Panorama de la filosofía actual

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El panorama de la filosofía en la España actual: Desde hace ya mucho mucho tiempo, la filosofía se convirtió en una disciplina teórica que mostraba, a grandes rasgos en bachillerato y pormenorizadamente después en la Universidad, el pensamiento que habían tenido los filósofos en la historia. Desde hace ya mucho tiempo, salvo contadas excepciones, la filosofía parece una bella durmiente que espera dormida en la Península Ibérica a que vengan a salvarla. Pero es fácil comprobar que hay evidencias de que algo pasa, algo le pasa a la filosofía y algo les pasa a los que la practican. De repente, algo tan esencialmente humano como desarrollar las capacidades reflexivas se les presenta a algunos, conocedores o no de la cuestión a enjuiciar, así, a primera vista, como algo prescindible, engorroso, molesto y hasta inadecuado, y todo esto en medio de una situación de extrema necesidad. Está bien adjetivada sí, extrema es la necesidad que hoy tiene la sociedad española de acercarse al camino de la reflexión sobre lo que nos pasa. Porque lo que nos pasa tiene que ser abordado, y no hay mejor arma para ello que una actitud filosófica. Pero para ello es menester que entendamos bien qué es eso de hacer filosofía o mantener una actitud filosófica. Está claro que la filosofía es una cosa práctica, no entendiéndose aquí la palabra práctica de otro modo que no sea el que se refiere a “lo que nos pasa”. Estamos muy acostumbrados a creer que la filosofía no es una cosa asociada a lo que nos pasa y es común pensar todavía que ésta se agota en la sabiduría que acumule uno para sí mismo, cuando la mayoría de los pensadores actuales en España y en el resto del mundo están atendiendo a otra dimensión más atractiva, más beneficiosa y en definitiva más real. Quizás si aprendiéramos a filosofar desde pequeños conseguiríamos construir una sociedad más despierta. Porque a ésta cuestión es a la que tiene que aplicarse la filosofía, a determinar qué opciones tenemos, qué capacidades tenemos que desarrollar, cuáles tenemos que potenciar y cuáles vigilar, para vivir mejor, para que la sociedad en la que vivimos sea como anhelamos que sea. Sin embargo estamos en un momento en el que lo que es urgente es tomar inmediatamente las riendas de nuestra vida. Aprendiendo a pensar sin que piensen por nosotros, aprendiendo a escuchar activamente al otro, aprendiendo a sintetizar, a concretar, a definir, a conceptualizar, a posicionarse, a razonar, a ejemplificar, a resumir, a problematizar, aprendiendo a distinguir los problemas con los argumentos y a no cometerlos, aprendiendo a estar presente con el pensamiento...Aprendiendo al fin y al cabo, que hay lugares comunes en los que siempre podemos encontrarnos y que son: ¿quién?, ¿por qué?, ¿cómo?, ¿qué?, ¿dónde?, ¿cuándo?, y ¿cuánto? Y tenemos que aprender a ser auténticos, humildes, a dejarnos sorprender por la vida, a afrontarla con rigor y consciencia de sí, suspendiendo el juicio cuando hace falta, haciéndose responsable de ello, tomando distancia., aprendiendo a morir, etc.


Paradójicamente, la necesidad de filosofía que tiene la sociedad española hoy es incomparable con la necesidad que la filosofía tiene de la sociedad española. La filosofía en España está herida o coja, es decir, no tiene el papel primordial que debería tener. Esto pasa porque la hemos dañado nosotros, la hemos arrinconado, empezando por los filósofos y terminando por los políticos que cada vez más ayudan a hacerla desaparecer. Así que la filosofía está falta de ayuda. Necesita un empujón, un préstamo de confianza por parte de la sociedad. La mayoría de la gente no sabe que al mismo tiempo el mundo necesita desesperadamente a la filosofía porque no sabe qué es eso o porque tiene una idea equivocada de lo que puede ser, etc. Esta necesidad que tiene la sociedad ahora de esta disciplina es mucho mayor que la necesidad que tiene o puede haber tenido siempre la filosofía de una especie de apoyo “social” (por decirlo de alguna manera) como decíamos más arriba. La filosofía necesita que se la valore, que se la comience a reconocer como una herramienta indispensable para la vida, como la forma de entenderse y entender el mundo, como la propiciadora de lugares comunes, de razones comunes, de comunión, de conocimiento de sí mismo y del otro, de reconocimiento del ser que tenemos en frente y de nuestro propio ser. Ante estas cuestiones, hace poco, Victoria Camps respondía tajante que el papel de la filosofía hoy en nuestra sociedad es el de “Ayudar a pensar, en pocas palabras.”, José Antonio Marina sostiene que “La gran inteligencia es la inteligencia práctica, no la teórica”, Manuel Cruz, que su papel consiste en “ayudar a entender lo que nos pasa”, mientras que para Jesús Mosterín contribuye a que “vivamos con los ojos abiertos”. Hoy, y esto es algo que están señalando unos y otros, la filosofía está más viva que nunca. Así José Luis Pardo nos dice que “la filosofía está como nueva” y Javier Sádaba que “no dejemos de criticar lo que no gusta”. Personalidades como la de José Luis Sampedro o Agustín García Calvo nos exhortaban hasta hace bien poco a no dejar estar las cosas, a comprometerse con lo que cambia, a mantener una actitud crítica ante al poder y a luchar por lo que se sabe que es justo, a saber detectar la mentira y el fraude y a denunciarlo sin descanso. Así bien, de fondo se escucha un susurro unánime que grita: ¡Ponte a filosofar! En España hoy disfrutamos de iniciativas tan interesantes y gratas como la revista “Filosofía hoy”. Es importante saber que existen plataformas como la SEPFI (Sociedad española de profesores de filosofía) o la Red de Filosofía española, que reúne a más de 60 asociaciones de filosofía que participan de la filosofía de una manera activa y han ejercido una reivindicación constante ante la situación actual de la misma. Además de la Asociación de Filosofía Práctica de Cataluña (AFPC) o la Escuela de Prácticas


