Libro virtual 3°B 2016

Page 1

Conejos de Etiqueta La historia de Flechazo y la nube La vuelta al mundo de Cinthia Scoch

Cuentos leídos y contados por los alumnos de 3° B


La vuelta al mundo de Cinthia Scoch Un día la mamá de Cinthia le dijo que vaya a comprar azúcar al autoservicio que quedaba en el este. La mamá se había equivocado porque el autoservicio quedaba en el oeste, entonces Cinthia siguiendo las indicaciones de la mamá, fue al este. Cinthia fue dando vuelta al mundo, hasta poder comprar el azúcar y reconocer el aroma de las flores de su barrio hasta llegar a su casa. Cuando llegó le entregó a la mamá el azúcar que había comprado. La mamá lo puso en el azucarero y en otro pote, también le pidió que la próxima vez no tarde tanto y ella lo aceptó sin indicarle que el error había sido de la mamá. Renarración de Morena Romero.


Conejos de etiqueta. Había una vez veinte conejos que vivían en Villaconejo con sus padres conejos. Un día paso algo que nunca había pasado, los señores conejos recibieron una carta que decía que participarían en el concurso de la zanahoria rallada, el señor conejo, estaba tan emocionado que se arrancaba los bigotes. Después llamaron a la abuela conejo para que cuide a sus nietos por tres días pero había un problema, la abuela conejo era despistada y olvidadiza. Cuando llegó, los señores conejos le dieron instrucciones de todos los conejitos, la abuela sacó etiquetas y empezó a anotar y a pegárselas en la espalda a cada conejito, este es el peleador, esta la quisquillosa, el perezoso, la miedosa, el tranquilo, el mandón, el torbellino, el desordenado, la genia, el inteligente, la celosa, el juguetón, la soñadora, el metepatas, la remolona, el travieso, el mimoso, el buenazo, el independiente y el dormilón. La abuela conejo estaba cansada entonces se durmió, pero vino el viento y voló todas las etiquetas. La abuela no sabía quién era quién entonces se le ocurrió una idea. Hizo pruebas. Pero llegaron los tíos, la tía María coneja y el tío Conelleti, el metepatas tendría que meter la pata pero todos se quedaron callados. Los tíos se quedaron pero la abuela seguía confundida o peor, a la hora de la cena tuvo otra idea sirvió veinte platos de sopa de zanahoria seguro que la quisquillosa no va a comer pero todos comieron menos uno, que era el que tenía el moretón en la frente, pero la abuela conejo se acordó que el del moretón era el peleador. A la hora de dormir diecinueve se hicieron los dormidos pero uno estaba totalmente dormido, la abuela tejió una bufanda de lana toda la noche. Cuando amaneció todos estaban saltando menos uno era el perezoso. La abuela descubrió como saber quien era la miedosa, y dijo que iban a jugar a la zanahoria asesina pero del susto todos se pusieron a chillar. La abuela conejo se cansó y dejó hacer lo que quisieran, comieron, protestaron, jugaron, rompieron. Son increíbles dijo la abuela y les dio un abrazo, llegaron los padres conejos. La abuela les contó todo, y no quiso saber más nada se fue de Villaconejo y no se dio cuenta que llevaba las etiquetas todas pegadas en la espalda que decía la mejor abuela del mundo. Autora: Gabriela Keselman. Renarración: Azul Sotomayor.


