I.U.-CAMBIEMOS ORIHUELA DOCUMENTO BASE
Documento base para el proyecto I.U.-Cambiemos Orihuela
- La Orihuela que tenemos. La corrupción estructural de un ayuntamiento gobernado durante más de 20 años por el Partido Popular genera un escenario político complicado. Durante este tiempo hemos visto ediles imputados y condenados, concejales implicados en tramas como la BRUGAL y una continua presencia de Orihuela en los informativos nacionales, dado que el grado de corrupción ha alcanzado niveles de escándalo. El culmen de este punto lo encontramos hace sólo unos meses, con más del 50% de concejales populares inmersos en procesos judiciales relacionados con sus actuaciones como gobernantes. Todo ello ha sido alimentado con el tejido de redes clientelares y tráfico de influencias por las que el Partido Popular y caciques aliados han controlado gran parte de la riqueza municipal y, con ella, la gestión de los puestos de trabajo y el bienestar de los ciudadanos. Ángel Fenoll constituye la punta del iceberg de un municipio dominado por una alianza entre poderes económicos y políticos locales donde el gobierno ha estado al servicio de intereses económicos privados, jamás ciudadanos. Sin embargo, este choque de intereses no ha despertado una base de indignación lo suficientemente amplia y mayoritaria con la que frenar el permanente estado de robo y saqueo a que estamos sometidos. Más bien al contrario, la población ha ido sucumbiendo a esta vasta red de poder y corruptela rentabilizando el Partido popular su dominio en nuestro municipio y por si fuese poco ha alentado el miedo cualquier alternativa, construyendo una unión Partido-Ayuntamiento donde ser miembro, aliado o simpatizante del PP era el mejor camino para encontrar empleo en nue stro municipio. Es decir, el PP ha creado un discurso ofensivo contra los movimientos democráticos e incluso ha insultado la memoria histórica en nuestro municipio. Por otra parte, se ha alimentado también del miedo ciudadano. Poseer una red de influencia tan poderosa ha supuesto que, ser afín o directamente no criticar a los gobiernos del PP, parecía la mejor forma de no sufrir represión laboral en Orihuela. No podemos tampoco olvidar el permanente proceso de perversión electoral: con un exalcalde y un empresario condenado por compra de votos; prácticas abusivas en colegios electorales de partidas rurales donde la intimidad del voto se ve 2
constantemente cuestionada; vergonzosas campañas electorales basadas en favores y espectáculos de bandera y bocadillo. Todo ello completado con el papel de algunos medios de comunicación participados por aliados de los populares. Es gracias a esta estrategia que el Partido Popular ha logrado una hegemonía con la que provocar un peligroso silencio ciudadano. Han pretendido legitimar sus prácticas y, con ellas, condenar a nuestro municipio a ser un lugar imposible para prosperar honradamente, trabajar, vivir y divertirse en una sana relación con la naturaleza y nuestras instituciones. Y por, encima de todo, abortando el derecho y deber de que la ciudadanía participe activamente en la toma de decisiones políticas que afectan a su futuro. Miedo y corrupción han sido los dos pilares sobre los que se mantiene el dominio social del Partido Popular en nuestro municipio. Ello ha dejado una profunda huella: en la desafección política, en el miedo a la movilización y en la existencia de un ayuntamiento con graves déficits democráticos y participativos que sólo podrá cambiar con una amplia implicación ciudadana.
