Queriendo ser viento - Gabriel Figueredo

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Gabriel Figueredo

Queriendo ser viento

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5

. poesía .

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Queriendo ser viento Gabriel Figueredo



Los amantes Ahí están, solos, allá en la distancia, entre los árboles que los miran inquietos, ahí están ellos. Amantes y locos, culpables y nunca inocentes. Ella mira con cierta duda o desconfianza, él espera agazapado un beso que corone las palabras /que se dijeron casi sin pensar miles de veces. La tarde corre como el viento y las caricias /nacieron entre dos manos inquietas. Luego un abrazo, más miradas, y dos labios que se conocieron sin pensar, dos bocas que chocaron presurosas llenas de ansiedad. Los amantes se abrazan, se dicen cosas al oído imposibles de descifrar, las caricias ruedan por la espalda de la muchacha, mientras un ruido los distrae, pero siguen en su ritual de besos y esperanza. Ahí están, mirándose el uno al otro, intentando descifrar las palabras que van a decirse. El frío es cada vez mas tirano y los amantes /se retiran de la plaza desierta y escondida. Se paran para abrazarse mejor, guardan un silencio en sus bolsillos, y parten rumbo a la calle por donde vinieron 9


/hace unas horas. Él camina despacio y ella lo acompaña /abrazando su cintura. Se pierden en la esquina para siempre, y yo me quedo acá en la plaza leyendo las nubes, mirándolos, tratando de entender cómo hacen para ser /el que siempre quise ser.


Tu recuerdo y el mar He vuelto a la orilla de esta playa desierta /a enfrentar al mar que me mira /y me golpea el rostro una y otra vez /como humillando tu recuerdo de hermano y amigo, de cantor y bohemio con tu vos atravesada /en la noche. El mar te arrebató una noche de verano /cuando apenas te empezaba a conocer /y cuando aún me quedan demasiados abrazos /para darte. Me paro en la orilla y miro la inmensidad /de las olas que vienen con furia desde el horizonte /que cada vez es más ancho y más oscuro, Y cada vez me moja más la piel y los sueños /que un día inventamos. El mar esta ahí, como gritando tu nombre a cada segundo, como queriendo arrancar una a una las estrellas /que vigilan inertes en el cielo cada vez más oscuro /e inhóspito. Me pierdo entre las rocas húmedas /caminando despacio, rumbo a la nada, mojando mi pecho entre la espuma y la sal. No tengo frío, no puede haber dudas cuando te nombro, no hay dolor cuando te sueño. El mar me llama, y no puedo dejarte en el olvido, 11


me interno en sus fauces y golpeo una y otra vez /con mis puños más cerrados que nunca cada gota /de su blanda locura. Una y otra vez trato de borrar las huellas /que deja mi cuerpo, destrozo en mil pedazos todo a mi alrededor. Pero el mar vuelve a formarse una y otra vez, mojándome cada vez más, cada vez más fuerte. Las lágrimas se mezclan /con el agua salada que me rodea, y grito tu nombre que resuena /por todo lo ancho de la costa. Me voy despacio, pero mi alma se queda junto a vos, en medio del mar, ahí la dejo junto a tu recuerdo para siempre.


Memoria ...La insistente culpa volvió a crecer como hierba, extendiéndose por todo mi pensamiento, apoderándose de todos mis sueños, y todas las alegrías tardías, rodeado ya de dudas pude ver tu rostro /en la niebla gris, mirando con asombro el horizonte... ...Ahora te recuerdo apenas, con tus manos girando al sol, tratando de esconder aquella estrella, que tanto te hizo mal, opacando tu belleza, hasta el triste final. Ya lo sé, no necesitas mis palabras como lluvia, siempre tendrás quien te ampare, tal vez por error, aunque no lo sepas a tiempo, y no puedas defenderte del adiós, que siempre te atrapó con sus tentaciones, a pesar de estar alerta en tus ojos cansados.... Ya lo ves, yo solo quise decirte la verdad, pero nunca tuve la surte de encontrarte despierta, ni siquiera en las madrugadas llenas de viento, cuando estabas cerca de las caricias /que nunca se olvidan, 13


ni siquiera hoy, cuando todavĂ­a te siento, con tu paso de nadie, yendo hacia el oscuro destino, como decĂ­rtelo, aunque no sea mas que miedo, pero de todas formas, nunca me habrĂĄs entendido... .... memoria terca.