Conejos de etiqueta Había veinte conejos que vivían con sus papás. Hasta que un día pasó algo. Los papás recibieron una carta que decía que podían ir al concurso de la zanahoria rallada. Los papás llamaron a la abuela conejo para que cuide a sus nietos por tres días. A la abuela conejo le gustó la idea, pero había un problema: La abuela era la más despistada y olvidadiza del mundo. Entonces la abuela empezó a poner etiquetas a los conejos hasta que una brisa fuerte hizo que se volaran las mismas de las espaladas de los conejitos. La abuela conejo se había confundido porque no sabía quién era quien. Los conejitos la miraban con cara sonriente, después se fueron a comer. La abuela conejo pensó que la quisquillosa no iba a probar la comida aunque uno solo no probó ningún bocado, era el que tenía un moretón en la frente; Ella recordaba que el de moretones era el peleador, pero parpadeo y vio a otro conejo con moretones. Entonces se le ocurrió un truco para descubrirlos. Lo que hizo fue que les dijo a los conejitos que era hora de dormir pero aunque no fue cierto. El remolón se iba a negar a ir a la cama y el mandón tampoco iba a obedecer, y para aprovechar el tiempo tejió una bufanda de lana. Cuando terminó ya había amanecido y de repente tuvo otra idea más. Llamó a sus nietos y les preguntó quien quería ponerse la bufanda de lana que picaba espantosamente, La abuela conejo pensaba que el tranquilo iba a aceptar ponerse la bufanda de lana pero el que aceptó era el que aun seguía sin salir de la cama por consiguiente no sabía si era el perezoso o el tranquilo, eso era un lío!, entonces la abuela conejo se dio una palmada en la frente y les dijo a los conejitos que les iba a hacer la prueba del agua. Los metió a los conejos en el baño y supuso que había tres traviesos que no se bañarían, por lo tanto el quejoso debería quejarse de la temperatura del agua. Pero nadie protestó. Después tuvo una idea para descubrir a la miedosa. Los sentó a los veinte conejitos en una ronda y les dijo que van a jugar a la zanahoria asesina, pero del susto, todos se asustaron. La abuela conejo los dejó hacer lo que querían. Tres días más tarde, los papás llegaron a su casa. Ganaron el segundo premio. Un trofeo con forma de rábano. La abuela contó todo lo que pasó y se fue de Villaconejos. Renarración del cuento de Gabriela Keselman Hecho por Morena Romero


CONEJOS DE ETIQUETA HABíA UNA VEZ UNA FAMILIA DE VEINTE CONEJOS QUE VIVIA TRANQUILAMENTE EN EL PUEBLO LLAMADO VILLACONEJOS, JUNTO A SU MAMÁ Y SU PAPÁ. UN DIA LLEGÓ A LA CASA UNA CARTA DIRIJIDA A SUS PADRES, DONDE LOS INVITABAN A UN CONCURSO Y SE EMOCIONARON MUCHO ES POR ESO QUE LLAMARON A LA ABUELA Y CUANDO LLEGÓ LE CONTARON TODO Y LE PIDIERON QUE CUIDARA A SUS NIETOS POR TRES DÍAS, A ELLA LE ENCANTÓ LA IDEA, PERO SOLO HABÍA UN PROBLEMA, LA ABUELA ERA MUY DESPISTADA, ENTONCES SE PROPUSO ANOTAR TODO, SACÓ UNAS ETIQUETAS DONDE ESCRIBIÓ LAS INSTRUCCIONES QUE LOS PAPÁS CONEJO LE DIERON Y LAS PEGÓ UNA A UNA EN LA ESPALDA DE SUS NIETOS. DESPIDIÓ A LOS PAPÁS, SE SENTÓ EN EL PATIO A DESCANSAR SATISFECHA, PERO DE REPENTE LEVANTÓ VIENTO Y VOLÓ TODO, INCLUIDA LAS ETIQUETAS. CUANDO EL VIENTO PARÓ, LA ABUELA NO TENÍA IDEA DE QUIEN ERA QUIEN, JUSTO AHI FUE CUANDO LA RESPUESTA LLAMÓ A LA PUERTA, ERA LA TíA Y EL TíO CONEJO, LA ABUELA LOS HIZO PASAR Y LLEVÓ A TODOS SUS NIETOS A LA SALA, DE ESTA FORMA IBA A PODER DESCUBRIR AL NIETO METEPATAS. PERO DE TODOS SOLO 2 CONEJOS HABLARON Y NINGUNO METIÓ LA PATA. LAS VISITAS SE FUERON. LA ABUELA SEGUÍA CONFUNDIDA, ENTONCES PENSÓ PREPARAR 20 PLATOS DE SOPA DE ZANAHORIAS, DE ESTA FORMA DESCUBRIRÍA A SU NIETA QUISQUILLOSA, QUE SIN DUDA NO LA PROBARÍA. PERO NO TUVO SUERTE. LUEGO PARA DESCUBRIR AL NIETO REMOLÓN, DECIDIÓ ENVIARLOS A DORMIR TEMPRANO, ÉL OBVIAMENTE NO IBA A QUERER IR, PERO NUEVAMENTE NO FUNCIONÓ, TODOS SE ACOSTARON SIN CHISTAR. LA ABUELA PENSANDO Y PENSANDO NO PEGÓ UN OJO EN TODA LA NOCHE ENTONCES PARA APROVECHAR EL TIEMPO TEJIÓ UNA BUFANDA DE LANA Y AL TERMINARLA TUVO OTRA IDEA, ES POR ESTO QUE LLAMÓ A SUS NIETOS OFRECIENDOLES PONERSE LA BUFANDA Y DE ESTA FORMA DESCUBRIR AL NIETO MÁS TRANQUILO, PERO TAMPOCO TUVO SUERTE. LUEGO DE VARIAS IDEAS LA ABUELA RESIGNADA DEJÓ A SUS NIETOS


