Boletín Fiinisterre nº26

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INSTITUTO OSCAR MASOTTA

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Auspiciado por el Institut du Champ Freudien y el Depto. de Psicoanálisis de la Universidad de París VIII

FINISTERRE

No26

© Denis Darzecq

Delegación Río Gallegos – Agosto de 2016


DEBATES ACTUALES EL PSICOANALISTA EN EL ÁMBITO DE LAS INSITITUCIONES

Continuamos en la senda de los trabajos preliminares, que apuntan a las IV Jornadas Regionales del I.O.M.2 en la Patagonia, denominadas “La trama de lo familiar ...o la extrañeza de lo propio”, a realizarse en la localidad de Río Gallegos los días 09 y 10 de septiembre de 2016, y que convoca a los Centros de Investigación y Docencia (C.I.D.) de Neuquén y Bariloche, como a las Delegaciones de Comodoro Rivadavia, Río Gallegos y Ushuaia pertenecientes al I.O.M.2. Partimos de la base que las Instituciones tienen una función normativa, son mecanismos de índole social cuya función es ordenar y normalizar la conducta y el comportamiento de un grupo de individuos, por medio de normas o reglas, en pos de un bien social común que trasciende lo individual. Por lo cual, toda institución se funda sobre un Ideal. Ideal de armonización, podríamos agregar. Para el Psicoanálisis, desde que Sigmund Freud escribió “El malestar en la cultura” en 1930, hay una axioma a priori: dicho malestar es imposible de eliminar por completo. Por lo cual, se pone en jaque el sostener ciegamente esos Ideales sobre los que se fundan las instituciones. El Ideal se funda en la lógica de un “para-todos”, que excluye las condiciones necesarias para que cada sujeto, inserto o atravesado por una institución, pueda manifestar las particularidad de su sufrimiento. No todo adicto, víctima de violencia de género, en conflicto con las normas jurídicas, y todos los síntomas y fenómenos contemporáneos que podamos citar, no todos se inscriben bajo la misma lógica en su sufrimiento. No todos llegan de la misma manera, por lo cual no todos pueden salir del malestar bajo la misma égida. Para decirlo de otro modo: no todos responden al mismo protocolo. Una de las funciones del Ideal es instaurar una medida de Tiempo (si no, estaríamos en el ámbito de la Utopía). Tiempo social o tiempo institucional, que no se corresponde al tiempo subjetivo de los sufrientes. Y esta discordancia, esta no armonización entre las partes, genera un malestar que, en caso de no elaborarse, puede llevar a todo tratamiento y/o intervención posible (y no sólo hablo de instituciones de salud mental) al rotundo fracaso. Es aquí que la presencia de un psicoanalista puede marcar la diferencia. Ya que es en esto mismo, en este juego de palabras, su función central dentro de las instituciones: marcar la diferencia. Delimitar e introducir (en el armado de una estrategia terapéutica, grupal, comunitaria, etc.) lo que la lógica del “para-todos” excluye: la particularidad. Ese rasgo que diferencia a un sujeto (a un grupo de ellos, etc.) y que lo hace diferente al resto de las situaciones sobre las cuales una institución debe/tiene/puede intervenir. El psicoanalista no apuntaría a eliminar esa discordia temporal entre las partes, por que sabe que es imposible. Más bien, es en la puesta en tensión donde operará articulando el tiempo de tratamiento institucional con el tiempo de tratamiento del sujeto. Para ello, será indispensable renunciar a los tiempos que impone el Ideal, que son puestos en la práctica bajo la rúbrica del Protocolo. Por un lado, renunciar al Ideal de paciente; es decir, al renunciar al paciente ideal que adscribiría sin resistencia a todas y cada una de las indicaciones y sugerencias prescriptas por la institución. Y por otro, al Ideal de salud; Freud ya nos advertía que el “furor curandis”, el empujar a una salud que se cree ideal, puede llevar a lo peor... ____


