Academia de ciencias 04-12-2006

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Camilo Arcaya Arcaya*

Caracas 08/12/2006

Con la modificación de la vieja definición de hombre de Benjamín Franklin, “animal que hace instrumentos”, por la del “hombre como hacedor de mundo, fabricante de mundo”, podemos afirmar que el mundo o universo no es sino el esquema o interpretación que el hombre pergeña para asegurarse la vida. El mundo es el instrumento por excelencia que el hombre produce, y el producirlo es una y misma cosa con su vida, con su ser. El concepto y plan de vida que se llama democracia no es un plan que puede realizarse indiferentemente, sin sufrir cambios de estado, en mil hombres, en tres millones, en cien millones o en seis mil millones de seres humanos. Las formas sociales, comenzando por la familia hasta llegar al Estado, son creación o invención del hombre, quien con estos medios ha podido transformar el universo biológico en mundo humano. Podemos decir con plena evidencia que cargos como presidente, noble, rey, obrero, científico, profesor, capitalista o parlamentario, son funciones que pertenecen al repertorio de los inventos por los que el hombre ha convertido el universo biológico en mundo humano. La técnica científica contemporánea es un ejemplo del hombre como hacedor de mundo. Lo construido por el hombre aparece segregado de la naturaleza. Pero hasta hace poco la técnica se limitaba a la producción de formas, a la fabricación de cosas hechas a partir de realidades naturales. La naturaleza reaparecía en los artefactos, subrepticiamente, por su materia. La materia nos devolvía la proximidad de la naturaleza, oculta por las formas artificiales. Pero desde hace pocos años se está produciendo la invasión de las materias desconocidas, artificiales. La producción está regida por la norma de diseñar, precisamente, lo que no hay en la naturaleza; cuerpos nuevos, de propiedades previamente definidas, exigidas por ciertas necesidades del hombre. La función de la técnica, que es crear una cuasi naturaleza en torno del hombre, se intensifica, y el hombre propende a tomar los productos artificiales como lo

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obvio y natural. Esta creación de nuestras materias altera de raíz la vivencia inmediata que el hombre tiene de lo que es sustancia o cosa. Lejos de tener propiedades fijas e inherentes, que permiten su aplicación, son más bien el producto de una invención para satisfacer ciertas propiedades previamente definidas. No se puede confundir universo con mundo, como no se confunde una selva tropical con un centro urbano. Descubrimos, a partir de Galileo, que los sentidos tienen la maravillosa propiedad de no ser pasivos ni inertes, en suma no están atenidos simplemente a lo que se les dé; son capaces de sacar de un material indiferente el color, tal cual lo vemos; el sonido tal como lo oímos. Lo que vemos con la vista y por la vista está realmente hecho a imagen y semejanza del hombre. Es una metáfora bien real que la física moderna nos ha demostrado: el mundo físico no es como lo vemos. Lo que vemos en verdad, es un mundo creado por nosotros, un producto de manipulaciones con teorías e instrumentos sobre el universo. Hemos hecho del universo físico un mundo habitable, mediante nuestros sentidos creadores. Los hombres no somos omnipotentes, pero sí somos antológicamente poderosos. Podemos cambiarnos el tipo, género y especie mental en todos los órdenes: científico, artístico, religioso, moral. Hemos transustanciado la filosofía griega en medieval, en moderna y contemporánea; hemos transformado la matemática elaborada por Arquímedes en riemanna y diracquiana, lo cual equivale, metafóricamente, a convertir un ángel en piedra Cada época se caracteriza por los recursos que le son más cruciales. En el siglo XX la información, la gestión de la información y los cambios tecnológicos se convirtieron en el verdadero activo estratégico para las naciones, las empresas y las organizaciones. La ciencia y la tecnología son el recurso primordial para generar riqueza. Una nueva revolución, la revolución del conocimiento, ha sido desencadenada por la tecnología apoyada en la ciencia contemporánea. El hombre ha introducido en el universo humano cambios comparables a los que introdujo en el universo natural. El universo humano no sería humanamente