Algo muere en mí Algo muere en mí cuando llega el invierno, tal vez por que renacen los pájaros de mi niñez, los amaneceres entre el frío y el amor de mi madre, y los árboles del pasado vuelven a florecer. Las olas de un mar inquieto mojan los dedos /de aquel niño delgado de mirada perdida. El viento trae otra vez la pobreza enredada /en las tardecitas, pintadas de madreselvas en flor. En tardes como hoy es que comprendo /que la distancia afila su puñal, cuando bajo la guardia y dejo todo a merced /del destino, quizás por que recuerdo los atardeceres /con olor a mar y arena, a montes de pino, playas semidesiertas, rocas gigantes y esta brisa no es la misma /que disfrutaba en aquellos días. Los inviernos sin dudas no son los mismos más allá /de esta nostalgiosa risa que se derrama /en mi memoria como si la vida se empeñara /en recordarme aquel niño que corría descalzo /sin apuros, Lleno de inocente misterio. Recién ahora es que conozco ese pasado /y ese niño extrovertido, Ahora, treinta y cuatro años después. 15



Huellas Sé que habrá otro amanecer, escondido en algún vaivén, refugiado en la próxima boca, dormido en aquel abrazo, en esta locura que es tuya también. Sigo callado, paciente, algo así como un muro despintado, lleno de viejas letras, acostumbrado a ver pasar la gente, que viene y va sin mirar mis huecos, mis marcas amarillas. Un muro, apenas eso, una pared sola que nadie mira, que está ahí, Como si nada... esperando. Tal vez espero que alguien la toque /para que de ella salgan roces y milagros, algo que quede como testigo, que demuestre los bordes que hay en mi, esos que se parecen a tus palabras, a las manos de la gente que a veces /me toca sin querer, como al descuido, como sin interesarle el daño. Pero al final sé que todo da igual, yo sigo acá, mientras todo sigue pasando, 17


como la gente, que cuando lleve, y sin pensarlo me deja huellas, con la marca de algĂşn zapato, que no volverĂĄ.


Es hora de andar Tu voz suena lejos amigo, y los recuerdos nacen como queriendo mijar /la memoria. Vuelven a mi corazón las noches de risas, de alcohol, de tantas cosas que tan de vos, tan de nosotros y de todos. Tu voz suena otra vez como un milagro /cruzando el Atlántico, Y parece mentira todo el tiempo /que nos separó cobardemente. Es hora de armar los sueños otra vez, abrazar la esperanza y volver a la loca rebeldía /que un día nos unió. Es hora de sacar las palabras al viento, hacerlas nuestras, llenar éste y aquel vacío, borrar la estúpida marca del olvido y abrazarnos. El tiempo nos ha dado un puñado de rostros /en el horizonte, nos dejó miles de madrugadas al azar, y dos versos que aguardan dormidos en tus manos. Es hora de andar amigo, es hora de dejar las piedras que nos alejan /de que tanto amamos. Es hora de soñar y volver a ser aquellos locos /que fuimos. Es hora de ocupar nuestro lugar en la esquina, reclamar al mar su brisa fresca, 19


enterrar nuestros pies en la arena hĂşmeda, golpear las puertas cerradas, gastar nuestros pasos por las calles cuesta abajo. Es hora de andar, amigo y derrotar al olvido.


