Ciencia y Fe

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Zientzia eta Fedea En busca de un diálogo necesario


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Diálogo Fe-Ciencia ¿en Navidad? Miguel Ramón Viguri, profesor de la Universidad de Deusto y del Instituto Diocesano de Teología y Pastoral (IDTP)

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o cierto es que la epifanía es la

Ciertamente, las principales expresiones de nuestra cultura se encuentran

como Señor de la historia a todas -casi religiosa- en la racionalidad cien-

la época: astrólogos, matemáticos, esros que, superando sus propios credos culturales, tuvieron la mente abierta a buscar la verdad allí donde vieron rastros o pistas para orientar su búsqueda.

nuestra fe, ni anunciarla, si no damos algunas razones que sean comprensibles

Muchas veces se ha presentado, faltando a la verdad, a la fe como algo oscurantista y acrítico. En cambio, se hace aparecer la ciencia experimental como el baluarte de la libertad y la racionalidad. Por el contrario, en el Concilio Vaticano II, la Iglesia entera expresó la necesidad de diálogo con las ciencias contemporáneas, dado que éstas son alma mater de nuestra cultura moderna.

La ciencia es fundamentalmente un ejercicio de crítica; un esfuerzo cons-

Dios anda entre los microscopios y telescopios

las investigaciones de todo prejuicio e interés. El diálogo con la ciencia, entonces, es una ayuda importante para de las grandes tareas que se propuso la Iglesia en el Concilio Vaticano II). Por ello, este diálogo que pide el Concilio no es una respuesta defensiva a un

“ataque a la fe”, sino la consecuencia natural del encuentro con un Jesús que se encarnó en nuestra historia (naturaleza y cultura). Si, en palabras de la Doctora de la Iglesia Teresa de Ávila, Dios “anda entre los pucheros”, también podremos decir que “anda entre los microscopios y los telescopios”. Lo que intentaba el Concilio Vaticano II al pedir diálogo con la ciencia no era simplemente hacer el mensaje cristiano más atractivo. No era una cuestión de estética o marketing. Intentaba mostrarnos la necesidad de comprender el idioma que hablan nuestros contemporáneos para poder vivir con ellos en su mundo. Y esto implica dialogar sin complejos y sin miedos con la ciencia, porque nuestra sociedad y cultura son •

Sirvan las siguientes palabras de Juan Pablo II como planteamiento de ese diálogo: El asunto es urgente. Los avances contemporáneos de la ciencia constituyen un desafío a la teología mucho más profundo que el que constituyó la introducción de Aristóteles en la Europa Occidental del siglo XIII. Y esos avances ofrecen también recursos de potencial trascendencia para la teología.

en Física, Filosofía y teología: una búsqueda común de entendimiento (Actas del Congreso), Observatorio Vaticano, Roma 1988. nº 23 y 27.

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¿Fundamentalismo e ideología también en la ciencia? Miguel Ramón Viguri, profesor de la Universidad de Deusto y del Instituto Diocesano de Teología y Pastoral (IDTP)

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os fundamentalismos (adhesiones ciegas, caracterizadas por su incapacidad de autocrítica y de diálogo) están generalmente basados en ideologías. Una ideología suele enmascarar ciertos intereses para jusinhumanos bajo una apariencia de objetividad, haciendo que sean percibidos como algo bueno para todos. Pues bien, existe una ideología básica que busca que la ciudadanía vaya construyendo sociedad en la línea del modelo

Dicha ideología ha trascendido a la opinión pública, adquiriendo el rasgo de verdad evidente e incuestionable: la ciencia es el área del conocimiento humano que se ocupa de lo obje-

humanidades ofrecen un conocimiento meramente opinable o conjetural. En el ámbito educativo, se produce la separación entre ciencias y humanidades en los planes de estudio de secundaria y bachillerato; así como la progresiva superespeciacilialización de las carreras universitarias de ciencias (orientadas a la tecnología que interesa a las empresas). Ello provoca un creciente número de jóvenes muy preparados técnicamente, aunque con grandes lagunas de cultura general y, lo que es peor, con una gran dila pregunta por los intereses a los que realmente sirven con sus conocimientos. Una mirada a la Grecia clásica

sociología, etc., se ocupan de sucesos y acontecimientos susceptibles de múltiples interpretaciones subjetivas.

