EL AMIGO FANTASMA Texto e ilustraciones de Barbara Cantini Traducción de Inmaculada Caro Gallarín
Para quien ya no está aquí, pero está siempre conmigo. Doy las gracias a mi editora, Sara Di Rosa, por su disponibilidad y su valioso trabajo. Un sentido agradecimiento también a todos los que han trabajado en los libros de Mortina. Un agradecimiento especial a Stefano Moro, Marta Mazza y Manuela Piemonte. Quiero dar las gracias también a la profesora Cristina Giorgetti por sus valiosas enseñanzas sobre la historia de los vestidos y de la moda. Y, finalmente, gracias a mi familia, que con alegría, paciencia y apoyo camina a mi lado. B.C. Título original italiano: Mortina e l’amico fantasma Primera edición: febrero de 2019 Dirección de arte: Fernando Ambrosi Diseño: Marina Bassi Ilustraciones: Barbara Cantini Maquetación: Endoradisseny Traducción: Inmaculada Caro Gallarín Edición: David Sánchez Dirección editorial: Ester Pujol © 2018, Mondadori Libri S.p.A., Milano, por el texto y las ilustraciones © 2019, la Galera, SAU Editorial, por esta edición Casa Catedral ® Josep Pla, 95. 08019 Barcelona www.lagaleraeditorial.com Impreso en Tallers Gràfics Soler ISBN: 978-84-246-6426-8 Depósito legal: B-99-2019 Impreso en la UE Cualquier tipo de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra queda rigurosamente prohibida y estará sometida a las sanciones establecidas por la ley. El editor faculta al CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) para que autorice la fotocopia o el escaneado de algún fragmento a las personas que estén interesadas.
Hacía días que nevaba y Villa Decadente estaba toda blanca.
El lunes Mortina estaba jugando a vampiros con Mustio y desde la ventana había visto brillar una lucecita fluorescente.
El martes, mientras jugaba en la nieve con los amigos del pueblo, le había parecido ver una figura luminiscente que desaparecía por detrás de la casa.
El miércoles, mientras estaba en la buhardilla probándose vestidos viejos para la inminente fiesta de Nochevieja Fúnebre de la villa, había oído unos ruidos en el tejado y, al asomarse por la el tragaluz, había entrevisto a un niño sentado en el borde nevado, justo antes de desaparecer.