El compromiso He venido hasta esta orilla húmeda y lejana /a sellar este compromiso. Arrodillado en la arena que me busca y te recuerda, que me acaricia y te nombra. A mi lado las sirenas que saltan de mi recuerdo /cantan su plegaria, Más allá las rocas, más acá la espuma de otro mar que moja el llanto. Me inclino impaciente, te nombro con mi boca lleno de viento, en esta oscuridad ajena. El mar me regala su paz mientras busco /aquella estrella que lleva tu nombre. Alzo mis manos, cierro mis ojos, y siento la mirada de la luna sobre mi frente. El silencio inagotable se hace más /y más insostenible, Hasta que ya no queda más /que esta humilde verdad. Digo tu nombre tres veces y una tras otra /las olas mojan mi piel, su abrazo de sal corta la distancia entre tus ojos /y mis labios. El mar se retira lento, las sirenas callan su canto, la espuma desaparece entre la arena, y me descubro desnudo, a orillas del Mediterráneo, 21


en un puñado de mar en mis manos /se dibuja tu rostro, mojo los labios como si fuera el néctar /más preciado, y la luna se despide. El amanecer se hace presente, y el compromiso está completo.


La noche abierta Miro a través de la ventana mientras la noche /transcurre lenta. Un silencio inmenso deambula por las calles /vacías y frías. Y yo acá, extrañando tus besos tibios, tu abrazo fuerte, tu enorme mirada de mujer y compañera. Miro a través de la ventana y afuera /todo es soledad y misterio. y yo acá, extrañando tus palabras dulces, tus manos llenas de caricias, tus labios cercanos. Miro a través de la ventana y no queda más /que alguna sombra pérdida, algún ruido lejano y nada más, y yo acá, extrañando tus mimos de seda, tus dedos recorriendo mi espalda, tus latidos en mi pecho cuando abrazados /somos uno. Y ahora solo sigo acá, queriendo ser viento y llegar a tu lado, amándote más, a pesar de la noche y la distancia. 23



Morir a tu lado Quiero morir a tu lado, gritando tu nombre, temblando, riéndonos del mundo y la soledad. Quiero morir a tu lado, con las manos llenas de viento, caricias, con los ojos más abiertos que nunca, quiero morir a tu lado, morir despacio, en silencio, respirando el mar, con el sabor del último vino en los labios. Quiero morir riendo, abrazándote, con una caricia interminable, con mi piel sobre tu piel. Quiero morir a tu lado, en cualquier lugar, abrazados, llenos de esperanza, mirando el horizonte, riendo, soñando. Quiero morir a tu lado, morir de amor, amándote, para siempre.

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Secreto efímero Me pregunto que pasará mañana ahora /que ya desnudé mis sentimientos en tu orilla, Ahora que uno a uno quedan expuestas /mis mañanas desveladas pensándote ajena. Asumo mi cuota de culpa. Fui un lobo hambriento que encontró tu piel /una noche frágil de palomas dormidas. Ahora es inútil fabricar excusas. Tengo tu imagen guardada en el cajón /más profundo del océano de mi memoria terca. He sacrificado tus palabras dulces, las noches en el café de la esquina, tu sonrisa fresca. He ganado la nada, la distancia húmeda, la calle vacía que no me lleva a tu casa, el olvido negro de todos los abrazos, el eco de tus pasos hacia la playa. Me pregunto que pasará ahora, después que te mostré todas mis cartas. espero que entiendas esta locura repentina, esta confesión desnuda y desesperada, esta esperanza disfrazada. Ahora el futuro es un gran abismo entre los dos. Queda la distancia manchada, los minutos, y este secreto efímero.

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Hace falta que vengas Hace falta que vengas, que estés acá, con tus palabras rápidas y nuevas, escribiendo otro invierno, abriendo otro verano, y otro nuevo sol. Haces falta, cuando hablo de vos, pero solo sos recuerdo, cada sueño, cuando apenas estoy despierto. Hacen falta tus manos tibias, tu paso largo, tu pelo suelto, aquel milagro, que solo vos y yo sabemos, aunque lo busquen arqueólogos y magos, piratas y falsos creyentes, nunca sabrán como quererte.