La prioridad de la ciencia experimental respecto a los demás tipos de conocimiento es falsa. En la Grecia clásica,

realizaban cuestionaban su visión del mundo y su escala de valores. La consideración de las ciencias empíricas como única forma válida de racionalidad es una ideología (una mentira repetida muchas veces por los medios de comunicación social -al servicio de intereses económicos y políticos- que acaba convirtiéndose en verdad social) conscientemente utilizada por quienes tienen poder para orientar una construcción de la realidad cívica, política y económica que sirva a sus intereses: consagrar el credo neolibetienen una gran responsabilidad en el desenmascaramiento de esta gran mentira para despejar el camino a la construcción de una sociedad basada en los valores del Reino del Dios de Jesús y la defensa de los colectivos más desfavorecidos •

Donde podemos encontrar la demostración del carácter ideológico del positivismo August Comte (padre del positivismo): Catecismo VI, 182. • “La escuela positiva tiende a consolidar todos los poderes actuales en sus posesores”. Discurso, nº 57. te dicho, es decir, el supremo poder temporal, pertenecerá naturalmente a los tres principales banqueros, Catecismo XI, 253.

• “El positivismo ennoblece la obediencia y consolida el mando. En vez de un simple destino privado, cada actividad se siente honrada por su digna participación en el Catecismo XI, 254. grosa si se extendiera a los proletarios, en los que desarrollaría, además de desagrado por las ocupaciones materiales, exorbitantes ambiciones”. Discurso. Nº64. • “El origen del derecho como libertad ilimitada viene de positivo, que no admite los títulos celestes, tal idea de derecho desparece de modo irrevocable”. Sistema, 114.

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El positivismo y materialismo ¡Es una especie de fe! la sociedad, pese a que sus postulados básicos han sido demolidos sin piedad por la crítica ción de gran impacto, mediante los cuales siguen difundiendo su credo materialista. Dichos seen gran impacto social (puesto que los lectores-televidentes potenciales son millones de

cientificista que reza: “sólo es válido racionalmente aquello que se puede demostrar experimentalmente”, es una afirmación autocontradictoria, ya que ella misma no es experimentalmente demostrable.

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ero no sólo en medios especializados ocurre esto. Durante el mes de octubre de 2014, Stephen Hawking concedía al periódico El Mundo una amplia entrevista (tres páginas completas, nada menos), en la que se declaraba abiertamente ateo y en la que se incluían titulares como “los milagros son incompatibles con la ciencia”. Aunque los titulares no suelen recoger del todo correctamente el pensamiento del autor, en este caso sí que resumía perfectamente las opiniones de Hawking: todo cuanto existe es material y pertenece al ámbito de la ciencia física. Las leyes de la física son las únicas que pueden explicar todo. La creencia en un Dios o dioses es una manera de dar sentido a aquellas lagunas de nuestra ignorancia. Ante este poder mediático, no hay que dejarse avasallar. El cientificismo desconoce que la propia ciencia experimental descansa sobre una

serie de postulados filosóficos. Por ejemplo, todo científico cree que tras todos los fenómenos observables, actúan una serie de leyes muy simples. Es más, creen que dichas leyes pueden expresarse en el lenguaje de las matemáticas. De ahí la famosa frase de Galileo: “la naturaleza es un libro escrito por Dios en el lenguaje de la matemática”. Sin embargo, en ambos casos, se supera el ámbito de lo empírico, y son postulados indemostrables científicamente. Una fe positivista y materialista Existen otros postulados filosóficos implícitos a la práctica científica, tales como que la ciencia es valiosa para la humanidad (ningún científico –y ninguna persona- dedicaría su vida a algo que no considere valioso), pero esa es una afirmación de carácter ético. Para finalizar, y dejando muchísimas más consideraciones en el tintero, el dogma positivista-

