Encarte ManoVuelta 5 • Universidad Pública de El Alto, Bolivia

Page 1

Suplemento de la Revista de la UACM para las comunidades núm. 2 Año 2 septiembre 2006

Sociedad en movimiento: Universidad Pública de El Alto, Bolivia

Pablo Mamani Ramirez1


Introducción Iván Gomezcésar Coordinador de Proyectos de Enlace Comunitario, UACM

Bolivia es hoy una ventana de la encrucijada de América Latina. Un país con una historia de despojos, por las pérdidas territoriales ante Brasil, Paraguay y Chile, que continúa viva en la grave injusticia que representa no contar con una salida al mar. Historia de despojos de sus recursos naturales, desde la voracidad de la España colonial por las minas de plata del Potosí, la no menos explotadora oligarquía criolla del estaño, aliada con las corporaciones trasnacionales y que llegó en los últimos años a la aplicación a rajatabla del más salvaje neoliberalismo, que se cebó en las fuentes de gas y petróleo, los recursos minerales y también la energía eléctrica, el agua y los bosques. Bolivia, considerado el país más pobre de la América continental, con los índices de miseria más agudos según las agencias internacionales, es paradójicamente, un territorio rico en culturas, con más de treinta etnias, dentro de las que destacan por su número los quechuas o quichuas, los aymaras y los guaraníes. Bolivia cuyos indios, que representan más del 70 por ciento de los ocho millones de su población total, se han transformado en el motor y alma de una revolución social. Son ellos los que lograron la hazaña de revertir la privatización del agua en Cochabamba, lugar donde, por más que parezca ciencia ficción, hasta el agua de lluvia era propiedad de un monopolio trasnacional. Son ellos también los que han defendido el cultivo de la hoja de coca, cultivo que tiene hondas significaciones culturales y que el gobierno de Estados Unidos ha intentado, con la ceguera a que nos tiene acostumbrados, prohibir por considerarla como una actividad ilegal. Y son ellos también los que derrotaron a los partidos políticos tradicionales y han puesto al frente del gobierno, a fines de 2005, a un indio cocalero aymara: Evo Morales. Son muchos los actores sociales en que está representado ese gran movimiento indio. Junto a las comunidades tradicionales de la Altipampa, que cultivan a cuatro mil metros de altura; y los productores de coca de las tierras medias ha aparecido en las últimas décadas un nuevo actor, producto de la migración del campo a la ciudad. Está concentrado en El Alto, ciudad conurbada y gemela a la Paz: son los indios urbanos que jugaron un papel decisivo en la insurrección de 2003 y lograron la demanda de crear una nueva universidad, proceso que esta comentado ahora por Pablo Mamani, participante activo. Para la UACM, universidad que fue creada con unos meses de diferencia de la Universidad Pública Estatal de El Alto esta reflexión es un material de gran interés. En portada

Fotografías de Ernesto Aréchiga

Mercado de zapatos, chamarras, talabartería. La Paz , Bolivia.

2


Lago Titicaca. Cuna de la cultura Tiwanako.

Dignidad y Universidad te no quieren ingresar a otras universidades mestizas y blancas (aunque prestigiadas). El sueño de una universidad propia se ha convertido en un objetivo histórico multitudinario para instituir las fuerzas sociales, las características morales, y las capacidades de lucha y visión del mundo de los pueblos oprimidos e invisibilizados. Lo que ha hecho la lucha por una nueva universidad es iniciar una nueva escritura social desde sí mismo (y no desde los otros), según las características sociológicas e históricas de las sociedades alternas y discriminadas para hacerse visible ante sí y ante el mundo. Ha sido un acto de autoconvencimiento de toda una sociedad

Una de las conquistas de la lucha alteña es la Universidad Pública de El Alto, una ciudad constituida por migrantes de varias generaciones de distintas regiones indígenas y mineras. Después de décadas y siglos de discriminación, los aymaras urbanos y sectores populares (ex mineros) han planteado la necesidad histórica de fundar una nueva universidad para superar las profundas “fronteras educativas” que sufren los miles de jóvenes y profesionales que no pueden o finalmenPablo Mamani Ramirez es sociólogo y aymara. Es exdirector de la Carrera de Sociología de la Universidad Pública de El Alto y analista de los movimientos sociales indígenas en América Latina y Bolivia. 1

3


sina de la CSUTCB (Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia) de Genaro Flores–, un derecho innegociable porque contiene la posibilidad de la liberación de la dependencia epistemológica y los conocimientos del occidente y sus paradigmas sociológicas. Así esta demanda se ha posesionado como una demanda multitudinaria, no sólo de pequeños grupos o intelectuales, sino de los cuerpos sociales indígenas-populares diseminados en la gran geografía urbana de El Alto, las laderas de la ciudad de La Paz y las áreas rurales circundantes que es una especie de nuevo cerco sobre la capital del bovarysmo pedagógico (F. Tamayo, 1978) de las élites dominantes. Las universidades públicas y privadas de la ciudad de La Paz no habían mostrado un interés real en democratizar la educación superior para llegar a estos lugares y sus poblaciones. Bajo esta nueva forma, es decir, el cerco universitario alteño, se rememora, el cerco de Tupaj Katari y Bartolina Sisa de 1780-81 sobre el centro del poder colonial. Pues de esta manera se ha planteado bajos distintas intensidades romper con las ataduras del darwnismo social y el racismo académico vigentes en muchas universidades y la sociedad dominante donde se sigue siendo y concibiendo El Alto como la ciudad de los “indios” o la “otra ciudad” incapaz de producir ciencia, tecnología, en síntesis, el conocimiento y la tecnología. Aunque es real que en esta universidad también hay diversos proyectos e ideas y visiones como el repetir los ideales de las universidades republicanas, el blanqueamiento intelectual y social de la sociedad para igualarse al conjunto de los pensadores-pensamientos y conocimientos universales dominantes. Es decir, también este espacio es un

Dos cholitas. La Paz, Bolivia.