HACER LO QUE QUISIERAN, LOS APLAUDIÓ Y ABRAZÓ A TODOS. TRES DÍAS DESPUÉS LOS PAPÁS REGRESARON DEL CONCURSO, HABÍAN GANADO EL SEGUNDO PREMIO Y CELEBRANDO CON JUGO DE ZANAHORIA, LA ABUELA LES CONTÓ LA HISTORIA DE LAS ETIQUETAS Y EL VIENTO.

FIN Autora: Gabriela Keselman Renarración: Victoria Eiras


La historia de Flechazo y la nube Hace mucho tiempo había un indígena llamado Flechazo que tenía un pluma roja y podía hacer raya al medio a sus compañeros, era fuerte, ágil y era conocido por su increíble habilidad con el arco y la flecha. Un día un compañero de Flechazo le hizo una broma, le dijo que pinchara la nube y flechazo pinchó la nube entonces empezaron a caer una gota y después un chorro de agua, después se quiso mover pero el chorro no se alejaba de él. Arriba en el cielo estaba el dios de la lluvia Pluviac, el estaba muy enojado porque Flechazo había pinchado la nube. Flechazo se escondió en una cueva pero el chorro pasaba a la cueva. Un día pidió todas las flechas para arrojar a la nube para terminar con el sufrimiento aunque lo que hizo empeoró todo, cayeron un montón de chorros y se inundó y los guerreros siguieron a flechazo sin que él lo supiera, consultaron al brujo, el cual les comentó que seguiría lloviendo y que semejante cantidad de agua inundaría todo el valle. Por esto el cacique dijo que armaran una balsa donde entrara toda la tribu. A tres horas de navegar vieron una cabeza que estaba en el agua y era Flechazo el brujo le dio medicinas para que se recuperara, después llegaron a un pueblo. Arriba el dios de la lluvia Pluviac sonrío y al final como Pluviac lo había perdonado a Flechazo se estrecharon los dedos. Autora Melina Soto Reyes


