Hoja Agraria Trenzando Diversidad nº 01

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Hoja Agraria

Nº 1 Mayo de 2011

Primavera

En la página web del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino se encuentra disponible la colección completa en formato digital de las “Hojas divulgadoras”: (http://www.mapa.es/es/ministerio/

trenzando diversidad Proyecto Piloto de la Red Rural Nacional

en las Sierras de Béjar y Francia (Salamanca) y Valle Ambroz (Cáceres) Asociación Salmantina de Agricultura de Montaña (ASAM). 37671 San Esteban de la Sierra. Salamanca. Tfno. 923.43.53.00. www.asamdiversidad.es info.trenzandodiversidad@gmail.com

Este proyecto piloto ha sido financiado por el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino y por el FEADER

FEADER

INDICE: Introducción a la agricultura ecológica Una granja sostenible en la Sierra de Francia El Tomate Es tiempo de guardar los prados

Redacción y maquetación: Juan Antonio del Rey

pags/biblioteca/hojas/consulta.asp).

Introducción a la Agricultura Ecológica (1)

Como allí dice, “las hojas divulgadoras nacieron en el año 1907 de la necesidad de hacer llegar a los agricultores de forma sencilla y práctica la información sobre las tecnologías que debían aplicar a sus cultivos y a la cría y cuidado de sus ganados. Y tal fue el acierto de su creación, que ha sido un método de transferencia tecnológica, en su faceta de divulgación del conocimiento, que ya perdura más de un siglo después de su nacimiento… En esta valiosa colección, podremos encontrar respuestas muy válidas incluso para nuestras necesidades más actuales relacionadas con los diferentes cultivos, cría de ganado…”.

La agricultura ecológica se basa en la obtención de alimentos y materias primas de calidad, respetando el medio ambiente y conservando y mejorando la fertilidad de la tierra, mediante la utilización óptima de los recursos locales, potenciando las culturas rurales, los valores éticos del desarrollo social y la calidad de vida. (Sociedad Española de Agricultura Ecológica, SEAE 2005).

Salvando la distancias, pero inspirados en ellas, comenzamos esta pequeña publicación que denominamos “Hoja agraria” y en la que pretendemos recoger desde aquellos viejos conocimientos tradicionales que se transmitían oralmente, a nuevas técnicas de cultivo ecológico que pueden ser útiles en un contexto de economía sostenible en la comarca, tanto desde el punto de vista agrícola como ganadero.

Esta agricultura no dista mucho de la tradicional, donde los agricultores utilizaban todos los recursos que disponían a su alrededor, cerrando todos los ciclos, hasta que llegó la época de la revolución verde, justo después de la II guerra mundial. En ese momento, salieron al mercado las variedades híbridas, supuestamente más productivas que las variedades tradicionales, pero con el problemática de estar menos adaptadas al medio, por lo que asociado a éstas, se crearon numerosos abonos químicos de síntesis y plaguicidas para protegerlas de las plagas y enfermedades.

Dada nuestra escasez de medios no podemos abordar, al menos ahora, nada más que un número por cada estación, pero esperamos que sea útil aunque sólo sea por recoger conocimientos y prácticas atesoradas en una sabiduría y memoria popular que se va perdiendo.

Grandes empresas vieron la oportunidad perfecta para transformar sus excedentes de la guerra, en insumos para la agricultura, donde la pólvora se transformó en abonos nitrogenados o el gas mostaza en potentes insecticidas.

Ha querido que la casualidad que este primer número coincida con la primavera, justo cuando renace la vida en la tierra. Esperemos que esta nueva labor dé buenos frutos.

Julián Pérez Mamolar

A través de fuertes campañas consiguieron, que los agricultores abandonaran sus prácticas tradicionales, como la de guardar sus propias semillas, ya que las variedades híbridas no conservan sus caracteres genéticos para la siguiente generación. A su vez, se vieron obligados a depender de insumos externos como son las semillas, los fertilizantes y los pesticidas. (continuará en el próximo número)

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En estos tiempos, donde empezamos a ser conscientes de que el petróleo escasea y las tendencias de autosuficiencia vuelven a salir a flote y a no considerarse como un atraso, sino como una posibilidad para sobrevivir en esta sociedad dirigida por un mercado que ha hecho sufrir mucho a los agricultores, sorprende encontrar una granja en la sierra que no se dejó sucumbir por la agricultura industrial basada en el monocultivo y la incorporación de gran cantidad de insumos y gastos.