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Por tanto, nos encontramos ante una cierta forma de fe; una fe positivista y materialista que no tiene una justificación filosófica evidente (aunque supongo que eso no les preocupará a los positivistas puesto que disponen de la presión mediática para contrarrestar dicha falta de evidencia). Una fe respetable en cuanto a las personas que la defienden, pero no en cuanto a los argumentos en que se sustenta, que tienen mucho de autosuficiencia y muy poquito de argumentación seria. Hay que plantar cara a estas simplificaciones burdas de la realidad que, además, encubren ataques (basados en falacias pueriles) a la Fe y a la Tradición Cristianas, auténticas matrices de la cultura europea y de su proceso de Ilustración • Miguel Ramón Viguri, profesor de la Universidad de Deusto y del Instituto Diocesano de Teología y Pastoral (IDTP)


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“Ama, Aita, ¿somos creados por Dios, o venimos del Big Bang?” Esta es una pregunta muy sencilla, casi ingenua, que podría plantear un niño o una niña en casa o en la catequesis. El primer tema de la catequesis, del primer curso (coincide con el “despertar religioso, sobre los 6 años), es precisamente “Dios es un Padre bueno que ha creado todas las cosas”. La -

admirada, respetada y protegida.

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ero volvamos a la pregunta del peque del ejemplo. La respuesta que puede dar la ciencia es que hace 14.700 millones de años, toda la materia y la energía, todo el espacio y el tiempo, estaban concentrados en un

un globo que aumenta de tamaño a la velocidad de la luz. De esa “explosión” (lo pongo entre comillas porque tampoco fue propiamente una explosión) surgió la luz, el espacio, el tiempo y la materia con sus propiedades, tal y como la física las explica hoy. Así se formaron los átomos, el hidrógeno, las estrellas. Así que, sí, procedemos de una “Gran Explosión” (“Big Bang”, en inglés) inicial. De la misma forma que la Tierra procede de la explosión de una estrella gigantesca que había antes que se formara nuestro Sol. Aquella estrella, al explotar, esparció por el espacio enormes cantidades de material que -por efecto de la gravedad- fueron condensándose formando los planetas del actual sistema solar, entre ellos nuestra Tierra. El qué y el por qué Esto describe lo que pasó. Pero no explilidad? Pues sí, porque si somos honestos con la realidad que nos rodea, vemos que todo cuanto ocurre se debe a una serie de causas que están unidas de for-

ma lógica. Decir que todo sucedió “por azar” no soluciona nada, simplemente expresa nuestra ignorancia acerca de lo que sucedió. En cambio, cuando decimos que el Universo entero, incluyendo aquél diminuto -y ahora gigantesco- Big Bang, fueron creados por Dios, no estamos con el recurso de un Dios mágico. Estamos diciendo que todo lo que existe es bueno porque tiene su principio y Bueno, al que llamamos Dios. El Universo comienza con una Gran explosión, pero una explosión que da lugar a un Cosmos, a un Orden, a una Armonía. Por ello podemos experimentar que las cosas tienen sentido o, aunque a veces nos cueste más verlo, podemos intuirlo perimentarlo. “El Universo es fruto del describe cómo hemos surgido. “El Uni-

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verso tiene sentido, es bueno porque es creado por un Dios Bueno y podemos turas, a las que tenemos que proteger” es una frase teológica que nos orienta, nos motiva y nos anima en nuestra búsqueda del bien.

Ambos relatos, el de la ciencia y el de la

ciencia busca describir lo que pasó y comprender el funcionamiento de las causas físicas. La fe busca entender por qué pasó, cuál es su sentido y acercarnos a ese Fundamento que es Dios, en el que hacemos pie. A los niños hay que decirles la verdad. El Big Bang y el Dios Bueno Creador son compatible • Miguel Ramón Viguri, profesor de la Universidad de Deusto y del Instituto Diocesano de Teología y Pastoral (IDTP)


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Pre-juicios… y chascos… en la ciencia valoraciones y descripciones. Sin embargo, observar cosas o fenómenos no es algo tan sencillo ni tan objetivo. No hay ninguna observación neutral o aséptica. Tampoco en ciencia.

Este asunto ha conducido, en la historia de la ciencia, a chascos monumentales. Lo mejor son los ejemplos, así que vamos a poner tan sólo dos.