Historia de Flechazo y la nube

Hubo un tiempo en el que existió un indígena llamado Flechazo, el vivía en la comarca, era muy fuerte, usaba en la cabeza una gran pluma roja. Con su puntería podía pelar una naranja y con su flecha podía peinar raya al medio en dos perfectas mitades. Un día Flechazo se aburrió porque no tenía hazañas por hacer, la tribu sufría la falta de agua, y hasta Flechazo caminó, caminó y vio una nube inmóvil. Fue así que un indio bromista le dijo a Flechazo que use su habilidad para pinchar la nube, entonces se preparó y la pinchó, salieron gotas y gotas, más gotas. Pero de repente ocurrió algo extraño: cuando Flechazo quiso apartarse para que los demás se colocarán debajo del chorro para beber, el chorro lo siguió a Flechazo, el corrió a un lado y al otro el chorro también toda la tribu y Flechazo rieron a carcajadas. Nunca se había visto algo igual. Allá arriba el dios Pluviac, el dios de la lluvia ¡se enojó! ,él nunca había visto que un ser humano debería hacer su trabajo y decidir cuando o no hacer llover en la tierra. Primero se sorprendió pero después se puso a protestar entonces le hizo un castigo, que el chorro lo siga para todos lados. Flechazo tuvo una idea, fue a buscar las flechas de toda la tribu y no quiso decirles para que las quería. Cuando estuvo seguro que nadie vivía en los alrededores, empezó a tirar flechas a la nube, al rato eran cientos de chorros. Flechazo se ahogo. Todos entraron a la balsa que habían construido gracias a las órdenes del cacique con cuidado. Encontraron a Flechazo y lo ayudaron a subir a la balsa, el brujo le dio medicinas para que se alivie. Arriba, el dios Pluviac sonrío y toda la tribu se instaló en ese lugar.

Renarración del cuento de Ricardo Marino Hecho por Morena Romero.


FLECHAZO Y LA NUBE HUBO UN TIEMPO EN EL QUE EXISTIÓ UN INDIO LLAMADO FLECHAZO. ERA MUY FUERTE Y ERA CONOCIDO EN TODA LA COMARCA POR SU INCREÍBLE HABILIDAD CON EL ARCO Y LA FLECHA. CON SU NOTABLE PUNTERÍA PODÍA HACER PRUEBAS INCREÍBLES. SIN EMBARGO, LLEGÓ EL DÍA EN QUE EL JOVEN INDIO EMPEZÓ A ABURRIRSE PORQUE NO LE QUEDABA HAZAÑA POR HACER, HACÍA VARIAS SEMANAS LA TRIBU SUFRÍA LA FALTA DE AGUA, EL RÍO ESTABA SECO Y EN EL CIELO HABÍA UNA GRAN NUBE INMÓVIL. FUE ASÍ QUE UN INDIO BROMISTA LE PREGUNTO A FLECHAZO PORQUE NO USABA SU HABILIDAD PARA PINCHAR ESA NUBE. ENTONCES FUE HASTA SU CASA APURADO Y REGRESÓ ENSEGUIDA CON EL ARCO Y UNA LARGA FLECHA Y LA LANZÓ. FLECHAZO SE APRESTABA A REGRESAR A SU CHOZA CUANDO UNA GOTA DE AGUA CAYÓ SOBRE SU CABEZA. PASADOS UNOS MINUTOS, LA SUCESIÓN DE GOTAS SE CONVIRTIÓ EN UN FINO Y CONTINUO CHORRO DE AGUA. TODA LA TRIBU SE CONGREGÓ EN EL LUGAR Y CELEBRÓ AQUELLA RARA PROEZA. PERO ENSEGUIDA OCURRIÓ ALGO EXTRAÑO: CUANDO FLECHAZO QUISO APARTARSE PARA PERMITIR QUE OTROS INDIOS SE COLOCARAN DEBAJO DEL CHORRO PARA BEBER, ÉSTE SE DESPLAZÓ Y SIGUIÓ CAYENDO SOBRE SU CABEZA. NUNCA SE HABIA VISTO ALGO IGUAL. PERO ALLÁ ARRIBA ADONDE NO LLEGA LA VISTA, ESTABA EL DIOS PLUVIAC ¡FURIOSO!, EL DIOS DE LA LLUVIA, NUNCA HABÍA VISTO QUE UN SER HUMANO SE ATREVIERA A HACER SU TRABAJO: “DECIDIR CUÁNDO TIENE QUE CAER AGUA SOBRE LA TIERRA”. GRITÓ TANTO QUE SUS GRITOS ALARMARON A OTROS DIOSES DEL CIELO INDIO, ASÍ PASARON VARIOS DÍAS, Y LA VIDA DE FLECHAZO SE TRANSFORMÓ EN UN CONTINUO SUFRIMIENTO, NO PODÍA DORMIR POR CULPA DEL CHORRITO, HUMILLADO, UN DÍA PIDIÓ A SUS CONOCIDOS TODAS LAS FLECHAS QUE TENÍAN Y CAMINÓ DURANTE TRES JORNADAS. SE DETUVO CUANDO LLEGÓ A UNA LOMA, EN UN LUGAR DESHABITADO. COMENZÓ A ARROJAR FLECHAS CONTRA LA NUBE DISPUESTO A TERMINAR CON ESE SUFRIMIENTO, FINALMENTE, PASADAS VARIAS HORAS, EL JOVEN SE QUEDÓ SIN FLECHAS, Y LA NUBE SE QUEDÓ SIN AGUA. FLECHAZO SUSPIRÓ ALIVIADO, PERO AL MIRAR CON ATENCIÓN LO RODEABA UN INMENSO LAGO. POR SUERTE, EL CACIQUE Y VARIOS GUERREROS DE LA TRIBU HABÍAN SEGUIDO A FLECHAZO SIN QUE ÉL LO NOTARA. AL VER QUE EMPEZABA A ACUMULARSE TANTA AGUA CONSULTARON AL BRUJO Y DIJO QUE SEGUIRÍA LLOVIENDO Y QUE SEMEJANTE CANTIDAD DE AGUA INUNDARÍA TODO EL VALLE. EL CACIQUE ORDENÓ QUE SE CONSTRUYERA UNA GRAN BALSA CAPAZ DE TRANSPORTAR A TODA LA TRIBU. TODAS LAS FAMILIAS CON SUS