pujante, luchadora, escritora de historias alternas que al final se convierte en un acto, de los miles de actos, de dignidad fundacional de los aymaras y sectores populares para escribir una nueva arquitectura de su propia historia y del país. Una ciudad de 600 mil habitantes, en el año 2000 cuando se funda la universidad (ahora 800 mil), es la culminación de la histórica demanda, –después de la escuelaayllu de Warisata de Avelino Siñani (E. Pérez,1992), la Sociedad República del Qullasuyu de Eduardo Nina Qhispi (C. Mamani, 1991), la Universidad del Tawantinsuyu del Inka Choquehuanca, la Universidad Campe4


espacio complejo y en muchos casos conflictivo por su misma característica de ser un ideal social para desmoronar las “fronteras académicas” entre los indios y los criollos. El hecho que funda como principio organizador de la visión e ideal universitario es fundar nuevos espacios y modelos educativos y de pensamiento social y científico acorde con la realidad circundante. Su estatuto orgánico en la declaración de principios expresa que la Universidad Pública de El Alto (UPEA) es una “universidad aymara, pluricultural, multinacional y anticolonial” (Estatuto Orgánico, 2005). Las multitudes levantadas en el año 2000 en pro de la nueva universidad había planteado, entonces, como objetivo sustancial el superar o trastocar las mencionadas “fronteras educativas” entre una población joven alteña sedienta de conocimiento y prácticas consecuentes a ella y otras ciudades para lograr la profesionalización de estas nuevas generaciones y las venideras; sabiendo que la educación ha sido siempre un privilegio de casta de los grupos del poder dominante en Bolivia. Así los jóvenes han movido, desde la diferencia cultural e histórica y social, las estructuras internas de sus padres, es decir, las organizaciones sociales y vecinales, para demandar una universidad propia que ayude a sustentar en el tiempo el proyecto de una nueva sociedad justa, digna, trabajadora y emprendedora, y así construir nuevos paradigmas sociales y del conocimiento. No hay que ser ingenuos en esto. Toda fundación de una nueva universidad (para nosotros multiversidad) siempre persigue detrás de sí los objetivos históricos de una sociedad en lucha. Entonces, los miles de jóvenes que han marchado (o marchamos) el 1 de mayo del año 2000 fueron la culminación y al mismo El día del mar. Manifestación en La Paz , Bolivia.

tiempo el reinicio de aquel ideal fermentado desde los años ochentas y de años anteriores como son las históricas luchas indígenas por la educación superior y escolar. El 1 de mayo se ha dejado de soñar para ahora poner en práctica y hacer de facto la existencia real e intangible de la nueva universidad. Los miles de cuerpos morenos, discriminados por este color de piel y su cultura, estaban ante la sociedad y el Estado blanco poniéndose de pie y alzando su voz, aunque curiosamente “liderada” en ese momento por representantes de la iglesia católica y un alcalde neoliberal, como un volcán que anuncia rápidamente su irrupción para desconfigurar y reconfigurar las capas tectónicas de la geografía irrumpida para tratar de escribir una nueva cartografía del poder. Aquel acto, por esto, ha sido un acto de ingreso pujante y punzante en la historia de sí mismo y de los otros para vigorizar un nuevo y poderoso movimiento social de la ciudad de El Alto y sus interrelaciones con los movimientos indígenas rurales que culmina con el derrocamiento de Gonzalo Sánchez de Lozada en 2003 en la “guerra del gas” (E. Ramos, 2004, P. Mamani, 2005, L. Gómez, 2004). Esta lucha por la nueva universidad se ha interrelacionado así con las juntas vecinales y otras organizaciones indígenas y laborales para desde esas condiciones convertirse en uno de los microcentros de los muchos gobiernos barriales articulados en octubre de


Universidad Popular Autónoma del Alto. Bolivia.

con objetivos definidos, y ser el referente de una gran emancipación colectiva para construir un nuevo espacio de educación superior, b) pero al mismo tiempo es parte de una dolosa construcción histórica hacia adentro, es decir, lograr la institucionalidad como el resto de las universidades, misma que no es nada fácil tomando en cuenta además que, c) el gobierno-Estado y otras universidades han obstaculizado sistemáticamente el nacimiento de la nueva universidad basado en diferentes argumentos técnicos y políticos darwnistas hasta dejarla sin un adecuado sustento financiero para su funcionamiento y llevar a cabo investigaciones en diferentes áreas y carreras. Ahora veamos el proceso de nacimiento de la nueva universidad y las reacciones de los racistas contra ella.

2003 (P. Mamani, 2005) y 2005. Así la naciente universidad se ha convertido en una especie del referente intelectual y moral de las luchas alteñas y de los indígenas de las áreas rurales contra los diferentes gobiernos y el Estado blanco-mestizo. Aunque, como toda construcción social y humana esta llena de dificultades, conflictos, violencia de lucha interna por hegemonizar el poder institucional y los proyectos sociales que en muchos de sus sentidos son condenables2. Hay que tener presente que no es fácil construir una nueva universidad, como no es fácil construir una casa propia. Se requiere de diferentes instrumentos o normas y tener una visión concreta más o menos consensuada de lo que se persigue colectivamente dentro de la universidad y en la sociedad, tratándose de una construcción colectiva y el referente del sueño histórico de una sociedad discriminada como es el alteño y los indígenas de región. En síntesis, la construcción de la universidad alteña tiene tres hechos fundamentales que la constituye y la conflictuan: a) ha sido y es parte de un gran proceso y capacidad de movilización social

Nosotros mismos sufrimos la violencia y agresión física en el año 2005 cuando ejercíamos el cargo de director de la Carrera de Sociología, de un grupo envilecido de estudiantes y docentes en complicidad con las autoridades universitarias. 2

