“Una ortodoncia mal hecha puede borrarte la sonrisa” Así versa el eslogan de la campaña que realiza la Sociedad Venezolana de Ortodoncia (SVO). Desde hace un tiempo ya se ha puesto “de moda” instalar ‘brackets’ en cualquier esquina de la ciudad. Y no es una exageración, sino la verdad pura y simple. Peluquerías y estéticas instalan, a precios muy bajos, aparatos de ortodoncia sin su respectiva normativa de higiene y proliferan gracias a la gran afluencia de potenciales clientes. Diversos organismos de salud se proponen hacerles guerra y erradicar estas peligrosas prácticas. El presidente de la SOV, el doctor Omar José Betancourt, explica lo perjudicial que puede resultar no atenderse en un consultorio odontológico. Estos tratamientos no cumplen con norma sanitaria alguna y “si no se hacen con el debido proceso en un lugar apropiado el resultado puede ser muy perjudicial”, señala. Estos “piratas de las dentaduras”, como los denomina la
SOV, se aprovechan de la demanda, obviando la razón fundamental de la ortodoncia en sí (corregir dientes y huesos mal posicionados). Estos consultorios improvisados secan los dientes con algodones y fijan los correctores con “pega loca”. De este modo se pueden contraer cientos de enfermedades, ya que no cumplen las normas higiénicas reglamentarias.
Ir al ortodoncista
El hueso, el diente y la encía sufren las consecuencias de estos tratos, ya que se dañan o debilitan al recibir una banda con un nivel de fuerza superior al que toleran. Los pegamentos comerciales no fueron diseñados para usarse en la boca, sus aditivos son absorbidos por el hueso y las encías generando lesiones graves. Se trata de una moda entre jóvenes, en su mayoría, aunque también entre adultos, ponerse estos “brackets de lujo”, como lo denominan los ortodoncistas callejeros. El procedimiento que utilizan atenta contra la salud de los pacientes.
bucal.
La SOV señala que bajo cualquiera de los siguientes casos es necesaria una visita al ortodoncista: - La pérdida muy temprana o muy tardía de algún diente primario (de leche). - Dificultad para morder o masticar. - Respirar mucho por la boca. - Chupar el dedo u otro hábito - Apiñamiento o espaciamiento dental. - Cuando la mandíbula salta o hace ruidos al abrir y cerrar la boca. - Si los dientes y/o los huesos están muy hacia afuera (protruidos) o hacia adentro (retruidos). - Dificultad para hablar. - Los dientes muerden anormalmente o no contactan muchos de ellos entre sí. - La cara no se ve balanceada o simétrica. - Aprietas o rechinas mucho los dientes.