ANIMALES Y PERTENENCIAS SUBIERON A LA BALSA CON EL MAYOR CUIDADO. A LAS TRES HORAS DE NAVEGACIÓN VIERON UNA CABEZA QUE APENAS ASOMABA EN EL AGUA: ERA FLECHAZO, LO AYUDARON A SUBIRSE A LA BALSA, Y EL BRUJO LE DIÓ MEDICINAS PARA QUE SE RECUPERARA. AL OTRO DÍA LLEGARON A LA ORILLA DEL LAGO Y DECIDIERON QUE ALLÍ ESTABLECERÍAN EL PUEBLO. ARRIBA, PLUVIAC, EL DIOS DE LAS LLUVIAS, SONRIÓ SATISFECHO Y LES DIJO A LOS DEMÁS DIOSES, QUE PARA ALGO TENÍA QUE SERVIR EL LOQUITO DE LAS FLECHAS.

FIN Autor: MARIÑO Renarración: VICTORIA EIRAS


La historia de Flechazo y la Nube Flechazo era un indígena que es fuerte, inteligente y astuto tenia una increíble puntería con la que podía peinar a otro indio raya al medio con su flecha, también podía rozar una naranja. Un día flechazo se quedó sin hazaña para hacer, en la comarca sufrían de la falta de agua, los peces al tratar de nadar levantaban polvo, pero lo peor que pasó es que había una nube inmóvil hasta que Flechazo le hizo caso a un bromista que le dijo que pinchara la nube con su increíble puntería, Flechazo lo hizo porque él no lo tomaba como broma. Se había ido hasta su casa apurado y regresó enseguida con el arco y una flecha larga y la lanzo, Flechazo no quería regresar a su choza. Luego cuando una gota de agua cayó en su cabeza después cayó otra, otra y otra, pasados algunos minutos la gota se había convertido en chorro de agua. Flechazo estaba feliz, se refrescó la cara y luego bebió satisfecho pero no era una verdadera lluvia sino era ese único chorro que al menos serviría para los cultivos, cocinar y bañarse pero pasó algo extraño, cuando se corría para que otros indios tomaran el agua, el chorro lo seguía a Flechazo, toda la tribu y Flechazo rieron a carcajadas porque nunca se había visto algo igual, pero allá arriba estaba el dios Pluviac ¡furioso! porque siempre había sido el dios de la lluvia, nunca vio que un humano se atreviera a hacer su trabajo. Primero se quedó sorprendido, pero luego se puso a gritar tanto que sus gritos alarmaron a otros dioses del cielo, el castigo que le impuso Pluviac a Flechazo fue que el chorro lo siguiera a todos lados. En principio a flechazo le pareció cómico que el chorro lo siga por todos lados, pero comenzó a pesarle cuando el cacique le impuso la obligación de caminar en los cultivos para regar la plantación, cuando terminó esa tarea la gente llamó a Flechazo para juntar agua, entonces pusieron una vasija sobre su cabeza . Al fin, harto del chorro, Flechazo empezó a correr de un lado a otro. Los otros indios se burlaban de Flechazo porque el hilo de agua nunca cambiaba de posición y no dejaba de caer ni si quiera un solo segundo. Lo mismo había ocurrido cuando quería refugiarse en una cueva, el chorrito era muy capaz de doblar y entrar en la cueva, habían pasado tantos días que ya la vida Flechazo era un continuo sufrimiento. No podía ni dormir por el golpeteo en su cabeza hasta se comenzó a quedarse pelado por culpa del chorrito. Tan humillado, un día pidió a sus conocidos todas las flechas que tenían y no quería explicar para qué quería las flechas. Cargó sobre sus hombros caminando durante tres jornadas, acompañado por la nube y el chorrito de agua, cuando estaba muy seguro que nadie vivía