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Julio Fui encapuchado, mi nombre y mi foto fueron confiscados. Solo recuerdo que fue un viernes de junio de 1974, el destino quiso que mi torturador y asesino /fuera aquel que un día tuve frente a mí en la escuela del barrio unos años antes. Ahora mis huesos asoman entre la tierra gris /del fondo del cuartel en que fui recluido, Amenazado, ejecutado y desaparecido. Estoy aquí; diciendo al viento que el olvido /no existe, Que el perdón es un fantasma que esconde /más verdad que esperanza, estoy aquí, expuesto a las miradas de miles de ojos /que me recitan sus plegarias en silencio. Soy Julio Castro, maestro y militante… desaparecido.

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La asesina Yo conocí, hoy duerme contigo, poco a poco está matándote sin darte cuenta, esa asesina blanca y fugaz que borró tus sueños /y dejó solo la desesperación del final. Yo conocí esa asesina que hoy consume tus días /con su brasa entre cenizas. Ella invadió mi pecho una noche cualquiera /entre risas y alcohol, su llama tocó labios y quemó mi conciencia /y ya nada volvió a ser igual. Su fuego poco a poco consumió las imágenes /más queridas, enterrando mis huesos en la sal, dejando sombra donde había luz. Yo conocí esa asesina que día a día está quemando /tu risa que una vez brilló más allá del tiempo /y la distancia. Hoy tu mundo no es más que humo y dolor, vacío y soledad, humedad y frío, todo se resume a unas pocas palabras tiradas /entre la basura el dolor que ya no importa. Yo conocí esa asesina letal /que desnudó alma inquieta, marchitando tus manos lastimadas /de tanto luchar contra la oscuridad. Una vez esa asesina entró en mi vida, 33


quizás porque no quise verla, y pronto fue demasiado tarde. Hoy estoy acá, acompañando las mañanas llenas de cariño, mirando el sol desde la misma ventana /desde hace meses, Estoy y sigo vivo; a pesar de todo.


Si eres como te imagino Si eres como te imagino, eres como esa brisa que en las noches pasa, con enorme mirada, con paso de noctámbula, sonriendo al día, abrazando la noche, llena de hondo olvido, quemando el pasado con tus manos /llena de esperanza. Si eres como te imagino, con tu boca brillante, temblante de cariño, enseñando el cielo, acariciando las mañanas, con tu paso despacio, lleno de esperanza, con un corazón que late, y hace latir el mundo, ese mundo que no te conoce, y acaba por abrazarte, como forma de quererte, cada día un poquito más, inventándote, como te invento yo, así de linda y lejana, llena de dudas ciertas, y verdades que aún no llegan, ni siquiera en la noche aquella, en el mundo supo de tu cariño, 35


y cuando digo mundo, hablo de mí, y todos los que aún no te conocen, y te imaginan, como yo, como mi corazón, que sigue imaginándote, lleno de razón., apenas queriéndote, acunándote en estas manos llenas de pasión.


Promesa Anoche prometí escribirte algo. Algo que hablara de tu amor eterno y dulce. Sé últimamente no he pensado mucho en vos, pero siempre tengo tu imagen frente a mí, con tu corazón abierto, reflejando tu cariño. Tengo muchas cosas para agradecerte, pero como ya sabrás no soy de escribirte /y lo reconozco. Tengo mil defectos y uno de ellos es /no amarte como debiera. Pero hoy quiero darte gracias /por regalarme un nuevo día, Una nueva noche, otro respiro de vida. Ojalá sigas iluminándome con tu luz, acompañándome en el camino, sin dejarme caer en la oscuridad. Espero pueda cumplir el gran sueño /para el cual estoy luchando con todas mis fuerzas. Esta carta no es solo una promesa, es una declaración de fidelidad y admiración. Hoy te llevo en mi corazón a cada paso, Cargado de respeto. Estoy seguro que me vas a ayudar /a conseguir la felicidad, Y dedicarte un capítulo aparte /en la más hermosa historia que pueda escribir. 37


Siempre estarรกs frente a mis ojos, A pesar de mis errores, y mi olvido aparente que nunca es tal.