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habitable si no hubiera inventado toda clase de formas sociales, que nada tienen de naturales. La construcción de sistemas de ciencia y tecnología constituye una técnica valiosa que después de la Segunda Guerra Mundial se ha extendido a un grupo importante de las naciones; es una técnica social que se debe aprender a manejar, y cuyo objetivo es proporcionar a la población conocimientos científicos y técnicos avanzados en gran escala. En la vida moderna de las naciones, aquélla que no valore el desarrollo de los conocimientos de la población está perdida. La manera de adquirir estos conocimientos es a través del desarrollo de una educación formal que proporcione un dominio cada vez mayor sobre los lenguajes naturales y formales ver Gráfico 1. Gráfico 1. El milagro coreano en educación

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Para llevar a la mayoría de la población los medios que permiten dominar los conocimientos científicos y técnicos se requiere un proyecto nacional que ponga su acento en la construcción de estos sectores, tal como lo hizo Japón en la época de la Restauración Meiji juramentos que efectuó

en 1870 cuando el Emperador en uno de los cinco dijo " Se buscará y se adquirirá el conocimiento

de

cualquier fuente y con todos los medios a nuestra disposición, para la grandeza y seguridad del Japón". El aspecto más revolucionario de la ciencia y la

tecnología es su movilidad.

Cualquiera puede dominarlas, salta con facilidad por sobre las barreras de raza y lenguaje. Tratar de monopolizarlas es como monopolizar el aire, pero acceder a ellas exige conocimientos que sólo proporciona colectivamente la educación formal. Desarrollar la ciencia y la tecnología sobre la base de una educación cada vez de mayor nivel, no formó parte de las prioridades de la dirección política, económica, intelectual y militar de la cuarta república. Esto dio como resultado una población en edad de trabajo con un nivel de escolaridad muy bajo; más de cuatrocientos mil docentes que deben recalificarse, universidades débiles, pocos centros de investigación y una masa no crítica de investigadores El conocimiento siempre ha formado parte del núcleo del desarrollo económico. Pero este papel protagonista se acentúa a mediados del siglo pasado. Así, existe abundante evidencia empírica que indica que la capacidad para producir y utilizar el conocimiento tiene mucho mayor poder explicativo en la determinación de los niveles de bienestar y crecimiento económicos que en el pasado ver Gráfico 2. El crecimiento científico en Venezuela o cualquier otro país debe medirse en función de tres componentes que son: primero la inversión en C y T de un 2 % del Producto Interno Bruto. Segundo que esa comunidad científica mantenga un alto nivel de calificación, y cuyo tamaño guarde proporción al número de habitantes del país y tercero estimular la calidad y competitividad de ese conjunto a través del fomento de la excelencia y la innovación.

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Gráfico 2. Inversión en conocimiento en la OCDE 2001, % del PIB

Se evidencia de los indicadores de Ciencia y Técnica, de leyes, resoluciones y acuerdos de los países de la OCDE, las relaciones existentes entre los desarrollos tecnológicos, la innovación, el conocimiento de punta, los resultados económicos y la inversión de parte del PIB en Ciencia y Técnica. El bienestar de la población, la seguridad y soberanía nacional, están asociadas a la generación de instrumentos capaces de dar respuesta a las exigencias actuales, que van desde la defensa nacional hasta los nuevos desafíos medio ambientales. El Gráfico 2 apunta a ilustrar esas conclusiones En Venezuela nos encontramos que el retraso científico y tecnológico acumulado en el país desde 1954 a nuestros es días considerable. Durante el periodo que comprende los años 1954 al 2000, el país dedicó un promedio de 0,21% de sus riquezas o PIB, al sector de ciencia y tecnología. Según los datos proporcionados por el PNUD para el año 2004 Venezuela invertía un 0,4 por ciento de su PIB en investigación y desarrollo y contábamos con 222 investigadores en esta materia por cada millón de ciudadanos. Esto significa que tenemos un conjunto de 5.328 investigadores para veinticuatro millones de habitantes. Para la UNESCO una inversión adecuada en Ciencia y Tecnología debe colocarse en más del 2% del PIB por periodos muy largos y tener un investigador por cada mil habitantes.