en los alrededores

comenzó a tirar flechas en la nube otra , otra y otra. Cada pinchazo hacía caer un nuevo chorro de agua, en un rato eran cientos de chorritos y la pelea entre flechazo y la nube no terminaba, pasado algunas horas


flechazo se quedo sin flechas y la nube sin agua. Flechazo suspiró muy aliviado pero cuando prestó atención se dio cuenta que estaba parado en la punta de una loma y alrededor todo era agua. Lo estaba rodeando un lago, pero por suerte el cacique y algunos guerreros lo siguieron a Flechazo sin que se diera cuenta y al ver que se acumulaba mucha agua habían consultado al brujo. El brujo dijo que seguiría lloviendo y que semejante cantidad de agua iba a inundar todo el valle. El cacique había ordenado armar una gran balsa para transportar a toda la tribu. La balsa ya estaba lista, el agua llegaba hasta la pera de los más pequeños, todas las familias con sus animales y todas sus pertenencias se habían subido a la balsa con el mayor cuidado. Había dejado de llover pero el agua cubría la vista de toda la tribu. Las tres horas de navegación vieron una cabeza: era Flechazo toda la tribu lo subieron a Flechazo a la balsa y el brujo le dio algunas medicinas para que se recuperara . Al otro día habían llegado a la orilla del lago entonces decidieron que ahí iban a establecer el pueblo al menos nunca les faltaría agua para los cultivos ni peces para comer también podrían andar en balsas y nadar, arriba estaba sonriendo Pluviac satisfecho. Pluviac y Flechazo se chocaron los dedos como un agradecimiento por lo que había hecho. Autor: Ricardo Mariño Renarración: Leandro Vilchez


LA VUELTA AL MUNDO DE CINTHIA SCOCH EL CUENTO TRATA DE UNA NENA LLAMADA CINTHIA SCOCH, QUE VIVE CON SU MAMÁ EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES. UN DIA LA MAMÁ LA MANDA A COMPRAR AZÚCAR AL AUTOSERVICIO DEL BARRIO, PERO DEBIDO A UN ERROR DE LA MADRE, ALGO TAN RÁPIDO TERMINÓ HACIÉNDOSE MUY LARGO. SU MADRE TENÍA UNA FORMA DE HABLAR MUY PARTICULAR, EN LUGAR DE DECIRLE A CINTHIA QUE VAYA AL AUTOSERVICIO QUE ESTÁ A LA IZQUIERDA O A LA DERECHA, COMO TODO EL MUNDO, ELLA PREFIRIÓ SEÑALAR LAS DIRECCIONES SEGÚN LOS PUNTOS CARDINALES (ESTE, OESTE, NORTE, SUR), PORQUE PENSABA QUE DE ESTA MANERA LA NENA PODRÍA APRENDER ALGO MÁS. A CINTHIA LE PARECIÓ QUE EL AUTOSERVICIO SE ENCONTRABA AL OESTE, PERO PARA NO CONTRADECIR A SU MADRE SALIÓ CAMINO HACIA EL ESTE. ÉSTO HIZO QUE LA NENA TERMINE DANDO UNA VUELTA COMPLETA POR EL MUNDO HASTA VOLVER A SU BARRIO NUEVAMENTE, DONDE POR FIN ENCONTRÓ EL AUTOSERVICIO QUE EN RELACIÓN A SU CASA, ESTABA AL OESTE, COMO A ELLA LE HABÍA PARECIDO. COMPRÓ EL KILO DE AZÚCAR VOLVIÓ A SU CASA, ENTREGÁNDOSELA A SU MADRE.