Una analista en el ámbito de las instituciones, procura crear las condiciones previas para que -en cada paciente- pueda surgir el sujeto en su particularidad. Caso contrario, se reduce el paciente a un usuario o, más complejo aún, en un cliente. La oferta de tratamiento psicoanalítico apunta a crear un nuevo vínculo con lo social, en tanto busca generar un nuevo vínculo con el saber que le permita al sujeto cernir y elaborar aquello que determina su sufrimiento. Es por ello que el psicoanálisis no se contenta con la mera remisión del síntoma, que deja a los pacientes en una relación pasiva y de dependencia al tratamiento o intervención social. Apela a la responsabilidad activa del sujeto, condición necesaria para la construcción de una relación posible con el Otro social. Entonces, la renuncia al Ideal del para-todos no es ni el estallido ni la muerte de la Institución. Mas bien, es lo que permite que los tratamientos y/o intervenciones no queden subsumidos al capricho ni del paciente, ni del terapeuta o profesional a intervenir, ni de la Institución. Es hacer de las reglas y normativas, necesarias a toda Institución, un uso vivificante donde se aloje la particularidad del sufrimiento sobre el cual intervenir, dando paso a un tratamiento que no será -seguramente- un tratamiento ideal, pero sí será un tratamiento posible. El gran desafío en esta época, es confrontar con las consecuencias del avance de las tecno-ciencias que empujan a eliminar/expulsar todo rastro de subjetividad en la clínica. Subjetividad que, cuando inevitablemente surge, es leída desde la óptica del trastorno, del déficit o del error, quedando lo particular subsumido a categorías del orden Universal. Por otro lado, el discurso capitalista también pone sus complicaciones al momento de pensar la clínica dentro del ámbito de las instituciones, ya que este discurso se caracteriza por introducir un cortocircuito entre el sujeto y el Otro. Al restablecer una relación directa entre el sujeto y la satisfacción pulsional, el campo del Otro queda elidido: no es necesario pasar por él para obtener una experiencia de goce. Los fenómenos contemporáneos de esta relación de pseudo inmanencia entre el sujeto y -como indicaría Lacan- esos gadget que proporciona el Capitalismo, son evidentes: desde el empuje maníaco al consumo en su vertiente generalizada, hasta su reverso “depresivo” donde nada alcanza. Al quedar el campo del Otro elidido en la búsqueda de la satisfacción, se precipita uno de sus efectos más problemáticos: la cancelación de todo tipo de Demanda, incluida la terapéutica. En otras palabras, o queda excluido el sujeto en su particularidad o queda excluido el campo del Otro en su potencialidad. Es por ello que un psicoanalista en el ámbito de la instituciones, en su posición de extimidad (inserto dentro de una institución, pero no alienado a la lógica de la misma), se dirige a reducir el malestar. Y para ello, como nos indica Eric Laurent, se ubica como Analista Ciudadano: aquél que participa democrática y sensiblemente ante las diversas formas de segregación que marcan nuestra época. Lic. Ariel San Román (Responsable Local de la Delegación Río Gallegos del I.O.M.2)


Cronograma de actividades – Agosto de 2016 SEMINARIO DE ESTUDIOS CLÍNICOS LA TRAMA DE LO FAMILIAR Módulo: “La feminización del mundo y el estallido de los sexos” – Sábado 13 de Agosto – 10:00 a 13:00 hrs. A cargo de: Lic. Pablo Russo (Bs. As.). (Analista Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis y de la Escuela de la Orientación Lacaniana, Docente del ICdeBA y del I.O.M.2; Co-Responsable del Departamento "Estudios Psicoanalíticos sobre Familia-Enlaces" del ICdeBa; Director de la publicación de la Revista Digital "Virtualia" de la E.O.L.; Responsable del Ciclo de Cine y Psicoanálisis de la E.O.L.) Lugar: Campus Universitario – Sector A – Aula 14 - Av. Gregores y Piloto “Lero” Rivera Auspicia: U.N.P.A. - U.A.R.G. - Colegio Profesional de Psicólogos de Santa Cruz – A.B.A.P.

ATENEOS CLÍNICOS – Jueves 12 de Agosto – 20.30 hrs. Presenta: Lic. Mariana Filippo (Analista Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis y de la Escuela de la Orientación Lacaniana; Miembro de la Delegación Río Gallegos del I.O.M.2; Presidenta de la A.B.A.P.) Interlocutor invitado: Lic. Pablo Russo (Bs. As.) (Actividad arancelada, al participar un interlocutor/docente invitado) Actividad con cupo limitado, dirigido a profesionales de la Salud. Solicitar admisión al e-mail: bapriogallegos@gmail.com Lugar: Bernardino Rivadavia 177 – 1er. piso

NOCHES PREPARATORIAS

(Bibliografía sugerida para el Seminario de Estudios Clínicos) – Jueves 04 de Agosto – 20.00 hrs. Lugar: Bernardino Rivadavia 177 – 1er. piso Informes e Inscripción a todas las actividades: (02966) – 15307742 – 15690793 E-mail: bapriogallegos@gmail.com

Asociación de la Biblioteca Austral de Psicoanálisis

TERTULIAS PSICOANALÍTICAS – Lunes 08 de Agosto – 15:00 hrs. – Lunes 22 de Agosto – 15:00 hrs.


