Lo que Babel no se llevó Nº14 - Creencias

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ISSN 2347-0399

N 14

CREENCIAS Gratis con El Argentino de Gualeguaychú.

SUPLEMENTO BIMESTRAL - DOMINGO 6 DE JULIO DE 2014


2 | BABEL Nº14 Editorial

HISTORIA MÍNIMA SOBRE LA CERTEZA

O EQUIP Dirección editorial: Mercedes Krause Producción editorial: Sofía Petronio Comité Editorial:

“P

ienso, luego existo”, planteó Descartes en el siglo XVII y así sentó las bases de lo que iba a ser el hombre moderno. Consciente, autocentrado y, sobre todo, racional. La experiencia de sí como primera certeza a partir de la cual conocer el mundo. Hasta entonces, la humanidad estaba llena de dudas. ¿Cómo examinar la verdad de ciertas creencias? ¿Cómo evitar que el pensamiento mágico mezclara pensamientos con la realidad? ¿Cómo darle más o menos validez a las plegarias a la luna, al sol o al Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo? El pensamiento científico se fue desarrollando y con él los métodos de conocimiento válido y racional. ¿Pero el opio de los pueblos quedó realmente atrás? En pleno Mundial de Fútbol podemos decir rotundamente que no. Cábalas, maderas y zoo-oráculos nos devuelven a la Antigüedad y nos recuerdan que las creencias son una parte considerable de nuestra experiencia cotidiana. Pasen y vean, el desfile de preguntas que aún quedan sin contestar.

Ángeles Barcia Prensa y difusión

Juan Martín Krause Diseño gráfico

Lucía Miranda Ilustraciones

Matías Ayerza

Redacción y corrección

Impresiones #1

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Domingo

.4

Un giro de 180º

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A dónde va el Alma

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x Lucía Miranda

x Diego Ayuste

x Sofía Petronio

x Chica Lunar

Impresiones #2 x Lautaro Capristo

Nuestra tapa:

Tanto para explicar en la Antigüedad fenómenos que luego resolvió la ciencia, como para darle un sentido a la vida y la muerte, las creencias surgen como respuesta funcional a una misma pregunta: la naturaleza del ser. ¿Quiénes somos? ¿Qué hacemos acá? ¿Qué hay antes y después de esto? Meñique: Templo de Wat Chaiwatthanaram, Tailandia - Budismo Anular: Gran Sinagoga de Pilsen, República Checa - Judaísmo Medio: Mezquita Sheikh Zayed, Emiratos Árabes Unidos. - Islam Índice: Catedral de Santa María de Burgos, España - Iglesia Católica Pulgar: Catedral de San Basilio, Moscú. - Iglesia Ortodoxa Rusa

Colaboran en este número:

CONTENIDO

ENTREVISTA A VALERIA EDELSZTEIN

Mitos y Verdades de la medicina casera

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. 8-9

x Mercedes Krause

La Información

. 10

Cine y porción de muzza

. 11

EL REY DEL QUESO

. 12

x Pedro Spinelli

x Alejandro Turano

El Amor es burgués, lo sé...

Alejandro Turano Chica Lunar Diego Ayuste Juan Nadalino Lautaro Capristo Marcelo Vertua Paio Pedro Mancini Pedro Spinelli

Lo que Babel no se llevó Suplemento cultural bimestral. Año 3, Número 14. Domingo 06 de Julio de 2014. Gratis con el diario El Argentino. babel@diarioelargentino.com.ar www.facebook.com/babelnosellevo

Diario El Argentino s.r.l. 9 De Julio 45, [CP: 2820] Gualeguaychú, Provincia de Entre Ríos. Argentina. Tel: (3446) 42-6164 http://www.diarioelargentino.com.ar/

x Marcelo Vertua

Creencias... con Humor

. 13

Popurrí

. 14

x Pedro Mancini / Juan Nadalino / Paio

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IMPRESIONES #1 x Lucía Miranda


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DOMINGO x Diego Ayuste

Q

ué extraño, porque yo claudicaba ante una nueva caída, con la esperanza de alguna vez animarme, pero su aparición me desencajó. Fue un domingo. Mi tía me había pedido, llorando, que hablara con él. Acepté, sólo porque ella era una de las pocas personas que yo respetaba, y lo esperé en una esquina. Mi tía me dijo que lo encontraría allí. Nos reconocimos de entrada, como si el tiempo no hubiera pasado, aunque tardamos en hablarnos. Incluso creo que él dio un paso atrás. Primera impresión: parecía más gordo, y usaba corbata. Segunda: llevaba una Biblia en las manos. ¿Qué hacés por acá? No respondí. Antes pité, me acuerdo; de un auto medio destartalado salía un humo que me hizo tirar el cigarrillo. ¿Cómo estás? Mi primo no respondió. Sólo guardó la Biblia en un bolsillo del saco y miró a sus costados. El auto arrancó. Te mandó mi vieja, ¿no? Después de la muerte de Juana, nos veíamos poco y hablábamos menos cuando nos veíamos. Así y todo, nos entendíamos. Sabíamos lo que el otro estaba pensando. Quizás por eso, empezamos a caminar en silencio. Dos o tres cuadras caminamos. Casi no había sol. Ni gente en la calle. Creo. "Los domingos hago mi recorrida. Podés acompañarme si querés". <<<<<<<<<<<<<<: Tocamos en varios edificios. Mi primo los elegía al azar. En la mayoría, no le contestaron. Pero él no se desesperó. Ni siquiera llegó a inmutarse cuando lo insultaron. Recuerdo que en un momento, se ajustó la corbata. Curioso: mi primo siempre usaba remeras. Unas bien largas y anchas, que hoy por hoy le quedarían a la perfección. La noche que Juana murió, tenía puesta una, toda negra y agujereada. Imposible olvidarlo. Imposible. Por eso, yo podía comprender que hubiese buscado un refugio prometedor. Lo que no me entraba en la cabeza era que las promesas lo hubieran convencido. "A veces me acompaña un tipo. Raúl se llama. Es viudo y tiene cinco hijos…" "A