- El tripartito: una llama ahogada. Las elecciones de mayo de 2011 supusieron un hito histórico en tanto en cuanto el Partido Popular perdió una mayoría absoluta largamente sostenida. Sin embargo, hemos de tener en cuenta ciertas cuestiones al respecto. En primer lugar el resultado de las elecciones no se debió a un cambio real en la base social de Orihuela. La pérdida de la mayoría absoluta del PP respondió más a una cuestión de aritmética electoral (unida a la movilización de la costa) que a una transformación social. Ello implica que, pese a la suma de buenas intenciones que pudiera haber en muchas de las personas que hemos trabajado largo tiempo contra la dictadura del PP, su hegemonía no fue socavada. Este hecho debe llevarnos a cuestionar la forma de construir la alternativa frente a un partido que, pese a sus muchos crímenes, sigue contando con un fuerte apoyo en las urnas. En este sentido, tenemos una deuda con la construcción de un discurso que destruya el dominio del Partido Popular y, para ello, es imprescindible forjar una alternativa política que sea capaz de ilusionar y movilizar a la inmensa base social que, de un modo u otro, está cansada de la corrupción y falta de democracia local. Por otro lado, tras más de tres años de gobierno alternativo no son pocas las críticas y cuestionamientos que el gobierno, tripartito primero y bipartito después, ha suscitado. La 3
composición del ayuntamiento de Orihuela convertía en difícil la construcción de la alternativa democrática. Por un lado, el CLR, cuyos orígenes ligados al PP no podemos olvidar. Con todas sus disensiones internas, este grupo político ha distorsionado permanentemente la labor de gobierno, introduciendo su interés por las basuras en el centro de su estrategia, la cual culminó en una alianza política con el Partido Popular para tratar de retomar la alcaldía. Por su parte, el grupo CLARO siempre tuvo presente su sola aspiración de representar a una pequeña parte de la población haciendo obvio que, a cambio de financiación y competencias en la costa, vendería su alma al mismo diablo. El partido de Houliston no era un proyecto político para Orihuela, sino una gestoría para los intereses de algunos ciudadanos del litoral oriolano. Si finalmente el inglés impidió la moción de censura fue más por una cuestión de disenso interno con sus compañeros de CLR y no tanto por interés democrático. El caso de PSOE y Verdes ha sido también criticado. Han pagado un alto precio a cambio de mantenerse en el gobierno. Los instrumentos y presupuestos participativos; la municipalización de servicios con escandalosas gestiones como el deporte o el desarrollo de un plan urbanístico participativo y democrático han sido todos proyectos olvidados y hurtados a la ciudadanía. Pese a ciertas labores positivas que puedan reconocerse en algunas áreas como cultura, en general, la política municipal se ha limitado a gestionar tímidamente lo que en otro tiempo el PP saqueaba. Pero ello no es suficiente, Orihuela necesita transformarse, democratizarse e implicar a la ciudadanía en tal proceso. En ese sentido la legislatura ha tenido pocos avances. Creemos que una visión cortoplacista ha hecho perder la perspectiva del bipartito. El objetivo no es sólo que no gobierno el PP, sino acabar con las políticas y realidades construidas por el PP, lo cual no es exactamente lo mismo. Ocupar el gobierno con el precio de renunciar a transformar Orihuela es una estrategia que, inevitablemente, desembocará en el fracaso. El resultado ha sido el siguiente: el Partido Popular mantiene vivo a parte de su electorado alentando el enfrentamiento con el gobierno bipartito. Y PSOE y VERDES han socavado su propia base social siendo demasiado tímidos o débiles como para afrontar los problemas políticos de Orihuela con la audacia necesaria. Asimismo, el AVE ha sido, con la especial complicidad de PP y PSOE en el plano local, otro de los grandes problemas de Orihuela. La faraónica obra ha sido fiel reflejo de lo peor de la política del bipartidismo: inmenso gasto público en una obra que no genera beneficio a la ciudanía sino a las grandes constructoras que la realizan y que, además, genera problemas añadidos al pequeño comercio local y a nuestros conciudadanos, que ven su rutina alterada por unas obras que no le reportarán nada. Ello sin olvidar las expropiaciones forzosas y la destrucción de la huerta, nos hemos 4
encontrado con un megaproyecto que, por un lado, ha supuesto una fuga de dinero público a manos de grandes contratistas. Además, el AVE se ha traducido en una obra con continuos incumplimientos de plazos e itinerarios que ha supuesto enormes perjuicios para los accesos a la ciudad y pérdidas para un pequeño comercio muy maltratado por la coyuntura económica. No queremos tampoco soslayar ciertos vicios heredados en la gestión de este gobierno, muy parecidos a los vistos en legislaturas anteriores. La política de asesores, donde hemos visto varios casos donde la elección de personal de confianza ha estado muy basada en la afinidad pero muy poco en la capacidad. Por no hablar del abuso de esta figura. Es cierto que ciertas áreas sensibles pueden requerir de sujetos de confianza que ayuden a gestionar políticamente. Pero la existencia de asesores para casi todo se debe más a los “compromisos de partido” que al interés ciudadano. En este sentido pocas han sido las diferencias entre el presente gobierno y el anterior. Otro elemento central ha sido los alcaldes pedáneos. Ciertamente, las partidas rurales y pedanías constituyen un bastión del PP. Ello debido no tanto a un apoyo sincero cuanto a unas poderosas redes clientelares y caciquiles que hacen que la gente los apoye por una mezcla de miedo e interés egoísta. Hemos de romper con ello, pero esa ruptura debe hacerse con más democracia y no menos. Los alcaldes pedáneos deben ser elegidos por sus vecinos democráticamente. No podemos aspirar a transformar lugares donde tenemos miedo a que la gente se exprese. Un pedáneo democráticamente elegido se debe a sus vecinos. Si lo designa el ayuntamiento se transforma en un comisario al servicio de los partidos gobernantes. Paradójicamente, lo explicado provoca que, quienes afirmaron ser la alternativa, hayan acabado por allanar el camino de retorno al gobierno de los secuaces de Rajoy. Ello a menos que tengamos la valentía para construir una alternativa democrática que ilusione y esperance nuestro municipio. Al ayuntamiento de Orihuela no le basta un lavado de cara, necesita una regeneración completa. Esta regeneración ha sido el proyecto abandonado por el presente gobierno.