6


¿Cómo se logró la nueva universidad y qué problemas tuvo? La fecha culminante de fundación y del reinicio de la lucha alterña decisiva por su universidad, se produce el 1 de mayo de 2000 con la movilización de miles de jóvenes y mujeres que gritaban decididos para demandar el derecho a la educación superior, dentro de un contexto de neoliberalización de la economía y la sociedad. Este año Bolivia vive el momento más alto de este modelo que ha sido presentado como la única verdad posible sobre la tierra y en la ciudad de El Alto. En ese ambiente socioeconómico una marea humana se dirige desde la Ceja de El Alto (Sindicato de Trabajadores de Prensa de El Alto) hacia el norte de la ciudad, la zona Villa Esperanza. La avenida Juan Pablo II fue el escenario de la irrupción de estas multitudes que coreaba estribillos improvisados en ese momento como: “queremos nuestra universidad”, “adelante compañero en la lucha” y “El Alto de pie, nunca de rodillas” (este último es el lema de la ciudad). Cerca de 5000 mil jóvenes y organizaciones sociales toman los predios de Villa Esperanza, hasta ese momento perteneciente a la Facultad Técnica de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) que no había podido funcionar plenamente. No tenía una utilidad pública (R. Velasco, La Razón, 06/05/00). Desde este momento se organiza la defensa y la consolidación de la universidad mediante el complejo sistema de turnos y rotaciones por carreras y facultades, hasta lograr formas de organización cuasi militares, ya que cientos de ellos se han atrincherados en el último piso del edificio central para desde este lugar lanzar piedras, gases lacrimógenos, y

Dos mujeres hermanas de la UPEA. Noemí y Alicia.

petardos contra policías y estudiantes de la UMSA. Haciendo referencia a ello un policía dijo: “¡Pucha, de dónde habrán sacado gases esos changos!” (La Razón, 14/09/00). En las improvisadas aulas sin pizarras, sin pupitres, y ventanas sin vidrios se empieza a pasar clases con docentes dispuestos a trabajar ad honoren y los jóvenes también dispuestos a pasar clases sin tener certeza incluso de ser reconocidos por el gobierno y el sistema de la Universidad Boliviana. Este hecho corresponde a una decisión y un acto hozado, temerario y heroico de la generación de jóvenes postulantes a la universidad y sus docentes. Los jóvenes y los profesores lo único seguro que tenían era 7


pobreza) y elevar sustancialmente los índices de profesionalización universitaria de los alteños o indígenas y las provincias. Muchos expresaban esto así: “Me pinto yo de rojo, yo soy un guerrillero, me pinto yo de negro, yo soy un subversivo. El Alto unido jamás será vencido. Obreros campesinos unidos al poder, pisando calaveras de nuestros enemigos” (La Razón, 1306/00). El sueño de los gestores de esta universidad (los padres de familia, las juntas vecinales y de los estudiantes de secundaria de El Alto desde los setentas y ochentas), se hacia realidad. Varios otros jóvenes, decían: “no estamos dispuestos a seguir siendo visto como simples albañiles, carpinteros, comerciantes, empleadas domésticas de las castas dominantes”, sino, argumentaban que querían “también ser licenciados, doctores, ingenieros igual que los blancos” en un país donde los títulos valen tanto, el trabajo digno de la albañilería, la agricultura y otros son desvalorizado. La presencia de la Universidad Técnica de la UMSA no había sido suficiente ni había cumplido los sueños alteños. Claro que la condición de ser técnicos es importante, pero desde ese momento y hasta ahora, la gente entiende que con ser técnicos no se logra mucho y no se elimina el estigma de la discriminación y la explotación estructural de aymaras, qhiswas e hijos de exmineros, fabriles y desempleados. Durante cerca de 11 años (desde 1989 cuando representantes de las juntas vecinales hicieron huelga de hambre en demanda de una universidad) y desde 1957 cuando se funda la Junta Central de Vecinos (B. Montoya, 2005), El Alto ha sido el apéndice de la ciudad de La Paz y ha sufrido sistemáticos procesos de desprecio, humillación, postergación para vivir con calles en penumbra y polvorientas; esa experiencia social ha per-

Estatua del mariscal Sucre. La Paz , Bolivia.

saber que contaban con la razón histórica a su favor y la fuerza de su lucha heredada de sus padres y madres y de ellos mismos como es la de construir toda una ciudad, El Alto. Así en las sucesivas marchas multitudinarias que bajan a la Plaza San Francisco de La Paz se leían pancartas como: “El Alto quiere su universidad”, “El Alto de pie nunca de rodillas”, “¡Universidad ya!”, “Los estudiantes alteños tenemos derecho a estudios superiores dentro de una universidad”, etc. Todo esto se parece a una especie de alzamiento de la juventud relegada a sus aspiraciones ante sí mismo y ante el Estado racista pidiendo una educación superior para una población de 600 mil habitantes (casi igual que la ciudad de La Paz) para ayudar a superar los altos índices de pobreza (El Alto tiene una población de 50% que vive en nivel de

8


la revolución nacional de 1952. Es decir, se había acumulado toda una razón histórica y social para tener su universidad. Ahora la demanda de una universidad convertida en multitudes había despertado un profundo racismo criollo, manifiesto en varios mecanismos de discriminación y criminalización de su lucha que cruza el horizonte de la mentalidad de los grupos de poder. Se ha discutido ampliamente en los círculos de la prensa criolla de La Paz sobre sí era racional que El Alto tuviera su propia universidad. Pues allí se planteó que El Alto y los alteños no necesitan una universidad propia con grados de licenciatura porque, se dijo, “son muy buenos como técnicos o como mano de obra” en tanto albañiles, comerciantes y otros trabajos. El gobierno de Hugo Bánzer Suárez atizó este argumento arguyendo que no había presupuesto para financiar una nueva universidad porque el Tesoro General de la Nación (TGN) no tenía dinero y, finalmente se sostuvo que la ley no permitía al gobierno crear una universidad por lo que debía ser tramitada en el Comité Ejecutivo de la Universidad Boliviana (CEUB). El fondo del tema, sin embargo, se manifestaba bajo las posiciones darwinistas y racistas, al igual que en las décadas de 1930 y 1950, cuando la Sociedad Rural (terratenientes) rechazaba a que el indio pueda acceder a la escuela. Aquí presentamos varias de estas manifestaciones. El periódico La Razón de La Paz lideraba esta postura, entre otros. En su editorial de fecha 4 de mayo sostiene: “La ansiedad de los alteños por iniciar de una vez las actividades de la universidad pública situada en su ciudad, los ha llevado a cometer acciones contra la ley. La toma…es un acto ilegal que no puede ser permitido por las autoridades ni alentado por algunos