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n astrónomo griego del siglo II a. de C. intentó medir la dis-

utilizó la triangulación. Se situó en una ciudad, orientó hacia la estrella su aparato de medición y anotó el ángulo que formaba. Posteriormente se trasladó la primera. Volvió a medir con la esperanza de que la diferencia de ángulos le indicase la distancia. Pero, para su sorpresa, vio que no había diferencia angular. Los ángulos eran idénticos. Aquella estrella estaba tan lejos, que dos líneas que tracemos hacia ella -separadas por cir, que la estrella tenía que estar a tal distancia que no había posibilidad de medirla. Aquél griego llegó a establecer una distancia mínima para que se protan descomunal que concluyó que todo el experimento era un error, porque no era “lógico” un “espacio vacío tan grande”. Para los griegos, todo tenía que tener sentido. ¿Qué sentido puede tener tanto espacio vacío? Ninguno, por lo tanto, el experimento “tenía que estar mal”.

“Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio” (Albert Einstein)

La teoría sobre la propagación de la luz

sobre la propagación de la luz. Veinticinco años después, Hertz descubrió las ondas de radio y quiso saber si eran

Conclusión: Diálogo y cooperación La ciencia no es tan aséptica y objetiva como parece. Tiene mucho de subjetividad. Recordemos que la ciencia es algo son seres humanos. Todos tenemos

radio y unos receptores. La diferencia de tiempo entre la emisión de la señal y la recepción, daría la velocidad. Hertz supuso que el tamaño del laboratorio no importaba. Realizó el experimento y obtuvo una velocidad distinta para las ondas de radio, lo que se oponía a la teoría de Maxwell. Pero, tras la muerte de Hertz, se comprobó que las ondas de la velocidad. Así que lo que era “obvia-

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evitable. Lo malo es no darse cuenta de ello. La única objetividad posible es compartir el saber y contrastarlo con otros. El diálogo y la cooperación entre dad real a la ciencia, como al resto de las áreas del saber humano • Miguel Ramón Viguri, profesor de la Universidad de Deusto y del Instituto Diocesano de Teología y Pastoral


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Fe y Ciencia… ¿tienen algo que aportarse mutuamente? inteligencias múltiples y de la necesidad de un enfoque interdisciplinar en los estudios (enfoque promovido por el Papa Francisco en la Constitución Apostólica Veritatis Gaudium y en el Pacto Mundial por la Educación), es momento adecuado para revisar las bases del diálogo fe-ciencia.

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nico del Universo, de tal manera que la belleza de una construcción teóri-

ciencia y teología pueden aportarse mutuamente, si ambas instancias proceden de manera constructiva y abierta. Voy a mencionar algunas que berto Casas Andrés (haciéndome responsable tanto del resumen como de la reinterpretación del mismo)1.

como criterio de verdad o, al menos, de validez de la misma. Así como una

fundamentales de la materia. - Una cosmovisión del origen racional de todo, que es una fuerte base imagi-

Cosas que la ciencia podrá aportar a la teología: - Una imagen del mundo empírico que tiene enorme importancia para la mismo creer en un Dios que ha creado sumada, que en un Dios que ha creado

- Una imagen concreta de los procesos por los que la realidad va constituyén-

nes teológicas, para evitar que la teotual e invada el terreno propiamente

“Zientziak mundua ulertzeko eta interpretatzeko modua aldatu deusku eta horrek teologian eragiten dau”.

fenómenos. Big Bang, entendido como instante 0 o comienzo temporal absoluto del Universo, no se puede sacar la conclusión teológica de que el Universo ha sido creado. Porque Big Bang o singu-

- Una ayuda crítica, para evitar que los ciones y formulaciones. Puede ocurrir

pero creación es un término teológico nalidad que no se deriva directamente de la observación de los procesos naturales.

cosmovisión personal (sea cual fuere).