Juana le gustaban las familias numerosas, ¿te acordás?" Pensé en hablar y discutir el tema; también en golpear su cabeza contra la reja del local que teníamos al lado, pero me contuve. Únicamente por mi tía, y porque me di cuenta de que sólo nos quedaba un edificio. Sólo uno, y podría seguir con mi vida como yo quisiera. O pudiera. Sin embargo, en el último intento, contestaron de un séptimo piso. Hubo un silencio. Y él sacó la Biblia, antes de subir, antes de pedirme sin hablar, que lo esperara. <<<<<<<<<<<<<<<<<<< Tardó tanto (cuatro o cinco cigarrillos) en bajar, que estuve a punto de irme. Y lo hice, de hecho, pero volví. Ya dije que mi tía era de las pocas personas que yo respetaba. También lo era mi primo en una época. No ahora, que se creía la única víctima, por encima de Juana incluso. Sin embargo, algo pasó en ese departamento, porque al regresar estaba diferente. Ni bien apareció, tuve esa sensación. Creo. Hasta supongo que algo nuevo se podía leer en su cara. Como si ésta no expresara la misma convicción. Aunque ya no sé, qué es lo que recuerdo y qué lo que reconstruyo mentalmente. Quizás lo mejor sea referirse a los hechos y así evitar las confusiones. Mi primo salió, no me dijo nada y suspiró; luego, se desajustó la corbata y nos fuimos cada uno por su lado. A los pocos pasos, me di vuelta y lo vi alejarse. Después, miré el balcón. Me pareció ver dos macetas y un vestido con flores, muy parecido a uno que usaba Juana. Sólo parecido, aclaro, para no agregar más confusión. No más a la que tengo hoy, que es domingo, que ya pasó una semana del encuentro con mi primo, y todavía sigo pensando en claudicar. Y en que algún día, probablemente, me anime. Algún día. No hoy. Creo. Porque esta mañana me puse una camisa y salí a caminar. Y al pasar por el mismo edificio, prendí un cigarrillo y me quedé mirando el balcón. Un buen rato me quedé. Hasta que en un momento, creo que sin pensarlo, me ajusté la corbata.


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UN GIRO DE 180° x Sofía Petronio

C

uando lo vimos por primera vez vestido con el alba junto al sacerdote no lo podíamos creer. Se escuchaban murmullos como “y a este qué le picó, está jodiendo, no le va a durar ni un mes todo esto”. Hoy, Catriel Venditti, “Cacha” para sus conocidos, tiene tan sólo 27 años, es Profesor de Filosofía y ya va por su quinto año en el Seminario. Cacha era todo un arrabalero. Disfrutaba de sus amigos, los viernes y sábados se emborrachaba, iba a bailar, era un picaflor con las chicas. En fin, era como cualquier otro adolescente. Desde que tomó la confirmación hasta sus veinte años, estuvo alejado de la Iglesia, sólo lo unían a ella su colegio religioso y una chica que le gustaba por la cual iba al grupo de Jóvenes de la Catedral. Nadie imaginaba este destino para él. El famoso llamado para Cacha no fue una luz cegadora, ni una voz fuerte en la noche. Fue un proceso interno y largo de discernimiento. El primer contacto con su vocación actual se dio en un extraño viaje con su papá, cuando terminó quinto año de la secundaria. Solos en el auto, el papá, entre mate y mate, le preguntó: “¿nunca pensaste en ser sacerdote?” Cacha lo miró y le contestó “ni a palos” entre risas, y lo dejó pasar. Se fue a estudiar Ingeniería a Buenos Aires. Hasta los veinte llevó una vida licenciosa, tóxica. Era un desastre. Sin embargo, le iba bien en la facultad, tenía grandes amigos, vivía tranquilo con sus hermanas, hasta tenía una novia. Aparentemente, un tipo normal que se vendía alegre. Pero sus excesos lograron que su cuerpo colapsara, hasta ser internado con su hígado destruido. En ese momento se vio miserable. Sin dudas algo lo perturbaba, sentía un vacío que lo llevaba a tomar, a fumar, a drogarse, y sintió que su vida no tenía rumbo. Hacía ya tres años que su amigo Tomás le insistía con ir a un retiro llamado ReUniR (Retiro Universitario Reevangelizador), que dura tres días y propone el reencuentro con uno mismo, con el otro y finalmente con Dios. Cada uno lo logra a su manera, ya que hay quienes están más permeables que otros. Cacha fue para darle el gusto a su amigo, “sin pelotudear”, por respeto al otro.

Era domingo al mediodía y Cacha todavía no se había encontrado con nadie, ni con él, ni con el otro, ni con Dios. Su conclusión era “bueno, por lo menos no me escabié, no gasté plata al pedo, fue un fin de semana distinto”. Como por un arrebato, se sentó con un sacerdote que lo invitó a confesarse. Al principio le costó soltarse con esta persona tan distinta a él, pero lo fue logrando y sacó lo más grueso y lo que más le pesaba. Habló sin prejuicios. En un momento, se olvidó completamente del sacerdote y sintió que Dios estaba ahí. Mientras contaba todas sus miserias, algo le decía en su interior que Dios lo volvía a elegir. Esa fuerza interna, esa conexión, lo hizo sentir especial y acompañado. Sentir a Dios en esa confesión fue lo que realmente transformó su vida. Estaba soltando una mochila muy pesada y cuando terminó, con los ojos de vidrio y tragando para no llorar, pudo entender que la vida que él llevaba no era lo que él quería de sí mismo, ni lo que Dios quería para él.