Calle México. La Paz , Bolivia.

mitido ahora descubrir que la “ciudad” es igual o peor que el campo o las minas. Incluso la ciudad de El Alto ha sido y sigue siendo considerada hasta ahora la “ciudad dormitorio”, la “ciudad de los indios” o la “ciudad sucia y desordenada”. Desde estas condiciones objetivas de la experiencia de la vida social surge y se yergue la demanda de reconocimiento como ciudad y ciudadanos como cuarta sección municipal de La Paz (1985) y, posteriormente, la declaración plena y autónoma frente a La Paz (1989) sustentada en una larga memoria de la lucha histórica de Tupaj Katari-Bartolina Sisa que en 1780-81 había convertido a éste en el territorio del “cuartel general indígena” y Pablo Zárate Willka en 1899 y la participación en

9


El día del mar. Manifestación en La Paz , Bolivia.

personeros… [y arguye]…No es con tomas que los alteños lograrán que su universidad arranque” (La Razón, 04/05/2000, énfasis nuestro). La Razón ratifica que ha asumido esta posición contra la creación de la universidad alteña desde hace rato. Por su parte, Carlos Rodríguez, sostiene que mientras el gobierno actúa enérgicamente contra otras universidades “asume una conducta complaciente cuando un conjunto de organizaciones deciden, por la fuerza, crear una universidad en El Alto” (C. Rodríguez, La Razón, 06/05/2000). En ella se insta al gobierno a actuar con vehemencia contra la toma de Villa Esperanza. Otro editorial del mismo medio sostiene: “no tiene pies ni cabeza (la universidad alteña), sino que es producto de una demagógica presión cuyos resultados, es fácil presumir, sólo significaran una mayor frustración de quienes ahí estudien…La posición radical de ese sector estudiantil huele mal” (La Razón, 11/09/2000). Y aquí lo más serio: “se debe decir que este nacimiento es forzado y producto de una violación…Consideraciones culturales y de identidad aparte, no se puede sino deplorar que, una vez más, el Gobierno haya cedido en sus principios y la ley ante las presiones de la canalla en

las calles” (La Razón, 06/09/2000, resaltado nuestro). Los alteños son considerados como no ciudadanos, sino como canallas. Uno de los hombres fuertes del gobierno, Manfredo Kempff S. dijo por su parte que: “las marchas que vienen desde todos los confines de la República y ese regionalismo ridículo que aparece en El Alto, van a colmar, tarde o temprano la paciencia de los paceños y serán ellos mismos los que, abrumados de tanto abuso y falta de consideración, llamen enérgicamente a la reflexión y la cordura a quienes los invaden desde lejanos lugares o los cercan, aislándolos por tierra y aire” (M. Kempff, El Diario, 03/09/2000, resaltado nuestro). De esta manera se devela y desnuda radicalmente las profundidades del racismo criollo contra las aspiraciones históricas de la ciudad de los “indios”, El Alto. Incluso la UPEA ha sido calificado como el nido de la radicalidad con distintas ideologías y grupos como el indianismo-katarismo, etnocacerismo peruano, troskista, indigenista, maomista, y de sendero luminoso (M.E. Gómez, B, El Alto, 13/07/2005). Aunque hubo quienes habían expresado su apoyo a la naciente universidad.


El ministro de Hacienda Ronald MacLean dijo, por su parte, que no había presupuesto para financiar la universidad. “No hay presupuesto ni recursos para la universidad de El Alto, porque no está dentro de la ley… [ironiza después]…El gobierno ‘no tiene vela en este entierro’” (La Razón, 09/05/2000). Y finalmente se ha argüido que si El Alto quiere su universidad debe solicitarla ante la CEUB en un congreso de universidades para hacer aprobar y crear la nueva universidad. Los cerca de diez a 12 mil postulantes, ante este hecho estaban fente a una muralla infranqueable. Aquí, lo único certero que tenían era su lucha y su organización y la decisión de consolidar la toma y legalización de la universidad alteña. Años después, cuando la Universidad de El Alto atraviesa problemas de autogobierno interno, estos argumentos han sido utilizados para tratar de desacreditar como un caso perdido y de gasto insulso de dinero y, por tanto, sin viabilidad posible. El propio Comité Ejecutivo de la Universidad Boliviana (CEUB) ha permitido que la universidad de El Alto naciera sin una autonomía plena. Dentro de este contexto se fortifica la idea de una universidad propia que se logra finalmente el 5 de septiembre de 2000 mediante la ley no. 2115, pero mutilado, es decir, sin autonomía y con un financiamiento ínfimo. El artículo que legaliza que la UPEA no tenga autonomía es el Art. 2, numeral II: “La Universidad de El Alto estará bajo la tuición académica del CEUB por el lapso de cinco años, a partir del inicio de sus actividades académicas… Cumplido este lapso la Universidad de El Alto cobrará la calidad institucional plena de Universidad Pública y Autónoma...” (Ley No. 2115, 5 de septiembre de 2000). Las clases según esta ley debían

Monumento a Bolivar. El día del mar. Manifestación en La Paz , Bolivia.

empezar en 2001. Así, desde mayo hasta septiembre pasaron cinco meses con grandes y contundentes movilizaciones para forjar el valor de lucha, entrega, organización, debate, acciones, liderazgos juveniles, etc. Además, la naciente universidad se había convertido en un lugar de intensa actividad organizativa y de concientización, es parte de la escritura de una nueva hazaña histórica sin precedentes de la última generación de jóvenes alteños, basada en la experiencia de haber hecho realidad la universidad. Con esta certeza y realidad de la existencia legal, la lucha ahora se organiza por una plena autonomía a través de las facultades y carreras, reforzando las comisiones de vigilia o de autodefensa que ya existían, de los edificios y los terrenos tomados mediante la comisión de huelga, comisión de abastecimiento, comisión de investigación, comisión de informaciones, comité de movilizaciones (B. Montoya, 2005). La estructura de orga-