FIN. Autor: Ricardo Mariño Renarración: Victoria Eiras


Historia de flechazo y la nube Había una vez un indígena llamado Flechazo, él era valiente, inteligente, habilidoso y con muy buena puntería podía hacer pruebas difíciles como tirar una flecha y peinar raya al medio a otro indígena en dos perfectas mitades, también a larga distancia pelar una manzana con una de sus flechas. A Flechazo no le quedaban más hazañas por hacer y la tribu sufría faltas de agua tanto que hasta los peces levantaban polvo al tratar de nadar. Un día la tribu se había dado cuenta que había una gran nube negra quieta en el cielo y un bromista le dijo a Flechazo que pinchara con su gran habilidad la nube haber si caía un poco de agua y Flechazo fue corriendo a buscar su arco y flecha para poder pincharla, Flechazo se puso en su posición y tiró la flecha hacia la nube y de esta forma empezaron a caer gotas de agua, luego un chorro del cual tomó y se refresco la cara pero desafortunadamente cuando se corrió para dejar a los demás el chorro de agua seguía en su cabeza, dió un paso para adelante, un paso para atrás, para la izquierda, para la derecha y el chorro de agua lo seguía y seguía. hacia unos días que Flechazo no podía dormir por el molesto ruido del chorro que caía en su cabeza. Arriba en el cielo estaba el dios Pluviac que le puso el chorro en la cabeza a Flechazo, ese fue el castigo que le puso, es por esto que desesperado Flechazo reunió a todos los integrantes de la tribu para que pincharan todas las nubes del cielo y empezaron a caer del cielo muchos chorros de agua, todos los indios se habían ido y Flechazo quedó solo. Después de un tiempo se dio cuenta de que estaba parado arriba de una piedra y todo se estaba inundando, Flechazo no sabía qué hacer, el agua ya le llegaba hasta el cuello, estaba ahogándose. Toda la tribu se preocupó por él y armaron una balsa, en el camino se encontraron con un brujo que les dio unas pastillas para que Flechazo se mejorara, de pronto la tribu vio un cuerpo en el agua, era Flechazo, lo agarraron y lo pusieron en la balsa, le dieron las pastillas y despertó, todos fueron a su casa,el agua se había ido, Flechazo y Pluviac se amigaron. Flechazo aprendió la lección, La tribu encontró su lugar para vivir.

Renarración: Samantha


La vuelta al mundo de Cinthia Scoch La madre de Cinthia Scoch le había dicho que vaya a comprar azúcar al mercado, que estaba cerca del autoservicio. Cuando Cinthia se estaba por meter en el ascensor, la mamá se asomó por el pasillo y le dijo a Cinthia, que era hacia el Este y que el azúcar sea de mil gramos. Cinthia ya tenía en mente que era hacia el Oeste, pero no quería desobedecer a su madre, entonces siguió de largo. Ya había caminado unas cuantas cuadras pero no encontró el mercado. Después de caminar tanto Cinthia había llegado al puerto de Buenos Aires y tomó un barco como le informó el capitán exactamente, era hacia el Este, Justo para donde iba Cinthia. Pasaron por Sudáfrica y siguió por Australia. Al fin Cinthia bajó del barco, caminó y caminó. Al rato sintió el olor a tilo de su barrio, ya había llegado, al lado suyo estaba el mercado, entró, compró el azúcar de mil gramos y se fue a su casa. Cuando Cinthia llegó a su casa la mamá, le preguntó ¿por qué había tardado tanto? Y Cinthia le dijo que sí, que tardó, que no volverá a pasar. Cinthia no quería decirle a su mamá que se había equivocado.