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Hoy a la soberanía nacional esta vinculada a soberanía científica y tecnológica, y ésta la reconocemos como la capacidad de investigación básica y aplicada en ámbitos que van, desde de la biotecnología, la nanotecnología, la robótica inteligente, la informática hasta las redes del conocimiento, pasando por las tecnologías espaciales. El nuevo esquema de poder no se sustenta tanto en el poderío militar clásico para garantizar la soberanía, como en el dominio de las ciencias básicas y las nuevas tecnologías. La innovación, ha experimentado un enorme desarrollo en Estados Unidos y la OCDE. Una forma habitual de medir la evolución de la innovación es recurrir a indicadores como el gasto en I+D tal como se evidencia en el Gráfico 3. Ese gasto en I+D se situaba en la OCDE en 1995 ligeramente por encima del 2 por 100 del PIB para el conjunto de los países miembros de esta organización. En la última década se ha producido un incremento lento, pero constante en estas cifras, hasta alcanzar un 2,3 por 100 en 2004. En comparación se mantiene el crecimiento de Estados Unidos, Alemania, Japón y Corea pero baja en tres países europeos de notable de importancia, como Reino Unido, Francia y Rusia. Gráfico 3. Gasto en I+D como proporción del PIB

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Las nuevas Tecnologías de Información, hardware, software y equipos y servicios han sido fundamentales para estimular el crecimiento de las economías occidentales. El Gráfico 4 es bastante explícito en este sentido: se puede apreciar cómo, desde 1995, el crecimiento anual medio del PIB achacable exclusivamente al impacto de las TIC en los principales países europeos, en Estados Unidos y en Japón es, en el peor de los casos, de un punto del PIB. En los casos de Estados Unidos y Reino Unido este impacto es aún mayor: cada año sus economías crecen un 1,5 por 100 por efecto exclusivo de las TIC. El Gráfico 4 pone de manifiesto que a partir los años noventa, las Tecnologías de Información tales como hardware, software equipos y servicios, han desempeñado un papel protagonista en el crecimiento económico de los países desarrollados, así como en la evolución de sus productividades. Gráfico 4. Contribución de las TIC al crecimiento del PIB 1995-2002

Está empíricamente sustentada la relación entre el nivel de conocimiento y la productividad del factor trabajo y, por extensión, el crecimiento de las economías, innovación y nuevas tecnologías, no puede producirse sin un mínimo de población con altos niveles de formación y cualificación profesional. En este ámbito, es destacable la clara mejoría experimentada en los niveles educativos de los países de la OCDE, lo que ha permitido hacer frente a las necesidades de trabajadores altamente cualificados. Ello ratifica la importancia de disponer de trabajadores cualificados tal como se observa nítidamente en los

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Gráficos 5 y 6 en el que se ha establecido una relación entre los logros educativos (aproximados mediante el porcentaje de la población mayor de 25 años que ha superado, al menos, el nivel de la educación secundaria) y el PIB per-cápita de los países de la OCDE. La relación obtenida es claramente positiva, lo que implica que cabe esperar un incremento del PIB de un país si mejora significativamente el nivel educativo medio de sus ciudadanos. Por otra parte, un elevado nivel cultural es esencial para desarrollar la capacidad de las empresas y los trabajadores de reconocer el valor de la nueva información y utilizarla para fines de producción, comercio y servicios. Gráfico 5. Población que ha superado la educación secundaria

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Gráfico 6. Relación entre logros educativos y PIB per cápita en los países de la OCDE 2003 / 2004

Gráfico 7. Proporción del gasto total en I+D financiado por empresas privadas

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Una serie de cambios fundamentales en las tecnologías y los patrones de producción y comercio está alterando el equilibrio de la actividad económica global y facilitando el auge de economías emergentes como las de India y China. Las economías más exitosas serán aquellas capaces de apreciar los cambios que se están produciendo y respondan rápidamente a los cambios tecnológicos, y que promuevan la innovación y la actuación de los emprendedores. En resumen, que sean capaces de alterar la cadena de valor. Las economías modernas tienen que aprovechar las ventajas crecientes que ofrecen la innovación, las nuevas tecnologías y la calificación de la población. En este entorno, Venezuela y el Mercosur necesitan buscar vías para cimentar su prosperidad a largo plazo. Las lecciones que puedan aprenderse de otros países, con altos niveles de innovación e inversión en I+D, son cruciales para mantener en el futuro un crecimiento estable y elevado. En última instancia, el objetivo perseguido es convertir Venezuela y el MERCOSUR en una zona económica competitiva, con un alto grado de inclusión social mediante la mejora en las condiciones de investigación científica y tecnológica, la calificación de la población y la innovación. El esquema que debemos ejecutar en la construcción de nuevas alianzas no puede repetir el mismo que aceptamos con Estados Unidos y Europa Occidental desde 1922 y con Colombia en la CAN que consistió en vincularnos con ellos en calidad de productor de materias primas con poco valor agregado y consumidor de ciencia y tecnología, manufacturas, productos agrícolas y pecuarios. Aunque la presencia de naciones del Mercosur en algunos de estos campos de investigación es consistente, el retraso que padecemos respecto a Estados Unidos en el desarrollo y aplicación de conocimientos de vanguardia, es uno de los elementos que condiciona nuestra capacidad de participa en los asuntos mundiales. Para superar

