Los Métodos del Santo Oficio
Hora del Ajusticiamiento
C
uando la condena consistía en el ajusticiamiento del hereje, la inquisición tenía unos métodos de lo más variopinto. Por un lado estaba la “guillotina”, que rebanaba una cabeza en cuestión de segundos con la caída de una hoja sobre el cuello. El hacha del verdugo, a falta del método anterior, tampoco se quedaba atrás en esa l a b o r . C o n e l “aplastacabezas”, la cabeza era encajada en un ingenio que se accionaba con una rueda, y que iba comprimiendo el cráneo contra la base del aparato. Los dientes eran los primeros en reventar, destrozándose después la mandíbula, terminando después con la salida del cerebro a través de los ojos o del cráneo fracturado. Y quién no recuerda el “garrote”, tan usado también
96 Clave7
“Aplastacabezas”
fuera del ámbito religioso. Aunque era un método supuestamente reservado a los privilegiados, para evitarles sufrimiento, tampoco debía de ser una placer morir en él. La cabeza de la victima era sujeta a un poste por medio de una abrazadera. Del poste surgía un tornillo que era accionado por una rueda, y que se iba introduciendo lentamente en la nuca de la víctima.