Erania Alava

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Si cuando queremos divertimos y pasar un rato agradable, salimos con nuestras cuadrillas de culturas mezcladas y de costumbres culturalmente heterógeneas, el termómetro se acercará a la banda de la INTERculturalidad. Si, por el contrario, nos “refugiamos” en “nuestras cuadrillas de toda la vida culturalmente muy homogéneas”, ello significará que en realidad seguimos siendo una sociedad MULTIcultural: conformada por gentes de diferente origen que, sin rozarnos demasiado, simplemente buscamos maneras de coexistir de forma cívica. Amadu Gaye, propietario del pub gasteiztarra “The Man in the Moon”, ha llegado a esta conclusión sociológica tras muchos años de trabajo en el sector de la hostelería: “Tú entras en un bar de Vitoria e inmediatamente puedes ver que las diferentes cuadrillas se organizan en el espacio en círculos cerrados, que sólo se abren cuando alguien de otra cuadrilla, educadamente y sin interferir demasiado, pide paso para llegar hasta la barra y pedir otra ronda. Luego vas a otro pub y te encuentras con un paisaje similar: Ves a una cuadrilla de amigas en círculo charlando a lo suyo. Ves a otra cuadrilla de chicos, también en círculo, comentando dos a dos los resultados de la tabla de primera división. Más allá, tímidamente ubicadas, un círculo de chavalas jovencillas, que no llevan mucho tiempo frecuentando el bar, lo inundan de risillas adolescentes motivadas por esas dulces tonterías que le hacen reír a uno a la edad de los dieciséis. Y la escena se repite, de forma entrañable, sucesivamente”. Efectivamente, el concepto de la cuadrilla “es muy de aquí”, comenta Amadou. Las cuadrillas de amigas y amigos se forman en los colegios (o, como tarde, en los institutos), así que o entras entonces, o es muy difícil entrar. Esta costumbre tan arraigada en los usos sociales gasteiztarras hace que las personas inmigrantes o refugiadas no tengan fácil el sumarse a una de esas cuadrillas. “No es que se deje fuera a una persona extranjera por racismo o por discriminación o por rechazo xenófobo. En absoluto. Simplemente la gente de aquí tiene sus amigas y amigos de siempre… y las personas inmigrantes no llevamos aquí siempre”. De todas formas, esta situación ha empezado a cambiar desde que, en determinados colegios, el alumnado inmigrante y el alumnado autóctono está coincidiendo en las mismas aulas y se están generando nuevas cuadrillas que no entienden de esta segregación por nacionalidad.

a tener amigas o amigos nacidos aquí se le está excluyendo de una vida social futura plena, que pasa por mezclarse hoy con otros peques y conformar cuadrillas mixtas las cuales, el día de mañana, probablemente seguirán saliendo y dibujando círculos cerrados en la pista de cada pub. Pero los círculos no serán cada uno de un color, cada uno de una nacionalidad, cada uno de un idioma, como pueden serlo ahora. Los círculos serán multicolores, multiétnicos y multilingüísticos, si hoy se gestiona adecuadamente la organización educativa en el panorama escolar alavés. En cualquier caso, Amadou Gaye llegó a Gasteiz con poco más de treinta años y tiene aquí una cuadrilla. La ha ido conociendo desde que arribara a la capital alavesa sin prácticamente nada, hasta hoy día, que es propietario del pub Man in The Moon. Al principio Amadou tuvo que buscarse la vida: vender discos por los bares, recoger vasos en pubs… Pero su excelente don de gentes hizo que poco a poco fueran conociéndole en el mundo de la hostelería y consiguió trabajar como camarero en varios pubs de moda de Gasteiz: el Extitxu, el Dublín, el Plaza… Ahora que ha montado su propio pub, The Man in the Moon, Amadou pelea a su manera para que la cultura senegalesa y la cultura vasca se fundan y se mezclen y se “manchen” la una de la otra. Él mismo ofrece en su bar un surtido de pintxos y zumos típicos de Senegal, aun con toque gasteiztarra. Y no duda en ofrecer su local para fiestas senegalesas o interculturales que se van organizando a lo largo del año. En estas fiestas senegalesas, “vuelve a ocurrir que la gente no se mezcla”, cuenta divertido Amadou. “Por ello no las organizo más frecuentemente. No quiero fomentar los guetos en Vitoria o hacer que The Man in the Moon sea catalogado con la etiqueta de ‘bar africano’ como si sólo fueran africanas las personas que integran la clientela”. Con el tiempo esta realidad multicultural se normalizará y naturalizará. Todavía nos encontramos en una convivencia incipiente que adolece de los males propios de todas las cosas que acaban de empezar. Con el tiempo se mezclarán las costumbres. El resultado de la mezcla será fascinante. Y si, por ejemplo, en Senegal la gente tiene la costumbre de ir a visitar a sus conocidos sin avisar, o de entrar en casas de sus vecinos sin llamar, esa costumbre se amoldará a la introversión alavesa y viceversa, y el desenlace cultural resultante será enriquecedor para ambas partes. Imaginar las costumbres híbridas de quienes integren las cuadrillas mixtas y culturalmente heterogéneas del mañana puede ser un ejercicio lúdico y fascinante que Amidou ya realiza cada día desde la barra de su bar.

Por ello es fundamental que el sistema educativo vasco no fomente la segregación y separación de los peques en los colegios. Una niña o niño inmigrante a quien hoy se le prive de su derecho 121


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