suegra. Al paso de los años, la relación de Alma con Gropius se deterioró, y en 1929 ella se casó una vez más, con el escritor Franz Werfel. Mientras tanto, Manon Gropius Schindler creció y se convirtió en una atractiva adolescente, pero la tragedia no tardó en caer de nuevo sobre Alma. Atacada súbitamente por poliomielitis y una parálisis parcial, Manon murió el lunes de Pascua de 1935, a los 18 años de edad. Era el tercer hijo de Alma en morir prematuramente. Entre los amigos cercanos que compartieron el luto de Alma por la muerte de Manon estaba Alban Berg; además de las muestras privadas de afecto que le ofreció a la entristecida madre, Berg respondió a la muerte de Manon dedicándole su Concierto para violín con el título A la memoria de un ángel.

La obra está dividida en dos grandes secciones, cada una de las cuales consta de dos movimientos. Como en otras de sus obras, Berg logró conciliar en este Concierto para violín el apego a las reglas estructurales del serialismo con una escritura expresiva, intensa y dramática, particularmente atractiva en los dos movimientos exteriores. Esta conciliación es descrita con estas palabras por el destacado crítico musical Alex Ross:

De cierta manera, la composición dodecafónica le ofreció a Berg lo mejor de ambos mundos. Impuso disciplina a un espíritu revoltoso y, al mismo tiempo, le permitió contrabandear algunos placeres prohibidos. Este juego alcanzó su cima en el Concierto para violín.

Más adelante, Ross afirma que el final del concierto ofrece sonoridades que remiten al Preludio a la siesta de un fauno (1894) de Claude Debussy (1862-1918).

Además de la dedicatoria a Manon Gropius, la obra contiene algunas otras referencias interesantes. En el segundo movimiento, Berg cita una melodía folklórica de la región de Carintia, quizá como recuerdo de un amorío de juventud que tuvo en la casa veraniega de su familia. En los dos movimientos finales, el compositor da relevancia a dos números (el 23 y el 10) que solía asociar secretamente con él mismo y con uno de sus grandes amores, Hanna Fuchs-Robettin. En el cuarto movimiento, Berg unifica las ideas y materiales de todo el concierto, incluyendo una referencia al coral Es ist genug

(‘¡Es suficiente!’) de la Cantata BWV 60 de Johann Sebastián Bach (1685-1750).

Alban Berg comenzó a escribir el Concierto para violín en el verano de 1935, teniendo como estímulo específico un encargo del violinista estadunidense Louis Krasner. Para trabajar en esta obra, Berg interrumpió la orquestación de su magistral ópera Lulu, que quedó lamentablemente incompleta a la muerte del compositor, ocurrida el 24 de diciembre de 1935. Así, puede decirse que el estreno póstumo de esta intensa obra representó un doble réquiem, por Manon Gropius y por el propio Alban Berg. El estreno se llevó a cabo en Barcelona el 19 de abril de 1936, con Louis Krasner como solista y dirigido por Hermann Scherchen. Originalmente, debió estrenarse bajo la dirección del compositor Anton Webern (1883-1945), pero el luto por la muerte de su querido amigo y colega le impidió llevar a cabo la tarea. Casi treinta años después del emotivo estreno de este concierto, que Berg dedicó A la memoria de un ángel, Alma Schindler Mahler Gropius Werfel murió el 11 de diciembre de 1964. Sus restos reposan en el cementerio de Grinzing, muy cerca de los de su hija Manon.

JEAN SIBELIUS

(1865-1957)

Sinfonía no. 2 en re mayor, op. 43

Allegretto

Tempo andante, ma rubato

Vivacissimo

Allegro moderato

De Virgil Thomson (1896-1989) se ha dicho no sólo que es un importante compositor estadunidense sino, además, que ha sido una de las voces más sabias y equilibradas de su tiempo, al grado de que sus escritos sobre música son un punto de referencia indispensable en relación con numerosos temas. De ahí que sea particularmente incongruente un juicio emitido por Thomson respecto a una de las mejores obras de Jean Sibelius. En octubre de 1940, Virgil Thomson escribió en el periódico Herald Tribune de Nueva York una reseña en la que afirmaba: “encuentro que la Segunda sinfonía de Sibelius es vulgar, complaciente y provinciana en un grado indescriptible”.

No tuvo que pasar mucho tiempo para que quedara ampliamente demostrado el error de Thomson; hoy en día, la Segunda sinfonía de Jean Sibelius es considerada como una pieza indispensable del repertorio sinfónico, no sólo por su indudable atractivo sonoro, sino también porque en ella el compositor ofreció al mundo una interesante proposición musical en la que alteraba los procedi-

mientos tradicionales de la composición sinfónica. Un análisis detallado de esta propuesta de Sibelius sería demasiado largo y complicado para este espacio, pero puede describirse brevemente a partir del primer movimiento de la sinfonía.

