Manuel
V
alenzuela Un viticultor que cultiva la utopia como variedad autóctona
A
estas alturas de la viña. A estas caídas de la vida. Si hay alguien que ha sabido llevar los vinos de Granada a las cotas de calidad y prestigio que hoy ocupan; no es un bodeguero con título nobiliario, ni un cargo político conservado en bodega. Al contrario de lo que se estila en estas tierras, la vocación constructora de Manuel Valenzuela, lejos de llevarle a enterrar subvenciones bajo tierra, le hizo edificar un monumento natural a la vijiriega en cada una de sus plantas. Cuando Valenzuela llegó a estas tierras corría el año 79. Dice que sintió el grito del paisaje diciéndole “Manuel, no vayas”. Y eso fue lo que hizo; quedarse, e intentar que su estancia sirviera para algo en esta tierra. Decidió cultivar donde nadie lo hizo: entre las nubes y el cielo de la Contraviesa. Quizá porque él es un hombre de sueños; o quizá porque sólo un loco hace vino en las nubes . Y en el cielo… ¡quién sabe qué demonios hay en el cielo, sino vino de la Contraviesa!
20 EPICUREA