este retraso, Venezuela y el

Mercosur

necesitan mayores

presupuestos de I+D, políticas conjuntas a favor de una sociedad del conocimiento, una nueva renovación industrial adaptada a la sociedad de la

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información. En definitiva, se trata de crear una base tecnológica e industrial para la seguridad tal como se entiende en la actualidad. Desde esta óptica, el nuevo objetivo común es construir un colectivo de naciones con capacidad de producir intercambios económicos con productos de alto valor agregado con el uso de ciencia y tecnología en gran escala. Este camino es distinto al que hemos recorrido hasta hoy como exportadores de materias primas. En 1994 se efectuó en Caracas el III Congreso de Asoquim, y en una conferencia magistral ofrecida en la primera jornada de actividades de ese congreso, Walter Sedricks, director del centro de petroquímica, polímeros y energía del Instituto de investigaciones de la Universidad de California en Stanford, EU, expresó “Venezuela tiene que decidir que es lo que quiere ser, si exportador de materia prima básica o una fuente importante de suministro de productos con alto valor añadido”. Para reforzar su consejo el investigador de Stanford señaló que para ese año la tonelada de petróleo se cotizaba a más o menos 130 dólares, valor que se multiplica en proporción al valor agregado en el producto. Así, la tonelada de petroquímicos - oleofinas y aromáticos - tiene un precio que oscila entre 300 y 400 dólares en el mercado internacional y 600 dólares cuando se trata de polímeros. El grado de concentración de las exportaciones de Venezuela en comparación con otro países de América Latina, calculado de acuerdo con el Índice de Herfindahl–Hirschman (HH), 1 el Gráfico 8 indica que nuestras exportaciones

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Es posible medir el grado de diversificación, concentración o ambos a partir del cálculo del Índice de Herfindahl–Hirschman (HH), medida que tiene la propiedad de ponderar el peso de cada producto y país en el total de su comercio, de modo que si el valor exportado es reducido, tiene una influencia pequeña en el indicador final, y viceversa. Esto se controla al tomar el cuadrado de las participaciones de cada país. Formalmente, el índice HH se calcula en la siguiente forma:

indica la participación de mercado del país j en las exportaciones del país i en el total de sus exportaciones al mundo (XTi). La suma de los cuadrados de todas las participaciones se conoce como Índice de Herfindahl. Dado que en este documento se corrige por el número de observaciones, se adoptó la metodología Herfindahl–Hirschman, que permite comparar resultados entre diversos conjuntos de productos, países de destino de exportaciones o ambos al presentar los resultados en forma normalizada.

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están concentradas en el petróleo y éste se vende con poco valor agregado, se puede afirmar con seguridad que ni la concentración de nuestra exportación en el petróleo ni la cadena de valor de las mercancías exportadas varió en los últimos 40 años (a nivel de cuatro dígitos de la Clasificación Uniforme para el Comercio Internacional). Gráfico 8.

El patrón de diversificación respecto de los mercados de destino es más heterogéneo que el correspondiente a los productos exportados, con un número considerable de países que presentan grados de concentración alta y moderada (cinco y seis, respectivamente). Los índices más elevados se registran en México, Venezuela, Honduras, Costa Rica y Colombia, y seguidos de seis países con moderada concentración: Ecuador, Nicaragua, Guatemala, El Salvador, Paraguay y Bolivia. Los países con índices de HH bajos –correspondientes a la categoría de "diversificados"– son Chile, Brasil, Uruguay, Argentina y Perú. Llama la atención el

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hecho de que al menos en 9 de los 16 países en cuestión el índice aumentó en forma significativa véase el Gráfico 9. Gráfico 9.