El procedimiento sinfónico convencional contemplaba, al inicio de la obra, la presentación clara y concisa de los temas musicales a desarrollar bajo los parámetros de la forma sonata. Más adelante, estos temas debían ser fragmentados, alterados, desarrollados, contrapuestos, sintetizados de nuevo, bajo esos mismos parámetros. En cambio, lo que Sibelius hizo en el inicio de su Segunda sinfonía fue, en cierto modo, invertir el proceso: nos ofrece primero una serie de fragmentos musicales aparentemente inconexos y dispersos que a medida que la música progresa van tomando cuerpo y fisonomía dentro del esquema general, como piezas de un vasto rompecabezas que van cayendo lógicamente en el lugar que les corresponde. De esta visión formal de Sibelius surge uno de los movimientos sinfónicos más interesantes de todo el repertorio. El musicólogo Cecil Gray dice lo siguiente al respecto: “la Segunda sinfonía abre un camino enteramente nuevo. La organización interna de sus movimientos revela muchas innovaciones importantes, que implican en ciertos momentos, particularmente en el primer movimiento, una auténtica revolución”.

A diferencia de algunas de las sinfonías de Gustav Mahler (1860-1911) o la Sinfonía fantástica de Hector Berlioz (1803-1869), la Segunda sinfonía de Sibelius no es estrictamente descriptiva ni

tiene un programa definido. A pesar de ello, algunos conocedores de la música de Sibelius, como el violonchelista y director Georg Schnéevoigt y el musicólogo Ilmari Krohn, afirman que esta obra encaja plenamente dentro de la visión patriótica del compositor, y que es un intento de describir musicalmente la lucha del pueblo finlandés por su libertad. Aquí se hace necesario recordar que dos años antes de componer su Segunda sinfonía, Sibelius había escrito el poema sinfónico Finlandia, de claras intenciones patrióticas, y considerado como una especie de segundo himno nacional por el pueblo finlandés que por entonces se hallaba bajo el dominio ruso.

En 1901, un amigo cercano de Sibelius, el barón Axel Carpelan, otorgó al compositor una cantidad de dinero que le permitió viajar y componer. Así, el invierno de 1901-1902 vio a Sibelius instalado en el pueblo italiano de Rapallo, donde inició la composición de la Segunda sinfonía, obra que habría de concluir a su regreso a Finlandia. De nuevo, es importante recordar que esta obra es música absoluta, pero a manera de recuento histórico, no está de más citar la descripción de Schnéevoigt (quien fue amigo cercano de Sibelius) del contenido extramusical de la partitura:

Primer movimiento: La tranquila y pastoral vida del pueblo finlandés, atormentado por sentimientos de opresión.

Segundo movimiento: Un gran impulso de sentimientos patrióticos, tímidamente expresados por miedo a la tiranía opresora.

Tercer movimiento: El despertar del sentimiento nacionalista y el deseo de lucha por la independencia.

Cuarto movimiento: La esperanza en la liberación y la certeza de que pronto llegará un libertador.

Con o sin estas descripciones de fuego patriótico, lo cierto es que la Segunda sinfonía de Sibelius se mantiene hasta hoy como uno de los logros más notables de la forma sinfónica, con su equilibrada combinación de proposiciones nuevas y respeto a las tradiciones del sinfonismo del siglo XIX. Hasta la fecha, el curioso procedimiento constructivo del primer movimiento de esta sinfonía sigue siendo objeto de largos y complicados debates. Una buena forma de comprenderlo y asimilarlo es descubrir que Sibelius ha propuesto en este movimiento una clara forma cíclica, de modo que las últimas páginas del movimiento son casi idénticas a las primeras, salvo que los temas fragmentarios son presentados en orden inverso al del principio. El gran director inglés Sir Simon Rattle afirma que escuchar el primer movimiento de la Segunda sinfonía de Sibelius es como recibir de regalo las piezas de un hermoso reloj que se van ensamblando poco a poco ante nuestros ojos (y oídos) hasta que el reloj queda armado por completo, y de inmediato el reloj se va desarmando hasta que nos quedamos de nuevo con sus piezas separadas. Cualquier duda sobre lo coherente y unitario de la sinfonía se disipa en el último movimiento, cuya solemnidad y nobleza cierran con broche de oro esta proposición sinfónica, clásica

y novedosa por igual.