Una granja sostenible en la Sierra de Francia Salomé Casado

En La Alberca, Tito y Trini mantienen una espectacular finca a base de cerrar ciclos conjugando la agricultura y la ganadería, y aunque no se encuentra en su máximo esplendor, por sus cerca de 80 años, son muchos y variados los productos que de ella consiguen. En la finca de Tito y Trini, donde todo tiene un sentido, se asocia producción vegetal con producción ganadera para que ambas producciones se retroalimenten y den estabilidad a la granja. Tito gestiona una pradera permanente entre la diversidad de frutales que impide que se erosione el suelo y que año tras año va fijando nutrientes en el suelo. Para el control de la hierba eligió un rebaño de ovejas churras, que a su vez se comen la fruta de destrío y las ricas castañas pequeñas. De esta forma consigue en la propia finca estiércol con lo que abonar también sus frutales, y su pequeño huerto de autoconsumo en el que también es “guardián” de un gran número de variedades tradicionales. Aunque en los últimos años las fuerzas escasean, es imposible no percibir la armonía que allí existe, que, por otra parte, algunos pequeños serranos nombraron al conocerla como “el paraíso”..

Una vista parcial de la finca

Tito y Trini, conservadores de biodiversidad y conocimiento en La Alberca, enseñándonos a hacer un velorto para atar el heno

En un amplio sentido la finca es autosuficiente y así ha sido durante mucho tiempo. El agua que corre por su finca aún es pura. Hasta hace poco, la única energía que utilizaban era la leña, y es contagioso el cariño que le tienen a esta forma de calentarse. Como no están obsesionados por acabar con las “malas hierbas”, conoce muy bien las plantas que crecen en su finca y prefiere, por ejemplo, utilizar juncos para atar los tomates o los injertos, o hacer velortos con los que atar los haces de heno, ya que valora mucho que sean materiales que se descomponen y no dejan residuos. Tenemos mucho que aprender de ellos, y ellos están dispuestos a trasmitirlo, ya que su amabilidad y acogida es también asombrosa. Sí, la unión de Tito con la tierra le ha hecho conocer, por ejemplo, en qué sentido se enroscan las judías de “tarma”, o cuánto abono requieren, cómo hay que plantar las tomateras “para que les de el sol a mediodía, al saliente y al poniente”, o qué injerto le va bien a cada clase de frutal, y bien comprende cuándo los alcornoques “están asfixiados” y hay que quitarles el corcho, o cómo regar las hortalizas de verano para que no “se echen a templar por la noche si se riegan por la tarde”, ya que en La Alberca aún hace fresco a principios de verano y se “engorrían las patatas”. Realmente es muy enriquecedor pasar una tarde o algo más compartiendo la sabiduría de un agricultor observador y capaz de adaptarse a los cultivos y la naturaleza, en lugar de intentar hacer la agricultura aséptica y así intentar dirigir todos los procesos de manera artificial.

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El tomate Julián Pérez Mamolar El tomate procede de América Latina de donde fue traído a Europa en el año 1540, adaptándose muy bien al clima mediterráneo. El tomate se cultivaba ya 700 años a. C. en México. Esta hortaliza es una de las reinas de nuestra huerta. Es inmenso el número de variedades de tomate que se pueden llegar a encontrar. Podemos cultivar tomates para guardar o colgar en invierno, para salsas, para ensalada, pequeños, grandes, de colores (rojos, verdes, amarillos, naranjas, negros, blancos, etc.), dulces, precoces, de mata baja o mata alta, etc. Los primeros tomates en cultivarse en Europa eran de color amarillo y se utilizaban para jardinería. No fue hasta el s. XVIII cuando empezó a enriquecer los platos con su exquisito sabor y aroma.

Es inmenso el número de variedades de tomate que se pueden llegar a encontrar

Tomate de San Esteban En las variedades de mata alta, según vaya creciendo iremos quitando los brotes laterales, dejando el brote principal y sus racimos florales, a la par que vamos atándolas al tutor (entutorado). Al final del verano o principios de otoño podemos cortar el eje principal para conseguir que maduren los últimos tomates, ya que si no, siguen dando flores y, por nuestro clima, nunca fructificarían.

El mildiu tiene mala curación , pero se puede aplicar suero de leche diluido en agua Las tomateras son muy sensibles a hongos como el mildiu, que aparece con exceso de lluvia o humedad. Un tratamiento preventivo es el extracto de cola de caballo. Una vez aparecida la enfermedad veremos manchas grises en las hojas, y aunque tiene mala curación, podemos aplicar suero de leche diluido en agua (1l./20l.).