11


enfrentaban con las fuerzas del gobierno-Estado utilizando diferentes instrumentos, tal es el caso de los protectores de gases para colocarse en la cara y otras parte del cuerpo para no ser heridos e identificado por los agentes del gobierno. Ahora (desde septiembre) la lucha, paradójicamente, es en contra de la ley de creación de la universidad del 5 de septiembre de 2000, modificada finalmente el 12 de noviembre de 2003 mediante ley no. 2556. Desde 5 de septiembre (2000) hasta el 12 de noviembre (2003), hay una lucha intensa y profunda de tres años para lograr una autonomía plena. Aunque durante este tiempo la UPEA se tuvo que dividir entre Villa Dolores, dirigida por Javier Tito E. y Villa Esperanza dirigida por Jorge Echazú (El Alteño, anuario 2003, 23/12/2003). La primera estuvo financiada por el gobierno y la segunda sin financiamiento. Aquí es difícil escribir los nombres de los luchadores y no lograríamos nombrar a todos ellos. Con la ley sin autonomía, el 2115, la universidad tenía como máxima autoridad el Consejo de Desarrollo Institucional (CDI) constituida por varios sectores tal es el Rector de la Universidad, Obispo de El Alto, Secretario Ejecutivo de la Central Obrera Regional- El Alto, Presidente de la Federación de las Juntas Vecinales de El Alto (FEJUVE), Secretario Ejecutivo de la Federación de Gremiales de El Alto, Presidente de la Federación de Padres de Familia de El Alto (FEDEPAL), Secretario Ejecutivo de los Docentes, Secretario Ejecutivo de los Estudiantes y Secretario Ejecutivo del Consejo Central de Artesanos. También la lucha era por un presupuesto más justo ya que la ley fijaba para su funcionamiento un presupuesto directa y permanente proveniente del Tesoro General de la Nación del 0.35% del

Noemí, peruana, en la UPEA.

nización esta basada en la lógica de turnos y la rotación que tiene su raíz en los ayllus y centros mineros. Todas las carreras o facultades tenían la responsabilidad, durante noches y días, de resguardar íntegramente la UPEA. Al igual que en la primera etapa de la lucha, en el último piso del bloque central se había parapetado varios grupos armados con piedras y hondas, gases lacrimógenos, piedras y otros objetos cargados en chamarras, camisas, o talegas de nylon. Las aulas eran centros de debate y clases intensas. Las marchas multitudinarias también estuvieron sustentadas en este método aunque con diferentes intensidades subdividido en grupos reducidos. En ambos casos los jóvenes se

12


75% de los ingresos nacionales de la Ley 1551 de Participación Popular que equivale a aproximadamente a 18 a 20 millones de bolivianos que de hecho es un presupuesto de “muerte” a mediano plazo. Tanto es así que en mayo de 2000, los jóvenes protagonizan violentos enfrentamientos con la policía en la Ceja de El Alto y el autopista El Alto-La Paz que termina con la quema de la alcaldía de El Alto por un grupo del sector del barrio chino y otros. Incluso en varias de estas manifestaciones los estudiantes habían sobrepasado fácilmente a las fuerzas policiales hasta hacerlos retroceden al peaje del autopista. También la lucha es en contra del Comité de Implementación de la Universidad (CDI) que desde el inicio mismo de su constitución, ha sido duramente cuestionada por haber permitido que la universidad naciera sin autonomía. De esta manera la autonomía se había convertido en el eje articulador de la nueva etapa de la lucha social y juvenil ante el cual las autoridades universitarias, Javier Tito Espinoza y el cura Edgar Chipana, son duramente cuestionadas. Posiblemente el hecho que más ha irritado a los fundadores de la

universidad es que estas autoridades no reconocían la lucha por la autonomía, por ello terminaron siendo expulsados de la universidad. También la lucha era en contra de la iglesia católica que había tratado de imponer lo católico en la UPEA ofreciendo, al igual que el año 2005, a través del cura Sebastián Obermayer, una capilla y un internado para los estudiantes dentro la universidad. En esto al parecer la iglesia católica no había llenado su sed de imponer cerca o más de 60 iglesias en toda la ciudad de El Alto, parecida a la ciudad de Villa Imperial de Potosí en la colonia. En ese tiempo la iglesia católica fue acusada por el Consejo Central de Artesanos (COCEDAL) de cuotearse pegas en la UPEA. (Ultima Hora, 24/07/2000) que parece confirmarse por la presencia del cura Edgar Chipana como vicerrector de la UPEA en 2001. En síntesis, la lucha fue heroica pero también compleja donde el gobierno ha puesto, junto a otras instituciones, trabas para finalmente convertirse en verdaderos cerrojos para generar, de entrada, el estrangulamiento de la universidad y aumentar al interior profundos conflictos. Uno de estos grandes

Las mujeres en resistencia. Hermanas de Bolivia, Perú, Ecuador, México. Mesa de trabajo, UPEA

13


trabas es, hasta la actualidad que la UPEA funcione con el 0,35 del 75% de Participación Popular en su presupuesto y no como otras universidades públicas el 5% de la coparticipación tributaria. Para el año 2006, según esta ley, la UPEA tiene un presupuesto de aproximadamente de 24 millones de bolivianos, mientras que otras universidades públicas tiene cerca de 800 millones de bolivianos. La UPEA debe garantizar con este presupuesto el funcionamiento de 20 carreras con cuatro grandes áreas y 12 mil estudiantes. Tiene carencia de infraestructura suficiente (aulas), y de equipamiento de laboratorios, talleres de investigaciones sociales, bibliotecas por cada una de las áreas y el incremento de la población estudiantil y docente. Aunque después de este proceso se regulariza la actividad académica, no sin antes enfrentar la lucha por el rectorado ante la expulsión del rector Javier Tito Espinosa3 y Edgar Chipana y los otros rectores. En este hecho los rectores que han asumido la responsabilidad de cristalizar la universidad alteña han sido el abogado Jorge Echazú4 (que se considera el primer rector autonomista) y después el Ing. Mario Virreyra que ha convocado a elecciones rectorales de donde salió electo como nueva autoridad el Lic. Rafael Gutiérrez con quien nuevamente la universidad se desestabiliza, por la forma poco democrática de conducir y finalmente termina siendo destituido por el consejo universitario del cual salio nombrado como nuevo rector transitorio el Lic. Willan Rower. Fuera de todos ellos hubo también otros rectores no oficializados ante el gobierno y la CEUB, como es el caso de Edgar Ramos y Gualberto Cussi, entre otros.