Renarración: Samantha


CONEJOS DE ETIQUETAS Había una vez veinte conejos, todos grises con orejas largas y con cara de conejos, los veinte conejos y los señores conejos vivían tranquilos en el pueblo de Villaconejos, pero un día pasó algo que nunca había sucedido. Los señores conejos recibieron una carta, la mamá conejo tranquila agarró la carta y dijo. ´´Nos aceptaron en el concurso de la zanahoria Rallada´´. El señor conejo estaba tan emocionado, que se arrancaba los bigotes y la mamá conejo se tropezo con todas las valijas. Los señores conejos, llamaron a la abuela y le dijeron a la abuela que fuera lo más rápido posible, para que cuidara a sus nietos. A la abuela le encantó la idea pero había un problema. Ella era la más despistada del mundo, pero fue igual. La mamá conejo, le dijo a la abuela todos los nombres de cada conejo y que se iban sólo por tres días. La abuela de inmediato se olvidó todos los nombres y empezó a poner etiquetas, cuando la abuela terminó se fue a descansar un buen rato. Después de unos minutos se creó una tormenta y voló todas las etiquetas, la abuela no sabía ¿qué hacer? y tuvo una idea. Realizó


pruebas para ver quién era cada uno, empezó a tejer para el que era alérgico a la lana, pero desafortunadamente para la abuela conejo no resultó. Intentó algunas medidas mas para reconocer a los respectivos conejos pero aún asi fue imposible, es por eso que dejó que los conejos hagan los que les plazca. Después de tres días, llegaron los señores conejo y la mamá conejo preguntó ¿cómo se habían portado? y todos los conejitos guiñaron el ojo. Entonces la abuela dijo, que ¡se portaron muy bien! La abuela se fue feliz caminando con un montón de etiquetas pegadas en su espalda que decían “Eres la mejor abuela del mundo”. Renarración: Victoria Cerezo


Conejo de Etiqueta Había una vez veinte conejos grises con sus orejas largas, sus padres vivían con ello. Un día llegó una carta que decía que los aceptaron a la mamá y papá conejo en el concurso de la Zanahoria rallada, estaban tan emocionados que se tropezaron con todo, el papá conejo llamó a la abuela coneja y le dijo que tenía que cuidar a los conejitos tres días, a la abuela le gusto la idea, pero había un pequeño problema la abuela era muy pero muy despistada. Cuando llegó la abuela y los padres le dieron instrucciones, la abuela dijo que lo anotaría para no olvidarse, sacó las etiqueta y escribió: “El travieso, quisquillosa, miedosa, el peleador, el mandón, el perezoso, quejoso, buenazo. Esta es muy independiente, este es un desordenado, y aquella es la celosa, aquel es el juguetón, esta es la soñadora y este es el muy rápido”. Llenó veinte etiquetas, las pegó en cada una en la espalda de sus nietos y sonrió satisfecha. Se despidió de los señores conejos que ya se estaban yendo y luego se sentó en el patio a relajarse un momento, de pronto una cálida brisa le hizo cosquillas, entonces la brisa se convirtió en un fuerte viento y el viento se convirtió en un tornado. Sillas, ventanas, picaportes salieron volando, todas las cosas hasta las etiquetas se salieron. Cuando paró la tormenta y la abuela los miro con cara de estoy perdida no supo ¿ quién era quién?. Así fue como comenzó hacer distintas pruebas para descubrirlos, pero fue en vano, no hubo caso, no distinguió a ningún conejito. Todos se portaron muy bien con ella. Días más tarde llegaron los señores conejo, habían ganado el segundo premio, la abuela conejo les contó la historia de las etiquetas y el viento .Cuando llegó el momento de irse la abuela se despide y al irse caminando llevaba, miles de etiquetas, que decían: la abuela preferida.

Renarración: Ángela Sosa


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.