Esa fuerza interna, esa conexión, lo hizo sentir especial y acompañado. Sentir a Dios en esa confesión fue lo que realmente transformó su vida. Cambiar sus hábitos fue un trabajo duro, luchaba día a día para no caer en los vicios, era como estar rehabilitándose de varias adicciones. Luego del retiro, siguió yendo a la Pastoral Universitaria y se unió a un grupo llamado “Manos en acción” que lo ayudó a mantener los pies en la tierra y ocupado en otras cosas. Trabajaban en villas, con niños, inculcaban los valores cristianos para generar “"líderes positivos” dentro de la comunidad. Mientras tanto, Cacha empezó a dirigirse espiritualmente con el mismo sacerdote que lo había confesado en el retiro, Gustavo Antico. Compartían charlas, encuentros, reflexionaban sobre lo que Cacha vivía día a día. Gustavo era como un psicólogo pero con una mirada de fe.

Con el tiempo, Cacha comenzó a sentir que Dios le pedía más. Pasaba mucho tiempo en las villas acompañando a las familias y cada vez le costaba más volver a su casa, prefería estar ahí. Le llevó casi un año hacerse la pregunta “¿qué más quiere Dios de mí, si ya le doy todo lo que puedo?”. Simplemente poner esa pregunta en su interior le dio la respuesta“te di todo, quiero todo”. La vocación sacerdotal se había plantado en él. Hoy nos cuenta que para su familia, sus amigos y su novia fue difícil entender su decisión, pero ese tiempo que le llevó darse cuenta fue también preparando a todos para la noticia. Sus seres queridos lo apoyaron y lo siguen haciendo. Si bien al principio les costó, ven que él sigue siendo el mismo. El atolondrado, mal hablado, buen compañero y divertido sigue estando ahí y eso los deja tranquilos. El seminario es muy estricto, con sus horarios y sacrificios: la oración, el celibato, la obediencia, la pobreza, dejar de sacarse la pelusa del ombligo y dar su vida por los demás. Cacha tiene sus días... períodos en plenitud con Dios, pero también días en que se levanta con la zurda, en que las dudas avanzan y le dan ganas de patear el tablero. Pero una y otra vez vuelve a decir que sí, es parte de su felicidad. “Ojalá todos se acercaran a preguntar lo que no les cierra de la Iglesia, porque yo tuve la posibilidad de preguntar y recibir respuestas que me dejaron tranquilo. Además, creo que la figura de Francisco está cambiando de a poco la visión de la Iglesia. Es muy bueno para mí formarme bajo su perfil porque marca un estilo cercano a la gente, de mente abierta, con un corazón grande, entregado y humilde. La vida del sacerdote no es una vida fuera de lo común. Es una vida de entrega, como la de cualquiera que se entrega a su marido, a su mujer, a sus hijos o a su profesión. Nosotros la entregamos a Dios. Hacemos esto por fe y con amor”, dice Cacha tomando mate y siempre con una sonrisa en la cara.


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A dónde va el alma x Chica Lunar

E

l alma tarda tres días en salir de un cuerpo muerto. Ese es el tiempo que demora en grabarse toda una vida en la cápsula del alma. Durante las primeras 72 horas después de la muerte, el alma se va desprendiendo de todas sus conexiones energéticas y materiales con el cuerpo físico. El sistema nervioso va dejando de funcionar y el cuerpo material va perdiendo la sensibilidad progresivamente, hasta pudrirse. Muchos no creen. O no se preguntan a dónde va el alma. Algunos piensan en el cielo. O en un negro aplastante. Están las almas que por un tiempo se quedan en este plano. Una vez con mis amigas jugamos al juego de la copa en el campo y vi a un hombre. Tenía 11 años. A esa edad acompañaba a mi tía abuela Lina a hacerse rayos a un hospital de Concepción del Uruguay. Nos despertábamos muy temprano y nos buscaba una combi cuando todavía era de noche. Me sentaba contra la ventana y veía el sol asomarse por detrás de las vacas. No entendía muy bien lo que le hacían a Lina. Me imaginaba rayos verdes en su cuerpo. Me quedaba en la sala de espera y ella siempre antes de entrar me miraba. Por la ventana del hospital se veía un jardín enorme como el de mi colegio. La copa de los árboles parecían

brócolis. La sala de espera de un hospital es una bomba de tiempo. Una mezcla adrenalínica de miedo y esperanza. Lina necesitaba a alguien que la acompañara y le transmitiera paz, y yo tenía energía suficiente como para cuidar de una anciana con cáncer. Podía llevar a Lina del brazo hasta la combi como un padre lleva a su hija hasta el altar.

A veces siento que hay algo de esa fe y religiosidad que me viene por herencia. Esa necesidad de contactar lo divino es el legado de las mujeres de mi familia. En mi casa tengo un altar con velas, cristales que limpio a diario, cartas de Tarot, un péndulo y libros viejos que eran de mi familia. De ahí sube la energía del hogar. Y de la música que sólo apago para ir a dormir.

...hay algo de esa fe y religiosidad que me viene por herencia. Esa necesidad de contactar lo divino es el legado de las mujeres de mi familia.

En la música me encuentro con Dios.

Lina y mis abuelas eran muy creyentes. Rezaban todas las noches, tenían rosarios, estatuas de santos y estampitas en sus casas. Los domingos, mi abuela tana amasaba ñoquis religiosamente para mí. Corría el mantel de hule con flores celestes y llenaba la mesa de la cocina de harina. Desde ahí escuchábamos la misa que salía del televisor del living. La abuela cortaba las tiras de masa en cuadraditos y repetía: amén.

Creo que es verdad que Dios está en todas partes. Me mandaron a un colegio de monjas y en una clase de catequesis la maestra me retó delante de todos. Estaba leyendo algo de la Biblia y yo miraba por la ventana el jardín enorme con árboles de mi colegio. Interrumpió la lectura para decirme que no estaba escuchando. Elsa se llamaba. Elsa estaba leyendo algo sobre dónde encontrar a Dios. Siempre estás distraída mirando para cualquier lado, dijo y algunos chicos se rieron. -Decime Alma ¿estás buscando a Dios entre los árboles?