“Las caritas”. Tiwanako. Sitio arqueológico. Bolivia.

Javier Tito E. fue acusado de no poseer su título que le habilite como profesional y por manejos fraudulentos de los recursos de la UPEA. 4 Jorge Echazú ha presentado su informe en forma de pequeños folletos y un análisis de la crisis de la universidad catalogándose como el primer rector autonomista de la UPEA. 3

14


Proyecto académico y social La profesionalización de la población joven e incluso la no joven (un buen porcentaje de estudiantes en la UPEA no son jóvenes) de la ciudad de El Alto es la aspiración inmediata. En la ciudad de El Alto el 89 por ciento de su población con nivel de instrucción (primaria, secundaria y superior) no tiene formación profesional universitaria, técnico, instituto normal, militar o policial; sólo el 11% por ciento tiene formación superior. A nivel del departamento de La Paz, el 85 por ciento no tiene formación superior; sólo el 15 por ciento tiene esta formación según el Censo de Población y Vivienda de 2001(INE, 2002). Queda fuera de estas referencias los denominados analfabetos. Este es el problema de la profesionalización de la juventud. Aunque no tenemos datos de etnicidad, se supone que un gran porcentaje de ellos son aymaras o hijos de exmineros porque la población alteña se ha autoidentificado como indígena en un 81,29 por ciento (INE, 2002) de los cuales el 74 por ciento son aymaras (INE, 2002). La universidad de El Alto tiene este contexto sociodemográfico. Por ello la profesionalización es una demanda histórica y un derecho fundamental. Tiene 20 carreras y cuatro grandes áreas. Imparte la mayoría de carreras que otras universidades públicas. Se puede nombrar las carreras de Sociología, Trabajo Social, Comunicación Social, Lingüística, Educación, Ciencias del Desarrollo, Derecho, Producción Empresarial, Ingeniería Civil, Ingeniería Electrónica, Ingeniería de Sistemas, Agronomía, Arquitectura, Enfermería, Medicina, Odontología, Veterinaria, Economía, Administración de Empresas, Contaduría Pú-

blica5. Las estructuras curriculares tratan de orientarse, aunque no completamente, bajo las concepciones indígenas y populares y la realidad social que la constituye. Estas cuatro grandes áreas trabajan en diferentes comunidades o ayllus y barrios de la ciudad de El Alto. Hay programas de apoyo en veterinaria, en ciencias sociales, aunque no esta aún bien establecida por varios factores internos y externos. En principio se trató de crear materias trasversales indígenas a todas estas carreras pero al final no se pudo consolidar. Persiste la idea de una superespecialización sin una adecuada coordinación institucional 5

UPEA, Guía universitaria (inédita). Tiwanako. Sitio arqueológico. Bolivia.


entre todas ellas para abordar un tema o hechos desde la totalidad real. El debate predominante ahora y desde su fundación, es y ha sido el tipo de proyecto universitario, es decir, tipo de universidad que requiere la sociedad discriminada. El principio fundante dentro de sí que es la de construir una universidad diferente al restos de la universidades. Esta universidad diferente, en cierto modo quiere decir una institución que construya y fortalezca una nueva visión académica y social desde la diferencia alterna. Construir desde las racionalidades y visiones del mundo indígena y popular. Legitimar un conjunto complejo de saberes y conocimientos médicos, sociales, económicos, culturales, territoriales, y cosmológicas locales y particulares. Aunque como en toda construcción hay disputas y desencuentros dentro de sí. La matriz constructiva de éste se llamaría nuevos proyectos académicos frente a una academia dominante que desconoce los sistemas y visiones de la realidad compleja y multiversa del mundo indígenapopular (P. Mamani, s/f). Es decir, las universidades nacionales expresan la dominación y visión de la episteme occidental europea que desconoce e invisibiliza los diversos mundos del saber y su cúmulo de conocimientos prácticos y reflexivos o teóricos que son básicamente indígenas y populares que son catalogados como irracionales, sin métodos reales, sin acumulación sistemática de conocimientos y experiencia de demostración fáctica de sus descubrimientos o hechos. El positivismo comteano y la ilustración francesa han fundado este conjunto de argumentos de la que no se escapa totalmente la UPEA. Nosotros planteamos la relación entre Universidad y Multiversidad. Los conocimientos no deben

fundarse solamente sobre los conocimientos monoversos o universos (desde un solo ángulo histórico y lógico) sino éstos deben fundarse sobre complejas multiversidades históricas y sociales del mundo, definidas desde distintas experiencias y prácticas sociales locales y regionales. Así estaríamos hablando de la subversión de los conocimientos dominantes. La desracialización del conocimiento y la emancipación por tanto de los conocimientos soterrados e invisibles e “ilegítimos”, donde lo indio por su color de piel y su cultura no es sujeto de su propia verdad histórica. Por esto la UPEA también vive su propia encrucijada que es la de definirse entre lo propio y lo occidental, por una parte, o, por el otro, la de enlazar entre ambos proyectos como un puente epistemológico para construir una nueva democracia académica. Esto es parte de una profunda descolonización del conocimiento, su producción, su acceso, uso y su reproducción. Una descolonización académica que es una indianización de las universidades bajo la lógica de la multiversidad social y epistémico. Es sin duda esto la desgeopolitización del conocimiento occidental para escribir, desde ese lugar, nuevas formas de entender el mundo, la realidad social, la historia, las relaciones sociales y el poder. Además, es construir todo un conjunto de estrategias de validación de las ciencias indígenas y sus saberes locales para entenderse así mismo y entender desde este lugar las diversas realidades históricas o económicas del mundo actual. Así la UPEA y las nacientes universidades de América Latina, tienen la misión histórica de combatir las dictaduras del conocimiento occidental que se imponen como verdades únicas, absolutas y acabadas sobre otros conocimientos múltiples y complejos

