Génesis de la Biblia de Estudio del Expositor

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45 aquí que también Milca ha dado a luz hijos a Najor tu hermano (este Capítulo concluye con un relato de la familia de Najor, quien se instaló en Harán [Gén. 12:1-5]; nada de esto habría sido dado, sino para la conexión que tenía con la Obra de Dios en la Tierra; de esas personas que se mencionan aquí tanto Isaac como Jacob tomaron esposas, que tenía que ver con la formación de la nación de Israel, y finalmente el nacimiento de Cristo); 21 A Uz su primogénito, y a Buz su hermano, y a Quemuel, padre de Aram. 22 Y a Quésed, y a Jazó, y a Pildás, y a Yidlaf, y a Betuel. 23 Betuel engendró a Rebeca: Estos son los ocho hijos que dio luz Milca a Najor, hermano de Abraham. 24 Y su concubina, que se llamaba Reumá, dio a luz también a Tébaj, y a Gaján, y a Tajás, y a Macá. CAPÍTULO 23 (1860 a.C.)

SARA

Y

FUE la vida de Sara ciento veintisiete años: Tanto fueron los años de la vida de Sara (Sara es la única mujer en la Biblia, cuya edad, muerte y sepultura se registra). 2 Y murió Sara en Quiriat Arbá, también conocida por Hebrón, en la tierra de Canaán: Y vino Abraham a hacer el duelo a Sara, y a llorarla. (La frase, «en la tierra de Canaán,» se da en relación al lugar de la muerte de Sara, con el fin de que podamos saber que ella no murió en el país de los Filisteos, sino más bien en la «Tierra Prometida.» Ella había peleado esta buena batalla de la Fe con Abraham a cada paso del camino; por consiguiente, en cierto sentido, como el fue el «padre de todos nosotros» [Rom. 4:16], Sara fue la «madre de todos nosotros» [I Ped. 3:6].) 3 Y se levantó Abraham de delante de su muerta, y habló a los hijos de Het, diciendo: 4 Peregrino y extranjero soy entre vosotros (era una confesión de su herencia genuina, un mejor país, hasta uno que es Celestial [Heb. 11:13]); dadme heredad de sepultura con vosotros, y sepultaré a mi muerta de delante de mí (esta petición de los hijos de Het fue una señal para Abraham de su derecho a la tierra de Canaán, lo cual los hijos de Het no hubieran comprendido). 5 Y respondieron los hijos de Het a Abraham, y le dijeron:

GÉNESIS 23:15 6 Óyenos, señor mío, eres un príncipe de Dios entre nosotros; en lo mejor de nuestras sepulturas sepulta tu muerta; ninguno de nosotros te impedirá su sepultura, para que entierres a tu muerta. 7 Y Abraham se levantó, y se inclinó al pueblo de aquella tierra, a los hijos de Het. 8 Y habló con ellos, diciendo: Si tenéis voluntad que yo sepulte a mi muerta de delante de mí, oídme, e interceded por mí con Efrón hijo de Zojar (no tenían ni idea de que Abraham esperaba con interés la posesión de toda la tierra; y porque miraba hacia a delante, la posesión de un sepulcro de ninguna manera era un asunto de sin importancia para él), 9 Para que me dé la cueva de Macpela, que queda al final de su heredad: que por su justo precio me la dé para posesión de sepultura en medio de vosotros. (En la adquisición de Macpela para un lugar de sepultura, Abraham dio expresión a su Fe considerando la Resurrección. Él «se levantó de delante de su muerta.» La Fe no puede mantenerse mirando la muerte; su objetivo es mayor. La resurrección es la que llena la visión de Fe y, en el poder de aquella, se puede levantar delante de los muertos.). 10 Este Efrón se hallaba entre los hijos de Het: y respondió Efrón Hitita a Abraham, en oídos de los hijos de Het, de todos los que entraban por la puerta de su ciudad, diciendo: 11 No, señor mío, óyeme; te doy la heredad, y te doy también la cueva que está en ella; delante de los hijos de mi pueblo te la doy; sepulta a tu muerta (los Cananeos no tenían idea de las expectativas que estaban dando carácter a las acciones de Abraham en esta ocasión). 12 Y Abraham se inclinó delante del pueblo de la tierra. (Su compra de esta tumba no fue sólo una prueba de su amor por Sara, sino un testimonio de su convicción de que ella se levantaría de nuevo para poseer toda la tierra con él, que, sin duda, él verá en su totalidad en la Edad del Reino venidero). 13 Y respondió a Efrón en oídos del pueblo de la tierra, diciendo: Antes, si te place, te ruego que me oigas; yo daré el precio de la heredad, tómalo de mí y sepultaré en ella a mi muerta (esta es la primera vez en la Biblia que se menciona el dinero como un instrumento de intercambio). 14 Y respondió Efrón a Abraham, diciéndole: 15 Señor mío, escúchame: la tierra vale cuatrocientos siclos de plata; ¿qué es esto


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