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IMPRESIONES #2 x Lautaro Capristo


ENTREVISTA A VALERIA EDELSZTEIN

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s e d a d r e v Mitos y a r e s a c a n i c i d e m a l e d x Mercedes Krause

Valeria Edelsztein es Doctora en Química por la Universidad de Buenos Aires e investigadora del CONICET. En 2011 publicó su primer libro, Los remedios de la abuela, en la colección Ciencia que ladra de Siglo Veintiuno Editores: libros para leer en el subte o en el bondi, libros que nos hacen olvidar que tratan temas científicos porque cuentan, y nos permiten entender, cosas que nos pasan todos los días.

E

delsztein estudió la síntesis de organogelantes y sondas fluorescentes, pero su pasión no es sólo el laboratorio sino también la divulgación científica. “Ciencia que ladra... no muerde” es el lema de esta colección de divulgación que está escrita por científicos y dirigida por Diego Golombek. Desde su perspectiva, la ciencia transcurre cotidianamente delante de nuestros ojos y nos la perderíamos de no ser por la divulgación de conocimientos e investigaciones. En el prólogo de Los remedios de la abuela, Golombek afirma: “la fuente más autorizada a opinar sobre la salud propia y la ajena son, sin duda, las abuelas”. Y sí… ¿quién no se encontró alguna vez frente a su abuela recetándole tratamientos tan milenarios como poco convencionales? Que el clavo de olor para el dolor de muelas, que el jugo de remolacha para la presión, la zanahoria para la vista y el anillo de oro para los orzuelos. Estas recetas muchas veces son eficientes en sus resultados, y muchas otras son puro mito.

Cualquiera sea el caso, poco se conoce sobre su origen y fundamentos, simplemente se siguen al pie de la letra confiando en su resultado. Así, Los remedios de la abuela responde cómo y por qué surgieron estas creencias y, en el camino, se pregunta cuánto de mito y de realidad hay en estos consejos.

LAS APARIENCIAS ENGAÑAN Una práctica popularmente difundida contra el “empacho” es “tirar el cuerito”… ¿mito o realidad? Se trata de un ritual cargado de folclore, pero parece que hace efecto. El empacho (palabra que médicamente no existe) no es otra cosa que una fuerte indigestión (o gastritis o dispepsia o… ¡hay tantos nombres y tantas condiciones posibles!) y tirar el cuerito vendría a ser un masaje muy fuerte de espalda que estimula centros nerviosos que ayudan a relajar el estómago y mejorar los movimientos digestivos. Cam-

biando un poco las palabras, los fenómenos son los mismos y la efectividad, parece comprobada. Por el contrario, uno de los mayores fiascos es el jugo de naranja para evitar los resfríos. El premio Nobel de Química (1954), Linus Pauling, dedicó muchos años de trabajo a promocionar los supuestos beneficios de la Vitamina C, concluyendo que un gramo por día podía reducir hasta un 45% las posibilidades de contraer gripe. Sin embargo, la ciencia es un saber falible. Según Edelsztein, estudios posteriores demostraron que un exceso de Vitamina C no mejora ni previene significativamente los resfríos. Además, como la Vitamina C no es acumulable, el cuerpo asimila la cantidad que le hace falta y luego elimina el resto por orina. Así, si bien es cierto que la naranja contiene Vitamina C -necesaria para nuestras defensas- de ninguna manera por empezar a tomar jugo desde enero vamos a pasar el invierno sin enfermarnos.


6 JULIO 2014 | 9 -VE: Sí, en realidad es todo parte de la misma historia. En la Antigüedad, las mujeres eran especialistas en la fabricación de una enormidad de productos para la casa y muchas convirtieron sus cocinas en laboratorios caseros. Eran experimentadoras y creadoras sin saberlo. En general, estas “cosas de mujeres” no cruzaban el umbral de la puerta, sino que eran guardadas celosamente y transmitidas de generación en generación como “secretos de familia”. Los remedios… rescata este conocimiento folclórico. Algunas otras recetas pudieron cruzar la puerta y ser mostradas al mundo. Así que Científicas… habla de estas otras mujeres. -Babel: Ambos libros se publicaron en la Colección Ciencia que ladra... ¿cómo surgió esta vocación de divulgadora además de investigadora? -VE: Yo no fui de esas personas que saben desde chicas lo que quieren ser. Pertenezco a la especie que despertó su vocación en la adolescencia. Fui a un colegio secundario técnico y en tercer año nos daban la posibilidad de elegir una especialización. En mi caso fue química, gracias a una profesora que logró que me resultara fascinante. Y de ahí en más siempre estuve relacionada con el mundo científico haciendo primero la Licenciatura en Ciencias Químicas, luego el Doctorado en Química Orgánica, un posdoctorado y ahora como Investigadora de CONICET.

-Lo que Babel no se llevó: ¿Los remedios caseros pueden en algunas ocasiones reemplazar a las prescripciones médicas? -Valeria Edelsztein: Personalmente, no tengo relación alguna con la industria farmacológica más que haber estudiado los procesos que cuento en el libro. Pero los remedios caseros no pueden ni deben reemplazar a los medicamentos o tratamientos. Dilatar la consulta médica por usar un remedio casero puede provocar un diagnóstico tardío y complicar bastante el estado de salud del paciente. A su vez, por más simple e inofensivo que parezca un remedio casero, siempre es importante consultar con el médico antes de usarlo. Claramente una naranja para el resfrío no supone mayor peligro para la salud, pero usar un remedio casero no deja de ser automedicarse y todo proceso de automedicación conlleva cierto peligro. Hay que asegurarse de que no implique posibles alergias, contraindicaciones, efectos secundarios o interacciones riesgosas con otra medicación. Pese a su título, Los remedios… no se centra en los remedios caseros sino en contar cómo llegan los fármacos desde la naturaleza -ya sea una planta o un bicho marino- o el laboratorio, hasta el botiquín de nuestra casa. ¿Qué cambios se producen en el camino? ¿Cómo se “construyen” estos fármacos? ¿En dónde se probaron? Todo esto con el objetivo de mostrar lo interesante que es este proceso de farmacología. La idea es que todos podamos aprender un poco más sobre el proceso. Por más que una noticia anuncie la