16


al que llamamos saberes multiversas. Es combatir contra los racismos académicos que privilegia un tipo de conocimientos y sus fundamentos y destruye o invisibiliza los otros porque no son considerados como conocimientos científicos. Dentro de un Estado colonial y racista de Bolivia esto sin duda es una lucha titánica como se expresa al interior de la Universidad Pública de El Alto. La relación entre estos hechos es tirante y compleja. Los poderes constituidos de la academia institucionalizada se oponen duramente a que puedan ser cuestionados sus fundamentos, sus teorías y sus métodos. Esta es una lucha entre los conocimientos sistemáticos y los conocimientos llamadas “vulgares”. Los conocimientos de las élites y los conocimientos del pueblo. Ante todo, lo que queda como guardián de este proceso de construcción es la sociedad alteña y las sociedades indígenas que han permitido que nazca la nueva universidad para superar las “fronteras educativas” y las “fronteras epistemológicas”, incluso en los marcos de funcionamiento institucional de la universidad. En este punto se ha discutido ampliamente de cómo pueden o deben ser llamadas las autoridades universitarias, tal es como ser mallku (autoridad indígena mayor) y jilaqatas (autoridad indígena menor) referida al rector y vicerector de la universidad. Esto es discutir e institucionalizar formas de representacion-participacion de las instituciones indígenas como el ayllu o las tentas dentro de la comunidad universitaria referidas a las decisiones institucionales. Consolidar una democracia universitaria interna para garantizar todos los procesos de administración, seguimiento, ejecución del desarrollo de la enseñanza-aprendizaje y la investigación e interacción social transpa-

rente de la universidad. Aunque varios de estos procesos no ha podido ser puesto en funcionamiento. Por esto queda como una tarea histórica fundacional el de legitimar y consolidar la afirmación de los conocimientos indígenas y locales, como nuevos paradigmas de la ciencia multiversa para desgeopolitizar el conocimiento desde los campos en disputa de la academia universitaria y no universitaria indígena.

A manera de conclusiones El hecho fundante de esta lucha es la construcción de una universidad (aunque desde nuestra visión tendría que ser desde la multi-

La Paz , Bolivia.

17


versidad de saberes y conocimientos sociales indígenas y populares) se constituye como referencia real de la construcción académica desde la diferencia social y cultural. Desde las cartografías del saber indígena alternas para configurar un nuevo escenario universitario o multiversitario que plantee estas nuevas visiones educativas acordes con la realidad histórica de los pueblos donde nace desde una profunda alteridad de la ciudad de los indios. Por esto la UPEA es parte de un reto histórico de toda una sociedad discriminada para alzarse desde este otro lugar una academia multiversa. Además, el reto es construir nuevos modelos de investigación y nuevos líneas o ejes de investigación y posiblemente nuevos métodos que delinee todo un proceso de conocimiento y legitimación de otros saberes y sus procesos de concreción real. Esto es una universidad indígena-popular. Los contextos históricos y sociales la definen como tal. La UPEA nace al empuje de toda una generación de jóvenes, docentes y estudiantes. Además, en un contexto político adverso y en lucha contra un modelo neoliberal que ha agudizado las contradicciones en la sociedad y el Estado. Mas aún dentro

de un contexto de la ciudad de El Alto donde han surgido los “gobiernos de barrios” y los “cuarteles barriales” junto a los “cuarteles indígenas” de Qalachaka de Omasuyus y otros sistemas de organización local y regional de los movimientos indígenas. Es entonces sustancial fundamentar el proyecto académico fundado en el trabajo real, en las relaciones humanas de respeto y una profunda reflexión e investigación desde una relación igual entre lo que se llama el objeto y sujeto de la investigación desde los primeros niveles en sus diferentes áreas para, finalmente, terminar a nivel de los cursos superiores con evidencias concretas, donde los estudiantes puedan demostrar sus capacidades adquiridas de identificar problemas y de asumirlo, mediante procedimientos directos y prácticos a través del rol fundamental de los proyectos curriculares de cada una de las 20 carreras. En muchas carreras, como la carrera de sociología, están implementando materias referidas a conocimientos indígenas, como es historia indígena entre los primeros tres años y materias como saberes y conocimientos indígenas y teorías del ayllu. La lingüística privilegia los idiomas indígenas (no exenta de los idiomas extranjeros). Claro no todas las carreras tienen o están construyendo estos proyectos. Esto es tratar de construir diversos conocimientos sociales, económicos, jurídicos, agronómicos desde la diferencia social y política, desde la otra frontera. Desde la indianidad alterna. Aunque para esto se requiere una gran estabilidad institucional de la que actualmente no goza la universidad, por las diferentes disputas hegemónicas o en su caso por el autoritarismo de sus autoridades provocada principalmente por el deficiente presupuesto universitario. Esto último nos lleva a decir que es de vital importancia pro-

La isla del sol. Lago Titicaca. Bolivia.

18


poner cambiar la ley 2556 que no garantiza un buen presupuesto económico para sus diferentes carreras y actividades académicas al que se considera como una ley de “muerte” en mediano plazo. Finalmente, al aparecer la fuerza de la lucha estudiantil y la sociedad que logra fun-

dar la nueva universidad se convierten en el garante concreto y final para la consolidación del nuevo proyecto académico y social junto a las comunidades y ayllus indígenas, produciendo entre las dos o más fuerzas una sociedad y los conocimientos en movimiento.