Cosas que la teología podrá aportar a la ciencia:

función de orientación ética sobre los

- Una cosmovisión que implica el camente considerado. Esto no implica negar lo que hay de azar o de indeterminación en los procesos naturales, dichos procesos aleatorios de resulta-

camente. -

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la priorización de determinadas líneas de investigación, o sobre la aplicación Ahora bien, dicha función hay que tomarla con mucha cautela, porque es compartida por la teología con otras instancias de conocimiento diferentes• Miguel Ramón Viguri, profesor de la Universidad de Deusto y del Instituto Diocesano de Teología y Pastoral (IDTP)


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CIENCIA Y FE

La materia ¿puede ser también espiritual? de la Evolución con la cosmovisión cristiana es que la Evolución, para ser auténtica, tiene que incluir verdadera Novedad. En el Universo parece que esa Novedad se presenta en forma de síntesis de elementos que dan lugar a propiedades cualitativamente superiores e irreductibles; es decir, que no pueden explicarse como la suma de las propiedades de sus componentes. Las propiedades del agua no resultan de sumar las propiedades del oxígeno con las del hidrógeno. El agua tiene propiedades nuevas respecto a las propiedades de sus componentes. A este proceso también se llama “emergencia”.

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stas síntesis emergentes e irreductibles son una forma de trascendencia que podemos percibir en la misma naturaleza. Y quien habla de trascendencia (irreductibilidad a lo puramente material), está hablando de espiritualidad, aunque resulte provocativo. Es curioso que se tardara tanto en comprender el carácter espiritual de la trascendencia evolutiva y se la viese como antagónica de la Creación. Y es curioso que algún ateo lúcido, como el profesor Gustavo Bueno, se percatara de ello y, por ello, se negase en rotundo a acepevidente). El profesor Bueno decía que aceptar la Evolución en serio equivalía a aceptar la trascendencia y la Creación. Su pregunta a los materialistas que aceptaban la Evolución era: <<¿y cómo cedente de un ateo intelectualmente coherente, lúcido y honesto. He llamado “espiritual” al proceso evosémoslo bien, si un sistema (por ejemplo un ser vivo) no es simplemente la suma de realidades físicas y químicas, aunque incluya esos niveles de realidad, ¿cómo seguir llamándole simplemente “mate-

Gure inguruko naturari erreparauta argi ikusi daiteke materian be JaungoikoMaitasuna dagoana.

rial”? ¿Es coherente seguir considerando “únicamente material” algo que diverge esencialmente de lo que habitualmente se llama “materia”? En su forma más coloquial podríamos decir que materia es la substancia de la que están hechas todas las cosas, los medible, está formado por partículas que no lo son y que difícilmente pueden entenderse como “substancias”. Es decir: los componentes últimos de la realidad no son propiamente “partículas” u objetos pequeñitos, sino ondas que interactúan entre ellas creando eso que llamamos objetos, cosas, materia. Dios, fuente de Novedad El Misterio de la materia es el de un dinamismo muy profundo que produce en nosotros la sensación de estar ante un objeto que está “quieto” y en reposo cuando, en realidad, es un hervidero de ondas e intercambios de energía. ¿Cómo no ver, en ese aspecto dinámico y abierto que tieesas otras relaciones dinámicas y abiertas que llamamos “espiritualidad”? El mismo Dios es Amor, es decir, relación, donación, comunión, dinamismo inagotable, fuente de Novedad. Dios no es un objeto, es perespirituales. A Unamuno, sus alumnos le acusaban de que no era “objetivo” cuando corregía los exámenes. Y él les respondía objetivo, porque soy un sujeto”. Nos hemos acostumbrado a ver la materia y la naturaleza como objetos o cosas que podemos poseer, dominar, controlar,

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Dios, por tanto es un acto personal de donación y de Amor. La creación de la materia tiene también este sello inconfundible del Amor o de la Comunicación de Dios. La naturaleza, si es Creación de un Dios Amor, será también Revelación de ese Dios. Dios se comunica a través de la Sagrada Escritura de una forma especial, pero también se comunica a través del otro gran libro revelado: la naturaleza creada. Decía Francisco de Asís en su “Cántico de las Creaturas” que “el Hermano Sol….lleva por los cielos noticias de su autor”. Es realmente difícil observar la Belleza de la naturaleza, o estudiar su Armonía de precisión matemática, y no percibir la huella de la Trascendencia. Es muy difícil comprender lo milagroso del equilibrio natural y no percibir el carácter “espiritual” de la materia. Todo cuanto nos rodea en la naturaleza es motivo de contemplación y de acción de gracias. Quizá esta sea la prueba más contundente de que, también en la materia, late y se comunica un Dios-Amor. Ojalá que esta percepción nos haga más humildes y respetuosos en el trato de la Creación y nos comprometa con el cuidado de “nuestra Casa Común”, como el papa Francisco llama a la Tierra• Miguel Ramón Viguri, profesor de la Universidad de Deusto y del Instituto


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ZIENTZIA ETA FEDEA

Oye ama, aita… ¿y si todo surge por azar?