PDVSA puede llegar a ser actora clave en producción de ciencia y tecnología en nuestro país. Al ser las empresas petroleras las consumidoras más importantes de ciencia y tecnología en Venezuela, ellas deberían ser las que produjeran o indujeran a su producción, con la participación en la creación y desarrollo de centros venezolanos de investigación de alto nivel, creando vínculos con las universidades venezolanas para desarrollar ciencia y tecnología, actuando en la formación de importantes contingentes de científicos y mediante la amplia contratación de empresas de ingeniería venezolanas y de productoras locales para los proyectos de la industria nacional e internacional. Si al menos PDVSA, para ser competitiva, invirtiera anualmente el dos por ciento de sus ventas en ciencia y tecnología hecha en el país, estaríamos hablando entonces de cifras cercanas al millardo de dólares.

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La petroquímica no fue vista como una alternativa para generar grandes volúmenes de exportaciones de productos de alto valor agregado, empleo altamente calificado e investigación científica en gran escala. Como resultado de esto tenemos, que aún cuando estamos entre los mayores exportadores de petróleo del mundo con un total de 155 millones de tm de crudos y productos al año, nuestra venta de petroquímicos es de 6,4 millones de toneladas, lo cual representa sólo un 4,12 por ciento de las exportaciones y ocupa el cuarto lugar de producción

en

Latinoamérica.

Pero

si

comparamos

nuestra

producción

petroquímica con la de los países avanzados e importadores netos de energía fósil, vemos que su industria petrolera obtiene hasta el 30% de sus ingresos brutos totales de la venta de productos petroquímicos. Para entender la magnitud del asunto lo ilustraré con algunas cifras. Para el año 2000 los ingresos consolidados de PDVSA fueron de un poco más de 50 millardos de dólares. Para el mismo período el monto del producto interno bruto (PIB) de toda la economía venezolana, incluyendo las actividades de la empresa en el territorio nacional, fue de alrededor de 100 millardos de dólares. Por eso, no en balde la lucha por el control de esa empresa se ha convertido en uno de los focos más importantes en la política venezolana. En Venezuela podemos avanzar en el nuevo camino por medio de PDVSA y PEQUIVEN, en razón al peso abrumador que tienen en la formación de la riqueza del país, a ellas les corresponde invertir en ciencia y tecnología elaboradas localmente, un porcentaje equivalente a su participación en el PIB. Como esta no ha sido la conducta de PDVSA y otras empresas públicas y privadas hasta el año 2004, es evidente que debemos conducirlas a que incorporen ésta obligación legal a sus planes corporativos corrientes y a los planes de inversiones extraordinarios. En materia de gasto en I+D, se puede comprobar que, entre 1995 y 1999, el crecimiento acumulado del gasto en la Unión Europea fue de un 22%, un buen registro que sólo quedó por detrás del incremento experimentado en Estados Unidos, que fue de un 33%. Sin embargo, añade el informe, se observan signos

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preocupantes en los últimos años, puesto que desde 2002 el gasto en I+D está prácticamente estancado en Europa, con incrementos que no alcanzan el 3% anual ver Gráfico 10. Gráfico 10. Gasto en I+D Miles de millones de dólares PPP EEUU UE-25 Japón

En contraposición es destacable, a su vez, el fortísimo crecimiento del gasto en I+D en China. En 1995 era cinco veces inferior al realizado en la UE y en 2004 era ya la mitad del europeo. El esfuerzo chino en este ámbito está siendo notable y ya se sitúa su gasto en I+D al mismo nivel que Japón ver Gráfico 11.

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Gráfico 11. El potencial de China en materia tecnológica

Si nos referimos a los datos internacionales de comercio de productos de alta tecnología desde 1980, apreciamos que las economías consolidadas han ido perdiendo cuota de mercado en las exportaciones de productos con alto contenido tecnológico. En Estados Unidos es donde más se ha notado la pérdida de cuota, puesto que en los últimos 25 años ha pasado de un 30,2% a sólo un 16%. La Unión Europea seguía siendo en 2003 el área geográfica con mayor cuota de exportaciones de alta tecnología, con un 32,2%, pero ha perdido algo más de siete puntos

desde

1980.

Y

Japón

también

ha

perdido

casi

cinco

puntos.