- La alternativa que necesitamos: RECONOCER, RENACER, CONVERGER Y VENCER. Nos encontramos pues, en un contexto global de profunda crisis sistémica del orden establecido que, en el ámbito estatal se refleja en la posible ruptura del régimen político levantado 5
en el 78. Esta situación política se manifiesta, evidentemente, en el ámbito local. Así pues, tenemos la obligación de que el profundo movimiento democratizador y transformador que se erige como alternativa a dichas crisis se refleje en el ámbito municipal. Esto es, Orihuela también necesita más democracia, más participación, y una alternativa política que la encarne. A nadie se escapa que si alguna utilidad han tenido movimientos como el 15M, el auge de las CUP catalanas o la irrupción de PODEMOS en el espectro político, ha sido recordar a la “vieja izquierda”, que las vías tradicionales de lucha habían fracasado y, además, no emocionaban a la ciudadanía. El rol de IU durante los últimos 30 años requiere un complejo análisis, pero lo podemos resumir muy brevemente: buenos programas, buenas propuestas, pero malas estrategias e inadecuadas formas de defenderlas. Por no hablar de los errores de bulto en política de pactos, sindicatos, o complicidades excesivas con el régimen y sus corruptelas en algunos casos… La conclusión es que IU ha perdido el monopolio de la alternativa y no puede ser, por si sola, la herramienta de transformación social, lo cual es positivo. Ahora bien, que la histórica organización ya no vaya a liderar el proceso no significa que deba quedar fuera del mismo. El actual momento político se caracteriza por la existencia de numerosas iniciativas democráticas que pueden ser complementarias y no antagónicas. Desde movimientos sociales decididos a tomar las instituciones hasta diferentes organizaciones, todos estos elementos deben tender puentes entre sí con el fin de aglutinar una alternativa política al servicio de la mayoría. También en el plano local. Nuestra intención en este sentido presenta dos retos. La primera es llevar a cabo la verdadera refundación de IU. La histórica organización necesita reinventarse, soltar el lastre de quienes se han instalado demasiado en un régimen caduco y recuperar lo mejor de nuestra historia. Es decir, reconocer los errores y carencias del pasado. Para ello partiremos siempre de la premisa de que el partido es un medio y no un fin. Esta refundación debe llevarse a cabo también en el ámbito local. Queremos que en Orihuela se genere una nueva forma de I.U., en consonancia con la trayectoria alternativa que hemos tenido desde 2004. Dispuestas a renovar nuestra identidad, formas y propósitos para que aquellos que no han perdido el referente de IU también tengan una fuerza alternativa en que apoyarse. Pero permitiendo también la existencia de un grupo político donde quepa mucho más que IU, sino también los oriolanos y oriolanas que, con independencia de lo cercanos o lejanos que se sientan a I.U. tengan un lugar de trabajo donde luchar por cambiar su municipio desde posiciones democratizadoras, transformadoras y progresistas.
Esto es, hemos de
renacer. Por otro lado, este proyecto nace sabiéndose necesario pero no suficiente, no aspiramos a liderar ni ser liderados en el proceso de cambio, por eso caminamos con una doble e inequívoca vocación: converger y vencer.
Aspiramos a encontrarnos con otras fuerzas político-sociales que 6
quieran romper con la hegemonía del Partido Popular construyendo una alternativa real y entendiendo que los ayuntamientos también deben transformarse y no sólo gestionarse. Esta alternativa de crearse democrática y participativamente y siempre con la sociedad civil, que será el verdadero motor de cambio de Orihuela. Contra la corrupción hay que ofrecer participación. Contra la privatización, democracia. Contra el expolio económico, distribución de riqueza, sostenibilidad. Y contra aquellos partidos que desde Valencia, Madrid y Europa nos ignoran, alzar nuestra voz.
Reconocer, renacer, converger y vencer
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