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in embargo, ha ocurrido numerosas veces, que sucesos aparentemente azarosos, escondían una causa muy concreta. De hecho el término “azar” lo reservamos para aquellos fenómenos cuya causalidad no podemos estudiar, por nuestras limitaciones intelectuales, o por la limitación en los aparatos de medida… Pero eso no sig-

la palabra “azar”, en el mismo sentido en que el hombre prehistórico empleaba la palabra “dios” para explicar el relámpago en una tormenta. Bien pudiera hablarse del “azar tapa-agujeros”. Imaginemos que vamos por el monte dando un paseo y, de pronto, encontramos en medio de una campa un círculo más o menos tosco formado por piedras: ¿pensamos que han sido dispuestas así por azar? No: en su torpe circularidad encontramos una pauta inteligente: alguien las ha colocado así. Y, sin embargo, ante la contemplación de las órbitas planetarias, que son tan perfectas que puede calcularse un eclipse de sol con cientos de años de anticipación, ¿decimos que es “por azar”, y ya no necesitamos de más explicación? Otro ejemplo, extraído de la biología: Las abejas construyen las celdillas de sus panales con una forma hexagonal perfecta. ¿Cómo es posible que un ser

no-inteligente desarrolle un comportamiento altamente inteligente? ¿Casualidad? ¿Azar? Entonces, ¿cómo podemos describir fenómenos naturales mediante las matemáticas, que es el lenguaje más racional que existe? ¿También azar? ¿No es esta postura “dema-

dirá “es por azar” y ya está. A lo sumo dirá: “No sabemos la causa y necesitamos seguir estudiando”. El memorial de Pascal Lo más importante es que nos quedemos con el hecho de que discurrir sobre claro, pero no podrá invocar su estatuto -

cutibles. Además, y para acabar, incluso en el campo del azar (en los “juegos de azar”, que han sido diseñados por nosotros precisamente para producir unos resultados que no se puedan prever de antemano) existen leyes: las de la probabilidad. Si el azar fuera un fenómeno puramente aleatorio, no podrían darse dichas leyes, ni recibir un tratamiento matemático estricto. Como anécdota, quien realizó la primera formulación de la ley de probabilidades, dando lugar a la estadística, fue el gran matemático fundamente creyente. Pascal plasmó su fe en un impresionante documento, el de Dios y que llevaba siempre cosido al forro de su chaqueta. Hay que tomar conciencia de que se puede ser creyente e intelectualmente honesto. Se puede ser creyente y culturalmente preparado. Se puede ser credirse los complejos y plantar cara a esa especie de “pensamiento único”, jaleado desde los medios de comunicación, según el cual lo único válido racionalmente es la ciencia, que acabará por hacer innecesaria la religión. Eso no es de recibo•

Universidad de Deusto y del Instituto Diocesano de Teología y Pastoral (IDTP)

Memorial de Pascal «Año de gracia de 1654, lunes, 23 de noviembre […]; Desde alrededor de las diez y media de la noche hasta aproximadamente la una de la madrugada, fuego. El Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob, no el dios de los sabios y

excepto de Dios. […]

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tus palabras”. Amen.»