Las tomateras son plantas muy rústicas que necesitan gran cantidad de materia orgánica, por ello es importante ponerlas en suelos francos, sueltos, ricos en humus y bien abonados. Es importante, no repetir su cultivo durante años sucesivos en el mismo lugar, hay que intentar hacer rotaciones con otras verduras menos exigentes como las lechugas, cebollas, judías, guisantes, ajos, etc. Les gusta el agua, pero siempre hay que regarlas por el suelo, ya que al mojar las hojas aumentaremos las posibilidades de aparición de enfermedades fúngicas, como el mildiu. La siembra se realiza en febrero/marzo en sitios protegidos y se trasplantan cuando hayan desarrollado 4 hojas verdaderas o tengan unos 15 cm. Les encantan el calor y el sol, así que hay que tener cuidado con el frío. Tras el trasplante es necesario un riego abundante para asegurar el enraizamiento. Le viene bien cultivarse cerca de las liliáceas (ajo, cebolla, puerro) y umbelíferas (zanahoria, perejil, apio).

Otra temida plaga es la araña roja, un pequeño ácaro que vive en grupo en el envés de las hojas de las que se alimenta. Producen una tela blanquecida y aparecen manchas sobre las hojas que se van secando hasta llegar a matar a la planta.Dado que a esta araña le encanta la sequedad, podremos prevenir la esta plaga regando copiosamente y acolchando el suelo. Para combatirla podemos tratar con insecticidas naturales como el purín de ortiga, el nim o el pelitre o aplicando azufre a nuestras tomateras cuando veamos los primeros síntomas, pero ojo, si tienes problemas con los hongos, no es necesario que lo trates con sulfato de cobre, evitando así este metal tan tóxico para nuestros suelos. .Otras plagas que atacan al tomate, son el Heliothis sp. y la Tuta sp., insectos perforadores del fruto. La primera causa pequeños daños en los frutos, se puede combatir con la aplicación de la bacteria, Bacillus thuringiensis. La segunda no está presente en nuestra zona pero sí en otras regiones como Levante o las islas, causa grandes daños en la producción, así que tendremos que andar con cuidado.

Tomate bombilla amarillo

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Tiempo de guardar los prados para la siega

Ganaderia Hoja Agraria

trenzando diversidad

Antonio García Díaz

“Abril y mayo, las llaves de todo el año” Refrán castellano

Cuando se barrunta la primavera, el ganado comienza a agarrarse a la hierba que va despertando. Ya no está tan pendiente de cuando viene su amo a echarle la pastura o el heno. En las últimas semanas, el ganadero va mermando la comida que trae al ganado, no porque no quiera gastar, si no porque los pajares y las “tenás” están medio vacías y hay que condurar lo poco que queda. Si el tiempo acompaña, ni el ganadero trae ni el ganado quiere. Después del largo invierno y de comer “pan duro”, el ganado se lanza con ansiedad a la nueva hierba fresca.

Prados guardados: durante la primavera se guarda de que el ganado no entre en los prados para que la hierba crezca y fructifique. En junio se siega y se transforma en heno, un alimento que perdurará hasta el invierno.

El cambio de ciclo estacional trae consigo un cambio de ciclo en la estrategia del ganadero. Ésta dependerá de cual es el modelo de gestión que tiene en función de su territorio, su propiedad, etc. Sea cual sea, es un momento de cambio. Las nuevas actuaciones no están orientadas a que el ganado coma, ya que puede comer en cualquier lugar. Ahora, en este momento de abundancia, todo gira alrededor de realizar las tácticas más eficaces para asegurarse las provisiones para el invierno. En el mes de marzo se cierran los praos para guardarlos para la siega en el mes de junio y asegurar el heno para el invierno. Ahora es el momento de aprovechar los pastos, los lugares altos con poco suelo. Estas hierbas y brotes tienen que ser comidas en este momento porque dentro de un mes se secarán y perderán su valor nutritivo así como el interés del ganado.

D O S S O L U C I O N E S PA R A U N M I S M O PROBLEMA El factor más determinante siempre es el que es más escaso. En el verano lo más importante es el agua. En el invierno el abrigo y la comida. En primavera se multiplica la capacidad de la carga ganadera que puede sustentar un territorio, pero solamente es en primavera. ¿Qué hacemos con el ganado en invierno, cuando esta capacidad se reduce a mínimos? Desde la perspectiva tradicional, se diseñaron dos líneas de soluciones:

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l El modelo sedentario. Segar la hierba excedentaria de la primavera y transformarla en heno para mantener el ganado en el invierno. También, por supuesto, la siembra de cereales y leguminosas. l El modelo trashumante. Aprovechamos la máxima capacidad de sustentación con una gran carga ganadera y después nos llevamos el ganado a otro territorio con ritmo climático diferente y complementario, como el valle y la montaña. Ese desplazamiento puede ser cercano o lejano: de Cáceres a la Sierra de Gredos, de los montes de León a la dehesa extremeña, etc.


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