DEBATES ACTUALES LA REPETICIÓN NO ES LO MISMO SIEMPRE Es difícil encontrar una posición que nos conforme entre la experiencia de lo familiar y lo que rompe con ella. Cuando estamos lejos, o nos sentimos extraños, la nostalgia de lo familiar se torna acuciante. Y al volver, lo familiar nos recibe con ese sentimiento en el que nos reconocemos y reconocemos también las cosas…de siempre. Entonces otra vez el anhelo de partir o de romper con esas rutinas o rituales que nos imponen su inercia. Es una vieja historia de cuándo se tomó a la familia como la encargada de instituir lo normal y cargar con lo que no encaja en la norma. Es difícil desprenderse de ese horizonte y más cuando los pacientes que vienen a vernos de lo primero que hablan es de papá y mamá y de lo que le hicieron o dejaron de hacer. Y, cuando no están contentos con la vida que llevan, reparten culpas. Mucho tiene que ver el mito de Edipo, y no tanto por Edipo, sino porqué se trate de un mito. Sabemos que es muy difícil sustraerse a su influjo. En cuento caemos en la órbita de su influencia, el sentido se precipita como la estructura de un cristal. Y luego es difícil no ver a través de sus facetas y espejismos. Las rutinas y rituales constituyen caminos imaginarios y simbólicos que dan un tratamiento conocido a la pulsión. Le llamamos modos instituidos de goce. Pensemos en la mesa familiar de los Campanelli* (http://www.clarin.com/ciudades/domingo-familiatele_0_1086491394.html), mesa que no podía estar ausente en estas jornadas. Toda la serie giraba en torno de lo que no encajaba en el ideal familiar. Una comedia de enredos en cada ámbito de la casa. Rivalidades, amoríos y torpezas de los que todos sabían pero que se le ocultaban prolijamente a Campanelli padre que hacía allí el papel del iluso. La madre era la que cortaba el queso y preparaba la comida totémica a la que se subordinaban los demás goces. El final se rubricaba con siempre con la misma frase: “no hay nada má’lindo que la familia unita”. En contraposición solemos localizar lo extranjero naciendo en el seno mismo de lo familiar. Es sobre su fondo que lo siniestro toma su carácter al hacer extraño lo que nos resultaba familiar. Y no sólo por un efecto de figura fondo, sino porque ambos están hechos de la misma manera: una especie de collage hecho de relatos repetidos, imágenes entrañables que se guardan como en un museo y de las que emana ese sentimiento que llamamos familiar. Cuando esas imágenes y esos relatos se desajustan respecto de lo que está en juego, se revela el carácter de apariencia que tenían y nos invade un sentimiento ominoso. Sin embargo, y pese a que el sentimiento de lo familiar se apoya en lo que esperamos que pase, no es a eso a lo que llamamos repetición. Por su dinámica la repetición requiere de lo familiar, pero su afecto es más bien la sorpresa que acompaña la irrupción de aquello que se repite – otra vez – cuando esperábamos que no ocurra más. Y nos sorprende como si ocurriera por primera vez. Pero es en la historia que va dejando el registro de sus apariciones, donde podemos reconocer algo ajeno, pero que es entrañablemente nuestro, y tanto que parece el destino que nos sale al paso. Sabemos que hay una tensión entre lo familiar y lo que va más allá de él. En la experiencia psicoanalítica se puede alcanzar algún resultado si el camino conduce, a quien lo emprende, más allá de ese malestar que también se ha vuelto familiar. A un punto donde ya no hay familiaridad posible. Quizás desde ahí se pueda encontrar la buena distancia. Esa que no se puede definir desde ninguna perspectiva social, esa que solo puede decidirla quién ha llegado, ________