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ZIENTZIA ETA FEDEA

Oye ama, aita, la Iglesia, ¿es enemiga de la ciencia? La mejor manera de demostrar que la Iglesia no es una institución enemiga de la ciencia, es contar la historia de unos cuantos clérigos (sacerdotes, obispos y papas) que compaginaron su condición ministerial

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ecomendamos los excelentes trabajos de dos estudiosos de la ciencia que son Francesc Nicolau Pons1 y José Mª Riaza Morales S.J.2, cuyos datos usamos aquí de manera muy resumida y “con brocha muy gorda” por limitaciones de espacio 1.- Boecio. Romano de familia consular. Fue el matemático más importante que produjo la antigua Roma. Tradujo al latín los Elementos de Euclides y escribió libros de texto de aritmética, geometría, astronomía y música. 2.- Los primeros monjes europeos, salvadores de las ciencias. Toda la actividad intelectual encontró cobijo en los monasterios benedictinos, que en gran parte se convirtieron en los maestros de la nueva estructura social y cultural que iba surgiendo. 3.- Dando un enorme salto pasamos por alto la conocidísima labor de la Escuela de Traductores de Toledo; así como la fundación de las escuelas catedralicias y las universidades. 4.- Los franciscanos de la escuela de Oxford. Se puede considerar como el fundador de la ciencia moderna experimental a Roberto Grosseteste. Su más destacado discípulo fue Roger Bacon. 1 F. N. Pous, “Iglesia y ciencia a lo largo de la historia”. Barcelona, 2002. 2 J. M. Riaza Morales, “La Iglesia en la historia de la ciencia”. Madrid, 1999.

Fue precursor de Galileo y Newton (y estamos en el siglo XIII). 5.- Los dominicos de la Universidad de París en el siglo XIII. Alberto Magno fue indiscutiblemente el astro más brillante de las ciencias de este siglo. Siendo Profesor de la Universidad de París tuvo como alumno a Tomás de Aquino. Fue el mayor naturalista de toda la Edad media. Escribió brillantes tratados sobre astronomía, meteorología, zoología, botánica, medicina, agricultura… Por eso no es de extrañar que se le diera el nombre “Doctor Universalis”. Su tratado De Animalibus comprende 26 libros y es una descripción completa de la fauna europea. 6.- Los jesuitas y la ciencia. Volvemos a dar otro salto: pasando por alto la enseñanza de las ciencias en los colegios jesuíticos de los siglos XVI y XVII (así como del Colegio Romano, que acabó siendo Universidad); y pasando por encima de nombres que ocupan un lugar de honor en la matemática y la astronomía, como el P. Christophorus Clavius, vamos a

Como decían los escolásticos: contra facta non valent argumenta. A la vista de la cantidad de clérigos que dedicaron su vida a la ciencia, no es justo decir que existe oposición necesaria entre fe y ciencia; ni que la institución eclesiástica de las ciencias. Más bien al revés: la Iglesia ha promovido y promueve la ciencia.

centrarnos en la Escuela Especial de Matemáticas Superiores. Era el año 1617. En ella un profesor dejó huella: Gregory Saint-Vincent. Era veinte años más joven que Galileo. Su obra contiene novedades importantes: la primera formulación del do de los indivisibles” del también jesuita Bonaventura Cavalieri). No podemos pasar por alto a Girolamo Saccheri. Dio pie a la primera formulación geométrica no euclidiana y desarrolló lo que ahora se llama geometría elíptica. 7.- El fundador de la genética es el agustino Johann Mendel. Sus investigaciones sobre reproducción de las plantas se inician en 1856. Durante ocho años él solo, llevó a cabo el cultivo, la polinizamás de doce mil plantas. Así formuló las leyes básicas de la genética. 8.- El creador de la teoría del Big Bang. Es una teoría ya del domino público, la del origen del cosmos debido a una “gran explosión” (Big Bang, en inglés). Quien la formuló, y le dio consistencia matemática, fue un sacerdote belga llamado Georges Édouard Lemaître. Tras estudiar astronomía en Cambridge y en el Massachussets Institute of Technology (MIT), ocupó la cátedra de astrofísica de la Universidad de Lovaina • Miguel Ramón Viguri, profesor de la Universidad de Deusto y del Instituto Diocesano de Teología y Pastoral (IDTP)

Como rúbrica de ello tenemos la multitud de universidades y de observatorios astronómicos eclesiásticos que hay repartidos por todo el mundo (comenzando por el prestigioso Observatorio Vaticano); así como la fundación de la Ponmente la promoción de la ciencia y el diálogo de ésta con la

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