De Yare a Miraflores. El mismo subversivo

Page 180

José Vicente Rangel

Entrevistas al comandante Hugo Chávez Frías (1992-2012)

do— que tiene mucho que ver con esa pregunta que tú me has hecho. Por ahí lo tiene el capitán Morales —mira—, pásalo para acá. A ver si sales en pantalla, enfoquen a Morales, pa’ que salga. Esto está inspirado en otro que pinté en Yare, que por ahí lo tiene, enséñalo, que lo enfoquen nada más. ¿Ves? Ése lo pinté en Yare. La luna de Yare se llama ese cuadro. Ese cuadro tiene una historia que después te la echaré, es larga. Volvió a mis manos después de casi 20 años porque fue subastado y entonces voló por el mundo y andaba por allá, no sé, por Europa, y quien lo tenía, en el testamento dejó escrito: “devuelvan este cuadro a su autor, el Presidente de Venezuela”, y sus hijos europeos lo trajeron, qué cosa no. Y ahora se me ocurrió, la cárcel otra vez, los barrotes y este código para mí, la luna, la misma luna, pero allá está el Cuartel Cipriano Castro, cuartel de la montaña, y el barrote de allá arriba y la ventana y un Cristo, el de la Iglesia de Pagüita que está ahí. Si tú te paras en el Balcón del Pueblo, ésta es la línea de vista, el Cuartel Cipriano Castro, La Planicie, el Cristo con los brazos abiertos reinando en el pueblo, y aquí la ventana de Miraflores. Ahí estoy. Entonces, el valor, sí, es como una siembra, pero creo que es producto de la conciencia. Aquella noche de la esquina caliente, recuerdo, al final ustedes no querían dejarme solo, pensaban en un pistoletazo, una cosa de esas. No, no tengo esa vocación. Fidel me llamó: “Chávez haz lo que tú quieras, pero tú no mueres hoy, tú no eres Allende”. Recuerdo, no sé por qué, cuando ustedes me dejaron por fin solo unos minutos aquí y caminaba como un tigre enjaulado, pero ya uniformado, les dije: “Ya me voy para allá”. “Estás loco”, me decían algunos. “Sé lo que hago, voy para allá, me voy a entregar”.

— Tú me dijiste: “Yo quiero volver a verle los ojos a los traidores”. — Y más allá de verle los ojos a los traidores, quiero verle los ojos a los capitanes, a los tenientes, a los oficiales jóvenes, que sí saben quién soy yo, y a los soldados. Y ellos le dieron la razón a mi vida, la razón a la vida. Fueron acontecimientos bien difíciles. Tú dices que nos cruzamos aquí aquella noche, aquella madrugada. Claro, sí, es cierto, quisiera… pero el coloquio ya va a terminar, lamentablemente, al menos para salir al aire en “José Vicente Hoy”, que tiene ya doce años. Estamos empatados.

358

359

— Estamos empatados. — Y en Televen, que creo que van a pasar novelas históricas pronto en Televen, una novela histórica. — Van a ser novelas hechas en el país… — Van a ser novelas venezolanas y populares, que no inciten tanto al consumismo de drogas, al delito, al alcoholismo, el uso de la mujer como objeto sexual. Eso es terrible, esos son los viejos valores. Ahora, fíjate, te decía que nosotros en verdad nos cruzamos, permíteme que lo recuerde, nuestras vidas se cruzaron hace casi 40 años, y ese cruzar de tu vida y la mía, de nuestras vidas, a mí me ha hecho infinitos aportes para esta lucha. Eras tú candidato presidencial, y “Pepe”, tu hijo, ¿cuántos años tiene “Pepe”? Cincuenta y pico. “Pepe” entró de aspirante a la Academia Militar y Anita, que no se pone vieja, ahí está igualita y tú casi igual, y Pepe era casi un niño. Por esas circunstancias de la vida, cayó en mi pelotón. Yo era brigadier, mi primer comando que tuve: “Ávalos, lee la lista”, y se para él: “Presente, mi brigadier”, y le digo serio, pero jugando en el fondo: “¿Usted será hijo del comunista ése?”. Me dijo: “Es mi papá”. Me quedé frío. Le pedí disculpas delante del pelotón y empecé a tener problemas porque querían botarlo y


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.