cura de alguna enfermedad, es importante no crear falsas expectativas. ¿En qué parte del proceso estamos? ¿Se probó en ratones, en animales más grandes, o en humanos? ¿O sólo se hicieron los ensayos preliminares? Recorriendo este camino empezaron a surgir los famosos remedios de la abuela. Pensemos que la primera farmacia fue la naturaleza. Ya los egipcios, los chinos, los griegos conocían muchos trucos y recetas para tratar enfermedades. Desde esa época, de boca en boca, los remedios fueron sobreviviendo al tiempo y llegaron hasta algunas abuelas de hoy. La idea del capítulo de remedios caseros es mostrar ese patrimonio cultural, conocer sus orígenes y tratar de entenderlo un poco más desde la ciencia.

En la Antigüedad, las mujeres eran especialistas en la fabricación de una enormidad de productos para la casa y muchas convirtieron sus cocinas en laboratorios caseros. -Babel: ¿Encontrás un paralelo entre los conocimientos ancestrales que repasás en tu primer libro, Los remedios de la abuela, y los de Científicas. Cocinan, limpian y ganan el premio Nobel (y nadie se entera)? ¿Hay algo de experimental y/o clandestino en ambos casos?

Sin embargo, en algún momento durante el Doctorado noté que había algo que no terminaba de satisfacerme. No sabía qué era hasta que, después de mucho darle vueltas al asunto, me di cuenta que tenía ganas de contar ciencia, de entusiasmar como me había entusiasmado a mí esa profesora en el secundario. Y por eso puse mucha energía en dedicarme a la divulgación y enseñanza de la ciencia. Así, le escribí a Diego Golombek, el director de CQL y reconocidísimo divulgador. Me encontré con una persona sumamente generosa y expectante a distintas propuestas. Él me abrió la puerta a un mundo fascinante y de ahí en más, me dediqué a recorrerlo. En este momento estoy dedicada de lleno a la divulgación y soy integrante de un proyecto nuevo que se denomina Plataforma País Ciencia cofinanciado por el CONICET, el Ministerio de Educación y la Universidad Nacional de Rosario, entre otros. -Babel: También formás parte de Científicos Industria Argentina… -VE: Sí, ser parte de CIA es una de las cosas más lindas que me ha dado esta profesión. Es un grupo de trabajo increíble, siempre dispuesto a probar nuevas ideas. Realmente el programa y Adrián [Paenza] son un pilar de la divulgación científica en Argentina. Lleva más de once años en televisión abierta y le auguro muchísimos más.


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LA INFORMACIÓN x Pedro Spinelli

“Yo te entrego a cada momento el mundo nuevo y sin estrenar” Emerson

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Soy una información curda que cayó en mis manos y pronto me contuvo por ser tan impertinente, tan merodeador, y ahora todo ello depende de mí, es la realidad de mis horas. Hoy que ya va durando tres meses la preocupación y esta presión del secreto me hicieron consumar el sueño más infame de los hombres: los relojes ya no se mueven. Acá estoy con la información, nada ni nadie me impone moverme y darla, hacer con ella algo más que pasarla de dedo en dedo y a veces por el cuello, aplastarla entre mi frente y la mesa. Llegué, digamos, a depender de mí, y, parece, nada haré. Ya quisiera yo cansarme de ella y de esta hora tan larga cada vez más estúpida y la misma siempre cada vez más honda. Bastó el deseo. Ahora, preso de este momento plano, me mantengo cautivo en esta información tan pesada y dentada al sílex o de espinas. Sobra el tiempo, sobra como sobran un león en una oficina o dientes en el helado. Sobra para dictar un plan feroz y salirme de esta hora, ensayar mi mejor media verónica y volver a ser el hombre que caminaba en el tiempo. Seré quizás, un hombre hecho en otro momento, de osamenta pétrea y no desmayada; de carne y no de data. Quizá establezca imanes o me miren y me busquen; por ahora me contentaría atravesando mi condición de dromedario e ir a tientas, cargado de tropiezos. Lo que hay. Es decir “Vosotros, yo, idiotas de la mañana, ¿supieron ya que mirar siempre al cielo no es vivir? Medir es una palabra y nada más. ¿Qué quisieran ´medir´? No existe medir". Ayer hubo entrevista: -Quisiera ser padre del tiempo. -¿De tus tiempos? -Del tiempo de mis tiempos.

-No es posible. -Bien. Seré su hijo; no se dormirán por mis gritos, mi risa o llanto; mis ojos serán dos hienas, la mención de mi nombre enderezará la conducta de los niños, tocarme formará cicatriz, aunque ternura mi voz, me recibirán ebrio o inútil y alegre ensimismado. Y olerán alternativamente mis jazmines o mi pescadería, hasta que el tiempo sea mi hermano. -Eso es nunca. -Sea.

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Soy el hambre de un aguilucho planeando en la costa azul y ocre, representante más deseo de comer brotes de plantas carnívoras y gusanos que el de café y jugo de guayaba de los desayunos retrasados por el aplomo de los colchones. Planeo por arriba y por abajo del aguilucho, me ubico en su vista y en su pico y los agudizo pero siento en su centro hueco. Tengo vida breve en los casos mejores y mayores y muero a diario, cosa cierta.