Sibelius dedicó la partitura de la Segunda sinfonía a su generoso benefactor, el barón Axel Carpelan. El estreno de la obra se llevó a cabo en Helsinki, la capital finlandesa, el 3 de marzo de 1902, bajo la dirección del compositor. Desde entonces, cada interpretación de esta magistral sinfonía ha servido un triple propósito: deleitar al público con su riqueza sonora, maravillar a los melómanos con la ingeniosa construcción de su primer movimiento, y demostrar cuán equivocado estaba Virgil Thomson en su juicio crítico respecto a esta bella obra.

Iván Jesús Pérez Núñez

Violín

Nació en Caracas, Venezuela. Comenzó sus estudios de Violín con el maestro Emil Friedman. Hizo su debut con la Orquesta Sinfónica de Venezuela a los 12 años. Se graduó de Carnegie Mellon University donde estudió con Andrés Cardenes Fue alumno de Dorothy Delay y Naoko Tanaka en Aspen, Colorado.

Como solista ha trabajado con directores y músicos de fama internacional entre los que se encuentran: Irwin Hoffman, Andrés Cardenes, Manuel López

Gómez, Joshua Dos Santos, Monique

Duphil, Gerard Causse, Maurice Hasson, A. Rugeles, Juan Carlos Núñez y Piero

Gamba. Asimismo, ha sido solista en giras por Latinoamérica y Europa con la Orquesta Sinfónica de Venezuela. Es miembro fundador, concertino y director de la

Orquesta Virtuosi de Caracas.

Fue Concertino de la Filarmónica Carnegie Mellon y del Ensamble Contemporáneo Carnegie Mellon por tres años. También estudió con Yuval Yaron, en Bloomington, Indiana. Tocó el Concierto para violín de Beethoven con la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar bajo la batuta del afamado director Gustavo Dudamel, con quien también interpretó el Concierto para violín en la menor de Bach, con los Arcos Juveniles de Caracas.

Su extensa carrera como solista y recitalista comprende los conciertos más importantes del repertorio violinista en conciertos por América del Norte y Sur, y Europa. Desde el año 2015 se desempeña como Primer Concertino de la Orquesta Filarmónica de Jalisco.

Considerado unánimemente por orquestas, público y prensa especializada como uno de los directores más interesantes de su generación, Roberto Beltrán-Zavala ha desarrollado en los últimos años una sólida reputación internacional como artista del más alto nivel: Excepcional comunicador y músico altamente calificado, Beltrán-Zavala establece relaciones sólidas e intensas con las orquestas con las que trabaja y es muy respetado por su compromiso entusiasta y devoto con las obras que dirige.

En sus últimas temporadas, la actividad del maestro Beltrán-Zavala incluyó debuts exitosos con orquestas en Holanda, Bélgica, Italia, Alemania, Suiza, Francia, Rumanía, Polonia, Malta, Argentina y México, dirigiendo piedras angulares del repertorio como los ciclos integrales de las sinfonías de Dmitri Shostakovich y Gustav Mahler, así como obras capitales del siglo XX de compositores como Stravinsky, Varese, Boulez, Messiaen, Bartok y Ligetti.

Director titular de la emblemática Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG) desde 2015, Beltrán-Zavala es también director artístico de la re:orchestra de Rotterdam, considerada por la prensa especializada como una de las mejores orquestas de cámara de Europa, y recientemente ha sido nombrado director musical del prestigioso Festival Internacional Palermo Classica en Italia.

Ha dirigido, entre otras a la Orquesta del Siglo XVIII, Orquesta Sinfónica Nacional de México, Orchestre d’Auvergne, Filarmónica de Silesia, Holland Sinfonia, Orquesta Nacional de la Radio Rumana, Orquesta de Cámara de Bélgica, Opera de Bremerhaven, Sinfonica di Sanremo, Orquesta Real de Valonia y Orquesta Filarmónica de Malta.

En el otoño de 2016, BIS Records lanzó su album debut europeo como parte de una serie llamada Essential Music. La grabación recibió un reconocimiento extraordinario por parte de la crítica especializada (The Strad, Gramophone, Klassik Heute, Amadeus, etc.), así como una excelente acogida por parte del público. Asimismo, en diciembre de 2019 la OSUG lanzó su grabación en vivo de la Tercera Sinfonía de Gustav Mahler y en Junio del 2022 un album con la décima sinfonía de Dmitri Shostakovich para el sello francés Evidence Classics.

En octubre del 2022 el Maestro Beltrán-Zavala recibió el prestigiado ‘Mahler Award”, otorgado por la “Mahler Foundation”, por sus servicios a la música del compositor Gustav Mahler.

