Revista Ejércitos - Nº 1

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La Amenaza Iraní capacidad para dotarse con unas fuerzas armadas convencionales coherentes y eficaces, escogiendo así una forma relativamente más barata y con mejor relación coste/eficacia como son las armas de destrucción masiva, en concreto las nucleares. En el momento actual, la capacidad convencional de Irán es relativamente modesta, aunque el potencial disponible para atacar objetivos sensibles en el Golfo Pérsico e incluso cerrar el estrecho de Ormuz, aunque sea temporalmente, hacen de la Marina de Guerra iraní una amenaza de cierto alcance para Occidente. El fin último perseguido por el régimen iraní al fortalecer sus fuerzas navales no es otro, sin duda, que el de contrarrestar la presencia norteamericana en la zona, incrementar su influencia, y a fin de cuentas ser capaz de interrumpir el suministro de crudo si sus intereses vitales se vieran amenazados, lo que es precisamente el caso en el momento actual. No hay duda de que las dificultades económicas a las que se enfrenta hoy Irán, motivadas entre otras causas por la deficiente gestión de sus autoridades y la gran deuda exterior contraída, limitan considerablemente su capacidad para desarrollar unas fuerzas convencionales bien equipadas e instruidas, habiéndose reducido el presupuesto de defensa casi en un 50%, cancelándose muchos programas y contratos, y retrasándose la adquisición de elementos y equipos esenciales. A pesar de todo, Irán, en comparación con sus vecinos, dispone de una capacidad militar convencional nada despreciable. Cuenta con algo más de medio millón de

soldados en filas, y casi 350.000 reservistas, incluidos 120.000 Guardianes de la Revolución instruidos en guerra irregular terrestre y naval. Su arsenal incluye unos 1.600 carros de combate modernos, más de 20.000 vehículos acorazados diversos, más de 3.000 piezas de artillería, 300 aviones de combate, unos 60 helicópteros de ataque, 3 submarinos diesel modernos de fabricación rusa, algo más de 50 buques de superficie de diferentes tipos y 10 barcos para operaciones anfibias de desembarco.

La tradición militar iraní : una ojeada a la historia Las tradiciones militares iraníes se remontan a más de 2.500 años atrás y se han mantenido vivas con el paso del tiempo y el paso de los sucesivos imperios. Durante el siglo VI a.C. el antiguo Irán –bajo la dinastía de los Aqaemenidos-, desarrolló y consolidó una fuerte tradición guerrera, estableciendo un ejército de más de 300.000 soldados, con el que llevó a cabo expediciones militares hacia Europa y África. Son bien conocidas las hazañas militares de caudillos como Ciro el Grande y Darío I, pero el último gran caudillo persa fue Nader Shah, quién derrotó a los invasores Mugales de la India en 1739. Sin embargo, todos los intentos posteriores de sucesivos gobernantes por expansionarse han resultado fallidos y, lo que es más, durante gran parte de los siglos XIX y XX, Irán resultó dividido y ocupado for Gran Bretaña y por Rusia. En 1907, los gobiernos británico y ruso firmaron el Pacto Anglo-Ruso que dividió formalmente al país en dos zonas de influencia

y llevó a que, bajo la débil dinastía Qajar, afectada por los efectos derivados de la revolución constitucional del período 1905-1907, ambas naciones aumentaran su influencia y privilegios, especialmente durante la Primera Guerra Mundial, a pesar de la declaración iraní de neutralidad. Al finalizar la Primera Guerra Mundial, en 1918, las fuerzas armadas del emperador Qajar estaban constituidas por 4 unidades independientes mandadas por oficiales extranjeros. Un plan de movilización establecía que se podía llamar a filas a las tribus en caso de emergencia, pero su fiabilidad y lealtad eran, cuando menos, dudosas. De hecho las diversas fuerzas tribales venían oponiéndose al gobierno central de Teherán, al que se le acusaba de estar subordinado a las potencias extranjeras. El hecho, por otra parte, de que las tropas regulares estuviesen bajo mando extranjero acrecentaba la actitud recelosa de las tribus, además de por motivos sobrevenidos de índole religiosa. La unidad más prestigiosa, disciplinada, fiel y mejor instruida del Ejército Imperial – y embrión del futuro Ejército iraní-, era la Brigada de Cosacos Persas, una unidad con unos efectivos cercanos a los 8.000 hombres, creada en 1879 y mandada por oficiales rusos hasta 1917, momento en que tras la Revolución rusa, pasó a tener solamente oficiales iraníes. La Gendarmeria Imperial –con casi 9,000 hombres-, estaba al mando de oficiales suecos, fue organizada en 1911 y desde 1979 constituye la llamada Gendarmeria Islámica Iraní, que es la principal fuerza de seguridad del Iran actual. Bajo mando británico se constitu-

59 Número primero - Septiembre 2009


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