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Soy un dromedario barbudo al borde de la avenida de tierra en el pueblo de los sauces del verano de espirales y sidra con hielo fabricado en vasos manchados como tigres de bengalas de año nuevo y como frutas de una fuente que está seca pero riegan los chubascos que refrescan a los otros y a nosotros que esperamos y reímos pero las desgracias y bailamos con los sones del parlante de madera oscura laqueada que parece es la piel del último tigre de china, vuelve el tigre con el primero vuelve el último mientras esperamos, jamelgamente hablando, la época sincera de las segundas escuelas itinerantes de esgrima

puntano, los séptimos coloquios otoñales en nigromancia y los últimos carnavales de pomos de rubí y aires comprimidos de chocolate cobertura, donde alguien estuvo alguien participó. Recibo pasto y agua solamente en reyes con alpargatas en la chimenea o el vano de las puertas, de los niños miradas de sorpresa y algún puñetazo y tirones de las faldas de las madres de todos los hombres, algunos de ellos, oí a un viajante de comercio, en otro lugar y desde hace mucho suben sobre nosotros y nos andan con la excusa de nuestra poca sed y nuestras dos jorobas barbudas como una silla con tapete color mostaza, tenemos trabajo de verdad.

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Soy el inventor de los ensueños en los altos del invierno y las noches del estío. Trabajo en mi galpón de nubes sobre un nuevo fondo de los alimentos. Una cebolla, por caso: a medida que sea ingerida se irá incorporando una historia, un libro, una leyenda. Uno termina de comer la cebolla y ha leído una novela de Dostoievski; una moneda de chocolate, un cuento de Isidoro Blaisten. Un racimo de uvas, la Batracomiomaquia; un choripán, El Entenado de Saer; un tomate, Drácula; un caldo de gallina, El Otoño del Patriarca; un mango, Capitanes de la Arena; cerezas, Dice que no sabe de Pizarnik; pan con manteca, La importancia de llamarse Ernesto; tallarines con aceite y queso, Like a Rolling Stone; piñones, Sueño de una noche de verano o alguna comedia de Aristófanes, no me resuelvo todavía. Cualquier banquete, por frugal que sea, importará amor manchado, resumen, con sus adelgazamientos, de la historia de la literatura. Apostaría que es igual más allá de Greenwich, aunque la niebla me impida verlo y al empirismo le piquen las orejas. la información por cátulo anselmini


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C I N E

Y P O RC I Ó N D E M UZ Z A TODO LO QUE USTED SIEMPRE QUISO SABER SOBRE EL CINE PERO NO SE ATREVIÓ A COMER, POR EL RUIDO. x Alejandro Turano

E

l póster de una película lo encontramos caminando por Av. Cabildo y Roosevelt en la cartelera del cine City General Paz, en Belgrano, y lo vemos haciendo fuerza para no caerse pegado con cinta Scotch en la vidriera del video club, en la parada del bondi, en los excesivos banners de la web del diario Clarín.

Sin embargo, ¿qué pasa con el siguiente film? Tapa blanca pero nadie ríe. Todos de negro. ¿Pasa algo trágico? Aquí el fondo blanco construye la idea de conflictos y enredos de familia.

Y entonces, aún antes de mirar la película, creemos saber de qué se trata. Hagamos la prueba con las siguientes:

1. Las locaciones debían ser reales. No podía armarse ni decorarse un “set” con los objetos necesarios para la historia. 2. El sonido no podía ser mezclado a posteriori, por separado de las imágenes (la música no podía agregarse, sólo podía ser grabada en el mismo lugar de la acción). 3. Se filmaba con la cámara en mano. 4. La película debía ser a color. La luz especial o artificial no estaba permitida (si la luz no alcanzaba para rodar una determinada escena, ésta debía ser eliminada). 5. Se prohibían los efectos ópticos y los filtros. 6. La película no podía contener una acción de desarrollo superficial (por ejemplo, no podían mostrarse armas y crímenes en la historia). 7. Se prohibía la alienación temporal o espacial. Esto es, la acción que se mostrara en la película debía transcurrir aquí y ahora, y no otro tiempo y lugar del mundo. 8. No se aceptaban películas de género. 9. El formato de la película debía ser de 35mm. 10. El director no debía aparecer en los títulos. Acatando estas reglas, se trataba de priorizar, de decidir qué recursos hacer estrella. En La Celebración fue la dirección de actores, los personajes y la historia, y el relato dominado por la cámara en mano que da una sensación de subjetiva presencia en el espacio en el que transcurre la acción. Además, nos conecta con los videos familiares caseros, los planos son largos en duración y esto incrementa la sensación de veracidad. En términos de color, encuadre y montaje, se potencia el verosímil, al escapar de la imagen perfecta que nos presenta Hollywood.

Comedia romántica (o comedia a secas en el caso del pastel americano). De tapa blanca. Dos flacos y una rubia en el caso de la tercera y la cuarta portada, pero siempre alguien sonríe mientras otro pone cara de bolas tristes. Con tipografías rojas, púrpura o magenta que nos cuentan de ¿amor correspondido? ¿sexo concretado? ¿sábana nueva? Construcciones simbólicas que segmentan e indican el target, el mismo público al que quieren seducir una y otra vez.

La Celebración surge de una nueva forma de pensar el cine, una nueva creencia frente al cine hollywoodense. Pero no fue la primera. Ya en 1948, El ladrón de bicicletas marcó el súmmum del neorrealismo italiano donde se planteaba quebrar la estructura del final feliz generador de placer. Los italianos proponían un relato fiel a los acontecimientos de la vida cotidiana, tal y como suceden. Esta creencia devino dogma en 1995, siendo La celebración la primera película (Dogma #1) que cumplía con cada uno de los puntos del llamado “voto de castidad”. Éste último fue creado por los daneses Lars von Trier y Thomas Vinterberg, quienes concibieron un cine de vanguardia apegado a una serie indisputable de reglas en pos de generar una imagen más real y en contra de la artificialidad de la fotografía elaborada, los efectos especiales y la postproducción en general.

