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EL TIEMPO Vi e r n e s 5 de oc tubre de 2012

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CIERRE ELECTORAL > Mandatario dijo que en la consulta del domingo se estará jugando la vida de Ven ez u e l a

CRÓNIC A >

Chávez pidió bajo la lluvia “avalancha” de votos para el 7-O

Marea roja colmó calles entre emoción y expectativa

En medio de un fuerte aguacero, el candidato-presidente cerró su campaña y recordó a sus seguidores que colmaron el centro caraqueño que no les falló el 4 de febrero de 1992 ni se rindió ante la burguesía en 14 años. Llamó a acudir en masas a sufragar. Luego del discurso llegó a las proximidades de Miraflores en caravana / DEISY MARTÍNEZ / ERICK LEZAMA [C ARAC AS]

El cierre de campaña del candidato-presidente Hugo Chávez, en Caracas, este jueves, estuvo marcado por un río de franelas rojas que colmaron el centro caraqueño y por un fuerte aguacero, denominado por los católicos como el “cordonazo de San Francisco”. Las masas congregadas en las avenidas Bolívar; Universidad, México, Baralt, Urdaneta, Lecuna y Fuerzas Armadas aguardaban al abanderado del gobierno desde antes del mediodía bajo un inclemente sol. Cerca de la 1:00 pm el cielo ya avisaba la proximidad de las precipitaciones, pero la advertencia fue ignorada. A las 2:42 pm la voz del dirigente pesuvista Darío Vivas anunciaba la llegada del aspirante a la reelección. Unos presurosos intérpretes de la canción oficial de la campaña “Corazón del Pueblo“, salieron a la tarima para animar a los simpatizantes apenas se desató la lluvia. Cinco minutos después salió Chávez a escena con una chaqueta negra tipo impermeable, previa presentación por parte del exvicepresidente Ejecutivo, José Vicente Rangel. El chaparrón arreció. Sin prisa, resignado a empaparse, el candidato se tomó tiempo para cantar el Himno Nacional, pero luego advirtió que las “circunstancias” lo obligaban a ser breve. Había un techo que cubría parte de la tarima, pero el primer mandatario no se resguardó como tampoco parte de su gabinete, sus hijas y nietos. Permaneció al frente los 25 minutos que habló, mojándose al igual que sus seguidores. “¡Viva la lluvia! (...) Cerramos campaña de esta manera esplendorosa, desbordada de patria, de alegría en la cuna de Bolívar (...) aquí está Chávez de pie con ustedes”, exclamó. De esta forma, el jefe de Estado culminó su gira “de Sabaneta a Miraflores” que comenzó el lunes en Barinas y Cojedes, pasó el martes por Yaracuy y Lara, el miércoles por Aragua y Carabobo y terminó ayer en siete avenidas caraqueñas y Miraflores. “Esta avalancha que reco-

BUSES POR DOQUIER

MULTITUD. Cientos de simpatizantes acompañaron al jefe de Estado (Fotos: AP) rrió el país esta semana debe ir a votar por Chávez el domingo, a levantarse temprano con el toque de diana con un buen café y desayuno para que a mediodía la victoria sea incuestionable”, dijo. Preludio En su breve discurso, el Presidente recordó que no le falló al pueblo el 4 de febrero del 92, ni cuando estuvo preso en Yare por intentar dar un golpe de Estado. Subrayó que a lo largo de 14 años en el poder tampoco se doblegó ante la burguesía ni ante el imperio norteamericano. “Ustedes saben que he estado a punto de morir por el pueblo, Chávez no les ha fallado, por eso vamos en avalancha a los centros de votación y luego a aguardar listos para defender la victoria del pueblo de los planes de la burguesía”, reiteró. Insistió con lo que, a su juicio, han sido los logros desde que llegó a la Presidencia en 1998, tales como la reducción de la pobreza de 60% a 27%, el desempleo de 14% a la mitad y las grandes misiones como Barrio Adentro, Mercal y Vivienda Venezuela. Instó a los indecisos a no creer que su rival