precisamente, hasta ese punto. Cabría preguntarse si ese punto de extrañeza también puede volverse familiar. José Luis Tuñón (Co-Responsable de la Delegación Comodoro Rivadavia del I.O.M.2) PSICOANÁLISIS Y LITERATURA EL CUERVO... ENTRE MISTERIO Y REVELACIÓN Entre los diversos estilos literarios, la obra de Edgar Allan Poe ofrece una íntima vinculación entre el deseo, la muerte, lo siniestro y la tragedia del amor. Particularmente su obra “El Cuervo” (un poema narrativo, publicado por primera vez en 1845), tantas veces mencionado y reconocido en la propia literatura como en estudios literarios, expresa de manera singular el deslizamiento de los términos antedichos, al tiempo que cada enunciación se desplaza entre el dolor, el misterio y la revelación. Este juego entre lo oculto y lo revelado es representado, en un movimiento subjetivo particular, en el personaje principal de esta obra; en el que se reflejan inquietantes búsquedas de reflexión, ante extraños acontecimientos que ocurren en la escena. Este personaje, denominado por algunos estudios como el amante afligido, describe una noche en la que se encontraba sólo en su habitación, entre sus libros, mientras reflexionaba y recordaba con tristeza la muerte de su amada Leonora. Ante la inconciliable familiaridad de la perdida de su amada, el principio de realidad parece esforzar el trabajo de representar y nombrar -a partir de la razón- tal afecto innombrable: “¡Leonora!”, “como los ángeles llaman…y a la que aquí nadie volverá a llamar…”. Es recurrente al final de los primeros párrafos del relato la expresión: “es eso y nada mas”; expresión que parece delimitar un sentido posible ante los sucesos que acontecían en la habitación. Mientras tanto, “la lúgubre media noche” lo sorprendía: “...escuché de pronto un crujido en mi puerta”. Ante lo cual y frente al latido de su corazón, el personaje responde: “debe ser algún visitante que desea entrar en mi habitación… es eso y nada mas!”. Podemos aquí articular con las elaboraciones de Sigmund Freud sobre el sentimiento de lo Ominoso (o Siniestro, según la traducción): lo ominoso constituye aquel sentimiento oscuro y sin sentido, que debe permanecer oculto. Sin duda, si hay un deseo posible en el texto, es el de reencontrar a su amada. Pero allí, el horror, poco a poco toma consistencia; “y entonces abrí la puerta, y ¿que es lo que vi? ¡Las tinieblas y nada más!”; “…pero el silencio no fue turbado y la movilidad no dio ningún signo…lo único que pudo escucharse fue un nombre murmurado: ¡Leonora! Era yo el que lo murmuraba y, a su vez. El eco repitió ese nombre ¡Leonora! ¡Eso y nada más!”. En este momento de la narración, un miedo inespecífico, un sentimiento extraño domina la escena. Hasta la aparición de una imagen inaudita: el cuervo. Ese pájaro que ingresa por su ventana, se posa sobre “busto de Palas” y desde allí repite una y otra vez “¡nunca mas!”. Nuevamente el personaje, ante tal “infortunada” aparición, intenta “encadenar las ideas, buscando lo que auguraba el pájaro…”; lo que aquel “...pájaro de los antiguos tiempos quería hacerme comprender al repetir ¡nunca mas!” ___


“¡Para que olvides tus tristes recuerdos de Leonora!” Exclamó y el cuervo dijo: “¡nunca mas!”. El recorrido del texto, permite destacar el intento por nominar la ausencia. “¡es eso y nada mas…!”. El principio de realidad parece buscar en la claridad del pensamiento explicaciones posibles acerca de lo que acontecía, para evitar la angustia el horror que conlleva confrontar con el vacío de significación, es decir vacío de todo tipo de sentido posible. Podemos preguntarnos por esta vía, si ¿es la presencia del cuervo, que llega para quedarse, el signo de aquello que debía permanecer oculto? La racionalidad y la reflexión, se sostiene en el personaje como algo provisorio. Por otro lado la pérdida de su amada, sostiene lo imposible de nombrar; mientras que la imagen de lo inaudito aparece fuera de toda referencia y sentido posible. Respecto de la perdida, Jacques Lacan en el Seminario 10 “La Angustia” (2006; Ed. Paidós), sostiene: “no hay imagen de la falta sin la autentificación del Otro” . Es decir, poder simbolizar y elaborar una falta, un vacío, un agujero o una pérdida, no es sin el recurso al Lenguaje que nos proporciona el Otro (Otro con mayúscula: Mundo Simbólico que se inicia con la Madre primordial -no necesariamente la biológica- y llega hasta lo Social) Es entre las fisuras, en las fallas de ese acceso a lo Simbólico (que nos permite nombrar la ausencia) donde emerge lo Ominoso. De allí que Lacan afirme: “lo unheimlich, es lo que surge en el lugar en donde esta la falta (…) puesto que no hay imagen de la falta”. El cuervo, aparece allí, como una presencia ajena, ante el sin sentido del que no podrá librarse NUNCA MAS. Lic. Eduardo Blanco (Miembro de la Delegación Río Gallegos del I.O.M.2 y de la A.B.A.P.)

Interlocutora: Lic. Claudia Castillo (Bs. As) Responsable local: Lic. Ariel San Román Miembros Docentes: Lics. Mariana Filippo, Leonor Lozano, Beatriz Cáceres, Cintya González, Natalia Pelizzetti, Eduardo Blanco, Rocío Cabrera, Sandra Guiguet, Iván Madrussan E-mail: bapriogallegos@gmail.com Blog: http://iom-riogallegos.blogspot.com Facebook: /iom.riogallegos



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