Desde los italianos con su neorrealismo hasta los daneses con su dogma 95, el cine busca seducirnos, hacernos creer que lo que vemos ocurrió, que es tan real como la vida misma. Los italianos contaban historias que no tienen por qué cerrar en resoluciones concretas o finales felices, los daneses contaban tragedias de la vida cotidiana narradas en tiempo presente, pero con la atmósfera del ayer. Hoy se repite esta historia audiovisual en las publicidades filmadas con cámara en mano y una calidad de cámara hogareña que conlleva una sensación de realismo. Pero es entonces cuando debemos recordar el octavo voto de castidad: “no se aceptan películas de género”. Empecemos viendo La Celebración (1998) y después Los idiotas (1998) para terminar con el final del final, porque después de Melancolía (2011) ya no queda más nada.


EL REY DEL QUESO

CONVOCATORIA Si querés escribir para Babel mandanos tu texto por Facebook (babelnosellevo). Podés participar de esta sección o de nuestra sección on-line "Biplano". Recordá que debe tener relación con el tema del próximo número: “Culpa”.

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EL AMOR ES BURGUÉS, LO SÉ… x Marcelo Vertua

H

ubo un tiempo en que fui flaco, y me sentía hippie de verdad: no tenía cable ni tarjeta de crédito. La tele era un adorno de escasas pulgadas, y mi casa era una biblioteca que nunca terminaba de leer. Trabajaba media jornada, despreciaba las zapatillas de marca, no usaba reloj ni celular, andaba en bicicleta y sólo comía cuando tenía hambre… pero entonces conocí a Camila. Me besó, me miró a los ojos y me juró que llegaba para salvarme…

Cuando me faltaban dos materias para recibirme, luego de una fuerte discusión, para hacer las paces me escuché ofrecerle: “Como prefieras: si además del civil querés hacer Iglesia y Fiesta, no hay drama”… Esas palabras casi me llevaron a la quiebra. Fueron meses de estrés y ansiedad. En tiempo récord me recibí de mago con es-

Mis amigos, en lugar de auxiliarme, me arrastraron con sus propias biografías: ninguno se había tomado en serio lo de ser actor, músico o titiritero. No, en absoluto. Cuando conocí a Camila, todos ellos tenían CUIT, CBU y, sobre todo, “proyectos”. El que no era ejecutivo de cuenta de una multinacional, era director suplente de su empresa familiar, o publicista aspirante al Clío de Oro. A los pocos meses de empezar a salir, Cami se autoregaló (diciendo que era para mí) un microondas. Después, un reproductor de DVD. Otro día me dijo: “a tu ropero le falta onda”, y me llevó de “paseo” al Ídem Alcorta. Cuando salí, me miré y era Echarri. Nunca había imaginado que Cardón, Rever Pass y Hush Puppies pudieran hacer tanto por mí. “Un amor real es como dormir y estar despierto”, cantaba Charly, y mi sueño era tan tórtolo que no sentí el pellizco cuando Cami se instaló en casa con su ejército de Sarkanys. Recuerdo que unos días después, muy alegre me preguntó: “¿No querés trabajar en la empresa de un amigo de mi viejo?”. De repente, mi semana era un campo minado de horarios. Trabajaba todo el día, cursaba marketing de noche y era una máquina de ceder terreno. Los fines de semana dormía y estudiaba, pero era insuficiente. Había que ir al cine, después cenar y después responder la más inocente de las preguntas: “¿Y si en lugar de alquilar, compramos algo?”.

pecialización en finanzas, sólo para agasajar a doscientos zánganos, todos desesperados por comer, chupar y saltar con el carnaval carioca… Hoy, después de diez años, puedo darme el lujo de decir que con Cami estamos mejor que nunca. Ella me dio dos hermosos hijos que, gracias a sus compañeritos de cole-

gio, me arrastran a una vida social que detesto. Soy socio de un club de rugby (no sé las reglas del juego, pero me divierte verlo), estoy suscripto al Club del Vino (aunque sigo sin saber descorchar una botella), al Serviclub de YPF (vivo sumando puntos, pero todavía no pude llevarme ni un termo), y al Club La Nación (todavía no sé cómo abrir semejante diario). Uso pantalones Levi´s, y hace poco me dieron un préstamo bancario (fue casi automático, nada más tuve que probar que soy millonario), y con esa plata licité un cero kilómetro, al que le agregué vidrios polarizados y un GPS que se la pasa recalculando. Tengo Facebook, Twitter, Google, Hotmail, notebook, tablet, televisión satelital, Blackberry (perdón: “BB”), y WiFi, que funciona cuando no llueve, pero pago puntualmente todos los meses, a través del homebanking de Banco Galicia (cuyos avisos –todos comiquísimos– ofrecen descuentos y promociones inmejorables). Conozco gente que me considera, en cierta medida, exitoso. No lo sé. Sólo puedo decir que a veces, cada tanto, me parece que estoy un poco harto de trabajar y nunca tener tiempo, ni plata, ni paz. Sí, creo que estoy un poco podrido del AutoPlan, de la hipoteca, de los veranos en Cariló, del débito automático, de las camisas Polo, de la psicóloga, de los sms de Claro, de los whatsapp del laburo, del Sportclub, de las viandas de Cormillot, de los resúmenes de Visa y de las malditas “hot sale” de Garbarino, que me hicieron creer que para ver el Mundial necesitaba un smart tevé, y me lo vendieron en cómodas cuotas que, intuyo, van a terminar de pagar mis hijos… si es que alguna vez logran despertarse de la Playstation. Pero cuando los ataques de nostalgia me persiguen, la hago simple: me concentro en no confundir libertad con soledad y desorientación. Desde que conocí a Cami, tengo ancla y brújula. Como decía Luca Prodan: “a los dieciocho cualquiera es rebelde…”. O como digo yo: “Es fácil cagarse en todo, lo difícil es nadar en tu propia mierda”.