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Preguntas (2) ¿Qué vas a hacer? ¿Cerrar los ojos y dormir? ¿Clausurar el día para no ver? ¿Esperar el amanecer? ¿Empezar a reír? ¿Encender el fuego? ¿Dejar de sufrir? ¿Llorar hasta quedar ciego? ¿Qué vas a hacer? ¿Sólo caminar? ¿Sólo, bajo este sol y estas nubes? ¿No vas a gritar su nombre? ¿A dónde irás? ¿En que horizonte vas a imaginar el abrazo? ¿Ahora que no hay arena ni mar? ¿Lejos del milagro? ¿Lejos de aquel camino? ¿Qué vas hacer con tu sonrisa? ¿Guardarla en un cajón? ¿Apagarla? ¿Dejarla olvidada? ¿Dónde?...

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La frontera de la paz Hay una cuidad al norte de mi corazón /que me espera y sueña, tengo sus calles guardadas como melodía, como lluvia que moja y llena de nostalgia. Mi pecho la recuerda cuando cae la tarde /y las palomas invaden una plaza cualquiera. Hay una cuidad que duerme esperándome, con su alegre belleza y su rojo corazón de tierra. El viento me trae su aroma de paz /escondido entre el calor y la nostalgia de las tardes /a solas caminando despacio, buscando las palabras entre los árboles mas lejos, en aquel campo, en este río, en todos las personas que supe querer. hay una cuidad que duerme entre mis manos /cada vez que la recuerdo, cada vez que la nombro para no olvidarla, para no olvidar sus veredas, los amigos, las voces, el viento que te golpea en cualquier esquina. Hay una cuidad que me espera inquieta, llena de colores nuevos, llena de un extraño amor /que no he logrado comprender. Tal vez una noche de estas cuando mis pasos /me lleven otra vez a sus caminos encuentre /las respuestas a tanto cariño que nace 41


/de aquel rinc贸n, que llevo conmigo, al norte de mi coraz贸n.

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Más allá de la distancia Había u na vez una voz que flotaba en el aire, que atravesando el tiempo y la distancia /llenaba de ternura a quien la escuchaba. Había una vez una mujer que día a día /llenaba las tardes con su risa perfumada de olivos, Con una risa que trepaba los balcones del alma /entre el sol y la esperanza. Sus palabras llenaban mis silencios /de errante bohemio, sus ojos iluminaban la misma plaza que anduve /e hice mía entre palomas y miradas al azar. Había una vez una voz /que cortaba la tarde en pedazos, una voz llena de ternura, de abrazos pendientes, de una eterna amistad. Es así amiga: no puedo dejar de pensarte /en la distancia, Entre las palabras que siempre regalabas. entre la gente que de una buena vez /se me atrinchera en el alma, y ocupa su espacio sin recelo. Ya se amiga, la distancia es un hilo delgado, y los abrazos pesan e el alma cuando no logramos /hacer que nazcan en otros brazos, cuando los ojos amiga son un faro lejano, una excusa para vivir y sentirse vivo. 43


Había una vez una voz que llenaba cada rincón /en un cielo despejado, y el cariño se reflejaba en cada copa de los árboles que me acompañaban cuando apenas estaba solo, mirando sin mirar, esperando, mirando los pasos que dejaba con cada despedida. Ya se amiga, vos dirás, y con razón, que el olvido nunca es definitivo, y gracias a tu cariño se que es así, es por eso que guardo tu nombre como signo, como bandera de esta amistad, que cada tarde renace, a pesar de la distancia, del frío, y de la noche a tientas.