Filosóficas (EPF) recién constituida en Madrid por Mercedes García Márquez, Tita Gaztelu, Ana Sanz y Soledad Hernández... hay muchos otros filósofos jóvenes dedicándose a despertar la filosofía a través de diversas prácticas. En el ámbito del asesoramiento a empresas, tan irreductible como indispensable hoy en día, podríamos nombrar a Equánima con Ada Galán y María Ángeles Quesada entre otros, que se encargan de ayudar a pensar qué cosas fallan en las empresas, a hacer conscientes a los empresarios y sus trabajadores de cómo están actuando y de hacerse responsable de la elecciones que se toman, por ejemplo. Dentro del ámbito de la Filosofía para Niños destacarían personas como Ana García, Félix García Moriyón, Ana Sanz... entre otros muchos, que trabajan con niños desde los tres años para ayudarles en la difícil tarea de pensar, de fomentar la autonomía, de razonar ordenadamente. Haciendo consultas individuales tenemos que destacar a Mónica Cavallé, José Luis Romero, Pablo Bozzo o Soledad Hernández, que se dedican también a ayudar a pensarse a sí mismo, a desarrollar la consciencia de sí, y habilidades del pensamiento varias con el único y último fin de conocerse a sí mismo. Podemos encontrarnos también al menos un par de programas de radio en activo como son “Eidos” de Jorge Sánchez-Manjavacas o “Filosofía en la Onda” de Javier Benito, Soledad Hernández y Eduardo González, que intentan mostrar cada semana que la filosofía además de útil puede ser divertida y que podemos filosofar sobre todas las cosas. Filósofos prácticos como Óliver Álvarez en el Penicilino de Valladolid, Consulta Filosófica en Getafe, Mercedes García Márquez en Madrid, Omar Linares Huertas con Piensathelos, Luisa López Cábrejas en bibliotecas, Filomanía o José Carlos Arroyo en Figueras, hacen cafés filosóficos ya por toda España, acercando la tarea de pensar a cualquier tipo de población, con cualquier tipo de estudios e intereses y de cualquier edad, mostrando una vez más, que la filosofía es una tarea universal. Investigan y editan sobre filosofía práctica personas como José Barrientos, se realizan cursos como los de Mónica Cavallé, incluso ha existido un master en Barcelona, el mismo lugar donde se realizó en “I Congreso de Filosofía Aplicada”. También existe la asociación Filosofía para Niños en Madrid, que también hace cursos actualmente, con asombrosa afluencia de gente que se ha dejado seducir con la tarea. Muchas personas están poniendo en práctica la filosofía hoy en España. Y aunque aún comienza a despertarse algo aturdida y tímida, muchos son los que ven en ellos una práctica útil, llena de herramientas muy valiosas para nuestra vida. Después de esto, a todo aquél a quien se le haya despertado ya el interés o quiera


despertarlo, nosotros tendríamos que instarle a que pasara por un café filosófico, acudiese a un taller de filosofía o se decidiera a consultarse a si mismos junto a un asesor filosófico. Algunos otros estarán todavía pensando: ¿Y para qué? Bueno, a esos sólo nos queda recordarles unas palabras muy en consonancia con nuestra opinión que Lyotard escribió una vez: “Hoy por hoy, si se nos pregunta por qué filosofar, siempre podemos decir, a falta de una respuesta mejor: filosofamos porque queremos, porque nos apetece.”


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