Bibliografía Montoya V. Beimar, “Mecanismos estructurales de organización, ataques y defensa en el proceso constitutivo de la UNIVERSIDAD Pública de El Alto (2000-2003)” en: Alto Parlante. Revista de análisis de la realidad de El Alto, El Alto, 2005. Pérez, Elizardo, Warisata. La escuela-Ayllu, CERESHISBOL, La Paz, 1992. Ramos A. Edgar, Agonía y rebelión social. 543 motivos de justicia urgente, Capítulo Boliviano de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo, PIDHDD, Comunidad de Derechos Humanos, University of Cambridge, Indymedia, La Paz, 2004. Rodríguez L. Carlos, “El Alto y su universidad”, en La Razón, sábado 6 de mayo de 2000. Sandoval Z. Godolfredo, Sostres M. Fernanda, La ciudad prometida. Pobladores y Organizaciones Sociales en El Alto, Sistema, ILDIS, La Paz, 1989. Tamayo, Franz, Creación de la pedagogía nacional, Librería editorial Juventud, La Paz, 1978. Universidad Pública de El Alto, Estatuto Orgánico, Universidad Pública de El Alto, La Paz, 2005. Universidad Pública de El Alto, Guía Universitaria, formando profesionales para el futuro (inédito). Velasco R. Ramiro, “El Alto es una ciudad y quiere universidad”, en La Razón, sábado 6 de mayo de 2000. La Razón, “Los fines de la autonomía” Editorial, 11 de septiembre de 2000. La Razón, “Por supuesto, universidad alteña” Editorial, sábado 6 de septiembre de 2000. La Razón, “Universidad con vicios” Editorial, jueves 4 de mayo de 2000. La Razón, “La Asamblea de la alteñidad y un grupo de universitarios se enfrentan. Ayer Villa Esperanza sirvió de campo de batalla a los alteños”, jueves 14 de septiembre 2000.

Echazú A. Jorge. Referencia: informe político e institucional de la gestión rectoral de la UPEA, universidad Pública y Autónoma de El Alto (informe al Consejo Universitario UPEA y la comunidad universitaria), marzo-noviembre 2003. Echazú A. Jorge, Universidad y Autonomía. La crisis de la universidad boliviana, Universidad Pública y Autónoma de El Alto, abril, 2003. Fernández R. Johnny, En las manos: la ciudad de El Alto, Centro de reporteros populares, 1993. Gómez B. Miguel, “Crisis política y la irrupción de nuevos autoritarios. El radicalismo de la UPEA”, en El Alteño, lunes 13 de julio de 2005 Gómez, Luis, El Alto de pie. Una insurrección aymara en Bolivia, HdP, Comuna, Fundación Abril, Indymedia, La Paz, 2004. Instituto Nacional de Estadística, Censo Nacional de Población y Vivienda 2001. La Paz: Resultados Departamentales, INE., La Paz, 2002. Kempff S. Manfredo, “Inaceptable maltrato a la ciudad de La Paz” en El Diario, miércoles 3 de septiembre de 2000. Mamani C. Carlos, Taraqu 1866-1935. Masacre, guerra y ‘renovación’ en la biografía de Eduardo L Nina Qhispi, Ediciones Aruwiyiri, La Paz, 1991. Mamani R. Pablo, El Rugir de las multitudes. La fuerza de los levantamientos indígenas en Bolivia/Qullasuyu, Aruwiyiri-Yachaywasi, El Alto, 2004. Mamani R. Pablo, Geopolíticas indígenas, CADES, El Alto, 2005. Mamani R. Pablo, Microgobiernos barriales. Levantamiento de la ciudad de El Alto (octubre 2003), CADES, IDIS-UMSA, El Alto, 2005. Mamani, R. Pablo y otros, Universidad y Multiversidad. Realidad social y educación superior, trabajo final del diplomado en educación superior de la UPEA, julio 2004 (inédito). 19


La Razón, “El ministro de hacienda explicó que el ejecutivo tiene dos impedimentos: uno económico y otro legal. El gobierno no creará la ‘U’ alteña”, martes 9 de mayo de 2000. La Razón, Los alteños bajaron ayer a la sede del gobierno para exigir una universidad autónoma. El Alto mostró su fuerza, pero el gobierno no da marcha atrás, martes 13 de junio de 2000. Ultima Hora, “Iglesia fue la primera en cuotearse ‘pegas’ en la Universidad alteña”, domingo 24 de junio de 2001.

El Alteño, Autonomía, Anuario 2003, martes 23 de diciembre de 2003. Estatuto Orgánico de la Universidad Pública y Autónoma de El Alto, 2005. Ley No. 2115 de 5 de septiembre de 2000. Ley No.2556 de 12 de noviembre de 2003, modificación de la Ley No. 2115, 5 de septiembre de 2000. Ley No. 1551 de Participación Popular.

“La Ceja”, parte alta de la Paz , Bolivia. Límite entre las ciudades de la Paz y El Alto. Suplemento de MANOVUELTA, Revista de la UACM para las comunidades núm. 2 Año 2 septiembre 2006 UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE LA CIUDAD DE MÉXICO RECTOR: Manuel Pérez Rocha COORDINACIÓN ACADÉMICA: Miguel Breceda Lapeyre COORDINACIÓN DE PROYECTOS DE ENLACE COMUNITARIO: Iván Gomezcésar REVISTA MANOVUELTA DIRECTOR: Iván Gomezcésar EDICIÓN: Elsa Fujigaki CONSEJO EDITORIAL: Ernesto Aréchiga, Iván Azuara, Verónica Briseño, Rosina Conde, Eduardo Mosches, José Luis Gutiérrez, Teresa Romero, Guiomar Rovira

CONSEJO DE COLABORACIÓN Armando Bartra (Instituto Maya) Catharine Good (ENAH) Jorge Legorreta (Metrópolis) Andrés Medina (IIA-UNAM) Genovevo Pérez Espinosa (Xochimilco) María Ana Portal (UAM-I) Agustín Rojas Vargas (Culhuacán) Samantha Ruiz Hernández (Tláhuac) José del Val (MNMPU-UNAM) Teodoro Villegas (Sogem) MESA DE REDACCIÓN: Mariana Berlanga DISEÑO: Marco Kim


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.