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Carta para una niña Me he ido lejos de tu mirada pequeña /y de tu risa cómplice de sueños y juegos, Creo que ya no nos volveremos a vernos. En esta madrugada me detengo para pensar /en tus ojitos claros e inocentes, como toda niña que solo desea alegría. Sé que la distancia es una franja interminable. Quisiera abrir la ventana de mi pecho /y verte correr hacia mí. Estoy seguro que no habrá nada /que borre tu imagen, nunca olvidaré tus palabras, tu abrazo fuerte, ni tus dibujos cargados de amor. Tal vez algún día te encuentre en la lejanía tenue, con tu cuerpo frágil, corriendo apresurada a abrazarme. Nunca olvides que acá siempre habrá un alma /nombrándote en silencio, Esperando que mis pasos me lleven otra vez /por esos caminos rojos de mi nostalgia Y pueda decirte otra vez cuanto te quiero... /quizás por última vez.

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Aunque te nombren distinto …Si eres el mismo que iluminó mi vida, si eres el mismo que supo volver /después de la tormenta, aunque te nombren distinto, tu nombre es el mismo, tu rostro es siempre de amor. Si eres el que salvó los esclavos, cobijó a los desamparados, y trató a todos por igual, aunque te nombren distinto, tu nombre es el mismo, tus manos son las mismas que curaron, tus pies son los mismos que caminaron /aquel valle y el huerto. Si eres el mismo que supo dar vida, sembrar sonrisas, y amo al prójimo como al enemigo, aunque te nombren distinto, tu voz es la misma que no se quebró /ante la soberbia, Tu espalda es la misma que cargó /todo el peso de la intolerancia ciega, tu ropa es la misma que abrigó tu sangre. Si eres el mismo que dio su palabra al mundo, que entregó su corazón sin medida, el que derrotó al olvido, aunque te nombren distinto… /siempre serás el mismo.

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Gabriel Figueredo

Montevideo 17 de Diciembre De 1978. Participación en el taller literario de la Sra. Carmen Galusso, años 2005, 2006, 2007, 2008. Primer premio en poesía en el Concurso Juvenil Literario Testimonial, organizado por la Casa Bertolt Brech, año 2004, Montevideo Uruguay (Jurados: Washington Benavides, Elder Silva, Mercedes Lyn-


geri, Silvia Aguiar). Integrante del Liceo poético de Benidorm (España). Integrante de liceo poético de Benidorm (España) Semi-finalista en el Concurso organizado en España: Centro de Estudios Poéticos, España (2003) (www.centropoetico.com) Tercer premio en el concurso internacional de poesía Juan Zorrilla De San Martín (2010). Semi-Finalista en el II Concurso Internacional De Poesía ATINIENSE (2011). Primer Premio en el concurso Internacional sobre Palestina Organizado por la Radio en español de la República Islámica de Irán. (2012). Finalista en el 4º Certamen Editnovel (Poesía). 2012 Participación con poemas en libros editados: “Partir el silencio en pedazos”, año 2004; “Labriegos del Papel I”, año 2005; “Labriegos del Papel II”, año 2006, “La fantástica Casa de las Palabras Errantes”, año 2008. “Festival Encontes” (España) 2010. “Una isla en una isla” (Estados Unidos) 2011. “Voces en Azul” (España) 2012. “Mas que tres palabras” (Argentina) 2012. “Porciones creativas” (España) 2013.


Contacto con la Autora: egfigueredo@hotmail.com

Diseños . Darío Falconi © 2013 Gabriel Figueredo © 2013 El Mensú Ediciones

El Mensú ediciones San Juan 2415 - Dpto. “3” X5900ECE - Villa María - Córdoba - ARGENTINA mensu.ediciones@gmail.com (0353) 4523355

1ra. edición - Setiembre de 2013 Hecho en Argentina - Made in Argentine

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