Los competidores asiáticos son los que han ganado las cuotas perdidas por los tres grandes bloques comerciales ya consolidados (EEUU, Europa y Japón). Ya en 2003, la cuota de exportaciones de sectores altamente tecnológicos del bloque asiático se situó en el 27,7%, a sólo 4,5 puntos de la europea. Es destacable, a su vez, el fortísimo crecimiento del gasto en I+D en China. En 1995 era cinco veces inferior al realizado en la UE y en 2004 era ya la mitad del europeo. El esfuerzo chino en

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este ámbito está siendo notable y ya se sitúa su gasto en I+D al mismo nivel que Japón. En materia educativa, la evolución de los países asiáticos también está siendo digna de tener en cuenta, hasta tal punto que ya lideran determinadas clasificaciones académicas: el número de licenciados en materias científicas e ingenierías salidos de universidades asiáticas fue de unos 1,2 millones en el año 2002, mientras que en Europa (incluyendo Rusia) la cifra fue de 850.000 licenciados y en Estados Unidos de unos 500.000. En materia educativa, la evolución de los países asiáticos también está siendo digna de tener en cuenta, hasta tal punto que ya lideran determinadas clasificaciones. Así, el número de licenciados en materias científicas e ingenierías salidos de universidades asiáticas fue de unos 1,2 millones en el año 2002, mientras que en Europa (incluyendo Rusia) la cifra fue de 850.000 licenciados y en Estados Unidos de unos 500.000. En cuanto a los doctorados en materias científicas e ingenierías, se observa que el número de alumnos que consiguen el título de doctor en Estados Unidos (26.891 doctores, un 33,6 por 100 del total representado en el es aproximadamente equivalente a los que lo alcanzan en las universidades de los tres principales países europeos (26.660) ver Gráfico 12. En el mismo año 2003, en las universidades de los países asiáticos se doctoraron en

materias

científicas

26.444

alumnos,

cifra

virtualmente

igual

a

la

norteamericana y la europea. Pero, además, la comparación se desequilibra a favor de los países asiáticos si se tiene en cuenta que algo más de 8.700 de los doctorados en Estados Unidos proceden de países asiáticos.

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Gráfico 12. Doctorados en materias científicas e ingenierías 2003, según el país en que se ha conseguido el título

Por otra parte, gracias a una población con una mejor formación en materias científicas y tecnológicas, se puede asentar una actividad investigadora más intensa y con mejores resultados finales. Pero una manifestación de primer orden de la materia a la que nos estamos refiriendo es la generación de artículos científicos publicados en revistas internacionales. Si analizamos el baremo de las publicaciones científicas, en los quince años que transcurren entre 1988 y 2003, EEUU ha experimentado un notable retroceso en cuanto a su peso mundial en la publicación de artículos científicos, ya que ha perdido casi 8 puntos porcentuales, pasando del 38,1% del total de artículos al 30,2% en ese periodo. En los quince años que transcurren entre 1988 y 2003, EEUU ha experimentado un notable retroceso en cuanto a su peso mundial en la publicación de artículos científicos, ya que ha perdido casi 8 puntos porcentuales, pasando del 38,1 por 100 del total de artículos al 30,2 por 100. Además, este país ha perdido el liderazgo que, esta vez sí, ha recaído en la Unión Europea (UE15). En

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esos quince años, Europa ha incrementado su peso en las publicaciones científicas en 2,7 puntos porcentuales. Además, EE.UU. ha perdido el liderazgo a favor de la Unión Europea (UE15). En esos quince años, Europa ha incrementado su peso en las publicaciones científicas en 2,7 puntos porcentuales. Pero el área geográfica cuya producción científica publicada en las principales revistas más ha crecido en ese período, con gran diferencia, ha sido Asia. Sin incluir los resultados de Japón, el conglomerado de cinco países asiáticos ha ganado 6,2 puntos porcentuales y se ha convertido en la tercera área geográfica en cuanto a publicaciones generadas.

* Universidad Central de Venezuela, Licenciado en Filosofía, Candidato a

Doctor en Filosofía, Escuela de Filosofía, Profesor (1978-1983). Universidad Simón Bolívar, Magíster en Filosofía. Instituto Pedagógico de Caracas, Profesor de Filosofía (1.998 – 1.999). Universidad Yacambú, Barquisimeto, Venezuela, Facultad de Humanidades, Decano (2002-2003). IDEA, Fundación Instituto de Estudios Avanzados, Investigador (2004-2005). Universidad Central de Venezuela, Escuela de Filosofía, Profesor (2006-2007).

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