PALABRAS. Chávez dio un breve discurso bajo la lluvia mantendría los programas sociales para beneficiar a los pobres. El aguacero no dio tregua, pero el mandatario lo usó a su favor. Declaró que se trataba del agua bendita de San Francisco, quien renunció a su fortuna para dársela a los pobres, que los bañaba como “preludio” de una victoria electoral. “Nos estamos jugando la vida de Venezuela, no vamos a permitir que nos roben el futuro”, exclamó. A las 3:22 pm culminó su discurso. Minutos después,

cuando el aguacero cedió, partió en caravana, previo cambio de ropa, por las avenidas repletas de gente hasta las proximidades de Miraflores. A las 5:30 pm se bajó del camión y abordó un vehículo. Ni un resfriado En algún momento se dijo que hablaría en la tarima cerca del Palacio de gobierno, pero la nueva aparición no se concretó. En algunos trechos del camino tomó el micrófono para saludar al gentío y pedir que protegieran a los más peque-

El cierre de campaña del candidato-presidente Hugo Chávez hizo que Caracas ayer se convirtiera en un estacionamiento de autobuses que llegaban de distintos estados del país. Sucre, Anzoátegui, Monagas, Guárico, Trujillo, Mérida, Barinas, Apure, Cojedes, Miranda, Lara Vargas fueron algunos. Ese estacionamiento se plantó en muchas zonas de la capital, distantes de las avenidas donde se desarrollaba el cierre de campaña del candidato oficialista. Ello colapsó el tráfico durante buena parte del día. Algunos vehículos estaban identificados con los logos de instituciones del Estado como Pdvsa, Oficina de Planificación del Sector Universitario (Opsu) y Unefa. ños. Rangel siguió a su lado, al igual que el canciller Nicolás Maduro y sus hijas. “Declaramos que esa lluvia no le afectará su salud, no le va a dar ni un resfriado”, sentenció una seguidora mientras pasaba el jefe de Estado. Otras personas provenientes de regiones como Trujillo y Lara aseguraron que vinieron a la capital desde muy temprano por voluntad propia para enseñarle a la oposición cómo se llena no sólo la avenida Bolívar sino sus alrededores. Esto en alusión a la manifestación que encabezó el aspirante a Miraflores, Henrique Capriles el pasado domingo. Entretanto, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en voz de Ramón Guillermo Aveledo, desestimó ayer la nutrida asistencia chavista y aseguró que se trató de empleados públicos obligados a hacer presencia bajo amenaza de perder sus puestos de trabajo. Se refirió con rechazo a una supuesta comunicación de la Prefectura de la Alcaldía de Vargas, en la que presuntamente se dejó sentado que la presencia de los trabajadores de dicho despacho era ineludible.

[C ARAC AS]

“No me imagino que mi Presidente pierda.... Se me acaba todo”, dice María Elena entre lágrimas. Pensar en esa idea, la deja sin palabras. Pero segundos después calma su llanto y retoma el habla: “Yo amo a mi Presidente”, expresa mientras esboza una sonrisa. “Por eso vine desde Maturín, duramos 10 horas en el viaje, pero no me importa porque aquí estoy”. Se encuentra en la parte trasera de la tarima principal: la que está al final de la avenida Bolívar, en el centro de la Capital. Desde ahí el presidente Hugo Chávez emitirá su discurso, el último de la campaña. Y ella espera verlo. Mientras llega, se incorpora a la multitud que brinca, se ríe, canta. Aquí y a lo largo de las siete avenidas que están colmadas de gente, son muchos sonidos los que se solapan entre sí: canciones que caracterizaron la campaña del presidente, gritos, consignas, cornetas, grupos de samba. Fervor oficialista 3:00 pm. Caracas es un hervidero. Un furor que se advierte insaciable hasta que llegue el Presidente. Todos quieren verlo. En cada esquina hay una tarima donde se desarrollan actos culturales. Otros se dejan ver con cervezas en la mano. Cerca de María Elena está Carlos. Vino desde San Juan de los Morros en uno de los cientos de autobuses que llegaron ayer a Caracas desde muy temprano. Él es licenciado en Educación y confiesa que está buscando trabajo. “Por eso estoy con el presidente. Hay que trabajar por el país”, dice. Está a la espera de su esposa, quien se encuentra buscando comida en uno de los muchos puestos de distribución de alimentos. Grita que no se va hasta que llegue Chávez. Algunos no desaprovecharon la ocasión para hacer su agosto: el Presidente está en múltiples formas en los puestos: en gorras, camisas, chaquetas, chapas, abanicos, sombreros, zarcillos. Chávez está omnipresente. La fuerte lluvia que comienza a caer a las 4:00 pm no logra esparcir completamente a la multitud. Algunos se van, otros buscan refugio. No quieren perder la oportunidad de estar en el momento cumbre. Y es así: cuando Chávez pisa la tarima, en medio del aguacero, el furor llega a su punto álgido. ERICK LEZAMA


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