Roberto Beltrán Zavala tiene nacionalidad mexicana y holandesa y vive en Rotterdam, Países Bajos.

DR. LUIS FELIPE GUERRERO AGRIPINO Rector General

DRA. GRACIELA MA. DE LA LUZ RUÍZ AGUILAR Secretaria General

DR. SERGIO ANTONIO SILVA MUÑOZ Secretario Académico

DR. SALVADOR HERNÁNDEZ CASTRO Secretario de Gestión y Desarrollo

DR. JOSÉ OSVALDO CHÁVEZ RODRÍGUEZ Director de Extensión Cultural

ORQUESTA SINFÓNICA DE LA UNIVERSIDAD DE GUANAJUATO

Director titular

Roberto Beltrán Zavala

Violines Primeros

Dmitry Kiselev - Concertino

Héctor Hernández Pérez – Asistente de concertino

Maksim Smakkev

Jorge Luis Torres Martinez

Luis Enrique Palomino

Katherine Giovanna Ramírez

Urpi Dainzú Holguin González

Yessica Melgar

David Jesús Viña

Pedro Zayas Aleman

David Pérez Patlan***

Andrés Tovar Gómez ***

Violines Segundos

Sergio Andrés González * (-)

Claudia Valeria Blanco Mota ** (-)

Elizabeth Martínez Ramírez

Maria Camila Florez

Andrés Idelfonso Gallegos Rodríguez

Carlos Alberto López García

Moab Alberto González López

Fidel Berrones Goo

Oscar González

Christian Barajas Hernández***

Miriam Guadalupe Ramírez

Rodríguez***

Violas

Alexander Applegate *

Lydia Bunn **

Augusto Antonio Mirón Pleitez

Betsabé Jiménez Valencia

Carlos Reyes Hernández

Anayantzi Oropeza Silva

Oscar Pinedo Nava

David Gutiérrez Escalante***

Violonchelos

Michael Severens *

Bruno Mente ** (-)

Luis Gerardo Barajas Bermejo

Fernando Melchor Ascencio

Fortunato Rojas Francisco

Omar Barrientos

Andrés López Bermúdez

Cintia Presa ***

Contrabajos

Russell Brown *

Óscar Argumedo González *

Jorge Preza Garduño

Rodrigo Mata Álvarez

Pedro Álvarez Vigil

Guillermo Caminos López

Andrés Peredo Plascencia

Cecilia Saldivar Zúñiga***

Flautas

Cuauhtémoc Trejo *

Victor Frausto Zamora **

Marcela Reyes Colón***

Oboes

Héctor Fernández *

Jorge Arturo García Villegas

Clarinetes

Hugo Manzanilla *

Heather Millette ** - Clarinete Piccolo

Rocio Citlali Rosas ***

Filomeno Ortiz*** - Clarinete/Saxofon

Fagotes

Katherine Snelling *

Ariel Rodríguez Samaniego

Alan Monahan ***

Cornos

Claire Hellweg *

Darío Bojórquez **

Michelle Pettit

Daniel Norman

Apolinar Alavez Salas

Trompetas

Macedonio Pérez Matías *

Juan Cruz Torres Díaz **

José Cayetano Hernández Díaz

Josué Olivier Sánchez ***

Trombones

Louis Olenick * Gil Martínez Herrera

Trombón bajo

John Swadley

Tuba

Salvador Pérez Galaviz *

Timbales Óscar Samuel Esqueda Velázquez *

Percusiones

Mario Alonso Gómez Sosa **

Octavio Zapien González

Alan Sánchez Sánchez

Ulises Hernández

Everardo Pérez Casasola***

Arpa Joana Tellez Sosa***

Piano

Iván Hugo Figueroa **

Pablo Adrián Velázquez González***

Personal Administrativo OSUG

Alejandro Guzmán Rojas

Gerente

Carolina de la Luz Pérez Cortés

Coordinadora de personal

Lilian Bello Suazo

Coordinadora de producción

Diseñadora

Juan Carlos Urdapilleta Muñoz

Coordinador de Biblioteca

Atziri Joaquin Ramos

Coordinadora de relaciones públicas

Zugehy Alejandra Soto Vázquez

Administradora

Paulina Torres Ordaz

Servicio profesional

Cuauhtémoc Vega

Gustavo Emilio Espinosa

Manuel Gutiérrez

Auxiliares técnicos

Programa de mano

Notas al programa:

Juan Arturo Brennan

Corrección de notas:

Jonathan Mirrus

Fabiola Correa

*Principal **Co-principal | ***Invitado (-) Temporal
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