6 JULIO 2014 | 13

Chiflete x Juan Nadalino

Copitas x Paio

CREENCIAS... CON HUMOR

fb: ni単o antena

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14 | BABEL Nº14

CUANDO LA CIENCIA SE METE EN LA COCINA

Barro Calchaquí es un encuentro nacional de ceramistas que se lleva a cabo cada dos años en San Carlos, un pueblo ubicado en los Valles Calchaquíes, en la provincia de Salta. Este año se realizará del 14 al 19 de Julio. Como siempre, además de haber charlas, talleres, exposiciones y espectáculos, un grupo de 30 ceramistas trabajaran a la vista del público durante cada jornada y el viernes 18 se culminará con la quema de las piezas durante toda la noche en distintos hornos construidos comunitariamente. Todas las charlas, talleres y demás actividades son abiertas y gratuitas para toda la comunidad. Los interesados en participar trabajando como ceramistas pueden consultar las bases en www.barrocalchaqui.blogspot.com o www.facebook.com/barrocalchaqui/info

LOS PENSAMIENTOS CURAN

Si algo nos enseñó Breaking Bad es que cualquier cocina es un laboratorio. En El nuevo cocinero científico, los biólogos Diego Golombek y Pablo Schwarzbaum aprovechan la colección Ciencia que ladra... para meterse con la sabiduría popular culinaria. Pasando revista desde la espinaca de Popeye hasta la carne roja, el libro se presenta como un menú científico-culinario “para equivocarse menos, divertirse a lo grande y deleitar a sus invitados”. ¡Manos a la lectura!

LA APLICACIÓN DEL PAPA El Pontificium Consilium de Communicationibus Socialibus (Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales) del Vaticano lanzó al mercado el 23 de enero de 2013 una aplicación gratuita para dispositivos móviles llamada The Pope App desde la cual se puede acceder a imágenes, material de lectura y noticias, así como ver el Vaticano en vivo por medio de webcams distribuidas por la Plaza de San Pedro y programar alertas que notifiquen el comienzo de eventos pontificios. El 13 de marzo del mismo año, día de la elección de Francisco como nuevo papa, la aplicación se convirtió en la Nº1 en descargas en Estados Unidos, cuando más de 30.000 usuarios la instalaron en sus dispositivos. Además, podés acceder a los mensajes del Papa en sus cuentas de Twitter @Pontifex en inglés y @Pontifex_es en castellano.

CREER Y CREAR: JOSEPH BEUYS El tema de nuestro próximo número es “Culpa”. Te invitamos a que nos mandes tus comentarios, sugerencias, expectativas a nuestro e-mail: babel@diarioelargentino.com.ar o a nuestro facebook: www. facebook.com/babelnosellevo. Seguinos en Twitter: www.twitter.com/loquebabel Seguinos en Facebook: www.facebook.com/babelnosellevo Si me terminaste de leer por favor ¡no me tires! ¡No me aplastes en esa enorme pila de diarios! Regalame a un amigo o pariente o simplemente dejame sobre la mesa del bar para que mi ciclo de vida continúe en las manos de mi próximo lector. ¡Él y yo te lo agradecemos!

El artista alemán Joseph Beuys (1921-1986) es una de las figuras emblemáticas para la comprensión del arte contemporáneo. Desde un enfoque decididamente conceptual y ciertamente político, sus obras abarcaron preocupaciones que van desde el cuestionamiento de la educación oficial hasta la defensa del medioambiente. Sin embargo, su marca más profunda radica en su concepción del arte como un proceso interdisciplinario y participativo a través del cual el pensamiento, el discurso y la acción se convierten en los elementos para llevar a cabo la creación y la revolución social. El objetivo de las obras de Beuys consistía, básicamente, en provocar una revolución en la mente, generar impulsos para la reflexión. Beuys creía fervientemente en la capacidad transformadora del arte, por lo

que afirmaba "todo hombre es un artista" y, por ende, toda acción humana -mientras fuera consciente- es, a su vez, una obra de arte. El hombre se convierte así en un "escultor social" capaz de crear y transformar las estructuras de la sociedad. Algunas de sus obras y registros de sus acciones -entre las que se encuentra Cómo explicar obras de arte a una liebre muerta- pudieron verse entre los meses de marzo y junio del presente en la muestra Joseph Beuys: Obras 1955-1985 exhibida en Fundación PROA. Después de haber visitado las ciudades de Río de Janeiro y Brasilia, la exposición se encuentra actualmente camino al museo MAMAN en la ciudad de Recife, Brasil.

El Dr. Lipton es un biólogo celular norteamericano, conocido por proponer la idea de que los genes y el ADN pueden modificarse mentalmente, por las creencias de la persona: “nos han hecho creer que el cuerpo es una máquina bioquímica controlada por genes sobre los que no podemos ejercer ninguna autoridad, eso implica que somos víctimas de una situación. No los elegimos, los recibimos al nacer. Ellos programan lo que sucederá”. El autor de los libros La biología de la creencia y La biología de la transformación cuenta que agarró tres grupos de células, las puso en tres placas de Petri diferentes y les cambió las condiciones y los componentes del medio ambiente: “en una de las placas se formó hueso, en otra músculo y en otra, células liposas. ¿Qué fue lo que controló el destino de cada una de ellas, si eran genéticamente idénticas? Eso demuestra que los genes no lo controlan todo. Es el ambiente, el ser humano el que controla, dependiendo de cómo lee el ambiente, de cómo su mente lo percibe. Estamos en un punto de la historia en que hemos de elegir ser soberanos o permanecer dependientes. No estamos limitados por nuestros genes sino por nuestra percepción y nuestras creencias”.


6 JULIO 2014 | 15

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Dr. Carlos Alberto Petronio M.P. 6137 Médico Especialista en Cardiología Ex-Residente Fundación Favaloro-Güemes Ex-Presidente del Distrito Uruguay de la Sociedad Argentina de Cardiologia (SAC) Médico Recertificado en Cardiología S.A.C. Bolivar 720 - PREMED - 03446 432598

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